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La '''historia del idioma italiano''' es la descripción diacrónica de las transformaciones que la [[lengua italiana]] ha sufrido a lo largo del tiempo.
La '''historia del idioma italiano''' es la descripción diacrónica de las transformaciones que la [[lengua italiana]] ha sufrido a lo largo del tiempo.Y estoy haciendo tarea Atte:Paola


== La herencia latina mundial ==
== La herencia latina mundial ==

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Italianos bailando su tradicional baile, (La Tarantella).

La historia del idioma italiano es la descripción diacrónica de las transformaciones que la lengua italiana ha sufrido a lo largo del tiempo.Y estoy haciendo tarea Atte:Paola

La herencia latina mundial

Lenguas italorromances, toscano y sus variantes (verde), italorromance central (azul), italorromance meridional (violeta), italorromance extremomeridional (naranja).

El italiano estándar moderno es una lengua románica del grupo italorromance. A finales del II milenio a. C., poblaciones de ascendencia indoeuropea penetraron en la península italiana dando lugar a las lenguas itálicas antiguas. La lengua de uno de estas poblaciones itálicas asentada en el Lazio evolucionó hasta convertirse en el latín, autóctono del centro de la península italiana.[1]​ Según la idea tradicional, entonces, en la edad clásica el latín se impuso sobre las lenguas de las poblaciones con las cuales los romanos lucharon en la península italiana. Según propuestas alternativas (en particular la teoría de la continuidad, desarrollada en el campo lingüístico por Mario Alinei), además de una pequeña élite de otro origen (etruscos o celtas), el idioma hablado por la mayoría de la población en época prerromana era, sin embargo, una lengua itálica no muy diferente del latín.

El etrusco también desapareció del uso escrito en siglo II a.C. y al final de la época clásica se había perdido definitivamente. Un final similar sufrió el idioma de los celtas (galos y lepónticos) en el norte de Italia. Sigue siendo incierto el estatuto de las comunidades griegas del sur de Italia ya que el griego fue una lengua de prestigio en el imperio romano a diferencia de las otras lenguas indígenas. Algunos autores han conjeturado que la presencia del griego en Italia se explican como los asentamientos tardíos (a partir de la época bizantina), o como los restos del asentamiento original de la Magna Grecia. La Guerra Social (88 a. C.), que ve a los romanos vencer a los pueblos itálicos, marca el declive de las lenguas osca, umbra y etrusca.[1]

El latín hablado diariamente por el pueblo no correspondía al latín clásico, modelo literario codificado por algunos autores entre los siglos I a.C. y el I d.C. y objeto de estudio en la época moderna. El considerado latín vulgar se presentaba de formas diversas, con fuertes variaciones diatópicas (entre un sitio y otro): de este latín surgieron las diversas lenguas románicas. El latín vulgar era, como idioma hablado, más sensible a los cambios de lo que era el latín de la tradición literaria.[2]​ Sin embargo, mantuvo muchos rasgos que habían acompañado a la lengua latina desde su periodo arcaico. Por ejemplo, la caída de la -m final (el fenómeno que ha conducido del acusativo fontem al italiano fonte) se registra ya en inscripciones arcaicas y, por lo tanto censurado, acabó por afirmarse en el Bajo Imperio: además, en poesía la -m final seguida de una palabra que empieza con a- no se pronunciaba.[3][4]​ En lo que respecta a las variaciones diastrátivas, ya las fuentes clásicas dan cuenta de las de la época: se habla de sermo plebeius, militaris, rusticus, provincialis.[5]

En cuanto a las líneas generales del cambio,[6]​ si tiene la pérdida de las marcas de caso morfológico y la aparición de artículos. Por lo que respecta a los artículos, el numeral latino ūnus, por ejemplo, que significaba también alguno, un tal, se convierte en artículo indeterminado (unus indeterminativo es usado también por Ovidio en las Metamorfosis); algunos pronombres demostrativos se convirtieron en artículos determinados y nuevos demostrativos se formaron uniendo los antiguos ille e iste con eccu(m). También caerán las consonantes finales de las palabras (por ejemplo: amat dio lugar a ama).

En términos más generales, sólo una parte del vocabulario latino nos ha venido directamente (se habla en estos casos de palabras "di trafila popolare" o "hereditarias"), mientras que la mayor parte se llevó a cabo para su aprobación "culta", escrita, libresca, (lo que explica por qué en muchos casos ciertos desarrollos morfológica o semánticos constantes en palabras heredadas no aparecen en el "trafila dotta"): Este patrimonio se compone de las palabras que se identifican como "cultismos" o "latinismos".[7]

Cambios fonéticos del latín al italiano: vocalismo

El latín tenía diez vocales: las mismas cinco vocales del alfabeto latino moderno podían ser artículadas breves o largas y la cantidad vocálica era distintiva. Así, por ejemplo, vĕnit (con la e breve) quería decir "viene", mientras que vēnit (con la e larga) quería decir venne. Del mismo modo sŏlum quería decir "suelo", mientras sōlum quería decir "solo". Este sistema de largo caminar fue menor y en el vocalismo latino acabó por se determinante no la cantidad sino el timbre (o calidad), es decir, si la vocal era cerrada o abierta. El sistema más difundido en Romania estaba constituido por siete vocales: i, é, è, a, ò, ó, u, donde è representa la e abierta , é la e cerrada.[8]

