Batalla de Haliarto

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Batalla de Haliarto
Parte de Guerra de Corinto

Una falange griega en combate.
Fecha 395 a. C.
Lugar Haliarto, Beocia (Grecia Grecia)
Coordenadas 38°22′45″N 23°05′16″E / 38.3792, 23.0878
Resultado Victoria tebana
Beligerantes
Tebas Esparta
Comandantes
Desconocido Lisandro

La batalla de Haliarto se libró en el año 395 a. C. entre las ciudades griegas de Esparta y Tebas. Los tebanos derrotaron a las fuerzas espartanas, que intentaban apoderarse de la ciudad de Haliarto, causando la muerte del líder espartano Lisandro. La batalla marcó el inicio de la Guerra de Corinto, que continuaría hasta el 387 a. C.

Antecedentes

En el 396 o 395 a. C., un embajador del sátrapa persa Farnabazo II, Timócrates de Rodas, llegó a Grecia. Allí, prometió financiación y apoyo a los principales estados de Grecia en caso de que declararan la guerra a Esparta. Las agresivas acciones unilaterales de Esparta habían encolerizado a muchos de sus aliados, y la perspectiva de apoyo persa fue suficiente para inducir a un número de estados y, en particular a Tebas, para declarar la guerra a Esparta.

En lugar de emprender inmediatamente operaciones ofensivas, los tebanos optaron por precipitar una guerra indirectamente. Por lo tanto, persuadieron a los locrios de que lanzaran una incursión contra Fócida, un aliado de Esparta. Tebas, como aliada de Lócrida, estaba obligado a ayudarla en el conflicto comenzado así; Fócida, por su parte, hizo un llamamiento a su aliado, Esparta. Los espartanos, viendo la posibilidad de castigar a los cada vez más inquietos tebanos, decidieron lanzar una gran campaña contra Tebas. Mientras tanto, los tebanos enviaron emisarios solicitando ayuda a Atenas, tras lo que se formó una alianza perpetua entre atenienses y beocios.[1]

Batalla

La estrategia espartana para la campaña consistía en que dos ejércitos, uno bajo Pausanias, compuesto por tropas espartanas y aliados peloponesios, y otro bajo Lisandro, compuesto por focios y otros aliados del noroeste de Grecia, se reunieran y lanzaran un ataque coordinado sobre la ciudad de Haliarto.[2]​ Pausanias, sin embargo, se retrasó durante varios días en el Peloponeso, mientras que Lisandro llegó a Haliarto con su fuerza, con Pausanias a varios días de distancia.

Poco dispuesto a esperar la llegada de Pausanias, Lisandro y su ejército marcharon hacia las murallas de Haliarto. Cuando un intento de tomar la ciudad por subversión no funcionó, se lanzó un asalto por las murallas. Sin embargo, una considerable fuerza tebana se encontraba cerca, tal vez sin conocimiento de Lisandro. Esta fuerza se apresuró a la asistencia de los defensores de la ciudad. En la acalorada lucha bajo los muros de Haliarto, las fuerzas de Lisandro se desviaron y él mismo fue asesinado. Los tebanos persiguieron a las tropas derrotadas demasiado lejos, y cuando entraron en terreno accidentado y empinado, los soldados que huían se dieron la vuelta y produjeron fuertes pérdidas a los tebanos. Este revés desalentó brevemente a los tebanos, pero al día siguiente, el ejército de Lisandro se disolvió y cada contingente regresó a su país de origen.[3]

Consecuencias

Varios días después de la batalla, Pausanias llegó con su ejército a Haliarto. Deseoso de recuperar los cuerpos de Lisandro y otros muertos en la batalla, pidió una tregua, a lo que los tebanos aceptaron con la condición de que los espartanos abandonaran Beocia. De acuerdo con esta condición, Pausanias recogió los muertos y regresó a Esparta. A su regreso, la facción de Lisandro le llevó a juicio por llegar tarde y no atacar cuando llegó, a lo que que Pausanias, reconociendo que iba a ser condenado y ejecutado, se exilió.[4]​ El exilio de Pausanias, junto con la muerte de Lisandro, eliminó de la escena a dos de los tres principales actores en la escena política espartana, dejando sólo a Agesilao, que dictaría la política espartana para los próximos años.

La batalla de Haliarto dio comienzo a la Guerra de Corinto, que se extendía desde el 395 al 387 a. C. Los combates se reanudaron al siguiente año, cuando Tebas y Atenas, ahora con el apoyo de Corinto y Argos, lucharon contra los ejércitos espartanos en Nemea y Coronea, y continuaron en el mar Egeo y en todo el istmo de Corinto hasta el final de la guerra. Esta guerra produjo poco de valor duradero para cualquier estado excepto Persia, que la había instigado; mediante el aumento de problemas en Grecia, los persas fueron capaces de forzar a Agesilao a retirar su ejército de Jonia, y para el fin de la guerra se encontraban en posición de dictar las condiciones de paz.

Referencias

  1. Toda la información de esta sección proviene del libro de John Fine, Los antiguos griegos, 548-9.
  2. Jenofonte, Helénicas 3.5.5-7.
  3. Jenofonte, Helénicas 3.5.17-21.
  4. Jenofonte, Helénicas 3.5.22-25.
  • Fine, John V.A. (1983). The Ancient Greeks: A critical history. Harvard University Press. ISBN 0-674-03314-0. 

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