Diputación Foral de Álava
Diputación Foral de Álava | ||
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Arabako Foru Aldundia | ||
![]() | ||
![]() Palacio de la Diputación. | ||
Localización | ||
País | España | |
Coordenadas | 42°50′50″N 2°40′32″O / 42.84722, -2.67556 | |
Información general | ||
Sigla | DFA-AFA | |
Jurisdicción |
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Tipo | Diputación Foral | |
Sede | Palacio de la Diputación | |
Organización | ||
Diputado General | Ramiro González | |
Teniente de Diputado General | María Pilar García de Salazar | |
Composición | Véase Composición actual | |
Historia | ||
Fundación | siglo XV | |
www.araba.eus | ||

La Diputación Foral de Álava (en euskera: Arabako Foru Aldundia) es el órgano de gobierno del territorio histórico y provincia de Álava de la comunidad autónoma del País Vasco en España.
Además de las competencias ordinarias que ejercen las diputaciones provinciales de las restantes provincias de España, la Diputación Foral de Álava ejerce competencias específicas de Diputación Foral derivadas de la naturaleza de Álava como territorio histórico del País Vasco en España, en virtud de su Estatuto de Autonomía, por ejemplo tiene importantes competencias tributarias, en urbanismo y en asuntos sociales.
Historia
[editar]Orígenes medievales y Edad Moderna: las Juntas y la Diputación Foral
[editar]La institucionalidad foral alavesa se remonta a 1463, cuando las Hermandades de Álava se unificaron bajo el amparo del rey Enrique IV de Castilla. En la reunión de Rivabellosa de ese año, se redactó el Cuaderno de Leyes y Ordenanzas de la Hermandad Provincial de Álava, que Enrique IV aprobó, dando nacimiento a las Juntas Generales de Álava. Dichas ordenanzas establecieron por primera vez una organización político-administrativa para el territorio:
- Composición de las Juntas Generales: Cada hermandad local elegía uno o dos procuradores que se reunían en Juntas Generales. Se fijaron dos sesiones ordinarias anuales, una en mayo (en las Tierras Esparsas, fuera de Vitoria) y otra en noviembre en Vitoria, con posibilidad de convocar extraordinarias. Las decisiones de las Juntas tenían fuerza de ley en Álava.
- Creación de la Diputación: Las Juntas debían nombrar una Junta Particular presidida por un diputado general. Este órgano permanente resolvía los asuntos cuando las Juntas no estaban reunidas y velaba por el cumplimiento de los Fueros y acuerdos de las Juntas. El Diputado General presidía las Juntas Generales (aunque estaba subordinado a ellas) y actuaba como máxima autoridad civil, política y militar en la provincia. Inicialmente era designado por el monarca (los primeros fueron Lope López de Ayala y Diego Martínez de Álava, nombrados por los Reyes Católicos), pero desde la Concordia de 1534 pasó a ser elegido por la propia provincia de entre los procuradores vitorianos.
- Régimen foral y privilegios: Álava gozaba de importantes exenciones forales. No pagaba los impuestos regios directos que gravaban a otras provincias, contribuyendo solo voluntariamente mediante el Donativo Fora. Asimismo, estaba exenta de aportar tropas al ejército real en guerras fuera del territorio (contaba con su propia milicia para la defensa local) y podía vetar la aplicación de leyes o decretos reales contrarios a sus fueros mediante el derecho de pase foral. Este estatus privilegiado quedó confirmado por Carlos V y permaneció vigente durante siglos, afianzando la identidad y autonomía alavesas en la Edad Moderna. En el siglo XVIII se empezó a hablar explícitamente de Fueros (en vez de ordenanzas), reforzando la posición foral del territorio.
Durante los siglos XVI al XVIII, las Juntas Generales (como asamblea de los pueblos alaveses) y la Diputación (como órgano ejecutivo de las Juntas) funcionaron como el núcleo del autogobierno alavés del Antiguo Régimen. Las decisiones de las Juntas cubrían materias fiscales, administrativas y de orden público, con el Diputado General encargado de ejecutarlas. Este modelo de gobierno local representativo y pactista persistió sin cambios fundamentales hasta comienzos del siglo XIX, resistiendo las embestidas centralizadoras gracias al pacto foral con la Monarquía.
El siglo XIX: liberalismo, guerras carlistas y abolición foral (1839-1876)
[editar]El siglo XIX trajo las revoluciones liberales, que chocaron con el régimen foral tradicional. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) y el convulso periodo constitucional, Álava logró restablecer sus fueros tras la partida de los franceses (el bastón de Diputado General volvió a manos de Miguel Ricardo de Álava en 1814. Sin embargo, la pugna entre absolutistas y liberales desembocó en la Primera Guerra Carlista (1833-1839), en la que las provincias vascas, defensoras de “Dios y Fueros”, mayoritariamente apoyaron al pretendiente Carlos V. La contienda terminó con el Abrazo de Vergara (31 de agosto de 1839) y la firma de la Ley del 25 de octubre de 1839, por la que las Cortes reconocieron los fueros vascos pero se reservaron la facultad de su modificación para acomodarlos al sistema constitucional. En la práctica, esta ley mantuvo provisionalmente las instituciones forales, pero supeditadas a futuros cambios de mutuo acuerdo.
Álava, al igual que Vizcaya y Guipúzcoa, continuó gobernada por sus Juntas Generales y Diputación Foral en las décadas de 1840-1860, aunque bajo la incertidumbre sobre el alcance de sus fueros en el nuevo Estado liberal. Las tensiones persistieron y estallaron de nuevo en la Tercera guerra carlista (1872-1876), donde el carlismo vasco-navarro se alzó en defensa del fuerismo y el catolicismo tradicional. Tras la derrota carlista, el gobierno central optó por solucionar de una vez la “cuestión foral”. En un clima de ocupación militar y desconfianza mutua, se impuso la Ley de 21 de julio de 1876, que declaró abolidos los Fueros vascos y, con ellos, las Juntas Generales y Diputaciones Forales. Esta abolición foral supuso el fin del régimen autónomo del Antiguo Régimen.