Vocales tónicas: diptongaciones

En florentino è y ò tónicas en sílaba abierta (es decir, que termina con una vocal) diptongarán de acuerdo con el siguiente esquema:

è
ò

Como se ha mencionado, el fenómeno se produce sólo en el caso de la sílaba abierta y no en el caso de sílaba cerrada (es decir, la terminada en consonante). Así:[9]

fŏ-cusfuoco
cŏr-puscorpo

Vocales átonas: reducciones

De las diez vocales átonas (prtónicas o postónicas, es decir, respectivamente, colocadas antes o después de la sílaba acentuada) del latín, se pasará a cinco.[10]

Anafonesis

Particularmente toscano es el fenómeno de la anafonesis, es decir, el cierre de las vocales é y ó, de acuerdo con el esquema:

éi
óu

La anafonesis aparece en condiciones particulares:[9]

  • é debe ser seguida
    • de lateral palatal (la [ʎ] de figli), del precedente nexo latino -lj-, por el cual famĭliafamégliafamiglia
    • de nasal palatal (la [ɲ] de bagno), del precedente nexo latino -nj-, por el cual gramĭneagramégnagramigna[11]
    • del nexo -ng-, por el cual lĭngualéngualingua
    • del nexo -nk-, por el cual vĭncovéncovinco
  • ó debe ser seguida
    • del grupo consonántico ng, por el cual fŭngusfóngofungo

Evolución de los diptongos latinos

En cuanto a los diptongos del latín clásico[12]​ (ae, oe, au), una tendencia típica del latín hablado (que se refleja en las lenguas romances) es la de la monoptongación:

aee abierta

Dependiendo de si la sílaba es abierta o cerrada, se reproduce como se describe por la anafonesis. Así, por ejemplo:[12]

  • maestusmesto
  • laetuslieto
  • oe (notablemente más infrecuente) → e
  • poenapena
  • auo

Si ya en cualquier caso se constata el monoptongamiento en latín clásico (caudacoda, con o cerrada), el fenómeno se generaliza en la Alta Edad Media (se pasa da o abierta):[10][13]

  • paucu(m)poco
  • causa(m)cosa
  • auru(m)oro

Epéntesis

En la evolución del latín al italiano se registra en algún caso la epéntesis, es decir, la formación de una vocal o de una consonante intrusa en la palabra. Así, por ejemplo:[12]

baptĭsmusbattesimo
vĭduavedova

Síncopa

Más significativo es en este contexto el fenómeno de la síncopa lingüística, es decir, la caída de una vocal dentro de una palabra. Esto ocurre particularmente en el caso de vocales intertónicas[14]​ (puesto, es decir, tras la sílaba con acento secundario y la sílaba tónica), mientras es más raro en caso de vocales postónicas.[15]​ Se registran también casos de aferesis (illeilei, dove illei es una palabra "reconstruida", es decir no encontrada en las fuentes, sino hipotéticamente retrospectiva) y de apócope (bonĭtatembontadebontà).[10]

Evolución fonológica del latino al italiano: El consonantismo

Por lo que respecta a las consonantes, se produce la caída de las consonantes finales (siendo -m un cambio precoz) y, en algunos casos, la sonorización de las consonantes sordas intervocálicas p, t y k, según el siguiente esquema:

p > b (y, posteriormente, v, por fricativización)
t > d
k > g

La sonorización se da también para la s intervocálica (sibilante fricativa alveolar sorda), aunque la ortografía no muestra el cambio (de hecho, la s de rosa es sonora, la s de casa es sorda). Estos fenómenos de sonorización, son sistemáticos en italiano, algunos ejemplos son:

scutumscudo
lacuslago

aunque en algunos casos no se dan:

  • amicusamico (compárese en español, amigo)
  • petrapietra (compárese en español, piedra)
  • apĕrtusaperto (compárese en español, abierto)

Evolución de los nexos consonánticos

La evolución en los nexos consonánticos del latín al italiano registra alteraciones de varios géneros:[16]

  • asimilación regresiva:[17]
    • lactemlatte
    • septemsette
    • advenireavvenire
  • disimilación (una de las ocurrencias de un mismo sonido, repetido en palabra a breve distancia, es sostenida por otro sonido, para evitar la cacofonía:
    • venenumveleno
  • los nexos consonánticos + l pasan a consonante + yod:
    • pluspiù
    • clamatchiama
  • los nexos consonánticos + l, si se encuentran entre dos vocales, registran un doblamiento de la consonante:
    • nebulanebla[18]​ → nebbia
    • vetulusvetlus[18]​ → veclus[18]​ → vecchio

Evolución morfológica del latino al italiano

Si se compara el latín clásico y el vulgar, se ve que las dos lenguas pertenecen a tipos lingüísticos diferentes. El cambio, se puede decir, ha sido radical y se sustenta en los tres puntos siguientes:[19]

  1. pérdida del sistema de casos, con sus declinaciones
  2. pérdida del neutro
  3. reconstrucción del sistema verbal

Simplificación del sistema de las declinaciones

La cuarta y la quinta declinaciones del latín clásico son las más "débiles" y desaparecieron casi por completo:[19]

  • Las palabras de la quinta confluyeron en la primera (faciesfaccia, rabiesrabbia)
  • Las palabras femeninas de la cuarta confluyeron en la primera (nurusnora[18]​ → nuora, socerussocerasuocera; manus a su vez ha mantenido el género femenino y la terminación en -o)

La pérdida de las consonantes finales (en particular -m).[19]​ hizo que se perdiese el sistema de casos y desinencias.

