Diferencia entre revisiones de «Theodor Eicke»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Desmond (discusión · contribs.)
Desmond (discusión · contribs.)
AB
Línea 1: Línea 1:
{{Artículo bueno}}
{{Infobox militares
{{Infobox militares
|nombre=Theodor Eicke
|nombre=Theodor Eicke

Revisión del 13:41 21 abr 2008

Plantilla:Infobox militares Theodor Eicke, (Hampont,[1]Alsacia-Lorena, actual Francia, 17 de octubre de 1892 - Cerca de Orël, Unión Soviética, 26 de febrero de 1943) fue un dirigente nazi conocido por haber participado junto a Michel Lippert en el asesinato de Ernst Röhm, durante la Noche de los cuchillos largos. Ocupó el cargo de SS-Obergruppenführer, comandó la 3ª División SS Totenkopf de la Waffen-SS y fue uno de los responsables de la creación y de la organización de los campos de concentración de la Alemania nazi. Fue asesinado el 26 de febrero de 1946, en el curso de una misión aérea de reconocimiento en el espacio aéreo de la Unión Soviética.

Vida antes de ingresar en el partido nazi

Eicke nació en Hampont, cerca de Château-Salins, en la Lorena ocupada por el Imperio alemán, el 17 de octubre de 1892. Su padre era jefe de estación.[2]​ Después de haber abandonado la escuela a la edad de diecisiete años, se alistó como voluntario del 23º regimiento de infantería bávaro. Más tarde, durante la Primera Guerra Mundial, fue nombrado oficial de 3ª, y ya en 1916, del 22º regimiento de infantería bávaro.

Fue condecorado con la Cruz de Hierro,[2]​ pero no contaba con ninguna esperanza de encontrar trabajo tras el fin de la guerra, así que volvió a los estudios en Ilmenau, ciudad natal de su esposa, pero los abandonó en 1920 para hacer carrera en la policía.

Su proyecto fracasó,[2]​ debido no sólo a su falta de formación escolar, sino también a su odio hacia la República de Weimar y a sus repetidas participaciones en manifestaciones políticas y violentas, prohibidas a los oficiales de policía. En 1923, fue finalmente contratado por IG Farben,[2]​ donde se convirtió con rapidez en el jefe de seguridad interna.

De 1928 a 1933

En diciembre de 1928, Eicke se inscribió al mismo tiempo en el NSDAP y en la Sturmabteilung (SA), abandonándola en 1930 para pasar a las SS. Sus cualidades como reclutador, de las que luego hizo gala en la Waffen-SS, le hicieron destacar, especialmente por su aportación para organizar las SS en Baviera. En 1931, Heinrich Himmler lo elevó al cargo de Standartenführer.

Sus actividades políticas hicieron llamar la atención hasta tal punto, que Eicke fue despedido por IG Farben en 1932.[2]

Fue sospechoso de preparar atentados con bomba contra adversarios políticos bávaros, por lo que fue condenado en julio de 1932 a dos años de prisión. Gracias a la protección del Ministro de Justicia, Franz Gürtner,[3]​ escapó de la condena y, siguiendo instrucciones de Heinrich Himmler, se refugia en Italia para ocuparse de un campo para fugitivos de la SS.[2]

Participación en la SS y en los campos de concentración

Campo de concentración de Dachau, primer campo de concentración dirigido por Eicke.

Eicke retornó a Alemania en marzo de 1933, después del ascenso al poder de Hitler.

En junio de 1933, fue nombrado comandante del campo de concentración de Dachau por Himmler,[4]​ donde por aquel entonces se encontraban 2000 presos.[5]​ Conformó inmediatamente las bases del sistema concentracionario nazi, particularmente en cuanto a la obediencia ciega de los guardianes a las órdenes, y el sistema de vigilancia, de disciplina y de castigo a los detenidos, cuyo fin era el de "destrozar psicológica, moral y físicamente a los presos".[6]​ Con Papa Eicke, apodo otorgado por los guardianes del campo,[7]​ se pasó de la brutalidad indisciplinada de la SA al espanto planificado de la SS. Sus resultados causaron una grata impresión en Himmler, que lo nombró SS-Brigadeführer el 30 de enero de 1934.

