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Illapa

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Illapa (conocido también como: Apu Illapa, Ilyapa, Chuquiylla, Catuilla, Intillapa o Libiac)[1]​ es el dios del rayo, el trueno, el relámpago, la lluvia y la guerra dentro de la mitología incaica. El rayo era reverenciado, por lo general, como una deidad de jerarquía suprema dentro de toda el área andina; por lo que recibía diversos nombres: Yana Raman o Libiac, de los Yaros o Llacuaces; Pariacaca, de los Yauyos; Apocatequil, de los Cajamarca; Tumayricapac de los Yaros de Chinchaycocha; Pusikajcha, del altiplano sur; entre otros.[2]​ Durante la expansión del Tahuantinsuyo, estas divinidades pasarían a convertirse en variantes regionales del dios Illapa.[3]

Illapa estaba fuertemente vinculado a la agricultura, pues de la mano de él dependía el clima idóneo para fructíferas cosechas y cultivos.

Como dios de la guerra, Illapa también jugaba un papel primordial en contextos bélicos. Illapa era el principal numen protector de las campañas militares incas durante la expansión del Tahuantinsuyo.[4]

Debido a sus facultades como dios del clima y dios de la guerra, Illapa fue venerado a tal punto de ser considerado como el tercer dios más importante dentro del panteón incaico. Solamente era superado por Wiracocha e Inti.

Etimología

El nombre del dios proviene del quechua y significa literalmente rayo.[5]

Posteriormente, durante la época de conquista, los pobladores indígenas asemejaron las características del fuego celeste con la capacidad de las armas de fuego portadas por los conquistadores españoles (arcabuces y mosquetes). A raíz de esto, dichas armas y la artillería en general fueron conocidos bajo el nombre de Illapas o Yllapas.[3]

Dentro del Vocabulario de lengua quechua escrito por Diego Gonzales Holguín, figura el término Yllappa como: rayo, arcabuz y artillería.[6]

Historia

Santiago Apóstol, versión cristianizada (o sincretista) del dios Illapa

Illapa como fruto de tradiciones anteriores

Illapa es la divinidad incaica del rayo, el trueno, el relámpago[7]​, la lluvia[3]​ y la guerra. En los Andes preincaicos, existió numerosa presencia de dioses asociados a los fenómenos atmosféricos. Posteriormente, estos dioses serían oficializados dentro del panteón incaico bajo la figura del dios Illapa.[4]

Al respecto, el padre Arriaga expone lo siguiente:[8]

«Adorar a Líbiac, que es el rayo, es muy ordinario en la sierra; y assí muchos toman el nombre y apellido de Líbiac, o Hillapa, que es lo mismo.»
La extirpación de la idolatría en el Perú, Capítulo II, página 19

El culto al rayo fue universal dentro de los Andes y, de manera general, era considerado el dios creador y/o principal de numerosos grupos étnicos. Estos grupos étnicos lo adoraban bajo múltiples nombres como: Catequil, Pariacaca, Libiac, Tumayricapac, etc.[2]

Sin embargo, a raíz de la expansión del Tahuantinsuyo, los nuevos dominadores les impusieron como máxima deidad a su dios patrono: el Inti (Sol). Por eso, las crónicas cusqueñas se refieren a Illapa como una divinidad que ocupaba el tercer lugar en importancia después de Wiracocha (Hacedor) y del Inti (Sol), lo cual muestra la visión propia de los incas como superiores en relación con los conquistados, quienes tenían como dios supremo e incluso como ancestro al Rayo.[9]

Sincretismo de Illapa bajo la figura de Santiago Apóstol

A finales del siglo XVI, los conquistadores españoles asemejaban a Illapa con la figura de Santiago Apóstol. La figura del santo apareció en el cielo e iba produciendo truenos con el galope de su caballo.[10]

Al respecto, Guamán Poma de Ayala escribe:[11]

«Dicen que vieron a vista de ojos que bajó el señor Santiago con un trueno muy grande, como rayo. Cayó del cielo a la fortaleza del Inca (llamada Sacsayhuaman, que es pucara del Inca), arriba de san Cristóbal. Como cayó en tierra se espantaron los indios y dijeron que había caído Illapa, trueno y rayo del cielo, Caccha, de los cristianos, favor de cristianos. Y bajó el señor Santiago a defender a los cristianos […] Desde entonces los indios al rayo le llaman y le dicen Santiago porque el santo cayó en tierra como rayo, Illapa Santiago. Como los cristianos daban voces diciendo ‘¡Santiago!’, lo oyeron los indios infieles y vieron al santo caer en tierra como rayo. Así, los indios son testigos de vista del señor Santiago y se debe guardar esta fiesta del señor Santiago como pascua, porque del milagro de dios y del señor Santiago se ganó.»
Nueva corónica y buen gobierno, Capítulo 19, página 407

