Ir al contenido

Hipersensibilidad electromagnética

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 07:39 20 mar 2014 por ImanolAbad (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

La intolerancia ambiental idiopática atribuida a campos electromagnéticos es un conjunto de síntomas médicos adversos cuyo origen, en creencia de sus afectados, está en la exposición a campos electromagnéticos.[1]​ Otros términos para designarla incluyen la hipersensibilidad electromagnética, electrohipersensibilidad, electro-sensibilidad y sensibilidad eléctrica.

Aunque los efectos térmicos de los campos electromagnéticos en el cuerpo son conocidos, los pacientes auto-descritos de la hipersensibilidad electromagnético declaran responder a campos electromagnéticos no ionizantes (o radiación electromagnética) a intensidades muy por debajo de los limites máximos permitidos por los estándares internacionales de seguridad de radiación. La mayoría de las pruebas de provocación hasta la fecha han descubierto que los pacientes auto-descritos de hipersensibilidad electromagnética eran incapaces de distinguir entre la exposición a campos electromagnéticos reales o falsos.[2][3]

Los síntomas descritos informan de cefalea, fatiga, estrés, trastornos del sueño, síntomas cutáneos como picazón, ardor y erupciones cutáneas, dolor muscular y otros tipos de problemas de salud. Sea cual sea la causa, los síntomas son reales y a veces son un problema de incapacidad para las personas afectadas.[4]

En el año 2004, la Organización Mundial de la Salud llevó a cabo un taller sobre la hipersensibilidad electromagnética.[4]​ En las conclusiones de este taller se indica que, tras numerosos estudios de doble ciego bien controlados y diseñados, los síntomas de los afectados no presentan correlación con la exposición a los campos electromagnéticos.[4]​ Aunque la OMS reconoce la existencia de tales síntomas, y reconoce que es preciso tratarlos, también indica lo siguiente:[4]

También existen algunas indicaciones de que es más probable que estos síntomas se deban a afecciones psiquiátricas preexistentes o reacciones de estrés resultado de la preocupación por la creencia en efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud que la propia exposición a campos electromagnéticos.
Organización Mundial de la Salud

Síntomas y gravedad

Una encuesta del 2001 descubrió que con frecuencia las personas relacionaban los síntomas con las antenas de telefonía móvil (74%), seguidas por los teléfonos móviles (36%), teléfonos inálambricos (29%) y líneas eléctricas (27%). La encuesta no estaba diseñada para encontrar ninguna conexión causal entre la exposición al campo electromagnético y la mala salud.[5]

Un informe de la Agencia de Protección de la Salud de Reino Unido dijo que los auto-descritos pacientes de "sensibilidad eléctrica" tienen síntomas que pueden ser agrupados en dos categorías: síntomas cutáneos faciales y síntomas inespecíficos generales que afectan a un amplio rango de sistemas del cuerpo. El informe señaló que "no implica la aceptación de una relación causal entre los síntomas y la atribuida exposición".[6]

Recientemente un pequeño grupo de gente en toda Europa y en los Estados Unidos han informados de síntoma graves y generales como la cefalea, fatiga, tinnitus, mareos, pérdida de memoria, arritmia y síntomas cutáneos en todo el cuerpo.[7]​ En el 2005, la Agencia de Protección de la Salud informó que muchos de los afectados coincidían son los que padecían otros síndromes conocidos como "condiciones basadas en síntomas", trastorno de somatización y sensibilidad química múltiple.[6]​ Levitt propuso una relación entre los campos electromagnéticos y algunas enfermedades del siglo XX, incluyendo el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de la guerra del golfo y el autismo.[8]

Las cifras de Carlsson et al.[9]​ muestran que el 1,9% de la gente informa de muchas molestias de dispositivos visuales y luces fluorescente. Un 2,4% informa de mucha o alguna molestia con factores eléctricos, químicos u olores, ya sea juntos o por separado. Un estudio de 1991 de William J. Rea concluyó que hay una "fuerte evidencia de que existe la sensibilidad a los campos electromagnéticos".[10]

Aquellos que informan de hipersensibilidad electromagnética normalmente describirán diferentes niveles de susceptibilidad a los campos eléctricos, magnéticos y a varias frecuencias de ondas electromagnéticas (incluyendo luces de bajo consumo, fluorescentes, microondas de los móviles y teléfonos inálambricos), y al Wifi, sin ninguna coherencia en la gravedad de los síntomas entre los distintos afectados.[11]​ Otros estudios de afectados de hipersensibilidad electromagnéticas no han encontrado un patrón consistente en esos síntomas.[5][12]​ Por el contrario los síntomas que reflejan casi todas las partes de su cuerpo han sido atribuidos a la exposición a campos magnéticos.