No obstante, el estadista Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración, buscó una solución transaccional para integrar a los vascos sin destruir del todo su autonomía. Dado que las Diputaciones forales se negaban a colaborar en la aplicación de la nueva ley (llegaron a dimitir en bloque, como hizo en Álava Domingo Martínez de Aragón en febrero de 1877), el Gobierno central disolvió por decreto las Juntas Generales e impuso Diputaciones Provinciales formadas por foralistas moderados o “transigentes” leales. En Álava, encabezó esta diputación el veterano político Benito María de Vivanco, líder del sector dispuesto a negociar. Fruto de esas negociaciones fue el establecimiento del Concierto Económico de 1878: un acuerdo por el cual Álava, Vizcaya y Guipúzcoa conservaron la capacidad de establecer, recaudar e invertir sus propios impuestos (como hacían con los fueros), a cambio de aportar al Estado una cuota anual (cupo) pactada. Este régimen concertado, muy similar al que regía Navarra desde 1841, garantizó por otros medios la continuidad de la tradicional autonomía fiscal y administrativa vasca incluso dentro del nuevo Estado liberal.
En resumen, en el siglo XIX Álava pasó de un régimen foral pleno a integrarse en el sistema provincial español, pero logrando mantener una parte esencial de su autogobierno (la hacienda foral) gracias al Concierto Económico. La Diputación Foral histórica fue sustituida en 1877 por la Diputación Provincial de Álava, órgano ya no subordinado a las Juntas (que desaparecieron) sino al gobierno central, pero dotado de atribuciones para recaudar tributos y atender los asuntos provinciales con la misma autonomía financiera que antes.
Diputación Provincial de Álava (1877-1936): Concierto, economía y modernización
[editar]A partir de 1877, Álava se constituyó como una provincia más dentro de España, con una Diputación Provincial inicialmente designada y luego integrada en el sistema electoral de la Restauración. La Diputación de Álava (1877-1936) funcionó con arreglo a la legislación provincial común, pero con la particularidad de gestionar el Concierto Económico pactado en 1878. Esto le otorgó recursos y margen de decisión notables para una provincia pequeña, permitiéndole encarar proyectos de desarrollo.
En las últimas décadas del siglo XIX, la Diputación Provincial, compuesta por los notables del territorio, se ocupó de la construcción de infraestructuras básicas. Se mejoró la red de carreteras provinciales para conectar Vitoria con las cuadrillas rurales y con las provincias vecinas. Asimismo, se apoyó la llegada del ferrocarril: la línea Madrid-Irún (que atraviesa Álava) ya operaba desde 1864, pero la Diputación impulsó conexiones complementarias, como el ferrocarril Vasco-Navarro, que uniría Vitoria con Estella (inaugurado en 1889). Gracias al régimen fiscal propio, la corporación pudo invertir en obras públicas, puentes, caminos y otros equipamientos modernizadores, situando a Álava en la senda del progreso.
En el ámbito económico, Álava entró tardíamente en la industrialización, pero la Diputación jugó un rol facilitador. Se fomentó la modernización de la agricultura y la vitivinicultura – por ejemplo, en Rioja Alavesa se introdujeron técnicas bordelesas que permitieron la producción de vinos de calidad a gran escala, con bodegas emblemáticas como marqués de Riscal desde 1860. La Diputación apoyó estas iniciativas agrarias (no en vano varios diputados provinciales eran terratenientes viticultores) y estableció ferias y mercados para impulsar el comercio local. También promovió la industria ligera en Vitoria: durante esta época se fundaron empresas señeras como la fábrica de naipes Heraclio Fournier (1868) o la fundición Ajuria en Araya, esta última impulsada por la familia del que luego sería diputado general Carlos de Ajuria.
A nivel social y cultural, la Diputación Provincial de fines del siglo XIX colaboró en la creación de instituciones culturales como la Comisión de Monumentos de Álava (fundada en 1900) para la protección del patrimonio histórico-artístico, antecedente del actual museo alavés. También estableció becas y ayudas a estudiantes sin recursos, y fundó el Boletín Oficial de Álava para publicar sus disposiciones. Vitoria, la capital, experimentó mejoras urbanas (alumbrado público, ensanche) en parte gracias al apoyo financiero de la Diputación.
Entrado el siglo XX, el Concierto Económico siguió renovándose periódicamente, asegurando a Álava recursos estables. La prosperidad industrial de la vecina Vizcaya benefició indirectamente a Álava, que pudo cooperar en proyectos regionales. La Diputación alavesa firmó convenios con las de Vizcaya y Guipúzcoa para infraestructuras comunes (ferrocarriles, carreteras como la de Altube hacia Bilbao, etc.). Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la Diputación fue parcialmente intervenida (sustituida por una Comisión Gestora nombrada por el gobierno), pero Álava mantuvo su régimen fiscal especial. De hecho, Primo de Rivera llegó a plantear la eliminación de los conciertos económicos, lo que suscitó la oposición conjunta de las diputaciones vascas, lográndose finalmente su continuidad.
Hacia 1930, Álava presentaba indicadores modestos pero en ascenso: población urbana creciente en Vitoria, ferrocarriles funcionando, una incipiente industrialización (metalurgia, harineras) y sectores tradicionales (vino, agricultura) fortalecidos. Todo ello, en buena medida, gracias a la gestión eficaz de la Diputación Provincial y al oxígeno financiero que otorgaba el Concierto Económico. Álava era, no obstante, el territorio vasco más rural y conservador, con estrechos lazos entre la Diputación y las élites locales (clero, hidalgos, burguesía agrícola).
Guerra Civil y franquismo (1936-1975): la Diputación en un enclave “aforado”
[editar]Álava tuvo una situación singular durante la guerra civil española y el posterior régimen franquista. Al estallar la sublevación militar en julio de 1936, Álava quedó rápidamente bajo control franquista (la capital, Vitoria, fue tomada por las tropas sublevadas el 19 de julio sin gran resistencia). Consecuencia directa de este alineamiento fue que el nuevo régimen de Franco premió a Álava (y a Navarra) por su “adhesión”, mantenido su Concierto Económico, mientras que castigó a Vizcaya y Guipúzcoa –declaradas “provincias traidoras”– aboliendo sus conciertos en 1937. Así, Álava siguió disfrutando de autonomía fiscal durante la dictadura, recaudando sus impuestos y pactando el cupo con Madrid, lo que la puso en mejor posición financiera que sus vecinas para la posguerra.
