Anexo:Biblioteca Universitaria de Complutense de Madrid. Fondo Antiguo

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La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid es la segunda biblioteca de Madrid en cuanto al volumen de libros anteriores al siglo XIX, solamente superado por la Biblioteca Nacional de España, lo que permite que tenga un lugar esencial entre las principales bibliotecas españolas y europeas.[1]

Edificio de la Biblioteca de Historia de la Universidad Complutense de Madrid

La colección[editar]

Principales características[editar]

El Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid se compone principalmente por la colección de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” y del patrimonio bibliográfico proveniente de las bibliotecas de las Facultades y diversas instituciones que han formado parte de la Universidad durante sus cinco siglos de historia. La colección de la Biblioteca Histórica consta de 6100 manuscritos, 732 incunables y cerca de 100.000 impresos entre 1501 y 1830. Por otro lado, dispone de un Gabinete de estampas donde se puede encontrar una colección de grabados sueltos, libros de estampas y varios archivos personales.[2]​ Es la principal biblioteca universitaria en relación con la cantidad de volúmenes de este tipo en España.

Manuscritos Incunables Impresos entre 1501-1830 Total
6.100 732 96.892 103.724

Entre sus fondos, destacan:

  • Colección de manuscritos, entre los que se encuentran los documentos más valiosos de la biblioteca. Destacan obras como el códice carolingio De laudibus Crucis, de Rhabano Mauro, un poema copiado durante el siglo IX o los Libros del Saber de astronomía de Alfonso X el Sabio.
  • Colección de incunables, donde encontramos algunos de los primeros ejemplos de la imprenta hispana como el Modus Confitendi [1472-1474] de Juan Parix.
  • Colección de impresos de los siglos XVI, XVII Y XVIII, entre los que se encuentran ejemplos de diversas tipografías españolas y europeas, entre ellos libros editados en los talleres de Aldo Manuzio o Cristóbal Plantino de Amberes.
  • Colección de grabados, entre los que encontramos la colección al completo de las láminas de Giambattista o Francesco Piranesi y Los Desastres de la Guerra de Francisco de Goya.

Este patrimonio necesitaba de una instalación que permitiera su conservación y utilización científica, por lo que en el año 2000, se trasladan todos los fondos de la Biblioteca Histórica al edificio construido en 1928 por don Ramón Pelayo de la Torriente, Marqués de Valdecilla, en la calle Noviciado, siendo remodelado y acondicionado para la conservación y preservación de tan importante colección.[3]

Origen[editar]

El fondo antiguo de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, procede mayoritariamente de las instituciones de enseñanza que han formado parte de la actual Universidad:

  • El Colegio Mayor San Ildefonso, fundado por el Cardenal Cisneros en Alcalá de Henares a finales del XV, que disponía de una importante biblioteca gracias a la dotación del propio fundador, de acuerdo a las necesidades y enseñanzas impartidas durante la época. Entorno al Colegio Mayor se fundarían nuevos colegios con sus respectivas bibliotecas que fueron enriqueciendo los fondos, todos ellos transferidos a la Universidad de Madrid en 1836, fecha de su creación.
  • Colegio Imperial de los Jesuitas, fue fundado en Madrid en 1609, y llegó a considerarse el centro de enseñanza más importante hasta la expulsión de los Jesuitas en 1767. En su biblioteca se podían encontrar tratados y obras científicas de diversas materias, lo que la convirtió en una de las bibliotecas más importantes de la capital durante el reinado de los Austrias. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, pasó a denominarse Reales Estudios de San Isidro y en 1845, con la reforma del Plan Pidal, se incorporó a la Universidad Literaria de Madrid.
  • Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, fundado en 1785 por Carlos III, fue considerado el centro más importante sobre enseñanzas médicas en España hasta su conversión en 1843 en la Facultad de Medicina.

Junto a dichas instituciones se unieron otros centros y sus bibliotecas a la Universidad: el Real Colegio de Farmacia de San Fernando, la Escuela de Veterinaria, la Escuela Superior de Diplomática o la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. Pero no todos los fondos provienen de instituciones, también existen donaciones personales como las bibliotecas de la Condesa de Campo de Alange, iniciada en el siglo XVIII, Juan Francisco Camacho (1817-1896), Anastasio Chinchilla (1801-1876), Rafael Conde y Luque (1835-1922), Antonio Hernández Morejón (1773-1836), Pedro Sáinz de Baranda (1797-1853), Julián Sanz del Río (1814-1869), Luis Simarro y Lacabra (1851-1921), Rafael de Ureña y Smenjaud (1852-1930) José Simón Díaz, etc.[4]​ Por último, en la Biblioteca Histórica se pueden encontrar una importante colección de facsímiles y una biblioteca de referencia. Descartar igualmente su labor de difusión del patrimonio mediante exposiciones, encontrando disponible su programación a través de la página web de la propia biblioteca.

Siglo XV[editar]

Destaca entre las obras del siglo XV la colección de incunables, procedentes en su mayoría de las instituciones docentes situadas en Alcalá de Henares, muchos de ellos adquiridos durante la primera mitad del siglo XVI. La principal características del fondo de incunables de la Universidad Complutense es que la mayoría de los libros proceden de diversas instituciones orientadas a la enseñanza, no proceden de desamortizaciones de bienes eclesiásticos ni de otras bibliotecas particulares[5]​. Respecto a la temática de los incunables, encontramos obras teológicas, humanísticas, médicas, filosóficas o jurídicas. La colección de incunables está formada por 732 volúmenes, superada por la Biblioteca Nacional, la Biblioteca Colombina de Sevilla y la Biblioteca Universitaria de Barcelona, sin embargo la especialidad de sus fondos, enfocados principalmente a la docencia, la hace una colección de gran relevancia, siendo la institución con más fondos de este tipo.[6]​ El primer inventario que se realiza en la Complutense tiene lugar en el año 1511, pudiendo identificar ya la mayoría de estos volúmenes. Entre los ejemplares más raros e interesantes, destacan[7]​:

