Asedio español de Cartagena de Indias (1815)

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Sitio de Cartagena de Indias
Guerra de la Independencia de Colombia
Parte de Independencia de Colombia
Fecha 26 de agosto6 de diciembre de 1815
Lugar Cartagena de Indias, Provincias Unidas de Nueva Granada (hoy en Colombia)
Coordenadas 10°25′25″N 75°31′31″O / 10.423611111111, -75.525277777778
Resultado Victoria española
Beligerantes
Reino de España Archivo:Flag of Bolívar.svg Provincias Unidas de Nueva Granada
Comandantes
Pablo Morillo
Pascual Enrile
Manuel del Castillo y Rada
José Francisco Bermúdez
Juan de Dios Amador
Fuerzas en combate
10.000 hombres de tropa 2.600 veteranos, 1.000 civiles
Bajas
3200 6300 a 7000 entre militantes y civiles

El Sitio de Cartagena de Indias, fue uno de los tantos bloqueos navales y terrestres que ha tenido la ciudad de Cartagena de Indias en su historia. Es un acontecimiento de la Historia de Colombia, enmarcado dentro de las luchas por la emancipación Latinoamericana. La historia reciente de Colombia, lo percibe como uno de los gestos más sublimes de patriotismo en toda la historia colombiana [cita requerida]. Porque durante 3 meses, desde agosto hasta diciembre de 1815, los Cartageneros sufrieron los estragos del sitio militar más inclemente de su Historia, durante el cual un número considerable de cartageneros, entre 6300 y 7000 habitantes, cerca de la tercera parte de la población de la ciudad en esa época, murieron por efectos del hambre e inanición durante la lucha de los patriotas por preservar la independencia de la Ciudad.

Tras la toma de Cartagena fueron condenados a muerte nueve cabecillas patriotas. Un número aún no preciso murieron después por represalias durante el régimen realista, en un capítulo tenebroso de la historia colombiana denominado Régimen del Terror, enmarcado en la declaración de guerra a muerte de los caudillos patriotas en Santa Fe de Bogotá en 1814, antes de la llegada de la expedición de Morillo.[1]

El bloqueo fue perpetuado por la flota pacificadora de Pablo Morillo que tenía orden del rey Fernando VII de reconquistar las colonias americanas españolas, que se habían independizado del Imperio español durante la invasión napoleónica en España. Fueron por tanto una arremetida brutal y sanguinaria tanto de la guerra a muerte patriota como de la reconquista por parte del Imperio español en los territorios de las Provincias Unidas de la Nueva Granada.

Como exaltación del nacionalismo patriotico de hecho el Himno Nacional de Colombia dedica una estrofa de su letra a esta gesta de heroismo libertario,que se repetiría años más tarde, esta vez en sentido contrario, durante el asedio patriota contra la ciudad en 1821:

IV
A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha,
horrores prefiriendo a pérfida salud.
Oh, sí! De Cartagena la abnegación es mucha,
y escombros de la muerte desprecia su virtud.

El libertador Simón Bolívar, en Haití, tras renunciar al mando de las fuerzas patriotas, abandona la ciudad de Cartagena y se embarca en el bergantín inglés "descubierta" el 8 de mayo de 1815 rumbo a Jamaica,[2]​ al conocer la desgracia del pueblo cartagenero, en un gesto de admiración le daría el título de "Ciudad Heroica", como se le conoce hasta nuestros días.

Antecedentes

Los Movimientos de Independencia en América Latina habían comenzado en la primera década del siglo XIX. La invasión de Napoleón Bonaparte a España en 1808 y la abdicación del rey Fernando VII a favor de un rey francés, habían empujado a sus colonias americanas, desde México hasta Río de la Plata a proclamar movimientos autonomistas e independentistas. Cartagena de Indias, en ese entonces tercera ciudad americana en importancia para el Imperio español, no fue la excepción. El 22 de mayo de 1810 los criollos cartageneros, descontentos con su aislamiento del poder colonial, crean una Junta de Gobierno y deponen a las autoridades españolas de la ciudad, pero conservan su fidelidad a la corona española. Sin embargo, una ala más radical de la aristocracia criolla logró imponerse con el apoyo popular y el 11 de noviembre de 1811 declaran la independencia absoluta de la ciudad de Cartagena. Es el primer grito absolutamente independentista que se escucha en el Virreinato de la Nueva Granada. En la acta de Independencia de la ciudad se lee:

"Declaramos solemnemente, a la faz de todo el mundo, que la provincia de Cartagena de Indias es desde hoy de hecho y por derecho Estado libre, soberano e independiente".
Pablo Morillo, Comandante de la Flota Pacificadora

Y describe la colonización española como " aquellos trescientos años de vejaciones, miserias, de sufrimientos de todo género...cuya historia no podrá leer la posteridad sin admirarse de tan largo sufrimiento".

La España continental no pudo dar una oportuna respuesta a los movimientos independentistas de América por estar sumido su territorio en la Guerra de la Independencia española. La Lucha del imperio contra sus colonias se libró con los partidarios realistas que habían en el continente. Pero el panorama cambió cuando las tropas francesas abandonan España, y el rey Fernando VII, nuevamente entronizado, ordena un contingente militar a órdenes de Pablo Morillo, para reconquistar las colonias americanas que habían proclamado su independencia. La flota salió de Cádiz con rumbo inicial a la isla de Margarita, foco de las sublevaciones independentistas en la Capitanía General de Venezuela. Estaba compuesta de 10.000 hombres de tropa, 67 barcos de guerra y transporte, cuantiosa artillería, armas y municiones.

Por el año de 1815, gran parte de las provincias del Virreinato de la Nueva Granada habían proclamado su independencia y establecido una frágil unidad dentro de un estado federal conocido como Provincias Unidas de la Nueva Granada, que se había enfrascado en tempranas guerras civiles. De modo que al llegar la flota de Morillo al territorio neogranadino, después de su escala en Venezuela, encontró a una nación dividida y a los máximos líderes independentistas desprevenidos en guerras interinas. El panorama no podía ser más benigno para el proceso pacificador y reconquistador de Morillo.

Cartagena era una ciudad de cerca de 17.000 habitantes, próspera, con grandes casas de comercio. En los siglos pasados había manejado todo el comercio de esclavos del Caribe. Y era a la sazón la plaza fortificada más poderosa de la América española y la tercera ciudad más importante del Imperio español en América después de Ciudad de México y Lima.

Comienzo del Bloqueo

En abril de 1815 los Cartageneros tuvieron noticia de la expedición pacificadora y empezaron a organizarse para resistir el sitio. Una vez pacificada la Isla de Margarita, la flota de Morillo tocó puerto en Santa Marta, bastión realista al norte de La Nueva Granada y allí con el virrey nominal de la Nueva Granada, don Francisco de Montalvo y Ambulodi, planeó el bloqueo de la ciudad de Cartagena.

La ocupación de Cartagena por las tropas pacificadoras, se llevó a cabo por dos frentes. Uno terrestre, organizado desde la cercana ciudad de Santa Marta, que tenía como fin incomunicar a Cartagena por tierra del interior del país; y uno marítimo comandado por Pablo Morillo y el capitán de la flota Naval don Pascual Enrile. En julio de 1815 el frente terrestre había ocupado la línea del Río Magdalena, que era la entrada de alimentos, correo y mercancías a Cartagena de Indias, y en los siguientes días las tropas ocuparon toda la provincia de Cartagena, desde Bocas de Ceniza hasta la punta de Arboletes (Actuales Departamentos colombianos de Atlántico, Bolívar, Sucre y Córdoba) y habiendo cortado completamente a Cartagena sus campos de abastecimiento, en el bloqueo terrestre de la ciudad sobresalió don Francisco Tomás Morales, reconocido por su crueldad. Con esto se buscaba rendir a Cartagena por el hambre y no en batalla, porque bien sabían los españoles que las fortificaciones de la ciudad hacían, que por medios bélicos, la ciudad fuera inexpugnable.