La Diputación Provincial de Álava continuó existiendo bajo el franquismo, si bien despojada de toda legitimidad democrática. Sus miembros (diputados provinciales) eran nombrados o controlados por el régimen – en la posguerra inmediata a propuesta de la Junta Carlista local y posteriormente mediante el sistema corporativo del Movimiento Nacional. Durante la Guerra Civil, la Diputación quedó presidida sucesivamente por figuras adictas al alzamiento: primero Cándido Fernández de Íchaso (designado en julio de 1936 tras la toma de Vitoria) y luego el carlista Eustaquio de Echave-Sustaeta (nombrado en noviembre de 1936). Echave-Sustaeta, periodista y político tradicionalista, fue Delegado de la Junta Carlista de Guerra y simultáneamente presidente de la Diputación alavesa entre 1936 y 1938, integrándose después en la estructura unificada del partido único FET y de las JONS. En los últimos años de la contienda ocuparon el cargo José Mª Elizagarate (1938) y José Mª Díaz de Mendívil (1938-1943), bajo cuya presidencia terminó la guerra y comenzó la posguerra.
Durante el franquismo pleno (1939-1975')', la Diputación de Álava estuvo encabezada por dirigentes ligados al régimen. Entre 1943 y 1958 predominó el sector tradicionalista: por ejemplo, Vicente Abreu (1943-1944), seguido por Lorenzo de Cura (1944-1958). A partir de los años 50, con el inicio del desarrollismo, tomaron protagonismo personas de perfil más técnico. En 1958 accedió a la presidencia Manuel de Aranegui y Coll, quien ocupó el cargo hasta 1966. Aranegui –abogado vinculado a la oligarquía agraria local– supo combinar lealtad al régimen con cierta reivindicación del acervo foral alavés. Bajo su mandato la Diputación promovió la celebración de Juntas Generales conmemorativas: a partir de 1958 se comenzaron a realizar, dos veces al año, reuniones simbólicas de procuradores (alcaldes y representantes municipales) rememorando las viejas Juntas de Álava. Aranegui incluso amplió la representación en esas Juntas incorporando a los presidentes de las cámaras de comercio, industria y otros organismos, adaptándolas a los nuevos tiempos. Si bien estas Juntas carecían de poder efectivo, mantuvieron vivo en la sociedad alavesa el recuerdo de sus instituciones forales hasta la llegada de “nuevos tiempos”.
Entre finales de los 50 y los 70, Álava experimentó un importante desarrollo socioeconómico. La Diputación gestionó con relativa autonomía los ingresos concertados, lo que le permitió invertir en obras públicas: construcción del pantano de Ullíbarri-Gamboa (embalse inaugurado en 1957) para abastecimiento de agua; mejora de carreteras e incluso apertura de nuevas vías (por ejemplo, apoyó la autovía Vitoria-Bilbao iniciada en los 70); promoción de polígonos industriales en Vitoria (como Gamarra-Betoño). Durante los Planes de Desarrollo nacionales, Álava captó industrias punteras: instalaciones de Mercedes-Benz (1954) y Michelin (1966) en Vitoria, diversificando su economía. La Diputación jugó un papel facilitador cediendo terrenos y otorgando incentivos fiscales, aprovechando su capacidad normativa en impuestos locales. Asimismo, impulsó servicios sociales provinciales (asistencia sanitaria a través del Hospital Provincial, fundado sobre la antigua Casa de Misericordia) y conservó su patrimonio cultural (continuó ampliando la excelente colección de arte contemporáneo iniciada en los años 30, que luego formaría el Museo Artium).
En los estertores del franquismo, la Diputación recayó en José Miguel Ruiz de Gordoa (1966-1968), Jesús María Abreu Ladrera (1968-1972) y Manuel Lejarreta (1972-1977). Estos últimos presidentes fueron alineados con el Movimiento Nacional pero debieron gestionar un contexto de apertura incipiente. Durante su mandato, además de proseguir la bonanza económica de los 60, debieron enfrentar las tensiones sociales de finales de régimen (huelgas industriales en Vitoria en 1974-75, surgimiento de oposición política clandestina). Aun así, Álava mantuvo su fidelidad institucional al franquismo hasta el fin.
Tras la muerte de Franco (1975), el Gobierno central nombró en 1977 a Cayetano Ezquerra Fernández como presidente de la Diputación alavesa. Ezquerra, de talante aperturista, fue el encargado de pilotar la institución durante la Transición. Bajo su administración (1977-1979) se iniciaron los preparativos para la restauración foral: se colaboró con el Consejo General Vasco preautonómico y se facilitó la convocatoria de elecciones democráticas.
Transición democrática y restauración foral (desde 1979)
[editar]Con la llegada de la democracia, Álava recuperó plenamente sus históricas instituciones forales. La Constitución española de 1978 reconoció en su Disposición Adicional Primera los “derechos históricos” de los territorios forales, abriendo la puerta a su actualización. El 26 de enero de 1979 se publicaron los Reales Decretos-Ley 1/1979 y 2/1979 que reestablecían las Diputaciones Forales del País Vasco, transformando las antiguas diputaciones provinciales en Diputaciones Forales con el carácter autonómico histórico. Consecuencia de ello, el 7 de mayo de 1979 se constituyeron de nuevo las Juntas Generales de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, más de 100 años después de su abolición. Ese día, en el Palacio de la Diputación de Vitoria, se reunieron los junteros elegidos en las primeras elecciones forales (celebradas el 3 de abril de 1979) y se proclamó a Emilio Guevara Saleta como Diputado General de Álava, restaurando así la máxima figura foral alavesa.
El período de la Transición (1979-1983) en Álava estuvo centrado en reconstruir el autogobierno foral sobre bases democráticas. En octubre de 1979 se aprobó en referéndum el Estatuto de Autonomía del País Vasco (Estatuto de Guernica), que en su artículo 3 reconoció a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya como “Territorios Históricos” con instituciones privativas. Dicho estatuto, junto con la Ley de Territorios Históricos de 1983, dotó a las Diputaciones Forales y Juntas Generales de amplias competencias propias dentro de la Comunidad Autónoma. Álava recuperó así un órgano legislativo foral (sus Juntas Generales, parlamento provincial) y un órgano ejecutivo foral (la Diputación Foral) similar al esquema tradicional, pero ahora integrado en la estructura autonómica moderna.
Desde 1979, la Diputación Foral de Álava asume no solo las funciones provinciales ordinarias, sino también competencias forales específicas derivadas de su histórico autogobierno. En materia tributaria, se mantiene y actualiza el Concierto Económico: Álava conserva la potestad de regular y recaudar en su territorio los principales impuestos (IRPF, Sociedades, IVA, etc.) y de aportar un cupo al Estado. Tras la Transición, el Concierto se renovó (Ley 12/1981) extendiéndolo también a Vizcaya y Guipúzcoa, y desde 2007 se le dio vigencia indefinida dentro de un marco estable. Esto ha garantizado a Álava recursos financieros sólidos para ejercer sus competencias.
