Fe

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Esta es una versión antigua de esta página, editada a las 11:01 27 nov 2015 por Elvisor (discusión · contribs.). La dirección URL es un enlace permanente a esta versión, que puede ser diferente de la versión actual.

Fe, del latín fides, "confiar", es en la terminología religiosa, "el asentimiento firme de la voluntad a una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina".[1]​ También puede ser definida como "la adhesión del entendimiento a una verdad por la autoridad de un testimonio.[2]​ Implica, por tanto un componente intelectual, ya que la fe no es un consentimiento, sino un asentimiento[3]​ y considera un motivo específico.

Definición

La fe desde el punto de vista religioso se refiere a la totalidad de creencias, principios y pensamientos que hacen parte del fiel o creyente de dicha religión. Por esta razón es posible hablar de fe budista, fe cristiana, fe hinduista, fe judía, fe musulmana y sus respectivas subdivisiones como fe del vehículo inferior o la fe zen (Budismo), fe católica o fe luterana , fe sunnita o fe chiita (Islam), fe ortodoxa o fe del judaísmo reformado (Judaísmo), entre muchos otros grupos religiosos. Una persona que sigue una religión determinada es llamada "fiel" de esa religión (es decir, que tiene fe en las creencias y valores de esa religión). En oposición, muchas religiones suelen referirse con el término de "infiel" a quienes no comparten las creencias propias (es decir, que no tiene fe). Sin embargo, este término adquirió con el tiempo connotaciones peyorativas, especialmente en las controversias entre las tres principales religiones monoteístas durante dos mil años de historia (Cristianismo, Judaísmo e Islamismo).

Respecto a la sinonimia entre creencia y fe, algunos autores hacen la diferencia entre ambos conceptos, que habitualmente son usados en forma indistinta en español, como Gabriel Marcel que afirma que mientras la creencia es un "mero" creer que, la fe es un creer en.[4]

También fe como virtud, se define como aquella fuerza interior que permite al hombre someterse a las situaciones más adversas para tornarlas a favor de su grupo religioso en nombre de Dios[cita requerida]. Según este postulado, el que aplica la fe de forma virtuosa es el que estaría en camino de ser sabio, porque sabría cómo cumplir con los objetivos que le han marcado y que él mismo está conforme y profundamente convencido de ello.


Dogma

Los dogmas son creencias específicas que conforman de forma fundamental la fe religiosa de algunos grupos. Por lo general cada religión tiene un sistema de defensa intelectual de dichos dogmas que evita que el grupo se divida por interpretaciones.[cita requerida] En la Iglesia Católica, por ejemplo, ese papel está reservado al denominado Magisterio de la Iglesia, el cual ejerce esta defensa de acuerdo a dos pilares: Sagrada Escritura y Tradición; en el Protestantismo la defensa se establece siempre a partir de las Escrituras. En el Judaísmo, especialmente aquel posterior a la destrucción del Templo de Jerusalén (70), la custodia de los principios religiosos recae en los rabinos, los cuales parten del estudio de la Tanaj y su exégesis conocida como la Mishná. En el Islam el resguardo de los principios recae sobre la Sharia tal como fue elaborada por los antiguos eruditos musulmanes. La máxima fuente de la fe del creyente se encuentra en el Corán. Preceptos y prohibiciones corresponden sólo a los ulemas o eruditos.

Certeza

El grado de credulidad del ser humano (facilidad para creer en algo y tenerlo por cierto) no implica siempre la certeza absoluta y así ocurre con la existencia de Dios entendida como conocimiento indudable de que una cosa es cierta. Teóricamente, es posible compaginar un alto grado de credulidad con un alto grado de sometimiento a la voluntad divina (dichosos los que creen sin haber visto). Y a la inversa, se le atribuye al diablo la certeza absoluta de la existencia de Dios y un rechazo a la voluntad de Éste.

Cabe contraponer el concepto de fe al de certeza. La fe implica aceptación de la voluntad de Dios (hágase tu voluntad o hágase en mí según tu palabra), actitud que no requiere certeza absoluta sobre la existencia de Dios, pero sí conocimiento de cuál sea esa voluntad.