  • La edición española Modus confidenti de Andrés Escobar, de la imprenta de Juan Párix en Segovia, entorno al 1470-1475
  • El Manipulus curatorum de Guido de Monte Roteiro, atribuido a la imprenta de Nicolás Spindeler en Barcelona, en 1479.
  • La Repetitio secunda de corruptis Hispanorum ignorantia quarundam litterarum vacis de Antonio Nebrija, atribuida a la imprenta sevillana de Meinardo Ungut y Estanislao Polono, hacia 1498-1499
  • De las Summulae logicae de Pedro Hispano, asignada a Juan Hurus en la imprenta de Zaragoza, entre 1488-1491, del que solo se conoce otro ejemplar.

Pero además encontramos algunos ejemplares únicos en España como[8]​:

  • Libro de albeitería de Manuel Díez, impreso en la Valladolid por Juan de Burgos entorno al 1500

También encontramos otras muestras de imprentas europeas como Nápoles, Milán, Mantúa, Bolonia, Florencia, Peruggia, Padua, Ferrara, etc. como podrían ser el De re militari de Robertus Valturius (1483) o el Canon de Avicena, impreso por Johannes Herbort en 1479. Sin embargo la representación de la imprenta incunable francesa es mucho menos relevante, destacando por ello algunos ejemplares raros como Le livre des prouffits campestres et ruraulx de Petrus Crescentius impreso en París por Jean Bonhomme, en 1486, que contiene algunas escenas de agricultura y ganadería de una gran belleza y naturalismo, o el Compost et kalendrierdes bergères, impreso por Guy Marchant en la misma ciudad durante el 1499 que recoge 70 grabados xilográficos representando los ciclos del calendario o la danza de la muerte.[9]

Selección de obras[editar]

Todos los documentos que a continuación se citan están disponibles a texto completo en los enlaces que se referencian.

Manuscritos[editar]

  • Libro de las donas de Francesc Eiximenis
Manuscrito del siglo XV. Obra de educación moralista muy leída durante entre los siglos XV y XVII

El Libro de las donas es el título de la primera traducción al castellano del siglo XV de la obra de Francesc Eiximenis, que junto a la Vita Christi y el Llibre dels àngels, será una de las obras más leídas en Castilla entre los siglos XV y XVII. Responde al modelo de literatura didáctica medieval, manuales de educación moral, muy abundantes a finales del XV, que establecen las virtudes, señalan los vicios y condenan los pecados de la vida cristiana. Este manuscrito procede del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá, pero no figuran datos como lugar, año o copista que se encargó de su realización. Destacan los títulos e iniciales elaborados con tinta roja y la aparición del escudo del cardenal Cisneros.[10]

  • Biblia hebrea de 1482.
Manuscrito de la biblia hebrea del siglo XV.

La Biblia hebrea procede de la colección de Alfonso de Zamora, profesor de hebreo en las Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares. Este texto sería el utilizado por el equipo del cardenal Cisneros para la composición del texto de la Biblia Políglota Complutense. Dispone de unas bellas iluminaciones con oro y colores y una hermosa encuadernación del XVI realizada con piel y broches, que presenta el escudo de la Universidad Complutense.[11]

Incunables[editar]

  • Modus confidenti de Andrés de Escobar (1431)
El Modus confitendi, de Andrés de Escobar es un pequeño manual escrito en 1431, para ayudar a los sacerdotes en sus tareas de confesión.

El Modus confidenti se trata de un libro de ayuda para los sacerdotes en sus tareas de confesión. No es vistoso ni significativo, pero tuvo una gran difusión durante el siglo XV. En la Biblioteca Histórica, disponen de la primera edición impresa en Segovia por Juan Párix de Heidelberg, reclamado por el obispo de Segovia Juan Arias Dávila, que necesitaba del mismo para poder editar texto que mejorasen la formación del clero que dependía de su diócesis. Este ejemplar es el único que se conoce en el mundo y procede del Colegio Trilingüe de la Universidad de Alcalá de Henares, fundado en 1528.[12]

  • Fasciculus Temporum de Werner Rolewinck (1425-1502)
Incunable. Fasciculus Temporum impreso en 1480 por Alfonso del Puerto y Bartolomé Segura en Sevilla.

Esta edición del Fasciculus Temporum es el primer libro impreso con ilustraciones grabadas impreso en España, datado en 1480. Se trata de una versión abreviada de la historia del mundo. Dispone de 14 ilustraciones xilográficas que facilitan la comprensión del texto, presentando temas como el Arca de Noé, la Torre de Babel, las ciudades de Nínive, Roma o Bizancio. Procede del Colegio Teólogo de Alcalá.[13]

  • Gramática castellana de Antonio de Nebrija (1492)
Gramática Castellana de Antonio de Nebrija, impresa por Juan Porras en el año 1492.

La obra de Antonio Nebrija representa el precedente de los estudios gramaticales modernos. Sus cinco libros repasan distintos aspectos de la lengua: Ortografía, Prosodia, Etimología, Sintaxis e Introducciones de la lengua castellana para los que de extraña lengua querrán deprender. Esta edición se realizó en el taller de Juan de Porras, en Salamanca.[14]

  • Liber chronicarum de Hartmann Schedel (1493)
Incunable. Liber chronicarum o Crónica de Núremberg.

También conocida como la Crónica de Nuremberg, el Liber chronicarum, es una historia ilustrada del mundo desde el momento de la Creación hasta 1492, siguiendo lo dispuesto por San Isidoro de Sevilla y las pautas geográficas de Ptolomeo. Esta copia destaca por estar coloreada a mano, con 1800 ilustraciones de diversa temática (religiosa, histórica, mitológica, geográfica…).[15]

Famoso libro de viaje que nos relata la peregrinación de Bernardo de Breydenbach realizó entre 1483 y 1484 a Tierra Santa.