Una minoría de personas que padecen de hipersensibilidad electromagnética afirman que están gravemente afectados por ella. Por ejemplo, un estudio ha estimado que aproximadamente el 10% de los afectados de hipersensibilidad electromagnética en Suecia habían tomado una baja por enfermedad, una jubilación anticipada o una pensión por invalidez, comparado con el 5% de la población general,[12]​ mientras que un segundo estudio informó que de 3046 personas que habían experimentado "molestias" al equipo eléctrico, 340 (11%) informaban de "mucha" molestia.[9]​ Para aquellos que decían estar gravemente afectados, sus síntomas pueden tener un impacto significativo en su calidad de vida; los los afectados informando de discapacidad psíquica, mental y social y trastornos psicológicos.[5]

Prevalencia

La prevalencia de la hipersensibilidad electromagnética ha sido estimada entre unos casos por millón al 5% de la población dependiendo de la localización y la definición de la condición.

En 2002, una encuesta de 2.072 personas en California descubrieron que la prevalencia de hipersensibilidad electromagnética auto-diagnósticada en una muestra era del 3% (95% IC 2.8–3.68%), con la hipersensibilidad electromagnética definida como "ser alérgico o muy sensible a estar cerca de aparatos eléctricos, ordenadores y líneas de alta tensión" (tasa de respuesta 58,3%).[13]

En una encuesta similar del mismo año en el Condado de Estocolmo (Suecia) descubrió una prevalencia del 1,5% de hipersensibilidad electromagnética auto-descritos en la muestra, con la hipersensibilidad electromagnética siendo definida como "hipersensibilidad o alergia al campo eléctrico o magnético" (tasa de respuesta 73%).[12]

En una encuesta realizada en Suiza en el 2004 encontró una prevalencia del 5% de la afirmada hipersensibilidad electromagnética en una muestra de 2.048 personas.[14]

En el 2007, una encuesta en Reino Unido dirigido a un grupo aleatorio de 20.000 personas encontró una prevalencia del 4% en síntomas auto-atribuidos a la exposición electromagnética.[15]

Un grupo de científicos también intentó estimar el número de personas reportando "síntomas subjetivos" del campo electromagnético para la Comisión Europea.[16]​ En las palabras de la revista HPA, concluyeron que "las diferencias en la prevalencia fueran al menos debidas a las diferencias de información disponible y atención mediática sobre la hipersensibilidad electromagnética que existe en los diferentes países. Otros comentaristas han expresado puntos de vista similares.[6]​"

Actualmente hay más de una treintena de grupos de apoyo alrededor del mundo para gente que reporta la hipersensibilidad electromagnética.[17]

Evidencia científica y etiología

Organización Mundial de Salud

El siguiente estudio realizado en el 2005, la Organización Mundial de Salud (OMS) concluyó que: "La hipersensibilidad electromagnética se caracteriza por una variedad de síntomas no específicos que difieren de un individuo a otro. Los síntomas son ciertamente reales y pueden variar ampliamente en su gravedad. Sea cual sea la causa, la hipersensibilidad electromagnética puede ser un problema incapacitante para la persona afectada. La hipersensibilidad electromagnética no tiene un criterio de diagnóstico claro y no hay base científica para relacionar los síntomas de la hipersensibilidad electromagnética a la exposición a campos electromagnéticos. Por otra parte, la hipersensibilidad electromagnética no es un diagnóstico médico, ni tampoco está claro que represente un problema médico individual."[1]

Estudios

Aunque los individuos que reportan hipersensibilidad electromagnética creen que los campos electromagnéticos de aparatos eléctricos comunes pueden desencadenar o agravar sus síntomas, no se ha establecido que esos campos tengan algún papel en la causa de esos síntomas.[18]​ Los afectados y sus grupos de apoyo están convencidos de la relación causal de los campos electromagnéticos, pero actualmente la literatura científica no apoya esa relación.[18]​ Algunos profesionales consideran que la hipersensibilidad electromagnética es una condición física que no tiene una causa clara, mientras que otros sugieren que algunos aspectos pueden ser psicológicos.[1][2]​ Las revisiones sugieren que los mecanismos psicológicos pueden tener un papel en la causa o el empeoramiento de los síntomas.[19]​ La investigación también muestran diferencias neurofisiológicas entre los individuos sensitivos y los controles. Esto puede reflejar una respuesta de estrés psicofisiológica al participar en el estudio o un desequilibrio más general en el sistema de regulación nervioso autónomo.[1][20][21][22][23]

