Diferencia entre revisiones de «Guerra civil chilena de 1891»

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Revolución de 1891

Fecha 1891
Lugar Iquique, Valparaíso y Santiago
Resultado Victoria de los Congresistas. Muerte de Balmaceda. Inicio de la Régimen Parlamentario en Chile
Beligerantes
Balmacedistas
Bandera de Chile Congresistas
Comandantes
(†)Orozimbo Barbosa
(†)José Miguel Alcérreca
(†)Eulogio Robles Pinochet
Jorge Montt
Estanislao del Canto
Emilio Körner
Arturo Fernández Vial
Adolfo Holley
Fuerzas en combate
Ejército de Chile Armada de Chile
mineros reclutados

La Guerra Civil de 1891 fue un conflicto armado en Chile entre partidarios del Congreso Nacional contra los del Presidente de la República José Manuel Balmaceda. Terminó con la derrota de las fuerzas leales al presidente, y el suicidio de éste. Inicialmente fue denominada como la Revolución de 1891 por los vencedores.

Sus principales Causas

Las principales causas de esta guerra fueron:

  • Conflicto Presidencialismo-Parlamentarismo: El mandatario gobernó interpretando la constitución como presidencialista, con lo que se ganó la oposición de los partidos políticos y el congreso nacional, que habían desarrollado una lectura parlamentarista de la carta fundamental. Ello le significó múltiples obstáculos a Balmaceda, por parte del parlamento, para poder cumplir sus propósitos.[1]
  • Intervención electoral: Balmaceda pretendía designar, tal como lo habían hecho sus antecesores, al congreso y a su sucesor en la presidencia por medio de la intervención electoral del gobierno, en contra de los llamados por la libertad electoral hechos por los partidos políticos, y que se convirtió en su principal bandera de lucha contra Balmaceda.
  • Hegemonía oligárquica en peligro: Balmaceda nombró como ministros a jóvenes no pertenecientes a la oligarquía tradicional. Este grupo reaccionó al prever la posibilidad de disminuir su poder político y social, por lo que se opuso al presidente.[cita requerida]
  • Proyecto Económico de Balmaceda: El presidente tenía la intención de aumentar la exportación del salitre, incrementando los ingresos fiscales, para así, poder financiar el plan de obras públicas del gobierno. Pero los empresarios del salitre (principalmente John North), parte de la oligarquía y el parlamento, querían exportar cantidades limitadas, para que no disminuyera su precio en el mercado internacional. Por lo que pasaron a formar parte de la oposición.[cita requerida]
  • División de las fuerzas Armadas; Para el desarrollo de la guerra fue fundamental la división de las fuerzas armadas, ya que sin este suceso, el bando de Balmaceda no habría podido oponer resistencia. El ejército (de tradición prusiana), apoyó al presidente, y la Armada, a la causa congresista (de tradición inglesa, rivales de los alemanes).
  • Crecientes niveles de odio político; Los niveles de respeto debidos a las autoridades de gobierno y a los opositores, y que habían marcado la convivencia anterior, se vieron sobrepasados, por medio de la agresión de una prensa virulenta que llego a incluir en sus ataques a los familiares y a las vidas privadas de los hombres públicos.[2]
  • Conflicto con la Iglesia: Por la condición liberal de Balmaceda, y su antiguo apoyo a la enajenación del poder eclesiástico sobre el estado, los clérigos y los políticos conservadores mantuvieron una oposición virulenta al presidente, en particular por parte de la juventud conservadora.[3]

Génesis de la Guerra Civil

Palacio de La Moneda sede del Presidente Balmaceda, en 1891.

En 1886, el Presidente liberal José Manuel Balmaceda pretende reunir a los distintos bandos liberales, quienes presentaban distintas fisonomías, incluso llegando a existir un grupo liberal opositor a la política de Balmaceda. La situación provocó desconfianza mutua entre el Parlamento y el Ejecutivo, generando una rotativa ministerial hasta llegar a quince cambios de gabinete.[4]

En enero de 1889, Enrique Salvador Sanfuentes fue nombrado ministro de Industria y Obras Públicas, lo que fue visto por los parlamentarios como el sucesor de Balmaceda, en una imposición de este último. Por otra parte, los grupos liberales opositores al presidente se agruparon en torno al Congreso. Además, los partidos Nacional, Radical, Liberal Doctrinario y Liberal Mocetón formaron una liga política llamada cuadrilátero, para luchar por la libertad electoral.[5]​ Esta mayoría en el parlamento inició un periodo de hostilidades, que provoco la renuncia de Sanfuentes a la candidatura presidencial para aplacar los ánimos.

