Usuario:Artistosteles/Taller

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En la Sozial-Politisches Zentralblatt de Berlín, un tal B. V. Struve publica un largo artículo sobre el libro de usted; concuerdo con él en este punto: en que también para mí la actual fase capitalista del desarrollo ruso es una consecuencia inevitable de las condiciones históricas creadas por la Guerra de Crimea, la forma en que se llevó a cabo la modificación de la condición de la agricultura en 1861, y al estancamiento político general de Europa. En cambio, se equivoca de medio a medio cuando compara el estado actual de Rusia con el de Estados Unidos, a fin de refutar lo que llama vuestras visiones pesimistas del futuro. Dice que las malas consecuencias que tiene en Rusia el capitalismo moderno serán superadas con tanta facilidad como lo son en Estados Unidos. En este punto olvida por entero que EE.UU. es moderno, burgués, desde el comienzo mismo; que fueron fundados por pequeños burgueses y campesinos que escaparon al feudalismo europeo para instaurar una sociedad puramente burguesa. Mientras que en Rusia tenemos una base de carácter comunista primitivo, una Gentilgesellschalt[4] precivilizada en proceso de descomposición, es verdad, pero que sigue sirviendo de base, de material sobre el cual opera la revolución capitalista (pues es una verdadera revolución social). En Norteamérica, la economía monetaria, se estableció por completo y por más de un siglo, al tiempo que en Rusia la economía natural era casi exclusivamente la regla. En consecuencia, es lógico que la transformación operada en Rusia sea muchísimo más violenta, mucho más decisiva, y vaya acompañada de sufrimientos inmensamente mayores que lo que podría ser en Norteamérica.

Pero a pesar de todo ello, sigue pareciéndome que la visión de usted es más sombría de la que justifican los hechos. No hay duda de que el paso del comunismo agrario primitivo al industrialismo capitalista no puede efectuarse sin una tremenda dislocación de la sociedad, sin la desaparición de clases enteras y sin su transformación en otras clases; y en los enormes sufrimientos y el derroche de vidas humanas y de fuerzas productivas que ello necesariamente implica, los hemos visto —en menor escala— en Europa occidental. Pero de ahí a la completa ruina de una grande y altamente dotada nación, media un largo trecho. El rápido aumento de población al que ustedes han estado acostumbrados, puede detenerse; la atolondrada deforestación, combinada con la expropiación de los antiguos terratenientes así como de los campesinos, puede provocar un derroche colosal de fuerzas productivas. Pero después de todo, una población de más de cien millones de habitantes terminará por proveer un considerable mercado interno a una muy respetable gran industria, y entre vosotros, como en todas partes, las cosas acabarán por alcanzar el nivel que les es propio (...) si el capitalismo dura lo suficiente en Europa occidental.

Usted mismo admite que “las condiciones sociales rusas después de la Guerra de Crimea no eran favorables al desarrollo de la forma de producción heredada de nuestra historia pasada”. Yo iría más lejos, y diría que ni en Rusia ni en parte alguna habría sido posible construir una forma social superior a partir del comunismo agrario primitivo, a menos que esa forma superior existiese ya en otro país, para servir de modelo. Siendo esa forma superior, dondequiera que sea históricamente posible, la consecuencia necesaria de la forma capitalista de producción y de los antagonismos sociales de carácter dual creados por ella, no podría formarse directamente partiendo de la comuna agraria, a menos que fuese imitando un ejemplo ya en existencia en cualquier otra parte. Si el occidente europeo hubiese estado maduro para esa transformación en 1860-1870, si esa transformación hubiese sido llevada a cabo por Inglaterra. Francia, etc., los rusos habrían sido llamados a demostrar lo que podía hacerse de su comuna, que entonces estaba más o menos intacta. Pero el Occidente permaneció estancado, no se intentó tal transformación, y el capitalismo se desarrolló con velocidad creciente. Y como Rusia no podía elegir sino entre transformar la comuna en una forma de producción separada de aquella por una cantidad de etapas históricas, y para lo cual ni siquiera en Occidente estaban entonces maduras las condiciones —tarea evidentemente imposible— o bien tornarse capitalista, ¿qué le quedaba sino la segunda posibilidad?

En cuanto a la comuna, sólo es posible mientras las diferencias de riqueza entre sus miembros son insignificantes. Tan pronto como aumentan estas diferencias, tan pronto como uno de sus integrantes se esclaviza por deudas a los más ricos, no puede ya vivir. Los kulaki y miroyedy[5] de la Atenas de antes de Solón destruyeron la gens ateniense con la misma implacabilidad con que los de vuestro país destruyen la comuna. Temo que esa institución esté condenada. Pero, en cambio, el capitalismo inaugura nuevos panoramas y nuevas esperanzas. Fíjese en lo que ha hecho y está haciendo en Occidente. Una gran nación como la vuestra sobrevive a cualquier crisis. No hay calamidad histórica que no tenga su progreso histórico compensativo. Sólo cambia el modus operandi. Que les destinées s'accomplissent![1]



Con el título antes mencionado, Ludwig Woltmann ha publicado recientemente un libro en el que examina las relaciones que mantienen las dos grandes corrientes científicas influyentes de la actualidad: las enseñanzas de Darwin en el ámbito de la filosofía natural y las enseñanzas de Marx en el ámbito de las ciencias económicas. – tener uno al otro.

Como es bien sabido, la gran mayoría de los representantes del darwinismo, tanto en su forma antigua como en la nueva, por una parte, y los exponentes del socialismo científico, por otra, libran un vivo combate sobre la cuestión de hasta qué punto están de acuerdo el darwinismo y el socialismo, y especialmente si el darwinismo se opone a las teorías del socialismo en lo que respecta a la vida social; y si esas teorías se ven favorecidas o retardadas por el conocimiento del darwinismo.

Todos los exponentes conocidos del darwinismo sostienen no sólo que el darwinismo no es favorable al socialismo, sino que las dos teorías son directamente antagónicas entre sí. Y el exponente más destacado del darwinismo en Alemania, Ernst Haeckel, escribe: – “El darwinismo –la teoría de la selección– es, a los ojos de un crítico sin prejuicios, un principio aristocrático que consiste en la supervivencia del más fuerte”.

Sólo una pequeña parte de los exponentes del darwinismo representan otra visión del caso. Comparten más o menos las opiniones de los socialistas, de que el darwinismo está de acuerdo con el socialismo en referencia al desarrollo de la sociedad humana, sólo que no puede aplicarse a la evolución humana de la manera tosca y mecánica común entre los exponentes del darwinismo.

En el libro que reseñamos, Woltmann somete las dos escuelas darwinianas, así como las diversas escuelas de economía y filosofía, a una investigación y un examen, en la medida en que sus puntos de vista parecen tener alguna importancia para la cuestión, cuya conclusión llega siendo que el darwinismo y el socialismo no son mutuamente antagónicos, y que la teoría darwiniana de la supervivencia del más fuerte en la lucha por la existencia encontrará su expresión en el Estado socialista –en lo que respecta a la humanidad– en el establecimiento de la unidad entre el hombre. y la naturaleza.

Woltmann ha presentado los argumentos y el material, a favor y en contra, de tal manera que los exponentes del darwinismo, que normalmente ignoran las ciencias sociales, no pueden dejar de comprender la situación real de la cuestión. Por supuesto, está por verse si su examen causará alguna impresión en sus oponentes darwinistas.

En su ignorancia y descuido del estudio de los problemas sociales, los representantes actuales del darwinismo siguen, casi sin excepción, el ejemplo de su amo y amo. Pero el colosal trabajo que realizó Darwin ofrece una solución. excusa para él que, sin embargo, no puede extenderse a sus seguidores. Además, el movimiento social y los problemas sociales han alcanzado, desde la muerte de Darwin, una importancia y un alcance que nadie en su época hubiera podido concebir posible y, por parte de los socialistas, la cuestión de la importancia que el darwinismo tiene para la evolución social Se ha discutido tan repetidamente que los exponentes del darwinismo tienen ex cátedra todas las razones para preocuparse un poco por la economía política.

El lector recuerda la ignorancia de Darwin sobre los fenómenos económicos mediante la reproducción de la carta enviada por Darwin a Marx en la que agradece a este último el regalo de su libro "Das Kapital" y, entre otras cosas, dice: "Deseo de todo corazón que yo Poseía un mayor conocimiento del profundo e importante tema de las cuestiones económicas, lo que me haría un destinatario más digno de su regalo”.

Darwin admite aquí en lenguaje sencillo su ignorancia de las cuestiones económicas, pero nunca se permitió juzgar al socialismo. Muy diferente ocurre con sus sucesores, especialmente con Ernst Haeckel, quien se iluminó sobre el antagonismo entre darwinismo y socialismo antes de haber leído un escrito socialista. Woltmann cita un ejemplo divertido de esto en una nota al libro. Dice que cuando en la primavera de 1894, siendo un joven estudiante, visitó a Haeckel para consultarle sobre alguna cuestión relacionada con el darwinismo y el socialismo, descubrió que Haeckel no tenía una concepción real de las doctrinas económicas e históricas del socialismo, y que hasta Durante el verano de 1893 sólo había leído mi libro "Die Frau und Der Sozialismus", y probablemente poco, ya que en él lo había atacado duramente. El hecho de que no sea mejor que otros representantes del darwinismo es múltiple.

Si, como dice Woltmann, "hay que acercar el socialismo a la enseñanza de la evolución natural más estrechamente que hasta ahora", no se puede achacar la culpa a los socialistas, que no han dejado de comprenderlo, sino que se debe a a los exponentes del darwinismo, para quienes, como demuestra ampliamente el autor, la advertencia es muy necesaria.

Woltmann dice más adelante: “Para comprender el progreso de la cultura humana es necesario tener en cuenta otras consideraciones además de las económicas, que pueden ser proporcionadas por la fisiología y la biología general, por ejemplo, la comprensión de las leyes de diferenciación, adaptación y , y transmisión, y es necesario al menos un estudio especial para encontrar: si la selección natural ha ejercido su influencia en la lucha individual y de clases, por qué ha sido inoperante y qué puede haber ocupado su lugar. Estas cuestiones no han sido consideradas por Marx y Engels”. Sin embargo, esto no es del todo cierto; pues en el Anti-Dühring Engels ha discutido ampliamente la conexión entre los resultados de la filosofía natural y las leyes de la evolución de la sociedad, y el propio Woltmann dedica un gran espacio en su libro a esta obra que da respuesta a su afirmación. La posición según Engels es que la esfera del trabajo se convierte dentro de la sociedad en un campo de combate de dimensiones cada vez mayores: “Es la lucha darwiniana por la existencia individual en la que la naturaleza, con ira potencial, envuelve a la sociedad. El punto de vista natural del animal aparece como la cumbre de la sociedad humana”.

En la sociedad humana, el individuo ocupa una posición dual que ninguna otra criatura, jamás tan desarrollada, puede poseer. El hombre es a la vez un ser individual y un ser social. Como este último, es nuevamente miembro de una clase con intereses separados y especiales, que son más o menos opuestos a los intereses de otras clases e influyen en la situación y el desarrollo de personas separadas en un grado mayor que su naturaleza personal. Esto distingue al hombre de los demás animales y hace imposible considerarlo en su evolución desde el mismo punto de vista que ellos.

La obra de Woltmann plantea otra idea. Independientemente del darwinismo, uno puede comprender las leyes evolutivas de la sociedad en sus diversos grados de desarrollo, pero el darwinista, como tal, nunca podrá comprender las leyes evolutivas de la sociedad humana, si no comprende el socialismo científico y, con él, su base. Materialismo histórico. Sin esto, nos quedamos en la concepción tosca y puramente mecánica del darwinismo, que todavía domina a la mayoría de los exponentes de las teorías de Darwin. Woltmann opina que la ayuda lógica que el socialismo moderno ha recibido de la filosofía hegeliana no es suficiente y que el socialismo obtendría mayor poder científico si volviera, en lo que respecta a sus proposiciones abstractas, a la filosofía de Kant.

Todos admiten que las enseñanzas y concepciones de Marx y Engels no son de un orden soli me tangere , que no son dogmas establecidos inmutables para siempre. Los desarrollos sociales, cuyas fases individuales el profeta más claro y exacto no podría predecir, pueden afectar modificaciones en ellos, pero seguirán siendo la base firme sobre la cual nos esforzaremos, en cuyo respecto se encuentran en una posición análoga a la enseñanza de Darwin.

Woltmann ha realizado una investigación sistemática de los mundos ideales socialista y darwiniano desde el punto de vista de la historia del desarrollo social y de la política social, y lo ha hecho de manera diligente y digna de elogio. En el curso de su investigación se topa con la cuestión largamente discutida de la transmisión del carácter adquirido, en la que la gran mayoría de los darwinistas siguen a Haeckel, L. Buchner y W. Haacke, mientras que una minoría se pone del lado de Weissmann. Respecto a esta discusión tengo que hacer una explicación. Después de que Woltmann haya revisado brevemente mi concepción del darwinismo en referencia a la sociedad humana, que he expuesto en “Die Frau und der Sozialismus”, continúa: “A Bebel se le puede reprochar (por parte de los darwinistas) que no comprende el darwinismo. , y plantea falsamente la afirmación del socialismo. Sin duda hay rupturas en el orden de las ideas de Bebel, por ejemplo, al no reconocer que la historia previa de la evolución de la especie humana se deriva de las mismas leyes que la de los animales y las plantas”, y continúa argumentando como si este pensamiento fuera en realidad el mío. Esto se debe a que evidentemente no ha comprendido qué es lo que he dicho en referencia a la relación del darwinismo con la evolución de la sociedad humana... Pero Woltmann va más allá, y aquí nuestras opiniones difieren marcadamente. Dice: “Pero Bebel, y con él todos los partidarios dogmáticos del materialismo histórico, pasan por alto el hecho de que el hombre no sólo tiene un razonamiento científico, sino también un ser moral y práctico, y que la reacción de la conciencia moral en las condiciones actuales engendra la idea de una forma superior de sociedad y traerá su realización”.

Ciertamente el hombre es un ser moral; tiene percepciones que llamamos morales. Pero cuando estas percepciones morales se relacionan con la sociedad, encontramos que las opiniones morales dependen de los intereses de clase. La influencia que produce la moral social es también de naturaleza muy materialista y, por tanto, mi estimación de la reacción de la conciencia moral sobre las condiciones presentes y futuras es diferente a la de Woltmann. La idea de que la conciencia moral ha causado hasta ahora la transformación de las formas económicas y políticas de la sociedad humana será cuestionada por nosotros, los “partidarios dogmáticos” del materialismo histórico, hasta que nuestros oponentes estén en condiciones de darnos otra base más clara para explicar la situación. fenómenos en cuestión. A nosotros nos parece que la explicación del materialismo histórico es completamente suficiente y, finalmente, a un método no se le puede pedir más que que haga lo que se desea de él. Una vez más, no he dicho que las condiciones existentes sean adecuadas para la humanidad, sino que las clases perjudicadas por estas condiciones se han esforzado por adaptarlas a sus intereses y necesidades. Ésta es la diferencia que existe entre el hombre y los demás animales.

Más adelante Woltmann vuelve a dirigir su atención hacia mí cuando dice: "Debemos oponernos decididamente a Bebel cuando infiere (tratándose de la existencia de promiscuidad en las relaciones entre hombres que viven en hordas) que la poligamia y la poliandria se practicaban universalmente". Si Woltmann hubiera leído el prefacio de la vigésima quinta edición de “Die Frau”, probablemente no habría hecho esta observación, que parece surgir de una falsa ira moral. En ese prefacio, tratando sobre Ziegler, he escrito: – “En el capítulo veinte del libro de Darwin, 'El origen del hombre', que trata del carácter sexual secundario del hombre, dice que había pensado en la existencia del matrimonio común, y su anterior condición de promiscuidad, increíble. Sin embargo, había descubierto que todos aquellos que habían estudiado más a fondo el tema eran de la opinión de que la promiscuidad era la forma original y general de conexión sexual en toda la tierra, incluyendo la conexión sexual entre hermanos y hermanas...

Más allá de esto, tenemos las leyendas muy instructivas de los antiguos, de las cuales se desprende que en tiempos primitivos la conexión sexual era común entre padres e hijos, y no simplemente entre hermanos y hermanas. La leyenda de Lot, que cometió incesto con sus hijas sin haber provocado la ira de la Biblia, muestra que no se trataba de un hecho inusual, aunque en aquella época los judíos habían alcanzado el estadio intermedio de la barbarie. Otros ejemplos de conexión incestuosa han sido citados en un número anterior de Die Neue Zeit , de Paul Lafargue, por ejemplo, la leyenda de que Brahma estaba casado con su hija Saravasth; la leyenda de que Amon es el cónyuge de su madre y la conexión similar entre Uranos y su madre Gäa. No debemos sorprendernos de la irregularidad del comercio sexual entre las hordas, ya que el propio término horda transmite esa impresión.

En la satisfacción de la pasión sexual, el hombre moderno a menudo cae más bajo que los animales. Me refiero a los peores excesos sexuales (los excesos de la lujuria y la prostitución antinatural). Sin embargo, en tiempos primitivos el hombre era un animal.[2]


El beneficio económico no puede venir del intercambio de un igual valor. Tampoco de un intercambio desigual o "injusto", porque los beneficios ganados por el vendedor son perdidos por el comprandor, o viceversa, pero el valor total presente en el intercambio es el mismo:

Supongamos que todos los intercambios de mercancías sean enteramente justos; supongamos que cada comprador obtiene el valor total de los bienes por su dinero, y que cada vendedor recibe en dinero el valor total del trabajo necesario invertido en su producto. Entonces, si, como suelen suponer los economistas políticos, cada productor vende lo que no quiere y compra con el dinero así obtenido lo que quiere, pero que él mismo no produce, entonces todas las cosas son para lo mejor en el mejor de los mundos económicos; pero la formación del Capital (esta palabra tomada, por el momento, en su significado habitual) es imposible. Un hombre puede ahorrar dinero o almacenar bienes, pero todavía no puede utilizarlos como Capital, excepto quizás prestando el dinero a interés. Pero ésta es una forma de Capital, aunque muy antigua, pero muy subordinada y primitiva. La obtención de beneficios es imposible sobre la base supuesta anteriormente.

[...]

Supongamos, finalmente, que las ganancias sean el resultado de hacer trampa. Te vendo una tonelada de hierro por 5 £, cuando no vale más de 3 £. En ese caso, yo soy 2 £ más rico y tú eres 2 £ más pobre. Antes del trato, usted tenía 5 £ en dinero y yo tenía 3 £ en valor de hierro, es decir, 8 £ en total. Después del trato, usted tiene 3 £ en hierro y yo 5 £ en oro, juntos nuevamente 8 £. El valor ha cambiado de manos, pero no se ha creado, y para que las ganancias sean reales deben ser valor recién creado. Es evidente que la totalidad de la clase capitalista de un país no puede engañarse a sí misma.[3]


La dictadura del proletariado es una forma singular de alianza de clase del proletariado, vanguardia de los trabajadores, y los numerosos sectores no proletarios (pequeña burguesía, pequeños propietarios, campesinos, intelectuales, etc.) de trabajadores o la mayoría de ellos, alianza dirigida contra el capital, alianza que persigue el derrocamiento completo del capital, el aplastamiento completo de la resistencia de la burguesía y de sus tentativas de restauración, alianza que se propone la instauración y consolidación definitivas del socialismo.[4]


"No creo que el Universo comenzó con el Big Bang...".Sir Roger Penrose

https://www.youtube.com/watch?v=iP22Dd9GP4U&ab_channel=BerthaAliciaGalindo


3. Problemas con el modelo cosmológico estándar

Desafíos

Los principales desafíos al modelo estándar provienen de las pequeñas escalas. Las simulaciones numéricas muestran que se esperan muchos halos de pequeña masa, pero se han encontrado muchas menos galaxias satélite de la Vía Láctea. SDSS ha encontrado recientemente más galaxias de baja masa [14], pero todavía hay un déficit. Una posibilidad es que la comparación no se haya hecho de manera justa: es posible que la velocidad circular completa del halo no se alcance hasta más allá de los radios exteriores visibles de las galaxias enanas [15]. Sin embargo, al final es probable que los procesos de retroalimentación de la formación estelar sean la clave: los pozos potenciales son muy poco profundos y las galaxias enanas observadas tienen fracciones bariónicas muy bajas, por lo que probablemente haya una población de enanas aún más débiles con pocas estrellas. El otro punto de tensión es el perfil interno de las enanas dominadas por la Materia Oscura, que son menos profundos de lo que predice la teoría. Este es hasta cierto punto un tema abierto, pero existen posibles soluciones con barras o halos triaxiales. La Materia Oscura que interactúa automáticamente puede eliminar las cúspides teóricas [16], pero es posible que la sección transversal requerida ya esté casi descartada (ver la siguiente sección).

https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1742-6596/120/2/022001/pdf


CUANDO UN OSCURO METEORÓLOGO RUSO llamado Alexander Friedmann propuso, en 1922, que el Universo podría estar expandiéndose, Albert Einstein estaba seguro de que estaba equivocado. Cinco años antes, Einstein había publicado un modelo estático del Universo y todavía estaba convencido de que era correcto. En un error poco común pero dramático, Einstein reforzó sus creencias infundadas con un cálculo erróneo y envió una nota al Zeitschrift fur Physik afirmando que la teoría de Friedmann violaba la conservación de la energía. Sin embargo, ocho meses después, tras la visita de un colega de Friedmann, Einstein admitió su error y publicó una retractación. Admitió que las ecuaciones de la relatividad general permiten la posibilidad de un universo en expansión.

Hoy en día, la teoría del Big Bang, que comenzó con los cálculos de Friedmann en 1922, se ha convertido en la visión aceptada de la cosmología. La expansión del Universo fue observada por primera vez a principios de la década de 1920 por Vesto Melvin Slipher, y en 1929 fue codificada por Edwin Hubble en lo que hoy conocemos como "Ley de Hubble": en promedio, cada galaxia distante se aleja de nosotros con una velocidad que es proporcional a su distancia. En 1965, Arno Penzias y Robert Wilson detectaron un fondo de radiación de microondas que llegaba a la Tierra desde todas direcciones: el resplandor de la primordial bola de fuego densa y caliente. Hoy sabemos, basándonos en los datos del satélite Cosmic Background Explorer (COBE) (ver Beam Line , Vol. 23, No. 3, Otoño/Invierno de 1993), que el espectro de esta radiación de fondo concuerda con una precisión exquisita: 1/ 30 del 1 por ciento, con el espectro térmico esperado para el brillo de la materia caliente en el Universo temprano. Además, los cálculos de la nucleosíntesis en el universo primitivo muestran que la teoría del Big Bang puede explicar correctamente la abundancia cósmica de los isótopos nucleares ligeros: hidrógeno, deuterio, helio-3, helio-4 y litio-7. (Creemos que los elementos más pesados ​​se sintetizaron mucho más tarde, en el interior de las estrellas, y luego fueron expulsados ​​explosivamente al espacio interestelar).

A pesar de los sorprendentes éxitos de la teoría del Big Bang, hay buenas razones para creer que la teoría en su forma tradicional es incompleta. Aunque se la llama "teoría del Big Bang", en realidad no es en absoluto la teoría de una explosión. Es sólo la teoría de las consecuencias de una explosión. Describe elegantemente cómo el Universo primitivo se expandió y enfrió, y cómo la materia se aglomeró para formar galaxias y estrellas. Pero la teoría no dice nada sobre la física subyacente de la explosión primordial. Ni siquiera da una pista sobre qué golpeó, qué causó que explotara o qué sucedió antes de que explotara. La teoría del universo inflacionario, por otra parte, es una descripción de la explosión misma y proporciona respuestas plausibles a estas preguntas y más.

https://ned.ipac.caltech.edu/level5/Guth/Guth1.html

Si bien puede ser demasiado pronto para decir que la inflación está demostrada, sostengo que los argumentos a favor de la inflación son convincentes. Es difícil incluso concebir una teoría alternativa que pueda explicar las características básicas del Universo observado. La inflación no sólo produce el tipo de explosión especial que corresponde al Universo observado, sino que las fluctuaciones cuánticas durante la inflación podrían haber producido no uniformidades que sirvieron como semillas de la estructura cósmica. Estas no uniformidades se pueden observar directamente en la radiación cósmica de fondo, con una amplitud de aproximadamente una parte en 100.000. Hasta ahora las mediciones del espectro han sido maravillosamente consistentes con las predicciones de inflación, aunque hay que admitir que las no uniformidades creadas por las cuerdas cósmicas también son consistentes con las observaciones. Las cuerdas cósmicas, sin embargo, no pueden explicar la homogeneidad a gran escala o la planitud del Universo.

Si bien los argumentos a favor de la inflación son sólidos, cabe destacar que la inflación es en realidad un paradigma y no una teoría. La afirmación de que el Universo surgió de la inflación, si es cierta, no es el final del estudio de los orígenes cósmicos; de hecho, está más cerca del comienzo. Los detalles de la inflación dependen de los detalles de la física de partículas subyacente, por lo que la cosmología y la física de partículas quedan íntimamente vinculadas. Si bien no veo ninguna alternativa viable a la idea general de inflación, aún queda mucho trabajo por hacer antes de establecer un panorama detallado. Y sospecho que hay espacio para muchas ideas nuevas e importantes.

https://ned.ipac.caltech.edu/level5/Guth/Guth5.html


  • El problema de la planitud : ¿Por qué la densidad de materia del universo está tan cerca del valor crítico inestable entre la expansión perpetua y el colapso en un Big Crunch?
  • El problema del horizonte : ¿Por qué el universo tiene el mismo aspecto en todas direcciones cuando surge de regiones causalmente desconectadas? Este problema es más grave en el caso de la muy suave radiación cósmica de fondo de microondas.
  • El problema de la materia oscura : ¿De qué materia está compuesto predominantemente el Universo? El análisis de las interacciones gravitacionales de las galaxias muestra mucha más materia de la que podemos ver. Los cálculos de nucleosíntesis sugieren que esta materia oscura del Universo no está formada por materia ordinaria: ¿neutrones y protones?

https://debunkingwlc.wordpress.com/2010/07/09/standard-big-bang-model/


Valor

Así que todo en la economía marxista se centra en la idea de valor. Sin una teoría del valor no seríamos capaces de hacer la mayoría de los argumentos que se consideran una parte crucial del marxisim: explotación, crisis, clase, etc. El valor no es un concepto abstracto y metafísico. Es algo real y tangible que nos afecta a todos todos los días. Es la razón por la que vamos a trabajar por la mañana. Es lo que nos permite comprar comestibles. Es la razón por la que los países van a la guerra. Es por eso que tenemos bancos, ferrocarriles y mercados de valores. El despliegue de la "ley del valor" es el despliegue de los mecanismos internos de una sociedad capitalista. Por lo tanto, es importante que el concepto de valor sea internamente coherente y lógico, o de lo contrario su estatus como concepto explicativo es cuestionable.