Algunos afectados y grupos de apoyo argumentan que los estudios pueden estar influenciados por la posible implicación política de los efectos de salud negativos de los campos electromagnéticos.[24]

En 2005, una revisión sistemática analizó los resultados de 31 experimentos probando la función de los campos electromagnéticos en la causa de la hipersensibilidad electromagnética. Cada uno de esos experimentos exponía a la gente que informaba de hipersensibilidad electromagnética a campos electromagnéticos falsos y otros verdaderos ante condiciones de ciego único o doble.[2]​ La revisión concluyó que:

"Los síntomas descritos por los afectados de "hipersensibilidad electromagnética" pueden ser graves ya a veces incapacitantes. Sin embargo, se ha mostrado que es difícil mostrar bajo condiciones de ciego que la exposición a campos electromagnéticos puede desencadenar esos síntomas. Esto sugiere que la "hipersensibilidad electromagnética" no está relacionada con la presencia de campos electromagnéticos, aunque se necesita más investigación sobre este fenómeno."

Se descubrió en siete estudios una asociación, mientras 24 no pudieron relacionarla con los campos electromagnéticos. Sin embargo, de los siete estudios positivos, dos no pudieron ser replicados incluso por los autorse originales, tres tenían defectos metodológicos graves y los dos finales presentaban resultados contradictorios. Desde entonces, se han publicado mucho más experimentos de doble ciego que informan que los afectados de hipersensibilidad electromagnética no pueden detectar la presencia de campos electromagnéticos y son más propensos a informar de problemas de salud tras una exposición falsa, como si hubieran sido expuestos a exposiciones a campos electromagnéticos verdaderos.[25][26][27]

Uno de los estudios que Rubit et al. revisó, conocido como el estudio Essex, recibió algunas críticas por su metodología y análisis, y los autores respondieron a estas críticas iniciales en su totalidad.[28]​ Los autores señalaron que su estudio no decía nada sobre los efectos a largo plazo de la exposición a campos magnéticos, pero aquellos afectados generalmente afirmaban responder a los campos a los pocos minutos.

En enero del 2010 Rubin et al. publicó un seguimiento de su revisión original que incluía 15 experimentos hechos desde su última revisión original, trayendo un total de 46 experimentos de doble ciego y 1175 individuos que afirmaban hipersensibilidad. El estudio confirmaba los resultados del original, afirmando que "no se pueden encontrar pruebas sólidas" para apoyar la hipótesis de que la exposición electromagnética cause la hipersensibilidad electromagnética. La revisión también encontró que los estudios incluían el apoyo del papel del efecto nocebo en el desencadenamiento de los síntomas agudos en aquellos con hipersensibilidad electromagnética.[29]

En el 2008, otra revisión sistemática había llegado a la misma conclusión que Rubit et al.[3]

Un informe del 2005 realizado por la Agencia de Protección de la Salud de Reino Unido concluyó que la hipersensibilidad electromagnética necesita ser considerada de forma independiente a su etiología; es decir, el sufrimiento es real, a pesar de que la causa subyacente no esté relacionada con los campos electromagnéticos. También escribieron que teniendo en cuenta sólo la radiación electromagnética era el factor causante no se estaba cumpliendo las necesidades de los afectados, aunque es necesaria una investigación continuada de su etiología.[6]

En el 2002, hubo cierta polémica con la relación causal que fue demostrada por el "Llamamiento de Friburgo", una petición originada por el lobby médico ambiental alemán IGUMED, que estableció que "podemos ver una clara correlación temporal y espacial entre la apariencia de (ciertas) enfermedades y la exposición a radiación de microondas pulsada de alta frecuencia", exigiendo restricciones radicales en el uso de teléfonos móviles.[30]​ En el 2005 la OMS concluyó que no hay base científica conocida para la creencia de que la hipersensibilidad electromagnética es causada por la exposición a campos electromagnéticos.[1]

