Diferencia entre revisiones de «Pandemia de gripe de 1918»

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Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética; en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento. La técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de «genética reversa». La genética reversa se basa en la posibilidad de «rescatar» un virus ''de novo'' a partir de la expresión de su material genético. La expresión coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus.
Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética; en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento. La técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de «genética reversa». La genética reversa se basa en la posibilidad de «rescatar» un virus ''de novo'' a partir de la expresión de su material genético. La exp Y TANBIN LEGUSTABA ECHARSE LA PAJA EN EL COLEGIO REPUBLICA DEL PERUresión coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus.


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Mortalidad por semana en París, Berlín, Londres y Nueva York. El pico es atribuible a la gripe. El texto dice: «Pandemia de gripe, mortalidad en Estados Unidos y Europa durante 1918 y 1919. Muertes de causas variadas, por semana, expresadas como una tasa anual por mil».
Mortalidad por edades de las epidemias de gripe normales de 1911 a 1917 (línea de rayas) y de la epidemia de 1918 (línea continua). El pico central muestra la peculiar mortalidad de 1918 entre niños, jóvenes y adultos.
Mapas de tasas de sobremortalidad respiratoria por cada 10.000 habitantes en cada provincia de España. Los mapas muestran las tres oleadas pandémicas de primavera (mayo-julio 1918), otoño (agosto-diciembre 1918) e invierno (enero 1919-abril 1919) así como el total acumulado para toda la pandemia de gripe de 1918–1919.

La epidemia de gripe de 1918 (también conocida como la gran epidemia de gripe, la gran gripe o la gripe española ) fue una pandemia de gripe de inusitada gravedad. A diferencia de otras epidemias de gripe que afectan básicamente a niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, y animales, entre ellos perros y gatos.[1][2]​Es considerada la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas.[3][4][5][6][7]​ Esta cifra de muertos, que incluía una alta mortalidad infantil, se considera uno de los ejemplos de crisis de mortalidad.[8]

En Estados Unidos la enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley (Kansas) el 4 de marzo de 1918, aunque ya en el otoño de 1917 se había producido una primera oleada heraldo en al menos catorce campamentos militares.[9]​ Un investigador asegura que la enfermedad apareció en el Condado de Haskell, en abril de 1918. Y, en algún momento del verano de ese mismo año, este virus sufrió una mutación o grupo de mutaciones que lo transformó en un agente infeccioso letal; el primer caso confirmado de la mutación se dio el 22 de agosto de 1918 en Brest, el puerto francés por el que entraba la mitad de las tropas estadounidenses Aliadas en la Primera Guerra Mundial.[10]​ Recibió el nombre de gripe española porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que España no se vio involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad.

Con el fin de estudiar la pandemia de gripe, los científicos han empleado muestras de tejido de víctimas congeladas para reproducir el virus.[11]​ Dada la extrema virulencia del brote y la posibilidad de escape accidental (o liberación intencionada) de la cuarentena, hay cierta controversia respecto a las bondades de estas investigaciones. Una de las conclusiones de la investigación fue que el virus mata a causa de una tormenta de citocinas, lo que explica su naturaleza extremadamente grave y el perfil poco común de edad de las víctimas.

Historia

Hospital improvisado en Kansas durante el brote.
Imagen al microscopio electrónico del virus de 1918 (recreado en laboratorio).

Se desconoce la tasa de mortalidad de la pandemia de 1918/1920, pero se estima que murieron del 10% al 20% de los infectados. Con alrededor de un tercio de la población mundial de aquel tiempo infectada, esta tasa de letalidad significa que entre un 3% y 6% de la población mundial murió.[12]​ La gripe pudo haber matado a 25 millones de personas en las primeras 25 semanas. Estimaciones más antiguas indicaban que murieron entre 40 y 50 millones de personas,[13]​ mientras que estimaciones actuales mencionan entre 50 y 100 millones.[14]​ Es difícil sin embargo compararla con otras importantes pandemias de gripe del pasado de que ahora es imposible extraer alguna información, como la de 1580.

