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⚫ | +[[Juno]], sabedora del destino de gloria que les viene a los troyanos – quienes fundarían el Imperio Romano-, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a [[Eolo]] que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Neptuno percibe lo que Eolo ha hecho, y se siente injuriado, pues el océano es su imperio. Entonces ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos. |
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Mientras tanto, [[Venus]], madre de Eneas, intercede por la suerte de los troyanos ante Júpiter. Éste le recuerda que el destino de Eneas es fundar Roma y que eso no cambiará. Predice, asimismo, algunas hazañas de los descendientes de Eneas y su hijo [[Iulo]]. |
Mientras tanto, [[Venus]], madre de Eneas, intercede por la suerte de los troyanos ante Júpiter. Éste le recuerda que el destino de Eneas es fundar Roma y que eso no cambiará. Predice, asimismo, algunas hazañas de los descendientes de Eneas y su hijo [[Iulo]]. |
Revisión del 21:25 21 sep 2009
La Eneida es una epopeya escrita en latín por Publio Virgilio Marón, más conocido como Virgilio, en el Siglo I a. C. La obra fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyendo un origen mítico ,al Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos.
Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la "Eneida", ya fuera porque deseaba desvincularse de la propaganda política de Augusto, o bien porque no consideraba que la obra hubiera alcanzado la perfección que el poeta quería.[1]
Argumento
La obra consta de casi diez mil hexámetros dactílicos, divididos en doce libros, que a su vez se pueden dividir en 2 partes, los 6 primeros que narran los viajes de Eneas hasta llegar a Italia, que nos recuerdan a la Odisea, y los 6 últimos que narran su conquitsta de Italia y que nos recuerda a la Ilíada.
Eneas, príncipe troyano, huyó de la ciudad tras haber sido quemada por los aqueos. Se llevó a su padre Anquises y a su hijo Ascanio a rastras, y su mujer Creúsa le seguía a pocos pasos. Pero ella pereció en la oscuridad, y Eneas, desesperado, embarcó con otros supervivientes en busca de una nueva tierra. Su enemistad con Hera/Juno le llevó a navegar errante durante mucho tiempo, hasta que fue arrojado a las costas del norte de África, en Cartago. Allí habitaba la reina Dido, que se enamoró de él por obra de Eros/Cupido, quien flechó su corazón para que olvidara a Siqueo, su difunto marido; entonces lo retuvo por largo tiempo. El reino era hospitalario y todos los troyanos querían quedarse en Cartago, pero Eneas sabía que era en Italia donde debía fundar su imperio. Tras su marcha, Dido se suicidó en una pira con la espada de Eneas maldiciendo por siempre a su amado, haciéndole jurar venganza a su pueblo para que destruyera a los hijos de su padre, los futuros romanos. De esta forma se crea el cuadro que justifica la eterna enemistad entre dos pueblos hermanos, el de Cartago y el de Roma, lo que devendría en las guerras púnicas. En su camino hasta Italia descenderá a los infiernos, donde su padre, ya muerto, le revela que fundará un imperio floreciente, Roma, hasta la época de Augusto.
Eneas llega al Lacio, donde gobernaba el rey Latino. La hija de Latino, Lavinia, estaba prometida con Turno, el caudillo de los rútulos, pero el oráculo había revelado a Latino que un hombre llegado del mar se desposaría con su hija y crearía un gran imperio en nombre de los latinos. Entonces Turno y Eneas se declararon la guerra y empezaron a batallar durante un buen tiempo. Un día venían aliados de uno y otro día de otro, y la batalla nunca terminaba. Mientras, en el cielo, Afrodita/Venus y Hera/Juno ayudaban a unos y a otros sin que Zeus/Júpiter le otorgara la victoria a ninguna. Al final, Eneas mata a Turno en un combate y consigue la mano de Lavinia. Hera deja por fin su odio a los troyanos y cede a la voluntad de Zeus, no sin antes hacerle prometer que borraría el nombre troyano de la tierra italiana "Troya ha caído - dice - no permitas que resucite".