Diagnóstico

Actualmente no se acepta el diagnóstico de la hipersensibilidad electromagnética. No hay criterios de investigación aceptados apartes de los síntomas descritos por el propio paciente, y para los médicos no hay una guía de definición o pasos clínicos a seguir. No hay una prueba específica que pueda identificar a los afectados, aparte de los síntomas cutáneos que pueden ser subjetivos o no específicos. Los investigadores y la OMS han destacado la necesidad de una investigación cuidadosa. Para algunos, las denuncias de hipersensibilidad electromagnética pueden enmascarar una enfermedad orgánica o psiquiátrica y requiere tanto de evaluación médica exhaustiva y tratar los problemas específicos que pueden ser responsables de los síntomas, y una evaluación psicológica para identificar los problemas psiquiátricos y/o psicológicos que pueden ser responsables o contribuyen a los síntomas.[1][31]

Una hoja informativa de la OMS también recomendaba una evaluación del lugar de trabajo y del hogar para encontrar factores que pueden contribuir a los síntomas presentados. Estos pueden incluir contaminación del aire interior, ruido excesivo, mala iluminación (luz parpadeantes) o factores ergonómicos. También señalaron que "algunos estudios sugieren que ciertas respuestas psicológicas de (las hipersensibilidad electromagnéticas de) los indiviuos tienden a estar fuera de lo normal. En particular, la hiperreactividad del sistema nervioso central y desequilibrio del sistema nervioso autónomo necesitan tener un seguimiento en investigacioens clínicas y tomarse los resultados para los individuos como inicio para un posible tratamiento."[1]

Posible tratamiento y alivio de los síntomas

En las personas que informan de hipersensibilidad electromagnética con síntomas de larga duración y discapacidades graves, el tratamiento debe estar dirigido principalmente a reducir los síntomas y discapacidades funcionales. Esto debe hacerse en estrecha colaboración con un médico especialista cualificado para hacer frente a los síntomas y un higienista (para identificar y, si es necesario, controlar los factores en el ambiente que tienen efectos adversos relevantes en la salud del paciente).[1]

Aquellos que sienten que son sensibles a los campos electromagnéticos generalmente intentan reducir su exposición a fuentes electromagnética tanto como puedan. El eludir los campos electromagnéticos presenta grandes dificultades prácticas en la sociedad moderna. Los métodos habituales empleados por los afectados incluyen: evitar fuentes de exposición; desconectar o eliminar aparatos eléctricos; protegerse o ocultarse a sí mismo o su residencia; medicación; y terapias alternativas y complementarias.[5]

La Agencia de Protección de la Salud de Reino Unido revisó tratamiento para la hipersensibilidad electromagnética, y se informó el éxito al "terapia neutralizante de sustancias químicas, tratamiento de antioxidantes, terapia cognitiva-conductual, acupuntura y shiatsu".[6]​ Se señaló que:

Los estudios revisados sufren de una combinación de un número reducido de sujetos incluidos y la variación potencial tanto dentro como entre las poblaciones de estudio. Se da poca información sobre la exposición de los pacientes. estos factores limitan la aplicabilidad general fuera del grupo de estudio. Para estos estudios donde estaban disponibles los detalles, solo dos eran a prueba de placebo (acupuntura y intervención nutricional).

También se señaló que la revisión que el éxito tiene más que ver con ofrecer un ambiente de cuidados en oposición a un tratamiento específico.

En el 2006 una revisión sistemática identificó nueve ensayos clínicos que probaban diferentes tratamientos para la hipersensibilidad electromagnética:[32]​ cuatro estudios examinaban la terapia cognitivo-conductual, dos estudiaban un dispositivo que emitía radiaciones electromagnéticas "blindadas", una examinaba la acupuntura y otra el consumo diario de tabletas con vitamina C, E y selenio. Los autores de la revisión concluyeron que:

"El conjunto de pruebas relativas a las opciones de tratamiento para la hipersensibilidad electromagnética es limitado y se necesita más investigación antes de que pueda hacerse cualquier recomendación clínica definitiva. Sin embargo, la mejor prueba actualmente disponible sugiere que la terapia cognitiva-conductual es efectiva con pacientes que informan ser hipersensibles a débiles campos electromagnéticos."