Estamos ante un famoso libro de viajes, que relata la peregrinación de Bernardo de Breydenbach desde Maguncia a Tierra Santa entre 1483 y 1484. Encontramos ilustraciones de Roma, Grecia, Palestina, el Sinaí o Egipto con una alta calidad técnica. Con sus 92 grabados resulta una de los incunables más ilustrados de España, siendo uno de los más bellos del siglo XV.[16]

  • Cura de la piedra y dolor de ijada de Julián Gutiérrez (1498)
Incunable. Cura de la piedra y dolor de ijada publicado por Pedro Hagenbach en el año 1498.

Estamos ante una recopilación de los saberes en ciencia médica sobre la litiasis urinaria, el inicio de la urología. Destaca su intención divulgadora pues se encuentra escrito en lengua vernácula.[17]

  • Calendrier des bergères (1499)
Compost et kalendrier des bergères publicado por Guy Marchant en París en 1499.

El Calendario de las pastoras se trata de una recopilación de textos literarios, científicos y moralistas, inspirado en los Libros de Horas. Presenta más de 80 grabados como Astronomía sentada, danzas de la muerte, etc. Se encuentra en un magnífico estado de conservación, encontrándose dentro del grupo de grandes tesoros patrimoniales de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid.[18]

Siglo XVI[editar]

La imprenta fue introducida por el cardenal Cisneros en la Universidad de Alcalá en el año 1502. La colección de obras impresas de la Universidad Complutense de Madrid es la segunda en importancia, después de la Biblioteca Nacional. La representación de la imprenta española durante el siglo XVI es muy completa, con importantes muestras de la mayoría de las tipografías del país. Por ejemplo, la Biblioteca Complutense posee unas 170 ediciones diferentes de las imprentas de Salamanca: Hans Gysser, Juan de Porras, Lorenzo de Liondedei, Juan de Canova, Matías Mares, etc.[19]​ Siguen abundando los libros de carácter docente, sobre todo enfocados al ámbito universitario, de temática humanística, religiosa o científica, con obras en latín, griego y castellano. Encontramos volúmenes como[20]​:

  • Los impresos por Arnao Guillén de Brocar en Logroño, como las Introductiones latinae de 1503 o In Persium interpretatio de 1504, que posteriormente iniciaría su actividad en Alcalá, donde imprimiría obras como La vida de la bien aventurada Sancta Caterina de Sena o el Opus absolutissimum rhetoricorum de Georgius Trapezuntius y, la tan relevante, Biblia Políglota Complutense.
  • El Libro en que están copiadas algunas bulas y la Editio minor de la Vita Christi Cartuxano, ambas de 1503.
  • Obras impresas por Miguel de Eguía entre 1524 y 1537 como De copia verborum et rerum libri duo, una obra única.

También dispone de ejemplares impresos en Medina del Campo, capital del comercio de libros de la época, con una treintena de ejemplares impresos por Pedro de Castro, Guillermo de Millis, Juan María de Terranova, Cristóbal Lasso Vaca, etc.[21]​ Por otro lado, también dispone de ejemplares de la imprenta burgalesa, más pequeña en producción que los anteriores ejemplos. Una veintena de ejemplares de impresores como Alonso de Melgar, Fadrique de Basilea o Martín de Victoria entre otros.[22]​ La imprenta en Sevilla se había asentado durante el siglo XV y continuará durante el siglo XVI su actividad, algo que se refleja en la cantidad de ejemplares disponibles. Destacan las imprentas post-incunables de Magno Herbst, Estanislao Polono, Juan Pegnitzer, Juan Varela de Salamanca y Jacobo y Juan Cromberger. Sin embargo la calidad de los trabajos decae progresivamente a partir de 1540, encontrando impresores como Antón Álvarez, Dominico de Robertis, Juan Canalla o Juan de León. Destacan ediciones como[23]​:

  • Vocabulario de romance en latín, de Nebrija, impreso por Juan Varela de Salamanca durante el 1516
  • Dictionarium latino-hispanicum también impreso por Juan Varela de Salamanca durante el mismo año
  • Historia de Alexandre Magno, de Quinto Curcio, impreso por Juan Varela de Salamanca en 1518
  • Suma de geographia, de Martín Fernández de Enciso, impreso por Jacobo Cromberger, durante 1519
  • La guerra de los judíos de Flavio Josefo (Josepho de belo judayco), impreso por Juan Cromberger en 1532

En Granada, la imprenta no se desarrolló al nivel que presentaba en Sevilla, pero si sorprende su calidad. Aquí encontramos personajes ya mencionados como Juan Varela de Salamanca, y los sucesores de Nebrija, Sancho y Sebantián Nebrija.[24]

Selección de obras[editar]

Todos los documentos que a continuación se citan están disponibles a texto completo en los enlaces que se referencian.

  • Crónica de Fernando III (1516)
Crónica que relata la conquista de ciudades como Sevilla, Jaén, Córdoba y parte de Badajoz realizada por Fernando III el Santo.

La Coronica del sancto rey don Fernando tercero fue impresa por Jacobo Cromberger en Sevilla durante el año 1516. En la actualidad solo se conocen 2 ejemplares, el conservado en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense con un perfecto estado de conservación, y otro volumen en la Hispanic Society de Nueva York al que le falta la portada.[25]

  • Biblia Políglota Complutense
Primera edición impresa de la Biblia completa en varias lenguas. Fue encargada por el Cardenal Cisneros en el siglo XVI a la Universidad de Alcalá.

