Nereidas

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Las Nereidas de Gaston Bussière (1902).

En la mitología griega, las Nereidas (en griego antiguo Νηρείδες Nêreídes o Νηρηίδες Nêrêídes, en singular Νηρείς Nêreís o Νηρηίς Nêrêís, de νέειν néein, ‘nadar’) son las cincuenta hijas de Nereo y de Doris y hermanas del apuesto Nerites (deidad marina menor).

Se las considera ninfas del Mar Mediterráneo, y como tales viven en las profundidades del Mediterráneo; no obstante, emergen a la superficie para ayudar a marineros que surcan los procelosos mares, siendo los Argonautas los más famosos de entre los que socorrieron mientras viajaban en búsqueda del vellocino de oro.

Simbolizan todo aquello que hay de hermoso y amable en el mar. Cantan con voz melodiosa y bailan alrededor de su padre. Se las representa como muchachas muy hermosas, vestidas con túnicas de seda blanca con bordeados dorados, a veces totalmente desnudas, coronadas por ramas de coral rojo y van descalzas, portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito forman parte.

Se aparecen a los hombres montadas en delfines, hipocampos y monstruos marinos. Los griegos las adoraban en altares situados en playas y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel.

Las más célebres son Psámate, (esposa de Éaco y madre de Foco), Tetis, (esposa de Peleo y madre de Aquiles), Galatea, (amante del pastor Acis, y a la que el cíclope Polifemo intentó enamorar en vano) y Anfítrite, (esposa del poderoso Poseidón y madre de Tritón).

Catálogo de las Nereidas

La relación de nereidas aparece en las obras de varios autores clásicos, difiriendo de una a otra.

Así, Apolodoro relata:

Hesíodo enumera las siguientes:

Adorables y divinas hijas nacieron en el ponto estéril de Nereo y Doris de hermosos cabellos, hija del Océano río perfecto: Ploto, Eucrante, Sao, Eudora, Tetis, Galene, Glauce, Cimótoe, Espeo, Toa, la amable Halia, Pasítea, Erató, Eunice de rosados brazos, la graciosa Mélite, Eulímene, Ágave, Doto, Proto, Ferusa, Dinámene, Nesea, Acteea, Protomedea, Doris, Pánope, la hermosa Galatea, la encantadora Hipótoe, Hipónoe de rosados brazos, Cimódoce que calma sin esfuerzo el oleaje en el sombrío ponto y las ráfagas de los vientos huracanados junto con Cimatolege y Anfítrite que calma fácilmente las olas sobre el brumoso mar y las ráfagas de furiosos vientos, Cimo, Éyone, Halimede de bella corona, la risueña Glaucónome, Pontoporea, Leágora, Evágora, Laomedea, Polínoe, Autónoe, Lisianasa, Evarne de encantadora figura y belleza sin tacha, Psámate de gracioso porte, la divina Menipe, Neso, Eupompa, Temisto, Prónoe y Nemertes que tiene la inteligencia de su inmortal padre.[2]

Homero cita en la Ilíada a las siguientes:

Allí estaban Glauce, Talía, Cimódoce, Nesea, Espeo, Toe, Halia, la de los grandes ojos, Cimótoe, Acteea, Limnorea, Mélite, Yera, Anfítoe, Ágave, Doto, Proto, Ferusa, Dinámene, Dexámene, Anfínome, Calianira, Doris, Pánope, la célebre Galatea, Nemertes, Apseudes, Calianasa, Clímene, Yanira, Yanasa, Mera, Oritía, Amatea, la de hermosas trenzas, y las restantes nereidas que habitan en lo hondo del mar.[3]

Añadiendo inmediatamente después a Tetis:

Y Tetis, dando principio a los lamentos, exclamó:
—Oíd, hermanas nereidas, para que sepáis cuantas penas sufre mi corazón.[3]

Higino menciona a estas nereidas:

Las pinturas de vasijas de la época citan a otras nereidas más, como por ejemplo Nao, Pontómeda, Cálice, Coro, Iresia, Cimatótea, Eudia, etcétera.[5]

Confusión de las Sirenas con las Nereidas

Las sirenas en origen fueron seres con cabeza de mujer y cuerpo de aves que entonaban cánticos que atraían a los navegantes hasta que ellos estrellaban sus naves contra los peñascos de las islas que habitaban, siendo luego devorados por estos seres. Aún en los tiempos de Apolonio de Rodas las sirenas eran caracterizadas bajo esta forma. En la Odisea, su protagonista principal Odiseo o Ulises, se hace amarrar al mástil de su nave y obliga al resto de la tripulación a tapar sus oídos con cera para poder él escuchar el canto de las sirenas sin poner en riesgo su vida. Luego de que las sirenas perdieran un concurso de canto con las musas, hecho que hace que a la vez pierdan sus plumas, su inclusión en las tradiciones orales no vuelve a hacerse presente de manera notoria y posteriormente en los siglos VII y VIII EC las sirenas son descriptas en el "Liber monstrorum de diversis generibus" con cola de pez y no con cuerpo de ave.[6]​ Sin embargo la cauda tampoco era un elemento que formara parte de la iconografía original de las Nereidas, como puede verse en las imágenes de Tetis y Galatea entre muchas otras, que eran representadas con piernas, a veces en compañía de peces [7]​ o montadas sobre delfines. Es posible que la cauda fuese un elemento incorporado iconográficamente tras la confusión visual de ciertas pinturas donde no se distinguían claramente las piernas de una nereida montada sobre el lomo de un delfín, pudiéndose confundir la cola del mismo con la parte inferior del cuerpo de la nereida. [8]

Para el escritor Robert Graves, las nereidas fueron un colegio de unas 50 sacerdotisas de la diosa Luna, llamadas "mujeres foca", debido a que se vestían con pieles de foca y que bailaban una danza ritual en Egina y Magnesia como proemio de la ceremonia de elección de un rey sagrado. Estas nereidas también realizaban ritos mágicos para asegurar a los pescadores una buena pesca.[9][10]

Véase también

Notas

  1. Biblioteca mitológica, I, 2, 7 y ss.
  2. HESÍODO: Teogonía, 240 y ss.
  3. a b Ilíada, XVIII, 38 y ss.
  4. HIGINO: Fábulas, prefacio.
  5. GRIMAL, Pierre (2000). «Nereidas». Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona, Buenos Aires, México: Paidós. pp. 377a. ISBN 9788475091662. 
  6. Martín, Cristina Párbole (18 de noviembre de 2015). «Sirena o nereida, ésa es la cuestión.». Studia humanitatis. Consultado el 31 de mayo de 2020. 
  7. Palumbo, Jacqui (17 de julio de 2019). «Greek Mythology Tells Us That Mermaids Come in All Shades». Artsy (en inglés). Consultado el 31 de mayo de 2020. 
  8. «Delfines salvan humanos con los que se identifican por sonar». malcolmallison.lamula.pe. Consultado el 31 de mayo de 2020. 
  9. Graves, Robert (1985). «Los hijos del mar». Los Mitos Griegos I. Alianza Editorial. p. 88.89. ISBN 8420698148. 
  10. Graves, Robert (1985). «Telamón y Peleo». Los Mitos Griegos I. Alianza Editorial. p. 187. ISBN 8420698148. 

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