Fiel

El fiel es la persona que vive y acepta todos los preceptos y creencias de su religión. En ello es muy importante la exterioridad de la fe para ser identificado como practicante de su religión, aunque todas las religiones en su propia identidad llaman la atención sobre el fiel que se queda en lo exterior y es incapaz de interiorizar el significado religioso que profesa. La exteriorización de la fe se da especialmente en el campo del ritual de reunión, el cual tiene especial fundamento en la tradición de cada grupo religioso y posee una complejidad que sólo puede ser desglosada por el creyente. Algunos creyentes no directamente religiosos, pero cristianos, afirman que es suficiente con ser fiel a la palabra de Jesucristo, y que ser fiel a la religión no es necesariamente bíblico; no obstante, esto se engloba en la opinión de cada cual.

Infiel

El concepto "infiel" indica a aquel que está por fuera del sistema de creencias de una religión. En principio y estrictamente significa "quien no tiene fe", incluidos aquellos que tienen otra fe. Con el tiempo perdió ese sentido meramente nominativo y pasó a designar a los "enemigos de la fe", es decir, los que "ponen en peligro la existencia de la fe propia". A ello contribuyó sobre todo las controversias y encuentros bélicos (guerras santas) entre las tres principales religiones monoteístas: Cristianismo, Judaísmo e Islam, por ejemplo durante la expansión del Islam (Siglo VII), las Cruzadas y la Conquista de América, entre otras. El término ha llegado a utilizarse dentro del mismo sistema religioso para aquellos que no comparten la misma manera de profesión religiosa (otros grupos religiosos o sectas). Palabras similares a ésta, con un sentido menos bélico, pero de igual sentido peyorativo, son gentiles y paganos. Con el advenimiento de los movimientos ecuménicos comenzados por las iglesias protestantes a principios del Siglo XX, el Concilio Vaticano II (1963 - 1965) y el inicio de los diálogos interreligiosos que ha involucrado a los principales sistemas religiosos y milenarios del planeta, este término ha sido revisado ampliamente y, poco a poco, ha sido desplazado del vocabulario común de las autoridades religiosas. Sin embargo, la Iglesia Católica utiliza, por ejemplo, en relación a los protestantes la palabra "hermanos separados" y en relación a los judíos la palabra "hermanos mayores". El budismo, una religión con menor carga filosófica en cuanto a conceptos occidentales, no presenta ese tipo de debates y llama a todos "hermanos"[cita requerida].

Controversia entre fe y razón

La controversia entre la fe y la razón no ha sido pacífica a través de los tiempos. La búsqueda del hombre por el sentido de la existencia ha generado desde tiempos inmemoriales respuestas alternativas a las creencias religiosas como hizo, por ejemplo, Aristóteles. Esa alternativa es mejor conocida como filosofía y, en su camino legítimo de buscar respuestas, ha cuestionado en muchas ocasiones los dogmas de fe, primero de las antiguas religiones politeístas como los dioses del panteón griego y después los grandes sistemas religiosos que persisten en la actualidad.

La intensa actividad de la filosofía y el paulatino desarrollo de la ciencia, ha hecho que muchos sistemas religiosos se vean obligados a responder las inquietudes naturales del hombre frente a lo que cree. ¿Existe Dios? Si existe ¿Dónde está? ¿Cómo es? ¿Qué hay después de la muerte? son preguntas comunes a la filosofía y la teología y ambas buscan respuestas que sean convincentes a la mente racional del hombre.

En la actualidad, muchos creyentes y religiosos ya afirman abiertamente que la fe y la razón no tienen por qué contradecirse o ser incompatibles, ya que la razón contribuye al conocimiento, y la fe divina contribuye a la relación con su dios o dioses. Algunos de estos creyentes han llegado incluso ser célebres científicos.[5]​ La mayor parte de estos creyentes no suelen representar la típica figura del creyente religioso, y la mayoría afirma incluso que la religión dogmática no es un requisito para llegar a Dios. No obstante, aunque niegan tener alguna religión en especial, utilizan como referencia la Biblia o el Corán para guiar su vida espiritual, sin intervención directa de religión alguna.

