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Evolución del PIB per cápita de Argentina

La historia económica de Argentina se encuentra marcada por la inestabilidad y la falta de consensos en el modelo económico a seguir. Desde el proceso independentista a comienzos del siglo xix se produce la apertura al comercio internacional que rige sin grandes cambios hasta el crac de 1929. Durante este periodo se produce un fuerte aumento tanto de las exportaciones como de las importaciones pasando del ciclo exportador del cuero (1820-1850), al de la lana (1850-1890) y finalmente al agroexportador (1890-1930). Con la Gran Depresión de los años 30 y el cierre de los mercados internacionales, la industria, que venía creciendo sostenidamente desde la década de 1860 y ya era la mas importante de América Latina, pasa a ser el principal impulsor de la economía y el Estado comienza a participar activamente de la economía, sin embargo el compromiso con los mercados extranjeros se mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial y se buscó conciliar a la industria y al campo con la economía abierta a través de distintos acuerdos comerciales y planes económicos como el Pacto Roca-Runciman de 1933 y el Plan Pinedo de 1940.

A partir de la Segunda Guerra Mundial y el Golpe de Estado de 1943 se impone el modelo de industrialización por sustitución de importaciones apoyado en el mercado interno, y el rol del Estado pasa a ser central como agente impulsor de la economía y de la redistribución del ingreso. Este modelo estuvo caracterizado por una persistente inflación, distorsiones económicas y crisis intermedias (stop and go) que fueron corregidas con los planes de estabilización de 1952, 1959 y 1967, ayudando a sostener un moderado crecimiento económico, y se mantuvo hasta 1975 año en el cual se produce el Rodrigazo, la primera de una serie de crisis de gran magnitud.


Período peronista (1946-1955)[editar]

Tratado Eady-Miranda[editar]

La "relación especial" entre Argentina y Gran Bretaña se venía deteriorando desde la posguerra de la Primera Guerra Mundial, coincidiendo con el declive del Imperio británico como principal potencia mundial y se habían intentado distintos acuerdos (D'abernon-Oyhanarte, Roca-Runciman, Eden-Malbrán) para sostener los vínculos económicos y comerciales con el principal socio argentino ante el avance estadounidense de los años 20 y la Gran Depresión de los años 30.

Desde la Gran depresión se acentuó la decadencia de los ferrocarriles ingleses aquejados por la crisis del comercio y la competencia automotriz. La principal queja de las empresas ferroviarias era que ellas tenían que construir, mantener y renovar sus vías, mientras que las empresas de camiones estaban exentas de este gasto, ya que las rutas eran construidas y mantenidas por el Estado. Sólo entre 1929 y 1936 los precios de las acciones de los ferrocarriles británicos habían disminuido un 88%. Cavallo207

Primer plan quinquenal[editar]

Reforma constitucional de 1949[editar]

Plan de estabilización de 1952[editar]

Acercamiento a los Estados Unidos[editar]

«FMA I.Ae. 37» Avión diseñado y construido en la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba en 1953. Su creador Reimar Horten fue mundialmente reconocido por ser uno de los primeros en experimentar con diseños para aviones ultrasónicos.

Durante esta etapa, el país se caracterizó por el impulso a las obras públicas, la redistribución del ingreso hacia los sectores más desfavorecidos, la ampliación de derechos laborales y la intervención del Estado en la economía. Durante esta época, el sector agropecuario se modernizó, a partir del desarrollo de la industria siderúrgica y petroquímica, se impulsó la tecnificación y la provisión de fertilizantes, plaguicidas y maquinarias, de forma que se incrementó la producción y eficiencia agropecuaria.[1]​ Desde este espacio, se trazó el Primer Plan Quinquenal de gobierno, que orientó la economía del país por parte del Estado desde 1947 a 1951. El crecimiento de la economía argentina durante el periodo peronista alcanzó a un promedio del 3,6% del PBI. Sin embargo, se pueden distinguir tres etapas. En los primeros años el crecimiento fue veloz, alcanzando un pico del 11% en 1947, la política económica instrumentada por el gobierno y la posguerra se combinaron para provocar una breve pero intensa etapa de auge entre 1945 y 1948, en la que esos agregados crecieron en forma acelerada. La producción, por ejemplo, elevó casi un 30% el consumo, que entre 1930-1934 y ya en 1946 se había expandido en un 55%, se incrementó en un 18,5% ente 1946 y 1949. La inversión, deprimida durante la guerra, prácticamente se duplicó entre 1945 y 1948 (Rapoport, 2010). [2]​ Cuando Perón asume como presidente en 1946, había aproximadamente 500.000 trabajadores agremiados que ya en 1951 se habían elevado a 3 millones.