Esta suerte de sincretismo religioso también ocurrió con otros dioses incaicos. Como ejemplo de ello, se tiene al dios Pachacámac, el cual era conocido como "El señor de los temblores". Los conquistadores españoles asimilaron la figura del dios telúrico con el Cristo de Pachacamilla.[12]

Relación entre Illapa y los arcabuces

Al contemplar el potencial de las armas de fuego de los conquistadores españoles, los pobladores andinos equipararon dichas armas con el rayo

Durante el proceso de conquista del imperio incaico, los indígenas asemejaron los arcabuces portados por los conquistadores españoles con el dios atmosférico. La raíz de dicha comparación radica principalmente en estos factores: al igual que el rayo, el arcabuz tiene la capacidad de matar personas; el sonido producido por el trueno y el arcabuz son inequívocamente semejantes; y la chispa generada por el fogonazo del arcabuz se asemejaba al relámpago.[3]

Múltiples cronistas hacen énfasis en dicha equiparación. Uno de ellos es Juan de Betanzos, quien escribió la descripción de los primeros indígenas que contemplaron dicha arma.[13]

«(Los españoles) traen cierta cosa que parece ser hecha de plata y hueca, y echan dentro de ella cierta cosa como ceniza y péganle fuego por un agujerillo que tiene por bajo de ella, y como (cuando) pega este fuego, sale por el hueco desta cosa de plata una gran llama y luego da un tronido que parece al trueno del cielo y parece casi a él. Cuando yo le vi y oí, verdaderamente yo tuve gran temor la primera vez y, como le viese hacer aquello siempre, ya no le tuve temor, porque miré que el trueno del cielo mata gente y éstos, que éstos traían, no matan a nadie, sino espantan solamente.»
Suma y narración de los incas, Parte II, Capítulo XX

De manera más explícita, Titu Cusi Yupanqui dejó traslucir la designación del arcabuz bajo el nombre del rayo por los pobladores andinos. En su Instrucción al Licenciado Don Lope García de Castro, el monarca manifiesta la siguiente información:[14]

«También porque tenian Yllapas, nonbre que nosotros tenemos para los truenos, y esto dezian por los arcabuzes porque pensaban que heran truenos del cielo.»
Instrucción al Licenciado Don Lope García de Castro

Representación

Illapa era representado como un poderoso e imponente hombre de brillantes vestiduras que portaba una maqana de oro y una warak'a. Dichas armas divinas simbolizaban su poder absoluto sobre el clima y su capacidad de generar rayos, truenos y relámpagos.[15]

Según el cronista Bernabé Cobo, otra representación que los incas le daban a Illapa era la de un guerrero formado por estrellas en el mundo celestial. En su obra Historias del Nuevo Mundo: obras del padre Bernabé Cobo, él menciona lo siguiente:[4][16]

«Imaginaron que era un hombre que estaba en el cielo formado de estrellas con una maza en la mano izquierda y una honda en la derecha, vestido de lucidas ropas, las cuales daban aquel resplandor del relámpago cuando se revolvía para tirar la honda; y que el estallido della causaba los truenos, los cuales daba cuando quería que cayese el agua. Decían más, que por medio del cielo atravesaba un río muy grande, el cual señalaban ser aquella cinta blanca que vemos desde acá abajo, llamada Vía Láctea; sobre lo cual fingían un mundo de disparates que serían largos de contar. Deste río, pues, tenían creído tomaba el agua que derramaba sobre la Tierra.»
Historias del Nuevo Mundo: obras del padre Bernabé Cobo, Vol. II.

Al igual que otros dioses, Illapa se podía manifestar bajo la forma de varios elementos. Por lo general, Illapa se manifestaba en el mundo terrenal bajo la forma de un puma[17]​ o halcón[18]​; puesto que estos animales moraban en lo alto de las montañas. Según la creencia de los pobladores, Illapa solía habitar en las más altas montañas.[18]

La trinidad del rayo

La trinidad andina del rayo es posible que sea la personificación a sus tres aspectos: rayo, trueno y relámpago

Según algunas fuentes, el dios Illapa, al igual que otros dioses andinos del rayo, forma parte de una trinidad deífica.

