Diferencia entre revisiones de «Crucifixión»

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La crucifixión era usualmente utilizada para exponer a la víctima a una muerte particularmente lenta, horrible y pública (para disuadir a la gente de cometer crímenes parecidos), utilizando todos los medios necesarios para su realización. Los métodos de la crucifixión variaban considerablemente con el lugar y el tiempo donde se efectuaban.
La crucifixión era usualmente utilizada para exponer a la víctima a una muerte particularmente lenta, horrible y pública (para disuadir a la gente de cometer crímenes parecidos), utilizando todos los medios necesarios para su realización. Los métodos de la crucifixión variaban considerablemente con el lugar y el tiempo donde se efectuaban.


Las palabras griega y latinas que corresponden a “crucifixión” se aplicaban a formas diversas de ejecución dolorosa, desde empalar en una estaca, clavarlos en un árbol, o en poste vertical (lo que se llamaba “crux simplex” o “cruz simple) o la combinación de un poste vertical y una viga transversal (cruz patibular, immissa o comisa). Sobre la diversidad de cruces Séneca el Joven escribió: “Veo cruces en ese lugar, no todas del mismo tipo, sino construidas de distintas maneras por unos y otros: hay quienes cuelgan a sus víctimas cabeza abajo, otros las empalan por sus partes obcenas, otros extienden los brazos sobre el patíbulo...". ('Dialogo de consolación a Marcia' 6.20.3). Flavio Josefo también menciona diversidad de formas de crucifixión cuando escribe que los soldados romanos "por rabia y odio se divertían clavando a sus prisioneros en diferentes posturas" ('La Guerra de los Judíos' 5:451-452 (70 DC)). Joe Zias, quien fue curador del área de arqueología y antropología del "Israel Antiquities Authority", desde 1972 a 1997, sostiene que "el número de individuos a ser crucificados, de hecho, pudo determinar la manera en que la ejecución tuvo forma". (http://www.centuryone.org/crucifixion2.html).
Las palabras griega y latinas que corresponden a “crucifixión” se aplicaban a formas diversas de ejecución dolorosa, desde empalar en una estaca, clavarlos en un árbol, o en poste vertical (lo que se llamaba “crux simplex” o “cruz simple) o la combinación de un poste vertical y una viga transversal (cruz patibular, immissa o comisa). Sobre la diversidad de cruces Séneca el Joven escribió: “Veo cruces en ese lugar, no todas del mismo tipo, sino construidas de distintas maneras por unos y otros: hay quienes cuelgan a sus víctimas cabeza abajo, otros las empalan por sus partes pudendas, otros extienden los brazos sobre el patíbulo..." ("Dialogo de consolación a Marcia" 6.20.3). Flavio Josefo también menciona diversidad de formas de crucifixión cuando escribe que los soldados romanos "por rabia y odio se divertían clavando a sus prisioneros en diferentes posturas" ("La Guerra de los Judíos" 5:451-452 (70 DC)). Joe Zias, quien fue curador desde 1972 y 1997 del área de arqueología y antropología del "Israel Antiquities Authority" sostiene que "el número de individuos a ser crucificados, de hecho, pudo determinar la manera en que la ejecución tuvo forma". (http://www.centuryone.org/crucifixion2.html).


Si se utilizaba una cruz de madera el condenado era obligado a cargarla en sus propios hombros, los cuales seguramente se encontrarían heridos por la flagelación, hasta el lugar de la ejecución. Una cruz completa se estima que pesaría alrededor de los 110 a 135 kilogramos, pero la viga transversal (en latín “patíbulum” o "furca") solo pesaría entre 35 y 60 kilogramos. El historiador romano Tácito documenta que la ciudad de Roma tenía un lugar específico para llevar a cabo las ejecuciones, situado afuera de la puerta de Esquilino y tenía un área especialmente destinada para la ejecución de esclavos por crucifixión. No se sabe si los postes stipes (postes centrales) estaban arreglados para que se mantuvieran fijos en el lugar, en tal caso el travesaño, con el condenado posiblemente ya clavado a el, era atado al poste y subido.
Si se utilizaba una cruz de madera el condenado era obligado a cargarla en sus propios hombros, los cuales seguramente se encontrarían heridos por la flagelación hasta el lugar de la ejecución. Una cruz completa se estima que pesaría alrededor de los 110 a 135 kilogramos pero la viga transversal (en latín “patíbulum” o "furca") solo pesaría entre 35 y 60 kilogramos. El historiador romano Tácito documenta que la ciudad de Roma tenía un lugar específico para llevar a cabo las ejecuciones, situado afuera de la puerta de Esquilino y tenía un área especialmente destinada para la ejecución de esclavos por crucifixión. No se sabe si los postes verticales estaban arreglados para que se mantuvieran fijos en el lugar. El travesaño, con el condenado posiblemente ya clavado a el, era atado al poste y subido.


