Diferencia entre revisiones de «Conquista del Imperio incaico»

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* ''El Perú en los tiempos modernos'', Julio R. Villanueva Sotomayor, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú
* ''El Perú en los tiempos modernos'', Julio R. Villanueva Sotomayor, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú


== Véase también ==
plop jiji mi correo es secreop bay

* [[Incas de Vilcabamba]]/[[Levantamiento inca contra los españoles]]
* [[Conquista de México]]

[[Categoría:Imperio inca]]
[[Categoría:Conquista del Perú]]
[[Categoría:Historia de Ecuador]]

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[[en:Spanish conquest of the Inca Empire]]
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Incas y españoles en un enfrentamiento, pintura de Juan Bravo para la municipalidad del Cuzco.

La Conquista del Perú (1532-1533) es el proceso histórico de anexión del Imperio inca al Imperio español. El primer contacto entre un español y un inca se dio durante el gobierno de Huayna Cápac, cuando unos chasquis (mensajeros incaicos) trajeron a un español hacia el inca, hablaron mediante señas y luego lo dejaron ir.[1]​ Sin embargo, fue recién en 1532 que un ejército inca se topó con un ejército español. En este encuentro, Atahualpa fue tomado preso por Francisco Pizarro y semanas después fue ejecutado. Sin embargo la resistencia inca continuó hasta 1574.

Antecedentes

Las primeras veces que los incas vieron a los españoles fue en la época de Huayna Cápac.[2]​ También fue durante su gobierno, un Sapa Inca estuvo en contacto directo con un español, ya que unos chasquis trajeron al español Pedro de Candía al palacio de Huayna Cápac para que se entrevistasen. La comunicación fue a puras mímicas y lo que cuentan las crónicas fue que Candia le dijo a Huayna Cápac que él comía oro, así que el gobernador le brindó oro en polvo y lo dejo irse.

Pedro de Candia se llevó consigo a uno de los chasquis a España y lo presentó al rey, luego lo trajo de vuelta al Tahuantinsuyo para que hiciera de traductor. Este inca sería conocido luego como Martidillo.[1]

La situación incaica

En la época de la invasión española de América, el Imperio inca era un estado multiétnico y algunos pueblos originarios querían independizarse. El conflicto que se suscitó entre Huáscar y Atahualpa por la sucesión del Inca, debilitó la alianza indígena y brindó a los europeos la oportunidadad de conquistarlos.


Poco tiempo después del primer contacto entre Huayna Capac y Pedro de Candia, el Sapa Inca y su sucesor, Nina Cuyuchi murieron a causa de una rara enfermedad[3]​ (Se le atribuyen a la viruela traída por los europeos).

Tras la anarquía Huáscar asumió el gobierno por orden de los "orejones" (nobles) de Cuzco quienes creían que su experiencia como vice-gobernante de Cusco era suficiente para asumir el mando.[2]​ Después de un golpe de estado fallido, Huascar preocupado por la confianza que tenía su hermano Atahualpa con los mejores generales del imperio, los "ikas", ordena a Atahualpa que se aleje de ellos, pero Atahualpa reacciona armnando su ejército y declarandole la guerra. El enfrentamiento que habría durado aproximadamente tres años, finalizó con la victoria de Atahualpa. Guerra de subversión inca.[4]

[5]​ A .

Situación de los conquistadores

Hacia 1523, a los 47 años de edad, Francisco Pizarro estaba afincado en Panamá, ciudad de la que llegó a ser alcalde en 1522. El análisis histórico se inclina a creer que Pizarro poseía una fortuna modesta porque para emprender la aventura, él y Almagro, tuvieron que asociarse con un cura influyente, Hernando de Luque, que a la sazón era cura de Panamá. Villanueva habla de un cuarto "socio oculto": el licenciado Espinoza, que no quiso figurar públicamente, pero que fue el financiero de las expediciones. Ello debió ser así, por cuanto nunca uno sólo de los socios decidía de manera unilateral las acciones. Sólo Francisco Pizarro, iniciada la conquista física del Perú, tomó decisiones de campaña o sobre acciones militares y administrativas, prerrogativas de su cargo de Gobernador de Nueva Toledo.


En 1524 Pizarro se asoció con Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque para conquistar "El Birú" (palabra que después se convertiría en Perú), repartiéndose las responsabilidades de la expedición. Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de alimentos y Luque se encargaría de las finanzas y de la provisión de ayuda. A finales de septiembre de 1526, cuando habían transcurrido dos años de viajes hacia el sur afrontando toda clase de incomodidades y calamidades, llegaron a la isla del Gallo cansados y extasiados. El descontento entre los soldados era muy grande, llevaban varios años pasando calamidades sin conseguir ningún resultado. Pizarro intenta convencer a sus hombres para que sigan adelante, sin embargo la mayoría de sus huestes quieren desertar y regresar. Allí se produce la acción extrema de Pizarro, de trazar una raya en el suelo de la isla obligando a decidir a sus hombres entre seguir o no en la expedición descubridora.

Tan solo cruzaron la línea trece hombres. Los "Trece de la Fama", o los "Trece de la isla del Gallo", fueron: Bartolomé Ruiz, Pedro Alcón, Alonso Briceño, Pedro de Candía, Antonio Carrión, Francisco de Cuéllar, García Jerén, Alonso Molina, Martín Paz, Cristóbal de Peralta, Elias Ascoy Angulo, Domingo de Soraluce y Juan de la Torre y Díaz Chacón.

