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Guerra civil catalana

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La Guerra civil catalana (1462 - 1472), es el enfrentamiento armado entre Juan II de Aragón y las instituciones catalanas (Diputación del General y Consejo de Ciento) por tener el control político. La muerte de Carlos de Viana –protegido de Cataluña y enfrentado con su padre Juan II- será la excusa para formalizar el inicio de una contienda que, de hecho, se venía esperando desde su predecesor Alfonso el Magnánimo.

Con todo, la guerra es el resultado de una controversia política que enfrenta la monarquía y la oligarquía; entre el estilo absolutista y el pactismo. También está sobre el tablero la capacidad política de la Generalidad por asumir la soberanía y gobernar. Al empezar las hostilidades, toda la sociedad se ve obligada a optar por un u otro bando en función de sus intereses e ideologías.

Contexto Social

Empieza el siglo XV en medio d’una profunda crisis que afectaba toda Europa Occidental, y especialmente Cataluña. Las causas fueron diversas: crisis de subsistencias de la población; la crisis demográfica debido a las grandes epidemias, que afectó especialmente al campo; la crisis financiera, con el endeudamiento excesivo de las instituciones públicas; la reducción del volumen y de las ganancias del comercio internacional.

En Cataluña destaca especialmente la crisis social agraria, con la aparición del movimiento remensa que reivindica la supresión de los malos usos. En el aspecto político, la concepción autoritaria de la monarquía topa, por un lado, con la creciente fuerza de las instituciones y los poderes económicos y, al entorno rural, con fuertes tensiones con la nobleza y esta con sus siervos.

El ambiente en el campo: La revuelta de los remensas

Podeis ver el tema más a fondo en Guerra de los Remensas.

Las continúas reivindicaciones de los labradores contra la opresión de los señores fue recogida tímida, pero interesadamente, por el rey Alfonso el Magnánimo en la primera mitad del siglo XV, puesto que quería tener mas control sobre la nobleza, alineada con los poderes institucionales de Cataluña. Su sucesor, Juan II, heredó este clima de revuelta en el campo que le resultará beneficioso en su enfrentamiento con el poder político catalán. La guerra de los remensas iniciada en el 1462, coincide en fechas con la guerra civil catalana y sitúa a la Diputación del General con dos frentes abiertos: la lucha al campo contra los remensas y la lucha contra el rey. Los remensas acontecen, de facto, unos aliados de la causa del rey.

El ambiente en Barcelona: La Biga y la Busca

Podeis ver el articulo principal en La Biga y la Busca.

La crisis económica mediterránea hacia 1425 lleva la intervención por la vía de medidas proteccionistas, pero para aplicarlas hace falta vencer la resistencia de la oligarquía urbana (Ciutadans honrats, en español, ciudadanos honrados).

Las protestas y motines se suceden, el que da lugar a una serie de cambios y reformas (1436). Los mercaderes y menestrales proponen una serie de medidas: devaluación monetaria, prohibición de importación de productos, mejora de la producción textil, impuestos a extranjeros. Los ciudadanos honrados proponen medidas más limitadas: trabajos públicos por atenuar el paro, etc.

La intransigencia de estos últimos y su resistencia al cambio precipitaron la crisis económica y dividieron a los barceloneses, a partir de 1450, en dos grupos claramente diferenciados: la Biga y la Busca:

  • La Biga: integrada por la mayoría de los ciudadanos honrados y algunos mercaderes, se considera, actúa y vive como un grupo nobiliario, tienen tierras, castillos y derechos señoriales y viven de las rentas. Se oponen a las alteraciones monetarias.
  • La Busca: el partido de los menestrales y mercaderes que aspiran a controlar el gobierno municipal para hacer cumplir los privilegios, libertades y costumbres de Barcelona. Quieren la devaluación monetaria y medidas proteccionistas.

Entre la Biga y la Busca, Alfonso el Magnánimo mantendrá una postura ambigua, puesto que por un lado necesita dinero y los aceptará tanto de unos como de otros, y de otra aspira, como los otras reyes del siglo XV, a imponer su autoridad en las Cortes y sobre la nobleza.

Una vez iniciada la guerra, los de la Busca -mayoritarios en el Consejo de Barcelona- tomaron partido por Juan II. Esto los enfrentó con la Generalidad que en 1463 juzgó y condenó a muerte por conspiración a los consejeros Pere Destorrent y Francesc Pallarès, junto con Bernat Turró, Martí Solzina y Joan de Mitjavila, miembros del partido de la Busca.

