Apurímac colonial

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Tras la ejecución de Atahualpa por los españoles, los chancas estuvieron entre los pueblos que habían acumulado resentimientos contra los cusqueños y no deseaban defenderlos. Según Pedro Sancho, escribano de Francisco Pizarro (1533), Huasco, jefe supremo de los chancas, se opuso a colaborar con el general inca Quizquiz, quien le reclamaba su apoyo para emboscar a la expedición española en Huancarama, paso obligado por haber allí una apreciada mina de sal. Sin embargo, conforme se propagaba que los hispanos cometían a su paso por los pueblos tantas crueldades como los incas, hubo división entre los chancas: hubo un bando que se sumó a la resistencia contra el invasor, así como también hubo otro que se alió con ellos contra los incas. Los días 28 y 29 de octubre de 1533, el grupo de vanguardia de Hernando de Soto fue detenido por los apurimeños en Vilcas, cerca del río Pampas y el 8 de noviembre toda la expedición fue atacada en Curahuasi, donde se libró dura batalla. Los legendarios puentes colgantes sobre el río Apurímac fueron quemados para dificultar la marcha de Pizarro hacia el Cusco. En 1536, Andahuaylas respaldó la rebelión de Manco Inca contra los españoles.

Al producirse la guerra civil entre pizarristas y almagristas, el pueblo apurimeño dividido brindó ayuda a los pizarristas y otro, a los almagristas. Ante el poblado de Abancay (entonces sin españoles), en la colina en ese tiempo llamada Huacaypata, donde había una antigua fortificación chanca, combatieron Diego de Almagro y los del capitán pizarrista Alonso de Alvarado, venciendo los primeros con ayuda de sus respectivos aliados chancas. En 1547, el rebelde Francisco de Carvajal se refugió en Andahuaylas para convalecer de fiebres y preparar su ejército.

El primer gobernante peruano que visitó Apurímac fue el pacificador Pedro de la Gasca, en 1548. Estuvo en Abancay y Andahuaylas formalizando su autoridad y reuniendo fuerzas para restaurar el poder real en el Cusco. En 1560, bajo el tercer virrey, Andrés Hurtado de Mendoza, segundo Marqués de Cañete (1556-1561), bajo el reinado de Felipe II de España (1556-1598) de la Casa de Austria, se descubrieron importantes minas de azogue en Huancavelica, localidad entonces subordinada a lo que hoy es Apurímac. El interés por la minería hizo que en Andahuaylas se establecieran seis corregimientos y que en Abancay se organizara un corregimiento con 23 repartimientos, con el fin de proveer de mitayos y vituallas a los asentamientos que en Huancavelica explotaban el azogue.

El quinto virrey del Perú, Francisco Álvarez de Toledo (1569-1581), recorrió extensamente todas las provincias apurimeñas verificando sus ordenanzas. También visitó la región el octavo virrey, García Hurtado de Mendoza y Manríquez, tercer Marqués de Cañete (1589-1596), interesado en el desarrollo de la minería. Durante ese siglo y el siguiente, Abancay, Aymaraes y Andahuaylas tuvieron importancia como centros proveedores de recursos para la actividad minera en Apurímac, Huancavelica y Ayacucho.

En 1680, con la demarcación política hecha efectiva por el duodécimo virrey del Perú, Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata (1681-1689), bajo el reinado de Carlos II de España (1665-1700) de la Casa de Austria, el virreinato peruano fue dividido en diez distritos subdivididos en provincias. Las provincias o partidos de Abancay y Cotabambas fueron comprendidos en el noveno distrito, subordinados al Cusco, mientras Andahuaylas y Aymaraes estuvieron en el séptimo distrito, subordinados a Huamanga. Una nueva demarcación entró en vigencia en 1782, bajo el trigésimocuarto virrey Teodoro de Croix, Caballero de Croix (1784-1790) durante el reinado de Carlos III de España (1759-1788) de la Casa de Borbón, estableciéndose siete intendencias. Las provincias o partidos de Abancay, Aymaraes y Cotabambas formaron parte de la intendencia del Cusco. La provincia de Andahuaylas se incluyó en la intendencia de Huamanga.

Además de la minería, Apurímac tuvo durante la colonia una importante actividad agrícola. Los españoles aclimataron ahí vid, arroz, algodón y azúcar. Entonces era causa de bromas la poca alzada de la caña de azúcar apurimeña. Según Concolorcorvo (1773), por este motivo llamaban en Abancay a los cañaverales "engañaverales". En Carhuacahua, el viajero inglés Clements Markham visitó, hacia 1850, una antigua hacienda azucarera donde todavía se producía esta variedad "enana" de caña de azúcar.

Por efecto de su antigua rivalidad con los cusqueños, las comunidades indígenas de Apurímac no acompañaron la gran rebelión acaudillada por José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru entre 1780 y 1781, pues ello incluía reconocerlo como Sapa Inca. Durante la campaña del general José Manuel de Goyeneche en el Alto Perú contra los rioplatenses, entre 1810 y 1811, tuvo una actuación destacada el batallón Abancay, formado en su mayoría con soldados apurimeños. En 1814, Chincheros, Cotabambas y Andahuaylas respaldaron la rebelión de Mateo Pumacahua contra la corona, insurgencia que no fue exclusivamente indígena, ya que sumó fuerzas con criollos liberales, como los hermanos José, Vicente y Mariano Angulo, agricultores de Chitabamba, Abancay, el sacerdote José Gabriel Béjar y el coronel Domingo Luis Astete, y tuvo como principal propósito la defensa de los principios legales de la efímera Constitución liberal española de 1812.

Bibliografía[editar]

  • Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 1. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-1-6 (ISBN 978-9972-2908-1-7), Bookland EAN-13: EAN 9789972290817; Depósito Legal Nº 2006-10934 en la Biblioteca Nacional del Perú.. 
  • Herrera Cuntti, Arístides (© 2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 2. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-2-4 (ISBN 978-9972-2908-2-4), Booland EAN-13: EAN 9789972290824; Depósito Legal Nº 2006-10935 en la Biblioteca Nacional del Perú.. 

Véase también[editar]