Libro I
PUTE EL QUE LEE ESTE LIBRO ES GARCHA...LO LEO POR LA PUTYA DE LA MARIELA +Juno, sabedora del destino de gloria que les viene a los troyanos – quienes fundarían el Imperio Romano-, intenta impedir que lleguen a Italia. Para ello pide a Eolo que con sus vientos, les haga naufragar. A cambio le ofrece una ninfa por esposa. Éste acepta y los troyanos terminan dispersándose en el mar. Neptuno percibe lo que Eolo ha hecho, y se siente injuriado, pues el océano es su imperio. Entonces ayuda a los troyanos a llegar a las playas de Libia, pero no llegan todos juntos, sino en dos grupos.
Mientras tanto, Venus, madre de Eneas, intercede por la suerte de los troyanos ante Júpiter. Éste le recuerda que el destino de Eneas es fundar Roma y que eso no cambiará. Predice, asimismo, algunas hazañas de los descendientes de Eneas y su hijo Iulo. Eneas se dispone a reconocer las tierras a las que ha llegado y se acompaña de Acates. Venus se le presenta bajo la figura de una virgen espartana y les informa que las tierras donde están son de la reina Dido. Su esposo Siqueo había sido asesinado por su hermano Pigmalión y entonces ella huyó y formó una ciudad en esas tierras que compró.
Eneas se dirige a la ciudad y cuando llega ve a los compañeros que había perdido que también llegaron a pedir hospitalidad a Dido y que les ayude a buscar a su caudillo Eneas. Entonces éste se presenta y la reina Dido los acoge. Venus, buscando que Dido trate bien a Eneas, pide a su hijo Cúpido que reemplaze a Iulo y produzca en Dido amor por Eneas. Éste accede. En la reunión, Dido pide a Eneas que cuente sus desgracias.
Libro II
Eneas comienza a narrar desde el final de la guerra de Troya. Cuenta cómo los griegos supuestamente les regalaron un caballo de madera como muestra de paz. Tras unas discusiones – en las que muere Lacoonte por las serpientes de Poseidón, pues decía que el caballo era una trampa –, finalmente los troyanos introdujeron el caballo en su ciudad y comenzaron a festejar el supuesto fin de la guerra. En realidad, dentro del caballo estaban caudillos griegos como Ulises y Neoptólemo. Cuando los troyanos estuvieron embriagados, ellos salieron del caballo, hicieron estragos y abrieron las puertas de la ciudad al resto del ejército. Eneas ve en sueños a Héctor. Éste le pide que huya para restaurar Troya en otro lugar, pues ya nada podía salvarlos. Eneas, sin embargo, combate a los griegos sin mucha suerte. Pirro da muerte a Príamo.
Venus también le aconseja a su hijo que huya con sus hombres y su familia. Eneas se va a buscarlos y su padre Anquises se rehúsa a huir. Entonces, cuando Eneas se disponía a volver al combate ven un augurio de Júpiter. Así Anquises acepta huir. Cuando corrían hacia el templo de Ceres, Creúsa – esposa de Eneas – se quedó atrás y nunca la volvieron a ver. Ya en el templo, se reúnen con otros troyanos que también acompañarían a Eneas en su viaje.
Libro III
Eneas huye con los suyos primero hacia la ciudad de los Tracios, que eran sus amigos. Sin embargo, el alma de Polidoro les dice que el Rey de Tracia estaba a favor de los griegos. Se dirigen entonces donde el rey Anio. Allí escuchan de los oráculos de Apolo que han de fundar una nueva ciudad donde vivieron sus descendientes. Anquises piensa que se refiere a Creta, donde nació su ascendiente Jove, y allí se dirigen. Allí fundan la ciudad de Pérgamo.
Sobrevino una peste y Anquises pide a Eneas que escuche nuevamente el oráculo de Apolo. Sin embargo, esto no fue necesario, pues en sueños se le dijo a Eneas que las tierras a las que se refería Apolo eran las de Italia o Lacio. Anquises recuerda que allí nació su ascendiente Dárdano y deciden viajar a esos lugares.
Se dirigen a las islas del mar Jónico. Allí tienen un encuentro con Celeno y otras arpías. Los troyanos comen de sus rebaños y entonces ellas les atacan. Ellos se defienden fieramente y por ello Celeno le vaticina que sufrirá hambre cuando llegue a Roma. Tras unos viajes, Eneas se entera que Heleno, hijo de Príamo, reinaba en una ciudad cercana – pues se había casado con la viuda de Pirro – y hacia allí se dirigen. Ven allí también a Andrómaca. Heleno le predice que llegará a Italia, pero para entrar en ella tendrá que sufrir un poco, pues allí habitaban griegos. Le dice que debe cuidarse también de Caribdis y Escila. Le aconseja que implore el numen de Juno y que escuche los oráculos de la Sibila.