Manuel del Castillo y Rada, Comandante de la Plaza de Cartagena

El 22 de agosto las velas de la flota pacificadora se vieron en el horizonte, y el 26 de agosto de 1815 comenzó el bloqueo marítimo. Las 67 naves se colocaron en posición desde la Boquilla, al norte de la ciudad hasta Barú, al sur de la bahía, las naves no tenían orden de atacar sino de evitar que naves extranjeras socorrieran la ciudad. Los Patriotas cartageneros se vieron reducidos a soportar el sitio en el recinto amurallado de la ciudad, con el poco abastecimiento que habían logrado acumular. El Comandante de la Plaza era Manuel del Castillo y Rada y se habían enviado contingentes a las diversas fortalezas que protegían la entrada a la ciudad, es decir al fuerte de San Felipe, a las de Bocachica y La Popa, y se había ordenado una línea de defensa en las murallas y baluartes de la ciudad. Morillo desembarcó cerca de la ciudad y montó su cuartel general en la Hacienda Torrecilla, en la cercana Población de Turbaco, a esperar pacientemente que la ciudad se rindiera por hambre.

Defensores de la Plaza

Vale tener en cuenta, que en los tiempos anteriores al sitio, Cartagena de Indias se había convertido en refugio de grandes luchadores de la Emancipación de América Latina. Hasta ella habían llegado patriotas de derrotados de otras partes del continente. De modo que al momento del Sitio, una gama variada de nacionalidades defendieron la ciudad. Estuvieron allí patriotas colombianos, venezolanos, peruanos, ecuatorianos y cubanos, también participaron en la defensa inmigrantes franceses, veteranos de las guerras napoleónicas, norteamericanos, ingleses e incluso españoles. Muchos de los que sobrevivieron al sitio fueron posteriormente grandes figuras de la Emancipación Latinoamericana. Caben destacar a Lino de Pombo O'Donell, Antonio José de Sucre, Los hermanos Germán, Gabriel y Vicente Celedonio Gutiérrez de Piñeres, Carlos Soublette, José Francisco Bermúdez, Juan García del Río, Mariano Montilla, Luis de Rieux, José Prudencio Padilla, Miguel Díaz Granados, entre otros.

Inclemencias del Sitio

Durante los 102 días que duró el sitio, el aprovisionamiento de alimentos fue el principal problema que afrontó la ciudad sitiada. Además de las tropas, había que alimentar a la población civil, que sumada al ejército, ascendía a 18 o 19 mil personas. Al mes del sitio los Cartageneros tuvieron que recurrir a caballos, perros, ratas y todo tipo de animal para alimentarse. A eso se sumó una terrible peste derivada de la insalubridad. Cada día cientos de personas caían muertas a mitad de las calles por inanición y como no alcanzaban las fosas comunes, muchos se corrompían a la intemperie dándole una aura de pestilencia e insalubridad a la ciudad. Pronto los cadáveres fueron llegando hasta los depósitos de agua, no había agua potable. La desesperación fue mayor en los últimos 22 días del sitio, los Cartageneros empezaron a comerse hasta las mismas suelas de sus zapatos, cueros de tenería, e incluso no faltó quien recurriera al canibalismo para poder sobrevivir. Es por estas razones, por ese clima de desesperación, es que sorprende que los cartageneros nunca hayan tenido la determinación de rendirle y abrirle las puertas al enemigo. No hubo fuego cruzado, excepto en pocas ocasiones, una cuando los españoles se apoderaron de los fuertes de Bocachica. El 11 de noviembre de 1815, durante el sitio, los españoles trataron de apoderarse del Cerro de la Popa y así poder bombardear la ciudad desde allí, pero los patriotas le ofrecieron tan heroica resistencia a pesar de su menguado número y de que sufrían las inclemencias del hambre.

