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Diferencia entre revisiones de «Comandos civiles»

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En la ciudad de Córdoba los civiles tuvieron un papel protagónico dirigidor por el general [[Dalmiro Videla Balaguer]],<ref>Ruiz Moreno, 419</ref> y muchos grupos quedaban a cargo de un militar de carrera.<ref name="RM563">Ruiz Moreno, 563</ref> Los militares tomaban muchas precauciones por la inexperiencia de sus dirigidos:<ref name="RM563"/>
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== Otros comandos ==
Se destaca el comando liderado por el abogado Rodolfo Marcelo Cárdenas, que al mando de cincuenta hombres trató de sublevar la base naval de [[Zárate]].


==Posterior a la Revolución==
==Posterior a la Revolución==

Revisión del 00:27 23 jun 2017

Civiles armados celebran el triunfo del golpe de Estado en la ciudad de Córdoba.

Los Comandos Civiles fueron grupos de civiles armados[1]​ de tendencias políticas divergentes entre sí (conservadores, radicales y socialistas), todos ellos opuestos al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón,[2][3]​que operaron entre 1951 y 1955. Muchos de ellos convergieron hasta formar una red que se extendió por Buenos Aires y Córdoba, y que protagonizó distintos alzamientos antiperonistas en 1955, incluyendo el golpe de Estado acaecido el 16 de septiembre de ese año, autodenominado Revolución Libertadora.[4]

Si bien hubo participantes civiles durante el Bombardeo de la Plaza de Mayo del 16 de junio,[5]​ éste acto fue llevado a cabo por sectores de la Armada ligados a los almirantes Benjamín Gargiulo y Samuel Toranzo Calderón. El ataque tomó por sorpresa[6]​ a unos dos mil militantes civiles que actuaban junto a Eduardo Lonardi y que más tarde sí participarían del golpe de Estado, tras la mediación del cordobés Clemente Villada Achával, cuñado de Lonardi, que viajó a Buenos Aires para reunirse con Septimio Walsh.[7]

No estaban organizados como la fuerza armada, que responde a un comando; eran, más bien, células dispersas por toda la ciudad, nacidas principalmente del ámbito universitario.
Marta Lonardi.[8]

Origen

Desde diciembre de 1954 diversos grupos de personas se encontraron con que sus actividades iban siendo ilegalizadas progresivamente. Era el caso de Florencio Arnaudo y la impresión del periódico "Verdad".[9]​ Así se forjó una amplia red de civiles antiperonistas, donde convergían grupos de las más variadas tendencias aunque todos tenían en común la resistencia contra el estado peronista.

Tanto en sus orígenes, militancias partidarias y ejes ideológicos, los comandos civiles van a destacarse más por la diferencia que por la similitud, además de la ya destacada intención golpista.
Archivo Nacional de la Memoria.[10]

Por ejemplo, en 1954 una agrupación de estudiantes universitarios se fundó en la casa de Miguel Ángel Álvarez Morales con el objetivo de realizar actividades subversivas.[cita requerida] Ellos luego entraron en contacto con el capitán retirado Walter Viader, que en durante su arresto en la isla Martín García había forjado una nutrida red de vínculos y amistades. Entre los integrantes del grupo estaban: Gregorio Ramírez, Roque Carranza, Roberto Astiz, Manuel Teodoro Cearrás, Manuel Rawson Paz y su primo Franklin Dellepiane Rawson, Eduardo Martínez Zemborain, Aníbal Beruti, etc. Las reuniones se llevaban a cabo en la casa de Álvarez Morales, en la oficina de Rodolfo van Gelderen, o en el estudio del doctor Gregorio Topolevsky. Este grupo, que todavía no usaba el nombre de «comando civil», estudiaba las comunicaciones del ejército para intervenirlas en caso de un alzamiento, y tuvo contactos con políticos radicales como Arturo Frondizi. Cuando se incorporó Roque Carranza, comenzaron la fabricación de explosivos.[11]​ A mediados de 1955 el grupo se había nutrido con la presencia de Siro de Martini, Euclides Ventura Cardozo, Alfonso de Laferrére, Martín Michel Torino.[12]

Otro grupo de civiles, más elitistas, se reunía en un departamento de la Isla de Recoleta. Lo conformaban, Raúl Lamuraglia e hijos, Alberto Benegas Lynch (padre), Claudio Mejía, y otros. Participaron, junto al comando de Viader, de las acciones del 16 de junio de 1955.[13]​ Entre esos grupos predominaron numéricamente los militantes católicos no pertenecientes a ningún partido político.[14]

