Folioscopio

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Ejemplo de animación en un folioscopio.

Un folioscopio es un libro que contiene una serie de imágenes que varían gradualmente de una página a la siguiente, para que, cuando las páginas se pasen rápidamente, las imágenes parezcan animarse simulando un movimiento u otro cambio. Son ilustrados usualmente por niños, pero pueden estar también orientados a adultos y emplear una serie de animaciones.

Funcionalidad

Los folioscopios son esencialmente una forma primitiva de animación. Como una película cinematográfica, se basan en la persistencia retiniana para crear la ilusión de movimiento continuo en lugar de una serie de imágenes discontinuas sucesivas. En lugar de leer de izquierda a derecha, el espectador simplemente fija la vista en el mismo lugar de la imagen mientras se voltean las páginas. El libro debe también ser recorrido con suficiente velocidad para que se cree la ilusión, es por eso que la forma normal de verlo es teniendo el folioscopio con una mano y pasar las páginas con el pulgar de la otra mano es por ello que se ha acuñado el término cine de pulgar que refleja este proceso.

Historia y usos culturales

El primer folioscopio apareció en septiembre de 1868, cuando fue patentado por John Barnes Linnet con el nombre de kineógrafo (cineógrafo etimológicamente imagen en movimiento). Fue la primera forma de animación que empleó una secuencia lineal de imágenes en lugar de circular (el viejo fenaquistiscopio). El pionero de cine alemán Max Skladanowsky, exhibió por primera vez sus imágenes fotográficas en serie en forma de folioscopio en 1894, mientras que él y su hermano Emil no desarrollaron su propio proyector de cine hasta el año siguiente. En 1895, Thomas Edison inventó una forma mecanizada llamada el mutoscopio, que montaba las páginas en un cilindro rotativo central en lugar de en forma de libro. El mutoscopio se conservó como una atracción popular a través de mediados del siglo XX, apareciendo como máquina operada por monedas en parques de diversiones. En 1897, el cineasta inglés Henry William Short comenzó a vender su filoscopio, que era un folioscopio ubicado sobre un sostén de metal para facilitar el pasaje de las páginas.

Los folioscopios se consideran en la actualidad un juguete o una novedad para niños, y fueron alguna vez un premio común en cajas de cereales. Sin embargo, más allá de su función en los comienzos del cine, han sido una herramienta promocional efectiva desde su creación para productos orientados claramente a adultos como automóviles y cigarrillos. Continúan siendo usados en estrategias de mercadotecnia de todo tipo, así como en arte y colecciones fotográficas. Los folioscopios antiguos son populares entre coleccionistas, y los particularmente difíciles de conseguir de fines del siglo XIX y principios del veinte han alcanzado miles de euros en ventas y remates.

El primer festival internacional de folioscopios fue organizado en 2004 por la Akademie Schloss Solitude en Stuttgart. Otro festival internacional se realizó en Linz, Austria en 2005.

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