Si has visto muchos de mis videos, probablemente ya sepas que el valor es creado por el trabajo humano, ¡y solo por el trabajo humano! Las máquinas no pueden crear valor. La compra y venta de materias primas no crea valor. Las diferencias en las preferencias subjetivas no crean valor. Revisemos algunos argumentos diferentes de por qué este es el caso. El objetivo de cualquier economía es coordinar el trabajo humano de tal manera que proporcione cosas a la gente. Hay muchas formas diferentes en que se ha coordinado este trabajo a lo largo de la historia, y es probable que haya muchas más formas en que se coordine en el futuro. En una economía capitalista, el trabajo se coordina a través de mercancías. Es decir, yo hago una mercancía y tú haces una mercancía diferente. Cuando los intercambiamos, estamos intercambiando nuestro trabajo. Así es como se organizan nuestros trabajos colectivos.

La única razón por la que todas estas diversas mercancías pueden intercambiarse entre sí es porque todas son productos del trabajo humano en abstracto. Esto es lo que les da su valor. Pero las materias primas no andan por ahí con su valor escrito por todas partes. (Si lo hicieran, el capitalismo sería mucho más fácil de entender y no necesitarías ver este video). No puedes comprar un cepillo de dientes y leer en el cepillo de dientes cuántas horas te llevó fabricarlo, cuántas personas trabajaron para hacerlo, cuáles fueron sus condiciones de trabajo, cómo se envió a la tienda, quién lo puso en el estante, etc. El valor tiene que expresarse a través del dinero. Los precios monetarios son una expresión de valor.

Pero aquí es donde las cosas comienzan a confundirse. ¿Cómo se mide el valor en precios monetarios? ¿El precio es siempre igual al valor? ¿Qué pasa cuando el precio no es igual al valor? Dado que cualquiera puede fijar el precio que quiera cuando vende una materia prima, al principio puede parecer difícil ver cómo el precio podría reflejar el valor de manera realista. Pero sabemos por nuestras propias vidas que parece haber algún tipo de fuerzas en acción en el universo, alguna mano oculta del mercado que evita que los precios sean totalmente arbitrarios. Un cepillo de dientes o un coche nuevo cuestan más o menos lo mismo en cualquier lugar donde lo compres. No solo eso, sino que el coche siempre costará más que el cepillo de dientes. Entonces, ¿cuáles son estas fuerzas que hacen que los precios converjan? ¿Y es solo una coincidencia que las cosas que requieren más trabajo para hacerlas generalmente cuesten más que las cosas que toman poco tiempo para hacerlas?

Cuanto más perfecta es la competencia en una sociedad capitalista, más difícil es fijar arbitrariamente los precios por encima de los valores. La competencia perfecta hace imposible concebir los precios como arbitrarios o los beneficios como un mero "margen de beneficio" por encima de los costes. (Por supuesto, la competencia nunca es perfecta, pero si estamos construyendo un modelo abstracto de una economía capitalista, tenemos que identificar la lógica interna del capitalismo en abstracto antes de ver cómo las fuerzas externas distorsionan este modelo). También podemos suponer que la oferta y la demanda se equilibran entre sí. Obviamente, si la oferta alguna vez se reduce, esto creará un aumento en los precios por encima de los valores. Pero este aumento de los precios significa un aumento de las ganancias para los capitalistas que producen bienes escasos. Este aumento de las ganancias anima a más capitalistas a invertir en la producción de este bien y esto, a su vez, aumenta la oferta hasta que los precios vuelven a un punto de equilibrio. Lo contrario ocurre con los descensos de la demanda.

El argumento de la teoría del valor-trabajo es que, detrás de todas estas fluctuaciones, se encuentran los precios de equilibrio y que estos precios de equilibrio corresponden al valor de las mercancías. Ahora bien, ¿qué sucede cuando el monopolio, el engaño o la demanda permiten que alguien se salga con la suya cobrando arbitrariamente más por una mercancía que su valor? La respuesta a esta pregunta es realmente crucial, así que escuche atentamente: la cantidad total de valor en la sociedad corresponde a la cantidad total de precios. Por lo tanto, si alguien se sale con la suya con precios arbitrariamente altos, significa que otra persona no está obteniendo el valor total de su producto. De esta manera, aunque las ganancias no se pueden crear a través del intercambio, se pueden barajar entre las personas. A través del monopolio, de las modas, cualquier pueblo puede beneficiarse de una desigualdad en el intercambio, un defecto en la manifestación de la competencia capitalista. ¡Pero tal desigualdad no crea más valor! La verdadera fuente de ganancia en una sociedad capitalista es la diferencia entre el valor de las mercancías y el salario pagado a los trabajadores. Esta, por supuesto, es la teoría de la explotación.

Por lo tanto, si hacemos abstracción de las perturbaciones en la competencia, o de las fluctuaciones menores en la oferta y la demanda, vemos que las mercancías, en general, tienen precios que son relativamente proporcionales a sus valores. O al menos, lo harían si no hubiera otro factor que complicara la situación...

Es este otro factor el que obligó a Marx a teorizar sobre "la transformación de los valores en precios de producción" y el que ha creado todo el alboroto durante todos estos años. Es muy similar a lo que acabo de describir sobre la forma en que la oferta y la demanda se igualan. De la misma manera en que la oferta y la demanda fluctúan alrededor del precio de equilibrio, también crea una tasa media de ganancia entre los capitalistas. Es decir, si un capitalista está obteniendo más ganancias que el resto, otros capitalistas comenzarán a hacer lo que él está haciendo y, por lo tanto, se comerán sus ganancias. A través de este tipo de competencia se establece una "tasa media de ganancia" entre los capitalistas.

Pero esta tasa media de ganancia parece, en un primer momento, entrar en conflicto con otra cosa de la que he hablado en otros vídeos: la composición orgánica del capital.

Ilustremos esto con un ejemplo. Digamos que hay dos industrias: una hace café y la otra autos. Dentro de ambas industrias existe una competencia para hacer que sus trabajadores sean los más productivos mediante la introducción de las máquinas más nuevas que ahorran mano de obra. Por lo tanto, dentro de cada industria hay aproximadamente la misma proporción de trabajadores y máquinas. (Esto es lo que es la "composición orgánica del capital": la relación entre las máquinas y los trabajadores. Cuando hay muchas más máquinas que trabajadores, decimos que la composición orgánica es alta. Cuando hay más trabajadores, decimos que la composición orgánica es baja). Pero entre las industrias esta proporción difiere. Algunas industrias tienen naturalmente una mayor proporción de máquinas por trabajador que otras. En nuestro ejemplo, la industria del automóvil utiliza muchas máquinas. La industria del café utiliza muchos más trabajadores.

Ahora bien, si el valor solo puede ser creado por el trabajo humano, parecería que la industria del café crea mucho más valor que la industria automotriz. Y, en realidad, este es el caso: cuanto más trabajo se realiza en una industria, más valor crea. Sin embargo, en condiciones de competencia, bajo la ley de la tasa media de ganancia, ambas industrias reciben las mismas ganancias, incluso si una crea mucho menos valor. Una tasa media de ganancia significa que cada capitalista recibe la misma tasa de rendimiento sobre sus inversiones totales, independientemente de qué proporción de esta inversión vaya a parar a los trabajadores o a las máquinas. ¿Cómo es esto posible? (¿Los trabajadores de la industria automotriz trabajan más duro? ¿Son más explotados? No existe una correlación necesaria entre la relación entre las máquinas y los trabajadores y sus salarios, así que supongamos que la tasa de explotación es igual en ambas industrias).

Aquí está la solución a este rompecabezas. La cantidad total de valor en la sociedad es igual a la cantidad total de precios. La cantidad total de ganancia es igual a la cantidad total de plusvalía (la plusvalía es la diferencia entre el valor de una mercancía y el costo de pagar a los trabajadores y pagar las materias primas, las máquinas, etc.) La tasa total de ganancia medida en valor, en la sociedad en su conjunto, es igual a la tasa total de ganancia medida en dinero.

Estas son las "tres igualdades agregadas" que forman la santísima trinidad de la teoría de los precios de producción. Los capitalistas individuales pueden tener precios monetarios o ganancias que divergen de sus valores, pero en conjunto estas igualdades prevalecen. ¿Pero cómo?

Todos los capitalistas contribuyen a la cantidad total de plusvalía de acuerdo con la cantidad de trabajo que emplean. Por lo tanto, si las cafeteras tienen más trabajadores, contribuyen más a la plusvalía agregada que los fabricantes de automóviles. Pero los capitalistas retiran sus ganancias monetarias de esta plusvalía total de acuerdo con la tasa media de ganancia, es decir, en proporción al costo total de su producción. Independientemente de cuántos trabajadores empleen realmente, todos reciben la misma tasa de retorno de su inversión, ¡incluso si toda su inversión se destina a máquinas!

Por lo tanto, el precio de una mercancía no es el costo de los insumos más la plusvalía. Es el costo de los insumos más el rendimiento promedio de esas inversiones. A este precio lo llamamos "precio de producción". Los precios totales de producción son iguales a la cantidad total de valor. Pero las materias primas individuales no se negocian a sus valores. Comercian a sus precios de producción. El precio de producción sigue siendo una función del valor, pero no es necesariamente directamente igual a él.

Esta es la razón por la que es posible tener una tasa o ganancia descendente (ver "Video de caída de la tasa de ganancia"). Los capitalistas individuales no tienen forma de saber que están desestabilizando la tasa de ganancia colectiva, porque no reciben menos ganancia cuando reemplazan a los trabajadores con máquinas. Sólo cuando la automatización se ha extendido por toda la economía en una medida sustancial puede reducir la tasa de beneficio.

Esta relación entre la acción individual y las fuerzas sociales más amplias es fiel al espíritu de gran parte de la teoría marxista. Los individuos siempre son libres de actuar como quieran. Esa es la parte fácil de la teoría social. La parte difícil de una buena teoría social es explicar por qué esas acciones libres se unen en torno a ciertas normas. Para Marx, el valor es la fuerza mediadora central entre los individuos y, por lo tanto, son las leyes del movimiento de este valor las que gobiernan en última instancia el éxito o el fracaso de las acciones individuales.


William Jefferies propuso que Marx en los Grundrisse ya había resuelto el problema de la transformación como "resultado necesario de la desproporción causada por la introducción generalizada de capital fijo que completó la transición al capitalismo mismo" y del desarrollo de las fuerzas productivas, que crean "capitales de diferentes composiciones" y "una tasa de ganancia media" que alteran la producción.[5]​ El desarrollo de estas contradicciones conduce a la sobreproducción y a la crisis de depreciación general o "una devaluación general o destrucción del capital".[6]​ Jefferies considera esta explicación como "superior a la de El capital III" y de Engels, "quien es probable que ni siquiera... leyera los Grundrisse".[5]

Otra solución parecida proviene de Pavel Maksakovsky.[7]​ Según Maksakovsky Marx "proporcionó una solución general al problema de la dinámica del conjunto capitalista" en "términos esquemáticos ideales". Marx "asumió el equilibrio en sus modelos de reproducción" pero estos son perturbados "por procesos dinámicos que se encuentran en otro plano del conjunto capitalista". Esto significaba que "la crisis y el ciclo son inherentes a la forma más básica de la ley del valor". Maksakovsky sostuvo una "teoría de la coyuntura" donde "el estudio del capitalismo tal como se desarrolla a través de la totalidad de sus relaciones".[5]

[E]l precio se distingue del valor no sólo como lo nominal de lo real; [...] sino porque esta última aparece como la ley de los movimientos que atraviesa la primera. Pero los dos son constantemente diferentes y nunca se equilibran, o sólo se equilibran de manera coincidente y excepcional. El precio de un bien se mantiene constantemente por encima o por debajo del valor de la mercancía, y el valor de la mercancía misma existe sólo en este movimiento hacia arriba y hacia abajo de los precios de la mercancía. La oferta y la demanda determinan constantemente los precios de las mercancías; nunca se equilibran, o sólo por coincidencia; pero el costo de producción, por su parte, determina las oscilaciones de la oferta y la demanda.[8]



Este ejemplo original del procedimiento de transformación de los Grundrisse es superior al de El Capital III en tres aspectos clave. Postuló directamente la transformación como parte de un circuito de producción, en segundo lugar mostró cómo el crecimiento del capital fijo afectó otras variables, el tiempo de rotación, etc., y en tercer lugar, y lo más importante, mostró cómo las transferencias necesarias para producir una tasa promedio de las ganancias produjeron desproporción, sobreproducción y crisis.

La discontinuidad identificada y explicada por Marx en los Grundrisse estaba ausente en la versión del procedimiento de transformación publicada por Engels en El Capital III. Es posible que Engels no lo hubiera leído él mismo. Musto especuló que:

es probable que ni siquiera Friedrich Engels leyera los Grundrisse

En El Capital III, "Marx mostró cómo la competencia igualaba las tasas de ganancia a medida que el movimiento de valor entre capitales de diferentes composiciones aseguraba que los precios de producción, y no los valores, formaran ahora el centro alrededor del cual fluctuaban los precios de mercado".

En 1907, von Bortkiewicz demostró que el procedimiento de transformación de Marx daba como resultado un desequilibrio si los precios de producción transformados se tomaban como precios de los insumos del siguiente circuito de producción.

Se consideró que la solución de Marx era matemática y lógicamente inconsistente ya que la masa de valor no podía igualar la masa de precio mientras que la masa de ganancia era igual a la masa de plusvalía.



En él explica que es "un resultado necesario de la desproporción causada por la introducción generalizada de capital fijo que completó la transición al capitalismo mismo".


Roman Rosdolsky, que escribió a finales de la década de 1960 en The Making of Marx's Capital, evaluó la solución de Marx al problema de la transformación en los Grundrisse. Rosdolsky señaló que "el problema de la tasa media de ganancia ya estaba resuelto en el borrador de 1857-1858, es decir, antes de que Marx hubiera siquiera expuesto su teoría del valor".

Marx discutió el problema de la transformación en una extensa sección de 70 páginas (373-443) en los Grundrisse , aunque hay referencias y muchos ejemplos históricos de la transición de valores a precios a lo largo de la obra.

Marx examinó cómo los cambios en las proporciones de capital fijo y circulante provocaron una redistribución del valor para igualar la tasa de ganancia, lo que interrumpió las necesarias relaciones de reproducción entre diferentes capitales. El desarrollo de estas contradicciones conduce a la sobreproducción y a la crisis, "el capital es tanto la colocación constante como la suspensión de la producción proporcionada " (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 414).

El desarrollo de las fuerzas productivas hasta un cierto nivel tecnológico crea una cierta relación necesaria entre trabajo necesario y excedente "que se convierte en capital otra vez". Esta producción se ve perturbada por revoluciones en las fuerzas de producción que "alteran estas relaciones, cambian estas relaciones mismas"


Marx insistió en que "el capital contiene contradicciones" y su propósito es "desarrollarlos plenamente". Estas revoluciones tecnológicas destruyen proporciones previas necesarias de producción, lo que "se manifiesta en la crisis" (MarxCitación[1857-58] 1981 , 444) que es "una depreciación general de los precios... o destrucción del capital".


Esto planteó un problema para la teoría del valor trabajo, ya que si se supusiera que los valores son iguales a los precios de producción, si la plusvalía es la fuente de toda ganancia, entonces el capitalista con la menor composición orgánica del capital y la menor productividad del trabajo y por lo tanto, el costo unitario más alto tendrá una tasa de ganancia más alta que el capitalista productivo más eficiente con la composición orgánica más alta:

La ganancia del capital más grande, que trabaja con más maquinaria, parece, por tanto, menor que la del capital más pequeño que trabaja con más trabajo vivo, relativa o absolutamente, precisamente porque la ganancia más alta del trabajo vivo parece menor, cuando se calcula sobre la base de un total. capital en el que el trabajo vivo constituye una proporción menor del total que la menor ganancia del trabajo vivo que constituye una proporción mayor del capital total más pequeño. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 384/385)

La contradicción se resuelve cuando el crecimiento del capital fijo y la competencia significa que los capitales más eficientes con una mayor composición orgánica de capital capturarán las ganancias de sus competidores menos eficientes:

La mayor ganancia –que surge del excedente de trabajo real dentro de una rama de la producción, la plusvalía realmente creada– es empujada hacia abajo al nivel promedio por la competencia, y el déficit de plusvalía en la otra rama de negocios se eleva al nivel promedio por retirada de capitales de él, es decir, una relación favorable de oferta y demanda. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 436)

Marx mostró cómo los intercambios entre los diferentes productores sectoriales se interrumpieron durante la transición de los valores a los precios. La crítica de Desai representa un error metodológico fundamental típico de la economía política marxista tal como se desarrolló en los años 1970 y 1980. La industria humana cambia las formas físicas de los materiales naturales para hacerlos más útiles. Este proceso de trabajo transforma la naturaleza física de los insumos en productos diferentes y, por tanto, físicamente inconmensurables. Marx señaló en su discusión sobre el circuito D-M-P-M'-D' que:

En la fórmula general, el producto de P se considera una cosa material diferente de los elementos del capital productivo, como un objeto que existe aparte del proceso de producción y que tiene una forma de uso diferente de la de los elementos de producción. Éste es siempre el caso cuando el resultado del proceso productivo asume la forma de una cosa, incluso cuando una parte del producto vuelve a entrar en la producción reanudada como uno de sus elementos. (MarxCitación[1885] 1956 , 30)

Alfredo Saad Filho consideró que la crítica de Desai al uso del agregado por parte de Marx estaba fuera de lugar ya que las referencias a valores y precios se refieren a diferentes niveles de abstracción (Saad FilhoCitación2019 , 109). Más fundamentalmente, los precios relativos cambian constantemente, ya que la naturaleza del producto cambia constantemente, de modo que ninguna medida física puede representar el valor agregado en la producción concreta. No existe una unidad física de medios de producción o consumo heterogéneos. El valor de la producción física sólo puede medirse mediante un estándar social externo a ella. El único factor común a toda la producción humana es el trabajo humano socialmente necesario. La insistencia de Desai en que los cambios de valor deben representarse en una mercancía física constante descarta la inconmensurabilidad de la producción física y, por tanto, la premisa de la teoría del valor trabajo. ¿Cómo entonces conciliar la necesidad del valor con la divergencia entre los valores y los precios de producción? De forma discontinua.


En los Grundrisse, Marx demostró que la transformación de los valores en precios de producción creaba una crisis de desproporción. Esta discontinuidad estaba necesariamente presente en el modelo matemático de la transición. Esta crisis fue una consecuencia directa del crecimiento del capital fijo y del desarrollo de las fuerzas productivas, "la destrucción de valor y de capital que tiene lugar en una crisis coincide con –o significa lo mismo– un crecimiento general de las fuerzas productivas". ' (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 446). El punto clave fue que el crecimiento del capital fijo y la redistribución del valor que creó una tasa de ganancia promedio alteraron las proporciones necesarias de producción:

El modelo de transformación era matemáticamente imperfecto ya que la transición real de los valores a los precios de producción era imperfecta. La introducción generalizada del capital fijo creó capitales de diferentes composiciones orgánicas y en el proceso trastocó las proporciones previas necesarias de la incipiente, subdesarrollada y precapitalista división del trabajo. La perturbación de la producción debido a la igualación de las tasas de ganancia provocó una crisis general de sobreproducción, una desproporción general o una discontinuidad.


Este ejemplo original del procedimiento de transformación de los Grundrisse es superior al de El Capital III en tres aspectos clave. Postuló directamente la transformación como parte de un circuito de producción, en segundo lugar mostró cómo el crecimiento del capital fijo afectó otras variables, el tiempo de rotación, etc., y en tercer lugar, y lo más importante, mostró cómo las transferencias necesarias para producir una tasa promedio de las ganancias produjeron desproporción, sobreproducción y crisis.

La discontinuidad identificada y explicada por Marx en los Grundrisse estaba ausente en la versión del procedimiento de transformación publicada por Engels en El Capital III. Es posible que Engels no lo hubiera leído él mismo. Musto especuló que:

es probable que ni siquiera Friedrich Engels leyera los Grundrisse


4. Pavel Maksakovsky y el ciclo capitalista[editar]

Pavel Maksakovsky


Pavel Maksakovsky. su seminario de 1927 sobre teoría económica marxista se convirtió en El ciclo capitalista: un ensayo sobre la teoría marxista del ciclo, publicado póstumamente en 1929.[7]El ciclo capitalista de Maksakovsky (Citación[1929] 2009 ) consideró que Marx resolvió el problema de la dinámica en "términos esquemáticos ideales" y, como resultado, Marx no proporcionó una "teoría integral de la coyuntura" (Citación[1929] 2009 , 19). Marx asumió el equilibrio en sus modelos de reproducción y utilizó la abstracción para evaluar el impacto de un cambio en cada variable por separado en lugar de como un todo interconectado. La teoría de la coyuntura de Maksakovsky "sigue teniendo lugar dentro del marco del método analítico abstracto" (Citación[1929] 2009 , 28), pero trazó "una distinción clara" entre "tomar las leyes de forma aislada para estudiarlas en principio – en términos de su forma y contenido – y la manera en que su actividad se desarrolla a través del desarrollo real del capitalismo". ' (Citación[1929] 2009 , 18).

Marx "proporcionó una solución general al problema de la dinámica del conjunto capitalista". Pero el problema se planteó sólo en su esquema más general y estuvo fuertemente influenciado por la fuerza aislante de la abstracción' ([1929] 2009, 19). La coyuntura se encontraba en un nivel inferior de abstracción como modelo de la economía capitalista real. Por lo tanto, incluyó cambios en "cada categoría" y consideró los efectos de su interacción, ya que todas ellas participaron "en la formación de la coyuntura" (Citación[1929] 2009 , 44). Esto significaba que "la crisis y el ciclo son inherentes a la forma más básica de la ley del valor" (Citación[1929] 2009 , 45). Maksakovsky señaló que “la ley del valor no es una ley de “equilibrio móvil” por parte de los elementos fundamentales (estáticos) del sistema capitalista, siendo el equilibrio, a su vez, periódicamente perturbado por procesos dinámicos que se encuentran en otro plano del conjunto capitalista. ' (Citación[1929] 2009 , 23).

La economía era dinámica y desproporcionada. Su proporcionalidad era una situación "meramente teórica". Maksakovsky señaló que la categoría de Marx de "capital en general" suponía en todo momento "que la mercancía se vende por su valor". Marx examinó las formas por las que pasó el capital en las diversas etapas de desarrollo, pero críticamente "las condiciones reales dentro de las cuales tiene lugar el proceso real de producción, por lo tanto, no se analizan... No examinamos la competencia de los capitales, ni el sistema crediticio...". Marx asumió que los precios eran iguales a los valores para demostrar que las leyes económicas de la producción capitalista estaban determinadas en última instancia por la búsqueda de los capitalistas de maximizar el plusvalor que extraían en la producción. Aunque los precios nunca o sólo por accidente igualaron los valores y cuando el capitalismo existió como modo de producción completamente formado, la transición de los valores a los precios de producción y a los precios de mercado ya se había producido.

La variación del precio respecto del valor era un "velo" de las leyes del movimiento del sistema capitalista, "por lo tanto, el precio se distingue del valor... porque este último aparece como la ley del movimiento que el primero Corre a través de. Pero los dos son constantemente diferentes y nunca se equilibran, o se equilibran sólo de manera coincidente y excepcional” (MarxCitación[1857–58] 1981 , 137). Sin valor sería imposible medir la actividad productiva o el intercambio humano. De ahí que el análisis de Marx se abstrajera de las fluctuaciones de los precios de los valores para considerar las leyes subyacentes esenciales que determinaban el funcionamiento del modo de producción capitalista.

El procedimiento de Marx hizo abstracción de "la dinámica de los precios, el flujo de capitales y las olas específicas de competencia en el mercado" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 19). Esto no era real ni histórico, sino lógico; tal "estado de equilibrio móvil es meramente un estado de cosas teóricamente concebible, no sólo para la producción capitalista en su conjunto, sino también para cada una de sus ramas individuales en un momento determinado". Como resultado, "el análisis de la reproducción simple y ampliada proporcionado por Marx no es adecuado para representar el curso real de la reproducción capitalista tal como ocurre en un momento dado" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 53). En contraste, la "teoría de la coyuntura" de Maksakovsky implica el estudio del capitalismo tal como se desarrolla a través de la totalidad de sus relaciones (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 20).


Maksakovsky consideró que Marx: basó su análisis en los siguientes postulados 1) intercambio de mercancías según su valor; 2) valores invariables de los componentes del capital productivo; 3) ausencia de crecimiento en la composición orgánica del capital; 4) exclusión de la influencia del crédito (tanto en el proceso de reproducción como en la circulación monetaria); 5) exclusión del comercio exterior. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 53)


5. La transición a la producción capitalista[editar]

En la economía mercantil simple, la división social del trabajo no desarrollada, el trabajo asalariado no está generalizada y la distinción entre el sector primario y del secundario es inmadura. Pavel Maksakovsky describe que la economía mercantil simple "no tiene una dinámica cíclica" y "la crisis sólo se vuelve real cuando el valor, conservando aún su forma y significado originales, también crece hasta convertirse en capital: una nueva relación de producción".


