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La Acción Católica Argentina, es una institución eclesial, sin fines de lucro, que trabaja por la formación integral de las personas promoviendo los valores humanos y cristianos, la construcción de la comunión, la participación en la pastoral diocesana, en el desarrollo del liderazgo social y por la promoción humana para llevar el Evangelio a todas las situaciones de la vida.

Nacio el 5 de abril de 1931, por iniciativa del Episcopado Argentino, en respuesta a la invitación del Papa Pío XI de organizar, en los distintos países, esta novedosa asociación.

Historia[editar]

El comienzo (1931-1940)[editar]

El 5 de abril de 1931 el Episcopado Argentino emitió la Carta Pastoral colectiva en la que declaraba que “desde esa fecha, queda oficialmente establecida, en nuestra querida Patria, la providencial organización general de las energías apostólicas del pueblo cristiano que se conoce con el nombre de Acción Católica” y promulgaba sus nuevos Estatutos. La Carta detalla el concepto y origen de la Acción Católica, su relación con las cofradías piadosas, las obras económico-sociales y las asociaciones religiosas. Establece la diferencia entre el accionar de la asociación y la política partidaria, y termina con un vibrante llamado al laicado para que se sume a sus filas: “Recibid...nuestra paternal invitación al apostolado seglar y a las filas de la Acción Católica... es Dios el que os llama, por medio de vuestros legítimos pastores...”. Repasa cada estamento de la asociación destacando su importancia:”Ofreced primeramente vuestra cooperación a vuestro propio párroco. La Parroquia es la primera célula del organismo de la Acción Católica. Allí está la raíz... Agrupad todos los organismos parroquiales, en torno de vuestro Obispo, por medio de las Juntas diocesanas. Porque es absurdo el ejercicio de un apostolado jerárquico, sin sujeción a la Jerarquía. A su vez los organismos diocesanos concentrarán y coordinarán sus esfuerzos, constituyendo un solo Cuerpo Nacional”. Termina la Pastoral con una nueva invitación: “Os pedimos, en fin, vuestro apoyo decidido, con las palabras que dirigió Moisés a la parte sana de su pueblo... “Si alguien es del Señor, júntese a mí””.

En su primer momento, la ACA se integró con la Liga de Damas Católicas, la Asociación de Hombres Católicos, la Liga de la Juventud Femenina Católica y la Federación de la Juventud Católica. Estas denominaciones se mantendrían hasta 1937. En estos primeros pasos no se puede olvidar la importancia decisiva de los párrocos, que hicieron suya esta iniciativa, y de los Obispos que impulsaron esta obra en sus diócesis. Ellos contribuyeron a formar, entre mil dificultades, los centros y círculos que se fueron expandiendo por todo el país. El momento inicial es el más entusiasta, pero el desafío es enorme cuando está todo por hacer.

Los cuatro sacerdotes formados en Roma, Padre Antonio Caggiano, Padre Silvino Martínez, Padre Froilan Ferreira Reynafe, Padre Cornelio Vignate tuvieron en el inicio un papel fundamental en la difusión de la Acción Católica por el país. Las Semanas Nacionales del Clero, las Semanas Diocesanas, las Semanas de oración y estudio para los laicos, vieron a estos sacerdotes predicando sobre el apostolado de los laicos y la importancia de agruparlos en la Acción Católica, venciendo prejuicios, enfrentando dificultades de todo tipo (incluidas las distancias y las limitaciones para trasladarse de un lugar al otro), luchando con la incomprensión de quienes no veían ni la posibilidad ni la utilidad de hacer algo nuevo en la Iglesia.


En el comienzo de ese año fundacional, un 9 de enero se realizó la reunión constitutiva de la Junta de la Acción Católica, nombrándose como primer presidente a Martín Jacobé. Existiendo ella pudieron crearse con seguridad y solidez los demás organismos nacionales y diocesanos. Tal es así que entre el 30 de abril y el 15 de diciembre de 1931 se fundaron 13 Juntas diocesanas y provinciales en el país: Buenos Aires y gobernación de Río Negro en abril; Córdoba en mayo; San Juan en junio; La Plata y Tucumán en julio; Santa Fe (zona norte en julio y zona sur, luego Rosario, en septiembre); Salta y Mendoza en agosto, en septiembre la Junta provincial de San Luís (dependiente de la diócesis de San Juan de Cuyo) y Santiago del Estero; Catamarca en noviembre y Paraná en diciembre.

