María Cegarra Salcedo
María Cegarra Salcedo | ||
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Información personal | ||
Nombre completo | Ana María Cegarra Salcedo | |
Nombre de nacimiento | Ana María Otilia Cegarra Salcedo | |
Nacimiento |
28 de noviembre de 1899[1] La Unión, Región de Murcia, España | |
Fallecimiento | 26 de marzo de 1993 | (93 años)|
Nacionalidad | Española | |
Lengua materna | Española | |
Educación | ||
Educada en | Universidad de Murcia (Licenciatura en Ciencias Químicas; 1940-1947) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Poetisa, Químico | |
Cargos ocupados | Concejal de La Unión | |
Lengua literaria | Española | |
Género | Poesía | |
Obras notables | Poesía completa, Cristales mios | |
Miembro de |
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Distinciones |
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María Cegarra Salcedo (La Unión, 1899 - Murcia, 1993) fue una poetisa española, así como la primera licenciada de España en Ciencias Químicas.[2] Le otorgó el título de Perito Químico la Escuela Politécnica Superior de Alcoy (EPSA) el 7 de mayo de 1928.
Trayectoria
De padre comerciante y madre maestra de origen andaluz, el precedente literario en su familia fue su hermano Andrés Cegarra Salcedo, autor de una breve, pero estimable obra narrativa. Tras el suceso doloroso de la muerte de dicho hermano, María publicó su primer poema, Cristales míos, y tras el fallecimiento de su hermana, muy cercano a su propia desaparición, surgió su última obra, Poemas para un silencio. Su poesía es humana, profunda, de exquisita verbalidad, pero despojada de preciosismo; su temática es afín al espíritu trascendentalista de las generaciones de los años 1940 y 1950.
Sin embargo, decidió que su profesión fuera la Química, tarea que llegó a fascinarla. Abrió su propio laboratorio de análisis minerológico, como auxiliar de la industria que entonces era el principal modus vivendi de su ciudad natal.
Entre los años 1921 y 1924 prestó servicios como ayudante técnica en el laboratorio de análisis industriales de la viuda de Francisco Munuera con el haber mensual de 200 pesetas. Luego, desde finales de los años veinte y durante varias décadas, estuvo María al frente de su propio laboratorio de análisis químicos, orientado a la explotación minera, en la casa familiar, c/. Bailén n° 10. En 1946, obtuvo la licenciatura en Ciencias Químicas por la Universidad de Murcia. Además, Cegarra ejerció la docencia durante cuarenta años en distintos centros de enseñanza de Cartagena, así como en otros centros de Formación Profesional y Bachillerato, entre ellos, en la Escuela de Peritos Industriales. María vivió casi un siglo, vida sencilla, en los ámbitos de lo cotidiano: el del ambiente familiar, el profesional y el dedicado a la poesía y a la pintura. María permaneció soltera y, salvo escasos viajes, vivió siempre en La Unión:
“No puedo vivir sin la gente que me quiere. No me queda ningún arrepentimiento por no haberme ido porque yo no me veo capaz de eso. Soy muy tímida, soy una persona muy de la casa junto a los míos...”. Católica practicante y fervorosa, vivió la fiebre anticlerical desatada en La Unión en los inicios de la Guerra Civil.
A pesar de sus reticencias, Cegarra acabó entrando en política como concejal del Ayuntamiento de La Unión en la década de 1960. En 1980 le fue impuesto su nombre al Instituto de Enseñanza Secundaria de La Unión.
En La Unión, sus amistades y familiares, la presencia de Asensio Sáez, su pasión por la Semana Santa, así como las visitas y la correspondencia con otros autores llenaron la vida de la escritora. Nombrada Hija Predilecta de la ciudad minera en 1992, falleció el 26 de marzo de 1993. Con ocasión del centenario de su nacimiento (1999), el Ayuntamiento de La Unión inauguró un busto de la poeta frente al Liceo de Obreros, centro dirigido por su hermano Andrés a comienzos del siglo XX.
