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Diferencia entre revisiones de «Autodefensas Unidas de Colombia»

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Revisión del 22:03 12 jun 2008

Plantilla:Infobox organización militante Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fue un organización paramilitar confederada, creada en abril de 1997 en Colombia, para reunir en una entidad relativamente centralizada a muchos de los múltiples grupos paramilitares regionales pre existentes. Las AUC han sido clasificadas como una organización terrorista por la Unión Europea y por los Estados Unidos.[1]​ En Colombia se les llama paramilitares a los grupos armados ilegales de extrema derecha que se autodenominan como autodefensas y que están estrechamente ligados al narcotráfico. Los grupos paramilitares surgidos después de la desmovilización de las AUC se conocen como Águilas Negras.

Sus objetivos declarados fueron proteger a sus miembros y patrocinadores en las zonas bajo su influencia, entre ellos ganaderos y narcotraficantes,[cita requerida] de las incursiones armadas de las guerrillas de las FARC, ELN y EPL. Se han denunciado sus actividades en el narcotráfico, secuestro, extorsión, masacres y torturas, además de sus vínculos con múltiples políticos colombianos con el objetivo de ganar poder político y militar en el país. Su líder político tradicional fue Carlos Castaño, cuyo cadáver fue encontrado e identificado en agosto de 2006, después de más de dos años de especulaciones sobre su muerte, otros de sus principales miembros fueron Salvatore Mancuso o alias Santander Lozada, Iván Roberto Duque Gaviria o alias Ernesto Baez y Rodrigo Tovar Pupo o alias Jorge 40.

De acuerdo al "Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado", los grupos paramilitares, varios de ellos vinculados a las AUC, que en ocasiones en acompañamiento de miembros de las fuerzas militares, han sido responsables del desplazamiento forzado de miles de personas, así como la desaparición de cerca de 15.000 individuos, muchos de ellos han sido asesinados y enterrados en fosas comunes o han arrojado sus cadáveres a los ríos. De la misma forma son responsables de la muerte de miles de indígenas, sindicalistas y militantes de grupos políticos de izquierda. Según informes de este movimiento, entre 1982 y 2005 los paramilitares perpetraron más de 3.500 masacres, y robaron más de seis millones de hectáreas de tierra.[2]

En 2003 firmaron un acuerdo de desmovilización con el gobierno como resultado del cual se dejaron las armas unos 30.000 miembros de las llamadas autodefensas y sus comandantes cesaron sus operaciones. Posteriormente se conocieron documentos y grabaciones telefónicas que hacían creer que algunos de sus miembros seguían delinquiendo desde la cárcel.[3]​ Adicionalmente, algunos líderes de las AUC y varios grupos paramilitares locales no se acogieron al acuerdo de la desmovilización, volvieron a tomar las armas o crearon grupos criminales posteriormente

Algunos de sus máximos jefes que estaban sometidos al proceso de desmovilización, fueron extraditados a los Estados Unidos en la madrugada del 13 de mayo del 2008 para responder por el delito de narcotráfico ya que, según el gobierno, seguían delinquiendo desde la cárcel.[4]

Actividades

En Colombia vivieron en continuos enfrentamientos con las guerrillas. Existen muchas acusaciones y evidencias en Colombia y en el exterior sobre la colaboración de algunos miembros de las fuerzas policiales, militares y políticas con las AUC y otros grupos paramilitares.

Buena parte de las AUC participaban en el tráfico de drogas, de armas y en el contrabando. Sus miembros también han participado en el secuestro y la extorsión a comerciantes y empresarios pequeños, además de conseguir a lo largo de sus años de actividad la propiedad legal o ilegal de una cantidad desconocida de suelo agrícola y ganadero que ha sido estimada entre 2 y 4 millones de hectáreas. Los diferentes grupos paramilitares mantienen a un número sin precisar de municipios bajo su control o influencia.

Se les atribuye a miembros de las AUC la responsabilidad de asesinatos selectivos y varias masacres de grupos de oposición,de campesinos y de otros sectores que han ocurrido en Colombia durante al menos los últimos 20 años. Han dirigido dichas acciones contra civiles que ellos consideran ser miembros y apoyos de las diferentes guerrillas o opuestos a sus intereses económicos y políticos.