Trinidades semejantes pueden encontrarse en el dios Yana Raman (trinidad compuesta de: Ñamoc, el padre del rayo; Yana Raman, el rayo; y Uchu Libiac, el hijo del rayo) y el dios Catequil (trinidad compuesta de: Piguerao, hermano de Catequil; Catequil, el dios del rayo de los Cajamarca; y Mamacatequil o Cautaguan, su madre).[19][20]

En el caso de Illapa, su trinidad deifica está compuesta de las siguientes deidades: Yayan Yllapa, el padre; Chaupi Churin Yllapa, su hijo del medio; y Sullca Churin Yllapa, su hijo menor.

Sin embargo, el cronista Guamán Poma de Ayala escribe:[21][22]

«Tenían los indios antiguos conocimientos de que había un solo Dios, tres personas, de esto decían así: que el padre era justiciero, yayan runa muchochic, el hijo caritativo, churin runa cuyapayac, el agua del cielo para darnos de comer y sustento, sulca churin causayuc micoy coc runap allin ninpac; al primero le llamaban Yayan Yllapa, al segundo Chaupi Churin Yllapa, al cuarto (sic) le llamaban Sullca Churin Yllapa, que estas dichas tres personas eran, y creían que en el cielo era tan grande majestad y señor del cielo y de la tierra, y así le llamaban Yllapa.»
Nueva corónica y buen gobierno, Capítulo 5, página 55 y 56

Guamán Poma de Ayala menciona la existencia de una cuarta deidad, sin tomar en cuenta la tercera, la cual no se la vuelve a mencionar. No se sabe a ciencia cierta si esto fue un error o algún guiño de sincretismo religioso por parte del cronista. A raíz de esto, diversos investigadores llegaron a la conclusión de que estas trinidades habrían sido posiblemente creadas para tratar de homologarlas con la trinidad cristiana.[4][23]

Ritos

Los ritos dedicados a Illapa tomaban lugar en las más altas montañas, pues se creía que él solía habitar en ellas. Sus ritos incluían danzas, cánticos, fiestas y sacrificio de animales (en periodos de suma necesidad, se efectuaban ofrendas humanas).[18]

Roles y asociaciones

Deidad agrícola y fertilizadora

Esta es una de las facetas más citadas sobre las atribuciones divinas de Illapa. Según Polo de Ondegardo:[24]

«Después del Viracocha, y del Sol, la tercera Huaca y de más veneración era el Trueno: al qual llamauan por tres nombres Chuquiilla, Catu illa, Intuillapa: fingiendo que es vn hombre que está en el Cielo con vna honda y vna porra, y que estaba en su mano el llouer, y granizar, y tronar y todo lo demás que pertenece a la región del ayre, donde se hacen los nublados.»
Informaciones acerca de la religión y gobierno de los Incas, Volumen III, página 6

Illapa, al igual que otros dioses andinos, era una entidad dual que según las circunstancias, podía ser de carácter benefactor y/o destructor. Así como podía favorecer los cultivos al fertilizar a la Pachamama (Tierra), también podía arrasar con los mismos. Aspectos positivos de la divinidad como por ejemplo, la lluvia, podía convertirse en un agente adverso; ya sea por un exceso de esta que genere inundaciones o la falta de la misma, la cual genera sequías.[4]

Deidad de la guerra

Huayna Capac, en su Pillcoranpa, replicando el poder bélico de Illapa

El noveno Inca, Pachacútec, había establecido al dios Illapa como wawqi (hermano divino). A raíz de esto, el Inca mandó a que fabricasen diversos ídolos en honor a la deidad del rayo.[4]

Entre estos ídolos, se encuentra uno conocido como Caccha o Cacha. Al respecto, el cronista Juan de Betanzos añade:[13]

