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Madurez literaria[editar]

Retrato de Emilia Pardo Bazán, del pintor coruñés Joaquín Vaamonde Cornide.

La separación amistosa de su marido le permitió a Pardo Bazán seguir con libertad sus intereses literarios e intelectuales sin obstáculos. Se preocupó ya no sólo de polémicas literarias, sino de intervenir en el periodismo político y de luchar incansablemente por la emancipación social e intelectual de la mujer.[1]​ Publicó ensayos como La revolución y la novela en Rusia (1887) o La mujer española (1890) y sus conferencias en instituciones de renombre tenían tanto éxito que con frecuencia era invitada a repetirlas. Tal popularidad le granjeó en ocasiones enemistades entre los escritores de su tiempo, que veían invadido un sector tradicionalmente reservado a los hombres por una mujer considerada más competente que muchos de ellos. Esto le llevó a decir: "Si en mi tarjeta pusiera Emilio, en lugar de Emilia, qué distinta habría sido mi vida...".[2]

En 1888 visitó en Venecia al pretendiente carlista al trono de España y los artículos que escribió a raíz de la visita contribuyeron a la escisión del Carlismo.

Coincidiendo con la muerte en 1890 de su padre, su obra evolucionó hacia un mayor simbolismo y espiritualismo, patente en Una cristiana (1890), La prueba (1890), La piedra angular (1891), La quimera (1905), La sirena negra (1908) y Dulce dueño (1911). Esta misma evolución se observa en sus más de quinientos cuentos y relatos, recogidos en Cuentos de la tierra (1888), Cuentos escogidos (1891), Cuentos de Marineda (1892), Cuentos sacro-profanos (1899), entre otros.

En Una Cristiana y La Prueba, de 1890, parece trabar polémica a través de la ficción con algunos de sus detractores morales, como el Padre Coloma, Menéndez Pelayo y Pereda. La diferencia de edad entre enamorados, el cruce de afectos o deberes familiares y el remordimiento religioso son ingredientes clave. Adán y Eva, que agrupa las novelas Doña Milagros (1894) y Memorias de un solterón (1896), parece, según algunos críticos literarios, la justificación de su relación con Galdós. En La Quimera (1905), sin embargo, vuelve al aguafuerte para retratar el Madrid polvoriento.

Nuevo Teatro Crítico[editar]

En su afán reformador, en 1890 Doña Emilia aprovechó la herencia paterna para crear una revista de pensamiento social y político totalmente escrita y financiada por ella: Nuevo Teatro Crítico, titulada en homenaje a Benito Jerónimo Feijoo del que fue seguidora. En ella se incorporaron ensayos, críticas literarias, noticias sobre otros escritores y estudios de actualidad política y social con el objetivo de reflejar la vida intelectual de su época. En un principio tuvo éxito, su estilo directo y sinceridad acrecenta la polémica que ella no desdeña y le crean fama de de vehemente y revolucionaria. La experiencia dura tres años y en su despedida a los lectores declara que ha perdido en la empresa humor y dinero.[3]

La biblioteca de la mujer[editar]

Otra de sus iniciativas editoriales fue la creación de La Biblioteca de la Mujer, una publicación destinada a fomentar la cultura femenina en la que se mezclan temas sociales, literarios y cuestiones cotidianas y un trabajo sociológico sobre la situación de las mujeres en España en la época. En ella hay novedades de literatura y sociología junto a libros sobre cocina y alimentación. Es en esta colección donde publica "XXXXXX

En 1892 fundó y creó la colección de libros de divulgación para las mujeres La Biblioteca de la mujer y a instancia de sus inquietudes feministas se publicó el mismo año la obra

Leer a Stuart Mill en España[editar]

La Esclavitud de la Mujer que John Stuart Mill había escrito en 1869.[4]

La rica obra de Emilia Pardo Bazán incluye también los libros de viajes, como Por Francia y por Alemania, 1889; Por la España pintoresca, 1895) y las biografías (San Francisco de Asís, 1882; Hernán Cortés, 1914. Varela Jácome ha descubierto una novela inédita: Selva.

En el año 2012, se publica por primera vez en España su primera novela, escrita con 13 años de edad, Aficiones peligrosas.[5]

Sus extensísimas Obras completas se imprimieron ya en vida (Obras Completas, Madrid: Imprenta A. Pérez Dubrull, 1891, 43 vols.), por lo que parece la más completa la póstuma de 1924 (Obras Completas, Valladolid: Imprenta Colegio de Santiago, S. A., 1924). Federico Carlos Sainz de Robles hizo otra edición con estudio y notas, pero limitada a su narrativa (Obras Completas (Novelas y Cuentos), Estudio preliminar, notas y prólogo de Federico Carlos Sainz de Robles. Madrid: Aguilar, 1947, 2 vols.) y la misma editorial imprimió una selección con ese título en 1973 encomendada a un hispanista especializado (Obras Completas, introducción bibliográfica, selección de material crítico, prólogo, clasificación de cuentos, notas y apéndices de Harry Kirby. Madrid: Aguilar, 1973 3 vols.) La Biblioteca Antonio de Castro asumió desde 1999 la publicación entera de sus Obras Completas (Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 1999-...) por parte del especialista Darío Villanueva.[6]

Activismo por los derechos de la mujer[editar]

Pardo Bazán fue una abanderada de los derechos de las mujeres y dedicó su vida a defenderlos tanto en su trayectoria vital como en su obra literaria. En todas sus obras incorporó sus ideas acerca de la modernización de la sociedad española, sobre la necesidad de la educación femenina y sobre el acceso de las mujeres a todos los derechos y oportunidades que tenían los hombres.