Eicke dio prueba de un antisemitismo y un antibolchevismo radical. Proclamaba "su odio contra todo lo que es no alemán y no nacionalsocialista".[8]​ Impuso a los guardianes una obediencia ciega e incondicional hacia él, como dirigente del campo, pero también hacia la SS y el Führer. Estas "cualidades" impresionan a Heinrich Himmler, que lo nombró, el 4 de julio de 1934 inspector de los campos de concentración y comandante de la unidad Totenkopf (Inspekteur des Konzentrationslager und Führer des SS Totenkopfverbände).[9]​ Como inspector de los campos, dependía del RSHA dirigido por Reinhard Heydrich, y más particularmente de la Gestapo; como comandante del Totenkopfverbände, salió de la oficina central de la SS, el SS-Hauptamt, y comenzó a recibir órdenes directamente de Himmler.[10]

Eicke participó igualmente en la Noche de los cuchillos largos: con algunos guardianes, escogidos con cuidado del campo de concentración de Dachau, le aportó su ayuda a Sepp Dietrich, comandante de la SS-Leibstandarte Adolf Hitler, para encarcelar a los principales dirigentes de la SA.

En esta ocasión, el 1 de julio de 1934, probó su total fidelidad a Himmler y Hitler, participando en el asesinato de Ernst Röhm.[11]​ El haber participado en este asesinato le valió de ser promovido a SS-Gruppenführer, lo que hizo que se situara en el segundo rango dentro de la jerarquía de la SS.[12]

Presos del campo de concentración de Sachsenhausen en 1938.

En su función de inspector de campos de concentración, Eicke realizó una reorganización profunda, terminada en 1939. A principios de 1935, suprimió los pequeños campos de concentración para conservar sólo seis de ellos, que concentraron a cerca de 3500 detenidos, entre los que está Dachau; a partir de 1936, extiende el sistema concentracionario con la creación de Sachsenhausen, Buchenwald (en 1937), Flossenbürg (en 1938), completados después con los de Anschluss, Mauthausen (también en 1938), y posteriormente por el campo de mujeres de Ravensbrück, ya en 1939.[13]​ La organización y la administración de todos los campos fue calcada del modelo de Dachau y a excepción de este campo, todos los antiguos campos de concentración fueron clausurados.

Desde 1936, Eicke impulsó la detención y el internamiento en los campos de nuevas categorías de detenidos que no tenían ninguna relación con los opositores al régimen, es decir: mendigos, criminales, reincidentes en pequeños delitos, borrachos, parados profesionales, vagabundos, gitanos y celadores de sectas religiosas.[14]​ Luchó por la ampliación de los campos existentes y la construcción de nuevos centros de detención y pretendía utilizarlos como depósito de mano de obra servil.[14]

La reorganización realizada por Eicke y la utilización de los detenidos como trabajadores forzados, hicieron de los campos de concentración uno de los instrumentos más poderosos del SS. En 1940, el control del sistema concentracionario fue confiado al Wirtschafts- und Verwaltungshauptamt, uno de los despachos centrales de la SS (SS Hauptamt), dirigido por Oswald Pohl y dependiente de forma directa de Heinrich Himmler.

Rudolf Höß, uno de los principales cachorros de Theodor Eicke.

La actitud inflexible de Eicke y su determinación a explotar al máximo la mano de obra de los campos de concentración tuvieron una enorme influencia en el personal de los mismos. El adoctrinamiento permanente y la brutalidad del propio Eicke, impidieron todo sentimiento de humanidad en los guardiánes: Eicke quería suprimir en la SS todo sentimiento de piedad hacia los internos. Sus discursos, las órdenes en las que insistía en el carácter criminal y peligroso de la actividad de los internados, no podían quedar sin efectos.

En todos los campos se practicó una violencia y una crueldad controladas y disciplinadas, un sistema del espanto perfectamente organizado, que prosiguió después de la salida de Eicke. Particularmente, formó a comandantes de campo como Rudolf Höß, en Auschwitz, Franz Ziereis en Mauthausen y Karl Otto Koch en Sachsenhausen y Buchenwald.

Eicke, sin embargo, parecía ser apreciado por sus tropas, lo que probablemente explique su sobrenombre. Según Wolfgang Sofsky, desarrolló sistemáticamente una política de compadreo, en oposición de las tradiciones militares que detestaba: Eicke pedía a sus hombres que se tutearan, fusionó el comedor de los suboficiales y de los oficiales, protegía a sus hombres, incluso en el caso de que quebrantaran alguna norma, salvo si estos manifestaban un sentimiento de piedad hacia los detenidos; buscaba el contacto humano con sus hombres, fuera de sus frecuentes revistas de inspección y en ausencia de sus superiores.[15]​ Cuando los guardianes detenían a un recluso tras una tentativa de fuga, Eicke pedía que se les evitara sufrir un interrogatorio, para no inquietarles.[16]

La división Totenkopf

Insignia de la 3ª División SS Totenkopf.