El Archivo Nacional de la Memoria clasifica los orígenes de los principales componentes de los comandos:[15]


A pedido del Coronel Ernesto Alfredo Rottger se ordena que sean expulsados a la calle todos los estudiantes de la Ciudad Estudiantil Presidente Juan Perón, tras el triunfó del Golpe de Estado de Septiembre, allí funcionaria el cuartel de los Comandos Cíviles.[16]

Agosto y septiembre de 1955

En Buenos Aires, los distintos grupos se unificaron en un Comando Civil Revolucionario, liderado por Carlos Burundarena, Renato Bezançon, Darío Hermida, Adolfo Sánchez Zinny, el militar retirado Eduardo García Puló, Francisco P. Olmedo, Raúl Puigbó y Eduardo Rodríguez.[6][17]​ El comando incluyó provisoriamente al hermano Septimio Walsh.[18]​ Este Comando coordinaba sus acciones con el Comando Militar Revolucionario, integrado por los coroneles Ossorio Arana, Señorans, el mayor Guevara, y otros.[19]

En Córdoba, desde mediados de julio y hasta agosto se sucedieron atentados con bombas o incendios: contra seis unidades básicas, la sede de la UES, de la Confederación General Universitaria, y un busto de Eva Perón en Unquillo. En esa provincia actuaron dos grupos de radicales: uno al mando de Yadarola y Rodolfo Amuchástegui, otro comandado por Eduardo Galmond y Santiago del Castillo. Paralelamente los grupos conservadores católicos constituían sus propios grupos de combate que más tarde cobrarían protagonismo en episodios de guerra urbana en la capital provincial. Sus cuadros principales fueron los doctores Luis Torres Fotheringham, Tristán Castellano, Guillermo Saravia, Damián Fernández Astrada, Lisardo Novillo Saravia (h.), y los ingenieros Fernández Padilla, Guillermo Castellano y Calixto de la Torre. Cada comando nucleaba a diez dirigentes, y cada uno de ellos dirigía a diez militantes.[20]​ Constituían grupos de apoyo formados por civiles, como su nombre lo indica, aunque vinculados con las Fuerzas Armadas por medio de alguno de sus integrantes. Salvo la toma de una antena, relatada por Florencio Arnaudo en su libro “Operación Rosa Negra”, y la fugaz ocupación de una radio porteña.[21]​ Para el 16 de septiembre la UCR había convocado a un acto en la Casa Radical, donde repartieron armas en comités y en parroquias. Los comandos civiles ultracatólicos (llamados “palomas”) convocaron a la acción armada.Previamente negociaron un crédito con la Sociedad Rural para que financie actividades desestabilizadoras, como sabotajes a la red eléctrica, a los cables de la empresa telefónica Entel, disparos a las ruedas de camiones de bomberos y ambulancias, días antes represantantes de la UCR y comandos civiles viajaron a Uruguay entrevistandose con Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga, Oscar Montes, y Osvaldo Cacciatore.

La operación Rosa Negra

El 16 de septiembre de 1955 a las 00:00 horas el general Eduardo Lonardi se sublevó en la Escuela de Artillería de Córdoba, dando inicio a la Revolución Libertadora. Ese mismo día a la 1:15 cinco de los comandos civiles dejaban fuera de servicio varias radios de la ciudad de Buenos Aires para colaborar con la desestabilización y dificultar la difusión de noticias fehacientes,[22]​ siguiendo la planificación del ingeniero Carlos Burundarena.[23]

La operación era comandada por Raúl Puigbó, que respondía a Adolfo Sánchez Zinny:[24]

Cada grupo tenía unas 15 personas, el de Arnaudo estaba compuesto por: Humberto Podetti, Jorge Rodríguez Mancini, Isidoro Lafuente, Pepe Balbín, Pedro Crear, Marco Aurelio Rodríguez, Felipe Solari, Julio E. Álvarez, Enrique Hillegass y cuatro más.[27]

En Córdoba

En la ciudad de Córdoba los civiles tuvieron un papel protagónico dirigidor por el general Dalmiro Videla Balaguer,[28]​ y muchos grupos quedaban a cargo de un militar de carrera.[29]​ Los militares tomaban muchas precauciones por la inexperiencia de sus dirigidos:[29]

Yo les tenía pánico a los comandos civiles: No sabía quiénes eran ni cómo se comportarían en combate.
Teniente primero Bravo Moyano.[30]