Una consecuencia muy importante de esta evolución concierne la sintaxis: mientras que en el latín clásico los casos permitieron una gran (aunque no absoluta) libertad en el orden de las palabras, la sintaxis se envara en las lenguas romances.[19]​ Così ad esempio:

  • Petrus Paulam amat (forma no marcada sujeto - objeto - predicado)
  • Petrus amat Paulam
  • Amat Paulam Petrus

Todas estas formas latinas corresponden a la italiana Pietro ama Paola: en italiano no es posible distinguir el sujeto del objeto salvo por la posición en la frase. Paola ama Pietro tendría un significado inverso.

En cuanto a las formas, el acusativo sobrevive en algunas palabras, talvez como vestigios.[19]​ Por ejemplo, leo «león» tiene leonem en el acusativo singular: con la caída de la -m se llega a la forma italiana moderna.

Pérdida del género neutro

Los géneros gramaticales se reducen a dos, el masculino y el femenino. Sin embargo se encuentran algunas formas residuales de neutro en algunos plurales femeninos:[20]

ossa[21]​ → ossa
brachiabraccia

Para estos plurales en -a existen formas alternativas de plural regularizado en -i con significado diferente: mientras que ossa se refiere en italiano a un grupo de objetos orgánicos (le ossa del corpo umano 'los huesos de cuerpo humano'), en cambio ossi se refiere a una pluralidad de objetos análogos per considerados individualmente (c'erano degli ossi di pollo sparsi sul piatto 'había huesos de pollo esparcidos en el plato'). Y similiarmente para braccia: le braccia di una donna 'los brazos de una mujer' y i bracci di una croce 'los brazos de una cruz'.[20]

In alcuni casi, il plurale neutro in -a è stato percepito come un femminile,[20]​ determinando forme come:

  • vela (plurale di velum) → la propulsione a vela
  • folia (plurale di folium) → la foglia

Ristrutturazione del sistema verbale

Otra tendencia importante en la evolución de la transformación del latín clásico latín vulgar que respecta al sistema de verbos[20]

  • La segunda y la tercera conjugación se hacen via improductiva.
  • Formas sintáticas de la pasiva (como amor, "soy amado") vienen a sustituir de las formas analíticas (amatus sum o sum amatus).
  • Los verbos deponentes scompaiono.
  • La forma sintetica del futuro (amabo, "amerò") viene sostituita dalla perifrasi formata dall'infinito e da una forma breve di habeo ("ho"): da amare + ao[18]​ si forma amerò.
  • Prende forma il condizionale, modo che in latino non esisteva. Origina dalla combinazione di un infinito e di un perfetto di habeo: da amare + hebuit[18]​ si forma amerebbe (l'italiano antico possedeva una forma alternativa di condizionale, formato dall'infinito e dall'imperfetto di habeo: cantare + habebatcantaria, canteria.

Evoluzioni lessicali dal latino all'italiano

El léxico de las lenguas romances depende en su mayor parte del léxico del latín clásico. Si parla di "trafila popolare" quando un termine è presente nel latino classico e fin nella lingua romanza senza soluzioni di continuità. Si parla invece di "trafila dotta" quando un termine latino è stato recuperato e ravvivato nell'uso dall'interesse di un letterato.[22]

