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Hebreos 5

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Epístola a los Hebreos 2:14-5:5; 10:8-22; 10:29-11:13; 11:28-12:17 en Papiro 13 (225-250 d.C.).

Hebreos 5 es el quinto capítulo de la Epístola a los Hebreos del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana . El autor es anónimo, aunque la referencia interna a «nuestro hermano Timoteo» (Hebreos 13:23) provoca una atribución tradicional a Pablo, pero esta atribución se discute desde el siglo II y no hay pruebas decisivas de la autoría.[1][2]​ Este capítulo contiene la exposición sobre Cristo misericordioso y los Sumos Sacerdotes, seguida de una exhortación para desafiar a los lectores más allá del catecismo elemental.[3][4]

Texto

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El texto original fue escrito en griego koiné. Este capítulo está dividido en 14 Versículos.

Testigos textuales

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Algunos manuscritos antiguos que contienen el texto de este capítulo son:

Referencias del Antiguo Testamento

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Referencias del Nuevo Testamento

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El Cristo misericordioso y los sumos sacerdotes (5:1-10)

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Los versículos 1-4 destacan ciertas cualificaciones para el sumo sacerdocio bajo la antigua alianza, como base para aplicarla a Jesús como sumo sacerdote de la nueva alianza (versículos 5-6), que puede 'compadecerse de nuestras debilidades' sin haber pecado nunca (versículos 7-8; Hebreos 4:15), y fue 'hecho completamente adecuado' como salvador de su pueblo (versículos 9-10).[7]

Versículo 1

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Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es designado para los hombres en lo que respecta a Dios, a fin de que ofrezca tanto ofrendas como sacrificios por los pecados.[8]

Esta es una definición general de la función de sumo sacerdote en el Antiguo Testamento.[9]

Versículo 4

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Y nadie toma para sí este honor, sino aquel que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.'[10]

Uno debe ser llamado por Dios al oficio del sumo sacerdocio, porque el honor de ese oficio es dado sólo por Dios (cf. Éxodo 28:1; Levítico 8:1; Números 16-Números 18).[11]

Versículo 5

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Así tampoco Cristo se glorificó para ser Sumo Sacerdote, sino que fue Él quien le dijo:
"Tú eres Mi Hijo,“”
Hoy te he engendrado.'[12]

Citando Salmo 2 2:7, que también se cita en Hechos 13:33 y se utiliza para la exposición en Hebreos 5:5.[6]

Versículo 6

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Como también dice en otro lugar:
"Eres sacerdote para siempre“
Según el orden de Melquisedec'[13]

Citando Psalm 110:4.[14]

Comentario a los versículos 1-10

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Cristo es el Sumo Sacerdote, el único capaz de liberarnos verdaderamente del pecado. A diferencia de los sacerdotes de las religiones naturales o del culto hebreo, que eran solo anticipaciones, Cristo es el único sacerdote perfecto. Fue escogido por Dios, como lo fue Aarón, pero no según el sacerdocio levítico al que Aarón pertenecía, sino conforme a un orden superior: el de Melquisedec. Este "orden" se refiere, en un sentido similar al que usaban los romanos, a un rango o estructura reconocida, como las corporaciones civiles o los cuerpos de gobierno. Cristo, por tanto, pertenece a un orden eterno y perfecto. Este uso ha pasado a la Iglesia, en la expresión Sacramento del Orden. Las palabras del versículo 1 constituyen una definición, breve y exacta, de lo que es todo sacerdote.[15]​ Tomás de Aquino lo expresa de la siguiente manera

El oficio propio del sacerdote es el de ser mediador entre Dios y el pueblo, en cuanto que, por un lado, entrega al pueblo las cosas divinas, de donde le viene el nombre de “sacerdote”, esto es, “el que da las cosas sagradas”; (…) y, por otro, ofrece a Dios las oraciones del pueblo, e igualmente satisface a Dios por los pecados de ese mismo pueblo.[16]

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Cristo ejerció su sacerdocio de manera especial durante su Pasión (cf. Heb 5,7-10). Como Sumo Sacerdote, intercedió por la humanidad con una oración profunda y sincera, reflejada en su agonía en el huerto de Getsemaní. En ese momento, ofreció su vida como sacrificio redentor, mostrando una obediencia perfecta a la voluntad del Padre al aceptar la cruz. No hay contradicción entre "haber sido escuchado" (v. 7) y "haber sufrido" (v. 8), porque Jesús no pidió ser librado de la muerte, sino que se cumpliera la voluntad de Dios (cf. Mc 14,36). Esta obediencia, plena y agradable al Padre, hizo posible la victoria sobre la muerte y llevó Cristo a la perfección. Así, su muerte se convirtió en la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen (v. 9)[17]​ El Catecismo de la Iglesia Católica, comentando la séptima petición del Padrenuestro, cita el versículo 8 y añade:

