Domingo Santa María

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Domingo Santa María González

Domingo Santa María González


Presidente de la República de Chile
18 de septiembre de 1881-29 de agosto de 1886
Predecesor Aníbal Pinto Garmendia
Sucesor José Manuel Balmaceda Fernández

Ministro de Hacienda
1863-1864
Predecesor José Victorino Lastarria
Sucesor Alejandro Reyes Cotapos

Ministro de Relaciones Exteriores
1879-1879
Predecesor Miguel Luis Amunategui Aldunate
Sucesor Antonio Varas de la Barra

Ministro del Interior
1879-1880
Predecesor Miguel Luis Amunategui Aldunate
Sucesor Manuel Recabarren Rencoret

Presidente del Senado
1888-1889
Predecesor Antonio Varas de la Barra
Sucesor Adolfo Eastman

Información personal
Nombre en español Domingo Santa María Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 4 de agosto de 1825 Ver y modificar los datos en Wikidata
Santiago de Chile (Chile) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 18 de julio de 1889 Ver y modificar los datos en Wikidata (63 años)
Santiago de Chile (Chile) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Chilena
Familia
Cónyuge Emilia Márquez de la Plata Guzmán
Educación
Educado en Universidad de Chile
Información profesional
Ocupación Abogado
Partido político Partido Liberal
Firma

Domingo Santa María González (Santiago, 4 de agosto de 1825 - Santiago, 18 de julio de 1889) fue un abogado y político chileno, que ejerció como Presidente de Chile entre 1881 y 1886.

Biografía y carrera política

Hijo de Luis Santa María González y Ana Josefa González Morandé. Cursó sus estudios en el Instituto Nacional, donde posteriormente fue profesor, y en la Universidad de Chile, donde obtuvo su título de abogado en 1847.[1]

Hombre inteligente y resuelto, cuya trayectoria política se inició tempranamente a los 22 años.[2]


El 7 de junio de 1846 contrajo matrimonio con Emilia Márquez de la Plata Guzmán, con la que tuvo cinco hijos.[3]​ Se inició en la política ese mismo año al convertirse en secretario en la Sociedad del Orden.

En 1847, contando 23 años, fue nombrado intendente de Colchagua, donde también estrenó su habilidad para dar vuelta los resultados electorales, pero su excesiva intervención le costó el cargo de intendente, siendo destituido por Manuel Montt.[4]

Fuera de la intendencia, se convirtió en opositor de Manuel Montt Torres.[1]

En 1856 ingresó en la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas de la universidad, presentando una memoria histórica Sucesos ocurridos en Chile desde la caída de O'Higgins hasta la promulgación de la constitución de 1823.[3]

Participó en el movimiento revolucionario de 1851 contra el gobierno, pero sin comprometerse. Después del fracaso se autoexilió en Perú y su regreso abrió una oficina de abogados.[5]

El 8 de junio de 1858 asumió como diputado suplente en reemplazo de Vicente Zorrilla Sáinz de la Peña, quien no pudo acudir a juramentar el cargo.[3]

Luego en 1859, otra vez participó en un movimiento revolucionario. Esta vez fue proscrito a Magallanes y luego el destierro a Europa.[4][5]

En 1862 regresó desde Europa junto con Benjamín Vicuña Mackenna en virtud de la amnistía dictada por José Joaquín Pérez Mascayano, en cuya administración ocupó las carteras de Hacienda y Justicia, Culto e Instrucción Pública.[4]​ Al mismo tiempo, comenzó una breve carrera en el poder judicial, llegando a ministro de Corte de Apelaciones.[1]

Fue diputado entre 1868 y 1876, y en 1879 ocupó por vez primera un sillón en el Senado.[3]

Desde este puesto y junto a Benjamín Vicuña Mackenna inició ataques a la conducción de la guerra y la gestión de Rafael Sotomayor Baeza, siendo uno de sus principales enemigos en el gobierno. Su acción nefasta entorpeció los canales de comunicación entre el ejército y el gobierno, llegando a poner en peligro la estabilidad del gobierno y del devenir de la conducción del conflicto en curso.

