Ir al contenido

Capilla de San José (Catedral de Orense)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Capilla de San José
Autor Pedro Gómez de la Sierra
Creación c. 1630
Ubicación Catedral de Orense (Galicia, España)
Estilo manierista
Material piedra

La Capilla de San José es una obra realizada por Pedro Gómez de la Sierra hacia 1630. Está ubicada en la Catedral de Orense (Galicia, España).

Historia[editar]

Deambulatorio[editar]

La construcción del deambulatorio de la seo, en cuyo extremo norte se encuentra la capilla, supuso la modificación del triple ábside original del testero, obra imprescindible para la yuxtaposición de esta área del templo. El principal cometido de dicha labor fue la instalación de una serie de capillas así como de ventanales en la sección superior para dotar de iluminación a la girola, todo ello acorde a la traza de Simón de Monesterio, cuya muerte en 1624 supuso la paralización de las obras, las cuales serían retomadas en 1626 por los maestros Alonso Rodríguez, Gonzalo Baquero, Juan de Solaeza y Andrés Lorenzo, concluyendo entre 1630 y 1633 con Pedro Gómez de la Sierra y Rodrigo de la Hoz.[1]: 43  Esta labor, además de variar por completo la primitiva planta de la catedral y de provocar la total e irreparable destrucción de la antigua cabecera (pérdida lamentada por Manuel Sánchez Arteaga), no buscó armonizar la arquitectura manierista con la románica original de los siglos xii y xiii.[2]: 101  Inicialmente estaba proyectada la construcción en esta parte de un pequeño recinto circunvalado, destinado a atrio o claustro, que se iba a extender un poco más allá de la cabecera; este espacio recibía el nombre del santo patrón de la seo, San Martín, y en él fueron sepultados numerosos prebendados, varios de los cuales contaban con monumentos o sarcófagos, albergando el resto simples lápidas con inscripciones.[2]: 102 

En el cabildo celebrado el 15 de junio de 1615 se acordó la construcción del deambulatorio, disponiéndose cédulas en todas las partes donde hubiese oficiales con el fin de que fuesen convocados para ajustar la obra. El 18 de mayo de 1618, ante el escribano Gregorio López de Cárdenas, se otorgó la escritura de contrato entre el cabildo y Monesterio, fijándose el precio en 7400 ducados. Las obras comenzaron en 1620, año en que fueron demolidas las capillas absidales menores, dedicadas la del norte a los santos Facundo y Primitivo (anteriormente al papa San Eleuterio) y la del sur a Santa Eufemia, la cual fungía como parroquia y fue en consecuencia trasladada a la Capilla de San Juan,[nota 1]​ si bien las reliquias de la mártir permanecieron en el sarcófago original, situado en el paramento exterior sur de la capilla mayor, frente a la sacristía, mientras que las reliquias de los santos Facundo y Primitivo se dejaron en los lucillos correspondientes: uno en lo alto del muro situado junto a la puerta lateral norte de la capilla mayor y el otro en el paramento exterior sur de la Capilla del Santo Cristo (los restos de los tres mártires serían trasladados el 23 de junio de 1720 a su emplazamiento actual por disposición del obispo Juan Muñoz de la Cueva).[2]: 102 [nota 2]​ Cinco de las siete capillas de la girola fueron levantadas siguiendo un mismo diseño, motivo por el que arquitectónicamente son idénticas y tan solo se diferencian en la decoración; las otras dos, ubicadas en los extremos y dedicadas respectivamente a San José (antes a la Anunciación) y a San Antonio,[nota 3]​ constituyen realmente arcosolios, motivo por el que son diferentes de las cinco capillas restantes además de poseer unas dimensiones mucho menores.

Capilla[editar]

Nicho del retablo de los santos Facundo y Primitivo (primer cuarto del siglo xviii), por Francisco de Castro Canseco. Detrás de las imágenes, protegida por un cristal, se encuentra una urna con los restos de ambos mártires.[nota 4]

