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Diferencia entre revisiones de «Purgatorio»

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==El purgatorio en la Biblia==
==El purgatorio en la Biblia==
La existencia del purgatorio, junto a otras ''mansiones de ultratumba'' distintas del infierno y el cielo, forma parte de la doctrina católica romana. En el caso del purgatorio, el [[Antiguo Testamento]] únicamente se refiere al concepto de manera inequívoca en el libro segundo deuterocanónico de los [[Macabeos]] (12: 41-46), pero su existencia también se puede intuir en varios pasajes del Nuevo Testamento. Aunque hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la Iglesia Cristiana Primitiva, Siglos más tarde, Lutero también reparó en él precisamente por su referencia al purgatorio, a cuya existencia se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la existencia del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la Iglesia Católica Romana llama actualmente [[deuterocanónicos]], fueron incorporados en la tradición al griego de la [[Septuaginta]], una versión de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas y, en menor medida, en la católica; Segun los protestantes es un canon que prácticamente ninguna tradición hebrea acepta, pero son usados en tiempos apostólicos y se hace referencia a ellos en varios pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros Deuterocanónicos. También hay algunas evidencias de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).
Pero su existencia también se puede intuir en varios pasajes del Nuevo Testamento. Aunque hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la Iglesia Cristiana Primitiva, Siglos más tarde, Lutero también reparó en él precisamente por su referencia al purgatorio, a cuya existencia se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la existencia del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la Iglesia Católica Romana llama actualmente [[deuterocanónicos]], fueron incorporados en la tradición al griego de la [[Septuaginta]], una versión de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas y, en menor medida, en la católica; Segun los protestantes es un canon que prácticamente ninguna tradición hebrea acepta, pero son usados en tiempos apostólicos y se hace referencia a ellos en varios pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros Deuterocanónicos. También hay algunas evidencias de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).


Entre los lugares del Antiguo Testamento canónico que la Iglesia Católica interpreta como relacionados con la expiación tras la muerte en un purgatorio, están:
Entre los lugares del Antiguo Testamento canónico que la Iglesia Católica interpreta como relacionados con la expiación tras la muerte en un purgatorio, están:

Revisión del 18:20 3 sep 2008

Representación artística del purgatorio
Virgen del Carmen rodeada de ángeles que rescatan a las almas del Purgatorio. Escultura barroca de Dupar, Beniaján (España)
Archivo:Lonelysoul.jpg
El ánima sola rezando en el purgatorio, con la mirada hacia lo alto. Estampa popular

En la teología católica, el purgatorio es el lugar de limpieza y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin pecado mortal (ofensa directa a Dios), pero que han cometido pecados leves en su vida, tienen que limpiar esas culpas para poder alcanzar el cielo. Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará llegando al Cielo tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del Infierno. Las plegarias por los muertos y las indulgencias pueden acortar la estadía de uno o varios de los seres queridos que estén en dicho lugar.

El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.

La Iglesia Ortodoxa de Oriente no acepta la existencia del purgatorio, pero tradicionalmente se ofrecen rezos a los muertos, pidiendo a Dios que les muestre su misericordia y amor, en lo que equivale a una admisión implícita de su existencia.

Las iglesias protestantes rechazan de forma unánime la creencia en el purgatorio; de hecho, la Reforma luterana se inició precisamente con la denuncia que Lutero hizo contra la venta de indulgencias (dispensas eclesiásticas que liberaban a las almas del purgatorio a cambio de dinero) para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro. Con ellas se le pagó su trabajo a Miguel Ángel y muchos otros artistas. Lutero describe el purgatorio como una invención malintencionada del anticristo para confundir al hombre y hacerle creer que hay perdón después de la muerte por medio de la compra de indulgencias y otros mecanismos. Sin embargo, la Iglesia Catolica no acepta esa vision, ya que ella considera que es preciso distinguir entre la remisión de la pena temporal y el perdón de los pecados propiamente dichos. Al estar el purgatorio basado únicamente en los libros que la Iglesia Católica Romana denomina con el nombre de deuterocanónicos, los protestantes decidieron rechazar la doctrina del purgatorio al considerar que dichos libros, propios del canon griego de la Septuaginta, sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios, por lo que los han calificado como apócrifos. Esto lleva la discusión a decidir quién de estos antagonistas tiene autoridad para definir el canon de la Biblia y la doctrina cristiana misma.

En el Islam existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el Barzaj, el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el Juicio Final en lo que Mahoma describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el Araf, un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. También se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.

Otro lugar que responde al mismo concepto es el Hamistagan o Hamestagan del zoroastrismo, donde las almas de los que presentan un balance equilibrado entre sus buenas y sus malas obras, encuentran la oportunidad que necesitan para ganar un sitio en el cielo. Algunos apologetas protestantes aprovechan esta coincidencia para hacer uno de sus frecuentes reproches de paganismo en las tradiciones católicas.