En la modernidad, algunos religiosos continúan colocando a la fe sobre la razón, afirmando que la fe es superior, según la definición que le han dado a la misma fe que sobreponen, comúnmente afirmando que ambas no son compatibles.

Fe por religión

Fe según el cristianismo

Iglesia Católica

Para el catolicismo, la fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.[6]

La Biblia define expresamente la fe en la Carta a los Hebreos: «La fe es certeza de lo que se espera; la convicción de lo que no se ve» (Heb 11:1).

La fe teológica es una virtud sobrenatural por la cual creemos ser verdadero lo que Dios ha revelado, no por la verdad intrínseca de las cosas a la luz natural de la razón, sino por la autoridad de Dios que las revela, y que la Iglesia propone. Por la fe ‘el hombre se entrega entera y libremente a Dios’ (DV 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. ‘El justo vivirá por la fe’ (Rom 1, 17). La fe viva ‘actúa por la caridad’ (Ga 5, 6).

El don de la fe permanece en el que no ha pecado contra ella (cf Cc. Trento: DS 1545). Pero, "la fe sin obras está muerta" (St 2, 26): privada de la esperanza y de la caridad, la fe no une plenamente al fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de su Cuerpo.

El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: ‘Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia’ (LG 42; cf DH 14). El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación: ‘Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos’ (Mt 10, 32-33).[7]

Iglesia Protestante

El protestantismo clásico se basa en tres afirmaciones: Sola Scriptura (sólo la Escritura, es decir, la Biblia, tiene autoridad), Sola Fide (sólo la fe justifica al creyente) y Sola Gratia (sólo la gracia divina salva, no las obras humanas). En efecto, Lutero afirmaba que la salvación no depende del esfuerzo o del mérito humano, sino de la gracia otorgada por Dios, que es aceptada por la fe. La fe se constituye en un don de Dios, un regalo. Esa expresión se basa en lo que afirman las Escrituras: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" La fe en Jesús se constituye en el único instrumento de salvación, lo que se resume en la frase "no por obras, sino por fe es que somos salvos", la fe en Jesucristo el Mesías.

Las buenas acciones no son despreciadas, pero se consideran más bien fruto de la gracia de Dios que obra en la vida del creyente: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe... no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9). Las Sagradas Escrituras dicen que: "El justo por la fe vivirá" (Gálatas 3:11) , "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay" (Hebreos 11:6). Pablo, en su Primera epístola a los corintios recomienda que: "vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios." (1 Corintios 2:5).

Iglesia Ortodoxa

Según los cristianos ortodoxos, el hombre fue creado en perfecta comunión con Dios, pero se alejó de Dios por el pecado. La salvación de las torturas infernales después de la muerte y la adquisición de la vida eterna se realizó por Jesucristo tras su Encarnación y la unión en Él de dos naturalezas: una divina y la otra humana, caída por el pecado original. Esa unión llevó a la transformación de la naturaleza humana en el proceso de Su resurrección. O sea, al pasar ese proceso gracias a la parte divina, la parte humana recibió nuevas cualidades que no podía adquirir por sí misma. Desde entonces todo ser humano lleva ese potencial de transformación y obtención de la vida eterna que se revela, si cree que Jesucristo es el Salvador y sigue Su doctrina original expuesta en los trabajos de apóstoles, evangelistas y padres de la iglesia.[8]

La doctrina de la Iglesia ortodoxa, con respecto a la Trinidad, se encuentra resumida en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. Los cristianos ortodoxos creen en un solo Dios, a la vez uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de una sola naturaleza e indivisible. La Santísima Trinidad son tres personas distintas e inconfundibles, cada una de las cuales es una hipóstasis de la Trinidad,[9]​ que comparte una misma esencia, increada, inmaterial y eterna. Al explicar la relación de Dios con su Creación, los teólogos distinguen la esencia eterna de Dios de sus "energías increadas", aunque se advierte que dicha distinción es artificial y no hay división posible en Dios. Tanto las energías como la esencia son, de forma inseparable, Dios. La distinción es usada por los teólogos para explicar cómo Dios puede ser al mismo tiempo trascendente (su "esencia" se mantiene fuera e infinitamente distante de su creación) e inmanente, interviniendo en su creación (sus "energías increadas" interactúan con su creación). Es también en sus energías como llegamos a distinguir las tres personas de la Trinidad.

