Diferencia entre revisiones de «Sacerdote»

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El '''sacerdote''' es una persona que se dedica profesionalmente, en exclusiva o a tiempo compartido, a realizar actos de intermediación entre sus convecinos y Dios, en el mundo judeo-cristiano, o con las divinidades en el caso de otras culturas. El término puede variar, pero en general y desde un punto de vista cultural, el sacerdote es aquel que ejerce como intermediario entre el ser humano y la divinidad. Se llama ''sumo sacerdote'' a quien ejerce la máxima [[teocracia|autoridad religiosa]] en algunas confesiones, normalmente como heredero de alguna tradición histórica (así los catolicos llaman sumo pontifice a su máxima autoridad, porque la expresión pontifice, significa puente,como el mayor de los puentes entre los hombres y Dios). En casi todas las culturas, la [[casta sacerdotal]] constituyó una clase social dominante, como adlatere del poder máximo. El cuerpo de sacerdotes suele recibir otros nombres en cada cultura concreta.
El '''sacerdote''' es una persona que se dedica profesionalmente, en exclusiva o a tiempo compartido, a realizar actos de intermediación entre sus convecinos y Dios, en el mundo judeo-cristiano, o con las divinidades en el caso de otras culturas. El término puede variar, pero en general y desde un punto de vista cultural, el sacerdote es aquel que ejerce como intermediario entre el ser humano y la divinidad. Se llama ''sumo sacerdote'' a quien ejerce la máxima [[teocracia|autoridad religiosa]] en algunas confesiones, normalmente como heredero de alguna tradición histórica (así los catolicos llaman sumo pontifice a su máxima autoridad, porque la expresión pontifice, significa puente,como el mayor de los puentes entre los hombres y Dios). En casi todas las culturas, la [[casta sacerdotal]] constituyó una clase social dominante, como adlatere del poder máximo. El cuerpo de sacerdotes suele recibir otros nombres en cada cultura concreta.


== El sacerdocio según la Biblia: poder de Dios ==
==Los sacerdotes o sacerdotisas son healers , y en el wow pueden ser de luz , luna o sombras , los de luz son casi siempre humanos ,enanos , draenis o elfos de sangre , aunque en algunos casos tambien pueden ser forsakens , los de luna siempre son elfos nocturnos y los de sombra casi siempre son forsakens.
El sacerdocio según la Biblia: poder de Dios ==
Antes de empezar a hablar del sacerdocio, y dado que es un tema poco estudiado y aun por menos conocido, hemos de saber que el sacerdocio se clasifica en dos:
Antes de empezar a hablar del sacerdocio, y dado que es un tema poco estudiado y aun por menos conocido, hemos de saber que el sacerdocio se clasifica en dos:
* El sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor: Sirve para ministrar cosas temporales y celestiales.
* El sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor: Sirve para ministrar cosas temporales y celestiales.

Revisión del 18:38 14 jul 2010

Un sacerdote anglicano.

El sacerdote es una persona que se dedica profesionalmente, en exclusiva o a tiempo compartido, a realizar actos de intermediación entre sus convecinos y Dios, en el mundo judeo-cristiano, o con las divinidades en el caso de otras culturas. El término puede variar, pero en general y desde un punto de vista cultural, el sacerdote es aquel que ejerce como intermediario entre el ser humano y la divinidad. Se llama sumo sacerdote a quien ejerce la máxima autoridad religiosa en algunas confesiones, normalmente como heredero de alguna tradición histórica (así los catolicos llaman sumo pontifice a su máxima autoridad, porque la expresión pontifice, significa puente,como el mayor de los puentes entre los hombres y Dios). En casi todas las culturas, la casta sacerdotal constituyó una clase social dominante, como adlatere del poder máximo. El cuerpo de sacerdotes suele recibir otros nombres en cada cultura concreta.

El sacerdocio según la Biblia: poder de Dios

Antes de empezar a hablar del sacerdocio, y dado que es un tema poco estudiado y aun por menos conocido, hemos de saber que el sacerdocio se clasifica en dos:

  • El sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor: Sirve para ministrar cosas temporales y celestiales.
  • El sacerdocio de Aarón o sacerdocio menor: Sirve para ministrar sólo las cosas temporales.

La ley de Moisés fue recibida bajo el sacerdocio Aarónico, y en este periodo la casa de Israel no ejerció el sacerdocio mayor, ya que sólo ministraban cosas temporales. El evangelio de Cristo fue recibido bajo el sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor para ministrar cosas tanto temporales como celestiales.

Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.
Hebreos 7:11-12

Pablo utiliza la expresión: “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. ¿Que implica cambiar el sacerdocio? En la Biblia encontramos que la casa de Israel practicaba ritos conforme a la ley, estos ritos se hacían ejerciendo el sacerdocio [Éxodo 35:10-19, 39:33-41]. Vemos entonces que el sacerdocio tiene una gran importancia pues por medio de él se sirve a Dios.

En Éxodo 35:19 encontramos la expresión: “para servir en el sacerdocio”. Todo rito conforme a la ley se hace ejerciendo el sacerdocio, y no sólo eso, sino que se hace conforme a un orden y clase, tal como lo aprendemos en Lucas

Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor
Lucas 1:8-9

En cada sacerdocio hay oficios, los cuales son llamamientos que establecen los límites de poder y autoridad para servir a Dios.

El sacerdocio que recibieron los levitas, es decir, el aarónico, fue recibido sin juramento, pero Cristo recibió el sacerdocio de Melquisedec con el juramento de que sería sacerdote para siempre, lo cual significa que el sacerdocio de Cristo trasciende la muerte.

Los que poseen el sacerdocio aarónico no es necesario que sean sacerdotes para siempre, ya que su ministerio es temporal, pero Cristo que posee el sacerdocio mayor sí es necesario que sea sacerdote para siempre, ya que su ministerio es de las cosas celestiales.

Los que poseyeron el sacerdocio aarónico fueron muchos, puesto que después de la muerte ya no poseían tal sacerdocio. Mas Jesús permanece para siempre, por lo tanto tiene un sacerdocio inmutable, y si tiene un sacerdocio inmutable también puede salvar perpetuamente.

Y los otros sacerdotes [levitas] llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas éste [Jesús], por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él [Cristo] se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Hebreos 7:23-25

Pablo nos enseña que un sumo sacerdote como Cristo era necesario, el cual se ofreció a sí mismo. Vemos entonces que era necesario que Cristo fuera un sumo sacerdote, o en otras palabras que poseyera el sacerdocio, y que además fuera sin pecado. El sacrificio de Cristo sólo fue necesario que se hiciera una sola vez, pues fue un sacrificio perfecto, siendo sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Hebreos 7:26-27

Veamos otra vez el fragmento en Hebreos 7:23-25 “por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente”, de lo cual podemos ver que si su sacerdocio no permaneciera para siempre, no podría salvar perpetuamente. Entonces Jesús salva ejerciendo el sacerdocio.

Pero ¿Por qué Cristo necesitaba poseer el sacerdocio para efectuar la expiación en la cruz? Esta interrogante dejaré que el lector la conteste.

Pues bien, vemos que los levitas requerían del sacerdocio para hacer sacrificios y expiar los pecados del pueblo, y vemos que Jesús requiere el sacerdocio para efectuar su sacrificio y salvar perpetuamente. Esto es consistente con las escrituras, pero veamos qué dice Pablo sobre la expiación de Cristo:

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios
I Corintios 1:18

Por lo tanto, cuando Cristo salva ejerciendo el sacerdocio, sólo es la manifestación del poder de Dios, cuando los levitas expían los pecados del pueblo ejerciendo el sacerdocio, también es la manifestación del poder de Dios. Por lo cual vemos que el sacerdocio es el mecanismo por el cual Dios manifiesta en cierta medida su poder.

La palabra de la cruz es poder de Dios, o en otras palabras: el sacrificio de Cristo es la manifestación del poder de Dios, por lo tanto vemos que el sacerdocio por el cual se lleva a cabo la expiación es la manifestación del poder de Dios, o dicho de otra manera: el sacerdocio es la medida del poder de Dios que se confiere a otros, y por cuanto sabemos que Dios es uno, también sólo uno es su poder, porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

Por lo tanto vemos claramente que la obra de Dios no es hecha por los hombres, sino por el poder de Dios, el cual se manifiesta en los que le sirven por medio del sacerdocio.

Creer que el poder de Dios sólo se manifiesta a través del ejercicio del sacerdocio sería como creer que Dios depende de los sacerdotes para hacer su obra. Más bien, el sacerdocio se le confiere al hombre para beneficio de él mismo y para su crecimiento espiritual, porque ¿Quién se edifica más, el que hace el sacrificio, o el que recibe el beneficio de la expiación? Evidentemente el que sirve es el que se edifica más que aquel que se benefició del servicio, por tanto el que sirvió recibirá más gloria.