La persona que era ejecutada podía ser atada a la cruz por medio de cuerdas, pero el uso de clavos se documenta por varias fuentes, como en el caso de Flavio Josefo, citado anteriormente, y el evangelio de Juan (Juan 20:25). Algunos objetos, como los clavos, que se utilizaban en las ejecuciones eran vistos como amuletos, y por eso se despojaba de ellos a los prisioneros en cuanto se constataba la muerte, eso explica la escasa evidencia antropológica al respecto.
La persona que era ejecutada podía ser atada a la cruz por medio de cuerdas, pero el uso de clavos se documenta por varias fuentes, como en el caso de Flavio Josefo, citado anteriormente, y el evangelio de Juan (Juan 20:25). Algunos objetos, como los clavos, que se utilizaban en las ejecuciones eran vistos como amuletos, y por eso se despojaba de ellos a los prisioneros en cuanto se constataba la muerte, eso explica la escasa evidencia antropológica al respecto.

Revisión del 16:33 9 abr 2010

Crucifixión de San Pedro, por Caravaggio.

La Crucifixión es un método antiguo de ejecución, donde el condenado es atado o clavado en una cruz de madera o entre árboles o en una pared; y dejado allí hasta su muerte.

Esta forma de ejecución fue ampliamente utilizada en la Roma Antigua y en culturas vecinas del mediterráneo; métodos similares fueron inventados por el Imperio persa.[1]

La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el año 337 DC, después de que la religión cristiana fue legalizada en el impero romano en el 313 DC, favorecida por el emperador Constantino, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio. Sin embargo, la crucifixión es utilizada en varios lugares hasta nuestros días.

Detalles de la crucifixión

Crucifixión de San Andrés.

La crucifixión era usualmente utilizada para exponer a la víctima a una muerte particularmente lenta, horrible y pública (para disuadir a la gente de cometer crímenes parecidos), utilizando todos los medios necesarios para su realización. Los métodos de la crucifixión variaban considerablemente con el lugar y el tiempo donde se efectuaban.

Las palabras griega y latinas que corresponden a “crucifixión” se aplicaban a formas diversas de ejecución dolorosa, desde empalar en una estaca, clavarlos en un árbol, o en poste vertical (lo que se llamaba “crux simplex” o “cruz simple) o la combinación de un poste vertical y una viga transversal (cruz patibular, immissa o comisa). Sobre la diversidad de cruces Séneca el Joven escribió: “Veo cruces en ese lugar, no todas del mismo tipo, sino construidas de distintas maneras por unos y otros: hay quienes cuelgan a sus víctimas cabeza abajo, otros las empalan por sus partes pudendas, otros extienden los brazos sobre el patíbulo..." ("Dialogo de consolación a Marcia" 6.20.3). Flavio Josefo también menciona diversidad de formas de crucifixión cuando escribe que los soldados romanos "por rabia y odio se divertían clavando a sus prisioneros en diferentes posturas" ("La Guerra de los Judíos" 5:451-452 (70 DC)). Joe Zias, quien fue curador desde 1972 y 1997 del área de arqueología y antropología del "Israel Antiquities Authority" sostiene que "el número de individuos a ser crucificados, de hecho, pudo determinar la manera en que la ejecución tuvo forma". (http://www.centuryone.org/crucifixion2.html).

Si se utilizaba una cruz de madera el condenado era obligado a cargarla en sus propios hombros, los cuales seguramente se encontrarían heridos por la flagelación hasta el lugar de la ejecución. Una cruz completa se estima que pesaría alrededor de los 110 a 135 kilogramos pero la viga transversal (en latín “patíbulum” o "furca") solo pesaría entre 35 y 60 kilogramos. El historiador romano Tácito documenta que la ciudad de Roma tenía un lugar específico para llevar a cabo las ejecuciones, situado afuera de la puerta de Esquilino y tenía un área especialmente destinada para la ejecución de esclavos por crucifixión. No se sabe si los postes verticales estaban arreglados para que se mantuvieran fijos en el lugar. El travesaño, con el condenado posiblemente ya clavado a el, era atado al poste y subido.

La persona que era ejecutada podía ser atada a la cruz por medio de cuerdas, pero el uso de clavos se documenta por varias fuentes, como en el caso de Flavio Josefo, citado anteriormente, y el evangelio de Juan (Juan 20:25). Algunos objetos, como los clavos, que se utilizaban en las ejecuciones eran vistos como amuletos, y por eso se despojaba de ellos a los prisioneros en cuanto se constataba la muerte, eso explica la escasa evidencia antropológica al respecto.

Instrumento de ejecución

Crux simplex o madero de tormento.