Aníbal Pinto le ofreció participar en el gobierno, y el mismo año fue designado ministro de Relaciones Exteriores, de Interior y de Guerra y Marina por el presidente Aníbal Pinto Garmendia, donde entre otros actos bajo cortinas preparó adecuadamente su maquinaria electoral para ser elegido presidente. Siendo ministro de Relaciones Exteriores y a instancia de la personalidad débil del gobernante Aníbal Pinto, realizó gestiones por medio de su embajador José Manuel Balmaceda y consiguió la neutralidad de Argentina en el conflicto bélico con la Alianza Perú-boliviana a cambio de la cesión de los territorios chilenos de la Patagonia oriental, cesión que sería ratificada en el Tratado de 1881.

En las elecciones presidenciales de 1881 su candidatura estuvo en peligro por la candidatura de Manuel Baquedano, pero con la ayuda del ex ministro de defensa José Francisco Vergara Etchevers, logró imponerse en el país, a lo que se sumó la renuncia de la candidatura del general Baquedano. La intervención electoral fue denunciada por Carlos Walker Martínez.[6]

La elección se presentó entonces sin lucha, y Santa María fue elegido presidente con 225 votos de un total de 305 electores. Asumió a los 57 años de edad.

Redactor de "El Orden", publicación que servía para difundir las ideas de la Sociedad del Orden, organización liberal presidida por Ramón Errázuriz, así como colaborador del periódico El Museo y Revista de Santiago. Miembro histórico del Instituto Histórico y Geográfico de Brasil.[5]

Murió el 18 de julio de 1889 de un ataque al corazón.[1]

Presidencia

Su primer ministerio estuvo formado por:

Gestión gubernamental

Domingo Santa María.

La primera preocupación del ministerio y del presidente era terminar la Guerra del Pacífico, pues si bien se había ocupado Lima, la lucha en la sierra continuaba. Se logró después de la Batalla de Huamachuco hacer que Perú firmara el Tratado de Ancón, en donde se cede Tarapacá, y Arica y Tacna temporalmente, hasta que un plebiscito decidiera su destino. Se firmó también una tregua con Bolivia el 4 de abril de 1884, tregua redactada por la propia mano de Santa María. Con esta exitosa gestión internacional, terminaba la guerra.[1]

Cuando se acercaron las elecciones de diputados y un tercio de los senadores, el Ministro del Interior renunció. Este deseaba hacer valer su influencia para realizar una elección sin tantos excesos. Pero Santa María tenía como objetivo principal expulsar a todos los conservadores del parlamento, por lo que Vergara fue reemplazado por José Manuel Balmaceda.[cita requerida]

Los conservadores no presentaron lucha, excepto Carlos Walker Martínez, quien se presentó como candidato a diputado. Pero como ya se dijo el presidente no iba a dejar a ningún conservador, por lo que ordenó realizar todos los fraudes posibles para evitarlo. Se estimaba el número de sufragantes en 20.000 votos como máximo, pero resultaron 34.000. Fue necesario enmendar el error en el escrutinio electoral, donde se leyeron papeletas falsas sin que la oposición pudiera hacer nada, al haber 200 soldados de infantería y 300 garroteros “protegiendo” el lugar.[6]

En el resto del país no hubo lucha, pero algunos liberales descontentos con el gobierno lograron incluirse en las listas de este, además de los radicales, que después se pelearían con el presidente.

La lucha religiosa

Durante la presidencia de Pinto quedó vacante el arzobispado de Santiago. El presidente propuso al Vaticano la candidatura de Francisco de Paula Taforó para arzobispo, según el derecho de patronato que se creía heredero de los reyes de España. Los ultramontanos hicieron que Roma rechazara a Taforó, por lo que el arzobispado quedó vacante.[7]

Santa María intentó postular nuevamente a Taforó, pero seguía siendo resistido por el Vaticano, que para encontrar una solución, envió a un legado papal, Celestino del Frate. Santa María lo recibió de forma cortés, pero al ver que se resistía a aceptar a su candidato a arzobispo, le envió sus pasaportes de vuelta y lo despidió con una nota de lo más grosera. Ordenó al Ministro en Roma, Alberto Blest Gana, que cortara las relaciones con el Vaticano.[7]

No contento con esto, el presidente envió los proyectos de las llamadas leyes laicas: de cementerios laicos (promulgada en 1883), que eliminaba la reja que separaba a los católicos de los disidentes en los cementerios; la ley de matrimonio civil (1884), que establecía que los matrimonios debían ser registrados ante un registro civil, sin hacer necesariamente el rito católico; y el registro civil (1884), que remplazaba a las parroquias en el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones.[4][2]

