Identidad de género

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La identidad de género (del inglés gender identity[1]​) alude a la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a sentirse hombre, mujer, o de un género no binario;[2]​ éste puede considerarse el "sexo psicológico" o "sexo psíquico",[3]​ y se constituye en uno de los tres elementos de la identidad sexual, junto a la orientación sexual y el rol de género.[2]​ Sus articuladores son los «cánones vigentes de masculinidad y feminidad»,[4]​ y «se relaciona con el esquema ideoafectivo de pertenencia a un sexo»,[5]​ y se trata, por consiguiente, de la expresión individual del género.[6]

Toda sociedad tiene un conjunto de esquemas de género, vale decir, una serie de «normas, prescripciones sociales o estereotipos culturales relacionados con el género»[7]​ que sirven de base para la formación de una identidad social en relación con otros miembros de esa sociedad y que, en consecuencia, dan origen a la identidad de género.[7]

La identidad de género es parte de una serie de círculos de pertenencia, como lo menciona Gilberto Giménez (1996), a los que el sujeto se adscribe a partir del reconocimiento que hace de sí y de los otros, durante las interacciones que se suscitan en espacios y momentos específicos.

Diferencias entre identidad de género o identidad sexual

La identidad de género y la identidad sexual convergen en la construcción que hace el sujeto de sí, sin embargo, la primera es más general e incluye aspectos no estrictamente biológicos, en tanto que la segunda se relaciona principalmente con el reconocimiento que los sujetos hacen respecto a sus órganos sexuales. La identidad de género por tanto añade una dimensión psicológica de identificación que puede ser independiente de los caracteres fenotípicos que todos los seres humanos poseen en función de condicionantes biológicos; éstos pueden ser independientes del ámbito psicosocial, a pesar de que en la mayor parte de las personas existe una correlación entre ambos.

La identidad de género es la conciencia que se adquiere de la igualdad, la unidad y la persistencia de la individualidad como mujer o como varón, y en nada tiene que ver la ambivalencia, como mal afirmaba John Money (1955). Los roles de género se «aprenden», es decir, se desarrollan mentalmente desde la más temprana niñez. La observación de otras personas de diferentes identidades de género o sexuales, como los padres, las madres y los familiares, sirve de modelo para desarrollar una autoidentificación y, con ello adscribirse a uno u otro género, lo cual puede verse influido por factores biológicos y genéticos. Los niños y las niñas en sus primeros años aprenden rápidamente a asociar determinados colores, juguetes, programas de televisión, objetos, actividades, espacios y vestimentas con identidades psicosociales. Sin embargo, existen estructuras cerebrales que influyen en la diferenciación sexual entre varones y mujeres. El hipotálamo, que influye en la temperatura corporal, en la presión arterial, en las sensaciones de hambre y de sueño, también tiene un papel decisivo en el comportamiento sexual. De hecho, estadísticamente los hombres tienden a presentar un mayor desarrollo del núcleo preóptico medial.[8]

La conciencia de pertenencia a una de las categorías de género existentes parece desarrollarse precozmente y en relación con los estereotipos sociales referentes a los papeles que han de representar los miembros de cada sexo dentro de los espacios socializadores. Algunos autores (Vasta, Haith y Miller, 1996; Shaffter, 2002) refieren que hacia los dos años de edad los niños y las niñas ya tienen conocimiento de las categorías de género existentes en la sociedad, y que este conocimiento se complementará una vez que el sujeto tomé conciencia de su identidad sexual (conciencia del propio sexo biológico), la cual se reconoce después de los 7 años (Bustos, 2001). Sin embargo, sólo hasta los seis años de edad la identidad de género se consolidará (en etapas previas los niños y las niñas aún creerán que, si bien pertenecen a uno u otro sexo, este hecho puede cambiar en función de características físicas visibles o atributos externos como, por ejemplo, los atuendos o la longitud del pelo). Cuando se hace referencia a la expresión de género se alude a la exteriorización de la identidad de género de una persona (Ferreyra, Marcelo, IGLHRC).

Identidades de género

• Cisgénero: Persona que se identifica con el mismo género que le asignaron al nacer.

• Cissexual: Usado como sinónimo de cisgénero, se usa en ámbitos médicos preferentemente.

• Transgénero: Persona que se identifica con otro género distinto del que le asignaron al nacer. En muchos casos una persona transgénero siente malestar (denominado disforia de género) hacia las características sexuadas de su cuerpo (disforia física) o debido a que le perciben como un género distinto al suyo (disforia social). Las personas transgénero pueden ser mujeres, hombres o no binarias (queergénero o cuirgénero).

• Transexual: Término médico para las personas que desean modificar su cuerpo para conseguir una imagen con la que se sientan más cómodas (o aliviar un malestar, la disforia).