En el 2011, la BBC informó que algunos americanos con la condición se están desplazando a United States National Radio Quiet Zone donde no están permitidas las transmisiones de radiofrecuencias.[33]

Ver también

Referencias

  1. a b c d e f g h Electromagnetic fields and public health: Electromagnetic Hypersensitivity, World Health Organisation (WHO) factsheet 296, 2005
  2. a b c Rubin, James; J Das Munshi J, Simon Wessely (March–April 2005). «Electromagnetic hypersensitivity: a systematic review of provocation studies». Psychosomatic Medicine 67 (2): 224-32. PMID 15784787. doi:10.1097/01.psy.0000155664.13300.64. 
  3. a b Röösli M (June de 2008). «Radiofrequency electromagnetic field exposure and non-specific symptoms of ill health: a systematic review». Environ. Res. 107 (2): 277-87. PMID 18359015. doi:10.1016/j.envres.2008.02.003. 
  4. a b c d Electromagnetic Hypersensitivity Proceedings; International Workshop on EMF Hypersensitivity, Prague, Czech Republic, October 25-27, 2004
  5. a b c d Roosli, Martin; M Moser, Y Baldinini, M Meier, C Braun-Fahrlander (February de 2004). «Symptoms of ill health ascribed to electromagnetic field exposure--a questionnaire survey». Int J Hyg Environ Health 207 (2): 141-50. PMID 15031956. doi:10.1078/1438-4639-00269. 
  6. a b c d e "Definition, epidemiology and management of electrical sensitivity", Irvine, N, Report for the Radiation Protection Division of the UK Health Protection Agency, HPA-RPD-010, 2005
  7. Sage, Cindy. «Microwave And Radiofrequency Radiation Exposure: A Growing Environmental Health Crisis?». San Francisco Medical Society web page. Consultado el 31 de mayo de 2008. 
  8. Levitt, B. Blake (1995). Electromagnetic Fields. San Diego: Harcourt Brace & Company. pp. 181-218. 
  9. a b Carlsson, F; B Karlson B, P Orbaek, K Osterberg, PO Ostergren (July de 2005). «Prevalence of annoyance attributed to electrical equipment and smells in a Swedish population, and relationship with subjective health and daily functioning». Public Health 119 (7): 568-77. PMID 15925670. doi:10.1016/j.puhe.2004.07.011. 
  10. Rea, William; Yaqin Pan, Ervin Yenyves, Iehiko Sujisawa, Hideo Suyama, Nasrola Samadi, Gerald Ross (1991). «Electromagnetic field sensitivity». Journal of Bioelectricity 10: 241-256. 
  11. Philips, Alasdair and Jean (2003-2011). Electromagnetic hypersensitivity (EHS) (in 8 sections)
  12. a b c Hillert, L; N Berglind, BB Arnetz, T Bellander (February de 2002). «Prevalence of self-reported hypersensitivity to electric or magnetic fields in a population-based questionnaire survey». Scand J Work Environ Health 28 (1): 33-41. PMID 11871850. 
  13. Levallois, P; R Neutra, G Lee, L Hristova (August de 2002). «Study of self-reported hypersensitivity to electromagnetic fields in California». Environ Health Perspect 110 (Suppl 4): 619-23. PMC 1241215. PMID 12194896. doi:10.1289/ehp.02110s4619. 
  14. Schreier N, Huss A, Röösli M (2006). «The prevalence of symptoms attributed to electromagnetic field exposure: a cross-sectional representative survey in Switzerland». Soz Praventivmed 51 (4): 202-9. PMID 17193782. doi:10.1007/s00038-006-5061-2. 
  15. Eltiti S, Wallace D, Zougkou K, et al. (February de 2007). «Development and evaluation of the electromagnetic hypersensitivity questionnaire». Bioelectromagnetics 28 (2): 137-51. PMID 17013888. doi:10.1002/bem.20279. 
  16. Bergqvist, U; E Vogel, L Aringer, J Cunningham, F Gobba, N Leitgeb, L Miro, G Neubauer, I Ruppe, P Vecchia and C Wadman (1997). «Possible health implications of subjective symptoms and electromagnetic fields. A report prepared by a European group of experts for the European Commission, DG V». Arbete och Halsa 19. 
  17. List of support groups worldwide - http://www.feb.se/FEB/Addresses.html
  18. a b «Conclusions on mobile phones and radio frequency fields». European Commission Scientific Committee on Emerging and Newly Identified Health Risks (SCENIHR). Consultado el 8 de diciembre de 2008. 