«(Pachacuti) hizo un ídolo pequeño que un hombre lo llevase en las manos sin pena el cual ídolo era de oro hecho para en que ellos adorasen mediante que la guerra durase y ellos en ella anduviesen al cual ídolo adoraban como al Dios de las batallas e llamáronle Cacha el cual ídolo dió e hizo merced a un deudo suyo el más cercano e propincuo a él para que mediante la guerra tuviese cargo de le llevar a cuestas o como mejor pudiese y que el día de la batalla cuando ansi batalla tuviesen le llevase en las manos vestido e aderezado e con diadema en la cabeza llevando siempre en par de sí un mozo suyo que con un tirasol pequeño que ellos llaman achigua cada e cuando que se parase el tal ídolo le hiciese sombra bien ansi como se hacía su persona e que fuese este tirasol e una vara larga para que se conociese ansi andando en la batalla so él andaba o tuviese cuidado la tal gente de ansi mirar por él e guardar su persona el ídolo al cual ídolo desde que fue hecho hasta que que se cumplieron los tres meses que la gente le fue junta le fueron hechos muchos e grandes sacrificios.»
Suma y narración de los incas, página 84

Vale la pena resaltar que, Caccha es uno de los nombres con los que Guamán Poma de Ayala hace alusión a la deidad del rayo, a través del vocablo compuesto Curi Caccha (resplandor de oro).[25]

Respecto a lo anterior, Bernabé Cobo ofrece información más explícita. En su obra Historias del Nuevo Mundo: obras del padre Bernabé Cobo, él menciona lo siguiente:[16]

«Tenía también el Trueno templo aparte en el barrio de Totocacha, en el cual estaba una estatua suya de oro en unas andas de lo mismo, que hizo el Inca Pachakuti en honor del Trueno, y la llamó Intiillapa; a la cual tomó por hermano y mientras vivió la trajo consigo en la guerra.»
Historias del Nuevo Mundo: obras del padre Bernabé Cobo, Vol. II.

Dentro de la numerosa cantidad de dioses y divinidades de la mitología incaica, Illapa era el dios portador de dos poderosas armas divinas: la maqana dorada y la warak'a. Dichas armas, a su vez, eran variantes divinizadas de las principales armas de los incas.[4]

Del mismo modo, durante las guerras, el Inca trataba de homologar el poder bélico del dios Illapa. Esto lo hacía sobre una plataforma llevada por un grupo de personas. Dicha plataforma era conocida como Pillcoranpa (andas del Inca) y su uso era exclusivamente en la guerra. En ella, el Inca hacía uso de su warak'a e impulsaba piedras de oro fino como letales proyectiles frente a sus enemigos.[26]

Deidad asociada al Inca difunto

Según traducciones de Cristóbal de Albornoz, el término Illapa era utilizado como un sinónimo para los mallquis (cuerpos momificados) de los gobernantes incas y/o antepasados principales. En su informe Instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haziendas, el célebre extirpador de idolatrías escribe:[27]

«Hay otros géneros de guacas que se llaman Illapas, que son cuerpos muertos embalsamados de algunos pasados suyos principales, a los cuales reverencian y mochan. Esto no es mocha general sino particular de la parcialidad o ayllo que desciende de los tales muertos. Guárdanlos con mucho cuidado entre paredes a ellos sus vestidos y algunos basos que tenía(n) de oro y plata y madera o de otros metales o piedras.»
Instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y haziendas, página 19

En relación con esto, dicha asociación entre la deidad del rayo y el cuerpo del difunto gobernante también se encuentra documentado en la obra Nueva corónica y buen gobierno de Guamán Poma de Ayala. En dicha obra, el cronista escribe:[28]

«Entierro del Inga. Cómo fue enterrado el Inga y abalzamaron (embalsamaron) sin menearle el cuerpo, y le pusieron los ojos y el rostro como si estuviera vivo, y le vestían ricas vestiduras, y al difunto le llamaron Yllapa, que todos los demás difuntos les llamaban Aya.»
Nueva corónica y buen gobierno, Capítulo 13, página 290

El cronista establece una notable diferencia entre la designación Yllapa (cuerpo sin vida del Inca) y Aya (cuerpo sin vida de una persona común). A los mandatarios principales y/o personajes ilustres se les dedicaba este embalsamiento especial; siendo vestidos con lúcidas vestiduras como si se tratase del mismo Illapa.

