José Miaja

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José Miaja Menant
Información personal
Nombre en español José Miaja Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 20 de abril de 1878 Ver y modificar los datos en Wikidata
Oviedo (Restauración borbónica en España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 13 de enero de 1958 Ver y modificar los datos en Wikidata (79 años)
Ciudad de México (México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Militar Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activo desde 1898
Cargos ocupados
  • Comandante en jefe de la III División Orgánica (1936)
  • Comandante en jefe de la I División Orgánica (1936-1939) Ver y modificar los datos en Wikidata
Lealtad Bando republicano Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Ejército de Tierra de España Ver y modificar los datos en Wikidata
Mandos

-Ministro de la Guerra (1936)

-Al mando de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica (1936-1939)
Rango militar General
Conflictos

Guerra Civil Española:

Miembro de Exploradores de España Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones

José Miaja Menant (Oviedo, 20 de abril de 1878 - México, 1958) fue un militar español. Fue la persona clave en la defensa de Madrid en noviembre y diciembre de 1936, durante la Guerra Civil Española. Combatió hasta el final de la Guerra, tras cuyo final tuvo que partir al exilio.

Carrera militar

Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1896. Su primer destino fue el Asturias, desde donde solicitó traslado a Melilla, en 1900, con 22 años de edad.

En la guerra de Marruecos destacó reorganizando la línea en Sidi Musa y en el asalto a la bayoneta de Talusit Bajo, siéndole concedido el empleo de comandante de Infantería por méritos de guerra.[1][2]

Aunque considerado hombre poco aficionado a la cultura, destacó como estudioso de la lengua árabe.

Segunda República

Ascendido a general en agosto de 1932, se le confirió el mando de la 2ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, acuartelada en Badajoz. Posteriormente, en 1932, el gobierno presidido por Martinez Barrio le otorga el mando de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, de guarnición en Madrid.

A pesar de su posible pertenencia a la derechista Unión Militar Española (UME), en 1935, durante el ministerio de Gil Robles, es enviado a Lérida, uno de los destinos alejados de la capital que se solían dar a militares que no gozaban de la plena confianza del gobierno. El motivo: mala presentación en el desfile de sus regimientos[3]

Elecciones de 1936

Al formar gobierno Manuel Azaña designa Ministro de la Guerra al general Masquelet pero al estar ausente llamó a Miaja para hacerse cargo de tan importante función, aunque por poco tiempo. Vuelve a su brigada y ocupa también la jefatura de la Primera División Orgánica por enfermedad de su titular Virgilio Cabanellas.

Guerra Civil

En julio de 1936, al iniciarse la rebelión militar que desembocaría en la Guerra Civil Española, estaba al mando de la 1ª Brigada de Infantería de la Primera División Orgánica, de guarnición en Madrid. Muchos de sus subordinados estaban implicados en la sublevación y, él mismo, en un primer momento, no adopta una actitud decidida, probablemente por el hecho de que su familia estaba en zona controlada por los sublevados. No obstante, decide permanecer leal al gobierno y es designado ministro de la Guerra en el fugaz gabinete de Diego Martínez Barrio, en la madrugada del 18 al 19 de julio de 1936. No acepta el mismo cargo en el gobierno formado por José Giral.

La columna de Córdoba

El 25 de julio de 1936 es nombrado Jefe de Operaciones del Sur, partiendo el 28 de julio de Albacete al mando de una fuerza de 5.000 hombres con la que llega a las puertas de Córdoba, pero vacila y su indecisión le hace perder un tiempo que da lugar a la actuación de la aviación de los sublevados sufriendo una gran derrota el día 5 de agosto.[4]

Defensor de Madrid

Tras el fracaso es trasladado a Valencia, donde toma el mando de la Tercera División Orgánica. A finales de octubre vuelve a Madrid como jefe de la Primera División Orgánica. En noviembre de 1936, al evacuar el gobierno la capital ante la inminente llegada de las tropas franquistas, fue nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. Con el teniente coronel Rojo como Jefe de Estado Mayor, logra detener al enemigo en el Manzanares tras feroces combates en la Ciudad Universitaria, alcanzando gran popularidad entre el pueblo madrileño. Sin Miaja no se hubiera impedido la entrada de Franco en Madrid.