El poder de Dios se puede manifestar incluso por medio de aquellos que no son siervos de Él:

Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Mateo 7:20-24

Hay hombres que hacen prodigios en el nombre de Cristo sin importar que tengan el sacerdocio. Sin embargo estos hombres son ineficaces, ya que estos no reciben poder ni autoridad. Tal es el caso de un sacerdote judío que no tenía autoridad para sacar demonios, pero que a veces los echaba en el nombre de Cristo:


Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos
Hechos 19:13-16

El poder de Dios conferido a los hombres por la imposición de manos

Todo ministro de Dios recibe poder, y se le manda que ministre conforme al poder que recibe de Dios:

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos
I Pedro 4:11

Todo hombre escogido por Dios para ministrar recibe poder de Dios, y la medida de ese poder, como ya se demostró, es el Sacerdocio. El poder que recibe el ministro es de Dios, por tanto, todo lo que haga conforme a este poder, será para gloria de Dios, ya que las cosas son hechas por el poder que de Dios proviene.

Los hombres escogidos por Dios para ministrar son ordenados por la imposición de manos. Veamos el caso particular de Josué:

Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. Él se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación. Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación; y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés
Números 27:18-23
Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés
Deuteronomio 34:9

Si Moisés no hubiese tenido el poder de Dios sobre él, no hubiera podido ordenar a Josué y conferirle el poder de Dios para dirigir al pueblo de Israel.

Ahora veamos el caso de Esteban y los que ministraban con él para atender a las viudas, los cuales son ordenados por la imposición de manos:

En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos
Hechos 6:1-6

Los que predican el evangelio también son apartados por la imposición de manos:

Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron
Hechos 13:1-3

En todos los casos vemos que alguien que tiene poder para hacer la obra de Dios delega una porción o todo el poder sobre alguien más.

En todos los casos fueron llamamientos inspirados por Dios, conferidos por la imposición de manos, de tal modo que recibieron poder de Dios para hacer su obra en la tierra.

Cristo confirió este poder a sus apóstoles y a los setenta porque Él tiene el sacerdocio, por lo tanto puede conferir este poder a otros. Si Cristo no tuviera este poder, no estaría facultado para conferirlo. Así mismo los apóstoles pueden conferir a otros este poder, pues Esteban recibió poder y autoridad por la imposición de manos de los apóstoles. Del mismo modo Bernabé y Saulo recibieron poder por la imposición de las manos de otros siervos.

En Hechos 13:1-3 no se menciona que Bernabé y Saulo hayan recibido poder, pero sí se menciona que fueron apartados para ministrar en la predicación de la palabra, por lo cual sabemos que recibieron poder, ya que así lo aprendemos en I Pedro 4:11.

Por tanto: el poder de Dios es conferido a los hombres por la imposición de manos para ministrar, por aquellos que tienen la debida autoridad para hacerlo.

Las obras del verdadero Ministro o Sacerdote

Pablo lista algunos de los atributos del verdadero ministro:

No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo
II Corintios 6:3-10

Los discípulos de Cristo recibieron mucha tribulación, y parece una contradicción lo que nos dice Pablo, pero nos cuenta sobre las apariencias:

  • como engañadores, como desconocidos, como moribundos, como castigados, como entristecidos, como pobres, como no teniendo nada.

Así es como cualquier persona podría ver a un discípulo de Cristo, pero Pablo nos dice su propia perspectiva, nos comparte una perspectiva que no es de este mundo, que no está ligada a nada terrenal:

  • pero veraces, pero bien conocidos, mas he aquí vivimos, mas no muertos, mas siempre gozosos, mas enriqueciendo a muchos, mas poseyéndolo todo.

Adicional a esto Pablo nos enseña sobre las cualidades del verdadero ministro de Dios:

  • en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustia, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos, en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, en armas de justicia a diestra ya siniestra.

Estas son las cosas en las que un ministro de Dios debe ser capaz de andar, no significa que todo ministro deba forzosamente sufrir todo esto, sino que debe ser capaz de vivirlo, siendo capaces de existir en cualquier circunstancia y conservar su esencia más pura.

Estas cosas que Pablo enseña, él mismo las practicó:

¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento
II Corintio 11:23-31

¿Pero por qué Pablo nos dice que habla como si estuviera loco? Sucede que antes de contarnos sobre sus vivencias, Pablo nos habla sobre las cosas en que se glorían los hebreos, a lo cual llama locura, pero más adelante habla con cordura, diciendo que si hay algo en qué gloriarse es en la debilidad de uno mismo, puesto que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad:

Y me ha dicho [el Señor]: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad
II Corintios 12:9

Honorabilidad

El modo de proceder del ministro con los miembros de la iglesia nos lo enseña Pablo por medio de su ejemplo:

Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios
I Tesalonicense 2:8-9

Pablo trabajaba para no ser gravoso a ningún miembro de la iglesia mientras predicaba el evangelio, y además de trabajar para su sustento, también trabajaba en la obra del Señor viajando grandes distancias, y todo lo hacía con lo que el Señor le daba por medio de su trabajo.

