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Malformación arteriovenosa

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Malformación arteriovenosa

Vista macroscópica de malformación arteriovenosa en el lóbulo parietal.
Especialidad genética médica
neurocirugía
eMedicine lista de temas
Malformación aretriovenosa cerebral, circulación posterior, embolizada con ónix

La malformación arteriovenosa o MAV es una patología vascular congénita intracerebral. Se trata de arterias anormalmente dilatadas que desembocan directamente en venas también anómalas (arterializadas), sin la interposición normal de una red capilar entre ellas,[1]​ sustituyéndose al capilar por un ovillo enmarañado de vasos sanguíneos irreconocibles; por lo que el paso de sangre desde la arteria a la vena se hace de una manera muy veloz, haciendo que la vena se dilate y corra el riesgo de romperse. Tienen el aspecto de una masa retorcida de tamaño anormal y un color grisáceo. Son lesiones muy poco comunes, ya que ocurren en menos del 1% de la población (3 de cada 10000 personas). Se presenta más comúnmente entre los 15 y 20 años, aunque también puede manifestarse posteriormente.[2]


Síntomas

  • Dolores de cabeza, que pueden ser leves (localizados) o agudos (cefalea).
  • Convulsiones, que pueden ser parciales o totales (pérdida de conciencia).
  • Debilitamiento de la sensibilidad en alguna parte del cuerpo (en especial en las extremidades).
  • Disminución de la visión, que puede volverse borrosa o doble.
  • Dificultad al hablar.
  • Parálisis facial.
  • Zumbidos en los oídos.
  • Disminución del estado de entendimiento.

En general las malformaciones arteriovenosas suelen ser descubiertas por casualidad en tratamientos no relacionados. Aunque hay veces en que las personas que padecen esta enfermedad no presentan síntomas hasta que la malformación arteriovenosa se rompe, provocando sangrado; siendo este el primer síntoma.

Origen

Se desconocen las causa precisas de su formación. Su origen puede ser de carácter hereditario (aunque raras veces se conoce un historial en donde se haya heredado de generación en generación) o a causa de un traumatismo, aunque los especialistas discrepan en sus orígenes. Lo único que se sabe con certeza es que esta malformación es congénita; por lo que la persona nace con ella.

Clasificación

Las malformaciones arteriovenosas varían de tamaño y forma. Pero las podemos clasificar en :

- Malformaciones arteriovenosas píales

- Malformaciones arteriovenosas subcorticales

- Malformaciones arteriovenosas para ventriculares

- Malformaciones arteriovenosas combinadas[4]

Exámenes

Para poder descubrir la presencia de esta malformación, se puede realizar los siguientes exámenes:

- resonancia magnética

- electroencefalograma

- angiografía cerebral.

- tomografía computarizada de la cabeza.

- angiografía por resonancia magnética.[5]

Tratamiento

El principal objetivo del tratamiento es prevenir próximas complicaciones, intentando mantener bajo control aquellos síntomas más graves; como lo son las convulsiones y el sangrado.

Algunos tratamientos son:

- Embolización: es la inyección a través de un catéter, de una sustancia llamada Onyx, que pretende llenar la malformación arteriovenosa, para prevenir el riesgo de ruptura o aneurisma.

- Cirugía cerebral abierta: se elimina la malformación arteriovenosa por medio de una perforación en el cráneo, en donde se extirpa totalmente la malformación arteriovenosa.

- Radiocirugía estéreo táctica: se libera radiación en el lugar en que se ubica la malformación arteriovenosa, intentando destruirla total o parcialmente (irradiandola).[6]

Riesgos de los tratamientos

Embolización: - infarto cerebral, hemorragia intracerebral.[7]

Radiocirugía: - cáncer, daño de tejido alrededor del área afectada.

Cirugía cerebral abierta: - hemorragia, epilepsia, accidente cerebrovascular, hinchazón del cerebro.

Referencias