En simultáneo surgía en el interior el mismo dinamismo misionero por parte de los laicos que respondían con entusiasmo a las iniciativas de sus pastores, a través de las Semanas de Estudio y oración que eran el punto del inicio oficial de la Acción Católica en cada Iglesia particular. En Córdoba, desde el 26 al 30 de mayo de 1931, se realiza la primera semana de Oración y Estudio de la Acción Católica Argentina, primera fuera de la Capital Federal para dejar constituida su Junta y consejos respectivos. A invitación del Sr. Obispo y la pronta difusión por toda la provincia respondieron entusiastas sacerdotes, religiosas/as y laicos para escuchar en el salón del Club Católico a los padres Caggiano y Ferreira Reynafé (asesor de la Junta de Córdoba). Luego de las exitosas charlas, de la celebración de la hora Santa en la Catedral, el Sr. Obispo Diocesano Mons. Lafite designó a los miembros de la Junta y de los cuatro Consejos Diocesanos. Fue nombrado presidente el Sr. Lisardo Novillo Saravia. Representaba a la Junta Nacional el Dr. Rómulo Amadeo. Nacen así los primeros círculos y centros parroquiales en: Santa Rosa. Río Primero .General Paz. Alta Córdoba. Del Pilar. Buen Pastor. San Vicente. Catedral. Sagrado Corazón. Siria. Vignaud. Sagrado Corazón de Jesús. San Jerónimo. Alta Gracia.

En San Juan unas doscientas a trescientas personas concurrieron a la Semana de oración y Estudio de la Acción Católica, los días 18 al 24 de junio de 1931, en el Colegio Santa Rosa (de las hermanas dominicas), donde el P. Dr. Silvino Martínez convocó para exponer con sencillez y claridad la urgencia de la obra. El día de la clausura el Sr. Obispo Diocesano Mons. Orzali, designó a las autoridades de la Junta y de los cuatro Consejos diocesanos que se constituyeron el 28 de junio siendo el presidente el Sr. Horacio Videla (h).

En La Plata entre el 1 y 5 de julio de 1931 se realiza la Semana de Oración y estudio predicada por el P. Dr. Antonio Caggiano, enseñando acerca de las 8 lecciones- resumen del libro Normas Directivas Generales de la AC- que ha escrito con el P. Dr. Reynafé.Al finalizar las mismas, el Secretario de la Curia Canónigo Dr. Leandro Artelara leyó el nombramiento de la Junta y los Consejos Diocesanos .Los primeros círculos y centros parroquiales fueron: Ciudad de Tolosa: Parroquia Ntra. Sra. del Carme. Ciudad de San Fernando: (siendo su presidenta la Sra. Elvira Elizalde de Jacobé, esposa del presidente de la Junta Nacional).Ciudad de Ensenada: Parroquia Ntra. Sra. de la Merced .Ciudad de Azul: Ntra. Sra. del Rosario. Ciudad de Chivilcoy. Ciudad de Ciudadela: Parroquia Santa Juana de Arco y Ciudad de San Martín: Parroquia Catedral


En estos primeros años los Hombres Católicos asumen como saludo el tradicional: ¡Alabado sea Jesucristo! - ¡por siempre sea alabado!, que será luego el saludo institucional de la AC. Surgida la necesidad de simbolizar la pertenencia a través de un distintivo, se adoptan diversos diseños hasta que años después se unificarán todos, a partir de marzo de 1937, en el utilizado por los jóvenes, creado por el Dr. Zuretti en 1933, escudo que identifica aún hoy a la Acción Católica.