  • Molte parole appartenenti al lessico elevato del latino classico scompaiono via via nel latino volgare, lasciando qualche traccia nei toponimi. Ad esempio, scompaiono amnis, "fiume", e nemus, "bosco", ma perdurano in toponimi come Teramo e Terni (da inter amnes, "tra due fiumi") o Nemi e Nembro. La stessa espressione latina per "città" (urbs) sopravvive nel latinismo urbe e nel toponimo Orvieto (urbs vetus, "città vecchia").
  • Nell'evoluzione del latino, si vanno via via preferendo radici legate ad un registro espressivo e dotate di maggiore trasparenza. Ad esempio, plangere, che significa "battersi il petto (per il dolore)" finisce per sostituire flere per indicare il moderno "piangere", mentre edere ("mangiare") viene sostituito da manducare (letteralmente, "dimenare le mascelle"). In altri casi si utilizzano metafore, come nel caso del "padiglione", che deriva da papilionem, accusativo di papilio (originariamente "farfalla"), perché le tende degli accampamenti ricordavano i colori variegati delle ali di una farfalla. In altri casi ancora si ricorre a metonimie, come per focus ("focolare" → "fuoco"), bucca ("guancia" → "bocca"), camera ("soffitto a volta" → "stanza").
  • Parole di scarso corpo fonico vengono sostituite da parole più corpose: ad esempio, a res si finisce per preferire causa, con il significato di "cosa"; a crus, "gamba", si finisce per preferire il greco gamba, con intento scherzoso, poiché letteralmente è "zampa". Molte altre evoluzioni lessicali hanno per protagonista l'espressività e la giocosità della lingua colloquiale, in particolare per le parti del corpo: basti pensare a testa ("vaso di coccio") che sostituisce via via caput, o a ficatum (originariamente "fegato di oca ingrassato con i fichi") che sostituisce iecur.
  • In linea con queste due tendenze, abbiamo evoluzioni lessicali che tendono ad aumentare il corpo fonico e l'espressività affettiva: vengono adottati i diminutivi, come nel caso di genugenuculum ("ginocchio") o di agnusagnellus ("agnello").
  • Qualcosa di analogo accade con l'adozione per il significato principale di modificazioni frequentative (per indicare azioni ripetute, come per l'italiano -eggiare, -ellare), che in latino venivano formate dal tema del supino: così, da canere ("cantare") si passa a cantare (letteralmente, "canticchiare"); da salire ("saltare") si passa a saltare (letteralmente, "saltellare").
  • La semantica cristiana ha una significativa influenza sul lessico dei volgari (ad esempio, orare da "chiedere" finisce per significare "pregare").
  • Nel caso due parole di significato diverso finiscano per assumere un'omofonia totale o parziale, i parlanti abbandonano una forma per favorire l'altra: ad esempio, bellum ("guerra") scompare per influenza della "collisione omofonica" con bellus ("bello").

La lengua hablada hasta el año 1000

Al final de la edad clásica seguramente el latín hablado tenía ciertamente un papel importante en la Península Italiana. Esta lengua fue hablada por los habitantes de Roma y del Lacio, además de las áreas pobladas directamente por los romanos. La forma exacta de esta lengua y su proximidad con el latín escrito, sin embargo, no son fáciles de determinar. Entre los estudiosos recientes, József Herman sugiere que durante el siglo VI todos los habitantes del área europea dominada por Roma, y más aún los italianos, hablaban (o "se cree que hablaban") latín. Los documentos, sin embargo, no aportan testimonios explícitos.

En este contexto se insertan las invasiones bárbaras, con la ubicación de diversos pueblos germanos en la península Itálica. Más allá de la entrada en la lengua italiana de unos pocos centenares de palabras germánicas, sin embargo, la presencia de los bárbaros no parecen haber dejado huellas lingüísticas directas; sus lenguas desaparecieron alrededor del año 1000, dejando pocos testimonios escritos (del idioma de los longobardos, que gobernaron durante dos siglos una buena parte de la Italia septentrional y meridional, no ha quedado ni una sola frase, como testimonio escrito, tan sólo quedan algunas palabras en longobardo en obras escritas en latín.

Sólo poco antes del año 1000 se compusieron documentos en los que se registra la lengua parlada que, a los ojos de quien los escribiera, parecía algo diferente al latín. Los primeros documentos de este tipo seguramente se remontan al siglo X, más tardíos que los escritos en español o francés.

En este periodo, con toda probabilidad, la mayoría de los pueblos itálicos hablaba un "vulgar" propio, diatópicamente distintod y muy diferente del latín clásico. El latín se mantenía sin embargo en el uso escrito de una minoría instruida, en la mayor parte sacerdotes y monjes de la Iglesia Católica, que probablemente lo utilizaban a menudo como lengua de conversación.


Primera evidencia de la antigua lengua vernácula italiana

Es sólo alrededor del siglo XII que algunos escritores eligen sistemáticamente y a conciencia el vulgar como lengua para objetivos artísticos. Para otros géneros de escritura, como la de naturaleza práctica u ocasional, se puede antedatar a otros casos más antiguos, modestos y ocasionales.[23]​ Le più antiche scritture in volgare rintracciate appartengono a testi come rogiti o verbali di processo, cioè documentazione d'archivio. Ricorrenze precedenti (come graffiti o brevi note) sono discusse, in quanto non è chiara la coscienza linguistica dello scrivente, se gli fosse cioè chiaro di aver operato una scelta precisa per il volgare o se pensasse piuttosto di scrivere ancora in latino.[24]

L'iscrizione della catacomba di Commodilla

Ente los siglo VI y VII y la mitad del siglo IX está datada la incripción de la catacumba de Commodilla: se trata de un texto de naturaleza efímera, quizás escrito por un sacerdote que oficiaba en la catacumba.[25]​ Recita:

Non dicere ille secrita a bboce

Una traducción podría ser "No digas estos secretos (oraciones secretas) en voz alta".