Esta es la fase del desarrollo económico que finaliza con lo que Isaak Illych Rubin definió como manufactura:


Durante los siglos XVII y XVIII, simultáneamente con la expansión del sistema doméstico o descentralizado de industria a gran escala, aparecieron las manufacturas. Se trataba de empresas capitalistas centralizadas, más o menos a gran escala. La manufactura se diferenciaba del sistema doméstico en que los trabajadores no trabajaban solos en casa, sino en un único local creado por el empresario. Se distinguía de la fábrica posterior por el predominio del trabajo manual y la ausencia de cualquier aplicación de maquinaria. (énfasis de Rubin, RubinCitación[1929] 1979 , 155)

Hay que tener en cuenta que las nuevas fuerzas de producción y las nuevas relaciones de producción no surgen de la nada [...]; sino desde dentro y en antítesis del desarrollo existente de la producción y de las relaciones de propiedad tradicionales heredadas.[9]

Maksakovsky consideró que en El Capital Marx modeló la transición histórica y lógica de la simple economía mercantil al capitalismo. Marx señaló que "el concepto de valor precede al de capital pero requiere para su desarrollo puro un modo de producción fundado en el capital" (MarxCitación[1857–58] 1981 , 251). Marx continuó:

Hay que tener presente que las nuevas fuerzas de producción y las nuevas relaciones de producción no surgen de la nada , ni caen del cielo, ni del útero de la Idea que se autopostula; sino desde dentro y en antítesis del desarrollo existente de la producción y de las relaciones de propiedad tradicionales heredadas. Mientras que en un sistema burgués completo toda relación económica presupone a todas las demás en su forma económica burguesa, y todo lo planteado es, por tanto, también un presupuesto. (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 278)

Maksakovsky observó que la economía mercantil simple "se caracteriza por "la ley del valor"" que expresa "la relación entre productores independientes de mercancías cuando están conectados a través de la forma monetaria" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 39). Aun así, "las relaciones de intercambio en sí mismas no asumen un carácter universal, sino que se parecen más a "oasis" dispersos en la economía natural" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 38) y como resultado la "actividad de la ley del valor sólo se siente débilmente" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 45). La economía mercantil simple "no tiene una dinámica cíclica" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 37). Así, "la crisis sólo se vuelve real cuando el valor, conservando aún su forma y significado originales, también crece hasta convertirse en capital: una nueva relación de producción" (Masksakovsky [Citación1929 ] 2009, 40). La producción de mercancías simples se desarrolló dentro de la economía natural en la que "el motivo económico predominante es convertir el trabajo necesario en otra forma consumible" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 39). En los Grundrisse Marx explicó:

El capital no crea las condiciones objetivas del trabajo. Más bien, su formación original es que, a través del proceso histórico de disolución del antiguo modo de producción, el valor existente como riqueza monetaria puede, por un lado, comprar las condiciones objetivas de trabajo; por otro lado, cambiar dinero por el trabajo vivo de los trabajadores que han sido liberados. (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 506)

En la economía mercantil simple, la división social del trabajo "aún no está muy desarrollada" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 39), el trabajo asalariado no es general y la distinción entre el Departamento I y el Departamento II es inmadura. Hay poca producción de maquinaria, por lo que "cualquier aumento dramático en la productividad laboral es imposible", mientras que la competencia entre ramas "es rudimentaria" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 39). Esta es la fase del desarrollo económico que finaliza con lo que Isaak Illych Rubin definió como manufactura:

Durante los siglos XVII y XVIII, simultáneamente con la expansión del sistema doméstico o descentralizado de industria a gran escala, aparecieron las manufacturas. Se trataba de empresas capitalistas centralizadas, más o menos a gran escala. La manufactura se diferenciaba del sistema doméstico en que los trabajadores no trabajaban solos en casa, sino en un único local creado por el empresario. Se distinguía de la fábrica posterior por el predominio del trabajo manual y la ausencia de cualquier aplicación de maquinaria. (énfasis de Rubin, RubinCitación[1929] 1979 , 155)

Rubin trabajó junto a David Riazanov traduciendo y preparando versiones de las obras de Marx y de otros economistas clásicos como Adam Smith y David Ricardo. Rubin fue responsable de una versión autorizada de la Contribución de Marx a la crítica de la economía política , que entró en el MEGA. Enseñó en el Instituto de Profesores Rojos (IKP) donde se debatían sus ideas. Ensayos de Rubin sobre el valor (RubinCitación[1923] 1972 ) se publicaron en 1923 y su Una historia del pensamiento económico (Citación[1929] 1979 ) en 1926 y en una edición ampliada en 1929 (Boldyrev y KraghCitación2015 ). Aparentemente se desconoce si Rubin tuvo acceso o estuvo involucrado en la traducción de los Grundrisse , pero ciertamente parece probable que al menos estuviera al tanto de ello. Sin duda, su argumento se formuló en términos muy similares. Señaló que:

Marx demostró que en la economía capitalista, a diferencia de una simple economía mercantil, la ley del valor trabajo no se impone directamente, sino sólo indirectamente a través de un complejo proceso social de formación de la tasa promedio de ganancia y los precios de producción. (FrotarCitación[1929] 1979 , 308)

Rubin observó que estas fábricas, establecidas mediante la temprana, aún inmadura, división del trabajo, prepararon el camino para el desarrollo de una producción de mercado generalizada: "las fábricas de vidrio, papeleras, herrerías, etc. no pueden funcionar según principios gremiales". Exigen producción en masa; ventas a un mercado general; riqueza monetaria por parte de su empresario" (MarxCitación[1857–58] 1981 , 511). Rubin consideraba que "el comienzo de la revolución industrial suele fijarse en 1769" (RubinCitación[1929] 1979 , 221). Él continuó:

El colosal aumento de la producción nacional no redujo en lo más mínimo la pobreza de sus masas. La maquinaria destinada a ahorrar mano de obra humana a menudo dio un impulso adicional al deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores. Introducido a un ritmo febril, desplazó a los hilanderos, tejedores y otros trabajadores, que estaban amenazados de muerte por inanición o de vivir como pobres. (énfasis de Rubin, RubinCitación[1929] 1979 , 225)

Rubin continuó: "la máquina significó la ruina total de los hilanderos y tejedores, puso fin a las industrias artesanales " (énfasis de Rubin, RubinCitación[1929] 1979 , 226). La amplia "masa de trabajadores sufrió no sólo por el caro maíz, sino también por la introducción de maquinaria, el desempleo y los bajos salarios" (énfasis de Rubin, RubinCitación[1929] 1979 , 228). La transición a una economía mecanizada completó la transición al modo de producción capitalista: " la maquinaria aparece, entonces, como la forma más adecuada de capital fijo , y el capital fijo, en lo que respecta a las relaciones del capital consigo mismo, aparece como la forma más adecuada ". forma adecuada de capital como tal' (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 694). La transición de los valores a los precios de producción coincidió con la creación del capitalismo mismo y estuvo asolada por crisis, arruinando a quienes dependían de la división del trabajo precapitalista.

La economía mercantil simple contenía el potencial de crisis en la separación de la mercancía entre producción y venta, pero "el “surgimiento” de la producción capitalista –incluyendo la ley del valor más la ley del plusvalor– trae crisis reales que aparecen esporádicamente pero sin periodicidad legal (un ciclo incompleto históricamente “inconcluso”)” (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 41). La transición de una producción de mercancías simple, en la que, debido a la falta de capital y de competencia, los precios reflejaban fielmente los valores, a una producción basada en los precios de producción, en la que los precios divergían sistemáticamente de los valores, fue también la transición a una producción capitalista desarrollada que "con la ley de la valor, la ley de la plusvalía y la ley de la ganancia media – trae consigo crisis periódicas y el ciclo completo” (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 41). Fue la transición de estas fábricas a fábricas de máquinas el punto en el que comenzó el capitalismo industrial:

sólo cuando la industria mecánica haya echado raíces tan profundas que se convierta en la influencia dominante en la industria nacional; cuando, gracias a la industria mecánica, el comercio exterior pasa a ser más importante que el comercio interior; finalmente, cuando muchas naciones industriales entran en competencia entre sí, sólo entonces aparecen ciclos que se repiten sin cesar... (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, El Capital de Marxcitado por Maksakovsky, 42)

Fue esta transformación la que inauguró el circuito del MC-D» como factor controlador dominante en la economía: «¿Qué significa el desarrollo de la industria mecánica? Significa, sobre todo, que aumenta la composición orgánica del capital; que el capital constante supera al capital variable; y como expresión específica y observable de este hecho, que el capital fijo crece más rápidamente que el capital circulante” (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 43) Esta transformación produjo simultáneamente una crisis: 'el precio de producción – valor – reguló la producción capitalista “sin interrupción” tan pronto como aparecieron las perturbaciones' (énfasis de Maksakovsky, Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 43). Si se equipara el capital social "con su parte circulante, no puede surgir ningún ciclo" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 57). Fue la revolución en las fuerzas productivas asociada con la introducción de maquinaria y capital fijo lo que significó que "las leyes internas del capital -que aparecen simplemente como tendencias en las etapas históricas preliminares de su desarrollo- se postulan por primera vez como leyes". (MarxCitación[1857–58] 1981 , 650).

La secuencia de esta transición fue "confirmada por los datos históricos". Inglaterra –el principal país capitalista– no tuvo experiencia de crisis esporádicas antes de 1825' (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 41). Esta historia reflejó el desarrollo lógico de las relaciones de valor a partir de la ley del valor que "refleja el proceso dialéctico mediante el cual las relaciones de los productores independientes de mercancías crecen hasta convertirse en la compleja economía del capitalismo en términos históricos reales" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 45). Este proceso fue gradual, surgió a lo largo de siglos, culminando con una rápida transición hacia la producción fabril a finales del siglo XVIII y principios del XIX:

La competencia aparece históricamente como la disolución de la afiliación obligatoria a un gremio, de la regulación gubernamental, de los aranceles internos y similares dentro de un país, como el levantamiento de bloqueos, prohibiciones y protecciones en el mercado mundial; porque aparece históricamente, en resumen, como la negación de la límites y barreras peculiares de las etapas de producción que preceden al capital. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 649)

Estos límites eran barreras al movimiento del capital, su desarrollo y realización. Esta transición fue real, actual e histórica:

Inglaterra es en este sentido el país modelo para los demás países continentales. De la misma manera: si la primera forma de industria, la manufactura en gran escala, presupone ya la disolución de la propiedad de la tierra, ésta a su vez está condicionada por el desarrollo subordinado del capital en sus formas primitivas (medievales) que tuvo lugar en las ciudades y en las ciudades. al mismo tiempo por el efecto del florecimiento de la manufactura y el comercio en otros países (de ahí la influencia de Holanda sobre Inglaterra en el siglo XVI y la primera mitad del XVII). (MarxCitación[1857–58] 1981 , 277)

Así, "la evidencia histórica también verifica la opinión de que el ciclo se desarrolla gradualmente". Entre el surgimiento histórico del precio de producción, como regulador inmediato del sistema capitalista, y la dinámica capitalista en su forma cíclica regida por leyes, existen evidentemente conexiones históricas y lógicas” (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 42). Durante este período de transición la redistribución del valor entre capitales de diferentes composiciones, "la ley del beneficio medio todavía estaba emergiendo". La masa de ganancias obtenida por los capitalistas todavía se aproximaba a la masa de plusvalía creada en cada rama", y así

la tasa media de ganancia aún no se había convertido en el hecho básico de la conciencia de los capitalistas o en la vara de medir que utilizaban para evaluar sus propias actividades. Esto se reflejó en la economía de la época: en los problemas que Smith y Ricardo experimentaron al intentar comprender esta "nueva" tendencia. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 41/42)

La competencia entre capitales creó ahora una tasa de ganancia promedio: “una tasa de ganancia general como tal sólo es posible si la tasa de ganancia en una rama de negocios es demasiado alta y en otra demasiado baja; es decir, que una parte del plusvalor –que corresponde al plustrabajo– se transfiere de un capitalista a otro” (MarxCitación[1857–58] 1981 , 435). Esto rompe el vínculo directo entre la masa de plusvalía producida en un sector y la masa de ganancias obtenidas en él:

Por un lado, la competencia interprofesional "crea" precios de producción, convirtiendo el "equilibrio del trabajo" en "equilibrio de capitales", y por el otro, "da origen" a las relaciones específicas de oferta y demanda del mercado y por lo tanto, al movimiento fluctuante de los precios de mercado, que es la característica más importante del movimiento del ciclo. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 42, comillas de Maksakovsky)

Este cambio en la composición orgánica de los distintos capitales significó que:

Es imposible que las tasas de ganancia sobre el mismo capital sean iguales, ya que las relaciones de trabajo excedente son completamente diferentes, dependiendo de la productividad del trabajo y de la relación entre materias primas, maquinaria y salarios, y del volumen global en producción. cual se lleva a cabo la producción. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 435)

Las ganancias obtenidas dentro de un sector particular podrían ser mayores o menores que la cantidad de plusvalía producida dentro de él:

La mayor ganancia –que surge del excedente de trabajo real dentro de una rama de la producción, la plusvalía realmente creada– es empujada hacia abajo al nivel promedio por la competencia, y el déficit de plusvalía en la otra rama de negocios se eleva al nivel promedio. por retirada de capitales de él, es decir, una relación favorable de oferta y demanda. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 436)

Por lo tanto, la competencia capitalista no explica estas leyes; más bien los deja ver , pero no los produce" (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 552). El auge de la industria significó que los valores ya no formaban el centro de equilibrio alrededor del cual fluctuaba el precio de las mercancías. Los precios de los valores de producción modificados por la transferencia de valor para igualar las tasas de ganancia ahora lo hicieron. Esta transición de la simple economía mercantil al capitalismo fue violenta. Trastornó las proporciones necesarias de producción establecidas en la división del trabajo precapitalista y la reemplazó por una nueva, plenamente capitalista. Marx, Rubin y Maksakovsky demostraron que la disyunción implícita en el procedimiento de transformación de Marx no era meramente matemática, sino real. Lejos de ser un error ilógico que debía corregirse, la desproporción reflejaba fielmente la transición real en sí. El modelo de transformación de Marx habría sido incorrecto sin él.

6. Ladislao von Bortkiewicz[editar]

En 1907, Ladislaus von Bortkiewicz desarrolló las matemáticas de V. Dmitriev para redescubrir la discontinuidad identificada originalmente por Marx en los Grundrisse (DmitrievCitación[1902] 1974 ). Dmitriev había demostrado que suponiendo que los insumos y los productos fueran físicamente idénticos y que algo pudiera producirse a partir de la nada, entonces no había necesidad de una explicación valorativa del excedente. Si el excedente aparecía sin equivalente, entonces era posible mostrar cómo los precios podían derivarse directamente de "las condiciones técnicas de producción" (von BortkiewiczCitación[1907] 1952 , 9). Von Bortkiewicz señaló que si los precios de producción de Marx se tomaban como precios de los insumos para el siguiente circuito de producción, entonces la combinación de valores no transformados y precios de producción transformados significaba que el valor total no era igual al precio o que el total de la ganancia no era igual. plusvalía ya que existía una desproporción entre los Departamentos I y II:

¿Qué sucede ahora, cuando el cálculo del precio... reemplaza al cálculo del valor... La suma de los salarios no ha cambiado? El cuadro II da 110 para el capital variable en todas las esferas de producción tomadas en conjunto. Por tanto, los trabajadores deberían poder adquirir por esta suma los bienes producidos en I y V, ni más ni menos. Estos bienes, sin embargo, tienen ahora un precio de 92 + 37, es decir, un total de 129. Los trabajadores, por tanto, deben quedarse cortos o, dicho de otra manera, algunos de los bienes fabricados en I y V no encuentran salida. En este sentido, por tanto, el modelo de precios falla. (por BortkiewiczCitación[1907] 1952 , 9)

La redistribución del valor causada por la igualación de las tasas de ganancia afectó la estructura de producción de modo que la producción fue desproporcionada y se violaron las condiciones de reproducción simple. El procedimiento de transformación de Marx contenía un número diferente de incógnitas del número de ecuaciones que entraban en conflicto con los requisitos de una solución dentro del álgebra lineal (Saad FilhoCitación2019 , 106). Von Bortkiewicz demostró que el modelo de Marx sólo era matemáticamente correcto si por casualidad la composición de la producción era idéntica a la de la industria que producía el bien y actuaba como numeraria. Como esto nunca podría ser cierto, el desequilibrio implícito en el modelo de Marx significaba que era "inadmisible" que Marx hubiera excluido la transformación de los valores iniciales mismos. El modelo de Marx era matemáticamente incorrecto y, por tanto, interna y lógicamente inconsistente. Pero la prueba del modelo de Marx no es la perfección matemática, sino el imperfecto mundo real. La obra de Von Bortkiewicz proporcionó la piedra de toque para todas las refutaciones posteriores de la teoría del valor de Marx. Desai consideró que Marx después de Sraffa (de Ian SteedmanCitación1977 ) demostró que "el sistema de Sraffa, con sus obvios orígenes Ricardo-Dmitriev, era preferible al sistema de Marx y que el excedente de trabajo era una categoría ocioso" (DesaiCitación1988 , 327). Como no había una forma matemática de conciliar los valores con los precios, los valores deberían abandonarse junto con todo el análisis de valores de Marx. Debe abandonarse la insistencia en que sólo la actividad productiva humana puede producir beneficios. Desai explicó que la contribución de von Bortkiewicz significó lo siguiente:

Matemáticamente, las herramientas ya estaban diseñadas para una formulación del problema de transformación en n sectores y Bortkiewicz tomó nota de esto en su ensayo más extenso que incluía el capital fijo. Pero la importancia de Dmitriev para nuestro propósito radica en la cuestión que plantea sobre la necesidad de la plusvalía (de la explotación laboral) para la existencia de la ganancia. (énfasis de Desai, DesaiCitación1988 , 311)

El modelo de Marx demostró que el proceso de trabajo transformó los insumos y productos físicos volviéndolos inconmensurables. El modelo se equilibró de modo que las cantidades de trabajo abstracto en el lado de los insumos y de la producción fueran idénticas. Mientras que la plusvalía era una relación de propiedad, una relación social única de propiedad entre personas. El capitalista compró fuerza de trabajo, no trabajo, de modo que durante el proceso de trabajo mismo la propiedad en forma de valor fue redistribuida de los productores a los propietarios de los medios de producción. Como el excedente de Dmitriev era físicamente idéntico a los insumos y a los productos, era directamente proporcional y no requería un estándar de valor externo a la producción física. Como el excedente apareció sin equivalente de la nada, eliminó la necesidad de plusvalía. Como el excedente podría ser cualquier cosa física, no era exclusivo de los humanos y, por lo tanto, no tenía por qué ser una relación social o de propiedad. Bajo estos supuestos, la teoría del valor era necesariamente superflua. Los precios o valores de cambio (las proporciones físicas en las que las personas intercambian insumos y productos) podrían determinarse sin referencia a las personas para crear una alternativa matemáticamente consistente (correspondiente a las leyes del álgebra lineal) a la teoría del valor. Sobre la base de estos supuestos totalmente irreales, el modelo de Dmitriev hizo redundante la teoría de Marx. Maksakovsky no se refiere a von Bortkiewicz en Los precios o valores de cambio (las proporciones físicas en las que las personas intercambian insumos y productos) podrían determinarse sin referencia a las personas para crear una alternativa matemáticamente consistente (correspondiente a las leyes del álgebra lineal) a la teoría del valor. Sobre la base de estos supuestos totalmente irreales, el modelo de Dmitriev hizo redundante la teoría de Marx. Maksakovsky no se refiere a von Bortkiewicz en Los precios o valores de cambio (las proporciones físicas en las que las personas intercambian insumos y productos) podrían determinarse sin referencia a las personas para crear una alternativa matemáticamente consistente (correspondiente a las leyes del álgebra lineal) a la teoría del valor. Sobre la base de estos supuestos totalmente irreales, el modelo de Dmitriev hizo redundante la teoría de Marx. Maksakovsky no se refiere a von Bortkiewicz enEl ciclo capitalista , pero no cabe duda de que Maksakovsky estaba al tanto de la crítica de von Bortkiewicz al procedimiento de transformación de Marx. En 1922 Cholom Dvoilatski (RodmanCitación2010 ), miembro del praesidium Profesor Rojo, asociado de Preobrazhensky y Radek, y en 1926 jefe temporal del consejo editorial de la revista Vestnik de la academia (David-FoxCitación1997 , 228), dio una respuesta a von Bortkiewicz. El artículo de Dvoilatski ' Sobre una “ contradicción” en el sistema económico de K. Marx ' fue publicado en la revista Bajo la bandera del marxismo (DvolaitskiCitación[1922] 2010 ). Dvoilatski dividió los diferentes sectores de producción por valores de uso para igualar las diferencias en la composición orgánica del capital, evitando así la desproporción implícita en el procedimiento de transformación de Marx. Esta fue una respuesta, pero difícilmente fue una solución ya que descartaba el origen del problema.

En lugar de ello, Maksakovsky resolvió la contradicción aceptándola. La transformación de valores en precios de producción no era un problema que debiera "solucionarse". La discontinuidad anticipada por la crítica de von Bortkiewicz era real, un reflejo necesario de la transformación histórica real de los valores en precios de producción. Maksakovsky modificó el modelo de Marx de uno basado en la producción de equilibrio proporcional, uno ideal abstracto, a un modelo de coyuntura basado en las relaciones históricas reales. Maksakovsky explicó que:

La primera modificación que se introducirá es el establecimiento de un "equilibrio" capitalista "puro" definido por la "proporcionalidad" en la distribución de capitales. Dado que el "equilibrio" de los capitales, cuando sus composiciones orgánicas difieren, significa una alteración del "equilibrio" del trabajo, se sigue que las relaciones cuantitativas entre los Departamentos I y II, junto con las relaciones entre sus partes separadas, deben cambiarse. Si tomamos la fórmula de la reproducción ampliada, el precio de producción en el Departamento I será mayor que el valor (aproximadamente 125 y 120), mientras que en el Departamento II será menor (aproximadamente 125 y 133), para lograr un nuevo 'equilibrio' requerirá una magnitud de valor correspondientemente mayor en el Departamento II en comparación con I. Con las relaciones originales, El departamento I exigiría excesivamente los productos del II y se revelaría una subproducción o una interrupción de la reproducción. Esta es la primera modificación en el análisis. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 58, comillas de Maksakovsky)

Maksakovsky reprodujo el argumento esencial de von Bortkiewicz, pero en lugar de ser la refutación de la teoría de Marx, la disyunción producida por el cambio en la composición orgánica del capital fue su creación. Ya no como una teoría del equilibrio general sino como una teoría de coyuntura. El claro resumen que Chris Harman hace del artículo de Maksakovsky resume cómo la verdadera teoría del desarrollo capitalista de Maksakovsky abrazó su naturaleza contradictoria plagada de crisis (HarmanCitación2017 ). La oferta y la demanda son en sí mismas consecuencia de las fases del ciclo, hay desfases entre sectores, mientras que el poder monopolista influye en los precios para separar los precios de mercado de los precios de producción. Esto produce "competencia específicamente de mercado", de modo que "la relación existente entre "demanda" y "oferta" deja de reflejar fielmente la proporcionalidad de la producción social, y la acción directa de las leyes de equilibrio sobre los precios se paraliza" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 43). Marx 'realizó todo el análisis de la reproducción real en un cierto nivel de abstracción. Resuelve el problema en términos de sus principios y su contenido" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 53). Sin embargo, una resolución general del problema no es lo mismo que un análisis integral del curso real de la reproducción capitalista. No es posible describir el patrón de desarrollo del capitalismo dentro de las limitaciones de una curva suavemente ascendente" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 54). Los precios de producción son en sí mismos sólo una abstracción, forman un centro, un punto de equilibrio, alrededor del cual giran los precios del mercado:

El movimiento real es inseparable de la ruptura continua de todas las "proporcionalidades" de la reproducción social. En realidad, estos últimos sólo existen bajo la forma de una tendencia gobernada por una ley y se manifiestan continuamente a través de un sistema de obstáculos. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 54).

Maksakovsky prosiguió:

Mediante una operación puramente matemática hemos introducido el "equilibrio" de los capitales en lugar del "equilibrio" del trabajo. En realidad, este proceso ocurre a través de la actividad de largo alcance de la competencia capitalista, que, en una determinada etapa de la historia del capitalismo, transformó la plusvalía en ganancia promedio y, correspondientemente, el valor en precio de producción. Una vez completado este acto "histórico", la competencia capitalista sigue siendo el instrumento irremplazable de su "repetición" interminable. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 56)

Maksakovsky había reproducido esencialmente, aunque probablemente sin saberlo, la explicación de Marx de los Grundrisse sobre la transición desproporcionada de los valores a los precios de producción.