Uno de los principales objetivos de Perón era lograr la independencia económica de Argentina, para ello tomó diferentes medidas

  • Nacionalización del Banco Central en 1946, con el fin de que los industriales tuvieran fondos para facilitar el desarrollo de actividades económicas de interés nacional y para satisfacer las necesidades del comercio externo e interno.
  • Se expandió la recientemente creada Marina Mercante, que a fines de 1942 explotaba 29 buques, afectados todos ellos al servicio de ultramar, con un personal de 1500 trabajadores.[3]
  • En 1952, el gobierno peronista decide saldar completamente la deuda externa. El país deudor de 12.500 millones de pesos moneda nacional se convertía en acreedor por más de m$n 5000 millones.[4]
  • Entre 1946 y 1948, todas las líneas férreas fueron estatizadas bajo la órbita de la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA, luego Ferrocarriles Argentinos) que antes se encontraban, en su mayoría, en manos de empresas británicas y francesas. Se dio un fuerte impulso a la construcción de nuevos ramales y a la ampliación de la red ferroviaria, que llegó a contar en 1954 con más de 120.000 km de extensión.[5]

En 1942, unos 6.5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente, y 4 millones disponían de servicios cloacales. En 1955, los beneficiarios se ampliaron a 10 millones y 5.5 millones respectivamente.

  • Se amplió el sistema de jubilaciones, beneficiando a trabajadores independientes, empresarios y profesionales. Se estableció en 1948 el fondo de pensiones para personas sin recursos no acogidas en el sistema jubilatorio, y se legisló sobre la pensión para viudas. En 1946, se incorporó como derecho el pago del aguinaldo. Se crearon y pusieron en funcionamiento los primeros juzgados laborales, se estableció el Estatuto del Peón Rural, y se reglamentaron las convenciones colectivas de trabajo.[7]

Respecto al consumo, entre 1945 y 1948 las ventas de cocinas aumentaron 106%, las de heladeras 218%, el calzado 133%, los discos fonográficos 200%, y las radios 600%, alentados por los programas redistributivos del gobierno y el crédito barato. Los préstamos al sector privado se triplicaron y las tasas de interés no superaban el 5% anual, los préstamos a la industria se sextuplicaron y los préstamos a la agricultura se duplicaron.[8]

Propaganda del Primer Plan Quinquenal, promocionando el IAPI.

La principal fuente de ingresos no tributarios del gobierno central, el IAPI, se benefició con el aumento de la demanda internacional de granos y los altos precios que adquirieron durante 1946-1947. Estos ingresos ayudaron a financiar las obras de inversión pública de carácter social, en particular la construcción de más de 4000 hospitales y clínicas y más de 8000 escuelas. El aumento de inversiones públicas y extranjeras revitalizaron la economía, que creció en más de un 25% en el período 1946-1948. Estos programas, entre otras cosas, ayudaron a erradicar las enfermedades tropicales en el norte y el problema recurrente con las langostas. Entre 1945 y 1948 la economía creció a un récord del 8.5% anual, mientras que el salario real se acrecentó un 46%.[9]