Estamos ante la primera edición impresa en varias lenguas de una Biblia completa. Su elaboración fue realizada por la Universidad de Alcalá a principios del siglo XVI según los deseos del cardenal Cisneros. Este volumen fue impreso por Arnaldo Guillén de Brocar, con un diseño limpio, bellos tipos, espléndida maquetación y extraordinaria corrección tipográfica. Además presenta una intensa tinta negra y una esmerada estampación, lo que hace de este ejemplar una de los más bellos del XVI.[26]

  • La Celestina (1520)
Único ejemplar conservado en España de la traducción al alemán de La Celestina realizada por Christof Wirsung en Augsburgo en 1520.

Se trata de una traducción al alemán realizada por Christof Wirsung de la obra de Fernando de Rojas, impresa en Augsburgo en 1520. Presenta bellas ilustraciones xilográficas que acompañan la narración. Se conservan 12 ejemplares en Europa, siendo este el único que se conserva en España.[27]

  • De humani corporis fabrica de Andreas Vesalius (1543)
Obra de gran belleza, excelente tipografía, intensidad de la tinta, limpieza en la impresión y calidad del papel.

Andreas Vesalius elaboró uno de los más bellos y destacados libros científicos de todos los tiempos. Destaca su maquetación, belleza en los tipos, limpieza, intensidad de la tinta, gran calidad de las ilustraciones xilográficas, etc. Es una obra de carácter didáctico con grabados que acompañan las explicaciones, cuadros sinópticos y resúmenes.[28]

  • Acerca de la materia medicinal de Dioscórides
Obra de Dioscórides en el que se describen plantas, minerales y animales, con sus propiedades terapéuticas.

Amplio tratado que describe más de 600 plantas, 90 productos minerales y 35 animales con sus propiedades terapéuticas realizado por Dioscórides. Esta obra incluye comentarios de Andrés Laguna, convirtiéndose en el primer tratado modernos sobre medicina publicado en España.[29]

  • Túmulo imperial de Francisco Cervantes de Salazar (1560)
Obra que recoge las ceremonias fúnebres que se realizaron en México por la muerte del Emperador Carlos V]. Se trata de una edición mexicana.

Esta narración nos presenta las distintas ceremonias realizadas para honrar la muerte del Emperador Carlos V en Nueva España. Este ejemplar procede de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Madrid y destaca por la aparición del Ex Libris de Alonso Mexia de Tovar.[30]

  • Canon medicinae de Avicena (1593)
Obra de Avicena, que constituye una enciclopedia sobre medicina clásica y árabe.

Traducción del libro Kitab al Qanum fi al Tib del médico persa Avicena. Este Canon se divide en 5 libros que a su vez presentan secciones, temas y capítulos: principios básicos de la medicina teórica y práctica, cualidades de los medicamentos simples, causas de las enfermedades, higiene y salud, enfermedades generales y los medicamentos compuestos. La difusión de su obra fue extraordinaria sobre todo tras la versión latina de Gerardo de Cremona durante el siglo XII. Este ejemplar procede de la Biblioteca de San Francisco de Murcia y presenta Ex Libris de Ignacio de Asso y sello del Real Colegio de San Carlos. Destaca por ser el único ejemplar recogido en el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico español.[31]

siglo XVII[editar]