L'Indovinello veronese

Del siglo VII al IX es el Indovinello veronés:[26]

se pareba boves alba pratalia araba & albo versorio teneba & negro semen seminaba

Il Placito capuano

Plantilla:Vedi anche Maggiore accordo tra gli studiosi c'è nel dare la palma di "atto di nascita" della lingua italiana al Placito capuano del 960.[27]​ Tale propensione nasce soprattutto in ragione dell'ufficialità di tale documento, trattandosi di un verbale notarile su pergamena, e della chiara coscienza linguistica che ha il redattore (un tale Atenolfo, notaio) dell'uso che fa del volgare.[28]​ Il contenzioso vede di fronte una tale Rodelgrimo di Aquino e l'abate del monastero di Montecassino. Il placito origina dalla necessità di registrare le testimonianze di tre intervenuti in favore del monastero: la scelta "normale" sarebbe stata quella di "tradurre" in latino le deposizioni formulate in volgare (e uno dei tre testimoni, un tale Gariperto, è notaio egli stesso, per cui non avrebbe avuto problemi ad usare una formula di giuramento in latino), ma nell'occasione del Placito capuano viene fatta una scelta diversa e al latino del verbale si accompagna il volgare delle formule testimoniali.[29]​ Ecco, nella parte finale del Placito, come viene registrata la testimonianza di Gariperto:

Ille autem [Garipertus], tenens in manum[30]​ memoratam abbreviaturam, et tetigit eam cum alia manu, et testificando dixit: «Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte s(an)c(t)i Benedicti»

Questa formula in volgare non va intesa come una registrazione del parlato, poiché viene ripetuta sempre nella stessa forma ed è anzi stata fissata dal giudice Arechisi nella precedente udienza. Si tratta, dunque, già di una standardizzazione. È possibile che la scelta di usare il volgare origini da una precisa scelta di ordine giuridico da parte dell'abate: si intese forse rendere comprensibile il verbale ad una platea ampia, anche estranea alla causa, per dissuadere altri soggetti dal ritornare sul conteso.[31]

L'iscrizione della basilica di San Clemente

Plantilla:Vedi anche Della fine dell'XI secolo è l'iscrizione della basilica di San Clemente, un testo organico ad un affresco (quindi non posticcio come l'iscrizione di Commodilla) che raffigura i vani tentativi del patrizio Sisinnio di far catturare san Clemente. Il testo è composto di frasi in latino e in volgare, che identificano i personaggi raffigurati e danno loro parola.[32]​ Il volgare è adottato per far parlare Sisinnio:

Fàlite dereto co lo palo Carvoncelle - Fili de le pute traite

cioè "Fagliti dietro col palo, Carboncello - Figli di puttana, tirate", mentre il latino serve a spiegare l'affresco e funge da giudizio:

La durezza dei vostri cuori vi ha fatto meritare di trascinare pietre

Desde el año 1000 hasta el Renacimiento

A partire dall'anno Mille i documenti cominciano a fornire testimonianze di lingua parlata: in numero ridotto fino al Duecento, e poi con una documentazione abbondantissima.

San Francesco d'Assisi (1181-1226) fu uno dei primi autori a lasciare testi poetici basati in buona parte sulla sua lingua madre (il volgare umbro), componendo il breve Cantico delle creature:

Altissimu, onnipotente, bon Signore
tue so le laude, la gloria e l'honore et onne benedictione
Ad te solo, Altissimo se konfano,
et nullu homo ène dignu te mentovare.
San Francesco d'Assisi, Cantico di Frate Sole

Agli ultimi anni del Duecento risale il Novellino, raccolta anonima di novelle toscane limpida testimonianza di quanto, fuori dall'ambito poetico, il volgare fiorentino fosse ormai simile alla lingua italiana moderna. Ecco come viene descritto l'incontro di Narciso con l'immagine di se stesso:

Narcis fu molto buono e bellissimo cavaliere. Un giorno avvenne ch'elli si riposava sopra una bellissima fontana, e dentro l'acqua vide l'ombra sua molto bellissima. E cominciò a riguardarla, e rallegravasi sopra alla fonte, e l'ombra sua faceva lo simigliante.
Novellino, XLVI

La poesia di Dante Alighieri e di Francesco Petrarca dettò le regole che l'intera produzione letteraria poetica avrebbe dovuto seguire da quel momento: l'uso del volgare, pur con tutte le differenze che intercorrono dalla lingua parlata all'artificiosità della composizione poetica. Giovanni Boccaccio, grandioso prosatore fiorentino vissuto nel pieno XIV secolo, così spiega il pasto della padrona di uno dei suoi personaggi, nel Corbaccio:

Primieramente, se grosso cappone si trovava, de' quali ella molti con gran diligenzia faceva nutricare, convenia che innanzi cotto le venisse; e le pappardelle col formaggio parmigiano similmente. Le quali non in iscodella, ma in un catino, a guisa del porco così bramosamente mangiava come se pure allora dopo lungo digiuno fosse della torre della fame fuggitasi. Le vitelle di latte, le starne, i fagiani, i tordi grassi, le tortole, le suppe lombarde, le lasagne maritate, le frittelle sambucate, i migliacci bianchi, i bramangieri, de' quali non faceva altre corpacciate che facciano di fichi, di ciriege o di poponi i villani quando ad essi s'avvengono, non curo di dirti.