Mujer independiente y voluntariosa, permaneció soltera. Se distinguió por su piedad católica y fervor mariano. Ello no le impidió entablar amistad, antes de la Guerra Civil Española, con relevantes escritores y personajes contemporáneos de distinto talante político: el periodista Raimundo de los Reyes; el crítico Antonio Oliver; los poetas Carmen Conde, Miguel Hernández y Ramón Sijé. Ella misma se encargó de disipar rumores sobre un supuesto romance con Miguel Hernández, cuyas visitas a La Unión se fundaban en mera y sincera amistad con la joven profesional. Durante años, y hasta la definición del poeta oriolano como republicano y libertario, María y él mantuvieron correspondencia. De signo ideológico opuesto, ella optaría por la activa militancia en la Sección Femenina de Falange Española, partido de naturaleza fascista. Con todo, en sus últimos años mostró simpatía por la huelga obrera y por ideales de solidaridad y paz.
A través de su organización política contribuiría a la formación de jóvenes puericultoras, contribuyendo así a paliar el problema de mortalidad infantil de la posguerra española. Asimismo, se mostró activamente humanitaria en la distribución de ropas (especialmente canastillas para recién nacidos) y alimentos a los necesitados, máxime en los difíciles años 50, tras la estabilizaciones monetarias decididas por el gobierno.
Colaboró en las revistas La Región, La Verdad, Tránsito, Levante Agrario, Títiro Canta, Monteagudo, entre otras Publicó su Poesía completa en 1987, con introducción de Santiago Delgado[3].
Sobre la composición
Acerca de su modo de componer, María había manifestado:
No soy mujer de ponerme en una mesa y que me salgan las cosas rápidamente. Es muy difícil explicar cómo es la génesis de un poema. Ya te digo que primero tengo la idea, un verso que te sale de golpe y que luego desarrollo lentamente en el papel. Lo desarrollo, busco lo que suena mejor, le añado o le quito un adjetivo (...). Después viene la labor de corrección y, a veces, de ampliación, y así lo voy haciendo, lentamente.
Maduro y alimento cada poema, apenas hago correcciones y los dejo reposar. Soy mujer de silencios más que de palabras.
Yo escribo para mí y para nadie más; no me preocupa que me lean.
Yo nunca pienso en nadie cuando escribo.
Obra poética
Cegarra no fue una autora prolífica. El valor de su obra literaria reside, sobre todo, en cuatro libros de poemas sencillos, pero llenos de emoción, en los que vierte su escritura clara, serena y honda, depurada a fuerza de rigurosa selección. Poesía definida, al modo juanramoniano, como triple ansia de belleza, conocimiento y eternidad por los que su nombre merece figurar en la estirpe más noble de la literatura.
- Cristales míos, 1935[4].
- Desvarío y fórmulas, 1978[5].
- Poesía completa, 1986.
- Poemas para un silencio, 1999[6].
- Cada día conmigo, 1986.
- Poemas para un silencio, 1999.
Referencias
- ↑ María Rosa Penalva Moraga, La obra literaria de María Cegarra y su Entorno Vital. Universidad de Murcia, Departamento de Filología Francesa, Románica, Italiana y Árabe, 2015, p. 9.
- ↑ «María Cegarra Salcedo». Región de Murcia Digital. Archivado desde el original el 5 de marzo de 2016. Consultado el 21 de diciembre de 2008.
- ↑ Montero Plata, Laura; Pérez-Guerrero, Ana María (18 de mayo de 2015). «Sincronías y sinergias animadas: La visión de la industria de la animación de Pixar y Ghibli». Con A de animación (5): 26. ISSN 2173-3511. doi:10.4995/caa.2015.3538. Consultado el 7 de marzo de 2020.
- ↑ Cegarra Salcedo, María 1899-1993 (2017). Cristales míos. Torremozas. ISBN 978-84-7839-729-7. OCLC 1061842121. Consultado el 7 de marzo de 2020.
- ↑ «“Todos aquellos que tengamos alas”. Carmen Conde y María Cegarra Salcedo.». Lectora. 2019. ISSN 1136-5781. doi:10.1344/lectora2019.25.8. Consultado el 7 de marzo de 2020.
- ↑ Salcedo, María Cegarra (1986). «DE "POEMAS PARA UN SILENCIO"». Monteagudo (2): 11-12. ISSN 1989-6166. Consultado el 7 de marzo de 2020.