La forma en que procedió Pablo fue la más honorable y honrada. Este mismo espíritu lo encontramos en Abraham cuando vence al rey de Sodoma:

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte
Génesis 14:22-24

Abraham dejó que los demás tomaran su parte, pero él no tomó nada que no fuera suyo, y le aclaró al rey de Sodoma: “que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo”. Quiero hacer notar que NO dijo: “tomaré solo un poco, para que no empobrezcas, y de tal manera que yo tampoco me enriquezca”. Pablo TAMPOCO dijo: “para no ser gravosos a ninguno de vosotros, sólo dadnos lo que esté en vuestro corazón darnos”.

Ni Pablo ni Abraham fueron tibios en su honorabilidad, en contraste, vemos que son hombres honorables sin doblez, es decir, que no hay términos medios: o se es, o no se es.

El honor es una de las cualidades que más valora Dios:

Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida
Isaías 43:3-4
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad
Mateo 7:15-23

La palabra es gratuita

El evangelio es gratuito, no debieran cobrarse entradas para presenciar la predicación de la palabra de Dios, ninguno de los verdaderos siervos de Dios lo hace ni lo ha hecho jamás, ni siquiera Cristo lo hizo cuando predicó el evangelio del reino. Aprendamos del ejemplo de Pablo:

¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio
I Corintios 9:18

Ni Cristo ni los apóstoles predicaron en auditorios o estadios rentados y cobraron las entradas, sino que iban a los lugares públicos, a las sinagogas de los judíos y en los templos de los gentiles, en las calles y en el campo, lo hacían en lugares donde todos pudieran escuchar, incluso los leprosos, los más pobres, viudas y mendigos podían escuchar el agradable mensaje del Señor. La promesa que nos dio Cristo fue:

Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida
Apocalipsis 21:6

La ley del diezmo

Dado que estamos diciendo que el evangelio es gratuito resulta necesario hablar de la ley del diezmo, y aunque parecen cosas contradictorias no lo son. Sino que son cosas distintas. El diezmo no se da como pago para recibir el evangelio, como todos los mandamientos de Dios, la ley del diezmo también se cumple de manera voluntaria, dando el diez por ciento de toda la ganancia de nuestro trabajo honrado.

El diezmo fue instituido por Dios desde tiempos antiguos, incluso antes de que existiera la casa de Israel. En la Biblia encontramos que Abraham pagó sus diezmos:

Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo
Génesis 14:18-20

Jehová le dio explícitamente a su pueblo el mandamiento de cumplir con la ley del diezmo:

Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová
Levítico 27:30

Dios da la ley del diezmo acompañada de una promesa:

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos
Malaquías 3:10-11

Vemos entonces que esta ley no es para beneficio de los ministros, sino para beneficio del que cumple con la ley del diezmo. Entonces si es necesario construir templos, iglesias o rentar auditorios para predicar la palabra se debe hacer con el dinero de los diezmos, para que todos reciban la palabra gratuitamente, pues la escritura dice que la decima parte de todo lo que tenemos es de Jehová.

El sacerdote en las religiones politeístas

En las religiones politeístas, de las cuales se pueden poner como ejemplos destacados la de los antiguos griegos, los romanos, los aztecas, los antiguos egipcios y otros, el sacerdocio se especializa y cada divinidad tiene su propia casta. De ello encontramos rastro en las Escrituras cuando por ejemplo en el Libro de los Reyes se habla de los "sacerdotes de Baal". Asimismo en la cultura greco-romana se podían encontrar sacerdotes dedicados al culto de Zeus y en las civilizaciones indoamericanas los sacerdotes del culto solar, como los Chibchas. La casta sacerdotal que se dedicaba al culto de un dios en particular, se encargaba del templo, de los sacrificios y de la administración de las ofrendas (sin cuya existencia se producía la decadencia y desaparición de la casta)dedicadas al mismo. Se puede comentar el culto romano a la diosa Vesta, que se encomendaba a sacerdotisas muy apreciadas por el pueblo romano, las vestales, que gozaban de numerosos privilegios.