Lo stile della sua opera più famosa, il Decamerone, è però più affettato e difficile da comprendere per i locutori dell'italiano moderno:

Ora avvenne un dì che, essendo così Federigo divenuto allo stremo, che il marito di monna Giovanna infermò, e veggendosi alla morte venire fece testamento; e essendo ricchissimo, in quello lasciò suo erede un suo figliuolo già grandicello e appresso questo, avendo molto amata monna Giovanna, lei, se avvenisse che il figliuolo senza erede legittimo morisse, suo erede substituì, e morissi. Rimasa adunque vedova monna Giovanna, come usanza è delle nostre donne, l'anno di state con questo uo figliuolo se n'andava in contado a una sua possessione assai vicina a quella di Federigo.

È senza dubbio possibile intravedere la ricercatezza della sintassi potentemente ipotattica, tipica di una tradizione che richiama la prosa latina, e dunque uno studio certamente più spontaneo della poesia, ma ancora relativamente lontano dal volgare parlato, che almeno a Firenze si poteva già considerare somigliante all'italiano di oggi.

In questo periodo solo piccole minoranze di persone istruite, e limitatamente a determinate circostanze, si esprimono in latino od in un volgare ripulito dai tratti locali più marcati.

Del Cinquecento al Ottocento

Nel Cinquecento, grazie soprattutto all'influente azione di Pietro Bembo, il fiorentino trecentesco di Petrarca e di Boccaccio diventa il modello linguistico più importante per i letterati italiani. A fine Cinquecento esiste ormai un modello comune e unitario per la lingua scritta, coincidente in sostanza con l'italiano moderno. Plantilla:Citazione necessaria

Il parlato ha ormai una forma poco distinguibile dalla lingua di oggi, come dimostra questo dialogo riportato da Barra, uno dei personaggi del Candelaio di Giordano Bruno:

"A qual gioco", disse lui, "volemo giocare? qua ho de tarocchi". Risposi: "A questo maldetto gioco non posso vencere, perché ho una pessima memoria": Disse lui: "Ho di carte ordinarie". Risposi: "Saranno forse segnate, che voi le conoscerete. Avetele che non siino state ancor adoperate?" Lui rispose de non. "Dunque, pensiamo ad altro gioco". "Ho le tavole, sai?" "Di queste non so nulla". "Ho de scacchi, sai?" "Questo gioco mi farebbe rinegar Cristo". Allora, gli venne il senapo in testa: "A qual, dunque, diavolo di gioco vorrai giocar tu? proponi". Dico io: "A stracquare a pall'e maglio". Disse egli: "Come, a pall'e maglio? vedi tu cqua tali ordegni? vedi luoco da posservi giocare?" Dissi: "A la mirella?" "Questo è gioco da fachini, bifolchi e guardaporci". "A cinque dadi?" "Che diavolo di cinque dadi? Mai udivi di tal gioco."
Giordano Bruno, Candelaio, atto II, scena VIII

Se per tutto il Settecento e l'Ottocento la lingua di prestigio è il francese, tanto da portare l'uso di vocaboli d'Oltralpe per la gran parte degli oggetti di arredamento e abbigliamento, l'influenza nei dialetti più geograficamente e glottologicamente vicini al francese è fortissima.

La edad contemporánea y el italiano moderno

La diffusione dell'italiano letterario come lingua parlata è un fenomeno relativamente recente. Nella sua Storia linguistica dell'Italia unita (1963) Tullio De Mauro ha stimato che al momento dell'unificazione solo il 2,5% degli abitanti d'Italia potesse essere definito "italofono". In mancanza di rilevazioni dirette, le stime di De Mauro si fondano solo su evidenze indirette (in particolare il livello di alfabetizzazione, su cui esistono dati abbastanza affidabili) e sono state quindi molto dibattute. Tuttavia, è evidente che la capacità di condurre una conversazione articolata in italiano rimase per molto tempo legata a fasce ristrette della popolazione.

Con l'unificazione politica l'italiano si diffonde anche come lingua parlata. Nel Novecento i mezzi di comunicazione di massa contribuirono con forza a questa diffusione. All'inizio del terzo millennio le indagini ISTAT mostrano che la maggior parte della popolazione italiana è in grado di esprimersi in italiano ad un buon livello.

Principales líneas evolutivas

Per descrivere le caratteristiche dell'italiano parlato contemporaneo, leggermente diverso rispetto alla lingua tradizionale delle grammatiche, si fa oggi spesso riferimento alla categoria di italiano neostandard.[33]​ È infatti importante considerare che l'italiano è una lingua grammaticalmente instabile, ancora non del tutto assestata: importanti sollecitazioni dei parlanti prefigurano una rilevante alterazione in ambiti di primaria importanza e ciò a dispetto del fatto che, finora, l'italiano ha mostrato di appartenere ad un preciso tipo linguistico, caratterizzato, in rapporto alla lingua latina, da una forte "conservatività".[34]​ Questi fenomeni di ristrutturazione d'impianto sono forse dovuti al fatto che l'italiano è stato a lungo una lingua esclusivamente scritta: non solo si registra l'affiorare di aspetti caratteristici dei suoi dialetti, ma si avverte anche un movimento di "semplificazione":[35]​ le aree toccate da questa linee evolutive non sembrano essere quelle più conservative (sempre in rapporto al latino), ma quelle a maggior grado di complessità, come se, una volta realizzata la sua natura di "lingua parlata" a livello massivo, i parlanti abbiano opposto una resistenza alle forme più intricate e percepite come innecessarie.[36]