El purgatorio en la Biblia

Pero su existencia también se puede intuir en varios pasajes del Nuevo Testamento. Aunque hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la Iglesia Cristiana Primitiva, Siglos más tarde, Lutero también reparó en él precisamente por su referencia al purgatorio, a cuya existencia se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la existencia del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la Iglesia Católica Romana llama actualmente deuterocanónicos, fueron incorporados en la tradición al griego de la Septuaginta, una versión de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas y, en menor medida, en la católica; Segun los protestantes es un canon que prácticamente ninguna tradición hebrea acepta, pero son usados en tiempos apostólicos y se hace referencia a ellos en varios pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros Deuterocanónicos. También hay algunas evidencias de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).

Entre los lugares del Antiguo Testamento canónico que la Iglesia Católica interpreta como relacionados con la expiación tras la muerte en un purgatorio, están:

"Muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos comprenderá, pero los entendidos comprenderán".
Daniel 12:10
"A este tercio lo meteré en el fuego, lo fundiré como se funde la plata, lo probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo lo oiré. Yo diré: 'Pueblo mío'. Él dirá: 'Yahveh es mi Dios'".
Zacarías 13:9 (Reina-Valera 1995)

Desde la perspectiva católica romana, se piensa que los pasajes anteriores dan a entender que en el "otro mundo" las almas podrán ser purificadas (limpiadas) de la mancha de ciertos pecados, ya perdonados en cuanto a culpa; ese otro mundo no puede ser el infierno, pues en él ya se está condenado; tampoco el cielo pues nada que tenga mancha entrará ahí, por lo que este lugar debe ser una residencia intermedia.

Desde la perspectiva protestante, estos pasajes se refieren a la purificación de la fe de los verdaderos cristianos mediante las pruebas de este mundo, ya que una vez terminada esta vida, ya no hay fe, sino conocimiento real de la existencia de Dios, y certeza del cielo y del infierno, puesto que Cristo habría hecho propiciación por todos aquellos que lo aceptan y los habría limpiado completamente de todo pecado, santificándolos en sí mismo para su acceso al cielo.

La principal cita del Nuevo Testamento con que los católicos romanos explican la existencia de un purgatorio es la de Mateo 12: 31-32.

"A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.".
Mateo 12:32 (Nueva versión internacional)

Otra versión:

"Cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.".
Mateo 12:32 (Reina-Valera 1995)

La anterior cita se refiera a que no hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Al señalar que el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en esta vida ni en la otra, se entendería que Dios (Jesús) se está refiriendo a ese pecado específicamente, y que por lo tanto, de ello se entendería que existen pecados (veniales) que sí podrían ser perdonados en la otra vida. De lo contrario hubiera dicho simplemente “El pecado contra el espíritu Santo no será perdonado” o “no será perdonado en esta vida”.

Un pasaje en el que se ven implícitas no las penas infinitas del infierno, sino penas finitas de donde sí se saldrá:

Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
Mateo 5: 5-26

Y donde se observa que Cristo explícitamente mostró que para diferentes grados de pecados hay diferentes sanciones:

Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
Mateo 5:22

Pueden citarse también el Evangelio de Lucas (12: 47-48), la Segunda epístola a Timoteo (1: 16-18) y la Primera epístola a los corintios (3:10-15).

Desde la perspectiva protestante, las citas de arriba solamente confirman que no hay perdón de pecados después de la muerte, ya que no existe ninguna cita Bíblica que explícitamente confirme la existencia de algún estado intermedio, sino que sólo hay dos estados posibles para el alma después de la separación del alma y el cuerpo: el Cielo para aquellos que tuvieron en vida fe en el perdón total de los pecados a través del sacrificio de Cristo, y el infierno para los que no tuvieron fe o la perdieron durante las pruebas de la vida.

Penas del purgatorio

Según la doctrina católica romana hay una diferencia sustancial entre infierno y purgatorio, y éste no es un infierno temporal. Propiamente hablando, sólo en el infierno se da una verdadera pena de daño, ya que ella es el castigo ultraterreno a la aversión actual de Dios, que no se da en las almas del purgatorio. Sin embargo pueden distinguirse:

  • Dilación de la Gloria. Tratada por la tradición teológica como pena de daño, es sin embargo cualitativamente distinta de la que se da en el infierno, y consiste en el aplazamiento del cielo. El alma queda privada de la visión beatífica (visión de Dios) mientras purga sus pecados. Esta pena implica que la presencia en el purgatorio no puede prolongarse en el tiempo hasta más allá del Juicio Final.
  • Pena de sentido. La tradición de los Padres latinos es casi unánime en favor del fuego real y corpóreo, semejante al del infierno, pero no ha sido necesaria todavía una declaración dogmática al respecto. Sí hay argumentos en la tradición, como el cuestionario de Clemente VI a los armenios, donde expresamente se pregunta «...si crees que son atormentados con fuego temporalmente...». En cuanto a si Dios se vale de los demonios para la administración de las penas del purgatorio, Santo Tomás (De purgatorio, Suppl. a.5) explica que no.

El Purgatorio en la cultura

Dante Alighieri menciona al Purgatorio en su obra máxima La Divina Comedia, es una de las tres partes de su obra, y lo imagina como una montaña, dividida en siete rellanos donde la ánimas purgan un pecado distinto; y en la cima se encuentra el Paraíso Terrenal.