Se estima que en China murieron 30 millones, aproximadamente el 35% de la población de aquella época, alcanzando una mortalidad del 40% de la población en algunas zonas. En el Ejército de China, al menos el 35% de las tropas que se enfermaron murieron. En los Estados Unidos, cerca del 28% de la población padeció la enfermedad y murieron de 500.000 a 675.000 personas.[15]​ En el Reino Unido murieron 250.000,[15]​ en España 200.000 (el 1% de la población),[16]​ en Venezuela 25.000,[17]​ en Francia 400.000[15]​ y en Italia una cifra similar.[18]​ En la India británica fallecieron de 10[15]​a 17 millones.[19]​Las estimaciones sobre el África subsahariana hablan de 1,5 a 2 millones de víctimas.[15]​En Alaska en el pueblo inuit de Fairbanks de los 80 habitantes, 78 murieron en sólo una semana y en Sudáfrica, murieron comunidades enteras. En Australia murieron unas 80.000 personas y en Fiyi murió el 30% de la población en sólo dos semanas, mientras que en Samoa Occidental el 40%. En Chile murieron 40.113 personas.[20]

Tras registrarse los primeros casos en Europa, al parecer en Francia, la gripe pasó a España, un país neutral en la guerra y que no censuró la publicación de los informes sobre la enfermedad y sus consecuencias, de ahí que, pese a ser un problema internacional, se le diera este nombre por aparecer en las informaciones de la época que era el único país afectado. España fue uno de los países más afectados con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y alrededor de 300.000 muertes (a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a «solo» 147.114 personas).

Aunque la Primera Guerra Mundial no causó la gripe[cita requerida], la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los investigadores[¿quién?] creen que los sistemas inmunológicos de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad.[cita requerida]

Un factor en la transmisión de la enfermedad fue la cantidad de viajes de los combatientes. La modernización de los sistemas de transporte posibilitó que los navegantes propagaran más rápidamente la pandemia sobre un abanico más amplio de comunidades.

Estudios recientes

El 26 de febrero de 2001 en PNAS se reconstruyó por primera vez un virus de gripe con la secuencia del segmento NS del virus de 1918 y con la secuencia de un virus adaptado en ratones. Los investigadores reconstruyeron ese virus quimera y evaluaron su virulencia.

Los investigadores que realizaron este trabajo comprendieron que la clave para entender el potencial de virulencia de una cepa de virus de gripe pasaba por estudiar su patrón molecular y las características fenotípicas asociadas a su secuencia genética; en otras palabras, la clave para entender la virulencia de una cepa de gripe requiere manipular la secuencia genética del virus y estudiar su comportamiento. La técnica biomolecular que permite realizar tales estudios recibe el nombre de «genética reversa». La genética reversa se basa en la posibilidad de «rescatar» un virus de novo a partir de la expresión de su material genético. La exp Y TANBIN LEGUSTABA ECHARSE LA PAJA EN EL COLEGIO REPUBLICA DEL PERUresión coordinada del genoma de un virus en una célula usando vectores de expresión permite que se produzcan todos los factores necesarios para la creación del virus.

Policías preparados para actuar en medio de la pandemia.

Un equipo multidisciplinario, capitaneado por el burgalés Adolfo García-Sastre, uno de los padres de la genética reversa del virus de la gripe, se propuso en el 2003 la titánica tarea de encontrar las causas que propiciaron la pandemia de virus de la gripe de 1918. Los investigadores que participan en este proyecto pretenden encontrar esas causas analizando las características moleculares distintivas de este virus pandémico. El equipo engloba, junto con el grupo de Adolfo García-Sastre, a los grupos de Peter Palese, Ian Wilson, Christopher Basler, Michael Katze y Jeffrey Taubenberger.

El 6 de febrero de 2004 en Science se publicó un artículo realizado por dos equipos de investigadores, uno dirigido por Sir John Skehel, director del Instituto Nacional de Investigación Médica (National Institute for Medical Research) de Londres, y otro por el profesor Ian Wilson del Scripps Research Institute de San Diego. Habían obtenido la síntesis de la proteína hemaglutinina responsable de la epidemia de 1918 de gripe española juntando ADN procedente del pulmón de una mujer inuit encontrada en la tundra de Alaska y de muestras preservadas de soldados estadounidenses de la I Guerra Mundial.