Fenomeni di semplificazione

Semplificazione del sistema verbale

Importanti fenomeni di semplificazione sono ravvisabili nel sistema verbale: tra tutte le forme finite dei verbi regolari, l'uso nel parlato è concretamente garantito solo a poche di esse, e anzi solo nello scritto più sorvegliato e accurato se ne fa un uso integrale.[36]

Delle varie forme verbali di cui l'italiano dispone, quelle usate correntemente (a prescindere dalle variazioni diastratiche) sono le seguenti (si considerano solo i tre modi principali):[37]

Plantilla:Colonne spezza

Plantilla:Colonne spezza

Plantilla:Colonne fine

Non è improbabile che l'italiano stia attraversando un processo di semplificazione quale quello esperito già da tempo dalle lingue francese e spagnola. Nel complesso, infatti, queste due lingue hanno un sistema verbale più semplice di quello italiano, almeno quanto alle forme effettivamente usate.[38]​ Ad esempio, la frase Disse che sarebbe venuto viene resa:

Plantilla:Frase

Plantilla:Frase

cioè attraverso l'utilizzo del condizionale presente. L'italiano ha a lungo oscillato tra la soluzione ...che sarebbe venuto e ...che verrebbe (quest'ultima usata, ad esempio, da Alessandro Manzoni, ma anche successivamente).[39]​ La prima soluzione, che appare ormai consolidata, rappresenta una anomalia nel contesto delle lingue romanze.[40]

Indagini su campioni di parlanti confermano un utilizzo parsimonioso della ricca varietà di forme verbali dell'italiano. Ad esempio, il campione analizzato da Miriam Voghera e pubblicato nel 1992 riporta che in clausole principali, tra il totale delle forme verbali adottabili, nel 91,3% dei casi si è usato il modo indicativo, solo nel 4% il modo condizionale. Ancora, se si interrogano questi dati relativamente alla frequenza dei tempi dell'indicativo in clausole principali, nel 79,4% dei casi si è usato l'indicativo presente, nel 10,4% dei casi il passato prossimo, l'imperfetto nel 5,7% dei casi.[41]​ Passando alla frequenza d'uso delle forme verbali in clausole subordinate, l'indicativo registra il 62,9% delle ricorrenze, l'infinito il 22,9%, mentre congiuntivo e condizionale (forme in linea teorica elettive per le clausole subordinate) rispettivamente il 4,5% e lo 0,7%.[42]

Nel parlato (specie nei registri più informali), il passato remoto viene usato raramente.[43]​ Dal punto di vista aspettuale, la gestione è affidata all'alternanza tra imperfetto e passato prossimo.[44][45]​ Appaiono così grammaticali frasi come:

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Si va poi indebolendo in italiano lo statuto del futuro. Il futuro semplice viene sempre più percepito come sostenuto ed esso viene sostituito dal presente indicativo (e la stessa cosa accade in altre lingue, inglese e spagnolo, ad esempio):[46]

  • Tornerà domani.Torna domani.

Quanto al futuro anteriore, viene usato di rado e percepito come ricercato (non, però, nel caso appaia in frase principale, con la funzione di attribuire ad essa un carattere di supposizione e dubbio):[46]

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Inversamente, si irrobustisce lo statuto dell'imperfetto, che sta diventando una delle forme verbali italiane più versatili. A ciò si aggiunga il ruolo che esso sta progressivamente assumendo nel periodo ipotetico, in particolare quello della "irrealtà":[46]

  • Se mi avessi parlato, ti avrei ascoltato.Se mi parlavi, ti ascoltavo.

Questo rafforzamento dello statuto dell'imperfetto non è però né recente né esclusivo dell'italiano. Da Dante fino a Manzoni sono state adottate soluzioni come

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Diversi secoli fa un fatto analogo accadde alla clausola ipotetica francese:[47]

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Esta tendencia a la simplifcación del periódo hipotético es antiguoa en italiano e anzi "le lingue romanze si possono dire funzionalmente (se non quantitativamente) dominate dall'imperfetto":[48]​ bajo este aspecto, quindi, l'italiano si conforma al tipo delle lingue romanze.[48]