La colección de impresos del siglo XVII de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense destaca por su variedad, encontrando obras científicas y fondos humanísticos, procedentes tanto de la Universidad de Alcalá como de los Jesuitas del Colegio Imperial de Madrid principalmente. El siglo XVII suele ser interpretado como un siglo de decadencia en comparación con la imprenta del siglo XVI, como puede observarse en los materiales empleados, el cuidado de la tipografía y la corrección de los textos. Sin embargo, a pesar de la legislación restrictiva por la situación religiosa y política, destaca el avance sobre la temática y la diversidad del público destinatario[32]​. Es en este momento cuando comienza la producción de grandes casas editoras como la de los Elzevir en Leiden, propulsores de las ediciones de bolsillo para los textos de divulgación científica. Pero también la aparición de imprentas locales que serán los principales agentes de distribución de obras de consumo.[33]​ La Biblioteca del Marqués de Valdecilla dispone de abundantes obras literarias, filosóficas, teológicas, científicas e históricas. Dentro de las obras literarias, destaca la primera edición ilustrada del "Quijote" hecha en España por Andrés García de la Iglesia y Roque Rico de Miranda, en 1674, con grabados copiados de las ediciones de Bruselas y Amberes realizada por Bouttats.[34]​ Igualmente destaca la colección de comedias de Lope de Vega, publicadas entre 1609 y 1647, revisadas por el propio Lope. Por otro lado, dispone de un ejemplar completo de la "Segunda" de Calderón de la Barca impresa por la madrileña María de Quiñones. Entre las ediciones dramáticas destaca la variada colección de "Autos sacramentales y al nacimiento de Christo con sus loas y entremeses" de Antonio Francisco de Zafra, impresa en 1675, y algunas obras de Tirso de Molina o Ruiz de Alarcón entre otros. La poesía también se encuentra representada en la colección con "La hermosura de Angélica" de Lope de Vega, impresa por Pedro Madrigal en 1602 en Madrid o "Laurel de Apolo con otras rimas" del mismo autor, impreso por Juan González en Madrid en 1630. También encontramos "Cigarrales de Toledo" de Tirso de Molina, impresa por Gerónymo Margarit en 1631 en Barcelona y "Obras en verso… qué recogió Iuan López de Vicuña" de Góngora del año 1627.[35]​ Los prosistas también están representados con "Obras en prosa" de Quevedo, impresas por Melchor Sánchez en Madrid en 1658 o Las obras de Santa Teresa de Jesús impresas por Joseph Fernández de Buendía en 1661.[36]​ A pesar de que durante el siglo XVII presenta una fuerte decadencia económica, siguen produciéndose en todo el país, obras de lujo para la exaltación de la monarquía y autoridades locales como la "Noticia del recibimiento i entrada de la reyna nuestra señora doña María-Ana de Austria en la muy noble i leal coronada villa de Madrid, del año 1650, la Descripción de las honras que se hicieron a la cathólica magestad de Phelippe quarto… en el Real Conuento de la Encarnación..." de Pedro Rodríguez de Monforte, impresa por Francisco Nieto en 1666 en Madrid o "Fiestas de la S. Iglesia Metropolitana y Patriarcal de Sevilla al nuevo culto… del rey S. Fernando el tercero", impresa en Sevilla en 1671, con grabados basados en los dibujos de Murillo y Valdés Leal.[37]​ Las ciencias no experimentan grandes avances durante este siglo en España, pero aparecen textos de gran interés como el "Tesoro de la verdadera cirugía" de Bartolomé Hidalgo de Agüero impresa por Francisco Pérez en Sevilla durante el año 1604, la "Medicina y cirugía de vulneribus capitis" de Cristóbal de Montemayor, impresa por Juan Godínez de Millis en Valladolid en 1613, o la "Medicina española" de Juan de Sorapán de Rieros, impresa por Martín Fernández Zambrano en Granada en 1616.[38]​ También encontramos obras sobre geografía como la "Nueva descripción del Orbe de la Tierra" de José Vicente Olmo, impresa por Juan Lorenzo Cabrera en Valencia durante el 1681 o "Espejo Geográfico" de Pedro Hurtado de Mendoza impresa en Madrid por Juan García Infanzón en 1690. Encontramos ejemplos de obras en español impresas fuera de nuestras fronteras, como "In Ezechielem explanationes et apparatus urbis ac templi hierosolymitani commentariis et imaginibus illustratus" de los jesuitas Jerónimo Prado y Juan Bautista Villalpando, impresas en Roma por Illefonsus Ciacconius, entre los años 1596 y 1604.[39]​ De la misma forma encontramos ediciones extranjeras entre la colección, destacando las obras en materia científica. Encontramos para la medicina ediciones de Paracelso, Malpighi y Harvey, en botánica disponemos de ediciones de Bauhin, Dalechamps, Glauber o Dodoens, en ciencias exactas Kepler o Walis y recopilaciones cartográficas de Mercator o Braun. También existen primeras ediciones de obras como "Geometría" de Descartes publicada en Leiden en 1649 o "Philophiae naturalis principia mathematica" de Newton publicada en Londres en 1687.[40]​ Existen dos colecciones bibliográficas del XVII que destacan especialmente: la colección de Ulysse Aldrovandi con espléndidos volúmenes de tratados sobre plantas y animales, incluyendo algunos fantásticos, impreso entre 1606 y 1668 por las prensas bononienses, y la colección de Athanasius Kircher con más de 30 ediciones ilustradas de este sabio jesuita alemán que partiendo de la admiración por la universalidad de los conocimientos renacentistas, se adentró en la ciencia moderna.

Selección de obras[editar]

Edición impresa en Madrid en 1633 por Francisco Martínez.

Rarísima edición impresa en Madrid en 1633 por Francisco Martínez. Es el único ejemplar conocido en el mundo, la primera edición del poema de Lope de Vega (1562-1635). Esta es una obra tardía en la que nos narra los amores de Elisio y Amarilis, contando con datos biográficos del propio autor, ya que se refiere a su amor con Marta de Nevares, casa a la fuerza con Roque Hernández. A pesar de la muerte de su marido, no pudieron casarse por ser sacerdote. Marta moriría en 1632 tras una larga enfermedad. La edición cuenta con 32 folios, numerados, salvo 4 pliegos. Arranca con una dedicatoria a la reina Ana de Austria, que desaparecerá en las siguientes ediciones.[41]

La Segunda parte de las Comedias se publicó en Madrid en 1637.

La "Segunda parte de las Comedias" se publicó en Madrid en 1637. La selección de las obras fue realizada por su hermano José, pero el privilegio se emite a favor del propio Pedro. Este privilegio permite la protección frente a ediciones no oficiales. Las 12 piezas que forman este volumen corresponden a su periodo de madurez, con grandes éxitos en los teatros de la Corte.[42]​ La calidad del papel y los tipos, junto a los errores del texto restan esplendor a la obra. Igualmente cabe recordar que se trata del único ejemplar conservado en buenas condiciones en España según el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico, ya que el ejemplar disponible en el Real Seminario Sacerdotal de San Carlos, Zaragoza, se encuentra en malas condiciones de conservación.[43]

Philosophiae naturalis principia mathematica, de Isaac Newton, el texto más influyente de la ciencia moderna.

Se trata de la obra maestra de Isaac Newton, "Philosophiae naturalis principia mathematica" y, posiblemente, el texto más influyente de la ciencia moderna. Se compone de 3 libros: definiciones, axiomas y leyes de movimiento. La obra establece las bases de la hidrodinámica, la hidrostática, la acústica y los métodos matemáticos para el estudio de la Naturaleza. Destaca el hecho de que este escrito en latín, pues estaría dirigido a otros expertos en la materia.[44]

siglo XVIII[editar]