Fue bajo el mando de Eicke en 1939, cuando empezó la transformación de la SS-Totenkopfverbände, es decir, del personal de los campos de concentración, con vistas a convertirlos en unidades aptas para combatir en el frente, constituyendo la 3ª División SS Totenkopf. Desde su toma de del cargo, movilizó a todos sus contactos en el seno de la SS para asegurarle un buen equipamiento a su división, particularmente en términos de armas antitanques, para motorizarla y dotarla de un grupo de reconocimiento.[17]

A partir de este momento, Eicke empezó una nueva carrera y no mantuvo más responsabilidades en la organización de los campos de concentración. Richard Glücks le sucedió como inspector de los campos, bajo la dirección de Oswald Pohl.

Cambió de funciones, pero sus convicciones continuaron siendo las mismas. Convencido anticatólico, logró, en 1940, convencer a una compañía entera de su división para que renunciaran a la religión cristiana, haciéndolo constar por un tribunal administrativo.[18]​ Veló escrupulosamente por el respeto de los drásticos criterios de reclutamiento de la Waffen-SS, sin vacilación para rechazar a candidatos que, aparentemente aceptados, consideraba que no tenían las normas físicas, morales o raciales aptas paras las SS.[19]​ Rechazaba igualmente, el ver a sus oficiales dejar la división Totenkopf para reforzar otras unidades.[20]

En el curso de la guerra, Eicke y su división se distinguieron por su brutalidad y el gran número de crímenes de guerra cometidos.

En el momento de la invasión de Polonia, tres regimientos de la unidad Totenkopf (Oberbayern, Brandenburg y Thüringen) siguieron a las tropas alemanas para "detener a los refugiados recientemente llegados al país y acosar alos elementos hostiles hacia el régimen, es decir, los franco-masones, los judíos, los comunistas, los intelectuales, el clero y la aristocracia".[21]​ La brutalidad de la unidad Totenkopf y el gran número de asesinatos realizados por la división, fueron objeto de fuertes críticas del general de la Wehrmacht, Johannes Blaskowitz: "los sentimientos de la tropa hacia la SS y la policía oscilan entre la repulsión y el odio. Todos los soldados son tratados con asco y repugnancia por los crímenes cometidos en Polonia".[22]

Archivo:Johannes Blaskowitz.jpg
Johannes Blaskowitz, general de la Wehrmacht y discordante con el modus operandi de Eicke.

Durante la batalla de Francia, la división Totenkopf cometió la matanza del Paraíso (massacre du Paradis en francés), el 27 de mayo de 1940, durante la cual se asesinó a una centena de presos británicos en Francia, bajo las órdenes del teniente Fritz Knöchlein, condenado a muerte y ejecutado por crímenes de guerra tras el fin de la Guerra,[23]​ además de la ejecución sumaria de tropas senegalesas y marroquíes, que trataban de rendirse.[24]

Al iniciarse la Operación Barbarroja, Eicke insistió en que su división fuera dotada de camiones militares concebidos para el transporte de tropas, en lugar de los diversos vehículos que le fueron otorgados. Según sus propias palabras: "No podemos llevar a cabo ninguna guerra en el Este con esta clase de vehículos".[25]​ Su insistencia le permitió obtener dichos vehículos. Antes del comienzo de la operación, reunió a sus oficiales en repetidas ocasiones "para mostrarles la lucha que iba a oponer el nacionalsocialismo al bolchevismo judío".[14]​ De hecho, esta división fue la más despiadada de todas las presentes en el frente ruso, y también la más irreductible.[14]

En septiembre de 1941, en Finlandia, dos regimientos de la división huyeron a causa de una contraofensiva de las tropas del Ejército Rojo, siendo víctimas de juicios severos por parte de los oficiales de la Wehrmacht.[26]​ Bajo el mando de Eicke, la división Totenkopf dio prueba de un fanatismo inigualable y de una ferocidad en los avances de 1941, de la ofensiva del verano de 1942, y en la conquista de Járkov,[27]​ en la bolsa de Demyansk, y en el momento de la defensa de Varsovia y posteriormente de Budapest, a principios de 1945. Dio prueba de aptitudes notables en el combate defensivo contra el Ejército Rojo.[28]​ En el Frente Oriental, fue culpable del asesinato de presos y de civiles en la Unión Soviética y de la destrucción y del pillaje en numerosos pueblos rusos.[29]​ Eicke además hizo imperar una férrea disciplina, a veces expeditiva, como en la ejecución de un soldado que incitaba al motín antes de la confirmación del veredicto por la Reichsfürhungs-SS, lo que desembocó inmediatamente en su destitución como juez de su división.[30]

Avión Fieseler Fi 156 en pleno vuelo, modelo idéntico al que utilizaba Eicke en el momento de su derribo por los soviéticos.

