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Betulaceae

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Betulaceae

Carpinus betulus
Taxonomía
Reino: Plantae
Subreino: Tracheobionta
División: Magnoliophyta
Clase: Magnoliopsida
Subclase: Hamamelidae
Orden: Fagales
Familia: Betulaceae
Gray
Distribución
Géneros

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Sinonimia
  • Carpinaceae
  • Corylaceae

Betulaceae, o betuláceas, es una familia del orden Fagales. Está compuesta por árboles o arbustos dicotiledóneos caducifolios y monoicos que se encuentran en regiones templadas y zonas de montaña en los trópicos. A ella pertenecen los alisos y los abedules.[1]

En el pasado, esta familia estaba dividida en dos, Betulaceae (Alnus y Betula) y Corylaceae (el resto); sin embargo, estudios recientes en el Grupo de Filogenia de las Angiospermas, han llevado a incluir la antigua familia Corylaceae dentro de las Betulaceae.

Las Betulaceae se distribuyen en regiones templadas septentrionales y montañosas tropicales. La familia suele dividirse en dos subfamilias: Betuloideae (que incluye Alnus, alisos, y Betula, abedules) con flores masculinas en grupos de 3 (un dichasio completo y simple), y las Coryloideae (que incluye Corylus, avellanos/abetos, Carpinus, palo fierro, y Ostrya, carpe) con unidades de flores masculinas reducidas a 1. La importancia económica de la familia incluye árboles madereros (algunas maderas muy densas), derivados químicos, frutos secos (por ejemplo, Corylus, avellanos/ avellanos), plantas ornamentales cultivadas y numerosos usos por parte de los aborígenes.

Descripción

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Las Betulaceae son árboles o arbustos que poseen hojas simples, alternas, generalmente espiraladas, con estípulas caducas, con el margen generalmente dentado. Las flores masculinas y femeninas nacen en la misma planta, apareciendo antes o con las hojas. Flores masculinas con perianto simple, en grupos de 3 en la axila de una bráctea, dispuestas en amentos colgantes. Flores femeninas sin perianto, de gineceo ínfero bicarpelar, en grupos de 2 o 3 en la axila de una bráctea, dispuestas en amentos derechos. Las brácteas florales están acompañadas por generalmente 2 bracteolas. Polinización anemófila. Frutos en núcula aplanada, a menudo alada, situados en una infrutescencia estrobiliforme formada por las brácteas y bractéolas acrecidas y endurecidas. Las plantas son polinizadas por el viento. Alrededor de 170 especies repartidas en 6 géneros, la mayor parte naturales de los países templados del hemisferio norte.

Taxonomía

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La familia fue descrita por Samuel Frederick Gray y publicado en A Natural Arrangement of British Plants 2: 222, 243. 1822.[2]​ El género tipo es: Betula L.

Historia evolutiva

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Se cree que las betuláceas aparecieron al final del período Cretácico (hace unos 70 millones de años) en el centro de China. En ese momento, esta región tenía un clima mediterráneo (debido a la proximidad del mar de Tethys), que a principios del período Terciario cubría partes del actual Tíbet y Xinjiang. Este centro de origen también está respaldado por el hecho de que los seis géneros y las 52 especies se originan en esta región, muchas de las cuales son endémicas. Se cree que los seis géneros modernos se separaron por completo en el Oligoceno, y todos los géneros de la familia (con la excepción de Ostryopsis) tienen restos fosilizados .data de al menos 20 millones de años antes del presente.[3]


Según la filogenia molecular, los parientes más cercanos de Betulaceae son Casuarinaceae, un grupo de robles.

Géneros

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La familia incluye seis géneros y unas 170 especies en todo el mundo. Las Betulaceae están presentes en todas las regiones templadas y boreales del hemisferio norte, donde son miembros destacados de las comunidades forestales. Algunos alisos y abedules enanos se extienden hasta el Ártico meridional, donde son arbustos comunes. Sólo hay miembros de esta familia en algunas regiones del hemisferio sur, sobre todo en las montañas tropicales del norte de los Andes colombianos y en Argentina.