En respuesta a la ley de cementerios laicos, la Iglesia prohibe a sacerdotes dar el pase para entierros en cementarios laicos. A su vez, Santa María prohibe enterrar en los templos, forzando en algunos casos esta situación.[7]​ Uno de estos casos ocurre el 2 de enero de 1884, cuando fallecía la anciana Dolores Egaña de Ríos, suegra del influyente José Clemente Fabres. En su lecho de muerte, Egaña le hizo prometerle a Fabres que la sepultaría en un cementerio católico, pero la noche del 4 un grupo de policías penetró por la fuerza a la casa familiar cuando el cadáver iba a ser conducido para su velatorio, y sacó el cadáver, sepultándolo en un cementerio laico contra la voluntad de la familia.[8]

En 1886, se llega a un acuerdo y Mariano Casanova es nombrado arzobispo de Santiago.

Nuevos fraudes electorales

Políticamente, los ánimos estaban muy caldeados. El presidente se había peleado con los radicales y liberales sueltos (llamados también luminarias o disidentes), y los conservadores le odiaban. Por eso la intervención electoral de 1885 fue mucho más difícil para el gobierno y violenta.[cita requerida]

Los conservadores se pusieron en pie de lucha para resistir los fraudes, y se enfrentaron a los garroteros contratados por el gobierno resultando trifulcas en que resultaron muertos y heridos. Los excesos del gobierno llegaron al extremo de robar las papeletas de votación, que estaban siendo trasladadas al registro.[cita requerida]

Últimos años de gobierno y candidatura de Balmaceda

José Manuel Balmaceda y Domingo Santa María (al centro), junto a distinguidos hombres públicos de la época.

Balmaceda renunció al ministerio debido a un telegrama caído en poder de los opositores, que le mostraba interviniendo en la selección de los candidatos. Además el ministro era el candidato del presidente para sucederlo, así que después de ganar una interpelación, renunció y su puesto fue ocupado por Ramón Barros Luco.

Barros Luco intentó realizar una suerte de convención entre todos los grupos políticos excepto los conservadores: los liberales de gobierno, liberales sueltos, radicales y luminarias. Al fracasar el consenso, renunció y la cartera fue encargada a José Ignacio Vergara. La oposición, que alcanzó varios puestos en el Congreso a pesar de la descarada intervención, aplicó como venganza a Santa María una de las armas más peligrosas que le facultaba la constitución de 1833, el entorpecimiento de la ley de contribuciones, sin el cual el Estado no podía funcionar.

Superado este evento con la ayuda de los nacionales, se proclamaron las candidaturas de Balmaceda por los liberales de gobierno y nacionales, y de José Francisco Vergara por los radicales y liberales disidentes. Durante el proceso, Vergara renunció a su candidatura, por lo que fue elegido José Manuel Balmaceda como presidente de Chile.

Después de terminar su período de gobierno, asumió como Presidente del Senado.[9]

Su auto definición

"Se ha dicho que soy sectario y que me guía un odio ciego a la Iglesia. No es cierto, soy bastante inteligente para saber distinguir entre los ridículos que la Iglesia ha creado para dominar las conciencias de los hombres por esa terrible palabra que llaman fe, y lo que es un pensamiento razonado y lógico de un hombre capaz de comprender que rige al mundo algo superior, y que la Iglesia embarulla para ejercer un dominio universal en nombre de Cristo (...) Y a pesar de tener estas ideas, aunque soy libre pensador en materias religiosas y creer en un Cristo humano y piadoso, la Iglesia no se ha separado del Estado, porque no ha querido y ha luchado por mantener la unión (...). Hoy por hoy, la separación de la Iglesia del Estado importaría una revolución. El país no está preparado para ello. Se me ha llamado autoritario. Entiendo el ejercicio del poder como una voluntad fuerte, directora, creadora del orden y de los deberes de la ciudadanía. Esta ciudadanía tiene mucho de inconsciente todavía y es necesario dirigirla a palos. Y esto que reconozco que en este asunto hemos avanzado más que cualquier país de América. Entregar las urnas al rotaje y a la canalla, a las pasiones insanas de los partidos, con el sufragio universal encima, es el suicidio del gobernante, y yo no me suicidaré por una quimera".
Domingo Santa María[10]