En 1933 se renueva la Junta Central. Ese año nacen la Asociación de Niños y la Asociación de Niñas Católicas, la primera a cargo de las mujeres, y la segunda, de las jóvenes. Se inician también los Aspirantes1 y la Asociación de Aspirantas (responsabilidad los primeros de los muchachos y la segunda de las jóvenes). En agosto nacen los Consejos Superiores de Universitarios. Dos años después, las estadísticas indicaban 91 círculos de niños con 1518 asociados, 132 secciones de niñas con 2309 asociadas, 169 secciones de aspirantas con 3139 asociadas y 121 secciones de aspirantes con 2136 asociados. Un nuevo índice de una realidad en importante expansión.


La asociación de Aspirantes y Aspirantes de la Acción Católica tuvieron en la vida de la asociación un peso propio que marcó a miles y miles de argentinos a lo largo de las distintas épocas, verdadera escuelas de fe y viva para la infancia que brindan herramientas para crecer en el valor, en la amistad y en la apertura a la vida de la Gracia. Entre las distintas acciones que a lo largo del tiempo estas asociaciones desarrollaron, cabe recordar en los Aspirantes dependientes de los Jóvenes, el “Concurso Querer”. Una dinámica prevista a lo largo del año donde a través de metas y consignas las distintas secciones iban sumando puntos y al finalizar aquella que más se destacaba en el cumplimiento recibía por premio un labáro. Cabe destacar también que de entre sus dirigentes (llamados Delegados) surgieron grandes dirigentes sociales, políticos y eclesiales para el país.

En junio de 1933, la Conferencia Episcopal tomó la resolución de crear el Secretariado Económico Social dependiente de la Junta Central de la AC. Las autoridades de la asociación invitaron al Padre Aquiles Danset, SJ, profesor del Instituto Católico de París y representante de la Santa Sede en la Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra, a dar una serie de conferencias destinadas a preparar la constitución del Secretariado y a ilustrar las posibilidades de la acción económico-social de los laicos. Con esta preparación y en cumplimiento de la resolución episcopal, la Junta Central resolvió el 23 de mayo de 1934 constituir definitivamente el Secretariado Económico Social con el Dr. Francisco Valsecchi como Director (cargo que desempeñó durante veinticuatro años) y Monseñor Gustavo Francheschi como Asesor Eclesiástico.


En 1935 se funda la Acción Católica en Jujuy, Viedma, San Nicolás y Formosa.


En 1937 las asociaciones cambiaron sus nombres por el que usarían hasta la reforma estatutaria de 1977: AMAC, las mujeres; AJAC, las jóvenes; AHAC, los hombres; y JAC, los jóvenes. Tambien se realizan las terceras Asambleas Federales. A partir de allí se harán cada tres años. La JAC, que en su primera asamblea había reunido a 180 delegados y en la segunda a 1700 socios, convoca en Córdoba a 3000 jóvenes bajo el lema “Una juventud nueva para los nuevos tiempos”.

Se afianza el proyecto inicial (1940-1955)[editar]

El trienio 1940-1943 encuentra a la Acción Católica en plena expansión. Los centros, círculos y Juntas se multiplican por todo el país. Las cuatro Ramas nuclean a 43376 asociados, y los niños y aspirantes de ambos sexos ya son 32183. Hay 1133 Universitarios y son 6547 los jóvenes en centros y círculos internos en colegios, los que a su vez tienen 8310 aspirantes de ambos sexos. La Institución en expansión de su crecimiento a través de sus socios, contaba además contaba con 31 asociaciones adheridas (16 nacionales y 15 diocesanas, entre otras: las Congregaciones Marianas, la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas FACE, los Círculos Católicos de Obreros y los Vicentinos ) y la JOC.


La actividad apostólica de la Acción Católica se proyecta hacia lo social atendiendo las necesidades imperiosas de un país que se organiza y crece; por ejemplo en la atención de los barrios populares. A su vez en la diócesis de San Juan en el año 1942 se presenta a la Legislatura un proyecto sobre el salario familiar y el salario mínimo.


Durante el trienio 1943-1946 se realiza la cuarta Semana Social y se participa de la 1º Semana Interamericana de la Acción Católica en Santiago de Chile. El Secretariado Económico Social hizo un especial seguimiento de todas las leyes laborales. Su Director junto con el Pbro. Manuel Moledo, Asesor de la JAC, viajaron a La Habana para el 2ª Seminario Internacional de Estudios Sociales.