El enfrentamiento entre Juan II y el Príncipe de Viana

De la unión de Juan II y su primera esposa, Blanca I de Navarra, nació Carlos de Viana, primer príncipe de Viana, que según las capitulaciones matrimoniales de 1419 había de heredar el reino de Navarra a la muerte de su madre. Pero en el 1441 al morir Blanca I, Juan II usurpó el trono navarro. El resultado fue la guerra civil de Navarra entre 1451 y 1455 que enfrentó los agramonteses, partidarios del rey Juan, y los beamonteses, partidarios de Carlos. Juan II derrota definitivamente a Carlos en la batalla de Aibar en 1452.

El clima emocional generado por el encarcelamiento de Carlos, ordenada por su padre el 1460, hizo pasar a la ofensiva a las clases privilegiadas del Principado.

Las Cortes de Lérida de aquel mismo año eligen un Consejo del Principado que exigió al rey la inmediata liberación de su hijo. Esta enérgica actitud, unida al levantamiento de los beamonteses navarros y a la movilización castellana a la frontera de Aragón, obligaron el rey a ceder, liberando a Carlos y aceptando las capitulaciones de Vilafranca del Penedès (1461), donde se recogían las reivindicaciones políticas de la oligarquía catalana, entre otras, la prohibición al rey de entrar en Cataluña sin permiso de la Generalidad.

Pero la repentina muerte del Príncipe de Viana a las tres semanas de su liberación alteró la aparente pacificación. Los de la Busca y los labradores intentaron recuperar posiciones, provocando un levantamiento campesino en el 1462 y con el apoyo del rey de Francia, Juan II penetró en el Principado sin permiso del Consejo. La respuesta de los catalanes consistió a organizar un ejército para sofocar el levantamiento campesino y destituir al monarca en el junio de 1462.

Desarrollo de la Guerra

La guerra se internacionalizó puesto que Juan II buscó el apoyo de Luis XI de Francia (al cual le da entre otras cosas en garantía el Rosselló y la Cerdaña) y Gastó de Foix (prometida de heredar Navarra). El Consejo del Principado, por parte suya, buscará apoyos interiores y la desarticulación de las fuerzas opositoras: el partido de la Busca y los remensas. Al no obtener los resultados deseados, el Consejo empieza a ofrecer el Principado a candidatos que, 50 años tras Caspe, puedan, ni que sea muy indirectamente, algún derecho a reinar Cataluña.

En el 1462, se propuso nombrar conde de Barcelona al rey Enrique IV de Castilla si respetaba toda la particularidad catalana y la Concordia de Vilafranca, además el rey castellano, aparte de sus derechos al trono, podía contar con la ayuda de los beamonteses navarros enemigos de Juan II y del conde de Foix. Ellos apoyan Blanca, hermana de Carlos de Viana y ex-mujer de Enrique IV.

Enrique IV acepta el ofrecimiento ante la división de la nobleza. Las tropas castellanas dirigidas por Juan de Beamonte obligan a levantar el asedio de Barcelona pero Juan II utiliza las divisiones de la nobleza castellana que acabará forzando a Enrique, por el Tratado de Bayona y con Luis XI de árbitro, a renunciar al Principado y, en compensación, se le entrega la ciudad de Estella. Juan II renuncia a las rentas que le correspondían en Castilla.

En 1464, tras el fracaso con el monarca castellano, se ofrece la corona a Pedro de Portugal, nieto de Jaime II de Urgel que, dadas sus limitaciones, se alía con el duque de Borgoña enemigo de Luis XI.

Aragoneses, valencianos y mallorquines, mientras tanto, prestan su apoyo a Juan II, además de los de la Busca y los remensas, y algunos nobles y clérigos. Bernat Saportella, diputado del Principado de Cataluña se pone junto al rey con el que la Diputación le permitirá la legalización de su situación.

De esta época destaca la batalla de Calaf, el 28 de febrero de 1465 con victoria del rey Juan con el apoyo del conde de Praderas sobre las tropas de Pedro de Portugal. También las tropas del rey Pedro tuvieron algún éxito, como el apoyo recibido por mar desde Portugal cuando Barcelona estaba sitiada en julio de 1465.