El siglo XVIII es una época de decadencia en la Universidad de Alcalá, pero aparecen los Reales Estudios de San Isidro en 1770, que reunirán varias bibliotecas de instituciones de la Compañía de Jesús (suprimida en el año 1773).[45]​ Durante el siglo XVIII, la imprenta española vivirá una etapa de gran brillante, especialmente tras las leyes de Carlos III, apareciendo algunos ejemplares muy espectaculares con la introducción del gusto neoclásico. De la etapa anterior, destacan obras como el "Diccionario de la lengua castellana", impreso por Francisco del Hierro en Madrid entre los años 1726 y 1739, las "Observaciones astronómicas y physicas" de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, impreso por Juan de Zúñiga en Madrid en 1748 o la "Relación histórica del viaje a la América meridional", de los mismos autores mencionados anteriormente, impreso por Antonio Marín en 1748.[46]​ Algunos ejemplos del gusto neoclásico serían las ediciones de Joaquín Ibarra de la "Biblia" (1767), "Paleografía española" (1758), el "Breviario Gótico" (1775), el "Quijote de la Academia" (1780) o las "Bibliotecas" de Nicolás Antonio (1783-1788). Pero también por las impresiones de los Sancha como las "Obras" de Cervantes de Salazar (1772), la "Colección de las obras sueltas" de Lope de Vega (1776-1779), el "Código de las costumbres marítimas de Barcelona" (1791), etc. Por otro lado destacan también las obras impresas por la Imprenta Real, como las "Reflexiones sobre la verdadera arte de escribir" de Domingo María de Servidori (1789), "La Música" de Tomás de Iriarte (1789) o los "Retratos de los españoles ilustres" (1791). Entre la colección encontramos obras impresas por Benito Monfort en Valencia, como la "Crónica de Juan II" (1779), "De numis hebraeo-samaritanis" de Pérez Bayer (1781) o las "Opera" de Luis Vives (1782-1790).[47]​ También encontramos varias publicaciones periódicas como el "Diario de los literatos de España", el "Mercurio histórico y político" o el "Semanario erudito" de Valladares.[48]​ La representación de imprentas extranjeras durante este siglo es también generosa. Encontramos obras francesas como el "Recueil d’antiquités egyptiennes, etrusques, grecques et romaines" del conde de Caylus, impresa por Desaint et Saillant en París entre los años 1752 y 1767, las "Fables" de Lafontaine impreso por Jombert en París durante los años 1755 y 1759 en la que destacan las ilustraciones, y las ediciones de clásicos como Homero, Virgilio, Horacio… realizadas por la imprenta de los Didot. Aparecen obras de la imprenta italiana como "Le antichità di Ercolano" impresa por Regia Stamperia de Napolés en 1757 con unos hermosos grabados, "La Divina Commedia" de Dante impresa por Antonio Zatta en Venecia durante los años 1757 y 1758, o "Gli amori pastorali di Dafni e di Cloe" de Longo impresa por Bodoni, cuya firma autógrafa se conserva.[49]​ La imprenta británica también está representada, destacando las ediciones de clásicos como Salustio o Virgilio realizadas por la Baskerville en Birmingham o Tonson en Londres. De este último destaca también una edición en castellano del "Quijote", realizada en 1738. Existen dos colecciones que destacan por su riqueza temática: los procedentes de los Reales Colegios de Medicina y Cirguía de San Carlos y de Farmacia de San Fernando. En el fondo Medicina encontramos ediciones espectaculares, iluminadas, como la "Histoire naturelle des oiseaux" realizado por la Imprenta Real de París entre 1770 y 1786 con 10 volúmenes, las "Tabulae anatomicae" con dibujos de Pietro Berretini en 1741 o publicaciones periódicas como el "Journal de medicine" (1686-1784) y el "Journal encyclopedique" (1756-1789). En la colección de Farmacia destacan por sus iluminaciones los "Icones plantarum" de Pleck impreso entre 1788 y 1792, el "Hortus Romanus" de Bonelli impreso entre 1778-1788 o la "Historia botanica practica" de Morandi impreso en 1761.

Selección de obras[editar]

Edición del Quijote publicada en Londres en 1738.

Esta edición se publicó en Londres en 1738 por iniciativa de Lord Carteret. Se trata de una excelente edición en 4 volúmenes con amplios márgenes e ilustraciones. Para las ilustraciones se eligieron dibujantes y grabadores como John Vanderban y William Kent, ofreciendo una gran riqueza iconográfica. Destaca la encuadernación del ejemplar, en pasta jaspeada en verde y rojo, con decoración de rueda dorada en lomos, tapas, cantos y contracantos. Este ejemplar procede del Colegio Mayor de San Ildefonso de la antigua Universidad de Alcalá.[50]

Obra de Salustio, impresa en 1772 por Joaquín Ibarra.

Estamos ante el ejemplar que se ha considerado tradicionalmente el mejor libro impreso en España durante el siglo XVIII. "La conjuración de Catilina" y la "Guerra de Yugurta" de Salustio es una obra traducida con una finalidad propagandística: transmitir las nuevas ideas sobre enseñanza y sus beneficios, tras la expulsión de la Compañía de Jesús. El impresor de este volumen fue Joaquín Ibarra, donde destacan sobre todo algunas láminas y cabeceras. El fondo antiguo de la Universidad Complutense custodia 2 ejemplares de esta hermosa edición, uno procedente del Colegio Mayor de San Ildefonso y otra de la colección de la Condesa de Campo Alange.[51]

  • "Viage a Constantinopla, en el año de 1784" de José Moreno, 1790
Viage a Constantinopla, en el año de 1784 de José Moreno.

Tras el Tratado de Paz entre España y la Sublime Fuerza Otomana en 1782, Carlos III envió como embajador real a Don Gabriel Aristizabal a Constantinopla en 1784, con el fin de asegurar el comercio español en el mar Mediterráneo. Don José Moreno se basó en los Diarios de navegación de Don Gabriel de Aristizabal para escribir esta obra. En ella presenta las curiosidades, monumentos, políticas y costumbres de Turquía. Esta edición fue realizada por la Imprenta Real, con una notable cantidad: buen papel y numerosos grabados realizados por la Real Calcografía.[52]

Gestión de la colección[editar]

El acceso a la colección de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla esta permitido a los investigadores y miembros de centros de investigación, debidamente acreditados. En su Reglamento nos indican que los manuscritos, publicaciones anteriores a 1820, ejemplares únicos o raros, dibujos, grabados, mapas y los ejemplares de publicaciones de los siglos XIX y XX que posean alguna características especial (autógrafos, encuadernaciones especiales, etc.) son considerados fondos antiguos y valiosos, por lo que quedan excluidos del préstamo.[53]

Los investigadores que accedan a estos fondos, no deberán permanecer solos en la sala destinada para la consulta, al igual que tendrá que dejar sus pertenencias en la zona habilitada para ello por razones de seguridad. Igualmente siempre que se pueda facilitar una microforma o facsímil se procederá a facilitar esta al investigador, ya que prima la conservación del original.[54]

En el Reglamento también se especifican las condiciones idóneas para el depósito de los fondos, haciendo hincapié en la importancia de la seguridad, la protección y la conservación.