Del mismo modo, las momias de los gobernantes y/o mandatarios principales adquieren el nombre del dios, puesto que, durante el Aya Marcay (mes de los difuntos), las momias eran sacadas de sus recintos y los llevaban en procesión por las calles, casas y la plaza mayor. Asimismo, se les ofrecía comida y danzas para que ayudaran a traer el tan preciado líquido celeste.[18]

Esta asociación está presente dentro de la cosmovisión andina y se puede entender como el gobernante vivo encarna la todopoderosa fuerza del Sol, mientras que su cuerpo muerto encarna la todopoderosa fuerza del clima.[18]

Deidad asociada a los nacimientos

El dios Illapa también ha estado vinculado con los recién nacidos. En la cosmovisión andina, los niños gemelos eran considerados hijos suyos, puesto que se pensaba que el rayo habría impactado a la madre, ocasionando que el embrión se partiese en dos.

Los gemelos no eran los únicos "hijos del Rayo", el mismo apelativo también lo recibían aquellos que nacían con alguna malformación como: labio leporino, polidactilia, chapca (niños nacidos de pie), niños con lunares o manchas, nariz hundida, etc. Asimismo, los niños que nacían durante un día de tormenta también recibían dicho reconocimiento.[4]

En el caso de que los gemelos y niños con malformación genética lograsen sobrevivir, estos eran destinados a ser los ministros de la deidad. Aquellos que fungían como ministros fueron conocidos bajo el nombre de Curis o Chuchus. Por otro lado, si aquellos infantes fallecían, sus cuerpos eran depositados dentro de unas ollas. Dichas ollas eran almacenadas por los familiares del infante debajo de las casas o eran reservadas dentro del mismo lugar donde se guardan los mallquis del pueblo y allí son reverenciados con chicha, cuyes y demás ofrendas.

La causa de la defunción de estos infantes era adjudicado a su padre, el rayo; de esta manera, al momento de fallecer, se alegorizaba el hecho de que su padre se los había llevado consigo. Para neutralizar la muerte provocada por el rayo, aquellas personas debían portar siempre consigo una concha marina llamada mullu (spondylus crassisquama). Dicho objeto era considerado una ofrenda primordial consagrada a los dioses asociados con los fenómenos atmosféricos y, en este caso, cumplía el rol de inmunizar al portador contra la acción de los rayos.[20]

Deidad transmisora de conocimiento

Como se mencionó anteriormente, los denominados "hijos del Rayo" podían ser tanto los niños gemelos como los que fueron concebidos bajo condiciones especificas, es decir, que tuviesen ciertos rasgos físicos o que naciesen durante la presencia de una tormenta.

Sin embargo, el rayo también podía elegir a las personas al impactar sobre ellas. Esto último resalta la percepción andina del rayo como un ser todopoderoso y dual que, puede aniquilar o reanimar a las personas elegidas por él y otorgarles distintas cualidades divinas.

Cuando una persona era impactada por el rayo, puede existir la posibilidad de que esta sobreviviese al impacto del fuego celeste. A esta persona se la consideraba "tocada" y/o "marcada" por Illapa y que esta era digna de ejercer múltiples cargos.

Según el pensamiento andino, este acontecimiento se interpreta como la transmisión de conocimiento ofrecida por Illapa (Hanan Pacha) al individuo elegido (Kay Pacha). La persona elegida es la receptora del mensaje divino y, por ende, receptora del poder del dios celeste. Los elegidos por el rayo son aquellos que tienen el contacto más directo con los dioses.

Las personas receptoras de este poder tienen la responsabilidad de ejercer los siguientes cargos: ministros religiosos, maestros curanderos, parteras, adivinos, etc.[4]

Illapa según los cronistas

Diagrama de Santacruz Pachacuti. Se puede leer al rayo como: Chuqui Illa o Illapa

De acuerdo con múltiples cronistas, se han recopilado numerosos datos que muestran detalles fundamentales sobre el culto consagrado a Illapa. Muchos de ellos remarcan la importancia y prestigio del dios del rayo.[3]

Según fray José de Acosta, el panteón incaico se encontraba encabezado por Wiracocha (creador), luego seguía Inti (Sol) y en tercer lugar Illapa, también conocido como: Chuquiylla, Catuilla e Intillapa.[10]​ Los indígenas lo representaban como un hombre imponente de brillantes vestiduras que habitaba en el mundo celestial. Asimismo, Illapa portaba una warak'a y una maqana de oro. Dichas armas divinas simbolizaban su dominio absoluto sobre el clima (en especial, el rayo y sus demás elementos).[3]

Santacruz Pachacuti resaltó la importancia del dios Illapa (en forma de doble zigzag) dentro de un diagrama hecho a mano alzada por el mismo cronista. Dicho diagrama replicaba la información obtenida de una plancha de oro que estaba localizada en el Coricancha. Esta plancha dorada mostraba un resumen de la cosmovisión incaica.