¡Con cuánta más razón la deberemos experimentar nosotros [la obediencia], criaturas y pecadores, que hemos llegado a ser hijos de adopción en él! Pedimos a nuestro Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo para cumplir su voluntad, su designio de salvación para la vida del mundo. Nosotros somos radicalmente impotentes para ello, pero unidos a Jesús y con el poder de su Espíritu Santo, podemos poner en sus manos nuestra voluntad y decidir escoger lo que su Hijo siempre ha escogido: hacer lo que agrada al Padre.[18]

La Iglesia lee los vv. 5.7-9 —con 4,15-16— en la liturgia del Viernes Santo antes de la lectura de la Pasión.

Advertencia sobre la inmadurez espiritual (5:11-14)

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Esta parte da advertencias a los lectores en preparación para los serios argumentos de capítulos 7- 10, porque la enseñanza posterior sobre la obra sumosacerdotal de Cristo no será comprendida ni aplicada por aquellos que son lentos para aprender o siguen evitando el alimento sólido, poco dispuestos a estudiar las implicaciones más profundas de la fe, y si es así, nunca podrán ser cristianos maduros.[19]

Versículo 11

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Hay mucho más que quisiera decir en este sentido, pero parece que no escuchas, así que es difícil hacerte entender. [20]

Versículo 12

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Pues aunque a estas alturas ya deberíais ser maestros, necesitáis que alguien os enseñe de nuevo los primeros principios de los oráculos de Dios; y habéis llegado a necesitar leche y no alimento sólido. [21]
  • Una señal de la dejadez en el desarrollo de la fe es la falta de voluntad (o incapacidad) para ser maestros, es decir, para explicar la fe que aprendieron a otras personas (cf. Hebreos 3:13; Hebreos 10:24-25; 1 Tesalonicenses 5:11; 1 Pedro 3:15).[19]
  • «Leche»: el alimento apropiado para un infante, pero las personas maduras necesitan alimento sólido.[19]​. Aquí, la «leche» se equipara con «los primeros principios de los oráculos de Dios» (griego: ta stoicheia tēs archēs tōn logiōn tou Theou), que podría significar «las directrices» para interpretar los dichos de Dios (desde un punto de vista cristiano).[19]

Comentarios

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El autor de la carta a los Hebreos introduce una nueva exhortación para preparar el desarrollo de la doctrina expuesta (cf. Heb 5,1-10). Se presenta como maestro y padre espiritual, llamando a los destinatarios a revisar los fundamentos de su fe, pues aún necesitan volver a los primeros elementos como si fueran niños. Esto se debe a su incapacidad para profundizar en la "doctrina de la justicia", es decir, en el misterio de la justificación. La exhortación no es solo un llamado al aprendizaje básico, sino una invitación a crecer hacia la madurez espiritual. El cristiano está llamado a alcanzar la plenitud de la fe, llegando a la sabiduría y la madurez propias del "varón perfecto", según la edad de la perfección que se encuentra en Cristo.[22]

Véase también

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Referencias

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  1. Attridge, 2007, p. 1236.
  2. deSilva, 2005, p. 201.
  3. Attridge, 2007, pp. 1243-5.
  4. deSilva, 2005, p. 203.
  5. a b deSilva, 2005, p. 202.
  6. a b c d Kirkpatrick, 1901.
  7. Peterson, 1994, pp. 1332-3.
  8. Hebreos 5:1 New King James Version
  9. Peterson, 1994, p. 1331.
  10. Hebreos 5:4 RVR
  11. Peterson, 1994, p. 1333.
  12. Hebreos 5:5 RVR
  13. Hebreos 5:6 RVR
  14. Gill, John. Exposición de toda la Biblia - Hebreos 5:6
  15. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 10375-10376). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  16. Tomás de Aquino, Summa theologiae 3,22,1
  17. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10376). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  18. Catecismo de la Iglesia Católica n. 2825
  19. a b c d Peterson, 1994, p. 1334.
  20. Hebreos 5:11 La Biblia Viviente
  21. Hebreos 5:12 RVR
  22. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10377). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.

Bibliografía

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Enlaces externos

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