En el 1466, muere Pedro, y se le ofrece la corona a Renato I de Anjou, nieto de Juan I de Aragón y antiguo enemigo de Alfonso el Magnánimo, lo cual modificará el sistema de alianzas internacionales. Renato I envía como lugarteniente a su hijo, Juan II de Lorena, que conseguió éxitos militares hasta su muerte (16 de diciembre de 1470).

Finalmente Juan II busca la alianza en Castilla a través del matrimonio de su hijo Ferran II y, de entre un seguido de candidatas, consigue que se case con su prima, la niña Isabel.

A finales de 1471, con buena parte de Cataluña recuperada por las tropas reales, empieza un asedio en Barcelona que durará hasta el 8 de octubre de 1472. Sin apoyos exteriores, los catalanes deben rendirse a la realidad: Barcelona se entrega tras una amnistía general.

La Capitulación de Pedralbes

La Capitulación de Pedralbes es firmada el 24 de octubre de 1472. Es el final de una guerra que acaba sin vencedores ni vencidos. Juan II únicamente pide que se anule la Capitulación de Vilafranca. Las medidas de clemencia y una preferencia a la Diputación rebelde ante la monárquica, permitiendo seguir en el cargo a diputados que habían sido opositores, trajeron alguna división pero pacificó el país.

Hacía falta trabajar para solucionar los graves problemas económicos puesto que Cataluña estaba arruinada tras la guerra. Las Cortes de 1473 abordan el tema de la recuperación que no se solucionará.

Juan II que murió en 1479, dejando sin solución los principales problemas que su hijo Fernando II intentará solucionar:

  • En primer lugar ocupando el Rosselló y la Cerdaña.
  • El programa económico adoptado era, en parte, el de los de la Busca desde 1450.
  • Se decide también la reforma de los organismos dirigentes de Cataluña: la Diputación y el Consejo.
  • El problema remensa fue el que tomó más tiempo en solucionarse.

Durante la guerra de los remensas, su lider, Francesc de Verntallat fue nombrado vizconde de Hostoles, pero la política sobre los malos usos continuó siendo ambigua, lo cual dio lugar a nuevas revueltas, como la de 1475, incluso se manifestará en medidas antirremensas (Cortes de 1480). Esta política ambigua de Ferran II provocó que los nobles recuperan derechos perdidos y entonces se produce la segunda guerra remensa (1484) dirigida por Pere Joan Sala que consigue una revuelta de grandes proporciones.

Ferran, finalmente, toma un compromiso que se plasmará en la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486) donde los malos usos son redimidos mediante el pago de sesenta sueldos por cortijo y los campesinos conseguirán una serie de libertades. Con este dinero, los señores fueron indemnizados y al monarca se le pagó una multa de 50 mil libras. Los señores continuaron teniendo derechos sobre los campesinos cultivadores pero no de la forma humillante como hasta aquel momento.

Consecuencias para Cataluña

La Generalidad sufrió un fuerte desprestigio al acabar la guerra, no tan solo por haber sido el bando perdedor, sino por que concentró las criticas de todos los sectores: los pactistas lo acusaban de haber mantenido las revueltas agrarias, del replegamiento de los mercados hacia otras latitudes; las clases bajas empobrecidas por la guerra, acusaban las medidas fiscales necesarias para recuperar la hacienda. Económicamente, la Generalidad estaba exhausta y no pudo devolver los préstamos que le habían concedido el Consejo de Ciento y también particulares.

Además de la precaria situación económica dejada por la guerra, hace falta considerar también que la expansión del Imperio otomano por la península Balcànica, Palestina y el norte de África limitó las rutas desde occidente hacia los puertos comerciales de Oriente, contribuyendo a la decadencia del comercio mediterráneo.

Además, la Mediterránea había perdido dimensión como mercado. El desarrollo de las ciudad y puertos del norte de Europa configuraba una área comercial atlántica que sumada a las navegaciones en América, a finales del siglo, y hacia la India bordeando África, dejaron en un segundo término al comercio mediterráneo.

Cataluña, con un estructura social malograda, con un Estado que no podía competir con otras potencias europeas y con la potenciación de Castilla por la conquista y comercio en América, fue la consecuencia de una situación estratégica desventajosa.

A partir del siglo XVI Barcelona no continuaría siendo una ciudad grande e importante en el nuevo marco político y comercial, ni la potencia decisoria del periodo medieval.

Referencias

  • ↑ Antoni Riera Meils. Història de la Generalitat i els seus Presidents ISBN 84-412-0884-0