En Egipto, los sacerdotes formaban una clase poderosa que por largos siglos fue dueña del poder. Estaban distribuidos en diversas categorías que se distinguían por insignias particulares y por sus especiales cometidos. Tenían que sujetarse a frecuentes purificaciones de abluciones y celebraban cada día un oficio que consistía en cantar algunos himnos por la mañana, al mediodía, por la tarde y por la noche, ocupándose en el intervalo en el estudio de las ciencias y en la práctica de la medicina. Se afeitaban todo el cuerpo y vestían de lino.[1]

En Grecia, se honraban los príncipes en su mayoría en desempeñar las funciones de sacrificadores pero había de igual manera sacerdotes profesionales llamados necoros. Algunas familias como la de los Eumólpidos de Atenas estaban investidas del sacerdocio perpetuo. Aparte de esto, cada divinidad tenía sus neocoros particulares:

  • los coribantes o galos eran los sacerdotes de Cibeles
  • los de Zeus se llamaban dactilos ideanos
  • etc.[1]

En Roma, los sacerdotes eran elegidos entre los personajes que ocupaban las más altas dignidades o empleos pero había de igual manera, sacerdotes profesionales. Los unos ofrecían sacrificios a todos los dioses y no estaban adscritos a ninguna divinidad particular mientras otros tenían sa suya especial. Pertenecían a la primera clase los pontífices, augures, quindecenviros, arúspices, hermanos arvales, curiones, septenviros o epulones, feciales, etc.[1]

La mujer en el sacerdocio

La consideración de la mujer es un tema del que tenemos pocos datos, pues las etapas matriarcales de la humanidad son casi desconocidas. Los pueblos de organización patriarcal han destacado el papel casero y maternal de la mujer, reservando mayoritariamente los asuntos religiosos al varón. En la historia de la humanidad, sin embargo, se pueden encontrar ejemplos de "sacerdotisas" como en algunos cultos greco-romanos y egipcios. Las religiones monoteístas excluyeron definitivamente el papel de la mujer como intercesora entre el pueblo y la divinidad oficial, relegando la intervención femenina a rituales marginales, generalmente perseguidos que en muchos casos se convertían en chivos expiatorios de calamidades o contrariedades del poder.

Actualmente el sacerdocio de mujeres solo esta regulado y permitido en casi todas las iglesias pertenecientes a la Comunión Anglicana, en todas las demas confesiones cristianas y religiones monoteístas, no se permite la ordenación sacerdotal a mujeres como es el caso de la Iglesia Católica.

El sacerdote en el judaísmo

Rabino Melchor: el rabinato es más una función magisterial y no es entendida como un “sacerdote”.

El sacerdocio en el judaísmo nace de la experiencia del pueblo de Israel y su liberación de Egipto por mano de Moisés, tal como viene relatado en el Pentateuco. Yavhe escogería a una de las doce tribús, la de Leví, representada por Aarón, hermano de Moisés, para dedicarse a cuidar del Arca de la Alianza y del culto a la divinidad, aunque surge cuando a la autorida le interesa, el concepto de la Asamblea de Israel como pueblo sacerdotal, la única nación mediadora entre toda la humanidad y Yavhe, la nación santa y escogida. El propio Aarón sería el primer sacerdote hebreo. Dicha responsabilidad sería hereditaria, al estilo monárquico, y pasaría de generación en generación. De entre los sacerdotes, el jefe de la casa de Aarón (su primogénito, al que seguiría su primogénito) sería el Sumo Sacerdote, es decir, el máximo representante de la tribu de Leví para dirigir el culto. Esta nueva organización sacerdotal alcanzaría su esplendor durante los reinados de David y Salomón los cuales construirían el Templo de Jerusalén.

La ruptura de la sucesión levítica, especialmente de la elección del Sumo Sacerdote, el cual tendría una figura política tan fuerte como la del rey de Israel, traería serios conflictos. Hacia el siglo II a. C. (año 152 a. C.), por ejemplo, la elección de Jonatán del linaje macabeo, pero no levítico, como Sumo Sacerdote, crearía la secesión de la comunidad esenia de Qumrán y la completa enemistad del partido de los Fariseos. La desaparición del Templo de Jerusalén destruido por los romanos durante la caída de Jerusalén del año 70, dio como consecuencia la diáspora judía. La religión se desarrollaría hacia lo que hoy conocemos como el rabinismo. El rabino es el hombre dedicado al estudio de las Escrituras (la Torá), pero no cumple funciones rituales. El judaísmo contemporáneo aún respeta la disposición divina de la elección levítica como la única autorizada para la celebración del culto y la esperanza es que con la reconstrucción del Templo de Jerusalén, sólo los levitas, de la tribu de Leví, continuarán la labor interrumpida hace dos mil años.

El Templo de Jerusalén, según una reconstrucción idealizada.