En esta etapa se inició, a través del Primer Plan Quinquenal un conjunto de importantes obras públicas, destinadas a modernizar la infraestructura del país, necesaria para el proceso de industrialización acelerado. Se construyeron diques con sus respectivas centrales hidroeléctricas como el Escaba en Tucumán, el Nihuil en Mendoza, Los Quiroga en Santiago del Estero y seis diques con usinas en Córdoba, seis en Catamarca, cuatro en Río Negro y tres en Mendoza, entre ellos los diques Florentino Ameghino, Los Molinos y La Florida. Así la potencia instalada en centrales pasó de 45 mil kVh en 1943, a 350 mil kVh en 1952.
También se construyó entre 1947 y 1949 el gasoducto que une Comodoro Rivadavia con Buenos Aires; con él la distribución de gas aumentó de 300 mil m³ a 15 millones de m³ por día, abaratando en un tercio los costos.[10]​ El extenso gasoducto, 1605 km, uno de los más largos del mundo en su momento, fue inaugurado el 29 de diciembre de 1949, más tarde la cañería sería extendida hasta Cañadón Seco, logrando extenderse por 100 km más.
La Argentina se colocaba así entre los tres países más avanzados en el aprovechamiento del gas natural, junto con los Estados Unidos y la Unión Soviética.[11]

Los precios mundiales de cereales disminuyeron a finales de la década del 1950. Las exportaciones argentinas fueron en gran medida excluidas del auge de los mercados europeos por la presión política de la administración estadounidense de Harry S. Truman. [cita requerida] Esto llevó al presidente a adoptar políticas más favorables hacia las empresas a partir de 1952.

La ley n.º 12.987 conocida como "Ley Savio", fue sancionada el 13 de junio de 1947, junto con el Plan Siderúrgico Argentino y la constitución de la empresa SoMiSA, que pasó de una producción de 21.000 toneladas de acero en 1948 a 87.000 en 1954.
La empresa Siam fundada en 1911 adquiere gran impulso, expandiéndose mayormente debido a las ventas motonetas, ventiladores y otros electrodomésticos, que demandaba el mercado local. Su capacidad industrial le permitió iniciar en 1948 la producción de heladeras a un ritmo de 11.000 anuales, para alcanzar las 70.000 unidades diez años más tarde, llegando a ser la empresa latinoamericana más grande, con más de 9 mil empleados y por otra parte, en 1947 es fundada la empresa Techint. A su vez, entre 1951 y 1955 se triplicó la producción de acero y cuadruplico la producción de carbón, pasando de 150.052 a 643 400 toneladas. También creció un 1270% la producción de hierro y níquel dando así un gran crecimiento a la industria siderúrgica argentina.

Fábrica Militar de Aviones de Córdoba - 1940-1950

En 1953 se promulga la ley n.º 14.122, que trata de otorgar garantías jurídicas a los propietarios; su principal objetivo era atraer empresas a la producción metalmecánica en Córdoba en asociación con la Fábrica Argentina de Aviones. Se logró la privatización de la fábrica de tractores que quedó a cargo de Fiat. También en Córdoba se instaló una fábrica de automóviles denominada Industrias Kaiser Argentina. Ambas empresas obtuvieron créditos generosos de parte del Banco Industrial, garantías de reserva del mercado interno e instalaciones, equipos y personal calificado, logrando así beneficios desde el primer año de actividad. Estos fueron los mayores frutos de expansión industrial asociada con el capital externo, creando el primer y mayor polo metalmecánico del país hasta el momento. Se instalaron grandes fábricas para la producción de motores, automotores, locomotoras y aviones, además de crear la Fábrica Militar de Aviones en IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) y luego en DINFIA (Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas).

Las políticas de estímulo a las exportaciones, a la inversión extranjera en petróleo y la industria del automóvil, el mantenimiento de altos salarios, derechos laborales y la fuerte inversión en obra pública, habrían de mantenerse como ejes genéricos de política económica durante los siguientes veinte años, incluso después de un conflicto con la Iglesia Católica que dio lugar al golpe de Estado en 1955.

