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==== Apariciones de María ====
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[[Archivo:Candelaria BW 2.JPG|right|thumb|300px|[[Virgen de Candelaria]], [[Patrona de Canarias]] se apareció a dos aborígenes [[guanche]]s, antes de la Cristianización de las [[Islas Canarias]]]]

Las llamadas "apariciones" o manifestaciones de la Virgen María son fenómenos que aparentemente suceden a lo largo de la historia de la Iglesia, sobre todo durante el siglo XX. La Iglesia Católica ha reconocido muy pocas, y aún éstas son consideradas "revelaciones privadas", dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no.
Las llamadas "apariciones" o manifestaciones de la Virgen María son fenómenos que aparentemente suceden a lo largo de la historia de la Iglesia, sobre todo durante el siglo XX. La Iglesia Católica ha reconocido muy pocas, y aún éstas son consideradas "revelaciones privadas", dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no.



Revisión del 16:07 5 oct 2009

La imagen de la Virgen María en la Capilla de las Apariciones del Santuario de Fátima (Portugal).

En el catolicismo, las apariciones marianas son las presuntas manifestaciones de la Virgen María - también llamadas mariofanías - ante una o más personas, en un lugar y tiempo histórico determinado. Algunas han sido reconocidas por la Iglesia.

Algunas de estas apariciones han dado origen incluso a lugares de culto o peregrinación conocidos como Santuarios, algunos de ellos muy famosos. Otras han inspirado la creación de órdenes religiosas (Orden de los Carmelitas, Orden de los Mercedoarios, Orden Dominicana, entre otras), pero la mayoría no han tenido un fin institucional, sino de renovación espiritual, y sirven también en los casos más conocidos como destino de peregrinación.

Apariciones de María

Virgen de Candelaria, Patrona de Canarias se apareció a dos aborígenes guanches, antes de la Cristianización de las Islas Canarias

Las llamadas "apariciones" o manifestaciones de la Virgen María son fenómenos que aparentemente suceden a lo largo de la historia de la Iglesia, sobre todo durante el siglo XX. La Iglesia Católica ha reconocido muy pocas, y aún éstas son consideradas "revelaciones privadas", dejando a los fieles en libertad de creer en ellas o no.

La primera es la de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago en Zaragoza, en torno al año 40 d. C. Luego aparece la Virgen del Carmen a través de San Simón Stock. En la Edad Media aparece en Puy. Aproximadamente en 1392 se aparece bajo la advocación de Virgen de la Candelaria a dos pastores guanches en Canarias, España. En el siglo XVI la aparición a San Juan Diego en México bajo el nombre de Guadalupe. La llamada Virgen del Huerto se le apareció al joven Sebastian descalzo (en la mitad del siglo del 1700). En el siglo XIX aparece en La Salette a los pastores Melanie Calvat y Maximin Giraud (1846); en Lourdes (1858) a Santa Bernadette Soubirous y en Fátima (1917) a los pastorcitos Lucía dos Santos y Francisco y Jacinta Marto; también el 13 de julio de 1945 se le aparece a Pierina Gilli en Montichiari y Fontanelle, Italia, llamándose María Rosa Mística.


Otro ejemplo lo encontramos con las apariciones en la región de la ex-Yugoslavia, en el pueblo de Medjugorje en Bosnia y Herzegovina, donde 6 niños, desde el día 24 de junio de 1981, aseguran que se les aparece la virgen (o como ellos le llaman en su lengua "gospa") de manera frecuente y donde actualmente los videntes - hoy ya adultos - dicen que continuan teniendo las visitas. A pesar de ser la aparición moderna más famosa no tiene aprobación eclesiástica.

Prácticamente cada santuario mariano tiene como origen una revelación o un fenómeno extraordinario vinculado a la Virgen María. La actitud de la Iglesia Católica ante estos fenómenos ha oscilado entre la aceptación, luego de un proceso de investigación y análisis intenso del caso, o de rechazo. Muchas apariciones, especialmente sucedidas en el siglo XX, no cuentan aún con este veredicto formal. Benedicto XV fijó las normas a seguir para estudiar estos casos, en los que participa también la ciencia.