En el uso cotidiano la palabra cruz nos evoca la idea de dos líneas rectas intersectadas, así hablamos de "crucero" para referirnos al buque que atraviesa el Atlántico, o hablamos del "cruce de peatones" para referirnos al lugar donde se puede atravesar una calle. Sin embargo, en un principio la palabra cruz se refería a una diversidad de instrumentos de muerte. Como se ha señalado, la forma del instrumento empleado en las crucifixiones podía variar según las circunstancias.

Téngase en cuenta que la palabra "cruz" es solo una transliteración de la palabra latina "crux", ¿cual sería su traducción literal al castellano? El sustantivo griego original para referirse a una cruz es "Stauros", que procede de "Isteme", que significa erguir o mantener en pie, que a su vez viene del indoeuropeo "Steo", que denota posición vertical firme ("Stern" y "Stand" en alemán e inglés, dos idiomas que provienen del indoeuropeo). Así que el significado original de cruz es "poste vertical". La palabra latina "crux" significa el instrumento de madera en el cual se tortura o atormenta", por extensión puede significar "tormento". Si tuviéramos que traducir y no solamente transliterar estas palabras al castellano tendríamos algo así como "poste o madero de tormento". Efectivamente, en un principio, el patíbulo o cruz era tan sólo una estaca vertical, llamada en latín “crux simplex”. Esta era la manera disponible más sencilla de torturar y matar a los criminales, de hecho es la forma básica de las cruces que usaban los persas, asirios y fenicios. Solo con el tiempo la palabra Stauros fue perdiendo paulatinamente su significado literal (salvo, obviamente, en los casos en que efectivamente se seguía usando la crux simplex) y pasó a referirse a todo tipo de cruces, con el tiempo los romanos usaron más comunmente la cruz patibular, es decir, con un travesaño en su parte superior.

Sin embargo, a pesar de la iconografía cristiana, los romanos más frecuentemente utilizaban la cruz patibulat commissa con forma de "T" griega (tau) y no la tradicional forma de "t" (cruz imisa, con el travesaño abajado). Otras cruces menos comunes tenían la forma de una X o de una Y, o incluso las había con más de un travesaño. La forma básica (crux simplex), según algunos estudiosos, se seguía usando en ocasiones en que escaseaba la madera o el número de prisioneros fuera muy alto.

Localización de los clavos

En la cultura popular existe la creencia (posiblemente derivada de leer literalmente la descripción del evangelio de Juan de que las heridas de Cristo estaban “en las manos”), de que el condenado era clavado en las manos, sin embargo documentos históricos refieren que los clavos estaban en las “manos”, palabra que generalmente se traduce como mano del griego"χείρ", que se refiere desde brazo hasta mano, mientras que si se quiere describir específicamente la mano se escribe "ἄκρην οὔτασε χεῖρα".

Una posibilidad que no requiere que además hubiese sido atado es de que los clavos se insertaron justo debajo de las muñecas, entre los dos huesos del antebrazo (el radio y el cúbito). Los clavos también pudieron haber sido colocados a través de la muñeca, en el espacio entre los cuatro huesos carpio. La palabra utilizada en los evangelios χείρ traducida como “mano” es utilizada también en Hechos 12:7 donde se narra que las cadenas de Pedro cayeron de “sus manos” siendo que éstas debieron de estar colocadas en sus muñecas. Esto muestra que el uso semántico de χείρ es mucho más amplio que el español mano o el inglés hand, y puede que los clavos estuviesen localizados en la muñeca.

Un experimento realizado por un documental del canal de National Geographic titulado “Quest For Truth: The Crucifixion” (búsqueda de la verdad: la crucifixión) mostró que una persona puede ser suspendida por la palma de su mano. Clavar los pies a un lado de la cruz libera esfuerzo en las muñecas depositando la mayor parte del peso en la parte baja del cuerpo. Otra posibilidad sugerida por Frederick Zugibe es de que los clavos pudieron haber sido colocados entrando en la palma, en la base del dedo pulgar y salió por la muñeca, pasando por el túnel carpiano.

Un descansa-pies atado en la cruz, probablemente para quitar el peso del cuerpo de las muñecas es incluida constantemente en representaciones de la crucifixión de Jesús, pero esto no es mencionado en fuentes antiguas. Éstas sin embargo documentan un pequeño asiento en la parte frontal de la cruz.

Causas de Muerte

El tiempo necesario para alcanzar la muerte va de horas hasta varios días, dependiendo exactamente del método empleado, el estado de salud de la persona crucificada y circunstancias ambientales.

Una teoría atribuida a Pierre Barbet establece que la causa típica de la muerte es la asfixia. Cuando todo el peso del cuerpo es soportado por los brazos estirados, el condenado tendría severos problemas para inhalar, debido a la hiper-expansión de los pulmones. El condenado tendría entonces que empujarse hacia los brazos para facilitar la respiración. En efecto, los verdugos encargados de la ejecución podían romper las piernas de los condenados después de que estos estuvieran algún tiempo en la cruz para agilizar la muerte. Una vez desprovistos del soporte de las piernas e imposibilitados a levantar su cuerpo, los condenados morían en cuestión de minutos. Si la muerte no venía por asfixia, podría venir por múltiples razones, como shock Hipovolémico (falta de oxigenación en la sangre debido a perdida acelerada de la misma) causado por los azotes que precedían la crucifixión o el mismo enclavamiento, deshidratación, cansancio extremo, inanición, infarto cardíaco, insolación, incluso el ser devorados por las alimañas, etc. Por todo ello sería injusto afirmar que la crucifixión tenía una sola causa de muerte.