Al perder la mayoría parlamentaria, Balmaceda debió nombrar gabinetes acordes con la nueva distribución de las fuerzas políticas, lo que duró hasta enero de 1890, en que nombró un gabinete de marcado carácter presidencial, puesto que el congreso había aprobado las leyes periódicas de ese año. El ministerio era encabezado por Adolfo Ibáñez, y tenía la peculiaridad de ser el primer gabinete con integración militar de Balmaceda, con el general José Velásquez como ministro de guerra, lo que significaría el inicio de la politización del ejército y su subsiguiente división durante la guerra civil.[6]

El 30 de mayo se reformó el gabinete, nombrándose a Sanfuentes ministro del interior, cuestión que enardeció a la oposición parlamentaria, quienes echaron mano del aplazamiento de la discusión de la Ley de Presupuestos de 1891, para provocar el cambio de los ministerios por otro de corte parlamentario.[7]

Los parlamentarios esperan acusar constitucionalmente al gabinete de Sanfuentes, puesto que en tal situación, la constitución establecía que el presidente no podía modificar el ministerio y después de seis meses podía encontrarse incluso inhabilitado para gobernar.

Sede del Congreso Nacional en Santiago, 1891.

Ante tal presión, el presidente preparó un plan con sus ministros y militares cercanos, para disolver el congreso e instalar la dictadura.[8]​ El golpe de estado se evitó con la intervención del arzobispo Mariano Casanova,[9]​ quien logró un acuerdo entre gobierno y oposición para aprobar la ley de contribuciones, con la condición de nombrar en su gabinete de carácter parlamentario.[10]​ Este fue el ministerio de Belisario Prats, que no tenía integración militar y significo una última tregua entre los poderes en pugna,[11]​ pero fue disuelto por el problema de las futuras elecciones presidenciales y las insoslayables diferencias entre el presidente y su ministro del interior.[12]​ En octubre de 1890 nombro un gabinete de carácter presidencial, con Claudio Vicuña como ministro del interior. Para evitar la acusación constitucional, Balmaceda clausuro las sesiones extraordinarias del congreso, a pesar de que no se habían aprobado las leyes de presupuesto.[13]

Por otra parte, los niveles de odio político se acrecentaban, y se podía observar a través de la prensa. Además de las acusaciones de tirano que le hacían a Balmaceda, también atacaban su persona, se decía que tenia un “mezquino espíritu de venganza”,[14]​ de lanzar contra la sociedad una banda de asesinos infames, reclutados “en los arrabales y en las cárceles”.[15]​ Se le acusaba de tener apariencias delicadas y facciones de mujerzuela,[16]​ cuestionándose además su salud mental.[17]​ El presidente Balmaceda también atacaba a los “judíos y revolucionarios”, que habían osado levantarse contra él.[18]

Estallido del conflicto

La junta revolucionaria de Iquique: De izquierda a derecha Waldo Silva, Vicepresidente del Senado; Jorge Montt Álvarez, capitán de navío y presidente de la misma; y Ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados.

Tanto el parlamento como el presidente se negaron a ceder,[19]​ por lo que al llegar el 1 de enero de 1891, Balmaceda estableció por decreto la prórroga de los presupuestos del año anterior. Esto condujo a la crisis institucional, el Congreso Nacional declaró al Presidente fuera de la ley, a lo que Balmaceda respondió instaurando la dictadura, asumiendo todo el poder publico necesario para la administración y gobierno del estado y el mantenimiento del orden interior.[20]

Apoyándose en la mayor parte de la Armada y parte importante del ejército, el Congreso confió el mando al capitán de navío Jorge Montt Álvarez el 6 de enero de 1891 para defender "la constitución y las leyes". Para que el movimiento de la armada no fuera considerado como un simple pronunciamiento, los marinos exigieron la presencia de los presidentes de ambas Cámaras, lo que hicieron de inmediato Ramón Barros Luco, presidente de la Cámara de Diputados, y Waldo Silva, vicepresidente del Senado. El 7 de enero, la escuadra se sublevó contando con los blindados Cochrane y Blanco Encalada, el crucero Esmeralda, la corbeta O´Higgins y la cañonera Magallanes.[21]

Como la mayoría del Ejército se mantuvo en obediencia al Presidente, la escuadra se dirigió al norte, para tomar la rica zona salitrera, que sería la caja de fondos de la revolución y donde reclutaría soldados para formar un ejército con el cual enfrentarse al del gobierno. La zona era favorable a la conquista: el gobierno reprimió por las armas algunas huelgas producidas por la carestía del bloqueo de la escuadra; ciertos oficiales simpatizaban con la causa del Congreso; los dueños de las salitreras no miraban con buenos ojos la política comercial de Balmaceda ni el régimen dictatorial impuesto por éste, después de conocer el alzamiento.