Sobre la escena que se vivió en la Isla del Gallo, luego que Juan Tafur le trasmitiera la orden del gobernador Pedro de los Ríos, cuenta el historiador José Antonio del Busto:

Archivo:13 fama.jpg
Cuadro que escenifica el momento.
"El trujillano no se dejó ganar por la pasión y, desenvainando su espada, avanzó con ella desnuda hasta sus hombres. Se detuvo frente a ellos, los miró a todos y evitándose una arenga larga se limitó a decir, al tiempo que, según posteriores testimonios, trazaba con el arma una raya sobre la arena:

Por este lado se va a Panamá, a ser pobres, por este otro al Perú, a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere.

Un silencio de muerte rubricó las palabras del héroe, pero pasados los primeros instantes de la duda, se sintió crujir la arena húmeda bajo los borceguíes y las alpargatas de los valientes, que en número de trece, pasaron la raya. Pizarro, cuando los vio cruzar la línea, "no poco se alegró, dando gracias a Dios por ello, pues había sido servido de ponelles en corazón la quedada". Sus nombres han quedado en la Historia".
José Antonio del Busto

Pizarro y los Trece de la Fama esperaron en la isla del Gallo cinco meses por los refuerzos, los cuales llegaron de Panamá enviados por Diego de Almagro y Hernando de Luque, al mando de Bartolomé Ruiz. El navío encontró a Pizarro y los suyos en la Isla de la Gorgona, hambrientos y acosados por los indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur.

Pizarro no fue ni el primero ni el único que intentó la conquista del Perú. Dos años antes, en 1522, Pascual de Andagoya fue el primero en tratar de efectuar esa aventura: su expedición terminó en un estrepitoso fracaso. Las noticias de la existencia de "Birú" y de sus enormes riquezas en oro y plata, debió influir en el ánimo de tales aventureros y podría haber aportado el ingrediente decisivo para preparar la expedición no sólo de Pizarro sino de Andagoya. Por tal razón, Pizarro, Almagro y Luque se lanzaron a la aventura.

Postrimerías

Francisco Pizarro, en compañía siempre del inca Manco Inca Yupanqui y de su ejército, sale del Cusco en busca de Quízquiz, hacia Xauxa, en la zona central norte del Imperio. En Vilcas, el Gobernador se entera de que Quízquiz con su ejército se encontraba 40 leguas (225 kilómetros) al norte de Xauxa, camino a Cajamarca. Pizarro solicita envío de refuerzos y pasa a Xauxa. Allí se entera que Diego de Almagro, que había sido enviado a socorrer al general Paullu y a Hernando de Soto, luego de ahuyentar a las tropas de Quízquiz, pasó a Chincha y Pachacámac.

Llegado a Xauxa, el 25 de abril de 1534, Pizarro funda la nueva ciudad española de Jauja, con reparto de solares y demás protocolo español de la ocasión. En este interín llegan los refuerzos del Cusco, consistente en 4.000 indios a los que se unen los 30 españoles de a caballo y 30 de a pie. Paralelo a lo anterior, Pedro de Alvarado había organizado otra expedición de conquista al Perú y ya se encontraba en las costas del imperio con cuatro navíos, desembarcando en Puerto Viejo (actual Guayaquil) cuatrocientos soldados, "de los cuales 150 eran de a caballo", mientras que Sebastían de Banalcázar, con 70 de a caballo.

Preocupado Francisco Pizarro por la presencia de Pedro de Alvarado en el Perú, instruye a Diego de Almagro para que celebre negociaciones con él. Almagro, con el apoyo de Sebastián de Benalcázar, salió el encuentro de Pedro de Alvarado, el cual se encontraba camino a Quito. Alvarado había salido con destino al Perú desde Guatemala, con la intención de conquistar la zona norte del imperio inca. Para ello, desembarcó en Caraques (actual Ecuador), dirigiéndose inmediatamente hacia Quito. En Riobamba se encuentran Pedro de Alvarado con Diego de Almagro y Sebastián de Benalcázar y celebran conversaciones. En ellas se acuerda que Pedro de Alvarado debía retornar a Guatemala, dejando en el Perú a su tropa, buques y todo el parque, recibiendo a cambio una cantidad en oro y plata como compensación.

El pago efectuado por Francisco Pizarro a Pedro de Alvarado fue una fortuna: se le entregaron 100.000 pesos de oro. Esa compensación significaba el doble del oro que recibió Francisco Pizarro en la repartición de Cajamarca. Era de cuatro veces más que la que recibió Hernando Pizarro y cinco veces más que la que recibió Hernando de Soto. Por sólo llegar hasta el Perú, Alvarado recibió más oro que la que obtuvo por todas sus conquistas de Mesoamérica y "sin disparar un solo tiro de arcabuz". Todo lo anterior, hizo una zanja aún más profunda entre los socios de la conquista.

Para Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Sebastián de Benalcázar, fue un negocio haber recibido las tropas, los navíos y los pertrechos traídos por Pedro de Alvarado, para poder consolidar la conquista.

Notas y referencias

  1. a b Guamán Poma de Ayala, Nueva crónica y buen gobierno, Pág. 91
  2. a b Waldemar Espinoza, Los incas, Pág. 104.
  3. María Rostworowski, Historia del Tawantinsuyu, Pág. 171
  4. María Rostworowski, Historia del Tawantinsuyu, Pág. 174
  5. Waldemar Espinoza, , Pag. 105.

Fuentes

  • Imperio, Henry Kamen. ISBN 84-03-09316-0
  • Historia del Tahuantinsuyu, María Rostworowski. ISBN 9972-51-029-8
  • El Perú en los tiempos modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú

Véase también