En relación con la digitalización, destaca el capítulo quinto, enfocado a las normas para la reproducción del Fondo Antiguo. En este capítulo se indica que aunque la digitalización sea una valiosa vía de acceso a los fondos, debe de supeditarse a la integridad de los documentos, por lo que se evitará toda la manipulación, procedimientos, etc. que puedan ocasionar daño alguno a los materiales.[55]

La Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla cuenta con un rico fondo que supone una importante fuente de estudio sobre el desarrollo científico y social. Esta importancia hace necesaria una adecuada conservación del patrimonio, para difundirlo a la sociedad. De esta forma, la biblioteca histórica de la Universidad Complutense cuenta con un departamento de Conservación y Restauración encargado de que el patrimonio bibliográfico mantenga unas buenas condiciones de uso y que pueda ser disfrutado por el público. Su actividad se dirige principalmente a la preservación del formato original, pero lleva a cabo un gran abanico de actividades como montaje de exposiciones para la difusión del patrimonio, formación sobre la conservación, etc.

Desde los años 80 la Biblioteca Histórica desarrollaba actividades de conservación, pero será en el año 2000, momento en el que se traslada su sede al edificio actual, cuando el departamento aumenta su actividad de forma significativa.

Conservación[editar]

A pesar de la riqueza de la colección, el estado de conservación general presenta un importante deterioro de muchos ejemplares. El impacto de la Guerra Civil, la situación itinerante de algunas colecciones en el pasado, etc. Ha dejado dañados algunos de sus volúmenes. Por ejemplo, en 1991 tuvo lugar una inundación accidental en los depósitos provocando una infección de hongos en parte de los fondos sobre Medicina.[56]

Destaca que parte de sus fondos no disponen de encuadernación, posiblemente por su pérdida en el pasado ante el uso, ante el deterioro químico de la piel o ante un deterioro intencionado. También se observan obras donde las letras miniadas han sido expoliadas. Además encontramos una gran cantidad de suciedad superficial que se incrusta en el exterior de los libros y las deformaciones típicas ante las condiciones deficientes de almacenamiento. Antes de proceder al traslado a la sede actual en el año 2000, cada Facultad custodiaba los volúmenes correspondientes a su especialidad, así el grueso de la colección se encontraba en las bibliotecas de Medicina, Filología y Derecho. Ya en el año 1997 se procede a instalar un equipo para el control de la Humedad Relativa del aire y la temperatura, además de tomar datos sobre las condiciones lumínicas y de las instalaciones. Este análisis sirvió para comprobar que las condiciones de conservación no eran adecuadas.[57]

Durante el estudio se observó, por ejemplo, que la Facultad de Filología presentaba unos datos de humedad y temperatura adecuados, sin embargo, no presentaba medidas de seguridad (tanto de acceso como contra incendios), existía una deficiente ventilación, encontraron altos niveles de ozono y una iluminación inadecuada con volúmenes cercanos a los fluorescentes sin filtrado y otros inmersos en la oscuridad.

Por otro lado, la Facultad de Derecho disponía de sus fondos en el último piso, por lo que el acceso estaba controlado, sin embargo, las condiciones de humedad y temperatura eran inadmisibles, con mucha variación no solo durante el año, sino en el mismo día. Además no existía un sistema de ventilación y penetraba la luz natural en el local, además de la aparición de goteras en el techo.

Por último, la Facultad de Medicina disponía de varios locales, entre ellos el que sufrió la inundación en 1991 que indicaba anteriormente. Además existían problemas de variación de temperaturas y humedad durante el día, penetración de luz natural y aparición de polución.

El trabajo de control era complicado, sobre todo como consecuencia de esta dispersión de la colección. Por ello se decidió establecer un edificio bajo el que conservar toda la colección, que permitiría un mejor control, un mejor estado de conservación y, como consecuencia, un mayor acceso y difusión.

Uno de los principales retos en cualquier fondo antiguo es la conservación preventiva. Es necesario el control del deterioro de los materiales provocado por factores ambientales y factores de uso y almacenamiento. Así es necesario realizar un registro continuo de temperatura y humedad relativa, el control lumínico, la vigilancia en la ventilación y calidad del aire, control de plagas, etc. Es interesante realizar especificaciones sobre el uso adecuado de los materiales o instalarlos en cajas adecuadas para su conservación.

Otra función importante será la intervención en los libros que hayan sufrido un deterioro importante. Esta intervención debe responder a principios como el respeto a su integridad, estabilidad de los materiales, diferenciación de nuevos añadidos, etc. los criterios que se seguirán la naturaleza de la obra, el estado de conservación o si estamos ante un ejemplar único o raro.


La centralización del fondo en la Universidad Complutense ha supuesto un gran avance en materia de conservación. Se han podido mejorar la situación teniendo en cuenta aspectos preventivos, pero era necesaria la intervención sobre algunas obras que había sufrido un gran deterioro.