Bando leal al Congreso Bando leal al Presidente
* Estanislao del Canto Arteaga
* Arturo Fernández Vial
* Adolfo Holley
* Jorge Montt Álvarez
* Gregorio Urrutia
* Santiago Amengual Balbontín
* José Luis Araneda Carrasco
* Orozimbo Barbosa Puga
* José Antonio Bustamante
*José María del Canto Arteaga
* Diego Dublé Almeyda
* Juan José Latorre Benavente
* Oscar Viel y Toro
* José Velásquez Bórquez
* Juan Williams Rebolledo

El primer enfrentamiento fue el combate de Zapiga, el 21 de enero de 1891 que desencadenó la Campaña del Norte.

Los revolucionarios capturaron Pisagua, con un ejército que no pasaba todavía de 1200 voluntarios, soldados y marineros, y que era comandado por el coronel Estanislao del Canto. El encuentro con las tropas balmacedistas, conformadas por 900 soldados al mando de Eulogio Robles Pinochet, se realizó en Huara, ubicada entre Pisagua e Iquique el 17 de febrero. Después de cuatro horas de combate las tropas congresistas fueron derrotadas.

La situación crítica de los revolucionarios cambió con la captura de Iquique por el capitán de navío Merino Jarpa, quian al mando de 40 marineros logró rechazar el ataque de Robles.

Dueños de Iquique y con la simpatías de los trabajadores de la pampa, el Ejército Constitucionalista, como se hacían llamar las fuerzas que representaban al Congreso, incrementaron su ejército y vencieron a Robles en el combate de Pozo Almonte, siendo asesinado sin piedad por la soldadesca, aún cuando se encontraba herido.

Las provincias de Tarapacá, Antofagasta y Atacama quedaban al mando de la revolución.

La Junta de Iquique y la Dictadura Balmacedista

La Junta de Iquique

Junta de gobierno de chile durante la guerra civil en Iquique, 1891

Desde el principio, los revolucionarios tuvieron en Santiago una junta secreta que dirigía la revolución desde tierra. Con la conquista del norte, el 12 de abril de 1891 organizaron la Junta de Gobierno de Iquique, compuesta por el Capitán de Navío Jorge Montt Álvarez, que la presidiría, Waldo Silva, Vicepresidente del Senado y Ramón Barros Luco, Presidente de la Cámara de Diputados como vocales, la que actuaría como órgano de gobierno, en reemplazo del Presidente de la República, con Enrique Valdés como secretario y asesorada por cuatro ministros: Interior y Obras Públicas, que se reservó para Manuel A. Matta ; Relaciones Exteriores y Justicia, Culto e Instrucción Pública, a cargo de Isidoro Errázuriz; Hacienda, a cargo de Joaquín Walker Martínez; Guerra y Marina, a cargo del Coronel Adolfo Holley.

Junto con el decreto de creación de la Junta, se dio a conocer públicamente, por primera vez, el acta de deposición de Balmaceda, documento ignorado por la mayoría de los congresistas.

Sus agentes en el extranjero, los financistas y banqueros Augusto Matte y Agustín Edwards Ross, lograron la compra de armas de los últimos modelos en Estados Unidos, superiores a las del ejército de Balmaceda, y pusieron trabas a la entrega de los cruceros "Presidente Pinto" y "Presidente Errázuriz" y el acorazado "Capitán Prat" que desde antes de la revolución se construían en Francia.

La dictadura balmacedista

Mientras en el norte se consolidaba el gobierno de la junta, en el resto del país se instalaba una férrea dictadura bajo la dirección del Ministro Domingo Godoy, dispuesto a aplastar la rebelión sin reparar en los medios: las universidades y algunos liceos fueron cerrados, así como los clubes y centros políticos; las cárceles se llenaron de enemigos del régimen; los diarios fueron cerrados, las cortes fueron reemplazadas por tribunales militares; fueron incautadas arbitrariamente las haciendas de los opositores; además de realizarse en campos y ciudades enrolamientos forzosos, destinados a incrementar el ejército del gobierno.

