Usuario:Daniel Jiménez Vaquerizo

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María Luisa Lafita del Juan

María Luisa Lafita del Juan (Madrid, España, 31 de agosto de 1910-La Habana, Cuba, 22 de diciembre de 2004) fue una profesora de historia en la Universidad de La Habana, luchadora contra la dictadura de Gerardo Machado en Cuba y combatiente en las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española.



Orígenes y juventud

Maria Luisa Lafita nació en la capital española, pero con dos años se mudó a Cuba junto a sus padres. Su padre, Gustavo Lafita Ochoa era ingeniero agrícola de profesión y su madre, Ángela Juan Rodele, abandonaron España con la intención de instalarse en Cuba ya que Gustavo Lafita, era un hombre de izquierdas y en el pasado había pertenecido a las Juventudes Socialistas y tenían temor de represalias en España.

Pasaron brevemente por París, llegando a Cuba en 1912, asentándose en la ciudad de Cienfuegos donde Maria Luisa recibe sus primeras enseñanzas en la escuela “Elisa Browman” propiedad de la iglesia protestante, destacando por sus buenos estudios y la destreza en el tenis y la equitación.

Más tarde, toda la familia se desplaza a la capital cubana, allí Maria Luisa se matricula en la Universidad de La Habana. La familia reside en Centro Habana, en una casa situada entre las calles de San Nicolás y San Agustín. Al cumplir la mayoría de edad, recibe la ciudadanía cubana.

Primeros años de lucha revolucionaria[editar]

Maria Luisa hereda el compromiso político familiar y comienza a participar de las luchas revolucionarias que sacudían Cuba entre 1925 y 1933. Ayuda a las tareas clandestinas en las que también participa su padre, como en la acción de hacer llegar armas a un grupo de obreros ferroviarios de la ciudad de Camagüey que se encontraban en huelga y estaba siendo duramente reprimida. Por esta acción, que ocurriría en 1927 le costaría su primera detención, con tan solo 17 años.

En el año 1932 participa en la preparación de un atentado en el habanero Cementerio de Colón, su objetivo era asesinar a Gerardo Machado y al alto cargo de su gobierno, Clemente Vázquez. Este atentado fracasó y el madre de Maria Luisa, Gustavo Lafita fue perseguido por las fuerzas policiales, la casa familiar registrada continuamente y finalmente Gustavo fue asesinado por las fuerzas de Gerardo Machado. Este hecho marca profundamente la personalidad de María Luisa.

Participa en el importante y emergente movimiento estudiantil cubano, asistiendo a las diversas movilizaciones organizadas por el Directorio Estudiantil o el Ala Izquierda Estudiantil. También participa en la huelga general contra el gobierno de Machado que se convocaría en 1933 y que terminó con su caída. Tras esto y con el nuevo Gobierno de corte progresista de Ramón Grau, sería designada como interventora en la Escuela Normal Kindergarte del municipio habanero de Marianao, una responsabilidad relacionada con las labores de depuración del nuevo periodo gubernativo. Para esa época, ya estaba afiliada al primer Partido Comunista de Cuba.

A finales de 1933 contrae matrimonio con Pedro Vizcaíno, miembro de las milicias “Pro Ley y Justicia” que tenían como objetivo derrocar al Gobierno de Carlos Manuel de Céspedes. A los pocos meses la política cubana vivía otro momento de gran intensidad, los militares con el general Batista a la cabeza, como hombre de confianza de los EEUU, terminaron con el gobierno progresista de la época. Tras esto, Maria Luisa y su marido regresan al ambiente de semiclandestinidad, convirtiéndose su casa habanera en un espacio de referencia para la izquierda en la ciudad de aquella época.

En 1935, Maria Luisa y su marido se significaron e involucraron en la huelga general en marzo de ese año que tuvo consecuencias desastrosas para las organizaciones de la izquierda cubana desenlazando en cárcel, muertes y exilio. Desde la Seguridad del Estado se persiguió y se pudo precio a la cabeza de Pedro Vizcaíno a Maria Luisa y a su madre se le formularon cargos de hasta ocho años de cárcel. Ante esta situación y con la mediación del líder político Antonio Guiteras se les procuró pasajes para huir a España , primero lo haría el matrimonio y después la madre y el nieto.

