NSDAP/AO

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Partido Nazi de Costa Rica
Presidente Herbert Knorr
Fundación 1931
Disolución 1941
Ideología Nacionalsocialismo
Posición Extrema derecha
País Alemania nazi

Con la nomenclatura de Partido Nazi de Costa Rica es como se designa por muchos historiadores costarricenses a la agrupación de simpatizantes del nazismo alemán que existió en Costa Rica en los años treinta. Nunca se legalizó como partido político pero estuvo bien organizado y realizó lobby a favor de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Sus líderes eran el ingeniero Max Effinger, Herbet Knorr y Karl Bayer. Estuvo conformado mayormente por alemanes, italianos y costarricenses criollos.[1][2]​ y llegó a sumar 66 miembros.[3]​ Se reunían en el Club Alemán (donde realizaban actividades públicas) y en la finca privada de un italiano.[4]​ Fue en el Club Alemán y en una de estas actividades pública que la niña Margarita (Margarita Dobles) hija de Luis Dobles Segreda, recitó su poesía: Adolfo Hitler, el libertador de la tierra alemana[5]

Algunos historiadores judíos señalan que principalmente León Cortés Castro y otros políticos importantes como Rafael Ángel Calderón Guardia tenían simpatías por el fascismo europeo y guardaban prejuicios antisemitas y anticomunistas. León Cortés en particular mantenía una postura fuertemente antijudía y entre otras cosas designó a Effinger como asesor encargado de migración. Effinger impidió así el ingreso de muchos judíos polacos que escapaban de Alemania.

Por esta época el periodista Otilio Ulate, futuro presidente, también propagaba mensajes antisemitas en su periódico Diario de Costa Rica.

El dirigente del Partido Nazi de Costa Rica en aquella época era el costarricense de origen alemán Max Effinger, quien fue nombrado asesor de inmigración en el gobierno de León Cortés.[6][7]

Según se desprende de la investigación de Jacobo Schifter, Lowell Gudmundson y Mario Solera, El Judío en Costa Rica.

Sobre León Cortés se dice que:

Con la administración de León Cortés (1936-40) se acusó a la anterior de haber permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos.” El gobierno de Cortés con tal de parar este “atropello” tomó medidas para restringir el ingreso de polacos, cosa que culminó con el cierre total de la inmigración. Cortés, quien mandaría a su hijo a estudiar a Alemania, nombraría luego al Presidente del Partido Nazi de Costa Rica, Max Effinger, como su asesor en cuestión de migración. Effinger rechazaría las solicitudes de ingreso de judíos porque estos no “eran de la raza aria”. Su gobierno se sumó a la política de cierre de fronteras que se hizo común en toda América Latina, con las únicas excepciones de República Dominicana, Bolivia y Ecuador.

Sobre Otilio Ulate:

El frente antijudío estaba liderado no por Effinger sino por el periodista Otilio Ulate que desde su periódico, El Diario de Costa Rica, publicaba todo tipo de propaganda antisemita. A los judíos su periódico les acusaba desde arruinar al comercio establecido, de diseminar las ideas comunistas, de practicar una religión satánica, hasta adulterar la leche que vendían a los niños costarricenses. Esta campaña llegó a los extremos de que los judíos eran detenidos y obligados a mostrar sus mercancías con el fin de descubrir la propaganda comunista. En otras ocasiones, se les gritaba improperios en sus negocios o se hacían pintas en sus casas.

También se apunta antisemitismo por parte de Rafael Ángel Calderón Guardia:

Las cosas empeorarían con la Administración de Calderón Guardia (1940-1944). La nueva adminstración acusó ahora a la de Cortés de haber permitido “la mayor invasión polaca a Costa Rica… el 80% de esos elementos ingresaron en forma irregular al país.” Con estas afirmaciones y respondiendo a una interpelación por parte de 120 comerciantes nacionales, el gobierno de Calderón Guardia, procedió al establecimiento de la llamada Comisión Investigadora, desatando una campaña anti judía más intensa. La racionalización para establecer dicha comisión, según el periódico La Tribuna, era que “todos los países, menos el nuestro, defiende su comercio de la competencia de gente transhumantes, sin arraigo en nuestra sociedad que van por el mundo sin más norte que el de buscar la riqueza allí donde se encuentren, sin importarles un pito la nación, ni sus instituciones, ni el el pueblo del que viven y del que se ausentan en cualquier momento para ir a plantar su tienda en la latitud que encuentran más propicia para la realización de su sueño de hacer dinero, dinero y más dinero.”