7. Divergencia entre los precios de mercado y los precios de producción[editar]

Una vez que los valores se han transformado en precios de producción, no hay vuelta atrás, los valores sólo existen en su forma modificada y repetida sin cesar como precios de producción. Los precios de producción, no los valores, constituyen ahora el centro alrededor del cual fluctúan los precios de mercado. La discontinuidad en la transición de los valores a los precios de producción es el resultado inevitable de la creciente composición orgánica del capital que perturba el equilibrio de la producción: "sólo cuando introducimos el momento de perturbación de esta "proporcionalidad", teniendo en cuenta la repentina renovación masiva del capital fijo, que revelamos el carácter cíclico de la reproducción capitalista" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 81). El crecimiento del capital fijo y el aumento de la composición orgánica del capital crean el ciclo económico y, con una segunda disyunción, la separación de los precios de mercado de los precios de producción, como señala Mavroudeas en su evaluación crítica del artículo de Maksakovsky (MavroudeasCitación2012 ). Durante la fase ascendente del ciclo, los precios suben por encima de los precios de producción a medida que la demanda supera a la oferta. Durante la fase descendente del ciclo, los precios caen por debajo de los precios de producción a medida que la oferta supera a la demanda: "todo el proceso de reproducción en realidad tiene lugar alrededor de un eje de precios de mercado crecientes que no reflejan ni corresponden a las magnitudes de cambio de valor" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 87). No son "las relaciones de valor las que determinan el crecimiento de cada rama durante la expansión, sino los precios de mercado" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 88). Maksakovsky señaló:

El ajuste entre sí de las partes separadas de la producción social y la tendencia a restablecer las "proporciones" que continuamente se alteran, se produce a través del mecanismo de la competencia capitalista... En cada etapa de la reproducción, el desarrollo implica inevitablemente la superación de constantes desproporciones.. La tendencia al equilibrio nunca se realiza al cien por cien. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 56)

El "segundo paso en la transición de la teoría general de la reproducción a la teoría de la coyuntura es la inclusión del mecanismo de competencia capitalista" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 57). La "tercera etapa de transición" se produjo cuando el "carácter cíclico del desarrollo capitalista" incluye "el papel del capital fijo" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 59). El ciclo se desarrolló a partir de la desproporción entre la tasa de expansión de la demanda de los consumidores y la de la producción. La demanda de los consumidores "fluctúa muy poco, ya que está determinada por las estrictas leyes de las relaciones de distribución del capitalismo, mientras que, al mismo tiempo, no existen condiciones tan restrictivas en la escala de producción en expansión" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 71). La producción de medios de producción anticipa la producción de medios de consumo. La ““proporcionalidad” de la reproducción social” se altera cuando “los precios se separan de los precios de producción –o valores” de modo que “el período de expansión es también el período en el que la sobreproducción madura y se hace evidente en el mercado” (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 72).

[Toda] la cuestión (de la crisis) tiene que ver con las condiciones concretas que prevalecen durante el período de expansión, cuando 1) el estrechamiento de la base de consumo va acompañado del carácter masivo de la producción ampliada; 2) esta expansión está "orientada" no sobre el precio de producción y el valor, que aseguraría la recepción de una ganancia media "adecuada", sino más bien sobre el elevado precio de mercado, que, en lugar de expresar las "proporciones" de la producción social, está asociado con un fenómeno único: es decir, la imposibilidad de que la producción crezca al mismo ritmo que la demanda cuando esta última se ve amplificada por una renovación masiva del capital. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 66)

Maksakovsky dividió el Departamento I en tres grupos: el primero produce materias primas (minería, ramas de la metalurgia ferrosa, etc.); el segundo produce capital fijo para el Departamento I; el tercero produce capital fijo para el Departamento II' (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 74). El crecimiento de la demanda del Departamento II exige la expansión del tercer grupo. Sin embargo, esto sólo es posible si hay crecimiento en el segundo grupo, lo que, a su vez, requiere un crecimiento de la producción en el primer grupo" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 74/75). Maksakovsky señaló que la existencia de la "ley de la ganancia media" significa que "una superganancia para un capitalista implica menos que la tasa media para otros", pero considera que "durante el período de expansión, tenemos que lidiar con esa tasa". acontecimiento irracional" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 79). Maksakovsky permitió transferencias entre períodos para complicar aún más el movimiento de plusvalía entre capitales, ya que las limitaciones de la oferta durante el auge significan que "la demanda, al ser la otra dimensión de la producción en expansión, excede permanentemente a la oferta durante todo el período de expansión" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 82). En consecuencia, "las altas ganancias durante la expansión" son "la realización de la plusvalía que fue creada, pero no plenamente realizada, en el momento de la depresión" cuando "como regla general, los precios caen por debajo del precio de producción debido a la situación desfavorable". realización entre la demanda y la oferta" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 80). De esta manera, "los precios de mercado que se han desviado de los valores de mercado se igualan y producen un promedio que se ajusta al valor de mercado" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 82). Esto se expresó a través de una crisis cuando "la ley del valor se afirma ahora a través de rupturas agudas y periódicas de la coyuntura superior" (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 92) Esto:

crea una unidad "entre momentos que se han independizado", garantizando así una nueva etapa de desarrollo. Este aspecto de la crisis expresa la actividad de las leyes del equilibrio, de la ley del valor que, a través de una fuerte caída de los precios, restringe estrictamente tanto el aparato de producción redundante como el exceso de capital mercantil creado por la capitalización extraordinaria. sobre la base de precios elevados que se desvinculan del valor o del precio de producción. (Maksakovsky [Citación1929 ] 2009, 92)

La reintroducción de la crisis como paso necesario en el desarrollo del modo de producción capitalista, y como parte de la transición de los valores a los precios de producción, explicó la discontinuidad expresada en el procedimiento de transformación de Marx. El logro de esta transición de la manufactura a la manufactura industrial supera una crisis, sólo para producir otra, a medida que los límites externos planteados por modos de producción redundantes superados mediante la creación de precios de producción son reemplazados por los límites generados por el funcionamiento del sistema capitalista. sí mismo.

8. Conclusión[editar]

El procedimiento de transformación de Marx toma valores o medidas de la actividad productiva humana y los transforma en precios de producción redistribuyendo el valor para igualar la tasa de ganancia según la composición variable de los capitales en diferentes sectores. El procedimiento de Marx reflejó la transformación discontinua histórica real de los valores precapitalistas en precios de producción capitalistas. En los GrundrisseMarx notó la desproporción inherente a su solución de transformación. Explicó que esta desproporción reflejaba la desproporción histórica real causada por la revolución industrial, que disolvió las proporciones necesarias de la incipiente división del trabajo precapitalista. Esto ocurrió con el surgimiento del capital fijo junto con el advenimiento del capitalismo industrial a finales del siglo XVIII. Esto alteró la división preindustrial del trabajo y provocó una crisis de desproporcionalidad. La solución a la cuestión de la transformación no fue encontrar una respuesta matemática, sino observar, como lo hizo Rubin, que la transición a la industria capitalista condujo exactamente al empobrecimiento y degradación de los trabajadores pobres como lo predijo el modelo. Tal desproporción ocurrió en la historia, en consecuencia, la discontinuidad matemática implícita en el procedimiento de transformación de Marx fue históricamente real. Fue la reivindicación del procedimiento, no su refutación.

3. El problema de la transformación en los Grundrisse

La desproporción que Marx identificó en los Grundrisse faltaba en la edición de Engels de El Capital III. Von Bortkiewicz redescubrió la discontinuidad implícita en el procedimiento de transformación en El Capital III , y consideró que significaba que, como el procedimiento de transformación de Marx era matemáticamente imperfecto, era ilógico y erróneo, además de inútil y redundante. Von Bortkiewicz eliminó falsamente la corrección matemática con la verdad lógica e histórica. La objeción de Von Bortkiewicz proporciona la piedra de toque para el debate hasta el día de hoy.

Pavel Maksakovsky abordó la transformación de los valores en precios de producción y luego la transformación de los precios de producción en precios de mercado en su breve libro El ciclo capitalista. Profesor rojo soviético, los Grundrisse se estaban traduciendo a finales de la década de 1920 en la Unión Soviética al mismo tiempo que su trabajo. Se desconoce si lo conocía, lo leyó o recibió información de sus argumentos de segunda mano, tal vez a través de Rubin. No obstante, la teoría de la coyuntura de Maksakovsky, y específicamente su explicación de la transición del ámbito del trabajo al ámbito del capital, reflejaba los Grundrisse de Marx.modelo de transformación. Maksakovsky demostró que el rápido crecimiento del capital fijo, que era la base material del problema de la transformación, creó no sólo composiciones orgánicas divergentes del capital sino también desproporcionalidad, discontinuidad y el ciclo económico. La transición de los valores a los precios de producción fue un verdadero desequilibrio.

La búsqueda del Santo Grial de Desai es un viaje hacia lo inalcanzable y fuera de nuestro alcance. La realidad imperfecta es más interesante y no tan lejana. La inconsistencia matemática expresada en la explicación de Marx sobre la transformación de valores en precios de producción refleja la naturaleza desproporcionada de la transición real. Resulta que la solución a la cuestión de la transformación no es tratar de "resolver" las contradicciones del procedimiento de transformación. Más bien se trata de transformar la cuestión misma. El modelo de Marx suponía una disyunción entre valores y precios de producción, y esto es precisamente lo que debería esperarse en la transición real de la producción manufacturera a la producción fabril. De ser la mayor debilidad de Marx, la disyunción implícita en el procedimiento de transformación de Marx pasa a ser su mayor fortaleza.





36. DE MARX A ENGELS [Londres] 14 de enero de 1858....Estoy obteniendo algunos lindos resultados. Por ejemplo, he tirado por la borda toda la doctrina del beneficio tal como existía hasta ahora. En el método del tratamiento, el hecho de que por mero accidente volviese a' hojear la Lógica de Hegel, me ha sido de gran utilidad. (Freiligrath encontró algunos volúmenes de Hegel que pertenecieron a Bakunin y me los envió de regalo.) Si alguna vez llegara a haber tiempo para un trabajo tal, me gustaría muchísimo hacer accesible a la inteligencia humana común, en dos o tres pliegos de imprenta *, lo que es racional en el método que descubrió Hegel, pero que al mismo tiempo está envuelto en misticismo... ¿Qué me dices del amigo Jones? Todavía no puedo creer que el hombre se haya vendido. Su experiencia de 1848 puede pesarle en el estómago. Con su presunción puede creerse capaz de explotar a la clase media c puede imaginar que bastaría que Ernest Jones entrara de una u ctra manera al Parlamento, para que la historia del mundo tomara un nuevo rumbo. Lo mejor del asunto es que Reynolds se presente ahora en su periódico como furioso opositor de la clase media y de tcdo compromiso, desde luego por resentimiento contra Jones. Igualmente, Mr B. O’Brien se ha vuelto un irrefrenable cartista a cualquier precio. La única excusa que puede aducirse en favor de Jones es la inercia que penetra al presente a la clase obrera inglesa. Sea lo que fuere, ahora está en camino de convertirse en víctima incauta de la clase media o en renegado. El hecho de que él, que acostumbraba consultarme tan ansiosamente por cualquier tontería, esté ahora igualmente ansioso por evitarme. prueba cualquier cosa, menos una conciencia tranquila...


Por supuesto, el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica del arma; la fuerza material debe ser derrocada por la fuerza material; pero la teoría también se convierte en una fuerza material tan pronto como se ha apoderado de las masas. La teoría es capaz de cautivar a las masas tan pronto como se demuestra ad hominem , y lo demuestra ad hominem tan pronto como se radicaliza. Ser radical es captar la raíz del asunto. Pero, para el hombre, la raíz es el hombre mismo. La prueba evidente del radicalismo de la teoría alemana y, por tanto, de su energía práctica, es que procede de una decidida y positiva abolición de la religión. La crítica de la religión termina con la enseñanza de que el hombre es la esencia más elevada del hombre ; por tanto, con laEs un imperativo categórico de derribar todas las relaciones en las que el hombre es una esencia degradada, esclavizada, abandonada, despreciable, relaciones que no pueden describirse mejor que con el grito de un francés cuando se proponía introducir un impuesto a los perros: ¡Pobres perros! ¡Quieren trataros como seres humanos![10]



El aporte de Marx y Engels se conoce como marxismo. Menospreciar a uno es nada menos que menospreciar a ambos y al marxismo.

Marx vio el Relación entre la naturaleza y el hombre como un proceso dialéctico tal como existía donde los hombres ejercen (su) voluntad.

"El trabajo es, en primer lugar, un proceso en el que participan tanto el hombre como la naturaleza y en el que el hombre por sí mismo inicia, regula y controla las reacciones materiales entre él mismo y la naturaleza. Se opone a la naturaleza como una de sus propias fuerzas que pone en movimiento brazos y piernas, cabeza y manos, la fuerza natural de su cuerpo para apropiarse de la producción de la naturaleza en la forma adaptada a sus propias necesidades. Al actuar así sobre el MUNDO EXTERIOR y cambiarlo, al mismo tiempo cambia su propia naturaleza. Desarrolla sus poderes adormecidos y los obliga a actuar en obediencia a su influencia" (Marx: El capital ; vol. I; págs. 173-174; todas las cursivas están incluidas).

Por tanto, el hombre debe aprender la ley de la Naturaleza para poder aplicarla de una manera más racionalista, "correctamente". Conocerlo y aplicarlo correctamente es el "reconocimiento", la "apreciación" de la "necesidad", lo que el profesor Habib denuncia como "la desafortunada glosa de Engels".

'La libertad es la apreciación de la necesidad... La libertad no consiste en el sueño de la independencia de las leyes naturales, sino en el conocimiento de estas leyes y en la posibilidad que esto brinda de hacerlas funcionar sistemáticamente hacia fines definidos.' (Engels, Anti-Dühring, Nueva York; 1939, p. 125).

“…. EL VERDADERO REINO DE LA LIBERTAD, QUE SIN EMBARGO PUEDE FLORECER SÓLO CON ESTE REINO DE LA NECESIDAD COMO BASE.' (Marx: El Capital , Vol. III, Moscú; 1986. p. 820. Las cursivas son nuestras.)

'... De hecho, el reino de la libertad realmente comienza sólo cuando el trabajo, que está determinado por la necesidad y la consideración mundana , CESA. Ésta es la naturaleza misma de las cosas que se encuentra más allá de la esfera de la PRODUCCIÓN MATERIAL REAL.' (Marx: El Capital , Vol. III; Moscú, 1986; p. 820. Se incluyen todos los énfasis.)

Bajo el comunismo, donde el reino de la libertad "florecerá", la relación social entre las personas perderá su caparazón material. Ya no aparecerían como relaciones materiales, entre personas o como relaciones sociales entre cosas, sino que se convertirán en lo que realmente son: RELACIONES DIRECTAS entre personas dedicadas al "trabajo social asociado" (Marx). Como resultado, la economía perderá su carácter espontáneo.

Al describir la sociedad comunista, Engels señaló que una vez que la sociedad puede establecer su dominio sobre los medios de producción, la anarquía de la producción social es reemplazada por una organización planificada y consciente. Las condiciones de vida económica que rodean al hombre y que hasta ahora lo han gobernado, ahora quedan bajo la dominación y el control del hombre, quien por primera vez se convierte en el señor real y consciente de la naturaleza , porque ahora se ha convertido en dueño de su propia sociedad. organización. El señor de su propia acción social, hasta ahora cara a cara con el hombre como señor de la naturaleza, ajeno a él y dominándolo, será entonces utilizado con plena comprensión y así dominado por él. (Engels: Anti-Dühring; Moscú, 1959. págs. 390-91. Las cursivas son nuestras.)

[11]

El marxismo puede describirse como la primera visión rigurosamente científica de la sociedad. La ley fundamental del marxismo sostiene que la vida de la sociedad humana está determinada, en última instancia, por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

¿Significa esto que el marxismo es una filosofía del determinismo social? ¿Sostiene el marxismo que la existencia y el desarrollo de las sociedades están absolutamente determinados, que no tienen libertad? Si la respuesta a esto es sí, entonces es engañoso ofrecer la perspectiva de una revolución, porque en última instancia lo que cuenta sería el determinismo de las fuerzas productivas.

En otras palabras, la libertad de los hombres para transformar la naturaleza depende de qué tan bien la comprendan.

Ésta es básicamente la misma razón por la que Marx y Engels estudiaron la vida de las sociedades humanas, y especialmente la sociedad capitalista. A través de su investigación, adquirieron una cierta comprensión y visión de la historia. Concluyeron que la vida humana en sociedad estuvo históricamente determinada por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, por el desarrollo gradual y progresivo de la capacidad del hombre para asegurar su subsistencia transformando la naturaleza. Esto significa que la primera ley de la sociedad humana es que una sociedad está determinada por la necesidad de asegurar su propia subsistencia. Todo lo que hace está orientado en última instancia a satisfacer este “determinismo fundamental”. La forma en que una sociedad determinada lo hace, las formas organizativas que desarrolla para satisfacer este requisito básico, están determinadas por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

De hecho, ciertas frases escritas por Marx y Engels pueden invocarse fácilmente en apoyo de tal visión del desarrollo histórico. Marx dijo que existe una “correspondencia necesaria” entre las relaciones de producción (y, por tanto, las diversas formas históricas en las que se ha organizado la sociedad) y el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. A partir de esto, a veces es bastante fácil caer en decir algo más: que un nivel dado de desarrollo de las fuerzas productivas necesariamente coincidirá con un conjunto igualmente avanzado de relaciones de producción.

Sin embargo, hay una enorme diferencia entre las dos declaraciones. Una cosa es decir que el capitalismo surgió en Europa occidental a raíz del feudalismo y la producción de mercancías, debido al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que se había alcanzado en esa parte del mundo. Otra cosa, muy diferente, es decir que era inevitable (necesario) que el capitalismo surgiera en Europa occidental tan pronto como terminó la Edad Media.

En otras palabras, el materialismo histórico nos permite comprender hasta cierto punto –porque todavía tenemos mucho que aprender al respecto– algunas etapas de la evolución de las sociedades humanas; pero no nos dice que estas etapas fueran inevitables. Tampoco nos permite predecir el futuro. En resumen, el materialismo histórico no puede ser tratado como una receta mágica para el camino seguro hacia el socialismo. Intentar hacerlo sería cometer el mismo error que muchos han cometido al tratar de comprender la historia pasada, cuando concluyen que los “fracasos” del socialismo son el resultado de una mala aplicación del marxismo-leninismo.

El desarrollo de las sociedades no sigue un curso predestinado, predeterminado. Las sociedades pueden actuar e influir en su desarrollo. Pero –y ésta es la lección fundamental del marxismo– las sociedades no pueden actuar de manera que contradigan las leyes que actualmente rigen la evolución de las sociedades. Es importante aprender a comprender estas leyes, porque así podremos intervenir más eficazmente en el proceso de cambio social en el futuro y, sobre todo, servir mejor a la causa del socialismo.

[12]


Mario L. Robles Báez afirma que la interpretación de Engels según la cual la ley del valor corresponde a una forma de producción precapitalista "es opuesta a la de Marx de que el valor no existe fuera de capitalismo".





"sería impracticable y erróneo alinear las categorías económicas en el orden en que fueron históricamente determinantes. Su orden de sucesión está, en cambio, determinado por las relaciones que existen entre ellas en la moderna sociedad burguesa, y que es exactamente el inverso del que parece ser su orden natural o del que correspondería a su orden de sucesión en el curso del desarrollo histórico. No se trata de la posición que las relaciones económicas asumen históricamente en la sucesión de las distintas formas de sociedades... Se trata de su articulación en el interior de la moderna sociedad burguesa" (G.1.: 28-29).[13]​ Al tratar las confusiones de Adam Smith sobre la determinación del valor de las mercancías, Marx se refiere sarcásticamente a tal sociedad de productores independientes intercambiando equivalentes como “el paradise lost de la burguesía, en el cual los hombres aún no se hallaban enfrentados entre sí como capitalistas, asalariados, terratenientes, arrendatarios, usureros, etc., sino simples productores e intercambiadores de mercancías” (CCEP: 44) Meek lo señala explícitamente: “el punto de partida lógico de Marx en El Capital es la relación mercantil como tal, y su punto de partida histórico es una abstracta sociedad pre-capitalista...” (Meek, 1972: 151-152) Grundrisse: “La más simple de las relaciones económicas, digamos el valor de cambio, presupone la población, una población que produce dentro de determinadas relaciones; y presupone también un cierto tipo de familia, de comunidad o de Estado, etc. No puede existir nunca fuera de la relación abstracta unilateral de un concreto vivo y ya dado” (G I: 16)

Sin embargo, esta concepción de Engels es opuesta a la de Marx de que el valor no existe fuera de capitalismo:

"Desde luego que Steuart sabía muy bien que también en épocas preburguesas el producto adquiere la forma de la mercancía, y que ésta adquiere la forma de dinero, pero demuestra detalladamente que la mercancía, en cuanto forma básica elemental de la riqueza, y la enajenación, en cuanto la forma predominante de la apropiación, sólo pertenecen al período burgués de la producción, es decir que el carácter del trabajo creador de valor de cambio es específicamente burgués" (CCEP: 43-44; cursivas nuestras).

En los Grundrisse, Marx es enfático en esto: “Si en teoría el concepto de valor precede al de capital -aunque para llegar a su desarrollo puro debe suponerse un modo de producción fundado en el capital-, lo mismo acontece en la práctica. [...] La existencia del valor en su pureza y universalidad presupone un modo de producción en el cual el producto, considerado de manera aislada, ha cesado de ser tal para el productor y muy particularmente para el trabajador individual. En este modo de producción el producto no es nada si no se realiza a través de la circulación. [...] Esta propia determinación de valor tiene como supuesto determinado nivel histórico del modo de producción social, está dada conjuntamente con éste, constituye pues una relación histórica. En el seno del sistema social burgués, por consiguiente, el capital acompaña inmediatamente al valor. En la historia se presentan otros sistemas que constituyen la base material de un desarrollo inacabado del valor. Como el valor de cambio en esos sistemas desempeña tan sólo una papel secundario respecto al valor de uso, la base real de aquel no es el capital, sino las relaciones inherentes a la propiedad de la tierra” (G.I: 190-1).

Sin embargo, la pregunta clave que tendríamos que contestar es sí, para Marx, tiene sentido o no hablar del valor y del intercambio gobernado por la ‘ley del valor’ en un régimen anterior al capitalismo. La respuesta de Marx sería negativa puesto que en tal régimen no existe el mecanismo o las condiciones que pongan en ejecución tal ley, es decir, que permitan que los trabajos sean reducidos a trabajo uniforme, indiferenciado y simple y que el valor de las mercancías y su intercambio sean determinados por el tiempo de trabajo socialmente necesario que ellas representan.31 Marx es enfático sobre que “para su pleno desarrollo, la ley del valor presupone la sociedad de la gran producción industrial y de la libre competencia, es decir de la sociedad burguesa moderna” (CCEP: 45).

Como es evidente en las interpretaciones anteriores de la teoría del valor de Marx, que deben su origen a Engels, se considera, al contrario de Marx, que:

  1. La ley del valor tuvo vigencia antes del capitalismo y que, con el advenimiento de éste, ella simplemente se modifica por las leyes del intercambio;
  2. Desde esta perspectiva, el valor sólo puede ser considerado como trabajo incorporado, reduciendo con esto a la teoría del valor de Marx a una teoría ricardiana;
  3. La ley que rige el intercambio de mercancías durante la vigencia de la ley del valor es aquella del intercambio de equivalentes, una ley que, según Marx, sólo existe en la apariencia de la producción capitalista; y
  4. El valor y la magnitud de valor son encapsulados en rígidas definiciones que las ponen como conceptos terminados desde el principio de la exposición, y que, por lo tanto, no son reformulados a lo largo de la exposición de los subsecuentes momentos de la estructura lógica de El Capital


https://proletarios.org/books/Baez-Metodo_logico_historico_en_Engels.pdf


Ilustración 1.- El proceso de elaboración del conocimiento concreto real Æ concreto sensorial Æ abstracciones simples Æ concreto en el pensamiento etapa material etapa intelectual (proceso de producción) (proceso de elaboración del conocimiento) proceso de conocimiento = práctica

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/250461.pdf


Al refutar los ataques de Dühring contra la dialéctica de Marx, Engels dice que Marx jamás pensó ni remotamente, en "demostrar" algo con las tríadas de Hegel; que sólo estudiaba e indagaba el proceso real, y el único criterio de verdad de una teoría era para él su concordancia con la realidad. Y si al hacerlo, dice, resultaba a veces que el desarrollo de algún fenómeno social coincidía con el esquema de Hegel: tesisnegación-negación de la negación, esto no tiene nada de extraño, porque no es raro en absoluto que ocurra en la naturaleza. [...] Para todo el mundo es evidente que el centro de gravedad de la argumentación de Engels es que la misión de los materialistas consiste en describir adecuada y correctamente el verdadero proceso histórico, y que insistir en la dialéctica, recoger ejemplos llamados a demostrar la exactitud de la tríada no son más que vestigios del hegelianismo del cual nació el socialismo científico, vestigios de su modo de expresarse.[14]

Engels explicó que "el movimiento mismo es una contradicción". Lenin ilustró la universalidad de la contradicción en las ciencias como sigue: "En matemáticas: + y -. Diferencial e integral. En mecánica: acción y reacción. En física: electricidad positiva y negativa. En química: combinación y disociación de los átomos. En ciencias sociales: lucha de clases."[15]

Engels habló de las tres categorías, pero yo no creo en dos de esas categorías. (La unidad de los opuestos es la ley más básica, la transformación de la cualidad y la cantidad entre sí es la unidad de los opuestos cualidad y cantidad, y la negación de la negación no existe en absoluto). La yuxtaposición, en el mismo nivel, de la transformación recíproca de la cualidad y la cantidad, la negación de la negación, y la ley de la unidad de los opuestos es el 'triplismo', no el monismo. Lo más básico es la unidad de los opuestos. La transformación de la calidad y la cantidad entre sí es la unidad de los opuestos calidad y cantidad. No existe tal cosa como la negación de la negación... en el desarrollo de las cosas, cada eslabón en la cadena de eventos es a la vez afirmación y negación”.[16]


la mentalidad de Engels era principalmente histórica. En su reseña de

En una reseña a la Contribución a la crítica de la economía política y prefacios del tercer tomo de El capital, Engels propuso lo que se denominó el "método lógico-histórico". Este punto de vista parte de que "las categorías de El capital sigue de cerca su desarrollo histórico real".

visión fue dominante del método vigente en El Capital era alguna variante de la lógico-histórica propuesta por Engels en textos como su reseña de 1859 de la Contribución de Marx a una crítica de la economía política y

Desde este punto de vista, la progresión de las categorías de El Capital sigue de cerca su desarrollo histórico real, de modo que los primeros capítulos de El CapitalSe considera que describen un período precapitalista de “producción de mercancías simples” cuando se decía que la “ley del valor” operaba de manera pura. En las discusiones alemanas, y posteriormente a nivel internacional, la autoridad de Engels –así como la del marxismo tradicional que dependía de él– fue ampliamente cuestionada. 35 La Neue Marx-Lektüre argumentó que ni la interpretación de Engels, ni ninguna de sus modificaciones propuestas, 36 hacían justicia al movimiento detrás del orden y desarrollo de las categorías en El Capital. En lugar de un avance desde una etapa anterior no capitalista, o un modelo hipotético simplificado, de producción de mercancías simple a una etapa posterior, o un modelo más complejo, de producción capitalista de mercancías, el movimiento enEl capital debía ser entendido desde el principio como una presentación de la totalidad capitalista, pasando de lo abstracto a lo concreto. En La estructura lógica del concepto de capital de Marx , Helmut Reichelt desarrolló una concepción que, de una forma u otra, ahora es básica para los teóricos de la dialéctica sistemática: que la “lógica del concepto de capital” como proceso autodeterminante corresponde a el ir más allá de sí mismo del Concepto en la Lógica de Hegel. 37 Según esta visión, el mundo del capital puede considerarse objetivamente idealista: por ejemplo, la mercancía es una “cosa sensorial-supersensible”. 38La dialéctica de la forma de valor muestra cómo, empezando por la forma de mercancía más simple, los aspectos materiales y concretos del proceso de la vida social están dominados por las formas sociales abstractas e ideales del valor. Para Marx, como dice Reichelt:[17]



"Según la concepción de Marx, toda la marcha de la historia [...] se ha producido hasta ahora de modo inconsciente, es decir, los acontecimientos y sus consecuencias no han dependido de la voluntad de los hombres; los participantes en los acontecimientos históricos deseaban algo diametralmente opuesto a lo logrado o, bien, lo logrado acarreaba consecuencias absolutamente imprevistas."[18]

"Pero toda la concepción de Marx no es una doctrina, sino un método. No ofrece dogmas hechos, sino puntos de partida para la ulterior investigación y el método para dicha investigación. Por consiguiente, aquí habrá que realizar todavía cierto trabajo que Marx, en su primer esbozo, no ha llevado hasta el fin."[18]






Marx retrata la historia como un desarrollo progresivo del feudalismo al capitalismo, al comunismo. A menudo se le critica por tratar la historia, a la manera hegeliana, como un proceso teleológico que apunta desde el principio hacia una culminación final, una sociedad sin clases.