Huida y llegada a España[editar]

En mayo de 1935 sin documentación adecuada y con la connivencia del capitán del barco a vapor “Órbita” logran eludir el control policial e iniciaban el camino en su huida a España.

Una vez en España, contactaron con Claudio Gutierrez, militante comunista asturiano, que partió a Cuba para luchar contra el General Machado y había regresado a Madrid, donde regentaba una pensión en la calle de la Montera, con el nombre de “La Cubana”.

A los pocos días, se les unieron en esta pensión los cubanos Policarpo Candón, Alberto Sánchez, Moisés Raigorodsky y otros compañeros puertorriqueños, convirtiendo a “La Cubana” en un lugar de encuentro de los miembros de la izquierda revolucionaria latinoamericana en Madrid. Allí fundan el Comité Antiimperialista de Revolucionarios Cubanos, donde imparten sesiones de marxismo donde Maria Luisa se involucra activamente. En Madrid también contacta con Tina Modotti y Vittorio Vidale, miembros del Socorro Rojo Internacional. También mantuvo estrecho contacto con dirigentes del Partido Comunista de España y participa de multitud de acciones y mítines del Frente Popular.

Al producirse el levantamiento militar contra la II República Española, Maria Luisa junto a sus compañeros cubanos se dirigieron a los locales del PCE para participar en la toma del Cuartel de la Montaña. Su siguiente tarea en la contienda fue en el Hospital de Maudes, antiguo Hospital de Jornaleros de Madrid, en la zona castiza de Cuatro Caminos, el hospital estaba regentado por religiosas que se negaron a atender a los heridos en la contienda, por lo que fueron expulsadas. Aun sin conocimientos sanitarios, colabora en las labores sanitarias.

Las tareas en el hospital fueron muy intensas debido a la continua llegada de combatientes desde los distintos frentes cercanos a Madrid.

La anécdota[editar]

El episodio más anecdótico de ese tiempo en el hospital sucede cuando es llamada junto a Tina Modotti a inicios de agosto de 1936 por e doctor Juan Planelles, quien dirigía el Hospital. La misión era custodiar a alguien que yacía en la cama de una habitación marcada con el número 22. Solo tres personas podían tener acceso al paciente: el propio doctor, la italiana Tina Modotti y la joven cubana.

“Nadie puede entrar aquí. No puede dársele nada que yo no haya ordenado” —le dijo el doctor Planelles y le recalcó: “Fíjate, cubana, en estos momentos puede peligrar su vida; el enemigo tiene órdenes de eliminarla”.
Al entrar a la habitación, la joven María Luisa, quedó paralizada: el enfermo, aquejado de un fuerte ataque hepático, era en realidad una mujer con un modesto vestido negro, el pelo partido al medio y sujeto con un moño en la nuca; la paciente era Dolores Ibárruri, “la Pasionaria". Volviéndose hacia el doctor, María Luisa preguntó en un susto: ¿traigo mi pistola a la habitación? —Desde luego— fue la respuesta de Planelles.

Final de la guerra y regreso a Cuba[editar]

Maria Luisa habían permanecido separados desde el inicio de la Guerra Civil. Él había sido destinado al sector de Buitrago, sin embargo fue herido en una pierna por lo que una vez trasladado a Madrid para realizar otras tareas compartió con Maria Luisa el resto de su tiempo en España.

A finales de 1938 Maria Luisa y su familia regresan a Cuba motivados por dos circunstancias concretas: La capital española estaba cercada y no tardaría en sucumbir y con ella la República Española. La segunda; en Cuba la situación política estaba cambiando y se había producido una amplia amnistía donde se preparaban las condiciones para la legalización de fuerzas políticas que hasta el momento estaban en la clandestinidad.

Toda la familia retornó a Cuba a principios del año 1939. Hasta la caída de Batista y el triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro en 1959 tuvo que sufrir situaciones de marginación personal y profesional.

En la isla no abandonó su profundo compromiso político luchando contra la dictadura de Batista y trabajando en las labores del nuevo tiempo revolucionario en Cuba. Fue profesora de Historia en la Universidad de la Habana hasta su jubilación, vivió con modestia hasta el final de sus días en la céntrica calle habanera de Perseverancia. Hasta el final de sus días recordó los tiempos de lucha en España.

Falleció en La Habana el 22 de diciembre de 2004 a la edad de 93 años.