Experimentos realizados por el doctor Frederick Zugibe han revelado que, cuando alguien se encuentra suspendido con los brazos de 60° a 70° desde la vertical, los individuos tienen dificultades para respirar pero esta no les resulta imposible, solamente hay un terrible y masivo dolor e incomodidad que crece rápidamente. Esta correspondería a la crucifixión empleada por los romanos como método para propinar una prolongada, agonizante y humillante muerte. Zugibe asegura que romper las piernas para agilizar la muerte (crurifragium) tal como se menciona en Juan 19:31-32 era utilizado como “golpe de gracia” causando un shock traumático severo o causando embolia grasa.

Según Zugibe, la crucifixión realizada en un poste vertical (crux simplex), con los brazos directamente sobre la cabeza, precipitaría la asfixia en cosa de minutos, si no se tuviese algún apoyo o una vez que las piernas fuesen rotas. Sin embargo, estos experimentos fueron realizados en voluntarios, y como no es humanitario ni legal someterlos a dolor extremo no es posible hacer una efectiva comparación con la realidad. Por ejemplo, en el campo de concentración de Dachau los nazis sometieron a tortura a decenas de disidentes bibelforschers, suspendiéndolos de postes con sus manos directamente sobre su cabeza, o sea, fueron crucificados (algunos hasta fueron colgados de sus manos que habían sido amarradas a su espalda para que sufrieran más al dislocárseles los hombros y omóplatos). Los testigos oculares afirman que la agonía podía durar entre una y tres horas antes de morir, no minutos como afirmó Zugibe. A eso se añade que tenían sus pies suspendidos en el vacío, y que si hubieran tenido un sostén perfectamente habrían aguantado mucho más. Eso demuestra que tales experimentos no son un método certero para sacar conclusiones definitivas al respecto.

Los romanos usaban el "sédile" o asiento, que era un trozo de madera para que el reo en la cruz descansara sus posaderas y pudiera respirar mejor, prolongando así su propia agonía. El que hoy se sepa además que los romanos clavaban los talones de la víctima y no el empeine de sus pies, nos ha permitido entender que la víctima tenía sus rodillas muy flexionadas, lo que le daba mayor estabilidad y le permitía respirar aún más, con eso una persona podía agonizar en la cruz hasta un día entero, o más, independiente de si su cruz tenía un travesaño o no. De ahí la importancia del crurifragium para acelerar la muerte, pues le quitaba al reo la posibilidad de levantarse y respirar.

Era posible, sin embargo, sobrevivir a la crucifixión y existen registros de algunos sobrevivientes. El historiador Josefo describe que encontró a dos de sus amigos crucificados en Thecoa. Él rogó por ellos y se les concedió el indulto, uno de ellos murió y el otro logró recuperarse. Josefo no brinda detalles del método o duración de la crucifixión antes del indulto (Vida de josefo 75.420-421).

Evidencia arqueológica de crucifixiones antiguas

Además de las referencias de la crucifixión que nos brinda el historiador Flavio Josefo, así como otras fuentes, sólo existe un descubrimiento arqueológico de un cuerpo crucificado que data del Imperio romano alrededor de la época de Jesús, descubierto en Jerusalén en 1968. No es de extrañar que sólo se haya encontrado un descubrimiento, ya que los cuerpos de los sentenciados se mantenían en la cruz, o eran arrojados a los basurales, y por lo tanto no se preservaban. La única razón por lo que se conservó este cuerpo fue gracias a que la familia del sentenciado le dio a este individuo en particular un entierro tradicional.

Los restos fueron encontrados accidentalmente por unos trabajadores en la localidad de "Giv'at ha-Mivtar", al norte de Jerusalén. Se trataba de un osario (caja tallada en piedra para recoger los huesos de un difunto) con el nombre del crucificado en él, “Yehohanan, hijo de HGQWL”. El profesor Nicu Haas, un antropólogo de la Universidad Hebrea-Escuela de Medicina Hadassha, de Jerusalén, condujo una investigación que examinó los restos y descubrió que un clavo atravesaba el talón en uno de sus costados, indicando que el hombre había sido crucificado. La respetada revista "Israel Exploration Journal" (1970, volumen 20, páginas 38-59) publicó las conclusiones del Dr. Haas. Él informó que lo descubierto era nada menos que los restos de un hombre que había sido ejecutado en una cruz en el primer siglo. Básicamente, lo que parecía que había sucedido era que los dos talones de la víctima habían sido clavados por un solo clavo, pero este se había doblado en la punta cuando dio con un nudo de la madera. Después de la muerte de la víctima judía, a sus parientes se les hizo difícil sacar el clavo, y se lo dejaron en los talones al enterrarlo. El Dr. Haas también creía que un rasguño en un hueso del brazo indicaba que los brazos del hombre habían sido clavados a un travesaño.