En algunos de los casos no ha sido posible establecer la veracidad (o falsedad) específica de dichas consideraciones de parte de las AUC, lo que indicaría que necesariamente tanto personas inocentes como culpables de dicha acusación habrían caído asesinadas por ese grupo de manera individual y colectiva.[cita requerida] Sus homicidios fuera de combate han sido considerados como crímenes de guerra tanto en Colombia como ante entidades jurídicas internacionales, además de haber sido consignados en informes de ACNUR, Human Rights Watch y otras ONGs[cita requerida].

Miembros de las AUC y en particular de anteriores grupos paramilitares participaron activamente en el aniquilamiento de militantes de la Unión Patriótica [cita requerida]

Masacres y fosas comunes

Este grupo paramilitar ha sido responsable de diferentes masacres en varias zonas rurales del país. Las autoridades han hallado fosas comunes donde se encontrarían miles de personas asesinadas por este grupo, incluidos varios niños. La ubicación de muchas de estas fosas aun no se conoce públicamente. Varios jefes paramilitares sometidos al proceso de desmovilización han revelado la ubicación de algunas de ellas.[5]​ Según informes de prensa, a finales de los años 1990 este grupo incrementó el numero de masacres llegando al punto de cometer 1 masacre cada 2 días entre los años 1999 y 2000, tiempo en el que perpetraron más de 200 masacres por año.[6]

Descuartizamiento

Algunos miembros de las AUC recurrieron a armas no convencionales como el uso de motosierras para descuartizar a sus víctimas.

Informes de prensa han revelado que las AUC entrenaban a sus hombres en el descuartizamiento y desollamiento de personas vivas con el uso de motosierras y machetes, así como en tácticas de tortura para causar terror u obtener información.[7]​ Varios desmovilizados de las AUC han relatado a las autoridades cómo a los campos de entrenamiento algunos jefes paramilitares llevaban a varios campesinos amarrados en camiones para utilizarlos en cursos de instrucción que enseñaban a descuartizar personas vivas.[8]​ Existe información según la cual algunos miembros de este grupo habrían seguido delinquiendo a pesar de haberse desmovilizado y continúan con estas prácticas criminales.[9][10]​ Según las investigaciones, el descuartizamiento de personas vivas tenía un triple objetivo, desparecer a las víctimas, usarlo como ritual de iniciación para insensibilizar a los combatientes jóvenes y facilitar el cavado de una fosa poco profunda puesto que el cuerpo descuartizado era más fácil de enterrar que el cuerpo entero.[6]

Otros métodos inusuales revelados por confesiones de antiguos miembros desmovilizados fue el de uso de serpientes venenosas para matar a sus víctimas. La orden la habría dado alias Jorge 40 a sus hombres del Bloque Norte para el momento en que tuvieran que asesinar a más de tres personas. El objetivo de este método era evitar que se considerara como masacre y se la atribuyeran al grupo puesto que el Derecho Internacional Humanitario califica como masacre actos de asesinato que incluyan a más de tres personas.[11]

Desmovilización

Vicente Castaño Gil, señalado de ordenar el asesinato de su hermano Carlos.

Las AUC, después de anunciar un cese de hostilidades —que resultó parcial e incompleto— ante organismos nacionales e internacionales, se desmovilizó tras los diálogos de paz con el gobierno del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, un proceso bajo la verificación de la OEA. Sus jefes fueron recluidos principalmente en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí y han rendido indagatoria ante los fiscales designados para el proceso, Algunos de quienes habían sido los máximos jefes fueron extraditados a Estados Unidos. Algunos informes de prensa han revelado que algunos miembros seguirían delinquiendo desde la cárcel y muchos de sus frentes permanecen aun vigentes cometiendo asesinatos y delitos de lesa humanidad utilizando otros nombre tales como: Águilas Negras, águilas Doradas, Rondas Campesinas y organización nueva generación.[3]

Salvatore Mancuso, fue extraditado el 13 de mayo de 2008.

Si bien el proceso ha logrado desmovilizar a numerosos miembros de las AUC y ha reducido la violencia en algunas zonas del país, persisten muchas dudas al respecto de si realmente todos los desmovilizados se mantendrán al margen de la lucha armada ilegal. Hay cuestionamientos acerca de qué tanta colaboración aportarán las AUC frente a las reclamaciones de justicia, verdad y reparación de parte de las víctimas de su accionar. Han ocurrido diferentes asesinatos de víctimas que reclamaban reparación por parte de los paramilitares o en su defecto del estado, tal es el caso de la líder comunitaria Yolanda Izquierdo. Dicha situación continúa siendo polémica en Colombia.