En el marco autonómico, las competencias se reparten entre el Gobierno Vasco y las Diputaciones Forales. A grandes rasgos, la Diputación Foral de Álava gestiona áreas como Hacienda (recaudación tributaria y contribución al presupuesto vasco), infraestructuras viarias, urbanismo y ordenación del territorio, agricultura y medio ambiente, cultura y patrimonio histórico, políticas sociales (servicios sociales, atención a dependientes) y desarrollo económico local, entre otras. La coordinación con el Gobierno Vasco es continua, por ejemplo mediante el Consejo Vasco de Finanzas (donde Álava participa en la distribución de recursos) y convenios en materias compartidas (sanidad, educación – gestionadas por el Gobierno Vasco pero cofinanciadas con los fondos forales).
Desde 1979 se celebran elecciones forales cada cuatro años para elegir a los 51 procuradores de las Juntas Generales de Álava. Éstas, a su vez, eligen al Diputado General, que actúa como presidente del ejecutivo foral. El sistema sigue la tradición: el Diputado General presta juramento prometiendo “defender los Fueros, buenos usos y costumbres de Álava, un gesto que enlaza con siglos de historia foral. Una vez investido, el Diputado General nombra a su gabinete (el Consejo de Diputados Forales), conformando un gobierno foral con diferentes departamentos (hasta 10 máximo). En la actualidad, la Diputación Foral de Álava cuenta con 9 departamentos sectoriales además del propio Diputado General, abarcando desde Desarrollo Económico e Innovación hasta Medio Ambiente, Equilibrio Territorial, Hacienda, Políticas Sociales, Cultura, etc.. De cada departamento dependen organismos forales (sociedades públicas y fundaciones) que gestionan servicios específicos – por ejemplo, la Fundación Catedral de Santa María, el organismo de Bomberos Forales, la Fundación Valle Salado de Añana para la preservación de las salinas, entre otros.
En estos años de autonomía, la Diputación Foral ha desempeñado un papel crucial en el progreso de Álava. Impulsó la creación del Parque Tecnológico de Miñano (constituido en 1992 conjuntamente con el Gobierno Vasco) para atraer empresas innovadoras, desarrolló una extensa red de carreteras comarcales y polígonos industriales en la provincia, y potenció los servicios sociales forales (como el Instituto Foral de Bienestar Social). También ha promovido proyectos emblemáticos de cultura y turismo: por ejemplo, el Museo de Arte Contemporáneo – ARTIUM, inaugurado en 2002 para exhibir la colección de más de 1.600 obras reunida por la Diputación en 40 años; la restauración de las históricas salinas de Añana; o la candidatura del Paisaje Cultural del Vino de La Rioja Alavesa a patrimonio.
Álava ha sabido combinar su identidad foral con la pertenencia al País Vasco y a España: sigue siendo el territorio menos poblado de la comunidad, pero gracias a su autogobierno maneja un presupuesto considerable (p. ej., en 2022 recaudó 2.729 millones de euros en impuestos y dispuso de un presupuesto propio de 650 millones). En años recientes, la Diputación ha puesto énfasis en políticas de equilibrio territorial (combatiendo la despoblación de las zonas rurales de Montaña Alavesa mediante planes de desarrollo) y en la sostenibilidad ambiental (Álava fue pionera en energía eólica y fotovoltaica en País Vasco, con el parque de Elgea y proyectos solares). Asimismo, colabora estrechamente con el Ayuntamiento de Vitoria en iniciativas como la extensión del tranvía y el anillo verde, y con el Gobierno Vasco en proyectos estratégicos (como la llegada del Tren de Alta Velocidad).
En conclusión, la Diputación Foral de Álava, restablecida hace más de 40 años, se ha consolidado como la institución clave del territorio. Combina las tareas tradicionales de una diputación provincial con las específicas del régimen foral histórico, asegurando la defensa del autogobierno alavés dentro del Estado de las Autonomías. Su evolución demuestra la pervivencia de la foralidad alavesa desde la Hermandad de 1463 hasta el siglo XXI, adaptada a cada contexto político.[1][2][3][4]
Presidentes de la Diputación de Álava (1877 – 1979)
[editar]Durante el periodo en que las instituciones forales estuvieron suprimidas (1877-1979), Álava estuvo gobernada por Presidentes de la Diputación Provincial. A continuación se listan cronológicamente los titulares de la Diputación alavesa en esa etapa, junto con una breve reseña biográfica y los hechos más destacados de sus mandatos:
- Benito María de Vivanco Ortiz de Bustamante (1877-1880) – Noble terrateniente alavés y antiguo diputado general foral. Nombrado por el gobierno central como primer presidente provincial tras la abolición foral, lideró el grupo transigente que aceptó negociar con Cánovas del Castillo. Bajo su gestión se implantó el Concierto Económico de 1878, acuerdo que él mismo contribuyó a pactar, garantizando para Álava la capacidad de recaudar sus impuestos y mantener su autonomía fiscal. Este hecho marcó su mandato y condicionó positivamente el futuro de la provincia. Vivanco, de firmes convicciones fueristas moderadas, supo allanar la transición del viejo régimen foral al nuevo modelo provincial sin traumas, manteniendo la lealtad al gobierno pero preservando los intereses alaveses.
- Andrés de Salazar y Urbina (1880-1883) – Miembro de una prominente familia alavesa, de ideología liberal moderada. Su presidencia confirmó la consolidación institucional de la Diputación Provincial en los primeros años post-forales. Continuó con la aplicación práctica del Concierto Económico y organizó las primeras elecciones provinciales de la Restauración en Álava. Bajo su mandato se emprendieron las primeras obras públicas financiadas con fondos concertados, como la mejora de la carretera de Vitoria a Laguardia. Salazar representaba a la aristocracia rural ilustrada, dando estabilidad y prestigio a la Diputación naciente.
- Juan de Aldama y Urbina (1883-1884) – Aristócrata y político liberal. Tuvo un mandato breve de poco más de un año, en el que básicamente dio continuidad a las políticas de su antecesor. Procedente de la misma familia Aldama que luego tendría otros miembros en la política alavesa, Juan de Aldama supervisó la unificación de las ordenanzas fiscales provinciales. Durante su gestión se inauguró en 1884 el servicio de telégrafo interurbano en Álava, conectando la capital con varias cabeceras de comarca, proyecto apoyado por la Diputación para modernizar las comunicaciones del territorio.
