Proverbio

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Proverbio chino: Bing feng san chi, jue fei yi ri zhi han. Tres palmos de hielo no se hacen en un día de invierno.

El proverbio (del latín proverbium) es un tipo de paremia, un enunciado sentencioso. Otros enunciados sentenciosos son: refrán, adagio, máxima, sentencia, aforismo, frase proverbial, apotegma. El estudio de los refranes y los proverbios se enmarca dentro de la paremiología.

Historia

Las más antiguas colecciones de proverbios son:

Durante la Edad Media se publicaron muchos proverbios siendo famosísimos los de don Sem Tob, durante el reinado de Pedro I de Castilla y los de fray Anselm Turmeda en catalán. En el siglo XVI se publicaron los de Apostolio y los Adagios de Erasmo.

Han publicado colecciones de proverbios:

  • Españoles, Pinciano
  • Italianos, Cornazzano
  • Holandeses y alemanes, Gruter
  • Ingleses, Howell, Ray, Fielding y Kelly
  • Franceses, Leroux de Linay[1]

El refrán

En la lengua española, la denominación refrán ha conocido una gran difusión hasta el punto de arrinconar a proverbio que se asocia a una paremia culta como los proverbios bíblicos, frente al refrán, paremia popular o popularizada.

Refrán es una palabra con un origen etimológico que nos remite a la lengua francesa y al vocablo refrain, que quiere decir sentencia corta.

Miguel de Cervantes, en Don Quijote de la Mancha, nos define lo que es un refrán: "los refranes son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos ancianos". Seguirá diciendo Don Quijote sobre la utilidad de los refranes: "cualquiera de los que has dicho [, Sancho,] basta para dar a entender tu pensamiento" (Segunda parte, capítulo XVII).

Los refranes son sentencias breves, habitualmente, de autor desconocido, que, según Felipe C. R. Maldonado, "señalan qué actitud conviene adoptar en cada situación, o define la razón de una determinada conducta, o extrae las consecuencias de una circunstancia, entrañando en cualquier caso un fin didáctico y aleccionador y convirtiendo la anécdota humana en tema de reflexión".[2]​ No obstante, muchas frases literarias y bíblicas ha pasado a formar parte del refranero popular. La mayoría de los refranes son observaciones acuñadas por la experiencia colectiva a lo largo del tiempo, con temas que van desde la meteorología hasta el destino invariable y fatalista de existencia. Constituyen el bagaje cultural del pueblo en tiempos en los que la tradición oral pasaba la sabiduría popular de una generación a otra.

Su estructura suele ser pareada y recurren tanto a la prosa y verso como a figuras literarias (antítesis, elipsis o paralelismo) para facilitar su perpetuación oral.

Ediciones de refraneros

La primera colección conocida de refranes se atribuye a don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, bajo el título de Refranes que dizen las viejas tras el fuego. El racionero de la Catedral de Toledo Blasco de Garay escribió después dos Cartas en refranes (Toledo, 1541) que carecen del propósito exhaustivo de una compilación pero pretenden ser un agradable pasatiempo cortesano. La primera era exclusivamente de refranes y la segunda de sentencias, pero en posteriores ediciones se añadieron otras dos anónimas, una de Juan Vázquez de Ayora y otra, sumamente deturpada, que provenía de un impreso sevillano. Así aparecieron junto al Processo de cartas de amores de Juan de Segura y el Diálogo de mujeres de Cristóbal de Castillejo, recortado y moralizado, por cierto, por Blasco de Garay.

Pedro de Vallés imprimió la tercera colección, Libro de refranes copilado por el orden A. B. C. (Zaragoza, Juana Millán, 1549. Después vinieron tres cuyo carácter era profundamente humanístico. La cuarta realizada por el Comendador griego, es decir, Hernán Núñez(1478-1553) catedrático de Salamanca, Refranes o proverbios en romance, Salamanca, Juan de Canova, 1555, con un prólogo de León de Castro. El sevillano Juan de Mal Lara, discípulo de ambos, publicó otra, La Philosophia vulgar, Sevilla, Hernando Díaz, 1568. Por otra parte, Sebastián de Horozco, quien también estudió en Salamanca, escribió una Recopilación de refranes y adagios que consta de 8.311 ordenados alfabéticamente, pero cuyo manuscrito ha perdurado acéfalo, falto de aquellos que debían reunirse en las letras A, B, C y D. Lo que queda fue impreso en 1916 con el título de Teatro universal de los proverbios. Por último Gonzalo Correas reunió en un largo manuscrito que tituló Vocabulario de refranes y frases proverbiales un verdadero tesoro idiomático que no llegó a comentar debidamente ni se vio impreso hasta siglos más tarde. Ya en el siglo XVII publicaron otros refraneros eruditos como Juan Sorapán de Rieros y Jerónimo Martín Caro y Cejudo, entre otros.

En los últimos años, se están elaborando importantes corpus de paremias, como el Refranero multilingüe coordinado por M. I. Teresa Zurdo y Julia Sevilla Muñoz (Centro Virtual Cervantes, Instituto Cervantes [1]), BADARE coordinado por José Enrique Gargallo (Universidad Central de Barcelona).


Bibliografía

  • Sevilla Muñoz, Julia (1988). Hacia una aproximación conceptual de las paremias francesas y españolas. Madrid: Editorial Complutense. ISBN 84-7491-270-9. 
  • Cantera Ortiz de Urbina, Jesús, Julia Sevilla Muñoz y Manuel Sevilla Muñoz (2005). Refranes, otras paremias y fraseologismos en Don Quijote de la Mancha. Vermont: The University of Vermont. Proverbium, vol. 17. ISBN 0-9710223-9-9. 
  • Sevilla Muñoz, Julia y Jesús Cantera Ortiz de Urbina (2002). Pocas palabras bastan. Vida e interculturalidad del refrán. Salamanca: Centro de Cultura Tradicional Ángel Carril. ISBN 84-87339-66-2. 

Notas

  1. Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (1906-1914)
  2. Cf. Refranero clásico español, edición de Felipe C. R. Maldonado, Madrid: Taurus, 1966, 2.ª ed., p. 10.

Véase también

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