Continuando su viaje, pasaron por el promontorio de Ceraunio y llegaron pronto a Italia. Se dirigen, sin embargo, a las costas de los cíclopes. Allí se encuentran con un griego, Aqueménides, que Ulises había abandonado quien les pide que lo lleven con él y les aconseja escapar pronto. Ya venían los cíclopes a atacarlos, pero no fueron alcanzados. Pasan por Ortigia y luego por el puerto de Drépano, donde llega la muerte a Anquises. Eneas termina su relato.
Libro IV
La Reina Dido, gracias a la acción de Cúpido, se enamora de Eneas y esos sentimientos se los cuenta a su hermana Ana. Ella le recomienda dejar fluir ese amor, pero ella aún recuerda a su difunto esposo Siqueo. Cuando Juno se dio cuenta de todo ello, se alió con Venus para conseguir que Eneas se enamore también de ella. Su objetivo era que Eneas se quede allí para siempre. Venus accede. Cuando Eneas y Dido salen de caza, hay una lluvia y ellos se esconden en la misma cueva y allí se aman.
Llega esto a los oídos de Júpiter y, temiendo que Eneas detenga su viaje, envía a Mercurio para que le recuerde al troyano que su destino es fundar Roma. Ya Eneas estaba armando una gran ciudad con Dido y al recibir este mensaje no sabe cómo decírselo a Dido. Atina a mandar a Sergesto, Seresto y Mnesteo que preparen sigilosamente la escuadra. Dido se entera y enfrenta a Eneas. Éste se defiende hablando de su destino, pero ella no acepta esa excusa. Con todo, le permite irse.
Mercurio se le presenta nuevamente al troyano para que apure su partida. Eneas, entonces, parte inmediatamente con sus hombres. Dido, engañando a los suyos que hacía unas libaciones, se suicida.
Libro V
Se dirigen los troyanos a las tierras de su amigo Acestes. Éste les recibe bien. Se cumplía ya un año de la muerte de Anquises y entonces Eneas realizó sus funerales. Luego de ello, hubo juegos. Cloanto vence en navegación. En la carrera, Niso y Salio tropiezan y entonces vence Euríalo, pero los tres reciben premios. En la lucha nadie quiere enfrentarse Dares, hasta que el anciano Entelo accede a hacerlo y lo vence. En el tiro con arco vence Acestes. Luego Iulo hizo una representación de la guerra con sus amigos.
Juno envía a Iris a que promueva en las mujeres troyanas el deseo de no viajar más. Toma Iris la forma de la anciana Beroe y realiza lo encargado, iniciando el incendio de las naves. Descubren la divinidad del personaje, pero aún así continúan las mujeres con el incendio. Eumelo le informa a Eneas, quien acude al lugar inmediatamente. Entonces ruega a Júpiter que lo ayude y éste detiene el incendio. Nautes le recomienda que permita que se queden en esa ciudad quienes ya no querían viajar.
Eneas está aún indeciso, cuando en la noche se le aparece su padre Anquises y le recomienda que haga lo que Nautes dice y le pide que lo visite en el Averno. Para llegar debía visitar a Sibila y ofrecer sacrificios. Eneas comunica todo ello a sus hombres y apresuran la partida. Entretanto, Venus ruega a Neptuno que los troyanos ya no sufran males. Éste le promete que llegarán a las puertas del Averno sólo con un hombre menos. Precisamente, el Sueño hace que Palinuro, el piloto de la nave, caiga de la misma y muera.
Libro VI
Arriban a las playas de Cumas y visitan a Sibila en su caverna acompañados de la sacerdotisa Delfobe. Apolo se apodera de la Sibila y entonces Eneas le pide que permita que los troyanos se establezcan en el Lacio y les confíe sus oráculos. Le profetiza guerras a causa de una mujer, pero que saldrá victorioso. Luego Eneas le pide que le instruya cómo entrar en el infierno. La Sibila le dice que debe presentar cierto ramo y que, además, primero debe enterrar a un amigo suyo insepulto.