A pesar de las afirmaciones de Haas, un nuevo examen posterior del hallazgo original, de las fotografías, moldes y radiografías de los hueso, hecho por Josef Zias (del Departamento de Antigüedades y Museos de Israel) y Eliezer Seketes (de la Universidad Hebrea-Escuela de Medicina Hadassha)en 1985 (J. Zias & E. Seketes; 1985; "The Crucified Man from Giv'at ha-Mivtar: A Reappraisal", Israel Expoloration Journal, volumen 35, páginas 22-27), demostró que muchas de las conclusiones a las que había llegado Haas eran erroneas. Por ejemplo, el clavo que se había suponido que habría sido de 17-18 centímetros de largo era en realidad sólo de 11,5 cm por lo que es anatómicamente imposible fijar los dos pies con un solo clavo. La conclusión a la que llegaron fue: “A la luz de la nueva prueba, técnica y anatómicamente son imposibles tanto la reconstrucción inicial como la final de la crucifixión... No encontramos restos del hueso del talón izquierdo, y calculamos que el clavo solo podía fijar un hueso de talón... La falta de daño traumático al antebrazo y a los huesos metacarpianos de la mano parece indicar que los brazos del condenado fueron atados, no clavados". De hecho ni siquiera hay evidencia de un travesaño.

La punta del clavo tenía fragmentos de madera de olivo indicando que había sido ejecutado en una cruz hecha de madera de olivo o sobre una viga o un árbol de esta misma especie. Dado que los árboles de olivo no son muy altos, esto sugeriría que esta persona fue crucificada a la altura de los ojos del observador. Adicionalmente, una pieza de madera de acacia fue encontrada entre los huesos y la cabeza del clavo, presumiblemente utilizada para mantener los pies clavados y que éstos no se deslizaran a través del clavo. Tenía fracturadas las rodillas y las tibias, hecho infligido probablemente para acelerar su muerte (crurifragium). Se piensa que en tiempos del Imperio romano el acero era bastante caro, por lo que se removían los clavos de los muertos para reducir costos, lo que ayudaría a explicar porque sólo se encontró un clavo, que se encontraba doblado de la punta de tal manera que no pudieron removerlo.

Historia de la Crucifixión

Antes de Roma

Probablemente se originó con los asirios y los babilonios. Los asirios empalaban a sus víctimas por las costillas y los dejaban colgando de lanzas o estacas altas. Posteriormente este método de ejecución fue adoptado por los persas quienes lo usaron sistemáticamente durante el siglo VI AC. Los persas zoroástricos creían sagrado el fuego y la tierra, por eso sus ritos fúnebres no incluían el entierro o la cremación del cuerpo, sino que los colocaban en camas de madera sostenidas por postes altos para que las aves devoraran el cuerpo. Lo mismo aplicaron a los reos de muerte amarrándolos o colgándolos de postes altos o empalizadas, para así no profanar el suelo. La Biblia hebrea da testimonio de esta práctica oriental persa, cuando narra que Darío el Grande emitió una orden de que nadie interfiriese en la reconstrucción del templo de Jerusalén, y que todo el que violase ese decreto tenía que ser fijado (literalmente, “alzado”) en un madero arrancado de su propia casa. (Esdras 6:11.) Durante el reinado de Asuero (Jerjes I), el hijo de Darío, dos de los guardas de la puerta del palacio fueron colgados o fijados en un poste, el castigo habitual que los persas daban a los traidores. (Ester 2:21-23.) A Hamán y sus diez hijos se les colgó en un madero por razones similares. (Ester 5:14; 6:4; 7:9, 10; 9:10, 13, 14, 25.) Heródoto (Libro III, 125, 159; IV, 43) también cita otros casos de la aplicación de ese tipo de castigo por parte de los persas.

Algunos teólogos cristianos, empezando, según parece, por Pablo de Tarso, han interpretado una alusión a la crucifixión en Deuteronomio 21:22-23; Josué 8:29; 10:26; 2 Samuel 21:6, 9., pasajes en los cuales se habla de "ser colgado de un árbol", pero se refieren a la exposición de un cadáver previamente lapidado, para escarnio público, y no a colgar a una persona viva. Solo la tradición oral judía posterior permitía otro método de ejecución aparte del apedreamiento, como la hoguera, el estrangulamiento y la decapitación. Sin embargo, la crucifixión nunca fue permitida en la costumbre judía.

