Diferencia entre revisiones de «Plagio»

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Así pues, una persona comete plagio si copia o imita algo que no le pertenece y se hace pasar por el (la) [[autor]](a) de ello. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando, sin uso de comillas o sin indicar explícitamente el origen, ni citar la fuente original de la información, se incluye una idea, un párrafo o una frase ajenos.
Así pues, una persona comete plagio si copia o imita algo que no le pertenece y se hace pasar por el (la) [[autor]](a) de ello. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando, sin uso de comillas o sin indicar explícitamente el origen, ni citar la fuente original de la información, se incluye una idea, un párrafo o una frase ajenos.


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Esto constituye específicamente una violación a la paternidad de la obra, considerada dentro del marco de los [[derechos morales]].


== Etimología ==
== Etimología ==

Revisión del 18:19 2 abr 2014

En el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española se define plagio como la acción de «copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias».[1]​ Desde el punto de vista legal es una infracción al derecho de autor acerca de una obra artística o intelectual de cualquier tipo, en la que se incurre cuando se presenta una obra ajena como propia u original.

Así pues, una persona comete plagio si copia o imita algo que no le pertenece y se hace pasar por el (la) autor(a) de ello. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando, sin uso de comillas o sin indicar explícitamente el origen, ni citar la fuente original de la información, se incluye una idea, un párrafo o una frase ajenos.

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Etimología

El término plagio deriva del latín plagiārius: «secuestrador», equivalente a plagium: «secuestro», que contiene el latín plaga: «trampa», «red», basada en la raíz indoeuropea *-plak: «tejer». Véase, por ejemplo, en griego: plekein; en latín: plectere, donde ambos significan «tejer».[2]​ Otras versiones de la raíz son: del griego πλάγιος: oblicuo (como en los minerales denominados plagioclasas),[3]​ engañoso.[4]

En un sentido más amplio, generalmente se denomina plagio a:

  • Libros que contengan tramas o historias muy similares.
  • Películas con semejanzas extremas en expresión de ideas.
  • Inventos muy similares a uno patentado.
  • Obras de arte similares o con alguna pieza de la original.
  • Simplemente ideas.
  • Marcas, incluidos, entre otros distintivos de algún producto:
  1. Logotipos
  2. Colores
  3. Formas
  4. Frases

El uso de un mismo argumento en diferentes obras, expresadas de manera original, no constituye plagio, ya que el derecho de autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente su modo de expresión.[5]

Propiedad intelectual

La denominada propiedad intelectual[6]​ es una colección de marcos jurídicos diferentes mediante los cuales se protegen los intereses de autores e inventores en relación con obras creativas, ya sean expresiones de ideas, como en el caso del derecho de autor, o aplicaciones prácticas e industriales de ideas, como cuando se trata de patentes. Según la legislación de cada país, el castigo por este tipo de infracción puede ser una sanción penal o una pena económica y obligación de indemnizar por daños y perjuicios.

Historia

A pesar de que en todas las épocas de la literatura escrita se han esgrimido acusaciones de plagio, utilizado con el sentido actual el término plagiario aparece por vez primera en escritos del poeta Marcial (siglo I d. C.). Antaño, mediante este vocablo se hacía referencia al delito en el que incurría el secuestrador o ladrón de niños y de esclavos –acepción conservada parcialmente en el español de América–, así como de ganado.[7]​ En la historia de la literatura se atribuye a Marcial la creación de este sentido. En uno de sus epigramas lamenta que otro autor haya adaptado sus obras y que estén en servidumbre:

Te encomiendo, Quinciano, mis libritos. Si es que puedo llamar míos los que recita un poeta amigo tuyo. Si ellos se quejan de su dolorosa esclavitud, acude en su ayuda por entero. Y cuando aquél se proclame su dueño, di que son míos y que han sido liberados. Si lo dices bien alto tres o cuatro veces, harás que se avergüence el plagiario.
Marcial, Epigrama LII

El término pasa a las lenguas vernáculas alrededor del siglo XVI y se consolida simultáneamente a la gestación de la figura del autor moderno. En el siglo XIX, la progresiva protección jurídica otorgada a la creación intelectual convertirá el plagio en delito, y por lo tanto lo hará susceptible de ser juzgado en un tribunal, no únicamente, como hasta entonces, por la crítica y la historia literarias.

Los buenos artistas copian; los grandes, roban.
Pablo Picasso

Al plagiario de obras se le ha representado como (cita literal) [...] corneja desplumada, y al rededor della muchas plumas de diversas colores sinifica el que se ha querido honrar con escritos y trabajos agenos, publicándolos por suyos, y queda corrido quando es tomado en el hurto. Desta fábula hizo mención Horacio, Epistolarum, lib. I, epistola 3, ad Iulium Florum; Iuli Flore, etc.:

Ne, si forte suas repetitum venerit olim
Grex avium plumas, moveat cornicula risum,
Fortivis nudata coloribus (termina la cita)[8]

En esta categoría debería ubicarse a quien sólo ostente autoría de alguna obra, aunque haya pagado para ello o se la hayan cedido a título gratuito.