Fe según el judaísmo

Para el Judaísmo contemporáneo con sus diferentes escuelas, la fe se basa fundamentalmente en la Halakha, que significa "el camino" de acuerdo a la Voluntad de Dios. Dos son los pilares de la Halakha: la Torá, es decir, la Alianza en la que Israel fue asumido por Dios como el Pueblo de la Promesa y la Mishná, es decir, los mandamientos divinos. La Torá contiene 613 preceptos de los cuales 248 son positivos (lo que se puede hacer) y 365 son negativos (lo que no se puede hacer). Moshé ben Maymon (1135 - 1204), propuso un "Credo" de trece puntos que el fiel judío debe considerar en su fe: el Creador es el autor de todo cuanto existe, es Uno, no es material, es el primero y el último, sólo a Él se debe orar y orar a otro ser es no correcto, todas las palabras proclamadas por los profetas son verdad, Moisés es el más grande los profetas, la Torá actual es la misma que fue recibida por Moisés, la Torá no puede ser cambiada y no habrá otra nueva Ley, el Creador conoce a todas sus criaturas y el corazón de cada cual, el Creador premia a quien cumple los preceptos y castiga a quien los incumple, se espera la venida del Mesías anunciado por los profetas y los muertos resucitarán cuando sea esa la Voluntad del Creador.[10]

Fe según el islam

El Sagrado Libro del Corán, escrito directamente por el Creador, fue dado al Profeta Mahoma por medio del Arcángel Yibril (Gabriel) y se constituye en la única fuente de la fe del creyente, el cual debe vivir según los preceptos de la voluntad divina. El Islam considera al Cristianismo y al Judaísmo como religiones hermanas, aunque separadas del tronco inicial - las llama las "Gente del Libro" (Ahl al-Kitab) y en este caso el Islam es el continuador de la tradición religiosa de las dos primeras religiones. El Islam cree en la radical unidad y unicidad del Creador: Dios es Uno y éste no tiene diferentes encarnaciones o personas. El testimonio, primer pilar del Islam, dice que no hay más divinidad que Dios y Muhammad es su mensajero. Los otros pilares son: la oración, el ayuno en el mes de ramadán, el diezmo o azaque y la peregrinación a la ciudad santa de La Meca, al menos, una vez en la vida, en caso de ser esto posible. El Islam no tiene sacerdotes, sino guías o idóneos religiosos llamados imanes (ár. imam), que generalmente son nombrados por la propia comunidad. La Meca y Medina, lugares de origen del Islam, son las ciudades más sagradas para esta religión. Los musulmanes oran en dirección a la Meca.

Referencias

  1. Royston, E. Diccionario de religiones. Fondo de cultura económica. 1960
  2. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana Espasa Calpe, 1924, Madrid
  3. "Admitir como cierto o conveniente lo que otra persona ha afirmado o propuesto antes" Diccionario de la Real Academia Española 22º ed.
  4. Ferrater, J. Diccionario de Filosofía. 5ª ed. 1965 Editorial Sudamericana Buenos Aires
  5. Célebres científicos creyentes
  6. Catecismo de la Iglesia católica Nº 26
  7. Catecismo de la Iglesia católica Nº 26, 1814-1816
  8. Tradición. Portada Ortodoxa. en ru.
  9. La Santa Trinidad - Nuestra fe: Iglesia Ortodoxa
  10. Neuhaus, David. Judaism. Salesian Tehological Institute Ratisbonne, Jerusalem, second semester 2003/2004

Véase también

Enlaces externos