Valor de alimenticio

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En alimentación se utiliza principalmente hojas y brotes delgados del año en curso. Los análisis químicos mostraron que las hojas en promedio contienen poca fibra (17,2 %), un poco de ceniza (5,1 %), mucha grasa (6,5 %), proteína (15,4 %), extractos libres de nitrógeno (55,8 %). La combinación de productos químicos en el aliso es especialmente favorable, sin embargo, debido al alto contenido de sustancias amargas y taninos, sus hojas y ramitas son devoradas por animales en mayor proporción que en otros abedules.

La composición química promedio de las hojas de Betulaceae[4]​:
Nombre del género Cantidad de análisis % de materia seca absoluta
cenizas proteína grasa fibra VEB[5]
Abedul (Bétula) 36 4,6 13,6 7,2 17,6 57,0
Aliso (Alnus) 12 5,5 21,3 6,5 16,1 50,6
Avellano (Corylus) 6 7,3 14,9 3,1 16,5 58,2
Carpe (Carpinus) 1 5,9 10,0 3,3 17,7 63,1
Totales 55 5,1 15,4 6,5 17,2 55,8

Usos

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Muchas partes de las plantas son utilizadas de muchas maneras diferentes en muchas especies, los siguientes son solo algunos ejemplos.

Nueces y aceite

Las nueces o avellanas de muchas especies de Corylus se comen crudas o cocidas. El aceite para cocinar se obtiene de las semillas de algunas especies de Corylus.[6]

Corteza

La corteza de la especie Betula en particular se usa y procesa de muchas maneras.[6]​ La corteza de Betulaceae destaca por su versatilidad y significado en diversos ámbitos, desde la medicina tradicional hasta prácticas industriales y culturales.

Propósitos Medicinales:

La corteza de abedul contiene betulina y ácido betulínico, que tienen propiedades antiinflamatorias. Extractos de corteza de abedul han sido utilizados en medicina tradicional para tratar condiciones como la artritis y el reumatismo. Los compuestos en la corteza de abedul también exhiben actividad antimicrobiana, lo que la hace útil en el tratamiento de diversas condiciones de la piel e infecciones.[7][8]

Prácticas Culturales y Espirituales:

La corteza de abedul ha sido utilizada históricamente por los pueblos indígenas de América del Norte y Siberia para hacer canoas, cestas y otros recipientes debido a su flexibilidad y su naturaleza impermeable. En algunas culturas, la corteza de abedul se utilizaba en prácticas ceremoniales, incluyendo la fabricación de pergaminos o superficies de escritura.[9][10]

Usos Industriales:

Históricamente, la corteza de abedul se utilizaba en el curtido de cuero debido a su contenido de taninos, que ayudan a conservar y ablandar pieles. La corteza de abedul arde fácilmente y ha sido utilizada como combustible por diversas culturas para cocinar y calentar.[11]

Arte y Artesanía:

La corteza de abedul es liviana y tiene una apariencia atractiva, lo que la hace adecuada para artesanías decorativas como cestería, pantallas de lámparas e incluso muebles.[12]

Saborizantes y Bebidas:

En algunas culturas, se han utilizado extractos o infusiones hechas de corteza de abedul para aromatizar bebidas o como fuente natural de nutrientes.[13]

Aplicaciones Modernas:

Los extractos de corteza de abedul están siendo estudiados por su potencial aplicación farmacéutica, incluyendo productos para el cuidado de la piel y preparaciones farmacéuticas.

Madera

Se utiliza la madera de algunas especies.[6]​ En general, la madera es dura, resistente y pesada, sobre todo los carpes; varias especies tuvieron una importancia significativa en el pasado cuando se requería una madera muy dura capaz de soportar un gran desgaste, como en el caso de las ruedas de carro, las ruedas de agua, las ruedas dentadas, los mangos de las herramientas, las tablas de cortar y las clavijas de madera. En la mayoría de estos usos, la madera ha sido sustituida por el metal u otros materiales artificiales.

El aceite de betula, obtenido de las ramitas de abedul, huele y sabe a gaulteria y se utiliza en el curtido del cuero ruso.

Se han estudiado los efectos medicinales de algunas especies.[6]

Muchas especies y sus cultivares se utilizan como plantas ornamentales en parques y jardines.