Marx rechazó explícitamente la filosofía de la historia de Hegel por su enfoque teleológico. Por otro lado, en ocasiones utilizó formas hegelianas de expresión teleológicas.

El concepto de sujeto[editar]

las acusaciones han sido hechas por Althusser. Se centra particularmente en el " humanismo" de Marx  : la idea de que la historia humana ha implicado un desarrollo progresivo de los poderes humanos, el crecimiento del "sujeto" humano. Esto es más evidente en los primeros escritos de Marx, donde la influencia de Hegel sobre él es más fuerte.

Marx retrató la historia como la historia de la “autocreación” humana.

Este es un ejemplo de lo que Althusser llama la filosofía del “origen y fin”. Presupone que hay un “sujeto” originario (la persona), presente desde el principio, que encarna el fin. El proceso de desarrollo es entonces la realización de una meta o fin que ha guiado el proceso desde el principio.

¿Cuál es entonces el “sujeto” que se desarrolla y se realiza en el curso de la historia? Los partidarios del humanismo marxista han propuesto varios candidatos, por ejemplo, la persona, la “raza humana”, la “sociedad”. Pero ninguno de estos ha operado como un sujeto unificado en el curso de la historia.

No queda claro, por tanto, qué sentido puede tener la idea de un único sujeto “humano” o “histórico” del proceso anterior a éste.

Para Althusser la historia es un proceso “sin sujeto”. Esto excluye cualquier idea de desarrollo o progreso histórico; de hecho, descarta cualquier filosofía general de la historia, que es lo que el marxismo busca proporcionar.

FH Bradley lo expresa muy claramente :

“Evolución”, “desarrollo”, “progreso”, todos implican algo idéntico en todo, un sujeto de la evolución, que es uno y el mismo. Si lo que está al principio no está al final... entonces evolución es una palabra sin sentido... Y además, a menos que lo que está al final sea diferente de lo que estaba al principio, no hay evolución. Lo que se desarrolla, o se desarrolla a sí mismo, es y no es.

Autocreación humana[editar]

Si el sujeto humano “se hace a sí mismo”, ¿estaba ya presente desde el principio como agente creador? Para Marx la respuesta debe ser tanto sí como no.

El sujeto histórico humano como tal no está presente desde el comienzo del desarrollo histórico, surge solo en el curso del proceso.

No hay simplemente un proceso sin sujeto; más bien, es un proceso en el que el sujeto emerge. Hay patrones reales de cambio y emergencia a los que la mera negación de la idea del sujeto es ciega.

De acuerdo con esta imagen, el desarrollo progresivo de las capacidades humanas y, por tanto, la creación del sujeto humano, no es un proceso gobernado desde el principio por un objetivo previsto. Surge a través de la unión de numerosas actividades separadas e independientes. Pero eso no quiere decir que sea un resultado meramente arbitrario o accidental. Por el contrario, un patrón progresivo de desarrollo surge de las interacciones de diferentes agentes, cada uno de los cuales persigue por separado e independientemente sus propios fines.

También surgen problemas similares en el estudio de la evolución natural, donde la validez de los conceptos teleológicos también se ha discutido mucho. El marxismo puede aprender mucho de estas discusiones. El gran logro de Darwin fue explicar los patrones de cambio evolutivo a través de los mecanismos naturalistas y causales de mutación y selección natural.

De manera similar, el marxismo comprende los patrones progresivos del desarrollo histórico como el resultado de la lucha de clases y el conflicto entre las fuerzas y las relaciones de producción.

Marx, como Darwin, se entiende mejor no como un repudio de las nociones teleológicas, sino como una versión naturalista de las mismas que es consistente con la ciencia moderna.



Las elecciones municipales de 2023 en La Rioja se celebrarán el domingo 28 de mayo,​ de acuerdo con el Real Decreto de convocatoria de elecciones locales en España dispuesto el 3 de abril de 2023 y publicado en el Boletín Oficial del Estado el 4 de abril.​ ​Se elegirán los concejales de los 174 ayuntamientos de La Rioja, así como los alcaldes en el caso de los municipios con concejo abierto.

Los concejales de los ayuntamientos son elegidos a través de un sistema proporcional (con reparto d'Hondt), con listas cerradas y un umbral electoral del 5 %. Los alcaldes de municipios en régimen de concejo abierto son elegidos mediante un sistema mayoritario.

Estas elecciones serán celebradas de forma paralela con las Elecciones al Parlamento de La Rioja de 2023.

Demografía electoral 2023[editar]

Datos de demografía electoral 2023
Censo electoral 237 256[19]

Municipios de La Rioja, la circunscripción electoral.
Votantes
Participación
Votos válidos
Votos en blanco
Votos nulos
Municipios 174

Resultados electorales[editar]

Resultados globales[editar]

Elecciones municipales de 2023 en Cantabria
Partido Votos Variación Porcentaje (%) Concejales
Partido Popular de La Rioja
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español de La Rioja
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ciudadanos Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Podemos-IU
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Riojano - España vaciada Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Por La Rioja Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
VINEA La Rioja
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Animalista Con el Medio Ambiente
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Escaño en blanco
Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar

Resultados en los principales municipios[editar]

A continuación aparecen las candidaturas con representantes electos en los municipios riojanos de mayor población.

Municipio Candidaturas

(cabeza de lista)

% Voto Votos Variación votos Concejales Variación concejales
Logroño
Población: 172 765 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Popular (Gema Igual Ortiz) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ola Cantabria (Luis Fernando Dou Pesquera) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE) (Juan Ramón Soriano Salinas) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Emilio Jesús del Valle Rodríguez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (Francisco Javier Cerruti García de Lago) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Cantabria Distinta (Sinforiano Bezanilla Bolado) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Felipe Piña García) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Daniel Fernández Gómez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Cantabristas (Manuel Núñez Gómez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Verdes Equo (EQUO) (Gabriel Moreno Campo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida-Podemos (Keruin Polín Martínez Vargas) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Calahorra
Población: 51 142 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Popular de Cantabria (Miguel Ángel Vargas San Emeterio) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (Julio César Ricciardiello Llamosas) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista de Cantabria (José Luis Urraca Casal) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Roberto García Corona) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Javier López Estrada) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Torrelavega Sí (Blanca Rosa Gómez Morante) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida-Podemos (Borja Peláez Gutiérrez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Arnedo
Población: 33 109 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (José María Liendo Cobo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Castro Verde, Alternativa Verde de Castro-Urdiales (CASTROVERDE) (Elena García Lafuente) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Jesús Fernando Gutiérrez Castro) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Susana Herrán Martín) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Agustín Fernández Martínez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Popular (Cristian Antuñano Sarmiento) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Podemos-Izquierda Unida (Alberto Martínez Portillo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Haro
Población: 30 374 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (Miguel Ángel Laso Castañera)[20] Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Popular (Diego Movellán Lombilla)[21] Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Esther Bolado Somavilla) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Javier Barrón Serrano) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Eugenio Gómez Álvarez (Kukis))[22] Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida-Podemos (Fernando Agúndez de la Cruz) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Lardero
Población: 26 279 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Alternativa Vecinal Independiente (@VIP) (Luis Antonio Sañudo Gómez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Popular (Carlos Alberto Caramés Luengo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (Alberto Cruz Miguel) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Francisco Manuel Gutiérrez Calderón) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Alfredo Rodríguez Otero) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Verónica Samperio Mazorra) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Podemos-Izquierda Unida (Rubén Madrazo Muela) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Alfaro
Población: 18 153 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (Javier Fernández Soberón) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Popular (José Antonio García Gómez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Judit Pérez Ezquerra) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (María Loreto Maneiro Chinchurreta) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
UCIN de El Astillero (UCIN) (Consuelo Castañeda Ruiz) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Francisco Ortiz Uriarte) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vecinos y Vecinas por Astillero y Guarnizo (VPAG) (Raúl Magni Hontañón) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Podemos-Izquierda Unida (María Leticia Martínez Osaba) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Nájera
Población: 13 482 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (Alberto García Onandia) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Agrupación de Vecinos Independiente de Santa Cruz de Bezana (ADVI) (María Milagro Bárcena Velasco) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Popular (María Cármen Pérez Tejedor) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Manuel Pérez Marañón) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Manuela Bolado Alcalde) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Podemos-Izquierda Unida (Javier San Martín Castaño) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Villamediana de Iregua
Población: 10 967 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Popular (Miguel González González) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida-Podemos (Alejandro Abad Martínez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Ola Cantabria (Laura Recio Fresnedo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Unidos x Laredo (UxL) (Ramón Francisco Arenas San Martín) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista Obrero Español (María Rosario Losa Martínez (Charo)) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Daniel Álvarez Ibáñez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Pedro Diego Hoyo) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Hacemos Laredo (Juan Ramón López Revuelta) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Santo Domingo de la Calzada
Población: 10 857 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Popular de Cantabria (Ricardo Fernández Martínez) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Santoñeses (SÑS) (Jesús Gullart Fernández) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida-Podemos (Alberto Ortiz Medina) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista de Cantabria (Sergio Abascal Azofra) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (Salvador Sarabia Sainz) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Ismael Monje Arisqueta) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Autol
Población: 10 742 (2022)
Censo electoral: Por determinar
Partido Popular de Cantabria (Julio Arranz Ochoa) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Socialista de Cantabria (Josefa González Fernández) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Vox (José Joaquín Bengochea Seco) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Partido Regionalista de Cantabria (Luis Ignacio Argumosa Abascal) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar
Izquierda Unida (Elsa María Salas González) Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar Por determinar

Los candidatos, así como las candidaturas proclamadas, han sido extraídas del BOC (Boletín Oficial de Cantabria): [23][24][25][26]


Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. «Correspondencia de Marx & Engels.». www.marxists.org. Consultado el 3 de febrero de 2024. 
  2. «The Darwiniam Theory and Socialism. by August Bebel 1899». www.marxists.org. Consultado el 31 de enero de 2024. 
  3. «Karl Marx. by Eleanor Marx 1883». www.marxists.org. Consultado el 27 de enero de 2024. 
  4. Lenin, V.I. (1986). «PREFACIO A LA PUBLICACION DEL DISCURSO "ACERCA DE COMO SE ENGAÑA AL PUEBLO CON LAS CONSIGNAS DE LIBERTAD E IGUALDAD"». Obras Completas. TOMO 38. Mayo-junio de 1919. Moscú: Editorial Progreso. p. 401. 
  5. a b c Jefferies, William (2 de septiembre de 2021). «Marx’s Forgotten Transformation Solution: The Transformation of Values into Prices of Production in Marx’s Grundrisse and Maksakovsky’s The Capitalist Cycle». History of Economics Review (en inglés) 80 (1): 18-37. ISSN 1037-0196. doi:10.1080/10370196.2021.1952004. Consultado el 26 de septiembre de 2023. 
  6. «Grundrisse: Notebook IV – The Chapter on Capital». www.marxists.org. Consultado el 26 de septiembre de 2023. 
  7. a b Day, Richard; Maksakovsky, Pavel (1 de abril de 2004). Pavel V. Maksakovsky: The Capitalist Cycle: An Essay on the Marxist Theory of the Cycle (en inglés). BRILL. ISBN 978-90-474-1325-7. Consultado el 26 de septiembre de 2023. 
  8. «Grundrisse: Notebook I – The Chapter on Money». www.marxists.org. Consultado el 27 de septiembre de 2023. 
  9. «Grundrisse 05». www.marxists.org. Consultado el 27 de septiembre de 2023. 
  10. «Marx, A Contribution to the Critique of Hegel's Philosophy of Right 1844». www.marxists.org. Consultado el 25 de septiembre de 2023. 
  11. «What Marx Really Meant By Saying ‘From the Realm of Necessity’ ‘To the Realm of Freedom?’». www.revolutionarydemocracy.org. Consultado el 25 de septiembre de 2023. 
  12. «For a scientific vision of the world: Determinism or free will?». www.marxists.org. Consultado el 25 de septiembre de 2023. 
  13. Robles Báez, Mario L. (2000). La influencia del método 'lógico-histórico' de Engels en las interpretaciones sobre el objeto de la sección primera del tomo I de El capital de Marx: Crítica y propuesta.
  14. V. I. Lenin. (1894) Quiénes son los "amigos del pueblo" y cómo luchan contra los socialdemócratas, pág. 47
  15. «Sobre la contradicción». www.marxists.org. Consultado el 21 de septiembre de 2023. 
  16. Mao Tse-tung, “Charla sobre cuestiones de filosofía”, 18 de agosto de 1964; traducción de ci-ic del inglés “Talk on Questions of Philosophy”
  17. Endnotes. «Communisation and Value-Form Theory by Endnotes». endnotes.org.uk. Consultado el 18 de septiembre de 2023. 
  18. a b «F. Engels (11 de marzo de 1895): Carta a Werner Sombart.». www.marxists.org. Consultado el 5 de septiembre de 2023. 
  19. «Censo Electoral / Elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo de 2023 / Elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo de 2023». INE. Consultado el 26 de mayo de 2023. 
  20. Izquierdo, Sheila (4 de abril de 2023). «Ciudadanos revalida a Miguel Laso como candidato a la Alcaldía de Camargo». El Diario Montañés. Consultado el 18 de abril de 2023. 
  21. Press, Europa (21 de febrero de 2023). «Movellán, candidato del PP a la Alcaldía de Camargo, vuelve para "rescatar" el municipio». www.europapress.es. Consultado el 18 de abril de 2023. 
  22. «PRC - Partido Regionalista de Cantabria». prc.es. Consultado el 18 de abril de 2023. 
  23. «Relación de candidaturas proclamadas ante la Junta Electoral de Zona de Santander para las Elecciones Locales y Entidades Locales Menores a celebrar el día 28 de mayo de 2023.». Boletín Oficial de Cantabria. 2 de mayo de 2023. Consultado el 6 de mayo de 2023. 
  24. «Relación de candidaturas proclamadas ante la Junta Electoral de Zona de Torrelavega para las Elecciones Locales y Entidades Locales Menores a celebrar el día 28 de mayo de 2023.». Boletín Oficial de Cantabria. 2 de mayo de 2023. Consultado el 6 de mayo de 2023. 
  25. «Relación de candidaturas proclamadas por la Junta Electoral de Zona de Laredo para las elecciones a celebrar el día 28 de mayo de 2023.». Boletín Oficial de Cantabria. 2 de mayo de 2023. Consultado el 6 de mayo de 2023. 
  26. «Relación de candidaturas proclamadas ante la Junta Electoral de Zona de Santoña para las Elecciones Locales y Entidades Locales Menores a celebrar el día 28 de mayo de 2023.». Boletín Oficial de Cantabria. 2 de mayo de 2023. Consultado el 6 de mayo de 2023. 




En “Logic and Theism” del filósofo Jordan Howard Sobel sostiene que no es evidente para nuestros sentidos que haya “un orden de causas [sustentadoras] eficientes” o que tales causas existen. Por ejemplo, "para mi existencia o actividad actual no dependo del oxígeno, el calor o el aire. Soy dependiente de estas cosas solo eventualmente para mi existencia futura. [...] (P)or lo tanto no son necesariamente causas eficientes concurrentes de las personas".[1][2]

Joseph C. Schmid la "inercia existencial o metafísica" donde al menos hay un ser en el mundo natural que tiende a permanecer en la existencia sin necesidad de una causa divina.[2][3]

Tomás de Aquino da a entender que un hombre depende “de otro hombre, y de uno de los elementos, y del sol, y así hasta el infinito".[4]​ Esto implica según Frederick Copleston que el hombre es “dependiente aquí y ahora de… la actividad del aire, y la actividad del aire que preserva la vida depende aquí y ahora de otros factores, y estos a su vez de otros factores”.[1]​ En consecuencia, "la existencia del mundo depende de la voluntad de Dios como causa".[4]

Tomás de Aquino escribe: “En el mundo de las cosas sensibles encontramos que hay un orden de causas eficientes” (énfasis añadido). “En otras palabras”, según Copleston, “en nuestra experiencia de las cosas y de sus relaciones entre sí somos conscientes de la causalidad eficiente” (Copleston 1955, p. 111). Y esto es así -encontramos un orden de causas eficientes, del que difícilmente se podría dejar de ser consciente- si lo que se quiere decir es que encontramos cosas sensibles generando y produciendo otras cosas sensibles. Somos conscientes de gallinas que ponen huevos y huevos que se convierten en gallinas, de personas que tienen hijos, que a su vez tienen hijos, etc. Ciertamente hay causas eficientes generadoras o productoras de muchas cosas. Es evidente que existen 'agentes', entendidos en sentido amplio, que de vez en cuando dan existencia a las cosas haciéndolas (escultores), son responsables de que las cosas surjan (padres), o de las cuales surjan las cosas (huevos y semillas). Ciertamente hay causas eficientes de este tipo. Somos conscientes de órdenes temporales de causas generadoras eficientes.

Las causas eficientes sustentadoras, sin embargo, constituyen otro argumento que argumenta en contra de que sean las causas que Tomás de Aquino tenía en mente cuando dijo que encontramos en el mundo de las cosas sensibles un orden de causas eficientes. Esto se debe en parte a que no es obvio cómo deben entenderse tales causas, cómo se relacionarían con sus efectos y cómo podrían verse en acción.

Tenemos una idea de cómo serían las causas sustentadoras. Cualquiera que sea la causa sustentadora de una cosa, sería algo cuya 'acción' en un momento era necesaria para la existencia de la cosa en ese momento y tal vez para su 'actividad' de sostener algo a su vez. Una causa sustentadora presente de X sería algo Y sobre la existencia y acción presentes de las cuales dependía la existencia presente de X y quizás la acción, algo sin lo cual no sería, y mucho menos actuar. Del mismo modo para las causas sustentadoras pasadas y futuras de una cosa.

Y sería una causa sustentadora para X en un momento si y solo si el ser, y quizás ciertas actividades causales de X en este momento, dependen de la actividad causal, y por lo tanto del ser, de Y en este momento. Con esta idea parcial por delante, podemos preguntarnos si las cosas sensibles, cualquiera de ellas, tienen causas eficientes sustentadoras. Considérenme a mí y a mi existencia en este momento. ¿Tengo una causa eficiente sustentadora? ¿Hay alguna 'cosa' que no sea parte de mí (ya que nada puede ser anterior a sí mismo, por lo que nada puede ser una causa sustentadora de sí mismo) sin la cual 'cosa' no podría ahora existir y actuar?

Lo dudo, y no estoy presumiendo. Dudo que haya algo separado de ti cuya existencia presente sea necesaria para tu existencia presente, o que haya algo separado de cualquier cosa sensible que sea necesaria para su existencia. "¡¡Pero nosotros y todo dependemos cada momento de Dios, la base de todo ser!!" Lo dudo, aunque lo más pertinente es (i) esta dependencia ciertamente no es evidente en la forma requerida para la base fáctica de una demostración quia de efectos mejor conocidos que la naturaleza de la causa, y (ii) esto la dependencia no está disponible como premisa para una 'prueba' de la existencia de Dios o un argumento que pueda persuadir razonablemente a alguien que necesita ser persuadido.

William Rowe, para tener una idea de la causalidad en cuestión, sugiere que las actividades de “oxígeno, calor, etc.” (Rowe 1975, p. 30) son necesarios para mi existencia actual. Copleston implica que soy “dependiente aquí y ahora de… la actividad del aire, y la actividad del aire que preserva la vida depende aquí y ahora de otros factores, y estos a su vez de otros factores... [que] la actividad del bolígrafo que traza estas palabras en esta página depende aquí y ahora de la actividad de mi mano, que a su vez depende aquí y ahora de otros factores [¿la actividad de mi brazo?]” (Copleston 1955, pág. 118). Tomás de Aquino da a entender algo a lo largo de la primera línea cuando escribe que un hombre en particular depende “de un cuerpo elemental [¿calor?], y [este] del sol, y así sucesivamente [pero no] hasta el infinito” (St I q46,a3 p. 455). Pero para mi existencia o actividad actual no dependo del oxígeno, el calor o el aire. Soy dependiente de estas cosas solo eventualmente para mi existencia futura. Dependo de ellos después de un corto tiempo para mi persistencia, para mi existencia continua. Quita el oxígeno y estoy muerto, pero no ahora, sino dentro de poco. Quita el calor de mi entorno, sumérgelo en el cero absoluto y me iré más rápido, pero no de inmediato. Quite el sol y el calor, la mayor parte de este lugar continúa durante ocho minutos más o menos, por lo que el sol no es parte de su causa sustentadora eficiente. El oxígeno y similares, en el mejor de los casos, no sostienen, sino que perpetúan, y por lo tanto no son necesariamente causas eficientes concurrentes de las personas. La actividad de un bolígrafo en mi mano es concurrente con la actividad de mi mano con la que muevo el bolígrafo, pero, aunque sugerente,

Supongamos, sin embargo, que mi existencia actual dependiera ahora del oxígeno. Supongamos, en efecto, que esto fuera cierto y evidente a nuestros sentidos. ¿Hay algo similar que se pueda decir con alguna plausibilidad para estar relacionado de manera similar con la existencia aquí y ahora de este oxígeno? Incluso suponiendo que fuera obvio que actualmente estoy sustentado por el oxígeno, aunque habría una clara evidencia de que una cosa sensible tiene una causa sustentadora, aún no sería evidente para nuestros sentidos que había “un orden de causas [sustentadoras] eficientes”. ” (loc. cit.; énfasis agregado) que tal vez, como se prevé en el Segundo Camino, necesite continuar, o mejor 'bajar', hasta el infinito a menos que llegue a un terreno extraordinario que, si bien se sostiene, no está sostenido por nada.. Ciertamente, dejando toda pretensión, no encontramos tal orden de causas sustentadoras, ni es uno de ninguna manera "evidente para nuestros sentidos". No es evidente que las cosas sensibles tengan causas eficientes sustentadoras. No es evidente que cualquier cosa sensible tenga tal causa. Por lo que yo sé, no se encuentran en ninguna parte "en la literatura" ejemplos indiscutibles de tales causas.

Las versiones de causa sostenida de la Segunda Vía son 'no iniciadoras' para lo que Tomás de Aquino tenía en mente cuando estableció esta Vía. Y esto, a pesar de las ventajas que se observará que tienen sobre las construcciones de causa generadora, ventajas en puntos distintos de sus puntos de partida. Entendido en la medida en que podamos manejar que, en cuanto a las causas sustentadoras, esta premisa es, como he argumentado, falsa, y el argumento ha terminado, a menos que (1) pueda ser salvado por la conclusión del argumento, en cuyo caso el argumento se pierde como una 'prueba' de esa conclusión.

La historia se repite...
...una vez como tragedia...
... y la otra como farsa.



En el proceso de producción, las máquinas no crean nuevo valor. Las máquinas se limitan a transferir su propio valor poco a poco a las nuevas mercancías a través de la depreciación. Las máquinas tienen que ser utilizadas por los trabajadores, de lo contrario son superfluas. “Una máquina que no presta servicios en el proceso de trabajo es inútil”, explicó Marx. “Cae, además, bajo la fuerza destructiva del metabolismo natural. El hierro se oxida, la madera se pudre. El hilo que no se teje o no se devana, es algodón echado a perder. Corresponde al trabajo vivo apoderarse de esas cosas, despertarlas del mundo de los muertos, transformarlas de valores de uso potenciales en valores de uso efectivos y operantes”. (9)

Marx continuó respondiendo a la objeción común sobre un trabajador perezoso que parece producir mayores valores, al haber dedicado más tiempo a producir cosas. Marx explicó que no era el trabajo el que creaba valor, sino el trabajo “socialmente necesario”, una distinción que los economistas clásicos no lograron comprender. Por esto se entiende el trabajo medio utilizado para producir mercancías en condiciones medias y bajo el nivel de técnica existente. El hecho de que una mercancía contenga o no trabajo socialmente necesario se revelará en el intercambio cuando las mercancías se vendan o se rechacen en el mercado.