El sacerdote en el cristianismo

Sacerdote de la Iglesia etiópica.

La religión cristiana,que Pablo de Tarso estructura, concibe el sacerdocio desde una perspectiva también bíblica que, de todas maneras, llega a ser otra interpretación de la doctrina levítica. Ante todo, desde la perspectiva judía, Jesucristo no era un sacerdote porque no pertenecía a la tribu de Leví, sino que era descendiente de David de la tribu de Judá. El judaísmo, en contraste con el cristianismo, reconoce en cambio en Jesús a un rabino, es decir, un maestro, más que cualquier otra cosa.

Los cristianos creen en cambio que Jesucristo se ofreció en sacrificio por los pecados de la humanidad entregando su vida en la Cruz y, siendo Sumo y Eterno Sacerdote según el orden de Melquisedec. Dado que Cristo es Sumo Sacerdote y su sacerdocio es perpetuo, se convierte en el Redentor. Pero la visión de la participación del pueblo en este sacrificio varía entre las distintas ramas del cristianismo. Si bien Jesús es, dentro de la lógica y la teología cristiana, el único Sacerdote capaz de efectuar tal sacrificio, él mismo instituye a los Apóstoles como los anunciadores de la fe a las naciones y en dicho magisterio se construye la nueva lógica levítica. El cristianismo hereda entonces de la antigua tradición judía el concepto de "Pueblo de Dios", "Nación Santa" y "Pueblo Sacerdotal", y éste se extendería a todos aquellos que entran dentro de la dinámica del "Nuevo Pueblo de Dios".


Para las enseñanzas cristianas, es importante la doctrina contenida en la Epístola a los Hebreos, que justifica la mayor perfección del sacerdocio de Jesucristo sobre el antiguo sacerdocio de Aarón. En esta Epístola se llama al nuevo sacerdocio el sacerdocio de Melquisedec, para indicar que es un sacerdocio no vinculado a la herencia levítica. Se le llama sacerdocio de Melquisedec, o mas propiamente dicho: Sacerdocio según el orden de Melquisedec, porque Melquisedec poseyo este sacerdocio, el cual es el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, el mismo sacerdocio con el cual Cristo efecturía la expiación en el meridiano de los tiempos.

Todo sumo sacerdote esta constituido para presentar ofrendas y sacrificios, sin embargo el sacrificio de Cristo, el cual fue perfecto, hace innecesario que los levitas sigan haciendo sacrificios de machos cabríos. De tal modo que después del sacrificio de Cristo ahora son necesarios los sacrificios espirituales:

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.
Hebreos 13:15-16

Pedro lo dice de una manera más interesante, pero breve:

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo
I Pedro 2:4-5

Primero describe a Cristo diciendo que es:

  • Piedra viva, desechada por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa

Cristo es piedra viva. Enseguida se dirige a los miembros de la iglesia diciéndoles:

  • Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo

Brevemente Pedro describe como es una piedra viva: “como casa espiritual y sacerdocio santo”. Y le manda a los santos que sean edificados como piedras vivas.

Pero además Pedro da la razón por la cual los miembros de la iglesia deben ser edificados como piedras vivas al igual que Cristo: “para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.

Los santos de la iglesia deben ser edificados como piedras vivas, como casa espiritual y sacerdocio santo. Pero ¿Qué clase de sacerdocio es el que gobierna el nuevo pacto? ¿Es el sacerdocio de Melquisedec o el sacerdocio de Aarón?

  • En la Biblia se nos revela la respuesta, la cual es asombrosa:
    • Sabemos que los miembros de la iglesia primitiva poseían el sacerdocio por distintas mensiones, Pedro dice lo siguiente:
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable
I Pedro 2:9
  • Estos mismos que son edificados como piedras vivas, y a los que Pedro les dice: "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios", si Dios lo permite, podrán levantarse en la primera resurrección, y vemos claramente que despues de la muerte el sacerdocio de estos escogidos continúa.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años
Apocalipsis 20:6

Por tanto el sacerdocio que gobierna al nuevo pacto es el sacerdocio según el orden de Melquisedec. Lo cual es fácil de inferir, pues el sacerdocio levítico es por linaje, y cuando muere el sacerdote su sacerdocio cesa. Sin embargo el sacerdocio de Melquisedec es sin linaje, el cual prevalece aun después de la muerte.


El sacerdote en el catolicismo (Sacerdote), en la ortodoxia (Pope) y el coptismo

Sacerdote católico.

