Alfarería en la provincia de Ávila

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Cerámica tradicional en el Museo de Ávila.

La alfarería en la provincia de Ávila (España), con precedentes arqueológicos datados con anterioridad a la romanización, ha conservado una personalidad aislada,[1]​ a pesar de las influencias de los alfares de provincias limítrofes como Toledo, Salamanca y el norte extremeño.

Más allá del importante capítulo arqueológico representado por el yacimiento de Las Cogotas (siglos vi al ii a. C.) y la curiosa cerámica de Boquique, puede rastrearse la actividad alfarera desde el siglo xiii como una primitiva industria de tipo familiar en la producción de piezas de tosca factura, para uso doméstico y funcional, y escasa o nula tecnología. Los antiguos barrios alfareros, como tal artesanía desaparecieron casi por completo a mediados del siglo xx,[2]​ iniciándose una moderada recuperación a partir de 1980, aunque ya con equipamiento y técnicas cerámicas avanzadas, como tornos y hornos eléctricos, y más orientada a las artes decorativas y el turismo, a través de las ferias anuales organizadas por Avialfar.[3][4]

Vasija funeraria vettona de la Necrópolis de Trasguija (Las Cogotas). Museo Arqueológico Nacional (España).

Pueden destacarse los trabajos de campo realizados en la zona entre 1960 y 1978 por etnólogos alemanes y Natacha Seseña,[1]​ además de las colecciones del Equipo Adobe o las reunidas en el Museo de Ávila y el Museo de Artes y Tradiciones Populares por Guadalupe González-Hontoria.[5]

Historia[editar]

Al margen del capítulo arqueológico, las referencias más antiguas al oficio de la alfarería en tierras abulenses pueden rastrearse ya en el siglo xvi, en las Relaciones topográficas de Felipe II, y en el siglo xviii en el Catastro de Ensenada (1752) y en las Memorias políticas y económicas de Eugenio Larruga (1792). En el xix se censa este oficio en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico (1846-1850) de Pascual Madoz, y en el contemporáneo Atlas de España y sus posesiones de Ultramar (1848-1860) de Francisco Coello. En el siglo xx, se registra en La Adrada el taller de Andrés Ortega, alfarero procedente de Alcorcón (Madrid),[1]​ y cuya producción ha sido continuada por su familia, pero ya con piezas diferentes.[2]

Alfares más importantes[editar]

Por su larga tradición, como focos con mayor tradición,[6]​ pueden destacarse los talleres de Arenas de San Pedro, Tiñosillos y la Villa de Mombeltrán,[a][1][2]​ si bien estas dos últimas localidades ya no trabajan el barro.[7][5]​ En Arenas pone la continuidad en el siglo xxi Cerámicas Jami, con obras esmaltadas y murales, en la línea de la loza esmaltada talaverana y valenciana.[2]​ Se registra también actividad alfarera en Arévalo, El Bohodón, Navalmoral de la Sierra, Poyales del Hoyo y Sotillo de la Adrada.[2]

Alfares desaparecidos[editar]

A pesar de las buenas arcillas del subsuelo de la zona, se extinguieron ya los alfares de Casavieja (con la desaparición del taller de Remigio Álvarez),[1]​ o Piedrahíta (donde Emilio Alonso Crespo fabricó los últimos cántaros, tinajas y botijos y ollas para bodas.[1]​ También hubo alfares en Muñochas, Maello (documentado por el Equipo Adobe) o Cebreros y El Tiemblo,[1]​ estos dos últimos focos con importante producción de tinajas para almacenar los vinos de la zona. De todos los centros alfareros abulenses perdidos fue quizá el más importante Tiñosillos,[1]​ «donde a finales de los años treinta había hasta treinta alfarerías dedicadas a la producción de vasijas para agua, piezas para el fuego y tinajas».[2][8]

Asimismo, el Museo de Ávila guarda piezas procedentes de las excavaciones realizadas en la capital abulense que certifican la existencia de alfares ‘de vasto’ y de loza esmaltada ya desde la Edad Moderna.[2]

Notas[editar]

  1. En Mombeltrán se hizo producción con distintos tipos de barro de diversa alfarería de agua (cántaros, cantarillas y botijos, e incluso porrones de vino), y piezas utilizadas para el fuego (paellas, cazuelas y pucheros). También se hicieron tinajas y grandes barreños para la matanza. En Mombeltrán se llegó incluso a elaborar loza esmaltada, imitando a la producida en Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina.

Referencias[editar]

  1. a b c d e f g h Seseña, 1997, p. 157.
  2. a b c d e f g Rubio Celada, Abraham. «Alfarería y cerámica de Ávila». espanafascinante.com (en español). Consultado el 26 de mayo de 2018. 
  3. «La Feria del Barro, una seña de identidad de Ávila». diariodeavila.es. 27 de abril de 2018. Consultado el 27 de mayo de 2018. 
  4. «Directorio de talleres artesanos. Ávila». jcyl.es. Consultado el 27 de mayo de 2018. 
  5. a b González-Hontoria, 2004, pp. 27 y ss..
  6. Vossen, Seseña y Köpke, 1997, p. 49.
  7. Bellido Blanco, Antonio. «Los estudios de alfarería popular en Castilla y León (1)». cervantesvirtual.com. Consultado el 26 de mayo de 2018. 
  8. Useros y Useros, 2005, pp. 55-56.

Bibliografía[editar]

  • González-Hontoria, Guadalupe (2004). Las artesanías de España. Tomo IV: Zona central norte (Castilla y León, La Rioja y Aragón) (en español). Serbal. ISBN 84-7628-459-4. 
  • Seseña, Natacha. Cacharrería popular (1997 edición). Madrid: Alianza Editorial. pp. 152-155. ISBN 84-206-4255-X. 
  • Domingo Sanz; Severiano Delgado (Equipo Adobe) (1980). Alfarería extinguida de Soria, Segovia y Ávila. Madrid. 
  • Useros Cortés, Carmina; Belmonte Useros, Pilar (2005). Museo de cerámica nacional. Piezas de alfarería de toda España. Albacete, Museo de Cerámica Nacional. Chinchilla de Montearagón. ISBN 84-609-5626-1. 
  • Vossen, Rüdiger; Seseña, Natacha; Köpke, Wulf (1975). Guía de los alfares de España. Madrid, Editora Nacional. p. 223. ISBN 84-276-1293-1. 

Enlaces externos[editar]