A pesar del acuerdo entre varios cronistas respecto al dios, el cronista Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales señaló que los incas tenían a Illapa como enviado del dios Inti, y el lugar donde este cayera era tomado como maldito (anatema):[29]

«Al relámpago, trueno y rayo tuvieron por criados del Sol […] mas no los tuvieron por dioses, como quiere alguno de los españoles historiadores, antes abominaron y abominan la casa o cualquier otro lugar del campo donde acierta a caer algún rayo: la puerta de la casa cerraban a piedra y lodo para que jamás entrase nadie en ella, y el lugar del campo señalaban con mojones para que ninguno lo hollase; tenían aquellos lugares por malhadados, desdichados y malditos; decían que el Sol los había señalado por tales con su criado el rayo.»
Comentarios Reales de los Incas, Libro Segundo, Capítulo I

Asimismo, de todos los cronistas, Garcilaso es el único que niega el lugar de Illapa como dios. Respecto a esto, algunos investigadores concluyeron que posiblemente Garcilaso intentó mostrar que, dentro del Tahuantinsuyo, existió una suerte de monoteísmo en torno al Sol. Esto se debe a la necesidad de justificar un poder absoluto por parte de la elite incaica y reducir la persistencia de unas creencias que no deseaba asimilar por extrañas a sus propios elementos culturales como elite dominante.[3]

Lugares de veneración

Iglesia de San Blas (Cusco)

Illapa fue uno de los dioses más privilegiados dentro del Tahuantinsuyo. Su importancia se ve plasmada en el retablo del templo mayor del Coricancha, descrito por el cronista Santacruz Pachacuti, con una imagen de un doble zigzag.[3]

Asimismo, a Illapa le fue consagrado la edificación de diversos templos, ya sean dedicados enteramente a él o a otras deidades y sea venerado junto a ellas.

La actual Iglesia de San Blas, ubicada en el centro histórico de la ciudad del Cusco, Perú, fue edificada sobre un templo consagrado al culto del dios Illapa. Durante el incanato, la zona donde se levantó dicha iglesia era conocida bajo el nombre de Toqokachi (del quechua: Hueco con sal). Este mismo lugar fue mandado a edificar por el Inca Pachacútec.[30]

Se cree que Sacsayhuamán habría sido usado tanto como fortaleza militar como templo ceremonial, dedicado a varias divinidades entre las que destacaba Illapa.[31]

Según el cronista Cristóbal de Molina, Illapa poseía un templo en un lugar conocido como Pucamarca.[3]

El cronista Guamán Poma de Ayala menciona una sección de la ciudad del Cusco con el nombre de Yllapa Cancha (el recinto del rayo).[32]​ Posiblemente, el cronista se haya referido a uno de los lugares de veneración al dios del rayo que fueron descritos anteriormente.[3]

Véase también

Referencias

  1. «Illapa». Pueblosoriginarios.com. Consultado el 4 de febrero de 2022. 
  2. a b Gómez Díaz, Rafael. «Aymara ¿lengua, etnia o cultura?». Consultado el 21 de junio de 2023. 
  3. a b c d e f g h i j Ariadna Baulenas I Pubill. «La evolución de la divinidad Illapa en el Tahuantinsuyu: poder y conflicto entre la élite cusqueña». Consultado el 03 de setiembre de 2023. 
  4. a b c d e f g h i Curatola Petrocchi, Marco; Szeminski, Jan. «El Inca y la Huaca». Consultado el 30 de abril de 2023. 
  5. «Diccionario Simi Taqe: Quechua - Español». Academia Mayor de la Lengua Quechua. Consultado el 24 de noviembre de 2023. 
  6. «Holguín: vocabulario de la Lengua Quechua». Consultado el 24 de noviembre de 2023. 
  7. Alvar Ezquerra, Manuel (1997). «Vocabulario de indigenismos en las Crónicas de Indias». Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas. p. 211. Consultado el 27 de agosto de 2019. 
  8. «La extirpación de la idolatría en el Perú». Consultado el 4 de abril de 2023. 
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  10. a b «Illapa». Memoria Chilena. Consultado el 18 de mayo de 2019. 
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  31. Silva Gonzales, José Carlos (2007). Saqsaywaman: ‘Casa del Sol’ de los inkas. INC. 
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