Referencias

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  1. Angiosperm Phylogeny Group (2009), "An update of the Angiosperm Phylogeny Group classification for the orders and families of flowering plants: APG III", Botanical Journal of the Linnean Society, 161 (2): 105–121,
  2. «Betulaceae». Tropicos.org. Jardín Botánico de Misuri. Consultado el 2 de septiembre de 2013. 
  3. Soltis, D. E. et alii. (28 autores). 2011. "Angiosperm phylogeny: 17 genes, 640 taxa". American Journal of Botany 98(4):704-730. doi 10.3732/ajb.1000404
  4. Rabotnov T. A. Plantas forrajeras de campos de heno y pastos de la URSS: en 3 volúmenes / ed. I. V. Larina . - M .; L.  : Selkhozgiz, 1951. - V. 2: Dicotiledóneas (Cloránticas - Leguminosas). - pag. 32. - 948 pág, tabla 27,.
  5. Sustancias extractivas fitozoicas
  6. a b c d Entrada de Betulaceae en Plants For A Future
  7. Sánchez-Contreras, A., & Medina-Torres, L. (2021). Betulin and its derivatives as promising candidates for the treatment of metabolic diseases and cancer therapy. Phytochemistry Reviews, 20(4), 905-923. doi: 10.1007/s11101-021-09758-6.
  8. Seo, S. Y., & Sharma, V. K. (2015). Extraction of betulin from bark of Betula platyphylla by pressurized hot water extraction. Industrial Crops and Products, 76, 1001-1006. doi: 10.1016/j.indcrop.2015.07.036.
  9. Crandall, R. (2009). The uses of birch bark in the culture and heritage of the Menomini Indians. Transactions of the Wisconsin Academy of Sciences, Arts and Letters, 3(1), 305-329.
  10. lezkine, Y. (1994). Arctic mirrors: Russia and the small peoples of the North. Cornell University Press.
  11. Cai, Y., Luo, Q., Sun, M., & Corke, H. (2004). Antioxidant activity and phenolic compounds of 112 traditional Chinese medicinal plants associated with anticancer. Life Sciences, 74(17), 2157-2184. doi: 10.1016/j.lfs.2003.09.047.
  12. Hafstein, V. (2016). Making of runes: The transmission of knowledge in medieval manuscript culture. Journal of Ethnographic Theory, 6(2), 39-63.
  13. Gualtieri, M. J., & Pinto, E. J. (2014). Sweet birch (Betula lenta): A comprehensive guide to traditional uses. Pharmacognosy Reviews, 8(16), 1-5. doi: 10.4103/0973-7847.125527.

Bibliografía

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  • Berendsohn, W.G., A. K. Gruber y J. A. Monterrosa Salomón. 2009. Nova Silva Cuscatlanica. Árboles nativos e introducidos de El Salvador. Parte 1: Angiospermas - Familias A a L. Englera 29(1): 1–438.
  • Furlow. 2001. Betulaceae. En: W.D. Stevens, C. Ulloa Ulloa, A. Pool y O.M. Montiel (eds.). Fl. Nicaragua. Monogr. Syst. Bot. Missouri Bot. Gard. 85(1): 402–403.
  • Idárraga-Piedrahíta, A., R. D. C. Ortiz, R. Callejas Posada y M. Merello. (eds.) 2011. Fl. Antioquia: Cat. 2: 9–939. Universidad de Antioquia, Medellín.
  • Nasir, E. y S. I. Ali (eds). 1980-2005. Fl. Pakistán Univ. de Karachi, Karachi.
  • Stevens, W. D., C. Ulloa Ulloa, A. Pool y O. M. Montiel Jarquín. 2001. Flora de Nicaragua. Monogr. Syst. Bot. Missouri Bot. Gard. 85: i–xlii,.
  • Osono, Takashi, and Hayato Masuya. 2012. "Endophytic fungi associated with leaves of Betulaceae in Japan." Canadian Journal Of Microbiology 58, no. 4: 507-515. Academic Search Complete, EBSCOhost (accessed November 16, 2015)
  • Z. D. Chen, S. R. Manchester & H. Y. Sun: Phylogeny and evolution of the Betulaceae as inferred from DNA sequences, morphology, and palaeobotany. In: American Journal of Botany, 86, 1999, S. 1168–1181.