Combate de San Lorenzo

Combate de San Lorenzo
Guerra de la Independencia Argentina
Parte de Expediciones Libertadoras de la Banda Oriental

el Combate de San Lorenzo, detalle de la carga de Granaderos a Caballo
Fecha 3 de febrero de 1813
Lugar San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, Provincias Unidas del Río de la Plata
Coordenadas 32°44′45″S 60°43′45″O / -32.745833333333, -60.729166666667
Resultado Victoria patriota
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata Realistas del Imperio español
Comandantes
José de San Martín  (WIA)
Hipólito Bouchard
Antonio Zabala (WIA)
Fuerzas en combate
125 granaderos a caballo
50 milicianos
250 hombres de la Milicia urbana de Montevideo
2 cañones
Bajas
14 muertos
(en el día del combate, 16 luego de 8 días)
22 heridos
40 muertos
14 heridos y prisioneros
José Félix Bogado hecho prisionero el día antes es liberado

El Combate de San Lorenzo fue un enfrentamiento armado que ocurrió el 3 de febrero de 1813, junto al convento de San Carlos Borromeo situado en la ciudad de San Lorenzo de la actual provincia de Santa Fe, Argentina, en el que las fuerzas independentistas rioplatenses (argentinas) sorprendieron y vencieron a las tropas realistas de la Milicia urbana de Montevideo, quienes por vía fluvial aprovisionaban la ciudad en el Sitio de Montevideo (1812-1814). Fue el único combate en territorio argentino que libraron tanto el Regimiento de Granaderos a Caballo como su creador, el entonces coronel José de San Martín.

Historia[editar]

Localización de San Lorenzo, Buenos Aires y Montevideo en la cuenca del Plata.
Placa en homenaje a José de San Martín, en el Convento San Carlos. San Martín sostiene una cruz y un sable porque es conocido como "El Santo de la Espada"

La ciudad de Montevideo —designada por España como capital provisional del Virreinato del Río de la Plata— era la principal base naval española en el océano Atlántico sur; por tierra estaba sitiada por el ejército patriota rioplatense de José Rondeau, al que se sumaría José Gervasio Artigas el 26 de febrero de 1813, de modo que los españoles tenían que hacer uso del mar y del Río de la Plata para abastecerse. Frecuentemente, una escuadrilla realista salía de Montevideo en dirección al Río Paraná, y sus hombres merodeaban las costas robando los ganados.

Un informe llegado desde Colonia del Sacramento informó de la preparación de una fuerte expedición sobre las costas del río Paraná; estaba formada por once embarcaciones que habían salido de Montevideo y se habían detenido por unos días para aprovisionar en la isla Martín García a las tropas de desembarco, formadas por milicias urbanas de la ciudad de Montevideo, al mando de un capitán de estas milicias, Antonio Zabala. La detención dio tiempo al gobierno a prepararse, de modo tal que se ordenó levantar las baterías que guarnecían la villa de Rosario —las mismas donde se había enarbolado por primera vez la bandera nacional por Manuel Belgrano pero que no estaban en condiciones operativas— y reemplazarlas por una expedición de fuerzas móviles enviada por tierra a la espera del desembarco.[1]

El coronel de caballería José de San Martín, al frente de 125 hombres del Regimiento de Granaderos a Caballo, recientemente creado por él, persiguió a los españoles y se adelantó a ellos, deteniéndose el 2 de febrero cerca de la posta del Espinillo, situada a 21 km al norte de Rosario, donde hoy se ubica la ciudad de Capitán Bermúdez. Tras cambiar los agotados caballos por unos frescos proporcionados por el comandante militar de Rosario, Celedonio Escalada,[2]​ continuaron, al día siguiente, su recorrido hasta el Convento de San Carlos, ingresando por el lado oeste del monasterio. Y, tras negociar la situación con el superior de los frailes franciscanos del convento, fray Pedro García, San Martín ocultó a sus granaderos, de modo que la escuadrilla realista no pudiera divisarlos.