Balmaceda decidió legitimar su gobierno, disolviendo el Congreso y convocando a elecciones parlamentarias, postulando como su sucesor a Claudio Vicuña.

Los atropellos en todo orden cometidos por Godoy, causaron que la mayoría del Congreso recién elegido solicitara la renuncia del ministro de La Moneda. Por ese motivo, se organizó otro ministerio al mando de Julio Bañados Espinoza, quien propuso reformas semejantes a las contenidas en la Constitución de 1833, entre ellas, el establecimiento de un régimen presidencial.[22]

Fuerzas Navales Comparadas

Las fuerzas congresistas contaban con el blindado "Blanco", la corbeta "O'Higgins", el crucero "Esmeralda", el blindado "Cochrane", el monitor "Huáscar" y la cañonera "Magallanes".El Presidente José Manuel Balmaceda Fernández sólo contaba con las torpederas que estaban en sus varaderos, protegidas dentro del galpón de la Caleta de Las Torpederas.Otros buques como los cruceros "Presidente Errázuriz", "Presidente Pinto" y el acorazado "Capitán Prat" se encontraban en construcción en Europa. La corbeta "Abtao" regresaba de su viaje al Mediterráneo y el cazatorpedero "Almirante Condell" navegaba por el Atlántico.[1]

Hundimiento del "Blanco Encalada"

Ataque al Cochrane con botes torpedos.

Durante el Ataque a Valparaíso, de los buques que se construían en Francia, Balmaceda solamente pudo recibir las torpederas Almirante Lynch y Almirante Condell, las que atacaron por sorpresa la madrugada del 23 de abril sobre el puerto de Caldera, lanzando sus torpedos sobre el Blanco Encalada, hundiéndolo. A bordo del buque se encontraba Ramón Barros Luco, integrante de la Junta de Iquique, quien logró salvar con vida, y Enrique Valdés Vergara, Secretario General de la Escuadra, quien murió junto a otros 11 oficiales y 171 tripulantes, tanto civiles como militares; si bien el hundimiento significó una pérdida importante de armas, municiones y vituallas para las tropas en tierra,[23]​ no logró romper la superioridad marítima de la Junta de Iquique.

El 15 de mayo de 1891, Ismael Valdés Vergara, hermano de Enrique, fue designado como Secretario General de la Escuadra por la Junta de Iquique.[24]

En tiempos posteriores, Barros Luco desmentiría la anécdota que afirmaba que se habría salvado asido de la cola de una vaca, que era parte del ganado en pie que se acostumbraba a llevar a bordo, porque no sabía nadar.[25]

El Blanco Encalada fue el primer blindado en el mundo en ser hundido por un torpedo disparado desde otro navío.

La ofensiva revolucionaria

Soldados chilenos en 1891

El ejército revolucionario recibió armamentos de último modelo, principalmente británico (dueños de la mayores compañias salitreras), y bajo la dirección del teniente coronel alemán Emilio Körner se agruparon 10.000 hombres, entre soldados voluntarios reclutados de las oficinas salitreras y oficiales improvisados entre los jóvenes llegados ocultamente desde distintas zonas del país, tenía en su poder las ricas regiones del norte y la Armada (de tradición inglesa).

Terminada la organización de fuerzas, la junta de Iquique expedicionó al sur, ya que Balmaceda había reunido 30.000 a 40.000 hombres, para rechazar cualquier intento de desembarco, pero divididos en varias fuerzas (Balmaceda se nego a agrupar sus fuerzas). Como Jefe del ejército congresista fue nombrado Estanislao del Canto. El objetivo de los congresistas era derrocar a Balmaceda antes de que este recibiera los blindados recientemente comprados, el Presidente Errázuriz y el Presidente Pinto, que hubieran equiparado el poder naval del presidente con la de los congresistas.[26]

Conspiraciones

La acción militar y naval de la junta debía ser secundada por el comité secreto de Santiago, que planeó inutilizar las torpederas del gobierno y la destrucción de puentes para evitar la concentración de las unidades a lo largo del país. Lo primero fue intentado por Ricardo Cumming, industrial de Valparaíso; pero fue delatado por uno de sus cómplices, sometido a un consejo de guerra que lo condeno a muerte siendo fusilado el 12 de julio.

