Copa menstrual

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Copa menstrual, largo total 5 cm.
Tipo similar al diafragma, diámetro de 7,5 cm.

La copa menstrual es un recipiente que se inserta en la vagina durante la menstruación para depositar el flujo menstrual. A diferencia de los tampones, que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre; ésta queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se desecha el líquido.

Descripción

Existen tres tipos de copas menstruales disponibles en el mercado:

El tipo más común es una copa en forma de campana de goma (látex) o silicona o plástico quirúrgico. Es reutilizable y puede durar alrededor de 10 años con el mantenimiento adecuado.

Otro tipo de modelo menos común está realizado en polietileno y es de forma similar al diafragma. Por ser muy flexible y suave, el modelo desechable se puede utilizar durante las relaciones sexuales (aunque no es un anticonceptivo y no debe utilizarse con esa finalidad).

Historia

De acuerdo con la información del Museo de la Menstruación y de la Salud de la Mujer en los Estados Unidos, la copa menstrual se produjo industrialmente desde la década de 1930, aunque existen copas rudimentarias circulando desde 1867. La primera patente fue en 1932, la de L. J. Goddard.[1]​ Le siguió la copa patentada por Leona Chalmers y diseñada en los Estados Unidos con el nombre Tass-ette; la idea era fabricarla en caucho vulcanizado.[2]​ Hubo una venta y distribución significativa de las copas en esa década, a lo que siguió un largo silencio sobre el tema. Siguieron surgiendo patentes en 1935, 1937 y 1950[3][4]

En 1950, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, las copas ya se fabricaban en los Estados Unidos, lo que se interrumpió en 1963 por no ser rentable, por falta de látex y porque no tenían éxito comercial debido a la opinión de las mujeres: les parecía que era demasiado grande, rígida y pesada, además de la cuestión cultural que implica la manipulación de los genitales y las secreciones vaginales.[5]

Desde 1987 se fabrica también, en los Estados Unidos, la copa de The Keeper, de látex. Fue el primer modelo producido en dos tamaños, uno de ellos para las mujeres más jóvenes y sin hijos. Se ha vuelto más popular debido a su resistencia y a que es reutilizable, lo que permite un gran ahorro económico a lo largo de los años; además, su antecesora, la copa Tassaway, había recibido buenas críticas de los médicos, que la consideraban muy segura, inocua y capaz de reducir la incidencia de infecciones genitales comúnmente asociadas al uso de absorbentes sanitarios (tanto desechable como reutilizable) y los tampones. La copa menstrual The Keeper, de látex, sigue en venta hoy en día.

En los últimos años, las copas menstruales se han hecho de materiales alternativos, por ejemplo de silicona médica, debido a las posibilidades de alergia generadas por el uso del látex. Existen muchas fábricas en la producción de copas, lo que permite una mayor libertad de elección de modelos, formatos, colores y precios y, por consiguiente, una mejor elección entre las usuarias.

Beneficios y desventajas

No es muy usada ni conocida por las mujeres en comparación con los tampones y compresas, principalmente porque apenas existe publicidad de estos productos. Estas copas a diferencia de otros sistemas de usar y tirar solo se compra una vez en mucho tiempo y el beneficio conseguido no compensa una inversión en publicidad fuerte.

Sin embargo tiene múltiples ventajas:

  • Economía: el coste inicial es mayor que los absorbentes tradicionales pero el gasto solo se produce una vez y se recupera la inversión a los pocos meses, ya que la duración con los cuidados adecuados puede ser hasta diez años.
  • Infecciones: La silicona es inerte de forma similar al cristal y no es adecuada para que los gérmenes se acumulen en ella. No se han relatado casos de Síndrome del shock tóxico, ligado al uso de tampones tradicionales.
  • Comodidad: se puede llevar durante la noche. Se puede utilizar durante toda la menstruación independientemente de lo copiosa que sea e incluso en cualquier momento del ciclo simplemente para acostumbrarse a llevarla.
  • Medio ambiente: Supone menos desechos para el medio ambiente.
  • Uso: su uso es muy elevado en toda Europa.
  • Compra: muy fácil de comprar por internet.
  • Duración: varios años.
Debe esterilizarse al final del ciclo.

Pero también tiene algunas desventajas:

  • Puede ser incomoda de utilizar en baños públicos que no dispongan de un lavabo o bidé privado. Pero siempre se puede limpiar con una toallita húmeda, o con una botella de agua.
  • Al final del ciclo, además del lavado habitual con agua y jabón, se debe esterilizar hirviéndola.
  • Como los tampones, puede ser un poco complicada de usar al principio. Se puede mover si esta mal colocada. Sin embargo, si la colocación es adecuada es difícil que se mueva, de hecho puede crear una succión que impida sacarla si no se sabe hacer. Simplemente introduciendo un dedo para que entre el aire, se deshace el vacío y sale fácilmente.
  • De no lavar o hervir posterior al uso de cada ciclo menstrual, puede quedar un color amarillento en aquellas que son de silicona transparente, lo que le puede dar un aspecto de "suciedad".