Los realistas desembarcaron y avanzaron hacia el convento, suponiendo que allí estaban depositados los principales bienes de la zona. Para su sorpresa, fueron atacados por los granaderos a caballo y sable en mano. El ataque de las tropas argentinas se realizó con un movimiento de pinzas saliendo de la parte trasera del convento. Una de ellas —la de la izquierda y la primera en moverse— estaba encabezada por José de San Martín. La otra estaba encabezada por el capitán Justo Bermúdez, secundado por el joven teniente porteño Manuel Díaz Vélez. Bermúdez ejecutó un rodeo muy grande, forzando la escapatoria de los españoles hacia sus buques. La táctica militar empleada por San Martín consistió en una maniobra envolvente, similar a las usadas por Napoleón.[3]

El desembarco no se produjo enfrente del convento, como había previsto San Martín, sino en dirección al centro de la actual ciudad. Por ello, la columna de San Martín llegó antes de que la de Bermúdez completara el movimiento. Por un momento, los españoles lograron defenderse. Una bala hirió al caballo de San Martín, que rodó y apretó una de las piernas del coronel, inmovilizándolo. Un enemigo iba a clavarle la bayoneta, cuando apareció el soldado puntano Juan Bautista Baigorria quien en ese preciso instante se interpuso, mató al soldado realista y comenzó una defensa heroica de San Martín. Mientras, el soldado correntino Juan Bautista Cabral ayudó a San Martín a liberarse de la opresión del lomo del caballo sobre su pierna, salvándole la vida.

Tanto el capitán Justo Bermúdez como el teniente Manuel Díaz Vélez y el soldado Juan Cabral morirían en esa heroica acción, por lo que son conmemorados en la Historia Argentina. Existe la creencia de que Baigorria murió en la batalla de San Lorenzo, pero los registros muestran que sirvió en el ejército de los Andes hasta aproximadamente el año 1818.[4]​ En cuanto a Cabral, se le atribuye al propio San Martín, en una carta enviada a la Asamblea que, en sus últimos segundos de vida, habría dicho, en guaraní, “muero contento, mi general, hemos batido al enemigo”.[5]

La llegada del grupo de Bermúdez, impidiendo que los realistas se reorganizaran en cuadro, completó la victoria de San Martín, obligando a los realistas a huir apresuradamente. Algunos realistas se arrojaron al río desde la barranca y perecieron ahogados. El combate duró, en total, alrededor de 15 minutos.[6]

Este combate constituyó el bautismo de fuego del Regimiento de Granaderos a Caballo.

Pese a lo escaso de las tropas comprometidas, y a la escasa duración de la batalla, ésta tuvo consecuencias estratégicas: no hubo más campañas de los realistas de Montevideo hacia el río Paraná, y la ciudad comenzó a tener problemas de abastecimiento. Estos llevarían, mucho más tarde, a su caída en manos de las tropas de Buenos Aires.

San Martín se expuso al fuego enemigo hasta el punto de que en este combate casi perdió la vida. Para explicar este hecho, téngase en cuenta que en esa época muchos de los oficiales principales encabezaban los combates para ser ejemplo de sus subordinados, el otro motivo parece haber sido disipar las sospechas que pudiera haber sobre la fidelidad de San Martín: tras décadas de vida en España, tenía acento peninsular, y se sospechaba que fuera un agente realista (proespañol).

Parte de notificación del combate[editar]

Parte del combate de San Lorenzo, suscrito por el coronel José de San Martín al superior gobierno:

Exmo Señor. Tengo el honor de decir a V. E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria. Los enemigos en número de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número. Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Vélez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.

El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V. E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros. Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores.

Dios guarde a V. E. muchos años. San Lorenzo febrero 3 de 1813.
Coronel José de San Martín

Evocaciones del combate[editar]

Monasterio de San Carlos, frente al campo de combate.

El legado del combate de San Lorenzo se preservó con las toponimias de tres localidades Puerto General San Martín (por el victorioso general libertador, como muchos otros sitios de Argentina), Capitán Bermúdez (capitán del Regimiento de Granaderos, jefe del ala derecha en el ataque), y Granadero Baigorria (un soldado de Granaderos). La carretera que atraviesa las citadas localidades, Ruta Nacional 11, toma el nombre de Avenida San Martín al atravesar su zona urbana. También una gran avenida, San Martín, de Rosario lleva ese nombre y en el casco histórico de Rosario existe la Bajada Sargento Cabral, en homenaje a Juan Bautista Cabral.