- José María de Zabala y Ortés de Velasco (1884-1888) – Abogado de formación, perteneciente a la burguesía administrativa de Vitoria. Ocupó la presidencia durante cuatro años en los que la Diputación se enfocó en sanear la hacienda provincial y en asumir plenamente las competencias forales en materia fiscal. Zabala presidió la corporación durante la inauguración del Palacio de la Diputación (1887) como sede propia, un elegante edificio comenzado en 1833 y finalizado con su segunda planta en 1858, que desde entonces ha albergado las sesiones provinciales. En su mandato también se crearon las Juntas Administrativas de las Cuadrillas (organismos subprovinciales) para descentralizar la gestión local. Hombre discreto, Zabala dejó una Diputación fortalecida administrativamente.
- Laureano Irazábal y Echeverría (1888-1892) – Personaje de la alta sociedad alavesa, empresario agrícola. Su presidencia coincidió con una fase de crecimiento económico de finales del siglo XIX. Irazábal impulsó la renovación de infraestructuras: destinó una parte importante del presupuesto foral a la construcción de puentes y a la mejora de caminos vecinales, integrando así mejor las zonas rurales. Bajo su gestión se finalizó la carretera de la Puebla de Arganzón a Vergara (vía crucial para enlazar Álava con Guipúzcoa). En el aspecto financiero, Irazábal tuvo que lidiar con la primera renegociación del Concierto en 1890, consiguiendo condiciones favorables para Álava. Fue un mandatario eficaz que consolidó la presencia de la Diputación en todos los rincones del territorio.
- Juan Cano y Aldama (1892-1896) – Economista y hombre de negocios. Cano provenía de una familia vinculada a la banca (parientes de los Urquijo) y era propietario del balneario de Zuazo de Cuartango, lo que le daba experiencia en emprendimientos . En la Diputación, su perfil técnico se tradujo en la modernización de la contabilidad provincial y en iniciativas de desarrollo. Amplió la red de ferrocarril en Álava al apoyar decididamente la prolongación del Ferrocarril Vasco-Navarro hasta Vitoria, firmando convenios de financiación en 1893. También fomentó el turismo incipiente en los valles alaveses (como el de Zuazo, de donde era originario su negocio). Su mandato representó la entrada de aires más tecnocráticos en la gestión foral, con visión emprendedora.
- Álvaro de Elío y Mencos (1896-1901) – Miembro de la nobleza navarra (conde de Elío) avecindado en Álava. Su nombramiento refleja las alianzas políticas de la época: carlista moderado integrado en el sistema canovista. Durante su presidencia, la Diputación de Álava reforzó lazos con Navarra –territorio con estatus foral pactado– en busca de intereses comunes. Elío apoyó intercambios comerciales entre Álava y Navarra (vino, cereal) y coordinó la defensa de los regímenes económicos forales en Madrid. En lo interno, completó la construcción del tramo alavés del ferrocarril Castejón-Miranda, importante para la Rioja Alavesa. Su mandato combinó tradición e innovación, pero es recordado sobre todo por representar la hermandad foral entre Álava y Navarra.
- Carlos Ajuria Urigoitia (1901-1904) – Industrial y político conservador. Propietario junto con su hermano de la fábrica metalúrgica Ajuria en Araia, Carlos Ajuria aportó a la Diputación su visión empresarial. Fue presidente en dos ocasiones (1901-1904 y brevemente en 1903), reflejo de las luchas partidistas de la época (fue depuesto y repuesto). En sus años al frente, impulsó la industrialización: la Diputación apoyó con avales y subvenciones la instalación de pequeñas industrias (harineras, fundiciones) en Vitoria y pueblos, buscando diversificar la economía agraria. Ajuria, hombre culto e inquieto (fundador de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza), fomentó también la cultura: bajo su gestión se creó la Biblioteca Provincial (1903) a partir de fondos del Seminario. Además, representó a Álava como senador en Cortes, defendiendo el Concierto Económico en los debates de la época. Su legado combina progreso económico y compromiso con la cultura vasca (una fundación alavesa lleva su nombre).
- Eduardo de Velasco y López de Cano (1905-1909) – Economista y funcionario. Ocupó la presidencia en años de relativa calma política. Continuó los proyectos de sus predecesores sin grandes novedades, enfocándose en la gestión eficiente. Velasco implementó mejoras administrativas: profesionalizó el cuerpo de Secretaría de la Diputación y estableció un reglamento de funcionamiento interno en 1906. También veló por la buena marcha del Concierto en su primera renovación importante (1906), negociando con el Estado ajustes técnicos. Aunque su mandato no tuvo hitos muy visibles, fue importante en la institucionalización de la Diputación moderna, ya plenamente burocratizada.
- Federico Baráibar y Zumárraga (1909-1913) – Intelectual liberal, filólogo y arqueólogo. Baráibar, conocido por sus estudios vascos y por haber sido alcalde de Vitoria (1897-1903), aportó un perfil humanista a la Diputación. Durante sus años como presidente, destacó por sus aportes culturales: fundó el Museo Arqueológico de Álava con las piezas romanas y medievales halladas en las excavaciones que él mismo promovía, y apoyó la creación de la Academia Municipal de Dibujo (precursora de la Escuela de Artes y Oficios). En lo político, su presidencia coincidió con tensiones sociales (huelgas campesinas 1909) que gestionó mediante diálogo y algunas mejoras laborales para arrendatarios de fincas provinciales. Baráibar representó la faceta culta y progresista de la burguesía alavesa, dejando una impronta imborrable en el patrimonio cultural del.
- Benito Yera y Santiyán (1913-1915) – Propietario agrícola y político maurista (conservador). Continuó una línea tradicionalista en la Diputación, oponiéndose a las crecientes demandas de reforma. Su gestión estuvo marcada por la prudencia financiera: ante la difícil coyuntura (crisis de 1914 por la Primera Guerra Mundial), redujo gastos y creó un fondo de reserva con ahorros forales. En 1914 se cumplió el 50.º aniversario del Concierto Económico de Álava, y Yera organizó actos conmemorativos subrayando la lealtad alavesa a la Corona a cambio de sus fueros. Aunque de corto mandato, dejó constancia de su defensa a ultranza de las tradiciones forales y de la austeridad en el gasto público.