Poco después de su promoción al grado de Obergruppenführer, Theodor Eicke fue asesinado el 26 de febrero de 1943, en el curso de un reconocimiento aéreo para preparar la tercera batalla de Karkhov. Su avión, un Fieseler Fi 156, fue derribado por el Ejército rojo en los alrededores de Orël. Sus tropas lanzaron inmediatamente un ataque para controlar el lugar donde se estrelló el avión y así recuperar el cuerpo de su comandante.

La propaganda levantó la figura de un héroe en Theodor Eicke. Poco después de su defunción, uno de los regimientos de la división Totenkopf fue bautizado "Theodor Eicke", nombre que enarbolará sobre el puño, "un privilegio raro y jerarquizado".[31]​ Su reputación militar, sin embargo, quedó comprometida.

Desde 1940, en el momento de la Batalla de Francia, la actitud de Eicke para el cual las pérdidas no tenían importancia, comenzaron a ser objeto de críticas de los oficiales de la Wehrmacht, sorprendidas por el número de muertos y heridos en el seno de la división Totenkopf.[32]​ Éstas críticas se renovaron en el momento de la operación Barbarroja: de junio de 1941 a marzo de 1942, la división perdió a 12.000 hombres, contando en un principio con un total de 17.000.[33]

Referencias

  1. Recibe asimismo el nombre de Hudingen en alemán.
  2. a b c d e f Guido Knopp, Les SS. Un avertissement de l’histoire, Presse de la Cité, Paris, 2006, p.223
  3. Ministro de Justicia del 2 de junio de 1932 hasta su muerte, el 29 de enero de 1941
  4. G. Knopp, op.cit., p. 65
  5. Arno J. Mayer, La « solution finale » dans l'histoire, La Découverte, Paris, 1990, p.153
  6. A. Mayer, op.cit., p. 372
  7. G.Knopp, op.cit., p.64
  8. Jean-Luc Leleu,La Waffen-SS. Soldats politiques en guerre, Paris, Perrin, 2007, p.212
  9. Georges H. Stein, Histoire de la Waffen SS, Paris, Stock-Le livre de poche, 1977, p.31
  10. Wolfgang Sofsky, L'organisation de la terreur, Paris, Calmann-Lévy, 1995, p.46-47
  11. G. Knopp, op.cit., p.76
  12. A. Mayer, op.cit.p.172
  13. W. Sofsky, op.cit., p. 48
  14. a b c d A. Mayer, op.cit., p.186 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «M» está definido varias veces con contenidos diferentes
  15. W. Sofsky, op.cit., p.132
  16. Eugen Kogon, L'Etat SS, Le système des camps de concentration allemands, Paris, Seuil, coll. Points Histoire, 1993, p.396
  17. J.L. Leleu, op. cit., p. 322
  18. J.L. Leleu, op. cit., p.212
  19. J.L. Leleu, op. cit., p.223
  20. J.L. Leleu, op. cit., p.284
  21. A. Mayer, op.cit., p. 213
  22. Knopp, p. 282
  23. G. Knopp, op.cit., p. 286
  24. G. Knopp, op.cit., p. 286
  25. J.L. Leleu, op. cit., p. 380
  26. G. Knopp, op.cit, p.292
  27. Ch. Sydnor, op. cit., p.75
  28. Ch. Sydnor, op.cit., p. 65
  29. Ch. Sydnor, op.cit., p.75
  30. JP Leleu, op. cit., p. 463
  31. J.L. Leleu, op. cit., p. 431
  32. Knopp, p.286
  33. Knopp, op.cit., p. 294

Bibliografía

  • Heinz Höhne, L’Ordre Noir, histoire de la SS, Casterman, Tournai, 1968.
  • Rudolf Höss, Le commandant d'Auschwitz parle, Paris, La découverte, 2005. ISBN-2707144991
  • Guido Knopp, Les SS. Un avertissement de l'histoire, Presse de la Cité, Paris, 2006.
  • Jean-Luc Leleu, La Waffen-SS. Soldats politiques en guerre, Paris, Perrin, 2007 ISBN-9782262024888
  • Georges H. Stein, Histoire de la Waffen SS, Paris, Stock-Le livre de poche, 1977
  • Charles W. Sydnor, La Division SS Totenkopf, Revue d'Histoire de la Seconde guerre mondiale, Paris, PUF, 1975, n° 98