Cuando las columnas africanas llegan a las inmediaciones de la capital de España, destaca la defensa de la ciudad que, ante este reducido pero buen ejército, realiza el general Miaja, a quien el Gobierno de la República había dejado al frente de la Junta de Defensa de Madrid, con fuerzas milicianas, de pequeña capacidad operativa, dudoso control y escasez de mandos profesionales. El trabajo de Miaja, difícil y bien hecho, como lo prueba el resultado de que Madrid no fuera ocupado, da lugar a que sobre el esqueleto de defensa creado por él y sus asesores, entre los que estaba su Jefe de Estado Mayor, el Comandante Rojo, se creara el Ejército Popular, que combatiría con creciente eficacia hasta ser derrotado, definitivamente, en la batalla del Ebro.
Rafael Casas de la Vega, Seis Generales de la guerra civil. Vidas paralelas y desconocidas. Editorial Fénix, Madrid 1998, ISBN-84-88787-24-3, página 21

Guadalajara y Brunete

Comandante del Ejército del Centro (febrero 1937) y de la Agrupación de Ejércitos de la zona Centro-Sur (abril 1938), dirigió las batallas de Guadalajara y Brunete, siendo uno de los militares republicanos con más poder.

Tras la captura de Vizcaya, y ante la inminencia del ataque sobre Santander la República, lanza un ataque diversivo sobre Brunete, empleando dos cuerpos de ejército, con 85.000 hombres, 300 aviones y 220 piezas de artillería, todos bajo el mando supremo de Miaja.

El Consejo Nacional de Defensa

En el transcurso de la guerra concentró más poder militar que ningún otro general republicano.[5]​ Considerando que la negativa de Franco a aceptar negociaciones era debida a la participación comunista en el gobierno,[6]​ Miaja no dudó en secundar el golpe de Estado contra el gobierno de Negrín, encabezado por el coronel Casado en marzo de 1939, presidiendo el Consejo Nacional de Defensa que desplazó por la fuerza al gobierno de Negrín del poder republicano, sin conseguir la "paz honrosa" que perseguían.

Exiliado

El 26 de marzo de 1939 se exilió embarcando en Gandía en un barco británico que le llevó a Argelia, después a Francia, y finalmente a México donde murió en 1958 a la edad de ochenta años.

Referencias

  1. R.O. de 18 de diciembre de 1911
  2. ... Del 18 de octubre al 11 de noviembre está en Xauen, punto avanzadísimo de España en África, punto en el que no tienen cabida los hombres blandos, porque pocos días después, el 17 de noviembre, se iniciaba la difícil, la discutida, la necesaria retirada hacia Tetuán. Y ello es un claro indicio de que Miaja era hombre válido, bien probado en una dura y verdadera guerra.
    Rafael Casas de la Vega, Seis Generales de la guerra civil,. Vidas paralelas y desconocidas. Editorial Fénix, Madrid 1998, ISBN-84-88787-24-3, página 21
  3. Antonio López Fernández, General Miaja, defensor de Madrid. Editorial Gregorio del Toro, Madrid 1975, página 27
  4. Un bombardeo de la Aviación nacional, en agosto, sobre Torres Cabrera y el ataque de cuatro columnas nacionales, en septiembre, que ocuparon Espejo, acabaron con las posibilidades de Miaja, que hubo de abandonar sus propósitos, demasiados ambiciosos. Bastó para ello una Bandera del Tercio, dos Tabores de Regulares y una docena de compañías de Falange y del Requeté
    Rafael Casas de la Vega, Seis Generales de la guerra civil. Vidas paralelas y desconocidas. Editorial Fénix, Madrid 1998, ISBN-84-88787-24-3, página 315, citando a José Cirre Jiménez, De Espejo a Madrid. Librería Prieto. Granada 1937, páginas 29 a 63
  5. Hugh Thomas, La guerra civil española, Madrid 1976, páginas 437-438.
  6. Hugh Thomas, La guerra civil española, Madrid 1976, páginas 754-755.