Calendario revolucionario soviético
El calendario revolucionario soviético fue usado en la Unión Soviética de 1929 a 1940, con el fin de incentivar la producción industrial, evitar el descanso semanal simultáneo para todos los trabajadores, y dificultar la observancia de las viejas festividades religiosas del Imperio Ruso.
Evolución
Poco después de la revolución rusa, el primer gobierno soviético de Lenin decretó el abandono del calendario juliano en favor del calendario gregoriano, que ya se usaba en prácticamente toda Europa. Este cambio supuso que tras el día 1 de febrero de 1918 siguiera el 13 de febrero, suprimiendo del conteo de días las once jornadas entre ambas fechas.
El calendario gregoriano implicó que la URSS mantuviera un sistema de fechas igual al del resto de Europa, pero en 1929 el economista soviético Yuri Larin propuso que se "racionalizara" el calendario en la Unión Soviética, alegando que era dañino para la economía nacional que existiera un mismo día de descanso para toda la clase obrera, postulando la necesidad de fijar días de descanso "diferenciados". La propuesta de Larin fue aprobada por el gobierno soviético y desde el día 1 de octubre de 1929, se comenzó a usar una versión más "racionalizada" del calendario. En esta versión, el calendario gregoriano era dividido en doce meses, cada mes tenía apenas 30 días, y los 5 días restantes se añadían entre cada trimestre, pero sin pertenecer a ningún mes ni a ninguna semana. Estos días eran:
- Día de Lenin, un día después del 30 de enero.
- Días del trabajo, dos días después del 30 de abril.
- Días de la Industria, dos días después del 7 de noviembre.
- En los años bisiestos, un día extra después del 30 de febrero.
La semana de siete días se reemplazó por una de cinco días, de forma que cada mes contuviera seis semanas exactas. Se eliminó el domingo, tradicional día de descanso cristiano y en su lugar, se organizó a los trabajadores de las diversas actividades económicas en cinco grupos, a los que se asignó un color (amarillo, rosa, rojo, morado y verde), teniendo cada grupo un día distinto de la semana para el descanso. La intención de esta medida era mejorar la productividad de la industria, evitando la interrupción que implicaba un mismo día no laborable para todos los trabajadores.
Ciertamente los trabajadores soviéticos tuvieron más días de descanso bajo este nuevo sistema (uno de cada cinco, en vez de uno de cada siete), y en vez de los 52 antiguos descansos dominicales por año ahora existían 72 días al año de descanso semanal. Pese a esto la separación del proletariado en cinco grupos para el descanso hizo más difícil la vida cotidiana en los planos social y familiar, además de generar contratiempos y molestias incluso en las actividades de la burocracia gobernante, por lo que se volvió bastante impopular. Además, los beneficios económicos de una semana más corta no se vieron reflejados en la realidad, pues no se evidenció un aumento de la productividad ni se acreditó algún ahorro en materia prima ni horas hombre.
El calendario gregoriano siguió usándose en la Unión Soviética de modo paralelo al "calendario revolucionario" durante este periodo, como demuestra la consulta de las fechas de la portada del diario Pravda (órgano oficial del PCUS), donde febrero solo tiene 28 días en 1930 y 1931. En las áreas rurales la costumbre popular del "descanso cada siete días" hizo muy difícil imponer de modo eficaz el nuevo calendario, así como la distinta división del descanso.
Cambios y extinción
A partir del 1 de diciembre de 1931, el gobierno soviético dispuso retornar a la duración tradicional de los meses (de 31, 30, o 28 días), y se implantó una nueva "semana de seis días", con una jornada semanal de descanso común para toda la población, descanso a ser observado los días 6, 12, 18, 24 y 30 de cada mes. El día 31 se mantenía fuera de la semana, cambiando entre día festivo y laborable.
En la práctica, eliminar el tradicional descanso dominical se reveló una tarea difícil pese a los cambios instaurados, tomándose a menudo como fecha no laborable el domingo tradicional junto con el nuevo día de descanso. Finalmente, en marzo de 1940, la vieja semana de siete días fue restaurada definitivamente por el gobierno de la URSS, instaurando como día de descanso usual el domingo (o el sábado para ciertas actividades).
Fuentes
- The Oxford Companion to the Year. Bonnie Blackburn & Leofranc Holford-Strevens. Oxford University Press 1999. ISBN 0-19-214231-3. Páginas 688-689.
- Bernhard Peter: Kalender und Zeitrechnung. Der Sowjetische „Ewige“ Revolutionskalender, en alemán
- Elisabeth Achelis: Russia's Difficulties. Journal of Calendar Reform, 1954
- La reforma del calendario