Extinción masiva del Triásico-Jurásico

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Intensidad de la extinciones a lo largo de la historia de la vida. La extinción del Triásico está representada por «Final Tr».

La Extinción masiva del Triásico-Jurásico fue una de las cinco extinciones masivas,[1][nota 1]​ que afectó profundamente la vida en la superficie y en los océanos de la Tierra. Desparecieron cerca del 20% de las familias biológicas marinas,[1]​ los arcosaurios no dinosaurios ni Crocodilomorfos (al menos, en parte), la mayoría de los terápsidos y los últimos grandes anfibios. La liberación de tantos nichos ecológicos permitió que los dinosaurios asumieran el papel dominante durante el período Jurásico subsiguiente.[3]

La hipótesis más plausible considera que el evento pudo producirse por erupciones volcánicas masivas en la Provincia magmática del Atlántico Central.[4]​ Se ha propuesto el impacto de asteroide como posible causa de la crisis, pero las evidencias que apuntan a ese escenario son débiles. Otras teorías apuntan a cambios climáticos, cambios en el nivel del mar y anoxia.[4]

Paleogeografía y paleoclimatología

Archivo:Blakey 200moll.jpg
Reconstrucción paleogeográfica de la Tierra durante la extinción masiva del Triásico-Jurásico, hace 200 millones de años.

El supercontinente Pangea, que se formó en el Pérmico hace 270 Ma,[5]​ y que a finales del Triásico se encontraba centrado en el ecuador, empezó a estirarse durante este período,[6]​ desplazándose lo que hoy es América del Norte hacía el norte.[7]​ A su vez, se empezó a formar la Provincia magmática del Atlántico Central, constituida por rocas máficas que formaban diques, láminas y traps.[8]​ El aumento en extensión del océano Neo-Tetis provocó el estrechamiento del océano Paleo-Tetis, y empezó a abrirse el océano Atlántico que daría lugar a los continentes Laurasia y Gondwana.[7]

En cuanto a la paleoclimatología, se estima que la diferencia latitudinal de temperaturas era inferior a la actual.[8]​ Es probable que emisión de gases como el SO2 y el CO2, producto del volcanismo asociado a la Provincia magmática del Atlántico Central, provocaran un efecto invernadero,[9]​ que a su vez descongelara el metano presente en el fondo de los océanos, lo que pudo producir un aumento aún mayor de las temperaturas.[10]​ Estas hipótesis son coherentes con la inexistencia de evidencias de la presencia de glaciares en el Triásico superior.[11]​ Las zonas interiores de Pangea estaban ocupadas por desiertos de gran extensión.[12]

Biota antes de la extinción

Fauna continental

Metoposaurus, un temnospóndilo, grupo que casi desapareció tras esta extinción.
Tronco fósil de una conífera del Triásico superior.

Distintos reptiles y anfibios poblaban el continente durante el Triásico. Los temnospóndilos, que habían sobrevivido a la Extinción masiva del Pérmico-Triásico, formaban parte de los ecosistemas acuáticos.[13]​ También se ha documentado la presencia de lisanfibios, aunque su registro en el Triásico es muy escaso.[14]​ En cuanto a los reptiles, los terápsidos sobrevivieron a la crisis del Pérmico,[15]​ y se han documentado más de 60 especies de estos reptiles durante el Triásico.[16]​ Aparecieron los primeros dinosaurios, que a finales del periodo ya poseían longitudes superiores a ocho metros,[17]​ los pterosaurios[18]​ y los cocodrilomorfos.[19]​ En el Triásico medio aparecieron los primeros mamíferos, que eran organismos de pequeño tamaño.[20][nota 2]

También se ha documentado la presencia de distintos artrópodos terrestres: arácnidos, diplópodos, quilópodos, caelíferos y coleópteros.[22]