Masacre de Lo Cañas

Más de setenta jóvenes de familias acaudaladas se reunieron junto a unos veinte artesanos en el fundo de Lo Cañas, de propiedad de Carlos Walker Martínez, a fin de organizar y preparar el corte del Puente del Maipo. Antes de lograr su objetivo, fueron descubiertos, muriendo la mayoría de ellos en el posterior ataque del Ejército presidencial, siendo los restantes aprehendidos y conducidos a la capital, donde, sometidos a Consejo de Guerra, fueron condenados a muerte y fusilados. Este hecho, después conocido como la matanza de Lo Cañas, fue ampliamente publicitado y provocó un reacción fuertemente negativa, aumentando el apoyo al Congreso.

Batalla de Concón

Las tropas constitucionalistas desembarcaron en Quintero y atravesaron el Aconcagua el 20 y 21 de agosto en número de más de 9.000 combatientes, y enfrentando a los 7.000 hombres de Balmaceda, que eran comandados por los generales Orozimbo Barbosa y Alcérrega sobre las alturas de Concón. Estos jefes no recibieron los refuerzos venidos de Santiago y Concepción y fueron derrotados el 21 de agosto.

Batalla de Placilla

El ejército congresista dejó Viña del Mar y Concón, enfrentándose en la meseta de la Placilla con el ejército de Barbosa y Alcérrega el 28 de agosto, la batalla fue tan corta como decisiva, las tropas balmacedistas fueron completamente derrotadas, siendo sus generales ultimados.

Muerte de Balmaceda: triunfo de la revolución.

Las consecuencias de la guerra: soldados muertos después de la batalla de Concón

Al conocer la noticia de la derrota en Placilla, Balmaceda entrega el mando del poder ejecutivo al General Manuel Baquedano el 29 de agosto y se asiló en la Legación Argentina ese mismo día.[27]

Baquedano no supo impedir el saqueo y destrozos en las propiedades y viviendas de los partidarios del presidente.[28]​ En parte fue producto de las acciones de venganza del sector vencedor, pero también se debió al vacío de poder dejado por las autoridades balmacedistas, lo que será aprovechado por turbas y delincuentes e incluso por robos efectuados por el ejército vencido, al quedar sin jefes responsables.[29]

El 30 de agosto ingresan las fuerzas del Congreso a Santiago.

El capítulo final se da el 19 de septiembre, en la embajada argentina, con el suicidio de José Manuel Balmaceda, en la fecha correspondiente al día posterior a la del fin de su mandato presidencial.

Se calcula que en la guerra civil aproximadamente 4.000 personas murieron de una población de dos millones y medio de habitantes.

Tras la victoria sobre las fuerzas de Balmaceda, asume el control la Junta de Gobierno de Iquique el 31 de agosto de 1891, que fue trasladada a Santiago. Esta dio lugar a una nueva Junta el 3 de septiembre que convocó a elecciones de senadores, diputados, municipales y electores de presidente, con arreglo a la ley electoral de 1890. Repuso en sus cargos a los cargos del Poder Judicial destituido por la "dictadura" de Balmaceda, dio de baja a los miembros de las fuerzas armadas que habían servido al régimen caído y reorganizó a los empleados civiles del mismo.

El Almirante Jorge Montt asume la presidencia el 26 de diciembre, después de la elecciones de octubre.

Eventos posteriores

La derrota del Presidente significó el inicio de un período en la Historia de Chile conocido como el pseudoparlamentarismo o cuasiparlamentarismo (ver República Parlamentaria), que se extendió entre 1891 y 1925, en el cual los Presidentes de la República estuvieron fuertemente controlados por el Congreso, el que debía aprobar a su gabinete de ministros.

Se aprueban leyes de amnistía en diciembre de 1891 (que favorece a personal subalterno de las fuerzas armadas), febrero de 1893 (oficiales superiores), agosto de 1893 (a las víctimas de la Masacre de Lo Cañas, no a sus involucrados), agosto de 1893 (que cubre ambos bandos), diciembre de 1895 (pensiones para el personal de la administración pública que fue expulsado de su puesto).

Los partidarios de Balmaceda fundaron el Partido Liberal Democrático, conocido como el partido balmacedista. Su objetivo era cumplir el programa económico de Balmaceda y reformar la constitución para volver al presidencialismo previo a 1891. Sin embargo, en breve tiempo, cayó en las tácticas del parlamentarismo chileno.

Debido a las tensiones entre el nuevo gobierno y el gobierno de los EE. UU., que había apoyado a Balmaceda, se produjo el Caso Baltimore.