El proceso de desmovilización tiene varias fallas, que han permitido que algunos de los grupos paramilitares no se hubieran desmovilizado realmente y en cambio estén intentando consolidar su control social y económico en sus zonas de influencia, o que en su defecto varios de sus integrantes regresen individualmente hacia una vida criminal.

Parapolítica

Fragmento del documento donde aparece la firma de los máximos jefes de las AUC junto a la de varios políticos en el llamado Pacto de Ralito.

Posterior al proceso de desmovilización, se desató un escándalo en el país al revelarse documentos e investigaciones que vinculaban a varios miembros de la clase política en Colombia con este grupo armado. Según las investigaciones judiciales y de prensa varios dirigentes políticos y funcionarios del gobierno se habrían beneficiado de estas alianzas por medio de la intimidación y la acción armada de los grupos paramilitares contra la población civil, algunos habrían presuntamente alcanzado cargos en alcaldías, consejos, asambleas municipales y gobernaciones así como en el Congreso de la República y otros órganos estatales. A su vez algunos de los políticos desde sus cargos habrían desviado dineros para la financiación y conformación de grupos armados ilegales y habrían filtrado información para facilitar y beneficiar las acciones de estos grupos dentro de las que se incluyen masacres, asesinatos selectivos, desplazamiento forzado entre otras acciones criminales con el objetivo de extender su poder en el territorio nacional.[12]

El escándalo fue llamado por los medios de comunicación como el escándalo de la "parapolítica", que tiene hoy a varios políticos en la cárcel. Uno de los documentos más controvertidos fue el llamado Pacto de Ralito, donde varios políticos firmaron un documento con los máximos líderes de este grupo que tenía como objetivo refundar la patria.[13]

Controversia

La influencia e infiltración política de los grupos paramilitares a nivel regional y en algunos organismos estatales como el DAS así como en las fuerzas armadas han sido motivo de controversia. El gobierno de Álvaro Uribe Vélez se ha visto envuelto en la polémica debido a que varios de las personas implicadas en esta infiltración paramilitar han sido aliados políticos o funcionarios de su gobierno. Según lo narrado por Carlos Castaño en su libro "Mi confesión" y por otros testimonios, el maridaje entre grupos paramilitares y fuerzas del Estado y políticos viene de tiempo atrás.[14]

Hacia finales del año 2006 y durante el 2007, después de la desmovilización, han surgido acusaciones y se han recaudado pruebas de la participación o colaboración directa o indirecta de congresistas y de algunos funcionarios estatales en actividades de las Autodefensas, lo que en varios casos ha dado lugar a procesos judiciales en su contra. Igualmente han causado controversia algunas de las declaraciones de los líderes paramilitares ante los fiscales del proceso en los que han involucrado a varios políticos cercanos al presidente Álvaro Uribe Vélez, incluidos su primo el congresista Mario Uribe Escobar y el vicepresidente de la nación Francisco Santos Calderón. Algunos analistas consideran poco confiables las declaraciones de los ex líderes paramilitares y que su veracidad debe estar sujeta a su posterior verificación dentro del proceso judicial.

Algunos críticos y sectores políticos de oposición han cuestionado el proceso de desmovilización, debido a la persistencia de grupos paramilitares que se han reunido en diferentes bandas criminales como las llamadas "Águilas Negras". Se presume que dicho grupo es liderado por Vicente Castaño, hermano del desaparecido Carlos y que opera, entre otros lugares, en la frontera Colombo-Venezolana, participando en el tráfico de drogas, de armamento, en secuestros y otras actividades delictivas.[15]

Manifestaciones

El 6 de marzo de 2008 se realizó en varias ciudades de Colombia y el mundo una marcha en contra de los Crímenes de Estado y del paramilitarismo.

Seis personas que participaron en la organización y promoción local de dicha marcha fueron asesinados y otros varios han recibidos amenazas de muerte, presuntamente de grupos paramilitares surgidos tras la desmovilización de las AUC y que son conocidos como las Águilas Negras.

Véase también

Referencias

Enlaces externos

Notas