Solo en Córdoba estos comando causaron más de 27 muertos en los tres días previos al 16 de septiembre de 1955, en su mayoría civiles peronistas que protestaban a favor del mantenimiento del orden constitucional. Tras el triunfo del Golpe de Estado,Monsñor Lafitte organizó un Te Deum y una cena en el palacio arzobispal para celebrar la instauración del régimen militar, donde fueron agasajados los jefes de los comandos civiles, quienes obsequiaron a Lafitte utensilios de oro y plata del siglo XVII que habían sido robados del Cabildo de Córdoba durante la toma por parte de los sublevados.[31]

Posterior a la Revolución

Uno de sus máximos representantes, Marta Ezcurra, fundadora de la juventud de la Acción Católica en 1931, bajo las órdenes de Aramburu ordena el 23 de diciembre de 1955, la ocupación militar de cada una de las Escuelas Hogar de la Fundación Eva Perón. Son quemadas pilas pilas de frazadas, sábanas, colchones, medicamentos, etc. Convoca para ello, a los miembros de los “comandos civiles” ligados a la Acción Católica Argentina y se ordena el desalojo inmediato de todos los niños y niñas internados en la Clínica de Recuperación. EL día 27 de diciembre se determina la confiscación de todos los muebles de los hospitales, hogares para niños, hogares escuelas y hogares de tránsito, entre ellos el mobiliario muchos muebles terminarían en las casas de los miembros de los comandos civiles.[32]

Fuentes

  • Florencio José Arnaudo, El año en que quemaron las iglesias, segunda edición, editorial Pleamar.
  • Patricio Downes, La noche en que quemaron las iglesias, Diario Clarín, 2 de septiembre de 2001.
  • Isidoro Ruiz Moreno, La revolución del 55. Cuarta edición. Editorial Claridad. Buenos Aires 2013. ISBN 978-950-620-336-8

Referencias

  1. Oscar R. Anzorena (1998). «Sociedad golpista». Tiempo de violencia y utopía: de Golpe de Onganía (1966) al Golpe de Videla (1976). Consultado el 7 de septiembre de 2014. 
  2. Osvaldo Pellettieri (2006). «La nacionalización del teatro independiente». Teatro del Pueblo: una utopía concretada. Consultado el 7 de septiembre de 2014. 
  3. Javier Prado (7 de mayo de 2011). «Bombardeos y golpe de Estado». Del tiempo de Perón. Consultado el 7 de septiembre de 2014. 
  4. María Estela Spinelli (2005). «La sublevación antiperonista». Los vencedores vencidos: el antiperonismo y la "revolución libertadora". Consultado el 7 de septiembre de 2014. 
  5. Cosme Beccar Varela reporta la presencia de su padre
  6. a b Arnaudo, p. 185
  7. Arnaudo 177
  8. Marta Lonardi, Mi padre y la revolución del 55', página 59
  9. Arnaudo, p. 19-21
  10. Archivo Nacional de la Memoria, Bombardeo del 16 de junio de 1955, página 41.
  11. Ruiz Moreno, 101-102
  12. Ruiz Moreno, 156
  13. Ruiz Moreno, 157
  14. Arnaudo, p. 178
  15. Archivo Nacional de la Memoria, Bombardeo del 16 de junio de 1955, página 42.
  16. “La Violencia Evangélica de Lonardi al Cordobazo (II)”. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 2008.
  17. Julio Godio, La caída de Perón: de junio a setiembre de 1955, p. 133
  18. Arnaudo, p. 146
  19. Arnaudo, p. 148
  20. César Tcach Abad, Sabattinismo y peronismo: partidos políticos en Córdoba, 1943-1955, páginas 250 a 254
  21. http://www.lanueva.com/notas-y-comentarios/865582/comandos-civiles.html
  22. Arnaudo, p. 195
  23. Arnaudo, p. 159
  24. Arnaudo, p. 158-159
  25. a b c d Arnaudo, p. 194
  26. Daniel Gutman, Tacuara: historia de la primera guerrilla urbana argentina, página 47. Editorial Vergara, 2ª Ed, Buenos Aires, 2012.
  27. Arnaudo, p. 147-148
  28. Ruiz Moreno, 419
  29. a b Ruiz Moreno, 563
  30. Archivo Nacional de la Memoria, Bombardeo del 16 de junio de 1955, página 39.
  31. La Violencia Evangelica de Horacio Verbitsky Editorial: Sudamericana I.S.B.N : 9789500729185, p 123/124
  32. Ferioli, N. “La Fundación Eva Perón”. Vol 1. Centro Editor de América Latina Buenos Aires, 1990.