Utilización

Las copas menstruales se insertan en la vagina. No son porosas, absorbentes ni fibrosas, por lo que no arañan ni secan las paredes vaginales. No desestabilizan la capacidad natural de auto-limpieza, no son incómodas de extraer durante los últimos días de la menstruación ni dejan restos de fibras (aunque esto también depende del material con el cual estén fabricadas). Las copas de látex conllevan el riesgo de portar bacterias en su superficie. Sin embargo, esto no ocurre en las de silicona, ni están relacionadas con el SST (Síndrome de shock tóxico), problemas todos ellos, asociados al uso de tampones. Las copas también podrían ayudar a prevenir problemas causados por el uso de compresas, como la candidiasis (producida por el ambiente cálido y húmedo que crea una compresa) y la cistitis (que puede darse si las heces en la compresa transportan la bacteria E. coli a la uretra o a la vagina).

Ya que las copas se pueden utilizar en cualquier momento del mes, la mujer puede practicar la inserción y extracción cuando no está menstruando para habituarse. Las copas menstruales en forma de campana pueden adelantar la menstruación uno o dos días debido al suave efecto de succión que producen. Algunas mujeres han informado de menstruaciones más cortas debido también a este mismo efecto.

Las copas requieren ser cambiadas (o vaciadas) con menos frecuencia que los tampones o las compresas. Su capacidad es de 30 ml, que constituye la tercera parte del volumen de sangre que pierde una mujer en cada menstruación por término medio, por lo que pueden permanecer hasta 12 horas sin necesidad de vaciar.

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Copas en forma de campana Copas en forma de diafragma Tampón
Copa menstrual en la vagina Disposable menstrual cup in the vagina Tampón en la vagina
La copa en forma de campana se inserta en la parte baja de la vagina. A lo largo del día es posible que tienda a introducirse algo más, lo cual es perfectamente natural, pero no está diseñada para colocarse por encima del cérvix. Estas copas tienen un rabillo en la parte final para facilitar su extracción. Copa Instead: se inserta y se usa de la misma forma que un diafragma. Se coloca por encima del cérvix y se mantiene en esa posición por la presión del hueso púbico. Para su extracción se engancha un dedo al reborde y se tira hacia abajo. Un tampón se debe insertar hasta las proximidades del cérvix; esta es la posición más cómoda y permite que el tampón se expanda tanto a lo largo como a lo ancho a medida que absorbe el flujo. Los tampones tienen un cordón que sobresale de la vagina para facilitar su extracción.

Medio ambiente

Las copas menstruales representan un método que no aporta contaminante sólidos a el medio ambiente con materiales no degradables y residuos tóxicos en el uso de productos de higiene íntima para los días de la menstruación.

Una única copa menstrual puede durar hasta 10 años, lo que implica un notable ahorro de residuos no reciclables.

Por el contrario, los tampones y compresas utilizados para higiene íntima femenina contienen diversos elementos que, pueden ser tóxicos para las mujeres, son altamente contaminantes tanto en su fabricación, como en su uso, y una vez desechados.

Se calcula que alrededor de 315 millones de mujeres en todo el mundo usan tampones o compresas a diario. Si una mujer usa, de promedio, 25 tampones o compresas por cada ciclo menstrual, significa que cada año se descartan alrededor de 94 500 000 000 de tampones y compresas. Incluso en el caso de las compresas llamadas "orgánicas", que se hacen con algodón natural y no contienen blanqueadores ni químicos, el problema de los desechos persiste, ya que su degradación tampoco es rápida.

El impacto ecológico de las copas menstruales está en su fabricación, la energía necesaria para su esterilización y el consumo de agua para su limpieza.

Véase también

Referencias

  1. Goddard, L.J. US Patent #1,891,761 (issued December 1932) (en inglés)
  2. Chalmers, Leona. US Patente 2,089,113 (emitida agosto 1937)
  3. Hagedorn, Arthur F. US Patente 1,996,242 (emitida abril 1935)
  4. Chalmers, Leona. US Patente 2,534,900 (emitida diciembre 1950)
  5. Wysocki, Susan. Nuevas opciones en protección menstrual. Advance for Nurse Practicioners (en inglés) Consulta: 4-06-2010

Enlaces externos