Las ramas industriales privilegiadas en esta segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones, del segundo Plan Quinquenal fueron la automotriz, la petrolera y petroquímica, la química, la metalúrgica y la de maquinarias eléctricas y no eléctricas, orientadas a ser industrias de base para el país. Las inversiones se orientaron hacia el aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía un mercado interno protegido. El sector agropecuario se modernizó: a partir del desarrollo de la industria siderúrgica y petroquímica, se impulsó la tecnificación y la provisión de fertilizantes, plaguicidas y maquinarias.[1]

Entre otras reformas sociales y económicas, durante el primer gobierno peronista "el componente salarial del ingreso nacional superó, por primera vez en la historia, a la retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y renta de la tierra. En 1948, aquél ascendía a 53% contra 47% de éste, lo que se comparaba favorablemente con la situación imperante solo un lustro atrás, cuando los trabajadores percibían 44,4% y los empresarios, capitalistas y rentistas recibían 55,6%".[12]

La expansión siderúrgica se logró gracias al impulso de la empresa estatal de Dirección de Fabricaciones Militares, creada en 1941. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Perón impulsó el desarrollo de la industria aeronáutica, dirigiendo sus esfuerzos a reclutar científicos y tecnólogos extranjeros. La fabricación de los Pulqui I y II (primeros aviones a reacción diseñado en América Latina) fue acompañada por otros desarrollos, como la energía atómica, grandes obras de infraestructura e ingeniería civil, la creación del Instituto Antártico.[13]

Las ramas industriales privilegiadas en esta segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones, del segundo plan quinquenal fueron la automotriz, la petrolera y petroquímica, la química, la metalúrgica y la de maquinarias eléctricas y no eléctricas, orientadas a ser industrias de base para el país. Las inversiones se orientaron hacia el aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía un mercado interno protegido. El sector agropecuario se modernizó: a partir del desarrollo de la industria siderúrgica y petroquímica, se impulsó la tecnificación y la provisión de fertilizantes, plaguicidas y maquinarias, de forma que se hizo incrementar la producción y productividad agropecuaria.[14]​ La empresa argentina Siam se expandió mayormente debido sus ventas exitosas en productos como las motonetas, ventiladores y otros electrodomésticos, que demandaba con avidez la sociedad local. Su capacidad industrial le permitió iniciar en 1947 la producción de heladeras a un ritmo de 11.000 anuales, para alcanzar las 70.000 unidades diez años más tarde[15]

  1. a b Mario Rapoport (2007). «Historia económica, política y social de la Argentina». Emece. ISBN 9789500428927. 
  2. VENCEDORES VENCIDOS PERONISMO-ANTIPERONISMO Historia política argentina desde el golpe reaccionario de „55 hasta la victoria popular del „73. La naturaleza de una antinomia argentina.
  3. Raimundo Siepe; Monserrat Llairó (Noviembre de 2001). «Perón y la política marítima en la Argentina: la flota mercante del Estado, 1946-1955». Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo. pp. 4-5. 
  4. Gerchunoff, Pablo: “Peronist Economic Policies, 1946-55”, en di Tella and Dornbusch, 1989, pp. 59-85.
  5. Ortiz, Ricardo M.: Historia económica de la Argentina 1850-1930, Buenos Aires, Raigal, 1955
  6. «Celebración de la fundación de la primera empresa estatal de saneamiento». Agua y Saneamientos Argentinos. 26 de julio de 2012. Archivado desde el original el 27 de julio de 2012. 
  7. «Presidencia de Juan D. Perón (1946-1952)». Todo-Argentina. 
  8. Pablo Gerchunoff; Damián Antúnez. III. «De la bonanza peronista a la crisis de desarrollo». Nueva Historia Argentina. 8 - Los años peronistas. Sudamericana. 
  9. Jorge Todesca (19 de noviembre de 2009). «La economía Argentina Presente, Pasado y Futuro». Fundación Rucci. 
  10. Gerchunoff y Llach, 1998, Capítulo IV.
  11. Domingo Schiavoni (23 de abril de 2012). «Las estatizaciones energéticas en la primera Argentina peronista». Diario Panorama. 
  12. Gerchunoff et al., 182
  13. «El Proyecto Pulqui». Página/12. 21 de octubre de 2012. 
  14. Rapoport, Mario (2007): Historia económica, política y social de la Argentina. Buenos Aires: Emecé-Colihue, pág. 132. ISBN 978-950-04-2892-7.
  15. Ferrer, Aldo. (1989) La Industria Argentina, "El Devenir de una Ilusión, desde 1930 hasta nuestros días". Ides Bs. A