Si se tarda más tiempo en producir una determinada mercancía que el tiempo medio, entonces este tiempo de trabajo excesivo es trabajo inútil. En el mercado, estas mercancías no encontrarán comprador. Todas las mercancías fabricadas a un coste medio social más elevado quedarán sin vender o tendrán que ser vendidas con pérdidas para el capitalista. El flujo y reflujo de los niveles de precios se establece en torno a un equilibrio, que cubre los costes de producción y una determinada tasa media de beneficio. Nuestros capitalistas que emplean mano de obra improductiva pronto se verán expulsados del negocio, incapaces de vender sus mercancías al “precio de mercado”.

Evidentemente, si los capitalistas son capaces de desarrollar e introducir nuevas técnicas de producción y producir mercancías por debajo de los costes de producción, entonces podrán vender más mercancías a un coste más bajo y obtener superbeneficios, solo hasta que todos los demás sigan su ejemplo e introduzcan la nueva técnica. Una vez que esto sucede, el precio cae a un nuevo nivel que se corresponde con el nuevo tiempo de trabajo “socialmente necesario”. Cada mercancía necesita ahora menos tiempo para producirse y, por tanto, contiene menos valor que antes, con lo que se reducen efectivamente su coste y su precio. Por supuesto, el tiempo de trabajo socialmente necesario siempre cambia con los cambios de la técnica. No obstante, existe un estándar medio general en cualquier momento, que sin embargo es superado en un proceso continuo.

De este modo, la ley del valor determina las proporciones de las mercancías que hay que producir y la distribución de la fuerza de trabajo en los distintos sectores de la economía. Esto demuestra cómo la ley del valor actúa como regulador básico del sistema capitalista.

Así podemos entender claramente la diferencia, a menudo confusa, entre riqueza material y valor. El valor es una categoría histórica, que solo es válida mientras exista la producción de mercancías; es una relación social. La riqueza, en cambio, es algo material, y consiste en valores de uso, independientemente de la forma de sociedad.

En igualdad de condiciones, un aumento de la productividad del trabajo generará un aumento de la riqueza material de la sociedad. Sin embargo, la cantidad total de valores existentes puede permanecer constante al mismo tiempo, siempre que la cantidad de trabajo empleado sea la misma. Una cosecha favorable aumenta la riqueza de un país, pero los valores totales de las mercancías representados por la cosecha seguirían siendo los mismos si la cantidad de trabajo socialmente necesario gastado permaneciera inalterada.

Los críticos burgueses se deleitan en señalar las aparentes “contradicciones” de Marx, sin comprender el método de análisis de Marx. Incapaces de responderle, prefieren en cambio distorsionar y tergiversar todo lo que dice. “Cuando analizamos las formas económicas, por otra parte, no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos químicos”, explicó Marx. “La facultad de abstraer debe hacer las veces del uno y los otros”. (10) Así, en el primer volumen de El Capital, Marx asume para el propósito de su análisis que las mercancías tienden a intercambiarse con base en sus valores. Solo partiendo de este supuesto pudo demostrar cómo el trabajo era la fuente del valor y el origen de la plusvalía. Sin embargo, en el tomo III de El capital, Marx tiene en cuenta la diferente composición del capital en las distintas industrias o ramas. Explicó que la competencia entre los capitales provocaba una tasa media de ganancia basada en el capital total, de modo que las mercancías tendían a intercambiarse según sus precios de producción y no su valor. La transformación de los valores en precios de producción y la formación de la tasa media de ganancia no entran en conflicto con la teoría del valor, sino que la presuponen.

“Los trabajos privados, ejercidos independientemente los unos de los otros pero sujetos a una interdependencia multilateral en cuanto ramas de la división social del trabajo que se originan naturalmente, son reducidos en todo momento a su medida de proporción social porque en las relaciones de intercambio entre sus productos, fortuitas y siempre fluctuantes, el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de los mismos se impone de modo irresistible como ley natural reguladora, tal como por ejemplo se impone la ley de la gravedad cuando a uno se le cae la casa encima. La determinación de las magnitudes de valor por el tiempo de trabajo, pues, es un misterio oculto bajo los movimientos manifiestos que afectan a los valores relativos de las mercancías”. (11)

El impulso constante de los capitalistas por ir a la par de los cambios operados en el tiempo de trabajo “socialmente necesario”, explica también por qué el capitalismo no puede existir sin revolucionar continuamente el modo de producción. A su vez, la introducción de la maquinaria junto con la expansión del capital, significa una tendencia inevitable a la concentración y centralización del capital.

A grandes rasgos, los economistas burgueses clásicos también comprendieron la importancia del trabajo en la creación de valor. Para Adam Smith, la verdadera riqueza no era la acumulación de dinero, como en la teoría mercantilista anterior, sino que estaba basada en la acción del trabajo en la fabricación de nuevos productos. En La Riqueza de las naciones (publicada en 1776, el mismo año de la independencia de Estados Unidos), sostenía que el aumento de la riqueza dependía de la productividad física del trabajo. Este concepto fue más allá de las ideas de los fisiócratas, que hacían hincapié en el producto físico, y condujo a una comprensión más profunda de la teoría del valor-trabajo. Esto sirvió para situar el estudio de la economía política sobre bases objetivas firmes.

Fue en La Riqueza de las naciones donde Marx se encontró por primera vez con la definición clásica del valor, que copió palabra por palabra en su cuaderno: “Toda la riqueza del mundo fue comprada al principio no con oro ni con plata sino con trabajo; y su valor para aquellos que la poseen y que desean intercambiarla por algunos productos nuevos es exactamente igual a la cantidad de trabajo que les permite comprar o dirigir”. (12)

“El precio real de todas las cosas”, afirmó Adam Smith, “lo que cada cosa cuesta realmente a la persona que desea adquirirla, es el esfuerzo y la fatiga que su adquisición supone. Lo que cada cosa verdaderamente vale para el hombre que la ha adquirido y que pretende desprenderse de ella o cambiarla por otra cosa, es el esfuerzo y la fatiga que se puede ahorrar y que puede imponer sobre otras personas. […] El trabajo fue el primer precio, la moneda de compra primitiva que se pagó por todas las cosas”. (13)

¡Qué claridad, sobre todo si se compara con los discípulos modernos de Adam Smith! Si bien es cierto que Smith confunde el valor con el precio, entiende sin embargo la importancia del tiempo de trabajo como elemento fundamental subyacente al valor de cambio. Fue Marx, particularmente en el tomo III de El capital, quien explicó que la ley del valor no se revela directamente, sino indirectamente. Las mercancías se venden por encima o por debajo de su valor. Solo por accidente los precios de mercado se corresponden con el valor, en torno al cual fluctúan. “No obstante, por grandes que puedan ser las diferencias entre los precios y los valores de las mercancías en los casos individuales, la suma de todos los precios es igual a la suma de todos los valores, porque en último término únicamente los valores que han sido creados por el trabajo humano se encuentran a disposición de la sociedad”, explicaba Trotsky, “y los precios no poden franquear este límite, inclusive si se tiene en cuenta el “monopolio de los precios” o el “trust”; de allí donde el trabajo no ha creado un valor nuevo, ni el mismo Rockefeller puede sacar nada”. (14)

No obstante, por grandes que puedan ser las diferencias entre los precios y los valores de las mercancías en los casos individuales, la suma de todos los precios es igual a la suma de todos los valores, porque en último término únicamente los valores que han sido creados por el trabajo humano se encuentran a disposición de la sociedad.

Adam Smith destacó la importancia de la productividad y la división del trabajo en la producción. Como telón de fondo, defendía los mercados no regulados y la adopción del libre comercio, que pronto se convirtió en el grito de guerra de la clase industrial. Creía que las fuerzas invisibles del mercado (“mano invisible”) y la búsqueda del beneficio personal eran el mejor entorno posible para el crecimiento económico. Este enfoque sirvió para establecer a los economistas clásicos como los pensadores más avanzados de su época. Además de Adam Smith, esta escuela tuvo otra figura destacada, David Ricardo. Sus Principios de economía política proporcionaron a los economistas clásicos por primera vez un libro de texto económico completamente elaborado, posición que mantuvo durante más de medio siglo.

Hoy en día, mientras los economistas burgueses juran por cada punto y coma de Adam Smith, e incluso nombran institutos económicos con su nombre, se estremecen al pensar en la teoría del valor-trabajo. Para ellos es un anatema y un puente hacia el socialismo y el marxismo.

No es casualidad que Ricardo abra sus Principios con una sección sobre el valor. “En esta edición”, dice Ricardo, “he intentado desarrollar, de un modo más completo que en la anterior, mi opinión sobre la difícil cuestión del valor”. A continuación abre la primera sección con su definición: “El valor de una mercancía, o la cantidad de cualquier otra mercancía por la que pueda intercambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo necesaria para su producción, y no de la compensación mayor o menor que se paga por dicho trabajo”. (15)

Continúa insistiendo en este punto en el siguiente párrafo: “Si analizamos el estadio de la sociedad en el que se han efectuado los mayores adelantos, y en el que florecen las artes y el comercio, seguimos observando que los bienes cambian de valor conforme a este principio; por ejemplo, al estimar el valor de cambio de las medias veremos que su valor, con relación a otras cosas, depende de la cantidad total de trabajo necesaria para fabricarlas y llevarlas al mercado. Primero está el trabajo requerido para labrar la tierra donde se cultiva el algodón; segundo, el trabajo de transportar el algodón al país donde habrán de fabricar las medias, que incluye una parte del trabajo empleado en la construcción del buque en el que es transportado, parte incluida en el flete de las mercancías; tercero, el trabajo del hilandero y el tejedor; cuarto, una porción de la labor del ingeniero, el herrero y el carpintero que construyeron los edificios y las máquinas que precisa la manufactura de las medias; quinto, el trabajo del comerciante minorista y el de muchos otros que huelga particularizar”. (16)

Ricardo señala la observación de Adam Smith de que hay dos tipos de valor, uno llamado “valor en uso” (value in use) y el otro “valor en cambio” (value in exchange), a saber, el valor de uso y el valor de cambio, y luego cita a Smith: “Las cosas que tienen un gran valor de uso con frecuencia poseen poco o ningún valor de cambio”; y, por el contrario, las que tienen el mayor valor de cambio, tienen poco o ningún valor de uso.

A continuación, Ricardo pone los siguientes ejemplos: “El aire y el agua son sumamente útiles, de hecho son indispensables para la vida, y sin embargo en circunstancias normales no se puede obtener nada a cambio de ellos. E l oro, por el contrario, aunque su utilidad es pequeña comparado con el aire o el agua, se intercambiará por una gran cantidad de otros bienes”

Concluye correctamente que «la utilidad no es la medida del valor de cambio, aunque resulte esencial para el mismo. Si un artículo no es útil para nada, en otras palabras, si es incapaz en modo alguno de contribuir a nuestra satisfacción, carecería de valor de cambio por más escaso que fuera y cualquiera que fuese la cantidad de trabajo necesaria para conseguirlo”. (17)

Por lo tanto, los economistas clásicos, así como también Marx, consideraron la teoría del valor-trabajo como una ley vital que regía la economía política. La naturaleza proporciona los materiales, pero es el trabajo el que los convierte en valores de uso y valores (de cambio). La naturaleza nos proporciona los materiales gratuitamente, sin ningún valor. Es el trabajo humano, mediante el gasto de tiempo y esfuerzo, el que sirve para crear valores. La producción, en la que la naturaleza es modificada por la aplicación del trabajo humano, es por supuesto esencial no solo para nuestro bienestar, sino para nuestra supervivencia. Sea cual sea la cantidad de capital ficticio creado por el capital financiero, sean cuales sean las fortunas hechas en los mercados monetarios, la riqueza real solo puede producirse mediante la creación de valores de uso, a través de la aplicación del trabajo.

Se puede poner precio a todo, incluso a las cosas que no tienen ningún valor. En el pasado, la Iglesia Católica llegó a poner precio al alma de una persona en forma de indulgencias religiosas. Cosas como la tierra, pueden cotizarse y venderse por enormes cantidades de dinero. Las obras de arte raras se venden por millones, mucho más allá de su “valor” intrínseco original, debido a la frenética especulación de quienes tienen dinero, deseosos de “invertir” en estos artefactos únicos. Con una oferta limitada a un solo objeto, los cuadros individuales de Rembrandt pueden venderse por una fortuna. Estos ejemplos se han utilizado sin cesar para atacar y desacreditar la teoría del valor del trabajo.

Para empezar, a pesar de las alegaciones de nuestros críticos burgueses, Marx nunca negó los efectos de la oferta y la demanda sobre el precio. Tampoco negó el efecto de los monopolios sobre los precios. Una oferta restringida, por la razón que sea, hará subir el precio de una mercancía. Tuvimos el ejemplo reciente de Apple, que perdió una batalla judicial de alto nivel, cuando un juez federal de EE. UU. dictaminó que la empresa había violado la ley antimonopolio al conspirar con los editores para aumentar el precio de los libros electrónicos.

Monopolios[editar]

Apple entró en el mercado de los libros electrónicos con el lanzamiento en 2010 de su iPad y su iBookstore. En ese momento, Amazon controlaba casi el 90% del negocio de los libros digitales, comprando los nuevos libros electrónicos a los editores por 10 dólares y vendiéndolos después por 9,99 dólares. Los editores estaban preocupados porque el modelo de precios de Amazon amenazaba su negocio, lo que les obligó a actuar colectivamente para aumentar los precios o enfrentarse a las represalias de Amazon. Por ello, Apple llegó a acuerdos que permitían a las editoriales fijar el precio, mientras que ella se llevaba un 30% de descuento. Los editores también aceptaron topes de precios y una cláusula que permitía a Apple igualar los precios de otros minoristas.

La acción de contraer la oferta por parte de las empresas monopolistas obligará a subir los precios, ya que la demanda superará a la oferta. Esto es innegable. Sin embargo, no debemos mezclar la cuestión del valor con la del precio, que son dos cosas diferentes. El valor viene determinado por el trabajo socialmente necesario que se emplea en el producto. Mientras que el precio de mercado rara vez se corresponde con el valor de una mercancía, que siempre tiende a fluctuar por encima o por debajo de este valor.

De hecho, la ley del valor no podría funcionar si los precios no difirieran de los valores. Si los abrigos y los zapatos se intercambian en proporción a su valor, y más personas deciden que prefieren comprar más abrigos y menos zapatos, el precio de los abrigos subirá por encima de su valor y el de los zapatos caerá por debajo del suyo. El dinero que fluye hacia la producción de abrigos aumentará, pero el de los zapatos disminuirá. El capital fluirá entonces del sector menos rentable al más rentable, lo que dará lugar a un aumento de la oferta de abrigos. Esta reasignación de recursos, capital y trabajo, no podría producirse sin que los precios de mercado subieran por encima o bajaran por debajo de los valores en respuesta a los cambios en la oferta y la demanda de determinadas mercancías.

Sin embargo, los precios siempre rondan el valor de una mercancía. Por eso, algunas mercancías, como una lata de alubias, siempre serán menos cara que un coche. Aunque el precio de las alubias puede subir mucho por razones de escasez, esto hará que el capital fluya hacia este sector atraído por los altos beneficios, y aumente la producción futura de alubias cocidas, reduciendo por consiguiente su precio. Este proceso tiene lugar en toda la economía.

Esto demuestra la fluctuación de los precios de mercado, pero sigue sin explicar la cuestión de qué es lo que hay detrás de estos precios. Para Marx, la respuesta es el valor. En cuanto a los economistas burgueses, se limitan a ignorar esta cuestión, ya que molesta a sus explicaciones superficiales.

Francis Wheen, en su libro titulado Historia de El Capital de Karl Marx, cree haber dado con una contradicción importante en Marx, pero simplemente revela una ignorancia de la economía marxista, un defecto básico con tales escritores.

“‘Hasta el momento’, escribe Marx, ‘ningún químico ha descubierto valor de cambio en las perlas ni en los diamantes’”

“Es curioso que Marx eligiera este ejemplo, pues pone de manifiesto una limitación de su teoría. Si, tal como supone, el valor de cambio de las perlas y los diamantes deriva tan solo del tiempo de trabajo dedicado a su extracción y transformación, ¿por qué hay gente dispuesta a pagar centenares de miles de libras esterlinas por un anillo de diamantes o un collar de perlas? ¿No podrían deberse también estos precios desorbitados a un valor en razón de la escasez, a la percepción subjetiva de la belleza o al simple deseo de destacar por encima de los demás? Si el único factor determinante fuera el tiempo de trabajo, un dibujo realizado por Picasso en el mantel de un restaurante o un sombrero que hubiera pertenecido a john Lennon no costarían más que unas pocas libras, y el ‘valor’ de una botella de vino tinto de una cosecha fabulosa sería idéntico al de una de una cosecha peor, siempre que ambas impliquen la misma cantidad de trabajo. […] La teoría del trabajo puede resultar de poca ayuda a la hora de entender por qué unos pocos mechones de pelo de Elvis Presley guardados con celo por su barbero se vendieron por 115.000 dólares en una subasta pública celebrada en 2002”. (18)

¡Pero debemos objetar enérgicamente esta tergiversación de Marx! Marx nunca dijo que el valor de cambio fuera lo único que determinaba el precio. Las obras de arte, como el sombrero de John Lennon o los recortes de pelo de Elvis, no pueden ser producidos o reproducidos, excepto como imitaciones inferiores, y por lo tanto tales cosas son únicas, objetos irrepetibles. Esta situación de monopolio influye directamente en su precio o simplemente en lo que la gente está dispuesta a pagar. Su precio no se basa en su valor original, sino que está determinado únicamente por la oferta y la demanda, como habían explicado Marx y los economistas burgueses clásicos. En la práctica, estas cosas únicas quedan fuera del ámbito de la teoría del valor del trabajo, que se ocupa de mercancías que pueden reproducirse sin limitaciones ni restricciones. Se trata de precios de monopolio. Si el artículo es único, la oferta restringida significa que puede tener un precio astronómico. Esto no tiene nada que ver con su valor original, sino simplemente con la singularidad del objeto y lo que la gente está dispuesta a pagar.

Solo la escasez[editar]

El economista clásico, David Ricardo, explicó muy bien este punto. “Hay algunas mercancías”, escribió, “cuyo valor viene determinado exclusivamente por su escasez. Ningún trabajo podrá incrementar la cantidad de dichos bienes, y por tanto su valor no se verá disminuido por una oferta mayor. Tal el caso de algunas estatuas o pinturas excepcionales, libros o monedas raras, vinos de una calidad peculiar, que solo pueden ser elaborados con uvas cultivadas en una tierra especial, de oferta muy limitada. Su valor es por completo independiente de la cantidad de trabajo originalmente requerida para producirlos, y varía con la riqueza y preferencias variables de quienes desean poseerlos”.

Ricardo continúa explicando:

“Pero estos bienes constituyen una minúscula fracción de la masa de mercancías que diariamente se intercambian en el mercado. El trabajo es lo que procura la gran mayoría de los bienes que son objeto de deseo; y ellos pueden ser multiplicados, no solo en un país sino en muchos, casi sin límite determinado, si estamos dispuestos a dedicar el trabajo necesario para obtenerlos”.

“Siempre que hablamos, pues, de mercancías, de su valor de cambio y delas leyes que regulan sus precios relativos, nos referimos solo a los bienes cuya cantidad puede ser incrementada gracias al ejercicio de la actividad humana, y en cuya producción la competencia opera sin restricciones”. (19)

Los objetos que no son productos del trabajo humano y que no tienen valor, pueden ciertamente tener un precio cuando se ponen a la venta. A través de su precio adquieren una “forma de mercancía”. Como explicó Marx, “Cosas que en sí y para sí no son mercancías, como por ejemplo la conciencia, el honor, etc., pueden ser puestas en venta por sus poseedores, adoptando así, merced a su precio, la forma mercantil. Es posible, pues, que una cosa tenga formalmente precio sin tener valor. La expresión en dinero deviene aquí imaginaria, como en ciertas magnitudes matemáticas”. (20) Continúa dando el ejemplo del precio de la tierra no cultivada, que carece de valor porque no se ha gastado trabajo humano en su producción. Sin embargo, si se encuentra en un lugar atractivo, puede alcanzar un precio elevado.

Sin embargo, la sociedad no puede vivir del honor, de las obras de arte o de los artefactos de valor incalculable, sea cual sea su precio. El ser humano solo puede vivir de la producción de riqueza real. El trabajo transforma la naturaleza y constituye la base de la producción y reproducción de la vida. Como explicó Marx, es el tiempo de trabajo socialmente necesario, expresado en valor, el que está en el centro de las cosas. Los precios del monopolio son un producto de circunstancias definidas, y no reflejan el valor como tal. A pesar de nuestras críticas, la ley del valor, sigue siendo el regulador clave de la vida económica capitalista.

Si bien Marx reconoció la contribución de los economistas clásicos burgueses, no obstante realizó una crítica rigurosa de sus ideas, que se encuentra especialmente en los tres volúmenes de las Teorías de la plusvalía. Marx se dedicó a analizar y exponer sus contradicciones y limitaciones, al mismo tiempo que elaboraba sus ideas sobre las leyes del capitalismo. En efecto, los escritos de Marx representan una historia crítica de la economía clásica burguesa, o economía política vulgar, como él la llamaba, desde sus orígenes hasta su madurez y eventual colapso. Separó lo que era progresivo en ella de lo que no tenía valor, lo que luego utilizó para transformar y enriquecer cualitativamente una nueva visión de la economía política.

Marx explicó que los economistas clásicos desarrollaron sus ideas en una época en la que “la lucha de clases aún no estaba desarrollada”. En estas condiciones, sus ideas no constituían una amenaza para el orden capitalista. Sin embargo, en cuanto la lucha de clases se afianza, los teóricos de la burguesía se asustan y la economía política degenera en apologética. Los economistas abandonan rápidamente la teoría del valor-trabajo y la sustituyen por la utilidad marginal, la teoría marginal y otros análisis subjetivos. La Escuela Austríaca fue la principal artillería de esta contraofensiva burguesa contra el marxismo. Para ellos, los salarios se consideraban simplemente una parte de la renta nacional, junto con la renta, el interés y el beneficio. El trabajo no ocupaba un lugar especial en la producción y la plusvalía no existía. Su concepto de valor no se basaba en ningún criterio objetivo, sino que expresaba simplemente una elección o un deseo subjetivo.

En palabras del reverendo arzobispo Whately, “no es que las perlas tengan un precio elevado porque los hombres hayan buceado por ellas, sino que, por el contrario, los hombres bucean por ellas porque tienen un precio elevado”. De hecho, el alto precio de las perlas se debe al difícil trabajo que supone su recuperación, y su alto valor estimula a la gente a dedicarse a esta actividad. Nuestro arzobispo no ve la cuestión esencial: ¿cuál es el valor de una perla y cómo se determina? La confusión sobre las piedras preciosas (o perlas) fue respondida por Marx en El Capital. En primer lugar, cita al economista S. Bailey:

“‘El valor’ (valor de cambio) ‘es un atributo de las cosas; las riquezas’ (valor de uso), ‘un atributo del hombre. El valor, en este sentido, implica necesariamente el intercambio; la riqueza no’. ‘La riqueza’ (valor de uso) ‘es un atributo del hombre, el valor un atributo de las mercancías. Un hombre o una comunidad son ricos; una perla o un diamante son valiosos…’” (21)

A continuación, Marx explica la razón por la que esas cosas tienen valor: “Los diamantes rara vez afloran en la corteza terrestre, y de ahí que el hallarlos insuma, término medio, mucho tiempo de trabajo. Por consiguiente, en poco volumen representan mucho trabajo”. Continúa: “Disponiendo de minas más productivas, la misma cantidad de trabajo se representaría en más diamantes, y el valor de los mismos disminuiría. Y si con poco trabajo se lograra transformar carbón en diamantes, estos podrían llegar a valer menos que ladrillos”. (22)

Marx, por tanto, ve el valor como algo objetivo. Con los marginalistas, todo el asunto se pone de cabeza de forma idealista y el valor se convierte en algo subjetivo. En este punto, la economía burguesa deja de ser una ciencia. Su objetivo es ahora justificar al sistema capitalista, que para ellos es el único sistema viable posible. Estas ideas subjetivas fueron refinadas posteriormente por el economista de Cambridge Alfred Marshall, quien construyó curvas de demanda y oferta para demostrar una teoría de los precios sin pulir.

Preferencias individuales[editar]

En un intento consciente de refutar a Marx, como podemos ver, toda la teoría económica se ha reducido ahora a la noción de preferencias y elecciones individuales, y deja de tener valor científico, aparte de las cosas más triviales. “Los espadachines a sueldo sustituyeron a la investigación desinteresada”, explicaba Marx, “y la mala conciencia y las ruines intenciones de la apologética ocuparon el sitial de la investigación científica sin prejuicios”. (23) La economía capitalista no fue tratada por ellos como un sistema social global, sino simplemente compuesta por millones de relaciones individuales atomizadas entre productores y consumidores.

Esta es la base de la llamada teoría de la utilidad marginal, defendida originalmente por Stanley Jevons (1871), Karl Menger (1871) y Léon Walras (1874). “Repetidas reflexiones e indagaciones me han llevado a la opinión, un tanto novedosa, de que el valor depende enteramente de la utilidad”, afirmaba Stanley Jevons. Si alguien desea mucho una cosa, esta tiene una utilidad considerable para esa persona; cuanto más la desee, más estará dispuesta a pagar por ella. La cantidad de tiempo de trabajo empleado en la producción de una mercancía no tenía ninguna importancia para estos apologistas. “El trabajo una vez gastado no influye en el valor futuro de ningún artículo”, afirmaba Jevons. Esta teoría subjetiva, que parte de la premisa del consumo individual y no de la producción social, fue defendida por la Escuela Austríaca de Economía dirigida por Eugene von Böhm-Bawerk. Más tarde fue promovida por Ludwig von Mises y muchos otros, y difundida hoy en día como “economía”, en una variedad de versiones en nuestras escuelas y universidades.