Calderón compartió esta opinión, diciendo en su discurso inaugural del 8 de mayo de 1940, que “el comercio debe ser empresa de personas arraigadas en el país, para evitar la posibilidad de competencia desleal que en la práctica se ha mostrado como el mayor estrago para la prosperidad de los costrarricenses”. Al mismo tiempo, se anunció que “todos los polacos mayores de 16 años que no se hubieran presentado ante la Comisión investigadora serían declarados en rebeldía”.

La reacción de la Cámara de Comercio fue acogida en el Congreso de la República y desembocó en el establecimiento de una comisión especial investigadora de polacos.

Los llamados ‘ciudadanos polacos’ fueron obligados a declarar, y se les elaboraba una ficha centrada en datos de la condición migratoria. La investigación se refería a ‘polacos’, pero empadronaron igualmente a los judíos provenientes de países como Alemania, Austria y Rusia. Con el voto salvado del diputado Benavides, la recomendación mayoritaria de la Comisión fue esta: deportar al grueso de los investigados después de la Segunda Guerra Mundial.

Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), desechó la recomendación de la Comisión. No lo hizo necesariamente por simpatía con los judíos de Costa Rica, sino para congraciarse con la política de los Estados Unidos y sus aliados, enfrentados a la Alemania nazi.

La llegada al poder de Teodoro Picado Michalski, católico pero hijo de una madre polaca, mejoró considerablemente la situación. Picado detuvo la persecución a los judíos. Sin embargo, las posteriores elecciones en 1948 entre Otilio Ulate y Rafael Ángel Calderón (del mismo partido que Picado) terminaron en disputas de fraude electoral mutuas que causaron la Guerra Civil del 48. Los judíos habían sido vistos como afines al gobierno de Picado y Calderón, y hostiles al bando revolucionario de Ulate (que era antisemita).

Aunque José Figueres prometió a la comunidad judía que no compartía el antisemitismo de Ulate, en 1948, el día en que las fuerzas liberacionistas entraron en San José, la sinagoga judía fue incendiada. No había ninguna razón para esperar que el ahora presidente de facto fuera favorable a los judíos. Aunque la comunidad no había participado de ningún lado en la Guerra Civil, la relación con el depuesto presidente Picado había sido buena. No obstante, Figueres mostraría que no tendría resentimientos y que más bien terminaría con el antisemitismo en la vida política de su partido, Liberación Nacional, de tendencia social demócrata. Pero esto no sería hasta 1953 porque en un año tendría que entregarle el poder al presidente electo de Costa Rica, Otilio Ulate.

A pesar del cambio de alianza bajo el gobierno de Calderón en la Segunda Guerra Mundial los prejuicios antisemitas se mantenían, cita reportaje de La Nación sobre el tema:

En la Conferencia de Evian (Francia, 1938), promovida por los Estados Unidos ante las oleadas migratorias judías en Europa, la posición de Costa Rica (en voz del maestro y representante en Francia, Luis Dobles Segreda) fue terminante: impedir el arribo de “elementos indeseables, peligrosos”, de “gentes maleantes cuyo ingreso está cerrado por leyes prudentísimas”. El fantasma nazi pudo ser ahuyentado, pero no los propios espectros.

Tras el ataque a Pearl Harbor en 1941 y el ingreso de Estados Unidos a la guerra, la Costa Rica gobernada por Calderón Guardia le declaró la guerra a Alemania aunque algunos historiadores consideran que esto fue más por su lealtad a Estados Unidos que por simpatías con los judíos. En todo caso a partir de esa declaratoria se persiguió a alemanes e italianos, de ahí que Figueres Ferrer (aliado del antisemita Otilio Ulate) buscó el apoyo de estos grupos étnicos durante la guerra civil contra Calderón.

Véase también

Referencias