Diferencia entre revisiones de «Heráclito»

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'''Heráclito de Éfeso''' (en [[idioma griego|griego]]: Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος ''Herákleitos ho Ephésios''), conocido también como «El Oscuro de Éfeso»,<ref>[[Rodolfo Mondolfo]]: ''Heráclito. Textos y problemas de su interpretación''. Madrid: Siglo Veintiuno (undécima edición), 2000.</ref> fue un [[Filosofía griega|filósofo griego]]. Nació hacia el año [[siglo VI a. C.|540 &nbsp;a.&nbsp;C.]] y falleció hacia el [[480 a. C.|480&nbsp;a.&nbsp;C.]]<ref name=BRIT>{{cita web|título=Heraclitus|url=https://www.britannica.com/biography/Heraclitus|obra=Encyclopaedia Britannica|idioma=en|fechaacceso=26 de agosto de 2017|idioma=en}}</ref><ref>En la misma [https://en.m.wikisource.org/wiki/1911_Encyclopædia_Britannica/Heraclitus Encyclopaedia Britannica, edición de 1911], se citan las fechas ''hacia 540 y 475 a.C.''</ref><ref>En la obra ''Grandes Científicos de la Humanidad'' de Manuel Alfonseca (ISBN 8423986381), Espasa Calpe, 1998; se citan los años ''hacia 540 y 480 a.C.''</ref>
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Era natural de [[Éfeso]], ciudad de la [[Jonia]], en la costa occidental del [[Anatolia|Asia Menor]] (actual [[Turquía]]). Como de los demás filósofos griegos anteriores a [[Platón]], no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.
Era natural de [[Éfeso]], ciudad de la [[Jonia]], en la costa occidental del [[Anatolia|Asia Menor]] (actual [[Turquía]]). Como de los demás filósofos griegos anteriores a [[Platón]], no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.

Revisión del 07:16 19 oct 2017

Presunto busto de Heráclito que se halla en la «Sala dei filosofi» de los Museos Capitolinos de Roma.[1]

Heráclito de Éfeso (en griego: Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος Herákleitos ho Ephésios), conocido también como «El Oscuro de Éfeso»,[2]​ fue un filósofo griego. Nació hacia el año 540  a. C. y falleció hacia el 480 a. C.[3][4][5]​ Heráclito fue un activista por los derechos de las mujeres y la comunidad LGTB+


Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como de los demás filósofos griegos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.

Legado

La obra de Heráclito es completamente aforística. Su estilo remite a las sentencias del oráculo de Delfos y reproduce la realidad ambigua y confusa que explica, usando el oxímoron y la antítesis para dar idea de la misma. Diógenes Laercio (en Vidas..., IX 1–3, 6–7, 16) le atribuye un libro titulado Sobre la naturaleza (περὶ φύσεως), que estaba dividido en tres secciones: «Cosmológica», «Política» y «Teológica». No se posee mayor certeza sobre este libro. El primer estudioso en proponer un ordenamiento de los fragmentos fue P. Schuster (1873),[6]​ poniendo a la cabeza de todos el que posteriormente fue dispuesto como B56 (Diels-Kranz) y que refiere la adivinanza que unos niños plantearon a Homero, y que este, "el más sabio de todos los griegos", como lo pinta Heráclito (véase más abajo), no supo resolver. Ingram Bywater en 1877 hizo un reacomodo de los fragmentos conforme a la indicación de Laercio, traducido al español por José Gaos. Es curioso que Bywater no considera importante el fragmento que Schuster pone a la cabeza de todos, y no lo incluye en su propia ordenación. Agustín García Calvo reconstruye la posible estructura del libro en su edición de los fragmentos del mismo, titulada Razón común. Distingue tres apartados: «Razón general», «Razón política» y «Razón teológica».

Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa.

Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos (φυσικοί, como los llamó Aristóteles), que pensaban que el mundo procedía de un principio natural (como el agua para Tales de Mileto, el aire para Anaxímenes y el ápeiron para Anaximandro), y este error de clasificación se debe a que, para Heráclito, este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en un sentido literal, pues es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El principio del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas.

Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Λόγος (Logos). Este Logos no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla (indica, da signos, fragmento B93DK) al hombre, aunque la mayoría de las personas «no sabe escuchar ni hablar» (fragmento B73DK). El orden real coincide con el orden de la razón, una «armonía invisible, mejor que la visible» (B54DK), aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia, como afirma en el siguiente e importante fragmento:

Se engañan los hombres [...] acerca del conocimiento de las cosas manifiestas, de la misma manera que Homero, que fue [considerado] el más sabio de todos los griegos. A él, en efecto, unos niños que mataban piojos lo engañaron, diciéndole: 'cuantos vimos y atrapamos, tantos dejamos; cuantos ni vimos ni atrapamos, tantos llevamos'.
en Hermann Diels-Walther Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B56

Al uso de los sentidos y de la inteligencia, hay que agregarle una actitud crítica e indagadora. La mera acumulación de saberes no forma al verdadero sabio, porque para Heráclito lo sabio es «uno y una sola cosa», esto es, la teoría de los opuestos. Quizás el fragmento más conocido de su obra dice:

ποταμοῖς τοῖς αὐτοῖς ἐμβαίνομεν τε καὶ οὐκ ἐμβαίνομεν, εἶμεν τε καὶ οὐκ εἶμεν τε.
En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos].
en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12
Heráclito llorando, por Hendrick ter Brugghen (1628).