Cuando Alejandro Magno conquistó el imperio persa copió, entre otras costumbres orientales, la de la crucifixión, la cual aplicó cruelmente después de la conquista de la ciudad de Tiro cuando ordenó la crucifixión de unas 2000 personas a la orilla del mar (en la forma de la cruz básica, al estilo persa). También mandó a crucificar al médico que no pudo salvar la vida de su amigo Hefestión. Algunos historiadores aseguran que Alejandro también crucificó a Calístenes, su historiador y biógrafo oficial por objetar la adopción de la ceremonia persa de adoración real por parte de Alejandro Magno. Desde entonces, con el helenismo del siglo IV AC en adelante, esta costumbre se introdujo en los países del este del Mediterráneo. Y hay evidencias de que los piratas capturados eran crucificados en el puerto de Atenas alrededor del siglo 7 DC.

En la actual Cartagena (Cartago Nova), la crucifixión fue establecida por los fenicios como método de ejecución, que fue aplicada a los generales que sufrían una gran derrota.

Imperio romano

De acuerdo a algunos historiadores, la crucifixión romana pudo haberse desarrollado de la antigua costumbre del arbori suspendere, colgar de un arbor infelix (árbol infortunado) dedicado a los dioses del mundo de las tinieblas, pero el profesor William A. Oldfather escribió un detallado estudio refutando la idea de que este castigo no involucraba ninguna forma de ahorcamiento o de cualquier otro para causar la muerte previamente antes de colgar el cadáver de un árbol. Tertuliano menciona en el siglo I DC algunos casos donde los árboles eran usados en la crucifixión, pero Séneca el Joven utilizó antes la frase infelix lignum (madera infortunada) para referirse a la cruz.

De acuerdo a otros estudiosos, tal parece que los romanos aprendieron la crucifixión de los cartagineses, alrededor del siglo III AC., durante las Guerras Púnicas. En ese entonces los romanos habr'ian empezado a fusionar la cruz vertical oriental con su tradición de hacer que los esclavos reos de muerte cargaran un yugo de madera (furca o patíbulum) sobre los hombros, el que con el tiempo se convirtió en el clásico travesaño de la cruz romana.

En el mundo romano la crucifixión era utilizada solo para esclavos, rebeldes, piratas y para enemigos y criminales odiados. Es por esto que la crucifixión era considerada como la forma más vergonzosa y desafortunada de morir. Los poseedores de ciudadanía romana condenados a muerte, usualmente estaban exentos de morir crucificados (como los nobles estaban exentos de morir colgados, y tenían el privilegio de morir más honorablemente por decapitación) excepto por crímenes mayores en contra del estado, tal como alta traición.

La meta de la crucifixión romana no era solamente para matar al criminal, sino también para mutilar y deshonrar el cuerpo del condenado. En culturas antiguas, una muerte honorable requería del entierro, dejar el cuerpo en la cruz así como mutilar y evitar su entierro era una gran deshonra.

Bajo la práctica penal de la Roma antigua la crucifixión también exhibía en estatus social bajo del criminal. Era la peor muerte imaginable, reservada originalmente para esclavos, de ahí que Séneca lo llamaba supplicium servile y más tarde extendido a libertos de las provincias (“humildes”). Los ciudadanos de la sociedad romana casi nunca eran sujetos a penas capitales, sino que eran apresados o exiliados. Josefo menciona que judíos de alto rango también eran crucificados, pero era para mostrar que su estatus elevado había sido quitado. El control sobre el propio cuerpo era vital en culturas antiguas. La pena capital quitaba ese “auto control” al mismo tiempo que denotaba la pérdida del estatus y el honor. Los romanos continuamente rompían las piernas de los condenados para acelerar su muerte (crurifragium) y evitaban su entierro al arrojar los cadáveres a los vertederos o dejarlos en la cruz expuestos a los elementos y las aves.

Un cruel preludio eran los azotes, que ocasionaban que el condenado perdiera una gran cantidad de sangre y eventualmente tuvieran un shock hipovolémico. Una revista de la Asociación Médica Estadounidense, The Journal of the American Medical Association describe así la práctica romana de azotar: “Por lo general el instrumento que se usaba era un látigo corto (flagelo, flagra horrible) con varias tiras de cuero sueltas o trenzadas, de largo diferente, que tenían atadas a intervalos bolitas de hierro o pedazos afilados de hueso de oveja... Cuando los soldados romanos azotaban vigorosamente vez tras vez la espalda de la víctima, las bolas de hierro causaban contusiones profundas, y las tiras de cuero con huesos de oveja cortaban la piel y los tejidos subcutáneos. Entonces, a medida que se seguía azotando a la víctima, las heridas llegaban hasta los músculos esqueléticos subyacentes y producían tiras temblorosas de carne que sangraba”. Esto aceleraba la muerte en la cruz, que como ya se ha analizado era multicausal y terriblemente lenta, luego el cuerpo era mantenido allí para que fuera devorado por los buitres y otras aves.