El principal objetivo de los planes estratégicos de la Biblioteca es dotar de herramientas para la prevención y previsión de situaciones de emergencia ocasionados por agua, fuego u otras situaciones extraordinarias como derrumbes, explosiones o terremotos, además del expolio. Así, en una primera fase, se identifican los riesgos existentes, para luego optar por medidas preventivas y de protección dirigidas a un menor impacto.

  • Incendios: la mayor parte de los incendios son intencionados u ocasionados por fallos en la instalación eléctrica. La combustión de un material orgánico como el papel, conduce a la calcinación, es decir la pérdida total de la materia, irreversible. En el caso de las pieles o pergaminos, se contraen de forma significativo, quedando totalmente ennegrecidos. Si a esto se le añade el mojado durante la extinción del fuego, se crea un microclima ideal para el desarrollo de hongos y bacterias.[58]
  • Inundaciones: las causas que provocan daños por agua pueden distinguirse entre externas (desastres naturales como desbordamientos, lluvias torrenciales, roturas de canalizaciones exteriores, etc.), internas (aquellos que proceden de los servicios del edificio), de origen natural o de origen accidental. Cuando se produce una inundación parte del material sufre un mojado de directo, pero incluso cuando se ha evacuado el agua, el aire continúa saturado de humedad, que es absorbida por el material que se encuentra en los estantes más altos. Esta humedad puede propiciar una infección microbiológica. Otros efectos del mojado es la disolución de las tintas solubles, adhesión de los materiales entre sí, deformaciones o la deposición de barro. Cabe recordar hechos como la tromba de agua que afectó a dos tercios de la colección de mapas y fotografías que custodiaba la Biblioteca Hamilton de la Universidad de Hawái en 2004.[59]

Para minimizar estos riesgos son necesarios medidas preventivas, pero también sistemas de recuperación tras posibles desastres. La posibilidad de retorno a la situación anterior al siniestro, tanto en lo referente al patrimonio documental como al local siniestrado.

Otros de los puntos clave para la preservación de los materiales es su protección ante el deterioro físico, sea durante el almacenamiento, catalogación, exposición, digitalización o consulta en sala.

Por ejemplo para la consulta de códices manuscritos anteriores al siglo XV hay una serie de normas: siempre que exista una reproducción digital o facsímil se ofrecerá esta como primera opción, el tiempo máximo de consulta será el estipulado por la biblioteca teniendo en cuenta las condiciones, es obligatorio el uso de guantes, deben permanecer en las cajas de protección hasta el montaje en el atril y nunca se utilizará el flash si fuera necesario realizar fotografías (previa autorización de la biblioteca).[61]

Las colecciones de uso frecuente sufren un mayor desgaste (roturas en las encuadernaciones, necesidad de la unión de hojas frecuente, etc). Las reparaciones de las colecciones de préstamo son realizadas con relativa facilidad por el propio personal bibliotecario que ha sido formado previamente. Sin embargo la restauración de libros valiosos debe tener en cuenta normas éticas como intervención mínima, uso de técnicas previamente testadas, uso de materiales inocuos y documentación exhaustiva previa de los procesos. Además la restauración debe suponer una mínima modificación de los originales.[62]

Digitalización[editar]

A medio camino entre la conservación y la difusión, cabe destacar que la Biblioteca Complutense fue pionera de la digitalización en España, comenzando con el proyecto Dioscórides en la década de los 90. A partir de aquí también surge la colaboración con Google, lo que supuso un salto cuantitativo en la participación en plataformas digitales: Colección Digital Complutense, Google Books, Manuscriptorium, Europeana, etc.[63]

La conservación del patrimonio bibliográfico ha sido la principal preocupación de las bibliotecas históricas, hasta el punto de sacrificar su consulta y difusión en beneficio de su conservación y protección. La digitalización ofrece la posibilidad de acceso a la colección sin menoscabar su conservación.

El Proyecto Dioscórides comenzó con la colección bibliográfica sobre biomedicina publicada entre los siglos XV y XVIII. Así se permitía acceder a imágenes de alta calidad de los libros, la obtención de copias, acceder a información catalográfica, etc. sin dañar el volumen. Se comenzó digitalizando un fondo de 13500 volúmenes.[64]

La segunda etapa de este proyecto vino marcada por el traslado del fondo antiguo a la actual sede de la Biblioteca Histórica en el año 2000. Se incluyeron nuevas colecciones: códices, libros de arquitectura, matemáticas, derecho, libros de viajes, etc. Durante esta etapa se consolida una pasarela que permitía incorporar la base de datos de imágenes al catálogo CISNE.

Actualmente destaca el Portal de Patrimonio Digital Complutense, donde podremos encontrar todas las colecciones digitalizadas del patrimonio bibliográfico de la universidad.

Difusión[editar]

La Biblioteca Histórica del Marqués de Valdecilla cumple además de con la función de conservación, con la función de difusión del patrimonio bibliográfico. Al encontrarse en el ámbito universitario, son habituales cursos especializados y conferencias sobre el libro antiguo, ofreciendo un entorno de estudio investigación, protección y difusión del patrimonio bibliográfico con el que cuenta la Universidad Complutense.[65]

Además se realizan exposiciones bibliográficas de acceso libre, visitas guiadas y jornadas de puertas abiertas que permiten recorrer los diferentes servicios de la biblioteca y comprobar su funcionamiento o la publicación de guías y folletos (destacando las series Documentos de Trabajo y Pecia Computense).

Para finalizar, cabe destacar que se han adaptado a las nuevas tecnologías encontrando su página de Facebook y el blog Folio Complutense, donde encontramos información sobre actividades, actos culturales e información sobre la colección.

Referencias[editar]

  1. Moreno García, Pilar; Torres Santo Domingo, Marta (2008). «La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid y su colección de libros de viajes». World Library and Information Congress: 74th IFLA General Conference and Council, 10-14 de agosto de 2008, Quebec (Canadá). 
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