Eneas sale de la cueva y se entera de la muerte de Miseno. Realiza sus funerales. Venus entonces envía dos palomas para que lleven a Eneas al árbol que tiene aquel mágico ramo. Eneas lo toma y lo lleva a la cueva de la Sibila. Ella le instruye que se dirija a un bosque. Así llega el troyano al Averno y arriban al río del barquero Caronte, quien transporta las almas al otro mundo a través del mismo. Ve Eneas a Palinuro, quien le pide que busque su cuerpo en el puerto de Velia y lo sepulte, para que así pueda ir en el barco de Caronte. Eneas lo promete. Para poder subir al barco de Caronte, le presentan la rama mágica. Ven en el camino la cueva de Cerbero, los jueces de los muertes, los campos llorosos, etc. En eso, Eneas ve a Dido y le pide perdón, pero ella no responde. Ve también muchas almas de grandes guerreros de otros tiempos, como a Deífobo, quien se casó con Helena cuando Paris murió. Llegan a donde el camino se divide en dos: hacia el palacio de Plutón o hacia el Tártaro. Arriban a los bosques afortunados y buscan a Anquises.
Tras un nostálgico encuentro, Anquises le cuenta a Eneas que las almas buenas, después de mil años, se les borra la memoria y se les manda nuevamente a la tierra en otros cuerpos. Así le predice su gran linaje: su hijo Silvio – que nacería de su esposa Lavinia –, César, Camilo, Máximo, Serrano, Romano, Marcelo, etc. También le cuenta las guerras a las que está destinado sustentar y cómo resistir a ellas. Luego Eneas regresa donde sus amigos por una puerta de marfil del Sueño. En seguida se dirigen al puerto de Cayeta.
Libro VII
Finalmente se dirigen a un bosque del Lacio, por donde pasa el río Tíber. Vivía en esas tierras Latino, esposo de Amata. Éste tenía una hija, Lavinia, quien estaba comprometida con Turno. Sin embargo, se había predicho que ella se casaría con un extranjero y no con él. Eneas come con los suyos y se quedan hambrientos. Entonces recuerda que se le había predicho que cuando eso suceda, sería el fin de sus males. Manda Eneas cien emisarios donde el rey Latino. Éste los recibe e Ilioneo le pide, en nombre de Eneas, unas tierras dónde asentarse, sustentándose en los oráculos. Latino reconoce en Eneas aquel yerno prometido y les pide que vaya a visitarlo.
Mientras tanto, Juno, planeando levantar una guerra negativa a los troyanos, envía a Alecto a producir la discordia. Ella inyecta mediante una de sus serpientes las furias en Amata, quien entonces se enfrenta a su esposo para que no dé la mano de Lavinia a Eneas, sino a Turno. Al ver que Latino no cambiaba de parecer, esconde a su hija y promueve sus ideas entre las otras mujeres. Luego, Alecto se dirige a Árdea, ciudad de Turno, y promueve en él el odio por Eneas, quien sería un usurpador. Le hinca, entonces, una de sus serpientes, llena de furias. Turno se decide a enfrentarse a Latino por la mano de Lavinia.
Luego, se dirige Alecto a los perros cazadores de Iulo. Así estos llevan a Iulo a cazar un ciervo, que era propiedad de Tirreo, un latino. Cuando ello es descubierto, estalla una batalla y surgen las primeras víctimas. Entonces Alecto se siente satisfecha y con ella también Juno. Todos piden a Latino que declare la guerra a los troyanos, pero éste aún no accede. Llegan mientras tanto los aliados, como Lauso, Aventino, Catilo, Camila, etc.
Libro VIII
El río Tíber le habla a Eneas, quien le recomienda busque la alianza con los Palanteos, cuya ciudad estaba siguiendo el curso del río. Eneas prepara el viaje y ve entonces un buen augurio. Se acompaña de Acates. Llega a la ciudad cuando el rey Evandro y su hijo Palante ofrecía sacrificios a Hércules, y le piden alianza para enfrentar a los rútulos. Evandro se la da, viendo que eran ambas naciones descendientes de Atlante. Lo invita a participar de los sacrificios a Hércules. Mientras tanto, Venus pide a su esposo Vulcano que fabrique armas para Eneas y él accede. Entonces, Venus le informa a su hijo que le llegarán armas divinas. Luego, Evandro envía a Eneas con su hijo Palante a buscar más alianzas. Posteriormente, ya Eneas recibe las armas prometidas por su madre y todos se maravillan de ellas.