Bibliografía

  • Allendes, Eulogio. 1891. La Revolución de 1891 en Chile. Ed. El Progreso. Santiago.
  • Bañados Espinoz, Julio. 1894. Balmaceda: su Gobierno y la Revolución de 1891 Librería de Garnier Hnos. Paris.
  • Blakemore, Harold. 1977. Gobierno chileno y salitre inglés. Balmaceda y North 1886-1896. Editorial Andrés Bello, Santiago.
  • Encina , Francisco Antonio y Leopoldo Castedo. Historia de Chile. Vol. VII. Balmaceda y la Guerra Civil. Editorial Santiago. 2004.
  • Espinoza, Julio Bañados. 2005. Balmaceda, su gobierno y la revolución de 1891. Santiago. Centro de Estudios Bicentenario.¨
  • Frías Valenzuela, Francisco. Manual de la Historia de Chile.
  • Fuentes, Jordi, Lía Cortés y Fernando Castillo Infante. Diccionario Histórico de Chile. Editorial Zig-Zag S.A. 1989. ISBN 956-12-0545-8.
  • Nuñez, Jorge. 2003. 1891 Crónica de la Guerra Civil. Santiago, LOM Ediciones, Santiago. ISBN 956-282-527-2.
  • Ortega, Luis. 1991. La Guerra Civil de 1891: 100 años hoy. Universidad de Santiago. Santiago
  • Ramírez Necochea, Hernán. 1972. Balmaceda y la contrarevolución de 1891. Editorial Universitaria. Santiago.
  • San Francisco, Alejandro. "Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891" en Bicentenario, Vol.5. Nº1. 2006.
  • San Francisco, Alejandro. 2007. La Guerra Civil de 1891. Tomo I, La Irrupción Política de los Militares. Santiago. Centro de Estudios Bicentenario.
  • Valdés Vergara, Ismael. 1970. La Revolución de 1891. Buenos Aires y Santiago: Ed. Francisco de Aguirre. Santiago.
  • Hervey, Maurice H, Dark days in Chile; an account of the revolution of 1891 (1891-92)

Véase también

Notas

  1. San Francisco, "Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891", pp. 96-100
  2. San Francisco, "Historiografía y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra civil chilena de 1891", pp. 117
  3. El joven conservador Ricardo Cox confiesa: Desde los 13 años, yo odiaba secretamente al Presidente de la Republica don Domingo Santa Maria y a su Ministro del Interior don José Manuel Balmaceda, y les deseaba toda clase de males. Ricardo Cox, Recuerdos de 1891, Nascimento, Santiago, 1944, pp. 38-41
  4. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp. 149
  5. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.25-26
  6. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp. 139-140
  7. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.31-34
  8. Julio Bañados Espinoza, "Diario del Ministerio de mayo de 1890", domingo 27 de julio, p.164
  9. Julio Bañados Espinoza, "Diario del Ministerio de mayo de 1890", domingo 27 de julio, p.166-167
  10. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp. 235-236
  11. Julio Bañados Espinoza, Balmaceda, Tomo I, pp.463-500
  12. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp. 261-264
  13. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.39
  14. La Libertad Electoral, "La verdadera causa", 13 de diciembre de 1890
  15. La Época, "La sangre derramada", 21 de diciembre de 1890
  16. El Independiente, "Por la uña se conoce al león", 11 de diciembre de 1890
  17. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp.344-345
  18. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, p. 28
  19. San Francisco, La Guerra Civil de 1891, pp. 319-320
  20. Memorandum de la Revolución de 1891, Imprenta Cervantes, Santiago, p.43
  21. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.57-58
  22. Julio Bañados Espinoza, Balmaceda, Tomo II, pp.249-252
  23. Hundimiento del blindado "Blanco" en Caldera
  24. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Reseñas bibliográficas: Ismael Valdés Vergara Revisado el 04/02/2009.
  25. Vial, Gonzalo, 1981, Historia de Chile, vol. II, Santiago, Editorial Portada, p.2797
  26. «Nuestro.cl / Hérores trágicos». Consultado el 2009. 
  27. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.85-87
  28. Encina-Castedo, Historia de Chile, pp.84
  29. Vial Correa Gonzalo, “Historia de Chile. Triunfo y Decadencia de la Oligarquía. (1891- 1920)”, Volumen II, Capítulo Nº 1, El Interregno, Págs. 28 a 80.

Enlaces externos