Los soldados se morían a montones en las murallas, el verdadero enemigo era el hambre, no el español. Muchos investigadores recientes afirman que si Cartagena de Indias hubiese tenido el aprovisinamiento ideal, seguramente los españoles hubiesen tenido que levantar el sitio, lo que hubiese significado la derrota española y que por ende las guerras de independencia en Colombia y Venezuela se hubiesen recortado en cuatro o cinco años. El 5 de Diciembre, en los momentos de mayor desesperación, las autoridades civiles y militares de la plaza se reunieron y acordaron abandonar la ciudad. Fue así que la mañana siguiente cerca de 2.000 sobrevivientes Cartageneros se embarcaron en la Bahía de las Ánimas, para salir de la ciudad. Ese plan era toda una osadía, porque apenas salieran de la bahía, iban a encontrarse con el fuego enemigo. No obstante, de alguna manera los osados patriotas lograron burlar el cerco y salir, pero su situación no era menos precaria: las naves no estaban aprovisionadas y carecían de instrumentos de navegación. Muchos comenzaron una marcha sin rumbo, pero solo fue un breve aliciente porque muchos murieron en la travesía, otras naves encallaron o tuvieron que tocar puerto obligatoriamente y ser capturados por autoridades españolas, de los doce o 14 buques que salieron de Cartagena solo dos lograron tocar puerto en Jamaica, teniendo la mala noticia que allí no los dejaban desembarcar, y que tenían que seguir su ruta hacia Haití. De los 2.000 que salieron de la ciudad cerca de 600 sobrevivieron para ser capturados o en el mejor de los casos llegar a Haití. Las dos embarcaciones que tuvieron más suerte llegaron a Haití, donde encontraron protección de su Presidente, Alexandre Pétion, acérrimo respaldo de las luchas de independencia Latinoamericana, allí muchos se enrolaron en la Expedición de los Cayos que organizó Simón Bolívar para reconquistar Venezuela para la causa patriota. De hecho muchos de los que tomaron Venezuela con Bolívar fueron también defensores de Cartagena.

Consecuencias

Si bien durante el sitio no ocurrieron batallas importantes, el bloqueo de Cartagena de Indias, significó uno de los episodios más nefastos de la luchas por la Independencia de América Latina. Se cree que durante el sitio fallecieron 6.300 personas dentros de las murallas de la ciudad, pero el número de muertos después de la entrada de los españoles, el 6 de diciembre de 1815, fue mayor. Comenzó una cacería despiadada de líderes patriotas, y en febrero de 1816 varios de ellos fueron fusilados. La Cartagena actual conserva con mucha veneración el lugar donde fueron asesinados estos mártires de la independencia. Nadie puede dudar que después del sitio de Cartagena, las luchas por la independencia en Colombia y Venezuela se radicalizaron y pasaron a ser una lucha más despiadada a sangre y fuego; una guerra a muerte, que tuvo su época más sombría durante el "Régimen del Terror", una época de Colombia en la que fueron ejecutados importantes gestores de la Independencia Colombiana, se cree que en esa época fueron ejecutados más de 2.000 patriotas. Muchos de los defensores de la ciudad se convirtieron en grandes genios militares dispuestos a vengar la afrenta de Cartagena de Indias, como Antonio José de Sucre, quien en la Batalla de Ayacucho, años después derrotó a los últimos reductos del imperio colonial español en Suramérica. Se Dice que Simón Bolívar sintió una profunda tristeza por los acontecimientos del sitio de Cartagena, ciudad donde había comenzado sus mayores gestas revolucionarias y por la que profesaba una gran estima, como fuera que allí encontró gran apoyo en sus luchas independentistas, sólo tuvo para su consuelo darle el remoquete de "Ciudad Heroica", como se le llama cariñosamente hasta nuestros días. Sobre Cartagena, la ciudad fue la que más perdió. Después del sitio la ciudad quedo arruinada, perdió toda su dirigencia política y el papel protagónico que libró en la época independentista y en la historia de Colombia. Tardó más de un siglo para que la ciudad volviera a tener la población de 1815 y dejó de ser la "Reina del Caribe", para ceder su lugar a la cercana Barranquilla. Muchos grandes comerciantes, a quienes debió su otrora prosperidad, murieron o huyeron después del sitio, y solo queda para el recuerdo la fastuosidad de las murallas y fortalezas, con los que los cartageneros y americanos defendieron heroicamente su ciudad. Para los españoles la victoria del sitio les permitió conservar sus colonias ultramarinas, específicamente el Virreinato de la Nueva Granada y la Capitanía General de Venezuela por cuatro a seis años más. Sólo hasta la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819 se selló la independencia de Colombia. Cartagena de Indias por su parte permaneció bajo control español hasta 1821.

Véase también

Bibliografía

Referencias