Batalla de Galípoli

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Batalla de Galípoli
Primera Guerra Mundial
Parte de Frente del Oriente Medio

Batalla de Galípoli, 18 junio de 1915.
Fecha 19 de febrero de 19159 de enero de 1916
Lugar Península de Galípoli, Turquía
Coordenadas 40°14′15″N 26°16′39″E / 40.2375, 26.2775
Resultado Victoria otomana, impidiendo el enlace por los estrechos entre los aliados occidentales y Rusia.
Beligerantes
Bandera de Francia Francia
Bandera del Reino Unido Imperio británico
Bandera de Australia Australia
Bandera de Nueva Zelanda Nueva Zelanda
Imperio otomano
Bandera de Imperio alemán Imperio alemán
Comandantes
Ian Hamilton
Horatio Kitchener
John de Robeck
William Birdwood
Henri Gouraud
Maurice Bailloud
Otto Liman von Sanders
Mustafa Kemal Atatürk
Esat Pasha
Vehip Pasha
Cevat Pasha
Fuerzas en combate
5 divisiones (comienzo)
14 divisiones (final)
6 divisiones (comienzo)
16 divisiones (final)
Bajas
252.000 anglosajones
47.000 franceses
253.000

La batalla de Galípoli o batalla de los Dardanelos tuvo lugar en la península turca de Galípoli en 1915, durante la Primera Guerra Mundial. La campaña se conoce en Turquía con el nombre de Çanakkale Savaşlari. En el Reino Unido se le llama «Campaña de los Dardanelos», mientras que en Australia y Nueva Zelanda se conoce como la «batalla de Galípoli».

La batalla se inició en febrero de 1915 con un bombardeo masivo desde los buques de guerra británicos y franceses contra los fuertes otomanos que defendían el estrecho, y que fracasó principalmente debido a las minas. Este fracaso promovió entre mandos y gobiernos la necesidad de una operación combinada, en forma de desembarco, entre británicos y franceses con el fin de conquistar la capital otomana de Constantinopla (la actual Estambul). El control de los estrechos permitiría a Francia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda revitalizar al Imperio ruso y encerrar a los Imperios Centrales. Los rusos necesitaban urgentemente armamento para enfrentarse a los Imperios Centrales que le hacían frontera: el Imperio alemán, el Imperio austrohúngaro y el Imperio otomano.

Esta idea, defendida netamente por Winston Churchill, se iniciaría con el desembarco cerca de Galípoli, pero los Aliados no consiguen penetrar por sorpresa en el territorio otomano y fracasan en las sucesivas ofensivas, resultando unas 250.000 de bajas por cada uno de los dos bandos.

Preparativos

El ataque de los Dardanelos sería el único golpe estratégico de la Primera Guerra Mundial y fue una operación ideada por Winston Churchill a principios de enero de 1915.[1]​ Su idea era no sólo liberar el paso para abastecer al Imperio ruso de cañones y municiones y éstos a su vez, podrían exportar cereales como consecuencia, mejorando la balanza comercial y el rublo,[1]​ además debía inducir a que el Reino de Rumania y el Reino de Bulgaria tomaran posiciones del bando de los Aliados, proporcionando ayuda directa al Reino de Serbia y así, crear un tercer frente contra el Imperio austrohúngaro.[2]

El 28 de enero, el gobierno británico adopta el proyecto de Churchill, el cual sería definido por Arthur James Balfour «Es difícil imaginar una operación que permita concebir más esperanzas». Churchill se basa en la información que ha conseguido de almirantes que ha consultado y se convence de que el ataque puede tener éxito. Creyendo que la artillería de quince acorazados y cruceros destruiría los fuertes otomanos y los dragaminas liberarían el canal. El primer Lord naval, el almirante Fisher, objeta que la excéntrica operación alejaría del mar del Norte a gran parte de las fuerzas británicas y tras múltiples discusiones, acaba resignándose. Mientras tanto, el gobierno francés promete la cooperación de su flota y deja el mando a un almirante británico.[1]

Acceso por mar al Imperio ruso a través de los Dardanelos.