Versión ampliada y traducida de esta cita

Parte de la Epístola a Julio Floro:

Quid mihi Celsus agit? monitus, multumque monendus
Privatas ut quærat opes, et tangere vitet
Scripta, Palatinus quæcumque recepit Apollo:
Ne si forte suas repetitum venerit olim
Grex avium plumas, moveat cornicula risum
Furtivus nudata coloribus
Y ¿Qué hace Celso? Díjele ya un día
Y debe repetírsele a porfía
Que a sus propias riquezas se limite
Y apropiarse del templo palatino
Las obras no presume;
Porque después si a reclamar su pluma
Los pájaros acuden a bandadas
De sus alas prestadas
Desnuda la corneja se vea
Y del mundo el escarnio y befa sea[9]

Idea primigenia

La idea de simbolizar el plagio mediante una corneja desplumada provino de una fábula de Esopo, que se resume así:[10]

El supremo dios heleno Zeus convocó a todas las aves para proclamar a una como la soberana. Fijó la fecha del concurso para elegir a la más hermosa. Todas acudieron a la vera de un río para acicalarse. Al percatarse la corneja de que era la más fea, recogió las coloridas plumas que se desprendían de sus competidoras y las sobrepuso a las propias. El resultado fue deslumbrante: el ave más agraciada jamás vista.

Zeus quedó estupefacto del esplendoroso plumaje de este córvido. En el momento crítico de la selección, cuando la deidad máxima estaba a un átimo de emitir su veredicto y –en virtud de tan impactante beldad– de concederle su título de realeza, los otros pájaros, indignados por el engaño, le arrancaron las plumas correspondientes a cada uno. En consecuencia, desplumada de lo ajeno, la corneja, simplemente corneja se quedó.

Un refrán similar reza así: «la mona, aunque se vista de seda, mona se queda».

Por lo tanto, de larga data, al (a la) plagiario(a) de obras, principalmente de las literarias, se le caracteriza mediante una corneja desplumada.

Sanciones

Ámbito académico

Muchos estudiantes se sienten presionados para completar sus trabajos bien y rápidamente. Dada la accesibilidad de las nuevas tecnologías (Internet en particular) pueden plagiar mediante copia y transcripción de información de otras fuentes. Los profesores detectan fácilmente esta modalidad de plagio, por varias razones:

  • Con gran frecuencia las elecciones de las fuentes son poco originales. Los docentes pueden recibir el mismo pasaje copiado de una fuente popular por varios estudiantes.
  • A menudo es fácil determinar si un estudiante usó su propia «voz».
  • Los alumnos pueden escoger fuentes inapropiadas, inexactas o fuera del tema.
  • Los profesores pueden insistir en que, previamente a su revisión, los trabajos sean sometidos a un detector de plagio en línea.[11]

En escuelas secundarias existe poca investigación académica relativa al plagio. La mayor parte de las indagaciones acerca de esta actitud se centra en el nivel superior de instrucción.[12]

A profesores e investigadores se les castiga mediante sanciones que comprenden desde suspensión hasta cese, y la consecuente pérdida de credibilidad e integridad.[13][14]​ Comúnmente, comités disciplinarios internos –a los que estudiantes y profesores han acordado estar enmarcados– atienden las acusaciones de plagio contra estudiantes y profesores.[15]

Sin embargo en las universidades españolas no existen aún procedimientos intra-académicos de regulación del plagio entre personal docente e investigador. La vía habitual es presentar una queja ante la oficina del Defensor universitario y también a la inspección de servicios. Empero, en los Estatutos Universitarios no existe reconocimiento explícito en relación con posibles penalizaciones o valoraciones por un comité de expertos.

La mayoría de las veces los casos se producen con impunidad total, con el consiguiente detrimento de la tarea universitaria de producción de conocimiento y la lesión de los derechos de autoría y desmotivación de las personas que sufren el plagio. Recientemente, para consensuar acerca de este problema, han surgido algunas Plataformas de Lucha Contra el Plagio.