Libro IX
Juno envía a Iris para que lleve a Turno prontamente a la batalla. Ella le informa que los troyanos están sin su caudillo. Eneas había dicho que si los atacaban, se refugiasen en su empalizada. Turno intenta incendiar todo. Entonces la Madre de Júpiter aparta las naves troyanas del incendio convirtiéndolas en ninfas. Turno pensó que así los troyanos ya no podrían escapar y entonces descansó sus tropas, regocijándose con vino. Percibieron esto Niso y Eurialo y entonces solicitaron permiso a los que Eneas había comedido la dirección de la guerra, Mnesteo y Seresto, para ir en busca de Eneas, ya que los rútulos desprevenidos estaban. Iulo les promete muchos premios por esa hazaña y ellos parten inmediatamente. Niso abre el camino dando muerte a algunos rútulos. En el camino, Eurialo se rezaga y es alcanzado por Volscente. Niso percibe ello y regresa a rescatar a su amigo. Se encomienda a Apolo y da muerte a varios. Con todo, mueren Eurialo, Volscente y Niso. Las cabezas de los troyanos son exhibidas por los rútulos.
Mesapo logra abrir la empalizada y se inicia una sangrienta batalla. Ascanio entra en la batalla y la neutraliza dando muerte a Numano. Marte infunde fuerza en los latinos. Luego Turno queda cercado por los troyanos, sin que Juno le pueda ayudar, pero se arroja al río y se salva.
Libro X
Júpiter prohíbe a los otros dioses que participen de la batalla. Venus le pide clemencia para sus troyanos, entonces Juno se hace la desentendida. Entonces Júpiter decide a nadie favorecer en la batalla.
Ya Eneas llegaba por mar con alianzas firmadas. Le seguían guerreros como Másico, Abante, Asilas, Astur, etc. En eso, se le acercan sus antiguas naves, que ya eran ninfas, y le informan de la batalla. Llegan y Turno no cesa su ataque. Empieza así un fiero combate. Turno pide a su hermana diosa Iuturna que le ayude en la batalla. Tras haber hecho grandes estragos, Palante es muerto por Turno, tomando éste algunas de sus armas. Eneas se enfada y da muerte a muchos rútulos.
En tanto, Júpiter provoca a Juno y esta le pide que demore la muerte de Turno. Ella misma toma la figura de Eneas y, confundiendo a Turno, hace que le siga y así lleva a Turno a salvo. Él, cuando tomó cuenta, intentó regresar, pero la diosa no se lo permitió. Mecencio toma el lugar de Turno en la batalla, mientras los dioses observaban la batalla. Eneas hiere a Mecencio, pero su hijo Lauso le ayuda a huir. Sin embargo, Eneas da muerte a éste último. Mecencio regresa a la batalla y es muerto por Eneas.
Libro XI
Eneas envía el cuerpo de Palante a su padre. Llegan luego emisarios latinos pidiendo paz para poder enterrar a sus muertos, a lo que accede Eneas. Mientras tanto, Evandro se lamenta por la muerte de su hijo, pero no retira su apoyo a Eneas. En el reino de Latino, algunos se muestran aún a favor de Turno, pero otros piden que se entregue la mano de Lavinia al troyano Eneas. Unos emisarios llegan de la ciudad de Diómedes, quien recomienda a los latinos tener mucha cautela con Eneas.
Latino quiere ya detener la guerra dando a los troyanos tierras. Drances recomienda también darle la mano de Lavinia. Turno se opone y promueve nuevas batallas. La reina Camila lo apoya. Diana pide a Opis que proteja a esta guerrera y le da un arco para dicho fin. Los troyanos se acercan a las murallas latinas y se produce nueva lid. Camila destaca por sus hazañas. Júpiter infunde valor en Tarcón. Arruntes, encomendándose a Apolo, dispara una flecha contra Camila, logrando su objetivo de darle muerte. Opis se lamenta entonces. Huyen los rútulos, pero Turno, enterado de los hechos, no abandona la batalla. Llegó la noche y se detienen las actividades.