Antes de que concluyese la construcción del deambulatorio, la familia Boán solicitó al cabildo la venta de un solar en el extremo norte de la girola con el fin de edificar allí una capilla; aceptada la propuesta, el terreno fue enajenado el 5 de julio de 1629 por el cabildo, mediante escritura ante Gregorio López de Cárdenas y por un precio de 400 ducados, a Pedro Fernández de Boán y Landecho, dueño del pazo de San Damián en Fontefría (Amoeiro), constando en la escritura de venta que lo que se enajenó fue «el arco que está pegado a la pared de la Capilla del Santo Cristo, en precio de cuatrocientos ducados de a once reales». Esta fue la primera venta que el cabildo efectuó de una de las parcelas del deambulatorio, además de ser la única capilla de la girola que fue vendida sin haber sido aún construida, labor que el propio Boán encomendó a de la Sierra, prestigioso maestro de arquitectura, siendo a mayores la primera de las capillas en levantarse; la prisa de la familia Boán por esta compra tenía que ver no tanto con erigir un espacio dedicado al culto en la catedral sino con la adquisición de ese solar en concreto lo antes posible dada su estratégica ubicación ya que el mismo se halla situado respectivamente delante y al lado de los sarcófagos que inicialmente albergaron los cuerpos de los santos Facundo y Primitivo (tras el traslado los restos fueron reubicados en un retablo situado justo enfrente). Pese a que los Boán contaban con una capilla funeraria en la Iglesia de San Juan de Abruciños, esta familia se empeñó en disponer de un espacio en la seo cercano a las reliquias de los dos mártires el cual no estaba destinado a enterramientos; el motivo de este empecinamiento aparece registrado en la Historia de Don Servando, un cronicón donde se indica que los Boán eran descendientes de ambos santos:[3]: 79–80 

[...] Na era de CLVII foe eligido po Emperador Adriano [...] En seu tempo, martrizaronse istos Santos [...] S. Segundo Pay dos soldados Facundo e Primitivo, que padeceu martirio na persecuzon de Adriano: padeceu en Astasia Cobaira. Esta sepulcrado nunha Arca de pedra. Ista Astasia esta arriba do Castro Fagund no pago de Vosaria arriba do rio Cea, que vay á Ribadavia [...]/ en esta ciudad/ de Astasia de Galiza onde foe nascido S. Marcelo Centurion [...]/[...]/, Dioclesiano e Maximiniano XXXIII. Emperadores na era CCCXXV, tremeu a terra, e oubo cousas de muyta maravilla [...] e foron matrizados san Facundo, San Primitivo, filhos de san Segundo e Primitiva irmaa de San Marcelo [...] E toudos os que escriben que san Facundo e Primitivo sonfilhos de san Marcelo e Nonia, erran, porque soamente saon seno sobrinhos [...] Eu Servando vi istos de Galiza toudos enteiros nos moementos. Eu Don Pedro tamben os vi enteiros [...].[3]: 78 
Este Senhorio/ se refiere a Astasia Cobaira/ foe segun acho escripto dunha Senhora chamada Marcia Nunez, que era dos Marcelos, onde descendeu San Marcelo, e Primitiva Marcelo mulher de San Segundo. Aquela foe casada con un Cavaleiro Gentil chamado Ferrando que era regulo en Galiza po los Emperadores e tinha muitas terras ca era Senhor dos Arcos dasua dasma.[nota 5]E distos descenden os Ferrandez de Temes e Buan bonos homes fidalgos, e recibiu / Ferrando / a Fe do Apostolo Santiago nos seus Pazos; e foe de seus discipulos [...].[3]: 80 

Descripción[editar]

Hornacina y talla de San José.

Ubicada entre la Capilla de la Conversión de San Pablo y el sepulcro del arcediano Juan de Deza, directamente frente al retablo de los santos Facundo y Primitivo, la capilla, similar a nivel arquitectónico a la de San Antonio, consiste en un arcosolio de medio punto con siete dovelas emplazado bajo un arco, también de medio punto, y situado entre dos pilastras dóricas con estrías en vertical apoyadas en basas rectangulares de caja rehundida y con las enjutas carentes de ornamentos. Por su parte, sobre el arco destaca un friso ornamentado con tres triglifos y cuatro metopas, mientras que el conjunto se corona con un monumental frontón triangular coronado por una cruz flanqueada por dos escudos. El de la izquierda consiste en un blasón dividido en dos mitades: a la izquierda un escudo de sinople con una muralla de plata rota en dos partes, con ondas de agua azur y sobre la muralla una corona de oro surmontada de un águila en sable bicéfala y entre las cabezas la palabra Boán, todo ello acompañado de ocho flores de lis de oro en bordura, mientras que a la derecha figuran cinco lobos negros pasantes en cruz plena en el centro, dos manzanos o encinas en el primer y cuarto cuartel, y dos barras en el segundo y tercer cuartel, todo en representación de los Landecho, aunque las barras no pertenecen a este apellido, pudiendo corresponderse con los Asolo.[4][5]​ Cabe destacar que en el n.º 6 de la calle Santo Domingo, casi frente a la fuente de la plaza del Hierro, se ubica la Casa de Boán o Casa de Temes, en cuya fachada destacan un total de cuatro escudos, siendo el de la derecha idéntico al de la capilla salvo por el hecho de que el de la casa se corona con un sol superado por un águila volante en alusión a la fortuna hecha por los Boán en América.[4][6]: 1  Por su parte, el escudo de la derecha se divide en tres cuarteles, dos a la izquierda (uno sobre otro) y uno a la derecha: en el primer cuartel figura un león junto a una torre, en el segundo tres fajas, y en el tercero una barra de plata acompañada de dos torres donjonadas de oro y aclaradas de gules, este último representativo de las armas de los Fernández.[7]​ En lo que respecta a las fajas, estas constituyen la heráldica de los Rivera; a escasos metros de la Capilla de San José se halla la Capilla de la Virgen del Pópulo, fundada por Juan Pardo de Rivera y Salgado, en cuya cúspide figura un escudo donde aparece dicha heráldica. En lo tocante al primer cuartel, este muestra parte de las armas de los Deza; a la izquierda de la capilla se halla el sepulcro de Juan de Deza, arcediano de Búbal y abad de Villaza, cuyo escudo se exhibe a su vez en la fachada del n.º 14 de la plaza de las Mercedes.[6]: 10 [nota 6]

