Neumotórax

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Neumotórax

Rx de tórax de un neumotórax izquierdo a tensión.
Especialidad medicina de emergencia
neumología
cirugía torácica
eMedicine emerg/469
Tomografía Computarizada de tórax mostrando neumotórax izquierdo (lado derecho de la imagen). Un drenaje se observa in situ, entre la cavidad pleural y las costillas.

El neumotórax es la entrada de aire en el espacio (virtual en el sano) interpleural: entre la pleura visceral y la parietal.[1][2][3]

Origina un colapso pulmonar de mayor o menor magnitud, con su correspondiente repercusión en la mecánica respiratoria y hemodinámica del paciente, donde el origen puede ser externo (perforación en la caja torácica) o interno (perforación en un pulmón).[4][5]​ Por la descripción de su dolor, en localización e intensidad, puede ser confundido con una angina de pecho o un infarto de miocardio.

Si bien no supone un gran riesgo —con la debida atención hospitalaria— para la vida de la persona, el diagnóstico debe ser rápido y su atención casi inmediata, ya que además del colapso pulmonar y la debida pérdida de oxígeno, la formación de un neumotórax a tensión (donde el aire entra en el espacio interpleural, pero no sale) puede ser fatal en muy poco tiempo, al ir comprimiendo el otro pulmón y el corazón.

Etiología

Según la causa que desencadene el neumotórax, puede ser:

  • Traumático: La causa del neumotórax se debe a un traumatismo (ya sea abierto o cerrado) que provoca la entrada de aire entre las dos capas de pleura. Estos a su vez pueden clasificarse en iatrogénicos (por procedimientos médicos) y en no iatrogénicos. Por ejemplo, el que pudiera causar una fractura de costilla al rasgar la pleura.
  • Espontáneo: El neumotórax aparece sin ningún traumatismo previo. Podemos distinguir entre neumotórax espontáneo primario (si no hay enfermedad pulmonar subyacente) o neumotórax espontáneo secundario (si el paciente sufría algún tipo de neumopatía previa). Hay que descartarlo siempre ante cualquier dolor torácico o disnea de aparición brusca. La clínica y la exploración pueden ser muy inaparentes. La aparición de estos neumotórax suele darse con la formación de unas burbujas en la pleura visceral (bullas), que repentinamente se rompan originándolos.

El paciente del neumotórax espontáneo suele presentar un perfil de complexión delgada, pulmones grandes y alargados, y una edad de entre 20 y 30 años, a mayor incidencia según menor es la edad en este rango, y con un riesgo casi 5 veces mayor en varones. Además, afecciones como el asma pueden ayudar a la formación de estos, así como el tabaco llega a multiplicar por 22 el riesgo de que se produzcan en varones y por 9 en mujeres.[6]

Clasificación

Según el grado de afectación pulmonar, se denomina:

  • laminar
  • moderado
  • masivo
  • a tensión

Cuadro clínico

Neumotórax.

Suele presentar los siguientes síntomas y signos clínicos:

  • Disnea de comienzo súbito, de intensidad variable en relación con el tamaño del neumotórax.
  • Movimientos respiratorios rápidos y superficiales (taquipnea e hipopnea).
  • Dolor torácico agudo, de carácter punzante que aumenta su intensidad con la inspiración y la tos, generalmente en región axilar propagándose a la región del hombro y/o espalda (dolor en puntada de costado).
  • Tos seca y persistente, que se exacerba notablemente con el dolor.
  • Otros: cianosis, taquicardia.

En el examen físico podemos verificar:

  • Inspección: en neumotórax graves, inmovilidad del hemitórax afectado, y en raras veces abovedamiento del mismo.
  • Palpación: disminución o abolición de las vibraciones vocales en el área afectada, con excursión de las bases pulmonares disminuidas.
  • Percusión: hipersonoridad o timpanismo.
  • Auscultación: murmullo vesicular abolido o disminuido (silencio auscultatorio), raras veces soplo anfórico.

Presentación clínica

  • Simple: causado por la ruptura de vesículas subpleurales. Se produce en varones de alrededor de 20 años. Las vesículas pueden ser de origen congénito o adquirido (por cicatrización de procesos inflamatorios padecidos en la primera infancia).
  • Sintomático: secundario a alguna enfermedad adyacente. Aparece de forma súbita. Con dolor en punta de costado y disnea.

Diagnóstico

El diagnóstico definitivo lo aporta las pruebas de imágenes como radiografía de tórax simple (postero-anterior). La tomografía computarizada de tórax, es recomendada para determinar el tamaño del neumotórax.

Tratamiento

Sistemas de drenaje pleural.

El neumotórax a tensión es una emergencia grave, pues el aire entra pero por acción valvular no sale, el cese del hábito tabáquico debe considerarse una parte importante de cualquier tratamiento.[7]

El oxígeno no sólo mejora la hipoxemia que se deriva de la alteración en la relación ventilación-perfusión, sino que favorece la reabsorción del aire pleural. La administración de oxígeno en cánula nasal a 3 L por minuto o mediante mascarillas de alto flujo provoca un gradiente de presión gaseosa entre el espacio pleural y los capilares tisulares circundantes que incrementa tres o cuatro veces la reabsorción del aire pleural.[8]

El neumotórax a tensión requiere una punción cutánea con drenaje atravesando la pleura (pues el aire se reabsorbe por el tubo intercostal del pulmón afectado) que deberá retirarse cuando cese la fuga aérea. Si era leve suele bastar con reposar tras atajarlo, pero el riesgo de que se repita un nuevo neumotórax en el año siguiente al del primero es bastante alto, en cuyo caso puede ser conveniente la intervención quirúrgica para el sellado de la pleura y la resección de las zonas afectadas que presenten afección patológica como enfermedad bullosa.

Prevención

A los pacientes que han sufrido un neumotórax espontáneo se les debe advertir de que algunas actividades que suponen cambios en la presión atmosférica, como el buceo o el vuelo en avión, comportan un riesgo de recidiva de la enfermedad.

Referencias

  1. eMedicine
  2. Bassano, Nicolás (2009). «Guía clínica de neumotórax simple en el primer episodio (NSPE)». Hospital Provincial Neuquén. Archivado desde el original el 11 de julio de 2015. Consultado el 23 de mayo de 2015. 
  3. Peñalver Mellado, C.; Lorenzo Cruz, M.; Sánchez Gascón, F. «Neumotórax». Consultado el 23 de mayo de 2015. 
  4. Enciclopedia ilustrada Cumbre, Editorial Cumbre. México 1958
  5. Ossés, Juan M.; Gaitán, Cristina (2003). «Neumotórax». REVISTA MEDICINA RESPIRATORIA / Año 3 - Número I / Mayo de 2003. Revista Argentina de Medicina Respiratoria. Archivado desde el original el 10 de julio de 2015. Consultado el 23 de mayo de 2015. 
  6. Aburto Barrenetxea, Myriam (2001). «Alteraciones broncopulmonares del tabaquismo». Servicio de Pneumología. Hospital de Galdakao. Consultado el 9 de julio de 2015. 
  7. Rivas de Andrés, Juan; Jiménez López, Marcelo (2008). «Normativa sobre el diagnóstico y tratamiento del neumotórax espontáneo». Arch Bronconeumol, 2008, 44. Consultado el 23 de mayo de 2015. 
  8. JM, Porcel,. «Neumotórax espontáneo». Medicina Integral. ISSN 0210-9433. Consultado el 15 de diciembre de 2016. 

Enlaces externos