Cuando se usaban clavos para fijar a la víctima estos eran de acero, con puntas de entre 13 y 15 centímetros de largo aproximadamente con una cabeza cuadrada de 1 centímetro aproximadamente. Como se ha señalado, la escasez de evidencias antropológicas del uso de estos clavos se debe a que, en algunos casos, los clavos eran recogidos para ser reutilizados, y en otros para ser utilizados como amuletos para sanar enfermedades.

El convicto usualmente tenía que cargar el travesaño horizontal (en latín, patíbulum o furca) al lugar de la ejecución, pero no la cruz completa (salvo en el caso de la crux simplex en la que la misma furca era usada como cruz). La crucifixión era generalmente llevada a cabo por brigadas especiales, que consistían en un centurión y cuatro soldados. Cuando la ejecución se efectuaba en el lugar establecido, la viga vertical (o palus) generalmente ya se encontraba clavada en el piso. Generalmente los condenados eran desnudados por completo y, luego de clavados o amarrados en el travesaño, subidos a la cruz.

Crucifixiones masivas notorias se llevaron a acabo durante la Tercera Guerra Servil en el 73-71 AC (la rebelión bajo el liderazgo de Espartaco), otras guerras civiles romanas en el siglo II y I AC, y en la destrucción de Jerusalén en el 70 DC. Josefo narra a romanos crucificando a la gente en las paredes de Jerusalén debido al número de las víctimas y la escasez de madera, cuenta también que los romanos crucificaban a los criminales en distintas posiciones. Ya a principios del siglo XX, Paul Wilhelm Schmidt, quien fue profesor en la Universidad de Basilea, en su obra “Die Geschichte Jesu”, tomo 2, Tubinga y Leipzig, 1904, páginas 387-389, afirmó: “Cualquier cosa que no fuera un simple colgamiento queda descartado por el método de ejecuciones en masa que frecuentemente se seguía: 2000 a la vez por Varo (Antiguedades de los Judíos XVII 10. 10), por Quadrato (Guerra de los judíos II 12. 6), por el procurador Félix (Guerra de los judíos II 15. 2 [13. 2]), por Tito (Guerra de los judíos VII. 1 [V 11. 1])”. Más recientemente, y a propósito de las ejecuciones mencionadas por Josefo es que Joe Zias sugiere que "el número de individuos a ser crucificado, de hecho, puede determinar la forma en que la ejecución tuvo forma. Así, como en el caso de los 6.000 prisioneros de guerra que fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia, entre las ciudades de Roma y Cappua, como parte de una celebración de la victoria (cuando Espartaco fue derrotado), parece plausible creer que fue ocupada la forma más rápida y eficiente. Eso sería simplemente atar a la víctima al árbol o cruz con sus manos directamente suspendida sobre su cabeza". (http://www.centuryone.org/crucifixion2.html).

La crucifixión fue utilizada por los romanos hasta el año 337 DC, después de que la religión cristiana fue legalizada en el impero romano en el 313 DC (edicto de Milán), favorecida por el emperador Constantino el Grande, pero antes de que se convirtiera en la religión oficial del imperio.

Crucifixión en Japón

La crucifixión se utilizó en Japón antes y durante el Shogunado Tokugawa. Era llamado haritsuke en japonés. El condenado (usualmente un criminal sentenciado) era atado a una cruz en forma de “T”. Al final de la ejecución, terminaban con su vida clavándole lanzas. El cuerpo era dejado allí por un tiempo antes del entierro. En 1597, 26 cristianos fueron clavados en cruces en Nagasaki, Japón. Entre los ejecutados se encontraban Paul Miki y Pedro Bautista, un franciscano español que había trabajado cerca de 10 años en Filipinas. Estas ejecuciones marcaron el comienzo de una larga historia de persecución a los cristianos en Japón, que siguió hasta que los Estados Unidos y otros aliados vencieron a Japón en 1945, finalizando la Segunda Guerra Mundial. La aclamada novela histórica “Silence” (silencio) del autor japonés Shusaku Endo da un recuento de la persecución del siglo 17 basado en las historias transmitidas oralmente de las comunidades Kakure Kirishitan.

Crucifixión como castigo en tiempos modernos

Sudán

En la 50 Sesión de la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU (1994), obispos locales reportaron varios casos de crucifixión a sacerdotes cristianos. El código penal de Sudán, basado en la interpretación del gobierno de la Shari'a, contempla la ejecución por crucifixión. La sentencia ha sido aprobada en fechas recientes, donde en el 2002 se reportan 88 personas condenadas.

Yemen

En Yemen se establece la crucifixión no letal de los criminales, aunque este castigo aparentemente también está reservado para aquellos condenados a muerte.