La era de la aceptación fácil de las mariofanías en la Iglesia finalizó aproximadamente con la era de las grandes madres espirituales, como Santa Gertrudis y Santa Matilde. A partir del siglo XIV, la teología se hace mucho más racionalista y se construye, sobre todo desde la obra de Jean de Gerson (s. XIV), la opinión dominante muy restrictiva en la práctica eclesiástica, cuyo máximo ejemplo negativo será la condena a Juana de Arco.

La praxis de los favorecidos con las mariofanías, incluidos fundadores de órdenes religiosas, ha sido el secretismo de las supuestas comunicaciones de María, por temor al malentendido y el miedo a que la obra de fundación se viera perjudicada.

Los contrarios a las mariofanías las asocian a movimientos marginales en la Iglesia, a expresiones excesivas de la piedad popular o incluso a alucinaciones colectivas, y desde fuera de la Iglesia se las atribuye a veces a manipulaciones de la ignorancia popular por los eclesiásticos o por los mismos Gobiernos.

Las apariciones según el racionalismo teológico

Una de la apariciones más famosas es la de Nuestra Señora de Guadalupe en México.

En la teología católica, se ha acentuado la consideración negativista de las manifestaciones, ya fueran epifanías, pero sobre todo las marianas, tendencia articulada ya desde el siglo XIV por Gerson. Se las considera como Revelaciones Privadas, las cuales siempre han sido tratadas con sumo cuidado y reserva entre los formadores católicos, aduciendo testimonios como los siguientes:

Las revelaciones privadas no conciernen a la fe católica y no pertenecen al fundamento y principio de la doctrina eclesiástica, es decir, de la verdadera y auténtica teología, porque la fe no es una virtud privada, sino común
Melchor Cano, Opera de locis regis, libro 12

Se aduce también este párrafo de San Juan de la Cruz, que sacado de contexto, para extender el rechazo de las manfiestaciones, en favor de una religiosidad común, esto es, sin mística, y que debe ser entendida en el marco de la severa persecución sufrida por el santo, en el contexto de la represión de la mística popular propia del siglo XVI:

…el alma pura, cauta y sencilla, y humilde, con tanta fuerza y cuidado ha de resistir las revelaciones y otras visiones, como las muy peligrosas tentaciones
San Juan de la Cruz, Subida del Monte Carmelo, 2, c.27

Esto se debe a que en la teología católica la revelación de Dios ha quedado cerrada con la muerte del último de los apóstoles (Revelación pública), por tanto una revelación posterior y privada, sea de Jesús, María o un ángel, no puede añadir nada a lo ya revelado, es el principio de la certidumbre de la revelación contra la incertidumbre relativa de las apariciones que suponen un componente personal en el o los videntes.

Vistas en su aspecto positivo, las apariciones marianas ayudan en la medida en que motivan a los creyentes a una vida coherente con su fe, y los mensajes remitan siempre a la Revelación Pública. Como señala Santo Tomás de Aquino, las revelaciones privadas son relativas a la virtud de la Esperanza antes que a la de la Fe

Itinerario histórico

La tradición religiosa católica recoge como primera aparición mariana a la llamada "Virgen del Pilar". Documentos del siglo XIII hacen mención a la antigua historia de la aparición de la Virgen María, estando ella viva en Jerusalém, al apóstol Santiago "el Mayor" cuando éste predicaba en tierras españolas, concretamente en Zaragoza, junto al río Ebro.

En la edad media los relatos de apariciones se hacen sumamente populares. En la literatura de ésta época, textos como Los milagros de Nuestra Señora, del español Gonzalo de Berceo (siglo XI) o las Cántigas de Alfonso X el Sabio reflejan la praxis celestial de María, para salvar de peligros, para consolar a sus devotos, para implantar un espíritu de misericordia, para renovar la fe, y reconquistar regiones enteras para la fe católica. Mujeres como Santa Gertrudis, Santa Brígida, Santa Catalina y Santa Juana de Arco (+1431) son una muestra de esta situación que, sin ser mensajes exclusivamente de la Virgen, son aceptados por las autoridades de la Iglesia.