Vegetación

Durante el Triásico predominaban las pteridofitas, las cícadas y las coníferas.[23]​ A pesar de la aridez los musgos sobrevivían en zonas cercanas a la costa.[22]​ El género Dicroidium fue muy abundante durante este periodo, sobre todo en las masas continentales situadas más al sur.[15]​ Si bien no se han encontrado restos fósiles de angiospermas de edad triásica, sí se han documentado pólenes del Triásico medio que podrían pertenecer a esta división.[24]

Organismos marinos

Los reptiles acuáticos predominantes eran los ictiosaurios, con morfologías más cercanas a las de los tetrápodos en el Triásico inferior.[22]​ Los plesiosaurios no aparecieron hasta el Triásico superior,[25]​ y su registro es menos abundante.[22]​ También poblaban los océanos los notosauroideos y los placodontos.[15]​ Los grupos de peces presentes en el periodo eran Ctenacanthoidea, Hybodontoidea, Neoselachii, Holocephali, Halecostomi, Semionotiformes, Pycnodontiformes, Halecomorphi, Teleostei, Actinistia, Dipnoi y otros taxones cuya clasificación no está clara.[26]​ Los conodontos sobrevivieron a la extinción masiva del Pérmico-Triásico y habitaron los océanos durante buena parte del Triásico.[27]

Ceratites nodosus, un ammonoideo del Triásico.

En cuanto a los invertebrados, en el Triásico aparecieron los primeros arrecifes de coral pertenecientes al orden Scleractinia, que vivían en simbiosis con algas.[15]​ También lo hacen los cocolitofóridos y los dinoflagelados.[28]​ Los braquiópodos estaban muy diversificados,[29]​ al igual que los equinodermos después de recuperarse de la crisis biótica del Pérmico.[30]​ El filo de invertebrados más exitoso de los océanos del Triásico fue Mollusca:[31]​ los gasterópodos más abundantes eran los pertenecientes a los grupos Amberleyacea, Trochiina, Loxonematoidea y Pleurotomariina.[32]​ Los bivalvos dominaron distintos ambientes de ese período,[33]​ con un aumento progresivo del número de géneros de esta clase (en el 2001 eran 57 los géneros documentados en el Induense y 171 en el Carniano).[34]​ Los ammonoideos tenían una distribución mundial y se encontraban muy diversificados, sobre todo los del orden Ceratitida.[35][36]

Notas

  1. Otras fuentes consideran que son seis las grandes extinciones, incluyendo la que se está produciendo en el Holoceno por acción de los humanos.[2]
  2. No existe un consenso sobre si la aparición de los primeros mamíferos se produjo en el Triásico o en el Jurásico, debido a que los restos encontrados son escasos y están mal conservados, lo que dificulta realizar una identificación taxonómica precisa.[21]