Ministros de Estado

Domingo Santa María junto a sus ministros.
Ministerio Nombre/Periodo
Interior José Francisco Vergara Echevers (1881-1882)
José Manuel Balmaceda (1882-1885)
Ramón Barros Luco (1885-1885)
José Ignacio Vergara (1885-1886)
Relaciones Exteriores José Manuel Balmaceda (1881-1882)
Luis Aldunate Carrera (1882-1884)
Aniceto Vergara Albano (1884-1885)
Aníbal Zañartu Zañartu (1885-1886)
Francisco Freire Caldera (1886)
Hacienda Luis Aldunate Carrera (1881-1882)
Pedro Lucio Cuadra (1882-1884)
Ramón Barros Luco (1884-1885)
Pedro Nolasco Gandarillas (1885)
Hermógenes Pérez de Arce Lopetegui (1885-1886)
Guerra y Marina Carlos Castellón Larenas (1881-1884)
Patricio Lynch (1884)
Carlos Antúnez (1884-1886)
Justicia, Culto e Instrucción Pública José Eugenio Vergara (1881-1883)
José Ignacio Vergara (1883-1885
Emilio Crisólogo Varas (1885-1886

Obra de Santa María

Gracias a las entradas producidas por el salitre, Santa María inició un vasto programa de obras públicas, abarcando principalmente el problema del ferrocarril, las cárceles, hospitales y las escuelas públicas (de 656 al inicio de su periodo a 910 al dejarlo). También realizó cambios en la administración, reformó las oficinas de tesoro y contabilidad, de la planta y dotación de aduanas, y la que organizaba la Casa de Moneda. Promulgó las leyes sobre formación de presupuestos y cuenta de inversión; la de garantías individuales y la de régimen interior, que cambió la administración de las municipalidades. También hizo una reforma electoral en 1884, por la cual se extendió el derecho a sufragio a todos los varones chilenos de 25 años de edad, que supieran leer y escribir, sin consideración de su renta. La edad se redujo a 21 en el caso de los casados.[4]

Se levantó la Escuela Naval, el malecón y la quinta sección de la Aduana de Valparaíso. Se instalaron nuevas Aduanas en siete puertos y muelles en diez. Con la extensión del ferrocarril, también se extendieron líneas de telégrafos. Durante su gobierno se instalaron las primeras líneas telefónicas[4]​ y él inauguró la línea entre Concepción y Santiago. También introdujo el alumbrado eléctrico.[1]

Durante su gobierno, la Araucanía fue definitivamente anexada mediante la Pacificación de la Araucanía al territorio chileno mediante la fuerza quienes eliminaron a los mapuches disidentes y se incorporó la Isla de Pascua.[9]​ También ratificó en los comienzos de su gobierno el Tratado de 1881 con Argentina cediéndole todo el territorio patagónico oriental.

Referencias

  1. a b c d e f Universidad de Chile. «Domingo Santa María (1881 - 1886)». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  2. a b «Domingo Santa María (1825-1889)». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  3. a b c d Memoria Chilena. «Cronología». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  4. a b c d e f Icarito (15 de julio de 2010). «Gobierno de Domingo Santa María». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  5. a b c Biblioteca del Congreso Nacional. «Reseña Biográfica Parlamentaria - Domingo Santa María González». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  6. a b Walker Martínez, Carlos (1889). Historia de la Administración Santa María Tomo I. Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  7. a b c Educarchile. «Las Leyes Laicas». Consultado el 4 de septiembre de 2014. 
  8. Fabres, José Clemente. «UN ESCANDALOSO ATENTADO A LA SOCIEDAD DE SANTIAGO». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 
  9. a b Educarchile. «Santa María González, Domingo (1825 – 1889)». Consultado el 4 de septiembre de 2014. 
  10. Memoria Chilena. «Domingo Santa María». Consultado el 3 de septiembre de 2014. 

Enlaces externos



Predecesor:
Aníbal Pinto Garmendia
Presidente de la República
18 de septiembre de 1881 - 29 de agosto de 1886
Sucesor:
José Manuel Balmaceda Fernández