• Cuirgénero/queergénero: Persona transgénero que se identifica con una identidad que no pertenece al binario hombre/mujer. Dentro de esta definición existen numerosísimas identidades de género. Se trata, por tanto, de un término “paraguas”.

• Tercer género: Identidad distinta a hombre o mujer. Este término pertenece a culturas no occidentales ni blancas, y no debe usarse en Occidente puesto que es un concepto distinto de nuestras categorías de género. Existen numerosas formas de tercer género en culturas indígenas a lo largo de todo el mundo.

• Agénero: Persona que no se identifica con ninguna identidad de género, y que, por tanto, se considera fuera de la clasificación de género en su totalidad.

• Género neutro (neutre): Persona cuya identidad es neutra, es decir, considera que tiene un género y que su género está fuera del binario pero tampoco se identifica con identidades que muestran afinidad a roles femeninos o masculinos.

• Intergénero: Persona intersexual cuya identidad se sitúa en un punto medio entre dos géneros, usualmente los binarios. Esta identidad pertenece únicamente a personas intersexuales, no debe utilizarse por parte del resto.

• Andrógino/e: Persona cuya identidad es una mezcla en distintos grados entre mujer y hombre. También se puede usar como sinónimo ginoandros.

• Bigénero: Persona que se identifica con dos géneros a la vez o de manera alternada.

• Género fluido: Persona cuya identidad de género fluye a lo largo del espectro de género, entre dos o más géneros. Una persona fluida puede sentir cambios en su identidad que siguen ciclos más o menos largos, de años, meses, semanas o dentro del mismo día.

•Poligénero/Multigénero: Persona con más de dos identidades de género.

• Pangénero: Persona cuya identidad es inclusiva, perteneciente a todos los géneros. Este término se considera racista (para todas las personas, no solo las blancas) ya que no puedes apropiarte de géneros de culturas a las que no perteneces.

• Semimujer/Semihombre: Persona que se identifica de forma parcial con uno de los géneros binarios. Por ejemplo, un semihombre siente identificación hacia partes de la identidad “hombre”, pero no siente una identificación al 100% (si fuese así se trataría de un hombre transgenero).

Es importante destacar el hecho de que la identidad de género es diferente de la expresión de género. Una persona, sea cis o trans, puede tener una expresión neutra, masculina, femenina o mezclada (lo que también se conoce como “genderfuck” o “jodegéneros”) ya sea en su forma de vestir o en su carácter, y esto no tiene ninguna relación con su identidad ni la invalida en ningún caso. Existen mujeres cis masculinas, hombres cis femeninos, y asimismo existen, por ejemplo, neutros de expresión masculina, andróginas femeninas, personas fluidas que raramente cambian su aspecto externo, y nada de esto contradice ni invalida su identidad.

Véase también

Referencias

  1. Kaplan, Steven (2011). The Routledge Spanish Bilingual Dictionary of Psychology and Psychiatry (en inglés/español). Taylor & Francis. 
  2. a b Monroy, Anamely (2002). «La sexualidad en la adolescencia». En Monroy, Anameli, ed. Salud y sexualidad en la adolescencia y juventud. Pax México. p. 256. ISBN 978-968-860-507-3. 
  3. Blümel Méndez, J.E.; Castelo-Branco Flores, C.; Vallejo Maldonado, S. (2005). «La sexualidad en las diferentes etapas de la vida». En de la Gándara Martín, Jesús José; Puigvert Martínez, Ana, eds. Sexualidad humana: una aproximación integral. Médica Panamericana. p. 404. ISBN 978-847-903-386-6. 
  4. Casilda de, Miguel; Olabarri, Elena; Ituarte, Leire (2004). La identidad de género en la imagen fílmica. Universidad del País Vasco, Servicio Editorial. p. 162. ISBN 978-848-373-624-1. 
  5. Chávez Carapia, Julia del Carmen (2004). Perspectiva de género. Plaza y Valdés. p. 179. ISBN 978-97-0722-257-1. 
  6. Bosch, Esperanza; Ferrer, Victoria A.; Gili, Margarita (1999). Historia de la misoginia. Anthropos Editorial. p. 245. ISBN 978-84-7658-563-4. 
  7. a b Craig, Grace J. (2001). Desarrollo psicológico. Pearson Educación. p. 696. ISBN 978-968-444-516-1. 
  8. R. D. Precht, 2009.

Bibliografía

  • Gimenez, G. (1996). III Coloquio Paul Kirchnof, "Identidad, análisis y teorías, simbolismo, sociedades complejas, nacionalismo y etnicidad. México: UNAM
  • Shaffer, D.R. (2002). Desarrollo social y de la personalidad. Madrid: Thomson.
  • Vasta, R., Haith, M.M. y Miller, M.A. (1996). Psicología infantil. Barcelona: Ariel.