Hasta el siglo XIII las apariciones tuvieron una fácil aceptación por la Iglesia. A partir de esa época, el clima dejará de ser tan favorable, especialmente por la difusión de las tesis de Jean de Gerson, que marcarán un pensamiento en extremo restrictivo, que plantearán la exigencia de "pruebas" mediante un método de criterios de verificación, que dejaba fuera el utilizado hasta entonces el "inspiracional" o revelación interna de los jueces, y que supondrán la entrada del racionalismo espiritualista. Este se escorará inevitablemente hacia un juicio negativo, como mero velo justificativo, ante la percepción de amenaza para el poder eclesial, que brotaba de cualquier movimiento espontáneo no organizado; el método tenía sus ventajas, al condenar ya fuera el fenómeno aparicionista cierto o no, se impedía un desarrollo del que nunca era previsible la evolución. Esto explicará porqué los primeros opositores a las videncias infantiles sean los mismos padres, sabedores del rigor inquisitorial y de los problemas ante el estamento eclesiástico y político, del hecho aparicionista.

En ese clima de semiclandestinidad, paradójico en un tiempo aún de dominio social y cultural del catolicismo, las apariciones serán de manera recurrente apreciadas por los creyentes del pueblo natural.

La reforma protestante, con su invocación exclusivista de Cristo, será prácticamente sin exclusión contraria a las apariciones o mariofanías. Ello ha sido así antes, durante y después de la Reforma: antes, por ejemplo en el movimiento de los hermanos de la fe común, dentro del clima de la mística renana y de los países bajos), serían devastados los santuarios marianos, originados en su mayor parte en mariofanías, porque, amén de fines de apropiación material, las iglesias reformadas no dan otro papel a María que el biológico o de simple honra humana; y ya en los tiempos modernos, los movimientos generados tras el orden conciliar, no plantean ningún valor epifánico a la figura de María, insistiendo en un orden "común" del que quedaría excluida la manifestación que no fuera de orden interno, por completo subjetiva.

Frente a estas tesis, la teología mariofánica de la pléyade de fundadores de órdenes religiosas es muy explícita a este respecto (Juan Eudes, Padre Colin, Juan Bosco, Guillermo José Chaminade y naturalmente el fundador redentorista Alfonso de Ligorio, siendo uno de los mariófilos más grandes Santo Domingo de Guzmán fundador de la Orden de Predicadores) expondrá sin ambages la condición de vanguardia de María no sólo dogmática o devocional, sino de acción. Y esta acción incluye de manera genuina, y por decirlo así "natural", la manifestación mariana y su conducción necesaria de la Iglesia en todos los órdenes, si bien estrictamente no es necesario el reconocimiento explícito oficializado, e incluso evita potenciales manipulaciones.

Lista de apariciones marianas

La Nuestra Señora, Reina de la Paz de Medjugorje (Bosnia y Herzegovina).

Principales apariciones de la Bienaventurada Virgen María:


Otras apariciones famosas:

Otras apariciones

  • Nestra Señora de todas las Naciones (Amsterdan, Holanda)
  • La Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María (Hungria)
  • La Medianera de todas las Gracias (Marienfried, Alemania)
  • Nuestra Señora de la Revelación (Tre Fontane, Roma)
  • Nuestra Señora Reina de Turzovka (Turzovka, Eslovaquia)
  • Nuestra Señora de la Inmaculada Pureza (Litmanová, Eslovaquia)
  • Nuestra Señora de la Eucaristia (Manduria, Italia)

Bibliografía

  • René Laurentín; Apariciones Actuales de la Virgen María. 2da Edición. 1991. Ediciones RIALP.
  • Janice T. Connell (2000). Encontros com Maria: As Aparições de Nossa Senhora. Portugal: Planeta Editora.
  • Janice T. Connell (2007). The Visions of the Children: The Apparitions of the Blessed Mother at Medjugorje. New York: St. Martin's Press.
  • Catherine M. Odell (1995). Those Who Saw Her: Apparitions of Mary. Huntington: Our Sunday Visitor.
  • G. Scott Sparrow (2004). Sacred Encounters with Mary. Chicago: Thomas More Association/Ave Maria Press.

Enlaces externos