El plan será establecido en detalle el 2 de febrero por el Almirantazgo británico, el ministro de Marina francés considerará al plan «prudente y previsor». No se consulta en exceso ya que se considera que es un plan de batalla netamente naval. Sin embargo, se convertirá en una gran operación militar que absorberá cuantiosos efectivos siendo pura pérdida.[3]

Cuando se da comienzo al bombardeo en los Dardanelos, el almirante Carden se da cuenta ni bien asume el mando que será necesario un desembarco de las tropas para destruir por completo los fuertes. Pero no tiene la intención de un ataque por tierra, sino simplemente la previsión de efectivos para la ocupación. La escuadra entrará en acción sin esperar los refuerzos. Las cosas parecen mejorar cuando el gobierno griego propone su cooperación con la sugerencia de Eleftherios Venizelos, pero el rey Constantino I de Grecia rechazará dicha política y el ministro será obligado a dimitir.[3]

Así, el 10 de marzo con los anglo-franceses actuando sin apoyo y después de haber penetrado la parte más angosta del estrecho y bombardeado durante cinco días las fortalezas, los marinos reconocen que no podrán lograrlo sin ayuda. El islote de Galípoli debe ser despojado de su artillería y ocupado. Horatio Kitchener consentirá enviar a los Dardanelos una tropa de infantería y piensa formar un cuerpo expedicionario.[3]

El 12 de marzo de 1915, el general británico Sir Ian Hamilton tenía programada una cita con Lord Horatio Kitchener, quien era el secretario de Estado de Guerra, pero desconocía el contenido de la reunión. Kitchener, quien llamaba al general "maldito poeta", inicialmente ignora a Hamilton y continúa con sus tareas para luego decirle abruptamente: «Vamos a enviar una fuerza militar para apoyar la flota que se encuentra en los Dardanelos y usted estará al mando».[4]

Los beneficios que quería conseguir el alto mando británico eran evidentes: tomar el control de los Dardenelos y abrir una ruta de auxilio para el Imperio Ruso, obligando a los alemanes a retirar la flota del lado occidental. Abrir los Dardanelos se traduciría en tener acceso a los inmensos campos de trigo de Ucrania y derrotar a una potencia militar como el Imperio Alemán, aumentaría la moral de los Aliados. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, haría uso de las fuerzas conjuntas australianas y neozelandesas, las Australian New Zealand Army Corps (más conocidas como ANZAC), que se entrenaban en Egipto para su futuro despliegue.[5]

Para esta expedición, de la que Hamilton se encontraba sumamente seguro de vencer, contaría con cinco divisiones: la 29 que contaba con 17 649 hombres, la ANZAC con 30 638 hombres, el cuerpo francés con 16 762 hombres y la División Naval con 10 007 hombres. En total eran 75 056 hombres. No se disponía de buenas barcazas de desembarco, por lo que debía realizarse directamente desde los buques. También escaseaba la munición, no había granadas de mano ni morteros. Pese a todo, en Londres se creía que los turcos apenas pondrían resistencia.[6]

Aún así, el general Hamilton se encontraba sumamente preocupado. Los estudios preliminares anunciaban que entre 40 y 80 mil soldados otomanos se encontraban en la península. Realmente eran 60 mil soldados y se creía que podían llegar 30 mil más desde Anatolia y posiblemente, 60 mil más desde Estambul. Otro de los problemas de Hamilton era que se suponía que era una operación conjunta, pero el comando de mar se encontraba a más de ochocientos kilómetros. El Estado Mayor no tuvo tiempo de dedicar demasiado tiempo a planificar la estrategia, sino que se dedicó a la logística, enviando hombres a Egipto a comprar todo lo que fuese capaz de conservar agua. Los informes de inteligencia eran incompletos, faltando la información de las reservas otomanas de agua en la península para calcular su resistencia en esa zona tan árida, especialmente en los meses más calurosos. El Gabinete de Guerra británico le envió a Hamilton un informe que databa de 1905 y un informe de la armada que decía que no existía casi agua en la península. Con todo ello, Hamilton comenzó a dudar de la efectividad del ataque.[6]

Desembarco

Horatio Kitchener visita a las tropas australianas en Anzac, 1915.

El 18 de marzo de 1915 las fuerzas francesas, británicas, australianas y neozelandesas apremiadas por Winston Churchill, iniciaron su primer intento de desembarco en la península de Galípoli, pero el ataque fue un fracaso ya que tres de los barcos aliados fueron hundidos por lo que más tarde descubrieron que eran minas. Por lo tanto, el almirante británico Roebuck ordenó la retirada.

El fracaso del 18 de marzo, con la pérdida de un tercio de la flota, debería haber sido un signo del abandono de la expedición. Pero el temor de que el mundo musulmán por entero reaccionara ante la victoria del imperio otomano hizo que no se diera marcha atrás. Entonces, Kitchener, sugerirá el envío de un cuerpo expedicionario diciendo que «es el único medio de asegurar nuestro prestigio en Oriente».[3]

El siguiente ataque se efectuó el 18 de abril con una nueva estrategia: en lugar de concentrar todas las fuerzas en el mismo ataque, se produjeron varios ataques a la vez en diferentes bahías de la región. Este ataque también fue un fracaso para los Aliados, pues las fuerzas otomanas habían tenido un mes para prepararse ante un previsible ataque. No consiguieron desembarcar.