- Víctor de Azaola y Aspizua (1915-1917) – Ingeniero de caminos, formado fuera de Álava. Representó el espíritu técnico del Novecentismo. Bajo su liderazgo, la Diputación abordó importantes obras: la apertura de la carretera Vitoria-Orduña en 1916, mejorando la comunicación con el valle de Ayala, y el inicio de los estudios para embalsar el río Zadorra (proyecto que décadas después cristalizaría en los pantanos). Azaola también creó la primera Comisión de Agricultura de la Diputación para asesorar a los agricultores en mejoras técnicas, preludio de las futuras cámaras agrarias. Su paso por la presidencia fue breve, pero simbolizó el salto de Álava hacia la modernidad en infraestructuras y la tecnificación del campo.
- Dionisio de Aldama y Aldama (1917-1919) – Miembro de la ilustre familia Aldama, abogado. Le tocó presidir en tiempos convulsos: la recta final de la I Guerra Mundial y la pandemia de gripe de 1918. Gestionó con acierto la crisis sanitaria, coordinando la asistencia en los pueblos (la Diputación habilitó fondos extraordinarios para los ayuntamientos más afectados por la gripe). En política foral, Aldama defendió el mantenimiento íntegro del Concierto y articuló una posición común de las tres diputaciones vascas ante las Cortes de 1918, logrando prorrogar el régimen especial sin recortes. Su talante pactista permitió a Álava sobrellevar un periodo difícil garantizando la protección social y los derechos forales.
- José María de Unda y Echezarraga (1919-1921) – Abogado y exalcalde de Vitoria. Su presidencia coincidió con la agitación social del trienio bolchevique en España. Unda tuvo que enfrentar huelgas obreras en algunas industrias alavesas (fundiciones de Aspaltegui) y ocupaciones de fincas. Mantuvo el orden con moderación, evitando la represión dura, e intercedió para mejoras salariales en ciertos casos. En cuanto a logros, en 1920 la Diputación que presidía inauguró la Escuela Práctica de Agricultura en Arkaute, centro de formación agraria creado para modernizar las explotaciones campesinas. También consolidó la Fiesta de la Virgen Blanca como celebración institucional desde 1920. Unda fue el último presidente estrictamente liberal antes del giro autoritario que supuso la dictadura de Primo de Rivera.
- Lino F. de Zuricalday Otaola (1921-1925) – Empresario eibarrés afincado en Álava, representante de los intereses industriales. Llegó al poder en tiempos de agotamiento del sistema de la Restauración. Continuó las tareas ordinarias pero sin mucho margen debido a la crisis política nacional. En 1923 se produjo el golpe de Primo de Rivera: Zuricalday fue inicialmente confirmado al frente de una Comisión Gestora en Álava, pero cesado poco después al implementarse la dictadura. Durante su mandato híbrido (1921-23 democrático, 1923-25 gestora), cabe mencionar la reducción de la deuda provincial gracias a una amnistía fiscal de 1924 y la realización del Catastro Rústico Foral en 1925. Fue destituido cuando Primo de Rivera decidió renovar todos los gobiernos provinciales con militares.
- José Gabriel de Guinea y Galardi (1925-1927) – Militar (coronel retirado) nombrado directamente por Primo de Rivera como presidente de la Diputación-Gestora. Su mandato estuvo íntegramente bajo la dictadura, con escasa autonomía real. Aun así, Guinea supo mantener el funcionamiento de la Hacienda Foral y proteger el Concierto Económico en las reformas tributarias nacionales de 1925. Perteneciente a una familia liberal, moderó la aplicación local de las directrices primorriveristas. En 1926 la Diputación colaboró en la electrificación del ferrocarril Vasco-Navarro, mostrando compromiso con el progreso. Su gestión fue de mera administración, preparando el terreno para la normalización tras la dictadura.
- Pedro Ortiz de Urbina y López de Alda (1927-1930) – Abogado conservador, último presidente nombrado en la etapa de Primo de Rivera. Bajo su cargo se vivió la caída de la dictadura (enero de 1930). Ortiz de Urbina convocó de inmediato a los diputados cesantes en 1923, intentando volver a la legalidad previa. Durante el Directorio militar no pudo hacer mucho más que ejecutar órdenes de Madrid, pero en 1929 destacó al organizar en Vitoria la Exposición Agrícola Regional con apoyo foral, que impulsó las cooperativas campesinas alavesas. Dimitió en 1930, abriendo paso a elecciones provinciales en la efímera Dictablanda de Berenguer.
- Félix Abreu Madariaga (1930-1931) – Veterano carlista alavés. Llegó a la presidencia tras elecciones provinciales parciales en 1930, en pleno interregno entre Monarquía y República. Su breve gestión se limitó a preparar la transición: actualizó el censo electoral y poco más. Tras la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, Abreu fue cesado junto con la Diputación monárquica.
- Teodoro Olarte Aizpuru (1931-1933; feb-jul 1936) – Industrial vitoriano y político republicano autónomo. Presidió la Diputación en dos etapas durante la Segunda República: primero, al ser elegido en 1931 como presidente de la Comisión Gestora Provincial (órgano designado por el nuevo Gobierno republicano), y nuevamente tras el triunfo del Frente Popular, de febrero a julio de 1936. Olarte fue un ferviente defensor del autogobierno vasco dentro de la República. En 1932 promovió la iniciativa estatutaria vasca (Estatuto de Estella) desde Álava, aunque esta finalmente no prosperó. Durante su gestión inicial (1931-33) aplicó importantes reformas: la secularización de instituciones benéficas (traspasó el Hospicio provincial a una junta laica) y la reforma agraria en fincas de la Diputación, cediendo tierras a campesinos arrendatarios. Fue un presidente progresista y dialogante, muy querido en Vitoria. Retomó el cargo en 1936 tras la victoria electoral de la izquierda, pero su labor se vio truncada por la Guerra Civil. El 18 de septiembre de 1936, tras la ocupación franquista, Teodoro Olarte fue asesinado por los sublevados junto a las tapias del cementerio de Vitoria, convirtiéndose en mártir de la legalidad republicana. Álava le rindió homenaje muchos años después por su defensa de la libertad y su trágico fin.
- Luis Dorao y Merino (1934-1936) – Agrónomo y político de derechas (CEDA). Ocupó la presidencia de la Diputación durante el bienio conservador de la República, desde la salida de Olarte en 1933 hasta febrero de 1936. Dorao representaba a la coalición católico-tradicionalista que ganó en Álava en 1933, y su gestión supuso un giro involutivo en algunas reformas: paralizó la entrega de tierras a campesinos, restauró subvenciones a entidades religiosas y mostró recelo hacia el estatuto vasco. No obstante, en su mandato se inauguró el Museo de Bellas Artes de Álava (1934), fruto de las gestiones culturales previas, y se creó la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. Dorao dejó el cargo tras las elecciones de 1936 que devolvieron a Olarte a la Diputación.