El fragmento (citado con frecuencia erróneamente como no se puede entrar dos veces en el mismo río, siguiendo a la versión que da Platón en el Crátilo) ejemplifica la doctrina heraclítea del cambio: el río —que no deja de ser el mismo río— ha cambiado sin embargo casi por completo, así como el bañista. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra (el cauce, que también debe interpretarse y no tomarse en un sentido literal) que es relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Algunos autores ven en el cauce del río el logos que «todo rige», la medida universal que ordena el cosmos, y en el agua del río, el fuego. A primera vista esto puede parecer contradictorio, pero debe recordarse que Heráclito sostiene que los opuestos no se contradicen sino que forman una unidad armónica (pero no estática). Es razonable, entonces, que la otra cara del agua sea el fuego, como él mismo lo adelanta en sus fragmentos.

A pesar que existen ciertas similitudes entre Heráclito y Parménides de Elea, las doctrinas de ambos siempre han sido contrapuestas (con cierto margen de error), ya que la del primero suele ser llamada «del devenir» o (con cierto equívoco) «del todo fluye», mientras que el ser parmenídeo es presentado como una esfera estática e inmóvil.

Era conocido como «el Oscuro», por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: «Panta rei» (πάντα ρεῖ), todo fluye. El devenir está animado por el conflicto: «La guerra (pólemos) es el padre de todas las cosas», una contienda que es al mismo tiempo armonía, no en el sentido de una mera relación numérica, como en los pitagóricos, sino en el de un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensa la cuerda de un arco. Para Heráclito el arjé es el fuego, en el que hay que ver la mejor expresión simbólica de los dos pilares de la filosofía de Heráclito: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos, pues el fuego solo se mantiene consumiendo y destruyendo, y constantemente cambia de materia. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el logos, la razón universal, lo rige: «Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue». El hombre puede descubrir este logos en su propio interior, pues el logos es común e inmanente al hombre y a las cosas (la doctrina de Heráclito fue interpretada, olvidando esta afirmación del logos, en la filosofía inmediatamente posterior —sobre todo, en Platón— como una negación de la posibilidad del conocimiento: si nada es estable, se niega la posibilidad de un saber definitivo). De Heráclito es también la doctrina cosmológica del eterno retorno: la transformación universal tiene dos etapas que se suceden cíclicamente: una descendente por contracción o condensación, y otra ascendente por dilatación.

He aquí algunas frases de Heráclito:

  • «En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]» (citado erróneamente, debido a una obra de Platón, como «Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río»).
  • «La armonía invisible es mayor que la armonía visible».
  • «Ni aun recorriendo todo camino llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo logos tiene».
  • «Pero aunque el logos es común, casi todos viven como si tuvieran un inteligencia (φρόνησιν) particular».
  • «Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia».
  • Heráclito reprocha al poeta que dijo: «¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres!», a lo que responde: «Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua» (fragmento 9a Walzer = A 22 Diels-Kranz).[7]

Eponimia

Notas y referencias

  1. Algunas fuentes dan por segura la atribución; véase por ejemplo esta página de la web Hellenica (enlace consultado el 16 de julio de 2010).
  2. Rodolfo Mondolfo: Heráclito. Textos y problemas de su interpretación. Madrid: Siglo Veintiuno (undécima edición), 2000.
  3. «Heraclitus». Encyclopaedia Britannica (en inglés). Consultado el 26 de agosto de 2017. 
  4. En la misma Encyclopaedia Britannica, edición de 1911, se citan las fechas hacia 540 y 475 a.C.
  5. En la obra Grandes Científicos de la Humanidad de Manuel Alfonseca (ISBN 8423986381), Espasa Calpe, 1998; se citan los años hacia 540 y 480 a.C.
  6. Schuster, Paul. (1873) Heraklit von Ephesos, Liepzig. En Mouraviev, Serge, HERACLITEA IV A. Refectio: "Les muses" ou "De la nature", [Reconstruction du livre d'Héraclite à partir des fragments et témoignages], Academia Verlag, 2011, pp. 172 ss.
  7. Mondolfo, op. cit., p. 31

Bibliografía

  • Carpio, Adolfo P. (2004). Principios de filosofía. Ed. Glauco, Buenos Aires. ISBN 950-9115-01-0. 
  • Eggers Lan, Conrado; y Juliá, Victoria E. (Introducciones, traducciones y notas) (1978 (2ª edición 1986)). Los filósofos presocráticos: Vol. I. Madrid: Editorial Gredos. 
  • Gallero, José L.; y López, Carlos E. (2009). Heráclito: fragmentos e interpretaciones. Madrid: Ediciones Ardora. ISBN 84-88020-40-6. 
  • García Calvo, Agustín (1985). Razón común. Edición crítica, ordenación, traducción y comentario de los restos del libro de Heráclito. Lecturas presocráticas II. Madrid: Lucina (1ª Ed.). ISBN 84-85708-23-7. 
  • Heidegger, Martin & Eugen Fink. Trad. de Jacobo Muñoz y Salvador Mas (1986). Heráclito. (Título original: Heraklit. Seminar Wintersemester 1966–1967, Vittorio Klostermann, Frankfurt a. M., 1970). Ed. Ariel, Barcelona. 
  • Kirk, G. S. & Raven, J. E. & Schofield, M. (2008). Los Filósofos presocráticos. Historia crítica con selección de textos. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3567-2. 
  • Ortega y Gasset, José. Edición de Paulino Garagorri (1981). Origen y Epílogo de la Filosofía. Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid. 
  • Schöndorf, Harald (2000). «Heráclito, Hipólito y el tornillo batanero. Acerca del Fragmento 59 de Heráclito (m.-K)». Nova Tellus (18 (1)). 

Enlaces externos