El 25 de abril llegarán los cuerpos de desembarco franceses y británicos, ambos asentándose en la entrada de los Dardanelos, pero los 30 mil hombres que componen las tropas quedan inmovilizados a causa del terreno. Por ello se deberán enviar refuerzos -que serán cinco divisiones británicas- para permitir que las tropas extiendan un poco la ocupación. Mientras tanto, los otomanos se encuentran bajo las directrices de técnicos alemanes.[7]

El gabinete británico se divide en las opiniones, mientras Kitchener y Churchill se reprochan mutuamente. Aún así, el gabinete británico no se decide a ordenar la evacuación por cuestiones de prestigio y de los intereses británicos. Para Kitchener, la operación en Galípoli limita a los otomanos para efectuar más operaciones en Egipto, Mesopotamia y el Cáucaso. El 14 de junio, el gabinete británico opta por enviar a los Dardanelos nuevas tropas y con éstas, el general Hamilton intentará, en agosto, rebasar las posiciones otomanas desde un nuevo punto de desembarco en el islote.[7]

Finalmente unos 20.000 hombres consiguieron desembarcar en la bahía de Suvla dirigidos por el comandante Frederick Stopford. A Stopford se le encomendó la misión de cambiar la situación del punto muerto en la zona y dirigió el ataque, que comenzó el 06 de agosto de 1915. Sin embargo, después de que sus tropas hubieran desembarcado en la bahía con un éxito inicial, el ataque llegó a un punto muerto otra vez debido al hecho de que el comandante continuó dirigiendo el ataque desde su navío.

Desarrollo

Tropas francesas en Moudros, isla de Lemnos, en 1915.

En la expedición terrestre contra Galípoli del 25 de abril de 1915 desembarcaron unos 75.000 soldados aliados, pero el efecto sorpresa se perdió debido a la indecisión e inexperiencia de los mandos superiores aliados, al no hacer avanzar a las tropas hasta las alturas que controlaban las playas, y dejando tiempo a las defensas otomanas para fortalecerse. Los primeros logros aliados se perdieron y las fuerzas británicas, francesas, australianas y neozelandesas se vieron atrapadas en el cabo Helles, entre el mar y las colinas del Imperio otomano. Las defensas otomanas, bajo el mando del general alemán Otto Liman von Sanders, fueron hábilmente explotadas.

En el cabo de la península de Galípoli, las ametralladoras otomanas masacraron a las tropas británicas que atracaban desde el barco de vapor River Clyde. Los soldados británicos habían logrado desembarcar sin encontrar resistencia enemiga, pero los comandantes de campo no tuvieron idea de cómo reaccionar y no mostraron iniciativa. Las tropas británicas consiguieron instalar una cabeza de puente, pero no lograron tomar las partes más elevadas. En puntos más adelante de la costa, las tropas ANZAC desembarcaron por error en un área que posteriormente se denominaría Cueva de Anzac. Tampoco encontraron resistencia, pero su avance sería demasiado lento hacia las alturas. Antes de que las ANZAC hubieran alcanzado la cresta, un coronel otomano, Mustafa Kemal, se percató de la posición y envió refuerzos inmediatamente a las cumbres.[2]

Desde esa fecha de abril hasta el fin de la evacuación de las tropas en enero de 1916, las tropas aliadas se ven copadas en las playas entre el calor, la masificación, la necesidad de recibir por las playas hasta el agua misma, las ofensivas frustradas y los francotiradores otomanos.

Los supervivientes fueron evacuados de manera exitosa utilizando el engaño a partir de diciembre de 1915.

Los problemas

Muchas de las tropas británicas no habían participado de ninguna batalla anteriormente. Tanto los australianos como los neozelandeses no tenían ningún tipo de experiencia bélica anterior, siendo ésta su primera batalla. Los soldados aliados se encontraban lejos de sus hogares en un territorio totalmente desconocido para ellos, con una extraña mezcla de jóvenes provenientes de Australia y Nueva Zelanda luchando contra otomanos de Anatolia.[8]

Los contraataques otomanos impedían el progreso de las tropas. Cuando en agosto se efectuó el segundo desembarco en la bahía de Suvla que se encontraba más al norte, el general Stopford dudó en sacar provecho de la iniciativa y de la sorpresa de los otomanos. Así el segundo desembarco produjo un sangriento empate.[8]

Los hombres sufrían un ardiente verano con escasez de agua, lo que provocó una epidemia de disentería.

Entre la playa y la base más cercana, Alejandría, había más de mil kilómetros de distancia. Esta lejanía dificultaba gravemente el abastecimiento de las tropas, incluso para las necesidades más elementales.