Marx ignoró deliberadamente esta vulgar escuela subjetiva y Engels la desestimó en broma. “Ahora se ha puesto de moda aquí precisamente la doctrina de Stanley Jevons”, escribió Engels, “según la cual el valor está determinado por un lado por la utilidad, es decir valor de cambio = valor de uso, y por el otro lado por la magnitud de la oferta (es decir, por los costos de producción), lo cual es solo una manera confusa de afirmar de contrabando que el valor está determinado por la oferta y la demanda. ¡La economía vulgar habita todos los rincones y se encuentra en todos los caminos!» (24)

La teoría del valor del trabajo puso en tela de juicio toda la ética del capitalismo. El valor y la plusvalía se derivan del trabajo de la clase obrera. Marx llegó a la conclusión de que el beneficio era simplemente el trabajo no remunerado de la clase obrera. Toda la teoría se había convertido en un poderoso y peligroso argumento contra el capitalismo y a favor del socialismo. Y por eso no se podía tolerar. Así lo admitió von Böhm-Bawerk: “es cierto que durante algunos años, y a causa de la expansión de las ideas socialistas, la teoría del valor-trabajo empezó ganando terreno, pero en estos últimos tiempos ha retrocedido decididamente en los medios teóricos de todos los países, en favor sobretodo de la teoría de la ‘utilidad marginal’”. (25)

Pero, a pesar de las objeciones de nuestros críticos burgueses, el coste del trabajo es algo que se puede medir. Es una realidad objetiva. En cambio, la “utilidad” difiere de una persona a otra. Depende de su punto de vista, es decir, de la satisfacción que obtiene una persona al consumir una determinada mercancía. Por tanto, la utilidad es algo subjetivo. Curiosamente, aunque es posible ver que la misma mercancía tiene diferentes cantidades de utilidad para diferentes personas, sin embargo se vende en un supermercado al mismo precio. Esto significa que el precio no puede ser subjetivo, sino que debe basarse en un fundamento real de valor (los economistas burgueses ven el precio como un valor expresado en términos monetarios). Si la utilidad se supone que mide el valor, ¿cómo es posible que se vendan diferentes cantidades de utilidad por el mismo precio? Intentan sortear esta contradicción haciendo referencia al “margen”, y en los libros de texto de economía a la “utilidad marginal”.

Según los marginalistas, tendemos a comprar la mayor cantidad posible de algo a un determinado precio, y luego dejamos de hacerlo cuando nuestra satisfacción disminuye. La cantidad de satisfacción que obtenemos de un producto depende de la cantidad que ya hemos consumido. Cuanto mayor sea la oferta de algo, menos satisfacción obtendrá al consumir algo adicional. Por tanto, la utilidad marginal de algo aumentará y disminuirá en función de la cantidad que consumas. Cuanto más se tiene, menos se desea, hasta que las cosas se equilibran, todo ello debido a lo que ocurre en el margen, la última unidad consumida.

Jevons lo explicó en los siguientes términos: “El agua, por ejemplo, puede describirse a grandes rasgos como la más útil de todas las sustancias. Un cuarto de galón de agua al día tiene la gran utilidad de salvar a una persona de morir de la manera más angustiosa. Varios galones al día pueden tener mucha utilidad para fines como cocinar y lavar; pero después de asegurar un suministro adecuado para estos usos, cualquier cantidad adicional es una cuestión indiferente. Todo lo que podemos decir, entonces, es que el agua, hasta una cierta cantidad, es indispensable; que las cantidades adicionales tendrán varios grados de utilidad; pero que más allá de un cierto punto la utilidad parece cesar… los mismos artículos varían en utilidad según poseamos ya más o menos el mismo artículo”.

Agua y diamantes[editar]

Este argumento se utilizó para explicar la llamada paradoja del “agua y los diamantes”, comúnmente utilizada para “probar” la justeza de la utilidad marginal. Los marginalistas explican que no es la utilidad total de los diamantes o el agua lo que importa, sino la utilidad de cada unidad de agua o diamantes a medida que consumimos más. Como en el ejemplo de Jevons, la utilidad total del agua para las personas es enorme, pero como disponemos de grandes suministros de esta, la utilidad marginal del agua es muy baja. En otras palabras, cada unidad adicional de agua que se hace disponible puede aplicarse a usos menos urgentes a medida que se van satisfaciendo los usos más urgentes del agua.

Por lo tanto, cualquier unidad de agua en particular vale menos para las personas a medida que aumenta el suministro de agua. Por otra parte, los diamantes existen en un suministro muy limitado. Son tan limitados que la utilidad de un diamante es mayor que la utilidad de un vaso de agua, que es abundante, por lo tanto, los diamantes valen más para las personas. Entonces, el valor del agua y los diamantes está determinado por su utilidad marginal.

Estos discípulos de la teoría marginal tratan de confundir las cosas al referirse al precio alto de los productos de marca como una confirmación de una base subjetiva de valor. La gente elige usar jeans Levi, y pagar un precio más alto, no por la ley del valor, sino por una preferencia personal. El mismo argumento se aplica también a los artículos de lujo. Pero este no es el caso. Bernard Arnault, que recientemente participó en la “guerra de las carteras” por el control de Gucci, ha forjado una fortuna de 29.000 millones de dólares con el control de más de 60 marcas, incluyendo Christian Dior, Louis Vuitton, Bulgari y Dom Pérignon. Los precios más altos de los productos de marca están vinculados a su calidad “especial”, su nombre, a pesar de que otras marcas menos conocidas utilizan las mismas fábricas para producir los mismos productos. Detrás de las marcas especiales hay enormes cantidades de publicidad y marketing, que deben añadirse a sus costos de producción, para crear la etiqueta única y cotizada. A través de este marketing, la marca alcanza un estatus de “monopolio”, atrayendo así, un precio de monopolio.

La familia Arnault posee la mayoría de las acciones de Hermès, la principal empresa de artículos de lujo conocida por sus bolsos, corbatas de seda y pañuelos. En la fábrica más grande de Hermès, en el suburbio parisino de Pantin, más de 300 artesanos especializados trabajan con los artículos de cuero. Esto incluye los famosos bolsos Kelly del grupo, uno de los favoritos de la princesa Grace de Mónaco, y el más deportivo bolso Birkin, diseñado para la cantante Jane Birkin. El rasgo distintivo de la producción de Hermès es que un trabajador altamente calificado hace un solo bolso de principio a fin, solo usando una máquina para coser el bolsillo interior y las cremalleras. A estos trabajadores les lleva unas 18 horas hacer un “Kelly”, que se vende al por menor por más de 6.000 euros en una versión pequeña.

Según un informe en el Financial Times, “Debido al tiempo necesario para formar a los artesanos, la oferta se atrasa en relación con la demanda y los clientes suelen tener que esperar meses por la cartera deseada”. (26)

Este ejemplo muestra que la cantidad de trabajo que se destina a la producción de cada bolso es enorme. Por otra parte, la mano de obra altamente cualificada implicada en dicha producción crea mayores cantidades de valor, y, al mismo tiempo, los efectos del marketing de “monopolio” empuja hacia arriba el precio de estos artículos de lujo a alturas exorbitantes. Esta situación no tiene nada que ver con la teoría marginal y sirve para confirmar la teoría del valor del trabajo, que incluye las distorsiones del capitalismo monopolista.

Observarán que la mayoría de las veces, los partidarios de la utilidad marginal prefieren dar “ejemplos” sobre el agua y los diamantes, en lugar de las mercancías ordinarias producidas en masa, que pueden reproducirse a voluntad. No logran explicar, por ejemplo, por qué el precio del pan en las tiendas es el mismo para el desempleado hambriento que para el magnate millonario, a pesar de que la utilidad marginal de una unidad adicional es mil veces mayor para los primeros que para los segundos. Esto es convenientemente barrido bajo la alfombra por estos teóricos.

Para los marginalistas, todos somos simplemente “consumidores” individuales con tanto dinero (“demanda efectiva”) con el que hacer elecciones individuales. El hecho de que, bajo el capitalismo, nos enfrentamos a niveles masivos de desigualdad, generados por el funcionamiento de la economía de mercado, es completamente ignorado. El hecho de que la clase obrera es incapaz de comprar el valor total de su trabajo nunca entra en la cabeza de los marginalistas. Tales contradicciones no les conciernen ni a ellos ni a su visión mecánica de la economía. Sin embargo, sus ejemplos abstractos son la base teórica de la teoría de la utilidad marginal, y la base podrida sobre la que se funda la economía burguesa moderna.

Toda la teoría marginalista está enraizada en el concepto de las preferencias individuales de los consumidores, es decir, que nuestros juicios de valor sobre lo que compramos son la base del valor de las mercancías. De hecho, nuestros juicios de valor no deciden el valor de intercambio de las mercancías. Aunque estas expresiones utilizan la misma palabra (“valor”), tienen significados muy diferentes, basados en una perspectiva totalmente distinta.

En realidad, la escuela de utilidad marginal es la tierra subjetivista de Robinson Crusoe, o del “hombre aislado”, para usar las palabras de Böhm-Bawerk. La economía, basada en una teoría de preferencias subjetivas, se reduce a los gustos y elecciones individuales, que sirven para maximizar la utilidad de una cosa. Este enfoque es completamente abstracto y sin ninguna noción de la sociedad real. Las relaciones de mercado son simplemente relaciones individuales entre una persona y una mercancía. Para el marginalista, el comportamiento individual es la clave para entender la economía capitalista. Utilizando este enfoque reduccionista, quieren que despojemos artificialmente todos los vestigios sociales e históricos del capitalismo, incluyendo las relaciones de clase existentes, para reducir todo a este simple modelo de comportamiento individual. El concepto entero es una falsa abstracción, no tiene ningún contenido histórico. Como sociedad, no vivimos como individuos aislados en una isla desierta, como átomos individuales. Nuestros deseos naturales, opciones y preferencias no son innatos, o sujetos a la “libre” elección, sino que son un producto de la sociedad y de nuestro lugar dentro de ella. No es simplemente una cuestión de individuos que se enfrentan a la toma de decisiones en un supermercado, independientemente del tiempo y el lugar. ¿Cómo se traduce la isla subjetivista de los marginalistas a las realidades de las relaciones capitalistas cotidianas? No lo hacen. Por eso, en su mundo miope, no tienen una explicación de la crisis capitalista.

En lugar del sistema de intercambio simplificado de Robinson Crusoe y Viernes, donde la elección de las cosas se decide a través del intercambio de una cosa por otra, nos enfrentamos a una masa de mercancías en circulación que se intercambian por medio del dinero. “La circulación de mercancías presupone la existencia de dinero”, explicó Engels, “el trueque solo crea intercambios fortuitos, no la circulación de mercancías”. (27) El dinero es esencial para una economía basada en la circulación de mercancías. El dinero en sí mismo es un valor, es decir, una cantidad definida de trabajo que actúa como un equivalente universal. Y, sin embargo, nuestros amigos marginales nunca pudieron resolver el enigma de la utilidad marginal del dinero. El valor del dinero está determinado por lo que este pueda comprar, que no se decide por las preferencias individuales, sino por el nivel de precios que nos rodea. Estos precios a su vez están determinados no por las transacciones individuales, sino por las fluctuaciones del mercado mundial. El mercado mundial, que domina las economías nacionales, incluyendo nuestras vidas, está a su vez sujeto a todo tipo de incertidumbres, donde los productos se producen sin ningún plan consciente o racional. En lugar de un equilibrio bajo el capitalismo, como dice la Ley de Say, tenemos desequilibrios y crisis periódicas de sobreproducción.

En la época del capitalismo monopolista de estado, las leyes del capitalismo se distorsionan cada vez más. El monopolio no suprime la competencia, sino que la aplasta y la destroza. El poder de los monopolios distorsiona colosalmente el mercado, así como los niveles de los precios. Utilizando datos de 2006-09, el profesor Peter Nolan muestra el grado de monopolización. Llegó a la conclusión de que solo dos gigantes multinacionales dominan la fabricación de los grandes aviones comerciales, dos multinacionales dominan la industria de las bebidas gaseosas, tres dominan la infraestructura de telecomunicaciones móviles, tres dominan los teléfonos inteligentes, cuatro gigantes controlan la cerveza, los ascensores, los camiones pesados y las computadoras personales, seis, las cámaras digitales y en lo que concierne los vehículos de motor y los productos farmacéuticos: diez empresas mundiales. En estos casos, las empresas abastecen desde la mitad a la totalidad del mercado mundial. En muchas industrias han surgido niveles similares de concentración, después de consolidaciones. Se puede observar una concentración muy similar entre los proveedores de componentes, como las aeronaves. En el mundo hay tres proveedores dominantes de motores de aviones, dos de frenos, tres de neumáticos, dos de asientos, un proveedor de sistemas de aseo y uno de cableado. A través de industrias enteras, como predijo Marx, el mundo solo tiene unos pocos proveedores dominantes de componentes esenciales.

Adam Smith, Ricardo y Marx entendieron el valor desde un punto de vista objetivo. Su punto de partida era la producción, y el valor se equiparaba o giraba en torno a los costos de producción. La famosa “mano invisible” de Adam Smith, que se supone que regula el mercado, no es más que el funcionamiento de la ley del valor. Marx comprendió que no eran las preferencias individuales las que impulsaban el capitalismo, sino las leyes coercitivas del capitalismo, que dictan las acciones de los individuos. No son las preferencias personales de los capitalistas las que hacen que inviertan, sino la competencia y la búsqueda de mayores beneficios. Los trabajadores se ven obligados a vender su fuerza de trabajo, no por elección, sino por necesidad.

En realidad, bajo el capitalismo, las leyes económicas ciegas dominan la vida de las personas y no al revés, y la tarea de la economía es analizar estas leyes. “Se trata de estas leyes mismas”, explicó Marx, “de esas tendencias que operan y se imponen con férrea necesidad”. (28) Un puñado de multinacionales globales, impulsadas por el afán de lucro, han acumulado más poder económico que los gobiernos de los países. Las preferencias individuales no cuentan para nada. Las leyes del capitalismo, a través de la competencia, impulsan una mayor y más grande centralización y concentración del capital, una mayor monopolización, una lucha más intensa por los mercados, aumentando la codicia, el poder y la lujuria general por las enormes ganancias.

Por el contrario, todo el enfoque de la utilidad marginal se basa en una perspectiva microeconómica, y tiene poco, si es que tiene algo que ver con el nivel macroeconómico de las cosas.

Es esencialmente un enfoque unilateral, no dialéctico y reduccionista de la economía capitalista. Mientras que el marxismo comprende plenamente la unidad dialéctica de los diferentes niveles de la economía capitalista, la economía burguesa mantiene una enorme muralla china entre lo micro y lo macro. Chris Giles, columnista del Financial Times, reveló la bancarrota de la economía burguesa cuando escribió recientemente: “Los economistas viven en silos aislados. Absortos en el pensamiento abstracto, los que están en la frontera académica raramente tienen mucho que impartir a los que se esfuerzan por resolver los problemas políticos reales. Los que viven en el charco de la política microeconómica muy rara vez hablan con aquellos en el charco de la política macro – y viceversa”. (29)

Esto refleja toda su visión abstracta y estrecha y su método falso. Son incapaces de comprender el capitalismo en su conjunto, en su desarrollo real y en sus contradicciones, ya que esa no es su intención. La escuela marginal se sostiene únicamente para probar y promover la visión subjetiva, es decir, la del individuo atomizado. Su perspectiva se basa en una falsa abstracción, en un intento de mistificar las relaciones reales, las relaciones de clase, bajo el capitalismo. Se nos hace creer que todos somos individuos, con preferencias individuales, independientemente de nuestra clase o ingresos. Esta idea fue ilustrada por Thatcher cuando dijo que no existía tal cosa como la sociedad. Pero tan pronto como pensamos en términos de la sociedad en su conjunto, la teoría del valor del trabajo se hace evidente. El número total de horas trabajadas por la sociedad es, en última instancia, el principal factor de producción, que luego se divide entre las necesidades de la sociedad, esta es la característica central.

“El peculiar fetichismo de la Escuela Austríaca”, explicó Bujarin, “que proporciona a sus adherentes anteojeras individualistas y así saca de su vista la relación dialéctica entre los fenómenos, los hilos sociales que pasan de individuo a individuo y que por sí solos constituyen al hombre un ‘animal social’, este fetichismo hace que se excluya cualquier posibilidad de que entiendan la estructura de la sociedad moderna”. (30)

Los apologistas del “libre mercado” atacan constantemente la crítica marxista al capitalismo. Intentan ridiculizar las ideas marxistas simplemente distorsionando y tergiversando lo que Marx dijo en realidad. Mezclan deliberadamente el valor con el precio del mercado, que son dos conceptos diferentes, con el objetivo de “probar” los fallos de la economía marxista. En realidad, como explicó Marx, los precios no corresponden directamente al valor debido a los vaivenes del mercado, sino que tienden a oscilar por encima y por debajo de él como si estuvieran en un eje. Niegan la explotación bajo el capitalismo ya que, según ellos, las ganancias no son el trabajo no remunerado de la clase obrera, sino simplemente son vistas como una “remuneración” por “arriesgarse” y pagar los salarios a los trabajadores antes de que empiecen a producir nada. Esto, una vez más, es dar la vuelta a la realidad patas para arriba. Como cualquier trabajador testificará, son ellos los que tienen que trabajar una semana o un mes “de antemano” antes de recibir cualquier salario, extendiendo así el crédito al capitalista, y no al revés.

En el análisis final, todas las teorías son puestas a prueba por la realidad. En el período de auge capitalista, estos librecambistas estaban muy de moda, hasta el gran crack de 2008, que marcó el comienzo de la mayor crisis de sobreproducción desde los años 30. Esto destrozó las teorías de la economía de “equilibrio”, que no entendía nada y no preveía nada. Si se supone que una economía de mercado se basa en un equilibrio general con miles de mercados eficientemente interconectados por precios que reflejan los gustos estables de millones de personas, entonces esto ha fracasado claramente. Los modelos estándar del análisis marginal, todos basados en la Ley de Say, han demostrado estar en bancarrota. Los acontecimientos han demostrado que el supuestamente llamado “modelo de equilibrio” del capitalismo, a pesar de sus sutilezas matemáticas, es una locura total, divorciado de la realidad, de la vida cotidiana. Por el contrario, los acontecimientos de hoy han demostrado la exactitud de la ley del valor y la crítica marxista al capitalismo. Los acontecimientos de hoy en día comprueban ampliamente que la crisis no es un defecto en el modo de producción capitalista, sino un componente esencial del mismo.

En tiempos de profunda crisis económica, toda la fachada oficial comienza a agrietarse y a desmoronarse. Los argumentos de los apologistas del capitalismo se desacreditan cada vez más. La economía burguesa se muestra en bancarrota. Los fabianos y los reformistas, que también intentan ridiculizar la teoría del valor del trabajo, hace tiempo que capitularon ante el capitalismo y actúan como sus abiertos apologistas. Pero sus ideas no se ajustan a la realidad actual, ya que el nivel de vida se hunde en una época de austeridad continua. La crisis del capitalismo significa la crisis del reformismo, así como de la economía burguesa, en la que se basan.

La crisis, que ha asumido un carácter prolongado e insoluble, obliga a la clase obrera a buscar una salida a este embrollo y a gravitar hacia quienes pueden ofrecer una explicación coherente. Solo el marxismo puede ofrecer esta alternativa, basada en una visión científica del mundo, así como la solución en el derrocamiento revolucionario del capitalismo. En última instancia, esta es la razón por la que el marxismo está en continua lucha contra los defensores de un sistema caduco. Los filósofos han interpretado el mundo, afirma Marx, la cuestión sin embargo es cambiarlo.


Solo puedo asumir que está usando algunas definiciones extrañas y no estándar de las palabras "moral" y "agente" aquí. Si Dios actúa, es un agente (por lo tanto, actúa: Feser pp. 174, 201, 206-08, 214-15; y tiene una voluntad: Feser, pp. 221-27). Si actúa de acuerdo con los principios morales (en oposición a los principios amorales), es un agente moral específicamente (y así de hecho, Feser: pp. 217-22). Por definición. Si Dios nunca actúa, no puede haber creado nada (Feser, pp. 196-98, 215-16), ni puede efectuar la salvación (Feser, pp. 228-29, 298-99). Pero no solo actúa, actúa moralmente (por ejemplo, Feser, pp. 297-99). Por lo tanto, Dios nos ama (pp. 228-29), asegura justicia para nosotros (pp. 298-99, 301-02), realiza milagros para nosotros (pp. 237-46), etc.Bakunin tiene una teoría original, que es una mezcolanza de proudhonismo y comunismo. Por cierto, el punto básico de su proudhonismo es la idea de que el mal más grave, con el que hay que acabar, no es el capital, no es, por tanto, el antagonismo de clase que el desarrollo social crea entre los capitalistas y los obreros asalariados, sino el Estado. [...] Nosotros, en cambio, sostenemos lo contrario: acabar con el capital, que es la concentración de todos los medios de producción en manos de unos pocos, y el Estado se derrumbará por sí solo. [...] Predicar a los obreros la abstención política en todas las circunstancias equivale a ponerlos en manos de los curas o de los republicanos burgueses.[5]


La capacidad productiva material es define la realidad. Así, las ideas y la Historia (en el sentido hegeliano) no son reales, ya que «las ideas no pueden realizar nada» ya que «necesitan hombres que ponen en juego una fuerza práctica»; y «la Historia no hace nada... es el hombre real y vivo el que lo hace todo».[6]

“Lo que diferencia a una época económica de otra, no es tanto lo que se fabrica como la manera de fabricar, los medios de trabajo con los que se fabrica”.[7]

“Se me ha reprochado eso, se ha opinado que hubiese debido transformar el material a mi disposición en un libro sistemáticamente elaborado, en faire un livre [hacer de ello un libro], como dicen los franceses o, en otras palabras, sacrificar la autenticidad del texto a la comodidad del lector”.[8]


"Los economistas tienen una singular manera de proceder. No hay para ellos más que dos tipos de instituciones: las artificiales y las naturales. Las instituciones del feudalismo son instituciones artificiales; las de la burguesía, naturales. Se parecen en esto a los teólogos, que distinguen también entre dos clases de religiones. Toda religión que no sea la suya es invención de los hombres, mientras que la suya propia es, en cambio, emanación de Dios... Henos aquí, entonces, con que hubo historia, pero ahora ya no la hay." (Karl Marx, "Misére de la philosophie". "Réponse à la Philosophie de la misère de M. Proudhon", 1847, p. 113.)

Así, la Revue Positiviste[10] de París me echa en cara, por una parte, que trato la Economía de un modo metafísico y, por otra —¡adivinen ustedes qué!—, que me limito a un simple análisis crítico de los datos, en lugar de prescribir recetas (¿comtistas?) para los figones del futuro. Respecto a la acusación de metafísico, he aquí lo que escribe el profesor Sieber:


Adam Smith had a tendency to see la evolution of la market throughout history as la result of a natural progression. He basically ignored la fact that markets have very different structures and that markets are anything but natural. Still, Adam Smith paid quite a bit of attention to institutions

Like la other classical political economists, Karl Marx was of la opinion that production was more important than la market when it came to deciding la price of a commodity

First, Marx emphasized that la market essentially consists of social relationships. “It is plain,” he notes sarcastically in Capital, “that commodities cannot go to market and make exchanges of their own account” ([1867] 1906:96). “Value” is not inherent in a commodity, but rather constitutes “a relation between people expressed as a relation between things” (85).

“la so-called primitive accumulation... is nothing else than la historical process of divorcing la producer from la means of production” ([1867] 1906:786).

https://edisciplinas.usp.br/mod/resource/view.php?id=2400850

“Mas si para la economía clásica el proletario sólo era una máquina destinada a producir plusvalor, tampoco el capitalista era, para ella, más que una máquina dedicada a la transformación de ese plusvalor en pluscapital”.[9]

Todo lo que el capital necesita hacer es incorporar esta fuerza de trabajo adicional, suministrada anualmente por la clase obrera en forma de fuerza de trabajo de todas las edades, con los medios adicionales de producción comprendidos en el producto anual (p. 727).

La clase obrera crea por el excedente de trabajo de un año el capital destinado a emplear mano de obra adicional en el año siguiente. Y esto es lo que se llama crear capital a partir del capital (p. 729).

La constante venta y compra de fuerza de trabajo es la forma; el contenido es la apropiación constante por parte del capitalista, sin equivalente, de una porción del trabajo de otros que ya ha sido objetivada, y su intercambio repetido de este trabajo por una mayor cantidad del trabajo vivo de otros (p. 730).

Por lo tanto, los economistas clásicos tienen razón al sostener que el consumo de productos excedentes por parte de trabajadores productivos, en lugar de improductivos, es un rasgo característico del proceso de acumulación (p. 736).

Los movimientos de los capitales individuales y los ingresos personales se cruzan y se entremezclan, y se pierden en una alternancia general de posiciones, es decir, en la circulación de la riqueza de la sociedad (p. 737).

Una parte de la plusvalía es consumida por el capitalista como ingreso, la otra parte se emplea como capital, es decir, se acumula... La relación de estas partes determina la magnitud de la acumulación (p. 738)

El desarrollo de la producción capitalista hace necesario aumentar constantemente la cantidad de capital establecido en una empresa industrial dada, y la competencia subordina a cada capitalista individual a las leyes inmanentes de la producción capitalista como leyes externas y coercitivas. Le obliga a seguir extendiendo su capital, para preservarlo, y sólo puede extenderlo por medio de la acumulación progresiva (p. 739).