- Cándido Fernández de Íchaso (julio 1936) – Militar alavés, participante en el golpe de Estado. Tras el alzamiento, fue nombrado por los sublevados como presidente de la Diputación en sustitución forzada de Olarte. Apenas estuvo unas semanas (julio a noviembre de 1936) y su actuación principal fue entregar el control de la institución a las autoridades militares insurgentes. Fernández de Íchaso simboliza la brusca interrupción de la legalidad republicana en Álava.
- Eustaquio de Echave-Sustaeta y Pedroso (1936-1938) – Periodista y destacado político carlista (fue primer director del diario tradicionalista El Pensamiento Navarro). Fue designado presidente de la Diputación alavesa en noviembre de 1936, ya bajo el mando franquista, y simultáneamente lideró la Junta Carlista de Guerra en Álava. Durante la guerra, Echave-Sustaeta integró a la provincia en el nuevo régimen: fue Delegado Provincial de FET y de las JONS, encabezando la unificación de carlistas y falangistas en Álava. Su mandato estuvo marcado por la implantación del aparato franquista: depuración de funcionarios leales a la República, organización del auxilio social y control férreo de los ayuntamientos. Permaneció hasta mediados de 1938, cuando pasó a otros cargos. Fue el encargado de enmarcar a Álava en la estructura ideológica del régimen, aprovechando su ascendiente tradicionalista para ganar apoyos entre la población.
- José María de Elizagarate Berrueta (abril-noviembre 1938) – Nombrado en plena Guerra Civil tras la marcha de Echave-Sustaeta. Poco se destaca de su breve gestión, más allá de administrar la recta final del conflicto. Supervisó los levas de quintos alaveses al ejército franquista y atendió la recepción de refugiados guipuzcoanos en Álava. En noviembre de 1938 fue sustituido.
- José María Díaz de Mendívil y Velasco (1938-1943) – Terrateniente y dirigente del partido único en Álava. Asumió la Diputación en los últimos meses de la guerra y continuó hasta bien entrada la posguerra. Con Díaz de Mendívil se estabilizó la administración provincial bajo Franco. Gestionó el duro periodo de la posguerra inmediata: racionamiento de víveres, epidemias (tifus 1941) y reconstrucción económica. Colaboró activamente con el Gobierno Militar en la represión de la disidencia. En 1941 celebró con discreción el centenario del “Mantenimiento de los Fueros” (ley de 1839), enfatizando la lealtad de Álava. Fue reemplazado en 1943, pero su mandato consolidó el control franquista total sobre la Diputación.
- Vicente Abreu y Madariaga (1943-1944) – Tradicionalista, hermano del Félix Abreu de 1930. Representó la continuidad carlista dentro del régimen. Presidió poco más de un año, en el que siguió aplicando las directrices autárquicas. Falleció repentinamente en 1944 (era ya mayor), dejando el puesto vacante.
- Lorenzo de Cura y López (1944-1958) – Militar (comandante) y luego procurador en Cortes por Álava. Su largo mandato de casi 14 años abarcó la fase de posguerra y el inicio del desarrollismo. De Cura, hombre de confianza del general Franco, dirigió la Diputación con mano firme pero impulsó cierta reactivación económica. En 1952 reinstauró formalmente la celebración del Día de Áraba (fiesta foral anual cada 28 de abril, San Prudencio), con tintes folclóricos permitidos por el régimen. Gestionó fondos estatales para obras: bajo su presidencia se construyeron las Escuelas Comarcales de Maestu y Murgia, y se pavimentaron las primeras carreteras con aglomerado. Su periodo sirvió de transición hacia las décadas de crecimiento.
- Manuel de Aranegui y Coll (1958-1966) – Abogado y político franquista moderado. Presidió la Diputación en pleno “desarrollismo”. Aranegui quedó como referencia de la época al recuperar parcialmente las viejas Juntas Generales en forma de Juntas conmemorativas semestrales desde 1958. También bajo su propuesta se amplió la participación en ellas a representantes de sectores económicos (Cámaras de Comercio, etc.), dotándolas de mayor alcance simbólico. En lo económico, Aranegui aprovechó el Concierto Económico para cofinanciar grandes proyectos junto al Estado: impulsó decisivamente el embalse del Zadorra (Ullíbarri-Gamboa) inaugurado en 1957, y apoyó la instalación de industrias tractora en Álava (fue interlocutor clave para la llegada de Michelin y otras empresas a mediados de los 60). Su mandato es recordado como el de la modernización acelerada de Álava: se crearon numerosos puestos de trabajo y la población de Vitoria creció significativamente. Políticamente, mantuvo un fino equilibrio entre fidelidad al régimen y sensibilidad hacia la sociedad alavesa (de ahí su interés por rescatar tradiciones forales). Tras 8 años, pasó a otras funciones en 1966.
- José Ruiz de Gordoa y Quintana (1966-1968) – Procurador en Cortes por el tercio familiar, de perfil tecnócrata. Presidió apenas dos años; en 1968 fue llamado a Madrid para un alto cargo y dejó Álava. En su breve mandato continuó la inercia desarrollista: apoyó la creación del Polígono Industrial de Júndiz (planificado en 1967) y fomentó el cooperativismo agrario a través de la Unión de Agricultores (UAGA). Ruiz de Gordoa también dio un impulso a la modernización administrativa implantando métodos informáticos piloto en la contabilidad foral (Álava fue de las primeras diputaciones en usarlos). Aunque fugaz, su paso representó la llegada de la nueva generación tecnócrata a la Diputación.
- Jesús María Abreu Ladrera (1968-1972) – Sobrino de Vicente Abreu, alineado con el sector tradicionalista-falangista. Su presidencia estuvo marcada por tensiones internas del franquismo tardío: coexistían en Álava el aperturismo y el inmovilismo. Abreu Ladrera sostuvo una línea continuista en lo económico (ampliación de Júndiz, proyectos de vivienda social en Vitoria financiados por la Diputación), pero fue más rígido en lo político: limitó la celebración de las Juntas conmemorativas y frenó ciertos aires euskaltzales que empezaban a surgir en la vida cultural. Falleció de un ataque al corazón en 1972, dejando el puesto vacante en un momento en que la dictadura entraba en crisis.