Su cuidada educación y sus viajes por Europa le facilitaron el desarrollo de su interés por la cuestión femenina. En 1982 participó en un congreso pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza celebrado en Madrid criticando abiertamente en su intervención la educación que las españolas recibían considerándola una "doma" a través de la cual se les transmitían los valores de pasividad, obediencia y sumisión a sus maridos. También reclamó para las mujeres el derecho a acceder a todos los niveles educativos, a ejercer cualquier profesión, a su felicidad y a su dignidad. [7]

Aún consciente del sexismo en los círculos intelectuales, propuso a Concepción Arenal para la Real Academia Española, pero la candidatura fue rechazada; tampoco aceptaría ésta institución a Gertrudis Gómez de Avellaneda, ni su propia candidatura (fue rechazada tres veces, en 1889, en 1892 y en 1912), por más que en 1906 llegara a ser la primera mujer en presidir la sección de literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid (en 1916)[8]​ además de ser nombrada en 1910 Consejera de Instrucción Pública por Alfonso XIII.[7]

Relaciones y vida social[editar]

Pardo Bazán tuvo una intensa vida social que no limitó su actividad como escritora. Concentraba sus actividades sociales durante los meses de estancia en Madrid y sus trabajos literarios en los meses que pasaba en Galicia, generalmente en el Pazo de Meirás.

Desde su primer traslado a Madrid comienza a relacionarse con políticos e intelectuales de la época entre ellos Giner de los Ríos, amigo de sus padres, con quien compartió el interés por la educación y las preocupaciones reformistas y a quien consideró uno de sus mejores amigos.[3]​ También Menéndez Pelayo de quien acaba distanciándose tras la polémica de sus escritos de 1883. Tuvo también amistad con Pérez de Ayala, Miguel de Unamuno, Ramón de Campoamor a cuyas tertulias acudía o Wenceslao Fernández Flórez.

Desde 1880 mantenía relaciones epistolares con Menéndez Pelayo u otros escritores críticos como Clarín[9]​ que fue muy amigo suyo y prologó su polémico libro "La cuestión palpitante". En ella dice que es "simpática, valiente y discretísima" pero años más tarde declara que se arrepiente del prólogo y empieza a criticar sus obras.

Tenía múltiples enfrentamientos con José María de Pereda especialmente cuando éste declaró que una mujer no podía ser académica y mejor relación con Varela aunque tampoco le apoyó cuando Pardo Bazán quiso entrar en la Academia.

Admiró y apoyó a las obras de los pintores más vanguardistas de la época como Sorolla y Aureliano de Beruete y entre los políticos más importantes de la época destaca su amistad con Castelar, Pi y Margall, Cánovas y Canalejas con quien tuvo muchos debates y contactos.[3]

  1. Santana, Mario (marzo de 2001). «An Essay in Feminist Rhetoric: Emilia Pardo Bazan's "El indulto"». MLN 116 (2): 250-265. Consultado el 9 de septiembre de 2013. 
  2. González Megía, Marta (2007). Prólogo a "Bucólica". Lengua de Trapo. pp. XI. ISBN 978-84-89618-33-6. 
  3. a b c Alberdi, Inés (2013). Vida de Emilia Pardo Bazán. EILA Editores. ISBN 978-84-940316-8-7. 
  4. Nash, Mary; Álvarez Gónzález, Ana Isabel (2002). Seneca Falls. Un siglo y medio del Movimiento Internacional de Mujeres y la lucha por el sufragio femenino en España. Guía didáctica. Gobierno del Principado de Asturias. p. 58. 
  5. de la Fuente, Manuel (2 de abril de 2012). «Las "aficiones peligrosas" de doña Emilia Pardo Bazán». ABC. Consultado el 6 de septiembre de 2013. 
  6. Para más detalles, véase la completa bibliografía de http://www.cervantesvirtual.com/portales/pardo_bazan/su_obra_bibliografia/#9
  7. a b Nash, Mary; Álvarez Gónzález, Ana Isabel (2002). Seneca Falls. Un siglo y medio del Movimiento Internacional de Mujeres y la lucha por el sufragio femenino en España. Guía didáctica. Gobierno del Principado de Asturias. p. 58. 
  8. Bieder, Maryellen (1992). «Emilia Pardo Bazán y las "Literatas": las escritoras españolas del XIX y su literatura». Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Barcelona 21-26 de agosto de 1989 2. coord. por Antonio Vilanova. pp. 1203-1212. ISBN 84-7665-859-1. 
  9. Carmen Bravo-Villasante. «Aspectos inéditos de Emilia Pardo Bazán (Epistolario con Galdós)». Centro Virtual Cervantes. Consultado el 23 de agosto de 2016.