El Convento de San Carlos Borromeo conserva los restos mortales de los combatientes muertos en una urna. Hay un Museo Histórico sobre el combate, con la celda ocupada por el general San Martín (que puede visitarse). En el exterior y frente a él, está el monumento conmemorativo del combate, y el Campo de la Gloria.[7]​ Detrás del edificio vive aún un viejo árbol bajo el cual San Martín redactó el parte de guerra referente al combate en cuestión. Actualmente, dicho árbol (un pino del Mediterráneo) está ya seco, debido a enfermedades y tormentas que lo afectaron durante las últimas décadas. Sin embargo, su tronco aún continúa en el lugar.[cita requerida]

A orillas del Paraná, está el Campo de la Gloria, donde, se dice, se desarrolló el glorioso combate. No obstante el combate tuvo lugar en un puerto natural que existía cientos de metros hacia el norte y que marcharon hacia el convento en diagonal. Esa pequeña playa desapareció tras una furiosa tormenta de 1915, por lo que el verdadero Campo de la Gloria está sepultado bajo numerosas casas.[3]

Bajas patriotas[editar]

Cuarenta fueron las bajas producidas entre las tropas realistas, en tanto que las filas patriotas tuvieron 14 y fueron:

A ellos deben agregarse el capitán Justo Germán Bermúdez, nacido en Montevideo, que falleció 11 días después,[9]​ y el teniente Manuel Díaz Vélez, nacido en Buenos Aires, que fallecería el 20 de mayo de 1813, ambos a consecuencia de las heridas recibidas en combate.

Marcha San Lorenzo[editar]

Véase también: Marcha de San Lorenzo.

Letra: Carlos Javier Benielli; música: Cayetano. A. Silva.

Febo asoma; ya sus rayos
iluminan el histórico convento;
tras los muros, sordos ruidos
oír se dejan de corceles y de acero.
Monumento conmemorativo del combate en el Campo de la Gloria.
Son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo;
el clarín estridente sonó
y a la voz del gran jefe
a la carga ordenó.
Avanza el enemigo
a paso redoblado,
al viento desplegado
su rojo pabellón (bis).
Y nuestros granaderos,
aliados de la gloria,
inscriben en la historia
su página mejor (bis).
Cabral, soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la victoria,
su vida rinde, haciéndose inmortal.
Y allí salvó su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente.
¡Honor, honor al gran Cabral! (bis).

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Marmonti, Gastón Federico (2010). «El Regimiento de Granaderos a Caballo en tiempos de la emancipación hispanoamericana 1812 – 1826». La Escuela. pp. 2-4. 
  2. El Comandante Celedonio Escalada con los milicianos santafecinos mal armados, habían protagonizado días previos una escaramuza con una fuerza realista que había desembarcado para aprovisionarse en la zona del convento de San Carlos. Aunque Mitre, en su "Historia de San Martín", sostiene que los milicianos de Escalada permanecieron en el interior del convento, no participando activamente en el combate, un grupo bastante numeroso de historiadores afirma que los santafecinos efectivamente combatieron, ocupando la columna central de las fuerzas emancipadoras.
  3. a b http://www.telam.com.ar/notas/201302/6582-10-historias-del-combate-de-san-lorenzo.html
  4. Historia Argentina y Americana de Ricardo Levene y Ricardo Levene (hijo).
  5. Pignatelli, Adrián (3 de febrero de 2023). «A 210 años del combate de San Lorenzo: batalla fugaz, festejos en Buenos Aires y el sacrificio de Cabral». infobae. Consultado el 29 de enero de 2024. 
  6. El historiador argentino Felipe Pigna ha señalado en reiteradas opotunidades que es ampliamente aceptado por la comunidad de historiadores que la batalla de San Lorenzo fue más una escaramuza que una batalla propiamente dicha. Nunca puede ser considerada una batalla, sino que por la duración y las fuerzas involucradas debe ser considerado un combate, aunque por la violencia y el número de muertos y heridos de ambos bandos es un error considerarla una escaramuza. Véase Pigna, Felipe, Los Mitos de la Historia Argentina.
  7. La batalla no ocurrió exactamente allí, sino ligeramente al norte.
  8. a b «José Gregorio Franco». Consultado el 31 de marzo de 2017. 
  9. Se dijo, sin poderse comprobar jamás, que se habría arrancado las vendas para morir, debido a los comentarios sobre su tardanza para entrar en combate. Véase Zicolillo, Jorge (1999). Historias de Sangre y Fuego: Batallas de la Guerra de la Independencia. Sudamericana. p. 31. 

Enlaces externos[editar]