Periodismo

Dado que el principal valor del periodismo es la confianza pública, si un profesional de esta actividad no logra reconocer honestamente sus fuentes socava la integridad del periódico o medio en que trabaje, así como su propia credibilidad. A menudo, a periodistas acusados de plagio se les ha suspendido de sus tareas inherentes mientras la agencia de noticias investiga los cargos.[16]

Autoplagio

Existen sospechas de que numerosos trabajos científicos publicados en revistas científicas sean copia total o parcial de artículos anteriores, publicados por otros o por el mismo autor (autoplagio), con el pretexto de aportar nuevos resultados. En enero de 2008 la prestigiosa revista Nature publicó un trabajo de M. Errami y colaboradores donde desarrollaron un programa informático titulado eTBLAST para buscar entre las publicaciones científicas similaridades de texto y encontrar así artículos supuestamente copiados.[17]​ En la base de datos, que los propios autores denominaron Déjà vu, en junio de 2009 quedan recogidos 74 790 pares de trabajos científicos de gran similaridad, lo cual podría indicar que se trata de trabajos no originales.[18]

Recursos para luchar contra el plagio

Para detectar un posible plagio, con ayuda de un motor de búsqueda se puede indagar una determinada cadena de palabras del texto sospechoso, con el fin de ver si se encuentra un texto potencialmente plagiado. En la actualidad existen varios programas informáticos que facilitan la detección de esta anormalidad, especialmente en proyectos o ensayos de los estudiantes.

Sin embargo el mayor medio para luchar contra el plagio son las mismas escuelas, universidades y casas de estudio, que frecuentemente no lo penalizan en sus reglamentos, incluso tratándose de tesis o proyectos terminales de titulación. Asimismo, usuarios de la red social Twitter han publicado acerca de una creciente cantidad de informes de plagio, que han identificado rápida y eficazmente.

En cualquier caso, la mera repetición de cadenas de palabras no es una prueba concluyente de deshonestidad intelectual. Gran parte del discurso científico es repetición de conocimientos (fórmulas, datos, etcétera) e hipótesis compartidas por la comunicad científica. Por ello se deberían evitar pronunciamientos apresurados sin un examen detallado de las posibles violaciones o suplantaciones de la autoría intelectual.[19]

Véase también

Referencias

  1. Real Academia Española (2001). «Plagiar». Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (22 edición). Consultado el 19 de abril de 2010. 
  2. Jackson Valpy, Francis Edward (2005). Etymological Dictionary of the Latin Language (en inglés). Londres: Adamant Media. p. 345. ISBN 1402173849. Consultado el 19 de abril de 2010. 
  3. Divry’s New English–Greek and Greek–English Dictionary. D. C. Divry, Inc., Publishers. New York. 1983.
  4. Dizionario Garzanti della lingua italiana. Aldo Garzanti Editore s. p. a. Milano, Italia. 1980.
  5. Landes William y Posner Richard, (1989) "An economic analysis of Copyright Law". Journal of Legal Studies, 18: 325.
  6. Monopolios Artificiales sobre Bienes Intangibles Ed. Vía Libre (2008) (ISBN 978-987-22486-2-8)
  7. Dizionario Garzanti della lingua italiana. Aldo Garzanti Editore s. p. a. Milano, Italia. 1980.
  8. Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Primer Diccionario de la Lengua. (1611). Sebastián de Cobarruvias. Ediciones Turner, S. A. Edición facsimilar por Ediciones Turnermex, S. A. de C. V. México, D. F. 1984.
  9. http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080013724_C/1080013727_T4/1080013727_05.pdf
  10. http://cuentos.s5.com/fabulas3.html
  11. Klein, Alexander (8 de junio de 2007). «Why Do They Do It?». The New York Sun (en inglés). Consultado el 19 de abril de 2010. 
  12. Hart, M.; Friesner, Tim (15 de diciembre de 2004), research Plagiarism and Poor Academic Practice – A Threat to the Extension of e-Learning in Higher Education?, Electronic Journal of E-Learning, consultado el 11 de diciembre de 2007 .
  13. Kock, Ned (1999). A case of academic plagiarism. Communications of the ACM, 42 (7): 96-104.
  14. Kock, Ned y R. Davison. (2003). Dealing with plagiarism in the IS research community: A look at factors that drive plagiarism and ways to address them. MIS Quarterly, 27 (4): 511-532.
  15. Clarke, R. (2006). Plagiarism by academics: More complex than it seems. Journal of the Association for Information Systems, 7 (2): 91-121.
  16. Famousplagiarists.com (ed.). List of cases of plagiarism among journalists (en inglés). Consultado el 19 de abril de 2010. 
  17. vu--a study of duplicate citations in Medline.
  18. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/sites/entrez%7CScientific publishing. Plagiarism sleuths
  19. COMPAGNON, Antoine, "L'Université ou la tentation du plagiat", en Le Plagiat, sous la dir. de Christian Vanderdope, actes du colloque de l'Université d'Ottawa de septembre 1991, Presses de l'Université d'Ottawa, 1992, p. 173-188.

Enlaces externos