  19. Rubin GJ, Das Munshi J, Wessely S (2005). «Electromagnetic hypersensitivity: a systematic review of provocation studies». Psychosom Med 67 (2): 224-32. PMID 15784787. doi:10.1097/01.psy.0000155664.13300.64. 
  20. Lyskov E, Sandström M, Hansson Mild K (November de 2001). «Neurophysiological study of patients with perceived 'electrical hypersensitivity'». Int J Psychophysiol 42 (3): 233-41. PMID 11812390. doi:10.1016/S0167-8760(01)00141-6. 
  21. Landgrebe M, Hauser S, Langguth B, Frick U, Hajak G, Eichhammer P (March de 2007). «Altered cortical excitability in subjectively electrosensitive patients: results of a pilot study». J Psychosom Res 62 (3): 283-8. PMID 17324677. doi:10.1016/j.jpsychores.2006.11.007. 
  22. Sandström M, Lyskov E, Berglund A, Medvedev S, Mild KH (January de 1997). «Neurophysiological effects of flickering light in patients with perceived electrical hypersensitivity». J. Occup. Environ. Med. 39 (1): 15-22. PMID 9029427. doi:10.1097/00043764-199701000-00006. 
  23. Eltiti S, Wallace D, Ridgewell A, et al. (November de 2007). «Does Short-Term Exposure to Mobile Phone Base Station Signals Increase Symptoms in Individuals Who Report Sensitivity to Electromagnetic Fields? A Double-Blind Randomized Provocation Study». Environ. Health Perspect. 115 (11): 1603-8. PMC 2072835. PMID 18007992. doi:10.1289/ehp.10286. 
  24. Plantilla:Waybackdate [sic] (ElectroSensitivity-UK) Archive copy dated 2006-08-19 at the Internet Archive Wayback Machine
  25. Regel, Sabine; Sonja Negovetic, Martin Roosli, Veronica Berdinas, Jurgen Schuderer, Anke Huss, Urs Lott, Niels Kuster, and Peter Achermann (August de 2006). «UMTS Base Station-like Exposure, Well-Being, and Cognitive Performance». Environ Health Perspect 114 (8): 1270-5. PMC 1552030. PMID 16882538. doi:10.1289/ehp.8934. 
  26. Rubin, James; G Hahn, BS Everitt, AJ Clear, Simon Wessely (2006). «Are some people sensitive to mobile phone signals? Within participants double blind randomised provocation study». British Medical Journal 332 (7546): 886-889. PMC 1440612. PMID 16520326. doi:10.1136/bmj.38765.519850.55. 
  27. Wilen, J; A Johansson, N Kalezic, E Lyskov, M Sandstrom (April de 2006). «Psychophysiological tests and provocation of subjects with mobile phone related symptoms». Bioelectromagnetics 27 (3): 204-14. PMID 16304699. doi:10.1002/bem.20195. 
  28. Cohen, A; Carlo, G; Davidson, A; White, M; Geoghan, C; Goldsworthy, A; Johansson, O; Maisch, D et al. (01-02-2008). «Sensitivity to Mobile Phone Base Station Signals». Environmental Health Perspectives 116 (2): A63-4; author reply A64-5. PMC 2235218. PMID 18288297. doi:10.1289/ehp.10870. 
  29. Rubin, James; Rosa Nieto-Hernandez, Simon Wessely (January 2010). «Idiopathic Environmental Intolerance Attributed to Electromagnetic Fields». Bioelectromagnetics 31 (1): 1-11. PMID 19681059. doi:10.1002/bem.20536. 
  30. Original text:«Betreff: Mobilfunk - Freiburger Appell» (en alemán). Interisziplinäre Gesellschaft für Umweltmedezin (IGUMED). 9 de octubre de 2002. Consultado el 6 de febrero de 2008.  Traducción: «Llamamiento de Friburgo» (PDF). IGUMED. 9 de octubre de 2002. Consultado el 6 de febrero de 2008. 
  31. Rubin GJ, Cleare AJ, Wessely S (January de 2008). «Psychological factors associated with self-reported sensitivity to mobile phones». J Psychosom Res 64 (1): 1-9; discussion 11-2. PMID 18157992. doi:10.1016/j.jpsychores.2007.05.006. 
  32. Rubin GJ, Das Munshi J, Wessely S (2006). «A systematic review of treatments for electromagnetic hypersensitivity». Psychother Psychosom 75 (1): 12-8. PMID 16361870. doi:10.1159/000089222. 
  33. O'Brien, Jane; Danzico, Matt (12 de septiembre de 2011). «'Wi-fi refugees' shelter in West Virginia mountains». BBC News. Consultado el 13 de septiembre de 2011.