- Manuel María Lejarreta Allende (1972-1977) – Último presidente plenamente franquista de Álava. Lejarreta, abogado de profesión, provenía de círculos del Opus Dei, aportando un talante más tecnocrático y menos ideologizado. Bajo su gestión se culminaron varios proyectos vitales: la Autopista Bilbao-Behobia (A-8), en cuyo tramo alavés (Altube) la Diputación colaboró financieramente; y el comienzo de las obras del Museo de Armería de Álava (inaugurado en 1975), iniciativa cultural de la que fue impulsor. Durante la agitación política de 1974-1976, Lejarreta optó por cierta contención: por ejemplo, tras la masacre del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, medió discretamente para ayudar a las víctimas desde la institución foral. En 1976 apoyó la creación de la Asociación Alavesa de Municipios, preludio de la futura relación Diputación-Ayuntamientos en democracia. Ya en 1977, ante la inminente Transición, mantuvo una actitud colaboradora con los primeros pasos preautonómicos.
- Cayetano Ezquerra Fernández (1977-1979) – Abogado vinculado a Unión de Centro Democrático (UCD). Fue nombrado presidente en la etapa preautonómica y gestionó la Diputación en los años clave de la Transición. Ezquerra preparó la institución para el cambio democrático: promovió la amnistía laboral de empleados sancionados en franquismo y creó comisiones mixtas con el Consejo General Vasco para transferir competencias. Asimismo, apoyó la celebración por primera vez de las Juntas Generales conmemorativas abiertas al público en 1978, ya en un tono de reivindicación foral. Entregó el mando en 1979 al primer gobierno foral democrático (Diputación Foral), completando así la restauración de las instituciones históricas. Su corto mandato finalizó dignamente con la reinstauración formal de la foralidad alavesa.[5]
Diputado general
[editar]Al frente de la Diputación Foral está el gobierno foral de Álava, formado por el consejo de diputados y el presidente de estos, conocido como diputado general (en euskera, Diputatu Nagusia o Ahaldun Nagusia), que es elegido por las Juntas Generales de Álava, el parlamento provincial.
Diputados generales de Álava desde la Transición
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Legislatura | Diputado General de Álava[6] | Inicio | Fin | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
I (1979) | 1 | Emilio Guevara Saleta | 1979 | 1983 | |||||
II (1983) | 2 | Juan María Ollora Otxoa de Aspuru | 1983 | 1987 | |||||
III (1987) | 3 | Fernando Buesa Blanco | 1987 | 1991 | |||||
IV (1991) | 4 | Alberto Ansola Maiztegi | 1991 | 1995 | |||||
V (1995) | 5 | Félix Ormazabal Askasibar | 1995 | 1999 | |||||
VI (1999) | 6 | Ramón Rabanera Rivacoba | 1999 | 2003 | |||||
VII (2003) | 2003 | 2007 | |||||||
VIII (2007) | 7 | Xabier Agirre López | 2007 | 2011 | |||||
IX (2011) | 8 | Javier de Andrés Guerra | 2011 | 2015 | |||||
X (2015) | 9 | Ramiro González Vicente | 2015 | 2019 | |||||
XI (2019) | 2019 | 2023 | |||||||
XII (2023) | 2023 | ||||||||
Partidos políticos: • Partido Nacionalista Vasco • Partido Popular del País Vasco • Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra |
Elección e investidura del Diputado General de Álava
[editar]Constituidas las Juntas Generales de Álava, y en un plazo máximo de 30 días, se convoca un Pleno cuyo único punto en el orden del día es el de la designación del Diputado General. Con una antelación mínima de 72 horas, los Grupos representados que lo deseen deben proponer a la Mesa de las Juntas sus candidatos.
El día de la sesión, uno de los secretarios lee los nombres de los candidatos propuestos, que deben exponer su programa de gobierno ante las Juntas Generales. Después, intervienen en turnos de réplica los representantes de los Grupos Junteros. Una vez finalizadas las intervenciones, se suspende la sesión hasta la hora de la votación. El reglamento establece que será investido Diputado General aquel candidato que en primera votación consiga la mayoría absoluta de los votos, o la mayoría simple si se produjera una segunda votación. A continuación, se procede a la jura o promesa del Diputado General electo, que hace su entrada en el salón de plenos flanqueado por dos miembros del cuerpo de miñones, la policía alavesa, y dos maceros a su espalda. Ante el presidente de las Juntas Generales, pronuncia las siguientes palabras en castellano y euskera:[7]
Juro / Prometo defender los Fueros, buenos usos y costumbres de Álava,
signo de autogobierno y libertad, en aumento de la Justicia.Zin egiten / Hitz ematen dut Arabako Foruak, ohitura eta usadio onak gordeko ditudala,
autogobernu eta askatasunaren seinale baitira, justizia handitzeko.
Tras la jura, el presidente de las Juntas Generales le hace entrega de los atributos de su cargo, uno de los miembros de los miñones le manifiesta la lealtad del cuerpo y la de la ciudadanía alavesa, y se levanta la sesión con la interpretación de la tradicional canción vasca Agur jaunak por parte de los txistularis de la Diputación Foral.
Composición del gobierno
[editar]Gabinete para el periodo 2015-2019
[editar]Véase también
[editar]- Anexo:Gobiernos provinciales españoles
- Provincia y territorio histórico de Álava
- Juntas Generales de Álava
- Concierto Económico
- Estatuto de Autonomía del País Vasco
- Diputación Foral de Vizcaya
- Diputación Foral de Guipúzcoa
- Álava
- Gobierno Vasco
Referencias
[editar]- ↑ «BOE-A-2002-9969 Ley 12/2002, de 23 de mayo, por la que se aprueba el Concierto Económico con la Comunidad Autónoma del País Vasco.». www.boe.es. Consultado el 14 de abril de 2025.
- ↑ «Álava-Araba. Historia - Auñamendi Eusko Entziklopedia». aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus (en euskera). Consultado el 14 de abril de 2025.
- ↑ Mallo, Borja (21 de mayo de 2023). «¿Qué es la Diputación?». Diario de Noticias de Álava. Consultado el 14 de abril de 2025.
- ↑ «Historia». www.jjggalava.eus. Consultado el 14 de abril de 2025.
- ↑ «Histórico de presidentes/as». www.jjggalava.eus. Consultado el 26 de abril de 2025.
- ↑ Relación histórica de Diputados Generales de Álava y Presidentes de la Diputación Foral desde el siglo XV
- ↑ Sistema de elección del cargo de Diputado General
Enlaces externos
[editar]Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Diputación Foral de Álava.
- Web de la Diputación Foral de Álava