Referencias

  1. a b Biodiversidad Mexicana. «Extinciones masivas». Consultado el 3 de febrero de 2014. 
  2. Eldredge, N. «The Sixth Extinction». ActionBioscience.org (en inglés). Consultado el 9 de febrero de 2014. 
  3. (Ward, 2000, p. 114)
  4. a b Hautmann, M. (2012). Extinction: End-Triassic Mass Extinction. eLS: John Wiley & Sons, Ltd. pp. 1-10. doi:10.1002/9780470015902.a0001655.pub3. 
  5. Rafferty, J. P. (2013). «Pangea». Encyclopædia Britannica (en inglés). 
  6. Golonka, J. (2007). «Late Triassic and Early Jurassic palaeogeography of the world». Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (Elsevier) 244 (1-4): 297-307. ISSN 0031-0182. 
  7. a b Ruíz-Martínez, V. C.; Torsvik, T. H.; van Hinsbergen, D. J. J. y Gaina, C. (2012). «Earth at 200 Ma: Global palaeogeography refined from CAMP palaeomagnetic data». Earth and Planetary Science Letters (Elsevier). 331-332: 67-79. ISSN 0012-821X. 
  8. a b (Cirilli, 2010, p. 285)
  9. (Cirilli, 2010, p. 286)
  10. Hildebrandt, S. (2012). «Study casts doubt on popular mass extinction theory». ScienceNordic. 
  11. The Palaeobiology Research Group. «Climate». Universidad de Bristol (en inglés). Consultado el 6 de febrero de 2014. 
  12. Rojas Vilches, O. (2008). «Tiempo Geológico». Universidad de Concepción. Consultado el 3 de febrero de 2014. 
  13. Palaeos. «Temnospondyli» (en inglés). Consultado el 8 de febrero de 2014. 
  14. (Milner, 1994, p. 14)
  15. a b c d The Palaeobiology Research Group. «Ecology of the Triassic». Universidad de Bristol (en inglés). Consultado el 8 de febrero de 2014. 
  16. Abdala, F. y Ribeiro, A. M. (2010). «Distribution and diversity patterns of Triassic cynodonts (Therapsida, Cynodontia) in Gondwana». Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (Elsevier) 286 (3-4): 202-217. ISSN 0031-0182. 
  17. PBS. «Triassic Period (248-206 mya)» (en inglés). Consultado el 8 de febrero de 2014. 
  18. (Dalla Vecchia, 2003, p. 23)
  19. Smithsonian National Museum of Natural History. «The Triassic» (en inglés). Consultado el 8 de febrero de 2014. 
  20. Smithsonian National Museum of Natural History. «Origin of Mammals» (en inglés). Consultado el 9 de febrero de 2014. 
  21. Balukjian, B. (7 de agosto de 2013). «Two studies, two answers: When exactly did mammals emerge?». Los Angeles Times (en inglés). 
  22. a b c d Bagley, M. (2014). «Triassic Period Facts: Climate, Animals & Plants». livescience. 
  23. Pérez-López, A. «El Triásico o Trías». Universidad de Granada. Consultado el 18 de febrero de 2014. 
  24. Hochuli, P. A. y Feist-Burkhardt , S. (2013). «Angiosperm-like pollen and Afropollis from the Middle Triassic (Anisian) of the Germanic Basin (Northern Switzerland)». Frontiers in Plant Science. doi:10.3389/fpls.2013.00344. 
  25. O'Keefe, F. R. (2002). «The Evolution of Plesiosaur and Pliosaur Morphotypes in the Plesiosauria (Reptilia: Sauropterygia)». Paleobiology 28 (1): 101-112. ISSN 0094-8373. 
  26. (McCune y Schaeffer, 1988, p. 173)
  27. University College London. «Conodonts» (en inglés). Consultado el 24 de febrero de 2014. 
  28. (Payne y van de Schootbrugge, 2011, p. 166)
  29. Dagys, A. S. (1993). «Geographic differentiation of Triassic brachiopods». Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (Elsevier) 100 (1-2): 79-87. ISSN 0031-0182. 
  30. Twitchett, R. J. y Oji, T. (2005). «Early Triassic recovery of echinoderms». Comptes Rendus Palevol (Elsevier) 4 (6-7): 531-542. ISSN 1631-0683. 
  31. Oxford University Museum of Natural History. «The Triassic and Permian» (en inglés). Consultado el 24 de marzo de 2014. 
  32. Derwin, D. H. (1990). «Carboniferous-Triassic Gastropod Diversity Patterns and the Permo-Triassic mass extinction». Paleobiology 16 (2): 187-203. ISSN 0094-8373. 
  33. (McRoberts, 2010, p. 201)
  34. McRoberts, C. A. (2001). «Triassic bivalves and the initial marine Mesozoic revolution: A role for predators?». Geology 29 (4): 359-362. doi:10.1130/0091-7613(2001)​029<0359:TBATIM>​2.0.CO;2 |doi= incorrecto (ayuda). 
  35. Black Hills Institute of Geological Research. «Ammonoids» (en inglés). Consultado el 28 de octubre de 2014. 
  36. (Kennedy, 1977, p. 259)

Bibliografía