Otras

Durante la Primera Guerra Mundial, existían fuertes rumores de que soldados alemanes crucificaron a un soldado canadiense en un árbol o en la puerta de un granero con bayonetas o cuchillos de combate. El suceso fue reportado primeramente en 1915 por el soldado George Barrie de la primera división canadiense. Siempre se ha especulado que pudiese ser propaganda por parte de los Aliados, sin embargo en el 2002 un programa llamado “Secret History” (historia secreta) identificó al soldado como Harry Band, lo que le ha dado credibilidad a la historia.

En la Segunda Guerra Mundial, Friedrich Frey, de Röt, fue sometido a la tortura de una forma de crucifixión en el campo de concertación de Dachau: "Me colgaron en un palo de tres metros de alto con mis brazos encadenados detrás. Esta posición anormal del cuerpo y su peso hicieron que la circulación de la sangre se me estorbara y me causó tremendo dolor. Un hombre de la SS agarró mis dos piernas y las movió de un lado a otro". (Anuario de los Testigos de Jehová para 1974, pág. 169).

También Ján Korpa-Ondo, de Eslovaquia, sufrió una tortura parecida en la prisión de Pécs, en 1941: "Me ataron las manos a la espalda y me colgaron de ellas desde un poste por dos horas. Como consecuencia, se me dislocaron ambos hombros. Se me torturó de esa forma vez tras vez durante seis meses". (La Atalaya, 1998, 1 de septiembre, págs. 24-29)

Crucifixión como práctica devocional

Desde mediados de los 1800’s, un grupo de católicos flagelantes en Nuevo México llamados “Hermanos de la Luz” realizan representaciones de la crucifixión de Jesús durante la Semana Santa, donde el penitente es atado (no clavado) a una cruz. Algunos otros ejemplos son las realizadas en Iztapalapa en la Ciudad de México, la cual data desde 1833. Crucifixiones devocionales también son comunes en Filipinas, donde incluso se utilizan clavos reales para clavar las manos. En muchos casos la personificación de Jesús es sometido primero a la flagelación y usa una corona de espinas sobre su cabeza.

Crucifixiones famosas

Cristo crucificado, por Diego Velázquez.
  • Los soldados rebeldes de la Tercera Guerra Servil: entre 73 y 71 AC, un grupo de esclavos (eventualmente contados cerca de 120.000) bajo el liderazgo (al menos parcial) de Espartaco contra el Imperio romano. La revuelta fue eventualmente aplastada. Se cree que el propio Espartaco murió en la batalla final. Se estima que cerca de 6000 de sus seguidores fueron crucificados a lo largo de 200 kilómetros en el camino entre Capua y Roma, como advertencia para otras revueltas.
  • Jesús de Nazaret, el caso más conocido de crucifixión, fue condenado a morir en la cruz (lo más probable en un madero de tormento el 30 de abril) por Poncio Pilatos, el gobernador romano de la provincia de Judea. Según el Nuevo Testamento, esto fue por presiones por parte de los líderes judíos, que estaban escandalizados pues aseguraba ser el Mesías. El cargo fue declararse “Rey de los judíos”, es decir, traición a Roma y sedición.
  • Arzobispo Joachim: se reportó crucificado de cabeza, en las puertas reales de la catedral de Sebastopol, Ucrania en 1920.
  • San Dimas y Gestas: Los ladrones que fueron crucificados junto a Cristo. Gestas insultó a Cristo y le pidió que le bajara de la cruz; Por el contrario, San Dimas reconoció la justicia de su suplicio y pidió a Cristo que le acogiera en el Paraíso.

Véase también

Notas

  1. “Las primeras instancias registradas de crucifixión se encuentran en Persia, donde se creía que, por cuento la tierra era sagrada, el entierro del cuerpo de un notorio criminal profanaría el suelo. Las aves de arriba y los perros abajo se encargarían de los restos”
    Smith, Damian Barry, The Trauma of the Cross: How the Followers of Jesus Came to Understand the Crucifixion, p. 14. Paulist Press: Mahwah, New Jersey, 1999.

Referencias

  • Haas, Nicu: “Anthropological observations on the skeletal remains from Giv’at ha-Mivtar” (Observaciones antropológicas en los restos de esqueletos de Giv’at ha-Mivtar), Israel Exploration Journal 20 (1-2), 1970: 38-59.
  • Tzaferis, Vassilios: “Crucifixion -- The Archaeological Evidence” (Crucifixión – La evidencia arqueológica), Biblical Archaeology Review 11, February, 1985: 44–53.
  • Zias, Joseph: “The Crucified Man from Giv’at Ha-Mivtar: A Reappraisal” (el hombre crucificado de Giv’at Ha-Mivtar: Una revaluación), Israel Exploration Journal 35 (1), 1985: 22–27.
  • Hengel, Martin: Crucifixion (Augsburg Fortress, 1977). ISBN 0-8006-1268-X.

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