Tanto los cristianos católicos como los ortodoxos creen que todos los bautizados participan del sacrificio de Cristo (corredención) al ofrecer sus dolores y sufrimientos para la remisión de los pecados suyos y de los demás ya que son parte de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Esta participación es conocida como sacerdocio común de los fieles. Además, creen que Jesús instituyó un sacerdocio ministerial entre los Apóstoles y sus sucesores para la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, y realizar otras tareas pastorales. A quienes participan de este ministerio se les denomina clérigos. Este sacerdocio se recibe sacramentalmente (orden sacerdotal) en tres grados: el diaconado, el presbiterado y el episcopado (los Obispos), que se considera el sacerdocio pleno. Son ordenados sacerdotes sólo los varones bautizados que, además, en el rito latino, adquieren el compromiso del celibato.

Históricamente en el rito latino se han distinguido entre Órdenes menores (ostiariado, lectorado, acolitado y exorcistado), y Órdenes mayores (subdiaconado, diaconado y presbiterado), aparte del Episcopado; se confería además la tonsura (rito por el que se ingresaba en el clero; se confería antes de las órdenes menores). Ni las órdenes menores ni el subdiaconado se conferían mediante el sacramento del Orden, sino simplemente por un acto de potestad eclesiástica. El Papa Pablo VI abolió las órdenes menores (excepto el lectorado y el acolitado), reemplazándolas por diversos ministerios (en los que toman parte incluso laicos), y dejando entre las órdenes mayores sólo los tres grados del sacramento (diaconado, presbiterado y episcopado) como se ha descrito anteriormente. De esta manera, actualmente se ingresa en el clero mediante la ordenación diaconal.

Como ya se ha indicado, los sacerdotes de la Iglesia Católica latina se escogen entre varones solteros; en las Iglesias Católicas orientales, igual que en las ortodoxas, se admite al sacerdocio a varones casados. Los sacerdotes católicos en general dedican su ministerio a la celebración de la Eucaristía, la administración de sacramentos (especialmente la Penitencia), predicación, vida de oración, visitas a enfermos y organización de obras de caridad en su ámbito (Parroquias, Capellanías, hospitales, universidades, etc).

Además, se ha restaurado en la Iglesia Católica el diaconado permanente. A él acceden generalmente varones casados, y ejercen una función de colaboración con los presbíteros, especialmente a través de la organización de las obras de caridad, visitas a enfermos y la predicación. También administran el sacramento del bautismo y del matrimonio.

La Iglesia Católica considera el sacerdocio como una vocación o llamada de Dios. El candidato al sacerdocio ingresa en un seminario, institución educativa reservada a esta finalidad. Para ingresar en el seminario se suelen exigir los mismos requisitos que para acceder a estudios superiores en cada país. La formación en el seminario tiene una función de discernimiento vocacional (el candidato ha de comprobar durante los años de seminario si tiene verdadera vocación) y de formación académica y pastoral. El plan de estudios es distinto en cada país, pero suelen ser tres años de Filosofía y cuatro de Teología.

Cabe destacar que en el catolicismo, a los sacerdotes se les suele llamar coloquialmente curas puesto que ejercen la "cura animarum" (cuidado de las almas).

En el protestantismo (Pastor)

El protestantismo deniega un sacerdocio distinto al del común de los fieles (lo que llaman Sacerdocio Universal, doctrina que defendió Martín Lutero).

El sacerdote en otras iglesias

En la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Obispo)

Para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, también conocida como Iglesia Mormona, el sacerdocio es la autoridad y el poder eternos de Dios, Él creó y gobierna los cielos y la tierra. Dios da la autoridad del sacerdocio a varones dignos de la Iglesia a fin de que puedan actuar en Su nombre para la salvación de la familia humana. por medio del sacerdocio, ellos pueden ser autorizados a predicar el evangelio, a administrar las ordenanzas de salvación y a gobernar el Reino de Dios en la tierra. En esta Iglesia hay dos sacerdocios, el de Melquisedec y el Aarónico. Estos sacerdocios fueron restaurados durante una visita que Joseph Smith, el restaurador de esa religión, afirmó tener, y mediante la imposición de manos de Juan el Bautista (el cual le confirió el sacerdocio Aarónico) y de Pedro, Santiago y Juan (quienes le dieron el sacerdocio de Melquisedec) en el año 1829. El Sacerdocio de Melquisedec -según la doctrina de Joseph Smith- es el mayor de ellos, posee el derecho de presidir, y tiene poder y autoridad sobre todos los oficios en la Iglesia, mientras que el Sacerdocio Aarónico es una dependencia del anterior y es preparatorio. El Sacerdocio se transmite por lo general a todos los varones dignos a partir de los 12 años mediante la imposición de manos por alguien que tenga la autoridad para hacerlo.