Libro XII
Latino y Amata piden a Turno que detenga la guerra, pero éste, enamorado de Lavinia, manda a Eneas un pedido para dirimir los dos solos la batalla. Eneas acepta. Juno planea un nuevo ardid: envía a la hermana de Turno, Iuturna – a quien Júpiter le dio divinidad a cambio de su virginidad –, a promover que se rompan los pactos que se hiciesen, pues sabe que Turno es menos diestro que Eneas con las armas.
Mientras tanto, a los ojos de Júpiter se hacen los juramentos para que el fin de la guerra se reduzca al enfrentamiento directo de Eneas y Turno. Sin embargo, Iuturna tomó la figura del guerrero Camerto, promoviendo la intervención de los rútulos en la batalla. En eso, un augurio es interpretado por Tolumnio a favor de lo que pedía Iuturna y se rompen los pactos. Sin embargo, Eneas no estaba de acuerdo y buscaba el enfrentamiento sólo con Turno. En eso, una saeta que nunca se supo de quién provino, le hiere. Turno hace entonces grandes estragos.
Iulo lleva a su padre a un lugar seguro. Venus inspira al anciano Iapis para curar a Eneas. Éste recupera sus fuerzas y regresa a la batalla. Los rútulos huyen, pero Eneas sólo busca a Turno. Éste también quería enfrentarlo, pero Iuturna no se lo permite. Venus inspira a Eneas que se dirija a la ciudad. La reina Amata, viéndolos venir, piensa que Turno ha muerto y se suicida. El rey Latino se entera y sufre mucho. Le llegan noticias a Turno y entonces se desprende de su hermana para luchar. Eneas escucha que Turno llegaba ya y se dirige a su encuentro.
Turno hiere levemente a Eneas, pero su espada se rompe, pues no era la suya – que por su padre Dauno heredó y que había sido hecha por Vulcano – sino una que había tomado por error de uno de sus compañeros. Apela, entonces, a la fuga buscando su espada y Eneas lo persigue. Sin embargo, la lanza del troyano se atascó en las raíces de un árbol divino, Rauno. Venus la arranca. Turno recibe su espada y se reinicia la lucha. Mientras tanto, Júpiter pregunta a Juno qué espera de la guerra y le prohíbe participar nuevamente en ella. Juno acepta que había persuadido a Iuturna de ayudar a Turno y cede a abandonar la guerra. Sin embargo, pide que cuando los troyanos se unan a los latinos, desparezca el nombre de los primeros. Júpiter accede y envía una furia a retirar a Iuturna de la batalla.
Eneas acosa a Turno y éste comienza a sentir temor. Eneas le hiere con la lanza. Turno atina a tirarle una enorme piedra, pero ésta no llega a su objetivo. Entonces pide que le perdone la vida tomando a Lavinia. Eneas estaba indeciso cuando ve que Turno tenía armas de Palante. Lleno de furia, le da el ataque final.
Recepción
La Eneida tuvo una importantísima recepción a lo largo de los siglos, sobre todo en la Edad Media. El personaje épico por excelencia, en esa época, es Eneas (más que Ulises, cuyo prestigio no es muy alto: se le considera un personaje astuto, que conquista Troya gracias a una estratagema; en la Divina Comedia de Dante, por ejemplo, Ulises estará en los infiernos). Se considera un honor descender de Eneas: así, Godofredo de Monmouth, en su Historia regum Britanniae hará descender a los británicos de Britus o Brutus, un descendiente de Eneas.
La Eneida ha tenido también una importante recepción musical y ha inspirado a numerosos compositores como argumento para una ópera. Las más conocidas son La Didone (1641) de Francesco Cavalli, Dido and Aeneas (1689) de Henry Purcell -primera ópera en lengua inglesa- y la gran ópera heroica Les Troyens (1858) de Hector Berlioz.
Véase también
Referencias
- ↑ Los últimos días en la vida de Virgilio son recreados en la novela "Der Tod des Vergil" ("La muerte de Virgilio"; 1945) del autor alemán Hermann Broch
Bibliografía
- Virgilio Marón, Publio (1992). Eneida. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1490-5.
Enlaces externos
- Wikisource contiene obras originales de o sobre Eneida.
- Eneida Texto original en latín
- Eneida. Texto original en latín. Edición de Roger A. B. Mynors, Oxonii 1969.
- Eneida. Texto original en latín. Edición de J. B. Greenough: Bucolics, Aeneid, and Georgics of Vergil (Boston: Ginn & Co., 1900) [The Latin Library].
- Introducción a la Eneida