Referencias

  1. a b Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 2.
  2. Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 4.
  3. Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., pp. 5-6.
  4. Sulla caduta della -m finale si veda anche quanto scrive nella sua edizione delle commedie di Terenzio Wilhelm Wagner, il quale menziona l'Appendix Probi e alcune delle aberrazioni patite dalle forme classice che la Appendix cita (alcune di queste vedono appunto la caduta della -m finale, come per ide(m), oli(m), passi(m)).
  5. Marazzini, 2004, cit., p. 39.
  6. Il concetto di sermo vulgaris dà conto anche delle variazioni diacroniche (cfr. Marazzini, 2004, cit., p. 39).
  7. Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 3.
  8. Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 10.
  9. a b Los ejemplos están tomados de Serianni y Antonelli, Manuale, 2011,cit., p. 10.
  10. a b c Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 11.
  11. Non si produce anafonesi se la nasale palatale [ɲ] non proviene dal nesso -nj- ma da un nesso originario -gn-: così, da lĭgnum non si è avuto ligno ma legno (senza anafonesi), mentre ligneo è una parola di trafila dotta (cfr. Patota, Lineamenti di grammatica storica dell'italiano, 2002, cit., p. 59).
  12. a b c Gli esempi sono tratti da Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 11.
  13. Patota, Lineamenti di grammatica storica dell'italiano, 2002, p. 52, da cui anche gli esempi che seguono.
  14. Por ejemplo, vanĭtarevantare (Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 11).
  15. Por ejemplo, calidŭscaldo. Con vocales postónicas e sis embargo sistemática la síncopa del sufijo -ŭlus, come per spĕculumspeclumspecchio (Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 11).
  16. Los ejemplos han sido tomados de Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 12.
  17. El fenónmemo de la asimilación progresiva (como en el romanesco annà, "andare") y bastante ajeno al florentino (Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 11).
  18. a b c d e f Forma ricostruita.
  19. a b c d e Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 14.
  20. a b c d Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., p. 15.
  21. Da os, ossis.
  22. Gli esempi sono tratti da Serianni e Antonelli, Manuale, 2011, cit., pp. 17-8.
  23. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., pp. 50-51.
  24. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., pp. 51 e 53.
  25. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., p. 54.
  26. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., p. 52.
  27. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., pp. 55-58.
  28. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., p. 56.
  29. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., pp. 56-7.
  30. Il latino usato dai notai non era accuratissimo; in quest'occasione si può rilevare un errore: in manum, con accusativo, doveva essere in manu, con ablativo (cfr. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., p. 57).
  31. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., p. 57.
  32. Marazzini, Breve storia della lingua italiana, 2004, cit., pp. 54-55.
  33. Berruto, 1987, cit. pp. 62-65.
  34. Raffaele Simone, «Stabilità e instabilità nei caratteri originali dell'italiano», in Introduzione all'italiano contemporaneo, a cura di Alberto Sobrero, 2011, cit., pp. 43 e 61.
  35. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., pp. 61-62.
  36. a b Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 62.
  37. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 63.
  38. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., pp. 63-64.
  39. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 64. Simone specifica anche che il condizionale presente italiano appare nelle completive oggettive, mentre il condizionale passato nelle ipotetiche, soprattutto se ottative.
  40. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 64.
  41. Sintassi e intonazione nell'italiano parlato, Il Mulino, Bologna, 1992, p. 204 sgg., citato in Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., pp. 64-65, che sottolinea che le indagini di Voghera non tengono conto delle diverse funzioni che una singola forma verbale può "sincreticamente" svolgere.
  42. Sintassi e intonazione nell'italiano parlato, cit., p. 236, citato in Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 65.
  43. Più precisamente, la sua frequenza è legata agli usi locali, che talvolta lo prediligono al passato prossimo: accade così che, per grandi linee, il passato prossimo appaia preferito nel Centro e nel Settentrione, il passato remoto nel Meridione (cfr. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 62, nota 18).
  44. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., pp. 62-63.
  45. Anche in francese il passé composé è il passato perfettivo di maggiore utilizzo, in opposizione all'imperfetto e a detrimento del passé simple; così pure, in spagnolo, il pretérito indefinido corrisponde sì formalmente al passato remoto italiano, ma di fatto assolve anche ai compiti del passato prossimo italiano: amé = amai/ho amato (cfr. Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 63 e 67).
  46. a b c Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 66.
  47. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas simone67es
  48. a b Simone, «Stabilità e instabilità...», cit., p. 67.

Bibliografía

Sobre períodos determinados

  • Rosa Casapullo, Il Medioevo, 1999, il Mulino, Bologna
  • Paola Manni, Il Trecento toscano, 2003, il Mulino, Bologna
  • Mirko Tavoni, Il Quattrocento, 1992, il Mulino, Bologna
  • Paolo Trovato, Il primo Cinquecento, 1994, il Mulino, Bologna
  • Claudio Marazzini, Il secondo Cinquecento e il Seicento, 1993, il Mulino, Bologna
  • Tina Matarrese, Il Settecento, 1993, il Mulino, Bologna
  • Luca Serianni, Il primo Ottocento, 1989, il Mulino, Bologna
  • Luca Serianni, Il secondo Ottocento, 1990, il Mulino, Bologna
  • Giovanni Nencioni, La lingua di Manzoni, 1993, il Mulino, Bologna
  • Pier Vincenzo Mengaldo, Il Novecento, 1994, il Mulino, Bologna
  • Tullio De Mauro, Storia linguistica dell'Italia unita, Bari, Laterza, 1963
  • Gaetano Berruto, Sociolinguistica dell'italiano contemporaneo, Roma, Carocci, 1987
  • (a cura di) Alberto Sobrero, Introduzione all'italiano contemporaneo. Le strutture, ed. Laterza, Roma-Bari, 1993 (11ª edizione: 2011), ISBN 978-88-420-4309-6
  • Giuseppe Patota, Lineamenti di grammatica storica dell'italiano, ed. il Mulino, Bologna, 2002, ISBN 88-15-08638-2