"Creemos que el hombre debe ser llamado por Dios, por profecía y por la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el Evangelio y administrar sus ordenanzas" Artículos de Fe 1: 5

Testigos de Jehová (Anciano o Superintendente)

Testigos de Jehová es el nombre de una organización religiosa internacional que promueve y practica una religión entendida por sus adherentes como una restauración del modo de vida e ideas originales de los primeros cristianos del siglo I. Afirman basar sus creencias en la Biblia usando preferentemente una edición traducida y publicada por la propia organización denominada Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, aunque también citan otras traducciones bíblicas. Para la interpretación y estudio emplean publicaciones editadas por las diferentes sociedades que los representan legalmente denominadas comúnmente como Sociedad Watchtower, cuyos ejemplos más conocidos son las revistas La Atalaya: Anunciando el Reino de Jehová y ¡Despertad!, que distribuyen públicamente.

Los Testigos de Jehová no tienen un sacerdocio como tal, ya que entienden que en la Biblia se hace referencia a que sólo 144.000 personas serán sacerdotes de Dios y de Cristo, sólo después de morir y ser resucitados en los cielos. Mientras estas personas (que afirman tener esperanza celestial) están en la tierra, se consideran iguales a todos los creyentes, ya que su sacerdocio, como se ha dicho, sólo se les conferirá una vez que estén en los cielos. Los Testigos de Jehová reconocen un Sumo Sacerdote: Jesucristo. Para tales creencias se basan en textos como: 1 Pedro 2:5-9; Hebreos 3:1; 8:1; Revelación (Apocalipsis) 1:5,6; 5:9,10; 14:1-5; 20:4,6.

Los Testigos de Jehová tampoco reconocen una clase clerical, ya que no existe entre ellos distinción entre clero y legos, porque reconocen a cada Testigo como un ministro de Dios. No obstante, sí dejan los asuntos de enseñanza y pastoreo de la Congregación a hombres maduros en sentido espiritual, por lo que reciben el apelativo de "Ancianos" (Presbíteros), que supervisan o vigilan el "Rebaño de Dios", por lo que también reciben el apelativo de "Superintendentes" (Obispos). Ahora bien, a diferencia de otras denominaciones cristianas, los Testigos de Jehová usan indistintamente las palabras "Anciano" y "Superintendente" para referirse al mismo cargo, por lo que un "Anciano" es lo mismo que un "Superintendente" y viceversa. Tampoco utilizan estas palabras a modo de título.

El sacerdocio en el Islam (Imán)

Predicador musulmán.

El surgimiento del Islam durante el siglo VI d. C. y su rápida expansión impondría una nueva teología de cara al judaísmo y al cristianismo. El Islam reconoce como único mediador al Profeta, Mahoma, el cual recibió el Corán de las manos de Alá (Dios) y lo delegó como responsable de anunciar el auténtico culto divino a todos los pueblos. Todo hombre es responsable de su propia disciplina interior en lo que respecta a sus relaciones con Dios y las funciones del Imán no son otras que las de custodiar la disciplina religiosa y el estudio de los textos sagrados. En sentido estricto no se puede hablar de sacerdotes en el Islam.

El sacerdocio en el hinduismo (Brahamanes)

En el Sistema de castas de la India, existe una casta de bráhmanas, traducido como sacerdotes, pero no existe propiamente una jerarquía eclesiástica.

El sacerdocio en el budismo

El Budismo, nacido del contexto hinduista del norte de India, se entiende a través de la figura carismática de Siddharta Gautama o Buda, el cual, mediante la contemplación y la meditación, alcanza la iluminación y el estado superior (nirvana) que está por encima de los mismos dioses. En este caso el budismo no reconoce un sacerdocio de manera doctrinal, sino un magisterio ejercido por los monjes como guías hacia la verdad. Pero no existe un intermediario entre el hombre y su propio destino dentro del budismo

El sacerdocio y la Nueva Era

El advenimiento del secularismo, el fenómeno de globalización y sincretismos religiosos, dio origen a un movimiento espiritualista conocido como la Nueva Era que, a pesar de ser observable, no es una religión propiamente. Pero su importancia radica en el hecho de una concepción de mediación entre el ser humano y la divinidad muy cercana al de las religiones naturales y, por otra parte, alimentado por concepciones teológicas más superiores como las de las cinco grandes religiones de la tierra.

Véase también

Referencias

  1. a b c Diccionari enciclopédico popular ilustrado Salvat (1906-1914)

Enlaces externos