La acumulación es la conquista del mundo de la riqueza social (p. 739).

Acumulación por acumulación, producción por producir: esta fue la fórmula en la que la economía clásica expresó la misión histórica de la burguesía en el período de su dominación (p. 742).

En esta obra Malthus termina por descubrir, gracias a los buenos oficios de Sismondi, la hermosa Trinidad de la producción capitalista: sobreproducción sobrepoblación sobreconsumo, three very delicate monsters, indeed! [[exclamdown]tres monstruos muy delicados, por cierto!] Cfr. F. Engels, "Umrisse zu...", p. 107 y ss.


doctor Horne, obispo de la Alta Iglesia en Norwich, Adam Smith "incurre en la atroz perversidad (la atrocious wickedness) de propagar el ateísmo por el país" (esto es, mediante su "Theory of Moral Sentiments").

El cura Thomas Chalmers sospecha que Adam Smith inventó la categoría de los "trabajadores improductivos" por pura malevolencia, expresamente para incluir en ella a los curas protestantes y a pesar de la benéfica labor que éstos realizan en la viña del Señor.

"plagio escolarmente superficial y clericalmente declamatorio de sir James Steuart, Townsend, Franklin, Wallace, etc., y no contiene ni una sola proposición original"

https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/23.htm

el salario no es más que un nombre especial con que se designa el precio de la fuerza de trabajo, o lo que suele llamarse precio del trabajo, el nombre especial de esa peculiar mercancía que sólo toma cuerpo en la carne y la sangre del hombre

Por tanto, el salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva.

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm


El capital constante (materia prima, materiales instrumentales [materias auxiliares], maquinaria, etc.) cuyo valor reaparece meramente en el valor del producto; y en segundo lugar, el capital variable, es decir, el capital invertido en salarios, que incluye menos trabajo que el que devuelve el obrero. Por ejemplo, si el salario diario = 10 horas y si el obrero trabaja 12, aquél reemplaza al capital variable + 1/5 (2 horas). A este último excedente lo llamo plusvalía.

En estas circunstancias, con igual explotación del obrero en diferentes industrias, capitales diferentes del mismo volumen producirán cantidades muy diferentes de plusvalía en diferentes esferas de la producción, y por consiguiente muy diferentes tasas de beneficio, ya que la ganancia no es sino la proporción de la plusvalía respecto del capital total aplicado. Esto dependerá de la composición orgánica del capital, esto es, de su distribución en capital, constante y variable.

La competencia (transferencia o retiro de capital de una industria a otra) provoca que iguales sumas de capital en diferentes industrias produzcan, a pesar de su diferente composición orgánica, la misma tasa media de beneficio.[...] Por consiguiente, la competencia no reduce a las mercancías a su valor, sino a su precio de costo, que es superior, inferior, o igual a su valor, según la composición orgánica de los respectivos capitales.

Ricardo confunde valor con precio de costo. [...] Pero esta identificación del valor de las mercancías con su precio de costo es fundamentalmente errónea y viene siendo aceptada tradicionalmente desde A. Smith.

En la determinación anterior del precio de costo, en cuanto distinto del valor, debe señalarse también que, además de la distinción entre capital constante y capital variable —la que surge del proceso inmediato de producción en que interviene el capital—, hay también una distinción entre capital fijo y capital circulante, distinción que proviene del proceso de circulación del capital.

https://www.marxists.org/espanol/m-e/1862/agosto/02.htm


Marx coloca Proudhon con Saint-Simon y Fourier por criticar y querer utópicamente abolir "la propiedad". En ¿Qué es la propiedad? Proudhon "critica la sociedad a través del prisma y con los ojos del campesino parcelario francés (más tarde del petit bourgeois), y de otra, le aplica la escala que ha tomado prestada a los socialistas".

"A la pregunta ¿qué es esa propiedad? sólo se podía contestar con un análisis crítico de la «Economía política», que abarcase el conjunto de esas relaciones de propiedad" como relaciones de producción,

"no en su expresión jurídica, como relaciones volitivas".

Proudhon "no podía ir más allá de la contestación que ya Brissot había dado": «La propiété c'est le vol».

"en vista de que el «robo» como violación de la propiedad, presupone la propiedad, Proudhon se enredó en toda clase de sutiles razonamientos, oscuros hasta para él mismo, sobre la verdadera propiedad burguesa".

"En una historia rigurosamente científica de la Economía política, dicho libro [¿Qué es la propiedad? de Proudhon] apenas hubiese merecido los honores de ser mencionado. Pero, lo mismo que en la literatura, las obras sensacionales de este género juegan su papel en la ciencia. Tómese, por ejemplo, el libro de la Población de Malthus. En su primera edición no constituyó más que un «sensational pamphlet», y, por añadidura, un plagio desde la primera hasta la última línea. Y a pesar de todo, ¡cómo impresionó este libelo contra el género humano!".

Poco antes de que apareciese su segunda obra importante, , etc., me anunció él mismo su próxima publicación en una carta muy detallada, donde, entre otras cosas, me decía lo siguiente: «J'attends votre férule critique»

La publicación de Miseria de la Filosofía, como critica al libro Filosofía de la miseria de Proudhon "puso fin para siempre a nuestra amistad".

De hecho, tan sólo después de la publicación de su primer libro fue cuando Proudhon inició sus estudios económicos; y descubrió que a la pregunta que había planteado no se podía contestar con invectivas, sino únicamente con un análisis de la «Economía política» moderna. Al mismo tiempo, hizo un intento de exponer dialécticamente el sistema de las categorías económicas. En lugar de las insolubles «antinomias» de Kant, ahora tenía que aparecer la «contradicción» hegeliana como medio de desarrollo.

"comparte las ilusiones de la filosofía especulativa, cuando, en lugar de considerar las categorías económicas como expresiones teóricas de relaciones de producción formadas históricamente y correspondientes a una determinada fase de desarrollo de la producción material, las convierte en un modo absurdo en ideas eternas, existentes de siempre, y cómo, después de dar este rodeo, retorna al punto de vista de la Economía burguesa"

En mi Contribución a la crítica de la Economía Política, fasc. I, Berlín, 1859 (págs. 59-64), se demuestra que la base teórica de sus ideas tiene su origen en el desconocimiento de los principios elementales de la «Economía política» burguesa, a saber, la relación entre la mercancía y el dinero, mientras que la superestructura práctica no es más que una simple reproducción de esquemas mucho más viejos y mejor desarrollados.

Proudhon tenía una inclinación natural por la dialéctica. Pero como nunca comprendió la verdadera dialéctica científica, no pudo ir más allá de la sofística. En realidad, esto estaba ligado a su punto de vista pequeñoburgués. [...] Es la contradicción personificada.

https://es.wikisource.org/wiki/Sobre_Proudhon

"la dominación de los obreros lleva consigo la esclavización del trabajo agrícola"

"para él, no existen las condiciones económicas de esta revolución".

Como hasta aquí todas las formas económicas —desarrolladas o no— implicaban la esclavización del trabajador (sea obrero, campesino, etc.), cree que en todas ellas es igualmente posible la revolución radical. Más aún: pretende que la revolución social europea, basada en los fundamentos económicos de la producción capitalista, se lleve a efecto sobre el nivel de los pueblos rusos o eslavos dedicados a la agricultura y al pastoreo y no rebase este nivel, aunque comprende que la

navegación marítima establece una diferencia entre hermanos, pero sólo la navegación marítima, por ser ésta una diferencia que todos los políticos conocen. La base de su revolución social es la voluntad y no las condiciones económicas.

https://es.wikisource.org/wiki/Acotaciones_al_libro_de_Bakunin_El_Estado_y_la_Anarqu%C3%ADa


“La mayoría de los escritores antimarxianos se dedican a exponer los absurdos de esta doctrina”, afirma A.D. Lindsay, antiguo profesor del Balliol College de Oxford.[10]

El lolardo John Ball

Durante la Revolución inglesa, Gerrard Winstanley declaró que “los hombres ricos reciben todo lo que tienen de la mano del trabajador, y lo que dan, lo dan del trabajo de otros hombres, no del suyo propio; por lo tanto, no son actores justos en la tierra”.[11]

John Thelwall, proclamaba: “La propiedad no es otra cosa que el trabajo humano”.[12]

“Que el trabajo es la única fuente de riqueza”, escribió el John Cazenove en 1812, “parece ser una doctrina tan peligrosa como falsa, ya que desgraciadamente ofrece un asidero a quienes representarían toda la propiedad como perteneciente a las clases trabajadoras, y la parte que reciben los demás como un robo o fraude a las mismas”.[13]



Para Marx, el trabajo no es la fuente de toda riqueza, sino la naturaleza, "la fuente de los valores de uso". Es el trabajo, "que no es más que la manifestación de una fuerza natural, de la fuerza de trabajo del hombre", la fuente de todo valor, entendido como valor de cambio.[14]​ “La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ferrocarriles, telégrafos eléctricos, hiladoras automáticas, etc. Son estos, productos de la industria humana” explicó Marx.[15]​ Como consecuencia, tanto trabajo generalizado en una mercancía puede ser comparado con tanto trabajo generalizado en otra.


"Marx explicó repetidamente que si la verdad pudiera obtenerse únicamente de la apariencia de las cosas, entonces no habría necesidad de la ciencia."[16]

El valor, en el sentido marxista, no es una cualidad natural perceptible de la mercancía, es una cualidad social que solo aparece en el intercambio entre mercancías. Como relación social, se expresa como una relación entre el trabajo de los diferentes productores. En el intercambio, tanto trabajo generalizado cambia de manos a través del intercambio de valores. La ley de la oferta y la demanda no determina el valor, sino que simplemente hace que el precio de mercado de las mercancías fluctúe por encima o por debajo de sus valores.

En el proceso de producción, las máquinas no crean nuevo valor. Las máquinas se limitan a transferir su propio valor poco a poco a las nuevas mercancías a través de la depreciación. Las máquinas tienen que ser utilizadas por los trabajadores, de lo contrario son superfluas. “Una máquina que no presta servicios en el proceso de trabajo es inútil”, explicó Marx. “Cae, además, bajo la fuerza destructiva del metabolismo natural. El hierro se oxida, la madera se pudre. El hilo que no se teje o no se devana, es algodón echado a perder. Corresponde al trabajo vivo apoderarse de esas cosas, despertarlas del mundo de los muertos, transformarlas de valores de uso potenciales en valores de uso efectivos y operantes”. (9)


"Mientras luchaba contra la nobleza, sostenida por el clero, la burguesía enarbolaba el libre examen y el ateísmo; pero, una vez triunfante, cambió de tono y de conducta; y hoy pretende apuntalar con la religión su supremacía económica y política".

"La moral capitalista, lastimosa parodia de la moral cristiana, anatemiza la carne del trabajador; su ideal es reducir al productor al mínimo de las necesidades, suprimir sus placeres y sus pasiones y condenarlo al rol de máquina que produce trabajo sin tregua ni piedad".

Los socialistas revolucionarios deben recomenzar el combate que han librado en otro tiempo los filósofos y los panfletarios de la burguesía; deben embestir contra la moral y las teorías socia les del capitalismo; deben desterrar de las cabezas de la clase llamada a la acción, los prejuicios sembrados por la clase dominante; deben proclamar, ante los hipócritas de todas las mora les, que la tierra dejará de ser el valle de lágrimas del trabajador; que, en la sociedad comunista del porvenir, que construiremos "pacíficamente si es posible, y si no violentamente", se dará rienda suelta a las pasiones de los hombres; y ya que "todas son buenas por naturaleza, nosotros sólo tenemos que limitarnos a evitar su mal uso y su exceso".

https://www.marxists.org/espanol/lafargue/1880s/1883.htm


Como valores, las mercancías son magnitudes sociales, es decir, algo absolutamente diferente de sus “propiedades” como “cosas”. Como valores, constituyen sólo relaciones de los hombres en su actividad productiva.

[E]l concepto “valor” presupone “intercambios” de los productos. Donde el trabajo es comunal, las relaciones de los hombres en su producción social no se manifiestan como “valores” de “cosas”. El intercambio de productos como mercancías es un método de intercambio de trabajo, [demuestra] la dependencia del trabajo de cada uno del trabajo de los demás [y corresponde a] un cierto modo de trabajo social o producción social.

En la primera parte de mi libro, mencioné que es característico del trabajo basado en el intercambio privado que el carácter social del trabajo se “manifiesta” en una forma pervertida, como la “propiedad” de las cosas; que una relación social aparece como una relación entre cosas (entre productos, valores de uso, mercancías). Esta apariencia es aceptada como algo real por nuestro adorador del fetiche, y realmente cree que el valor de cambio de las cosas está determinado por sus propiedades como cosas, y es totalmente una propiedad natural de las cosas. Ningún científico hasta la fecha ha descubierto todavía qué cualidades naturales hacen que proporciones definidas de tabaco rapé y pinturas sean "equivalentes" entre sí.

Así él, el sabio, transforma el valor en algo absoluto, “una propiedad de las cosas”, en lugar de ver en él sólo algo relativo, la relación de las cosas con el trabajo social, el trabajo social basado en el intercambio privado, en el que las cosas se definen no como entidades independientes, sino como meras expresiones de la producción social.

https://www.marxists.org/archive/marx/works/1863/theories-surplus-value/ch20.htm

El capital, tomo II[editar]

Engels en una carta a Victor Adler menciona la importancia del capítulo 1 de la sección primera y los capítulos 7 al 14 de la segunda. En cuanto a la sección tercera lo considera "un excelente relato de todo el circuito de mercancías y dinero en la sociedad capitalista [...] pero terriblemente pesado en forma".[17]

Contenido[editar]

Al igual que en el primer tomo,[18]​ Marx asume durante toda la obra que las mercancías se venden por su valor para facilitar las fórmulas explicativas.[19]

Sección 1: Las metamorfosis del capital y el ciclo de las mismas[editar]

Capítulo 2: El ciclo del capital productivo[editar]

El ciclo del capital productivo tiene la fórmula general:

Es "la función periódicamente renovada del capital productivo", es decir, "reproducción periódica de plusvalor" (en vez de la valorización comparado con el anterior).[19]

comparado con el anterior es la figura de la “reproducción” , “reproducción periódica del plusvalor”, razón por la cual se resumen aquí algunos resultados de la sección tercera. En él, todo el proceso de (doble) circulación aparece como “interrupción” de la producción, y a la inversa que en el ciclo de D (es decir, como circulación mercantil simple: M-D-M, en vez de D-M-D). En la reproducción simple, la circulación de M’ “se separa totalmente” en M-D-M y m-d-m, pues mientras que la primera vuelve a ingresar en el movimiento del capital, la segunda pasa a ser la “circulación del rédito” del capitalista (su dinero como dinero para gastar, consumir, no para adelantar nuevo capital). La forma desarrollada de este ciclo o forma II es por tanto:

En la reproducción ampliada, hay que formar un capital dinerario “latente” antes de que el capitalista pueda ampliar la escala de su producción, ya que, como se vio en el libro I, la condición para la conservación del capital es el aumento de su capital constante. Supongamos que se acumula todo el plusvalor. La fórmula debería ser P.… P’, en vez de P.…P, donde P’ expresa ahora, no que se produjo plusvalor, sino que el plusvalor producido “se capitalizó”, es decir, que se acumuló capital. La P, o P’, final expresa no el proceso de producción sino “la existencia renovada del capital industrial” en su forma de capital productivo. Pero esta acumulación implica también la “acumulación de dinero”, la formación de un “tesoro” temporal, dinero temporalmente retirado de la circulación y destinado a financiar en su momento la reposición del capital fijo. Se trata de un fondo de acumulación de dinero —o capital dinerario latente— que sirve como “fondo de reserva”.

Capítulo 2: El ciclo del capital productivo[editar]

Capítulo 3: El ciclo del capital mercantil[editar]

Capítulo 4: Las “tres figuras del proceso cíclico”[editar]

Capítulo 5: El tiempo de circulación[editar]

Capítulo 6: Los costos de circulación[editar]

Sección 2: La rotación del capital[editar]

Capítulo 7: Tiempo de rotación y número de rotaciones[editar]

Capítulo 8: Capital fijo y capital circulante[editar]

Capítulo 9: La rotación global del capital adelantado. Ciclos de rotación[editar]

Capítulo 10: Teorías sobre el capital fijo y el circulante. Los fisiócratas y Adam Smith[editar]

Capítulo 11: Teorías sobre el capital fijo y el circulante. Ricardo[editar]

Capítulo 12: El periodo de trabajo[editar]

Capítulo 13: El tiempo de producción[editar]

Capítulo 14: El tiempo de circulación[editar]

Capítulo 15: Efecto del tiempo de rotación sobre la magnitud del adelanto de capital[editar]

Capítulo 16: La rotación del capital variable[editar]

Capítulo 17: La circulación del plusvalor[editar]

Sección 3: La reproducción y circulación del capital social global[editar]

Capítulo 18: Introducción[editar]

Capítulo 19: Exposiciones anteriores acerca del mismo objeto[editar]

Capítulo 20: Reproducción simple[editar]

Capítulo 21: Acumulación y reproducción ampliada[editar]

El capital, tomo III[editar]

Contenido[editar]

Sección 1: La transformación del plusvalor en ganancia y de la tasa de plusvalor en tasa de ganancia[editar]

Capítulo I. Precio de costo y ganancia[editar]

Capítulo II. La tasa de ganancia[editar]

Capítulo III. Relación entre la tasa de ganancia y la tasa de plusvalor[editar]

Capítulo IV. Influencia de la rotación sobre la tasa de ganancia[editar]

Capítulo V. Economía en el empleo del capital constante[editar]

Sección 2: Cómo se convierte la ganancia en ganancia media[editar]

Capítulo VI y VII. Influencia de los cambios de precios[editar]

Capítulo VIII. Diferente composición de los capitales en diversos ramos de la producción, y consiguiente diferencia entre las tasas de ganancia[editar]

Capítulo IX. Formación de una tasa general de ganancia (tasa media de ganancia) y transformación de los valores mercantiles en precios de producción[editar]

Capítulo X. Nivelación de la tasa general de ganancia por la competencia. Precios de mercado y valores de mercado. Plusganancia[editar]

Capítulo XI. Efectos de las oscilaciones generales del salario sobre los precios de producción[editar]

Capítulo XII. Consideraciones complementarias[editar]

Sección 3: Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia[editar]

Capítulo XIII. La ley en cuanto tal[editar]

Capítulo XIV. Causas contrarrestantes[editar]

Capítulo XV. Desarrollo de las contradicciones internas de la ley[editar]

Sección 4: Cómo se convierte el capital-mercancías y el capital-dinero en capital comercial[editar]

Capítulo XVI. El capital dedicado al tráfico de mercancías[editar]

Capítulo XVII. La ganancia comercial[editar]

Capítulo XVIII. La rotación del capital comercial. Los precios[editar]

Capítulo XIX. El capital dedicado al tráfico de dinero[editar]

Capítulo XX. Consideraciones históricas sobre el capital comercial[editar]

Sección 5: Desdoblamiento de la ganancia en interés y ganancia del empresario. El capital a interés[editar]

Capítulo XXI. El capital que devenga interés[editar]

Capítulo XXII. División de la ganancia. Tipo de interés. Tasa “natural” del interés[editar]

Capítulo XXIII. El interés y la ganancia empresarial[editar]

Capítulo XXIV. Enajenación de la relación de capital bajo la forma del capital que devenga interés[editar]

Capítulo XXV. Crédito y capital ficticio[editar]

Capítulo XXVI. La acumulación del capital dinerario y su influencia sobre el tipo de interés[editar]

Capítulo XXVII. El papel del crédito en la producción capitalista[editar]

Capítulo XXVIII. Medios de circulación y capital. Concepción de Tooke y Fullarton[editar]

Capítulo XXX-XXXI-XXXII. Capital dinerario y capital real.[editar]

Capítulo XXXIII. El medio de circulación bajo el sistema crediticio[editar]

Capítulo XXXIV. El principio de la currency y la legislación bancaria inglesa de 1844[editar]

Capítulo XXXV. Los metales preciosos y el tipo de cambio[editar]

Capítulo XXXVI. Condiciones precapitalistas[editar]

Sección 6: Cómo se convierte la ganancia extraordinaria en renta del suelo[editar]

Capítulo XXXVII. Introducción[editar]

Capítulo XXXVIII. La renta diferencial: Consideraciones generales[editar]

Capítulo XXXIV. Primera forma de la renta diferencial (Renta diferencial I)[editar]

Capítulo XXXIX. Segunda forma de la renta diferencial (Renta diferencial II)[editar]

Capítulo XL. Segunda forma de la renta diferencial (Renta diferencial II)[editar]

Capítulo XLI, XLII, XLIII. [Los tres casos de] la renta diferencial II: 1) Precio de producción constante; 2) decreciente; 3) creciente. Resultados[editar]

Capítulo XLIV. La renta diferencial también en el suelo peor cultivado[editar]

Capítulo XLV. La renta absoluta[editar]

Capítulo XLVI. Renta de solares, Renta minera. Precio de la tierra[editar]

Capítulo XLVII. Génesis de la renta capitalista de la tierra[editar]

Sección 7: Las rentas y sus fuentes[editar]

Capítulo XLVIII. La fórmula trinitaria[editar]

Capítulo XLIX. Para el análisis del proceso de producción[editar]

Capítulo L. La apariencia de la competencia[editar]

Capítulo LI. Relaciones de distribución y relaciones de producción[editar]

Capítulo LII. Las clases[editar]

Esta es la imagen de Das Kapital Volumen II Capítulo 3.

Referencias[editar]

  1. a b Sobel, Jordan Howard (10 de noviembre de 2003). Logic and Theism: Arguments for and against Beliefs in God (en inglés). Cambridge University Press. pp. 176-177. ISBN 978-1-139-44998-4. Consultado el 19 de mayo de 2023. 
  2. a b Reason, Majesty of (2 de julio de 2018). «Evaluating the Aristotelian Argument for God’s Existence: JH Sobel, Sustaining Causes, and Pure Actuality». Majesty of Reason (en inglés). Consultado el 19 de mayo de 2023. 
  3. Feser, Edward (1 de mayo de 2011). «Existential Inertia and the Five Ways». American Catholic Philosophical Quarterly (en inglés) 85 (2): 237-267. doi:10.5840/acpq201185214. Consultado el 10 de julio de 2022. 
  4. a b «Suma Teológica - Ia - Cuestión 46 - Artículo 2: El inicio del mundo, ¿es o no es artículo de fe?». hjg.com.ar. Consultado el 19 de mayo de 2023. 
  5. «Engels: Carta a Theodor Cuno (24 de enero de 1872)». www.marxists.org. Consultado el 2 de febrero de 2023. 
  6. Marx, Karl (2004). «Prólogo». Miseria de la filosofia. EDAF. p. 45. ISBN 978-84-414-1451-8. Consultado el 2 de febrero de 2023. 
  7. Calvez, Jean-Yves (1961). El pensamiento de Carlos Marx. Taurus. Consultado el 12 de diciembre de 2022. 
  8. «Marx: El Capital, libro tercero, cap. Apendice y Notas complementarias al tomo III de El Capital». web.archive.org. 8 de noviembre de 2017. Consultado el 12 de diciembre de 2022. 
  9. «Marx: El Capital, Libro primero, cap. 22, Transformación del plusvalor en capital». web.archive.org. 3 de diciembre de 2021. Consultado el 14 de diciembre de 2022. 
  10. Lindsay, A.D., Karl Marx’s Capital, p.53, Londres, 1931.
  11. Hill, Christopher (23 de noviembre de 2006). Winstanley 'The Law of Freedom' and Other Writings (en inglés). Cambridge University Press. p. 287. ISBN 978-0-521-03160-8. Consultado el 10 de febrero de 2023. 
  12. University of California Libraries, Max (1921-1923). A history of British socialism. London : G. Bell and sons, ltd. p. 124. Consultado el 10 de febrero de 2023. 
  13. Meek, Ronald L. (1956). Studies in the Labor Theory of Value (en inglés). NYU Press. p. 124. ISBN 978-0-85345-428-1. Consultado el 10 de febrero de 2023. 
  14. «K. Marx (1875): Crítica al Programa de Gotha.». www.marxists.org. Consultado el 10 de febrero de 2023. 
  15. Marx, K., Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857~1858, v. 2, siglo XXI editores, pp. 229-230.
  16. Sewell, Rob. «En defensa de la teoría del valor-trabajo de Marx». In Defence of Marxism (en inglés británico). Consultado el 10 de febrero de 2023. 
  17. «Letter to Victor Adler, March 16, 1895». Marxists-en (en inglés). 11 de enero de 2021. Consultado el 7 de febrero de 2023. 
  18. «Marx: El Capital, Libro primero, cap. 7, La tasa de plusvalor. Nota 14». www.nodo50.org. Consultado el 2 de octubre de 2023. 
  19. a b Guerrero, 2015, p. 127.

Bibliografía[editar]

  • Bottomore, Tom, ed. (1998). A Dictionary of Marxist Thought. Oxford: Blackwell.
  • Fine, Ben (2010). Marx's Capital. 5th ed. London: Pluto.
  • Harvey, David (2010). A Companion to Marx's Capital. London: Verso.
  • Harvey, David (2006). The Limits of Capital. London: Verso.
  • Heinrich, Michael (2012). An Introduction to the Three Volumes of Marx's Capital. New York: Monthly Review Press.
  • Mandel, Ernest (1970). Marxist Economic Theory. New York: Monthly Review Press.
  • Postone, Moishe (1993). Time, Labor, and Social Domination: A Reinterpretation of Marx's Critical Theory. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Shipside, Steve (2009). Karl Marx's Das Kapital: A Modern-day Interpretation of a True Classic. Oxford: Infinite Ideas. ISBN 978-1-906821-04-3
  • Wheen, Francis (2006). Marx's Das Kapital--A Biography. New York: Atlantic Monthly Press. ISBN 0-8021-4394-6. ISBN 978-0-8021-4394-5.

Enlaces externos[editar]