Es tal vez, el momento de mayor vitalidad y riqueza asociativa en cuanto a la cantidad de sus socios y socias; teniendo en cuenta claro está, que esta época esta caracterizada por la unicidad del apostolado laico a través de esta única expresión: la Acción Católica, en la que se han encolumnado todas las demás obras de apostolado, en una Iglesia preconciliar donde no han surgido aun los distintos movimientos seglares de los cuales, también la Acción Católica sería cuna.


Durante el período 1946-1949 el plan de acción y las actividades se concentran en torno del tema de la familia. La cuarta Semana Nacional de Estudios Sociales (mayo del 49) estuvo centrada en este tema. La Acción Católica promueve la campaña a favor de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas, que da como resultado la sanción de la Ley 12978 ratificando el decreto 18411/43 que permitía la misma.


En 1949, la asamblea de la JAC en Santa Fe se convertirá en un hito institucional. Presidida por las reflexiones de Monseñor Manuel Moledo, “el patriarca de la Acción Católica”, los jóvenes que en ella participaron guardarían para siempre aquel imperioso llamado a agotar los sagrarios. Manuel Moledo fue un testigo fiel para muchas generaciones. Siendo un joven sacerdote, comenzó a trabajar como asesor de jóvenes en la JAC... Se enamoró de la Acción Católica y le dio su vida. Él mismo al despedirse, como asesor de la JAC, le decía a “sus muchachos”: “le he dado todo lo que yo tenía, absolutamente todo, porque todo lo he dejado en vuestras manos: mi capacidad, mi corazón, mis afectos, mi salud-no tengo porque lo: he ido dejando pedazos de mi salud por todas las provincias de la patria.

Fue un gran promotor de obras apostólicas surgidas desde la Institución. Así inspiró la Liga de Madres de Familia, de la que fue asesor, y ACDE, donde también fue asesor desde 1952 a 1988. El padre Moledo fue también influyente en su pensamiento en otro grande como el padre Eduardo Pironio, que lo consideró su guía siendo seminarista y que quiso Dios, fueran en años difíciles para la Acción Católica, viceasesor y asesor nacionales, respectivamente.


Muchos tendrán aún vivo el recuerdo de aquel homenaje que en la ciudad de Rosario, con ocasión XVIIº Asamblea Federal que bajo el lema “Con la verdad de Cristo al Servicio del hombre” en 1981, le dedicó su querida Acción Católica. Paralizó con su presencia un estadio desbordante de alegría y mientras giraba para ir tomando contacto con cada tribuna, un silencio solemne envolvió sus palabras pronunciadas casi como un susurro. Allí estaban de pie las generaciones que lo conocieron jóvenes, las que llegaron para el esplendor de su ministerio por los años 1970, cuando pocos ya creían en la Institución y él; junto a Mons. Pironio, su amigo, y a Mons. Erro se jugaron con toda su pasión por la Acción Católica en la que creían. Estaban también los jóvenes y aspirantes, que hoy son dirigentes de la Institución.


En junio de 1951 de la AMAC nace la Liga de Madres de Familia. La idea había sido sugerida por el Padre Moledo en una Asamblea de Mujeres de AC en Corrientes en 1949. La AHAC ya había comenzado con la Liga de Padres de Familia bastante tiempo antes. Así comienza a gestarse lentamente un periodo de crisis y fecundidad. Un signo profético de lo que luego del Concilio Vaticano II, aun lejos de ser convocado, pero ya semilla latente del Espíritu que obra en el tiempo, sería el florecimiento de una vasta y rica diversidad de movimientos de apostolado nacida de un laicado que afianza su madurez vocacional. Un laicado que había aprendido a respetar su dignidad a partir de esta novedad que fue la Acción Católica y que desea ser “levadura en la masa” de la sociedad intentando dar respuestas a una realidad cada vez más diversa y compleja. Surgirán así, numerosos movimientos a los que la Acción Católica donará a muchos de sus buenos dirigentes.


