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Apiterapia

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La apiterapia es el uso terapéutico principalmente de apitoxinas (veneno de abeja) y otros productos de las abejas, como la miel, el polen, la jalea real y el propóleo con fines terapéuticos y preventivos.

Aunque se ha dicho que la apiterapia podría usarse para tratar una gran variedad de padecimientos y enfermedades, su eficacia no es avalada por estudios clínicos rigurosos. Hay quienes han sugerido que esta terapia puede tratar una amplia variedad de padecimientos y enfermedades, sobre todo las enfermedades autoinmunes y la esclerosis múltiple.

La apiterapia es un tipo de medicina complementaria y alternativa que utiliza para sus fines curativos los productos apícolas o de la colmena como la miel, polen, pan de abeja, jalea real, propóleo, cera, larvas de zángano, abejas enteras, veneno de abeja o apitoxina y recientemente el aire de la colmena. Estos productos de las abejas se utilizan para prevenir, curar o recuperar a una persona afectada por una o más condiciones de enfermedad desde el punto de vista naturópata. Como toda terapia natural y alternativa actúa en el nivel físico y emocional —no es nuevo que toda enfermedad tiene un fuerte componente emocional— (ver La enfermedad como camino de Thorwald Dethlefsen y Rudinger Dahlke o Libérese del dolor de espalda de John E. Sarno).

Etimología

«Api» viene del nombre latino de la abeja: Apis mellifera; y «terapia» viene de la palabra griega therapeuein que significa «método para tratar a seres humanos o animales contra diferentes enfermedades».

Historia

El origen exacto de la apiterapia es difícil de determinar y puede ser rastreado hasta el antiguo Egipto, Grecia y China. La miel y otros productos de abejas se han utilizado desde hace miles de años y sus propiedades curativas se han incluido en varios textos religiosos como los Vedas, la Biblia y el Corán. Éstos se han atribuido sobre todo a los beneficios nutricionales del consumo de los productos de las abejas y no al uso del veneno. Existen referencias sobre la apiterapia desde el papiro de Ebers 1700 a.C. en la Torá Pentateuco, en la Biblia, y en los escritos de Aristóteles, Plinio, Discórides, Galeno, Hipócrates, Varrón, Avicena, etc.

Existen relatos como la cura de gota de Carlomagno (748-814) o el dolor articular de Iván el Terrible (1530-1548) con picaduras de abeja.

Un estudio más actual sobre la apiterapia, específicamente del veneno, se inició mediante los esfuerzos del físico australiano Philip Terc, publicados en 1888: “Informe sobre una conexión peculiar entre los piquetes de abeja y el reumatismo” (Report about a Peculiar Connection Between the Bee stings and Rheumatism). Su más reciente popularidad se debe a Charles Mraz, apicultor de Vermont, Estados Unidos (véase también Bodog Beck, M.D.).

En el siglo XX cabe destacar a Filip Terc, reconocido como el padre de la apiterapia, y el doctor Bodog F. Beck quien ya usó la palabra apiterapia para referirse a este tratamiento natural. Posteriormente, Charles Mraz (1905-1999) quien promovió la fundación de la American Apitherapy Society.

Aplicación

Aunque la apiterapia incluye el uso y el consumo de productos de abejas, el término se asocia sólo con la terapia del veneno y no con el consumo de la miel o de otros productos de las abejas. La terapia del veneno de las abejas se utiliza como tratamiento para disolver los tejidos con cicatrices (queloides).[cita requerida]

El componente activo más abundante del veneno es la melitina (50 por ciento del peso seco del veneno de abejas), la cual tiene acción antiinflamatoria. Sin embargo, el veneno de abeja es una mezcla compleja de varios péptidos y proteínas, algunos de los cuales tienen efectos neurotóxicos e inmunológicos.[cita requerida]

No existe una práctica estandarizada para la administración del veneno de abeja. Algunos sustentan que la localización de la picada es importante, ya que para ellos el aguijón actúa como un tipo de acupuntura en combinación con los efectos del veneno; otros señalan que la localización no es importante. El número de picadas también varía ampliamente, desde unas cuantas hasta cientos y pueden ser administradas por abejas vivas o por inyecciones. Recientemente se ha logrado la extracción del veneno de abejas en el laboratorio, lo que vuelve más segura la aplicación mediante el control de la dosificación, del sitio de aplicación y con un menor riesgo de infecciones.[cita requerida]

Efectos secundarios

Este tratamiento puede causar dolor e inclusive puede terminar en la muerte si la persona es alérgica al veneno de abejas, lo cual puede producir un choque anafiláctico: es por este motivo que en los centros de apiterapia se realizan pruebas de sensibilidad para minimizar este riesgo.

Investigación

En un estudio supervisado por la Universidad de las Ciencias de la Salud de Allegheny (Allegheny University of the Health Sciences), en Filadelfia, se descubrió que el veneno de abejas no tiene efectos positivos con ninguna dosificación en ratones con encefalomielitis autoinmune experimental, el equivalente animal de la esclerosis múltiple. Además, muchos de los animales presentaron peores síntomas que los del grupo placebo. Recientemente se caracterizó un modelo de esclerosis múltiple en ratas que mostraba resultados prometedores.[cita requerida]

La fase I de un estudio realizado en el centro médico de la Universidad de Georgetown, en Washington, DC, financiado por la Asociación de Esclerosis Múltiple de América (MSAA, por sus siglas en inglés), se diseñó para determinar la seguridad en la administración de tratamientos del veneno de abeja en los seres humanos con esclerosis múltiple.

Otros estudios preclínicos y clínicos han comenzado a construir la evidencia científica en torno al uso de los productos de la colmena como tratamiento para enfermedades.[cita requerida]

  • manejo del dolor musculoesquelético (nivel de evidencia A)
  • manejo de la artritis (nivel de evidencia B)
  • manejo de la artrosis-osteoartritis (nivel de evidencia B)

En 2013, una observación clínica realizada en San Francisco ha puesto a los investigadores sobre la pista de un nuevo tratamiento para la enfermedad de Parkinson[cita requerida]: el estudio indica que la apamina, uno de los componentes activos del veneno de abeja, parece frenar la degeneración de las neuronas dopaminérgicas, un síntoma característico de la enfermedad de Parkinson.

Bibliografía