Respecto a la imagen de San José que acoge la capilla, esta procede del ático del retablo de la Virgen del Carmen (hoy ocupado por una talla de San Francisco de Asís)[2]: 121  y la misma, fechada en el siglo xviii, se halla muy próxima a la producción del escultor José Ferreiro, posible artífice de la imagen de la Virgen del Carmen que preside el mencionado retablo. La talla de San José hace gala de un barroco muy marcado tanto en la disposición del cuerpo como en el esquema plasmado en los ropajes, de profusos pliegues y cierto nivel de volumen. El santo aparece sosteniendo al Niño Jesús en una pose un tanto inestable, luciendo túnica dorada con estampado floral, manto marrón y zapatos negros, mientras que el infante es mostrado desnudo y acariciando una paloma de alas rojizas con la mano izquierda. San José exhibe una sencilla y fina aureola en cuyo centro se yergue una estrella de ocho puntas, mientras que el Niño Jesús porta una diadema rematada por rayos curvos y rectos intercalados. A modo de escabel destacan nubes oscuras flanqueadas por las cabezas de dos rollizos querubines que miran al cielo y exhiben alas del mismo color que las alas de la paloma, sustentándose la pieza en una peana trapezoidal apoyada a su vez en unas gradas decoradas con una sucesión de flores tetrapétalas en cuyo segundo escalón se yergue un pedestal que sirve de soporte a la peana. La atribución de esta imagen a Ferreiro, propuesta por José Hervella Vázquez, se sustenta en su gran parecido con otras imágenes del catálogo del escultor, como la tallas de San Marcos y San Antonio veneradas en la Iglesia de San Pedro de Muros (La Coruña), con las que guarda grandes similitudes en cuanto a los pliegues de los ropajes y la disposición de las prendas.

Intradós.

Mención aparte merece la ornamentación de la hornacina o nicho donde se cobija la talla titular; esta posee una rica aunque muy deteriorada decoración pictórica de estilo marcadamente rococó, si bien la misma ha sido calificada como una obra de «poca importancia» por Miguel Ángel González García, antiguo delegado de patrimonio de la diócesis.[1]: 50  El fondo del nicho alberga motivos ornamentales a base de nubes en tonos marrón claro sobre un cielo anaranjado en cuya parte superior se muestra un rompimiento de gloria; la presencia de un elemento de sujeción en el centro del resplandor indica la más que probable ubicación con anterioridad de una paloma en representación del Espíritu Santo puesto que originalmente esta capilla mostraba una escena de la Anunciación, lo que a su vez deja patente que la policromía es anterior a la llegada de la imagen de San José. En lo tocante al intradós, aquí aparecen en el centro una estrella de ocho puntas dentro de un círculo y a izquierda y derecha un sol y una media luna, ambos cercados por un elaborado marco de clara inspiración rococó; esta iconografía, por lo general representada en el episodio de la Crucifixión, muestra la naturaleza humana y a la vez divina de Jesús. Concretamente, el sol simboliza la llegada del Salvador, quien al igual que un astro vendría a «iluminar» Israel tal y como defendían Isaías y Malaquías, con San Agustín refiriéndose a Cristo como «Noster sol justiciae Christus».[8]: 75  Por su parte, la luna simboliza la maternidad divina y protección maternal, ahora representada por el padre putativo de Jesús, además de constituir la luz que brilla en la oscuridad de la noche y sirve de guía a los viajeros.[9]​ Sumado a lo anterior, ambos astros podrían estar haciendo alusión al eclipse solar producido durante la Anunciación; originalmente, para escenificar este episodio bíblico, se hallaban en la hornacina imágenes de San Gabriel y la Virgen María, tallas fechadas en el siglo xviii y cercanas al taller de Francisco de Castro Canseco que hoy día se hallan en el paramento occidental de la sección sur del transepto, directamente encima de un altar dedicado a Santa Eulalia y próximas a un retablo presidido por las imágenes de San Sebastián y San Roque.[1]: 57  Por último, los muros laterales de la hornacina exhiben marcos idénticos a los del intradós, albergando el de la izquierda una torre y el de la derecha un cuenco con agua. La torre podría estar haciendo alusión a dos títulos con los que se denomina a la Virgen en las letanías (Torre de David y Torre de Marfil), mientras que el cuenco con agua vendría a simbolizar la pureza de María y el bautismo, si bien tras el cambio de imágenes ambos elementos, hoy muy deteriorados, perdieron su significado del mismo modo que las pinturas del intradós. La causa del deplorable estado de la policromía, desprendida en varias zonas (sobre todo en el fondo y en los laterales), tiene su origen ya a principios del siglo xviii, época en que los problemas de humedad empezaron a causar estragos en la girola por el hecho de hallarse esta parte de la catedral a un nivel inferior con respecto al pavimento exterior. De acuerdo con una queja del cabildo con fecha del 7 de septiembre de 1709:

Acordose que respecto el señor obispo acaba la visita de la catedral y hay las capillas del trascoro que están muy mal reparadas y otros a que pretenden derecho algunos seglares, que el señor Amoeiro instruía a su Ilustrísima de ello y otras fundaciones para que se dé cumplimiento a su reparo y se asiente la obligación para quien está su adorno y se acompañe del señor Salamanca.[10]

Galería de imágenes[editar]

Véase también[editar]

Notas[editar]

  1. La parroquia sería trasladada a su actual sede, la Iglesia de Santa Eufemia (anteriormente de la Compañía de Jesús), el 27 de mayo de 1770.
  2. Pese al traslado los sarcófagos fueron dejados intactos en su ubicación original, datando el de los santos Facundo y Primitivo del siglo xv y el de Santa Eufemia, el cual contuvo también las reliquias de quienes murieron con ella, de 1505.
  3. Esta capilla, junto con algunas sepulturas, fue vendida por el cabildo en 1658, mediante escritura ante Juan de Cárdenas y por un precio de 400 ducados y cinco de renta anual para la fábrica, al arcediano de Limia y canónigo cardenal Pedro de Lemos Pereira, quien quedó obligado a instalar en ella un altar, si bien poco después, en 1662, la traspasaría por el mismo precio y con la misma condición al regidor Álvaro Salgado Sotelo y a su mujer Clara de Deza y Lemos.
  4. También se afirma que las reliquias se hallan en la Iglesia de San Juan de Sahagún.
  5. Se refiere al solar de los Fernández de Temes y Boán en Chantada (Lugo).
  6. Juan de Deza fue el responsable de la construcción de los sarcófagos de los santos Facundo y Primitivo.

Referencias[editar]

  1. a b c González García, Miguel Ángel (2018). ArtiSplendore, ed. Catedral de Ourense: Sorpresa gozosa de arte y fe. ISBN 978-84-946242-8-5. 
  2. a b c d Sánchez Arteaga, Manuel; Cid Rodríguez, Cándido (1916). La Región, ed. Apuntes histórico artísticos de la Catedral de Orense. 
  3. a b c Hervella Vázquez, José (1992-1993). «Un Cronicón de origen orensano: la historia de Don Servando, Obispo de Orense». Porta da aira: revista de historia del arte orensano (5). ISSN 0214-4964. 
  4. a b «Escudos de Ourense: Casa de los Boán». edificiosdepapel. 4 de julio de 2014. 
  5. «Origen y significado del apellido Landecho». heraldicadeapellidos.com. 
  6. a b Taboada Sanz, Adolfo. «LABRAS HERALDICAS DE OURENSE». 
  7. «Escudo del apellido Fernández». plusesmas .com. 
  8. Labrador González, Isabel María; Medianero Hernández, José María (2004). «Iconología del Sol y la Luna en las representaciones de Cristo en la cruz». Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte (17). ISSN 1130-5762. 
  9. Casas, Anna. «El significado espiritual de la Luna en la religión católica». annacasas.es. 
  10. «El retablo de la Asunción de la Catedral de Ourense». Faro de Vigo. 24 de septiembre de 2016.