El PEN (Poder Ejecutivo Nacional) expropia la propiedad de Río Bamba 981, sede de la Junta Central, por lo que ésta se traslada a Bartolomé Mitre 2560. En la Asamblea General de la Federación Internacional de la Juventud Católica celebrada en Roma en el 51, Juan Vázquez, que asistió como delegado argentino, es nombrado Vicepresidente. Se le encomendó la Comisión Iberoamericana de la FIJC con sede en Buenos Aires. Esta Comisión realizó varios encuentros regionales en diversos lugares de Latinoamérica. En 1951 se participó del I Congreso Mundial del Apostolado Laico realizado en Roma. El Cardenal Caggiano es uno de los oradores. Lo acompañan algunos dirigentes de la asociación.


En la asamblea de 1952 se nombra al Dr. Itoiz como presidente de la APAC. Nace la quinta rama de la asociación integrando a los estudiantes universitarios con la entonces llamada APEAC (Asociación de los Profesionales y Estudiantes de la Acción Católica). En diciembre de ese año se crea la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), surgida de un grupo de empresarios liderados por Enrique Shaw, dirigente de la AC como la mayoría de ellos.


En 1954 el Gobierno Nacional se va distanciando de la Iglesia. En noviembre, el Presidente Perón pronuncia un discurso en una reunión con gobernadores en el que atacó a obispos, sacerdotes e instituciones católicas, acusándolos especialmente de entrometerse en cuestiones de agremiación sindical y estudiantil. Se inicia una escalada de acusaciones y hechos que derivan en franca hostilidad. Uno de los hechos más notables frente al dominio absoluto de los medios de comunicación por parte del gobierno fue la labor panfletaria. Escritos clandestinos denunciando medidas persecutorias eran distribuidos por verdaderas organizaciones, generalmente de tipo celular, en las que estuvieron involucrados muchos jóvenes y asociados de la institución. En marzo de 1955 la Pastoral de Cuaresma firmada por el Episcopado reafirma los derechos de la Iglesia “en lo que toca a su libertad de culto, de enseñanza y de organización de sus asociaciones de piedad y de apostolado”. El 6 de mayo, tras una manifestación, el Ministerio del Interior ordenó esa misma noche el allanamiento domiciliario y la detención de los miembros de la Junta Central y Arquidiocesana de la ACA. Los detenidos, unas veinte personas, fueron recuperando su libertad entre el 11 y el 17 de mayo. En junio se realizó la inmensa procesión de Corpus, que el gobierno leyó como un acto opositor. Tras diversos desórdenes, el 14 se hace detener a los monseñores Manuel Tato y Ramón Novoa y se los deporta del país. El 15 la Policía Federal allanó las casas parroquiales y clausuró los locales de la Acción Católica. También allanó su Sede Central, secuestró máquinas de escribir, archivos, papeles, etc.

Tras el intento de revolución contra el gobierno el 16 de junio y el lamentable bombardeo a la Plaza de Mayo, se produce el saqueo y quema de Iglesias en la Capital. La violencia responde a la violencia. El recuerdo de estos episodios, ciertamente no gratos, son necesarios porque involucraron fuertemente a muchos socios de la AC. Desde la acción arriesgada y clandestina, ellos sintieron la necesidad de defender convicciones que estaban en peligro.

Fue una expresión más de un país fragmentado y enfrentado ideológicamente. La relación del peronismo con la Iglesia describió en aquellos años un arco desde la simpatía inicial de los comienzos del movimiento al enfrentamiento final en el año de la Revolución Libertadora. Ciertamente el grueso de los militantes de la Acción Católica de aquella época, no estaba en la base de sustentación popular en la que abrevaba el peronismo. Es difícil juzgar actitudes que estuvieron movidas por las pasiones de la hora cuando se miran con la distancia que da el tiempo. Hubo un gobierno autocrático y un país alejado de la reconciliación. Hubo una sociedad partida en dos y la Acción Católica estuvo en uno de esos lados. Es parte de nuestra historia.

Organización[editar]

Programas[editar]