El 5 de octubre de 2005, también en Science, se publicó por primera vez en la historia la reconstrucción de un virus totalmente extinto, el virus de la gripe de 1918 (H1N1). El virus fue totalmente reconstruido in vitro a partir de las secuencias obtenidas del análisis de muestras históricas de tejidos realizadas por el grupo de Jeffrey Taubenberger.[21]​ Según el informe, después de varias décadas los científicos lograron recrear el virus con ayuda de técnicas de genética inversa, para «volverlo a la vida» en un laboratorio de bioseguridad de nivel 3, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta. Sus efectos fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células pulmonares humanas, empleando para ello diversas versiones fabricadas con genes de otros virus gripales, y así efectuar comparaciones y descubrir los elementos que lo hicieron tan mortífero. Al igual que el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los ratones, y se comprobó que también mataba a los embriones de pollo, del mismo modo que el virus aviario H5N1.

Galería

Enfermos célebres

Víctimas famosas

Véase también

Referencias

  1. Dora Dávila, M. (2000), Caracas y la gripe española de 1918: epidemias y política sanitaria: Universidad Católica Andrés Bello
  2. C. Adrián (2010): «Historia de una epidemia olvidada. La pandemia de gripe española en la Argentina, 1918-1919», en Desacatos (32): págs. 159-174
  3. Dávila, Beatriz Echeverri; (1993), La gripe española: la pandemia de 1918-1919: Centro de Investigaciones Sociológicas
  4. Patterson, KD; Pyle GF (Spring de 1991). «The geography and mortality of the 1918 influenza pandemic». Bull Hist Med. 65 (1): 4-21. PMID 2021692. 
  5. Centers for Disease Control and Prevention. Jeffery K. Taubenberger and David M. Morens. 1918 Influenza: the Mother of All Pandemics, January, 2006. Retrieved on May 9, 2009. Archived 2009-10-01.
  6. Tindall 2007
  7. The 1918 Influenza Pandemic. Fecha acceso 1 de mayo de 2009. Archivado el 4 de junio de 2009.
  8. La gripe española, en Apuntes de demografía, Julio Pérez Díaz
  9. Cómo el Ejército americano contagió al mundo la Gripe Española, Santiago Mata
  10. El País (29 de julio de 2014): La gripe de 1918 pudo ser española.
  11. Permafrost Preserves Clues to Deadly 1918 Flu, Alaska Science Forum]
  12. Taubenberger, J., Morens, M. (2006). "1918 Influenza Pandemic". CDC EID. Archived from the original on 2009-10-01. Retrieved 2009-05-14.
  13. Patterson, KD; Pyle GF (Spring 1991). "The geography and mortality of the 1918 influenza pandemic". Bull Hist Med. 65 (1): 4–21. PMID 2021692.
  14. Knobler 2005, pp. 60–61.
  15. a b c d e Health | The 'bird flu' that killed 40 million. BBS News. 19 de octubre de 2005. Consultado el 14 de marzo de 2012.
  16. Chowell, Gerardo; Anton Erkoreka, Cécile Viboud, Beatriz Echeverri-Dávila (5 de julio de 2014). «Spatial-temporal excess mortality patterns of the 1918–1919 influenza pandemic in Spain». BMC Infectious Diseases 14 (371). Consultado el 31 de julio de 2014. 
  17. Pérez, Francisco Javier (2008). Julio César Salas, 1870-1933. Editora El Nacional, pp. 72. ISBN 9789803951702
  18. Espadas Burgos, Manuel (1986). "El fascismo italiano". La II Guerra Mundial. La hora de los dictadores. Madrid: Ediciones Iberoamericanas Quorum, pp. 71-92, véase pp. 71. Director de edición José Antonio Valverde ISBN 84-7701-001-3
  19. Flu experts warn of need for pandemic plans
  20. Marcelo López y Miriam Beltrán. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. "Chile entre pandemias: la influenza de 1918, globalización y la nueva medicina". La Tercera.
  21. Terrence M. Tumpey, Christopher F. Basler, Patricia V. Aguilar, Hui Zeng, Alicia Solórzano, David E. Swayne, Nancy J. Cox, Jacqueline M. Katz, Jeffery K. Taubenberger, Peter Palese y Adolfo García-Sastre (2005): “Characterization of the Reconstructed 1918 Spanish Influenza Pandemic Virus” en revista Science (2005) volume 310 pages 77-80.
  22. a b Impacto de la gripe de 1918 en Europa y en España. CAV-AEP, 3 de marzo de 2018
  23. a b Duncan, Kirsty (2003). Hunting the 1918 Flu: One Scientist's Search for a Killer Virus. University of Toronto Press. p. 304. ISBN 0802087485. 

Bibliografía

Enlaces externos