Además de los piojos, una de las plagas más comunes y molestas eran las moscas.[9]

«(...) eran las moscas. Había millones y millones. Un sector entero de la trinchera era una enorme masa negra. Cualquier cosa que se te ocurriera abrir, una lata de carne, se llenaba inmediatamente de moscas. Si tenías un poco de suerte de obtener una lata de mermelada y la abrías, se abalanzaban sobre ella. Se arremolinaban alrededor de tu boca y cualquier herida que hubieses sufrido se infectaba irremediablemente. Era una maldición».[9]
Harold Boughton, soldado.

Consecuencias

Los británicos tuvieron aproximadamente unas 250 000 bajas, incluyendo australianos y neozelandeses de las tropas ANZAC. Los franceses sufrieron cerca de 50.000 bajas. Por su parte, el Imperio otomano soportó 250.000 bajas.[10]

Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda

Las pérdidas en buques y el fracaso de la operación se llevaron por delante en forma de dimisión a su principal promotor, Winston Churchill, por entonces Primer Lord del Almirantazgo, regresando al servicio activo en el Ejército británico.

Según Churchill en su historia de la guerra:

«(...) hubo un cúmulo de terribles suposiciones».[2]
Winston Churchill.

Hasta el Desembarco de Normandía en 1944, debido al enorme número de bajas, se generó entre los mandos del Ejército británico una enorme reticencia a desembarcar en playas controladas por el enemigo, a veces conocida como "síndrome de Galípoli".

Pieza de artillería británica en Helles (Galípoli), junio de 1915.

Inicio del ascenso de Atatürk

Mustafá Kemal, futuro presidente de Turquía, como comandante de la 19.ª División otomana en 1915.

El general otomano Mustafa Kemal (conocido posteriormente como Atatürk y que a la postre sería el primer presidente de la República de Turquía) desempeñó un papel primordial en esta batalla. El Imperio otomano entró en la Primera Guerra Mundial del lado del Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro. Kemal es destinado a Rodosto (hoy Tekirdağ), a orillas del mar de Mármara. La zona a su mando incluía Galípoli. Allí, al frente de la 19.ª División, tuvo una destacada actuación en las batallas de marzo y agosto de 1915 (esta última, en Sari Bair) defendiendo la zona contra el desembarco aliado de tropas británicas, francesas y de ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps). En esas batallas labró su fama como brillante jefe militar y se convirtió en héroe nacional, otorgándosele el título de Pachá (comandante).

Unidad australiana

Para Australia, Galípoli marcó el nacimiento de la unificación como nación. Se decía que los soldados australianos fueron allí como representantes de seis estados separados y regresaron como miembros de una sola nación.[11]

Caída del zar ruso

La derrota produjo amplias repercusiones y fueron ligadas a la Revolución rusa por la incapacidad de los aliados de abastecer al Imperio Ruso por mar. Esto generaría la hambruna y el descontento que culminarían con la caída del zar Nicolás II de Rusia.[11]

Mapas

Fallecimientos notorios

  • Henry Moseley: físico y químico británico. Murió el 10 de agosto de 1915 en Galípoli al ser alcanzado por un francotirador mientras tipeaba un telégrafo.
  • Rupert Brooke: poeta británico. Fallecido por septicemia por picadura de un insecto sobre un buque francés, el 23 de abril de 1915.

Véase también

Referencias

  1. a b c Renouvin, 1990, p. 258
  2. a b c Parker, 2010, p. 292
  3. a b c d Renouvin, 1990, p. 259
  4. Lozano, 2011, p. 151
  5. Lozano, 2011, p. 152
  6. a b Lozano, 2011, p. 158
  7. a b Renouvin, 1990, p. 260
  8. a b Lozano, 2011, p. 161
  9. a b Lozano, 2011, p. 162
  10. «Batalla de Gallípoli: marzo 1915-enero 1916». historiasiglo20. Consultado el 27 de marzo de 2009. 
  11. a b Lozano, 2011, p. 165

Bibliografía

  • Lozano, Álvaro (2011). [Ebook Breve historia de la Primera Guerra Mundial]. Madrid: Nowtilus S.L. p. 484. ISBN 978-84-9967-267-0. Consultado el 24 de enero de 2014. 
  • Parker, Geoffrey (2010). [Ebook Historia de la guerra]. Madrid, España: Akal. p. 544. ISBN 978-84-460-2560-3. Consultado el 24 de enero de 2014. 
  • Renouvin, Pierre (1990). [Ebook La crisis europea y la Primera Guerra Mundial]. Madrid, España: Akal. p. 666. ISBN 84-7600-400-1. Consultado el 24 de enero de 2014. 

Enlaces externos