Liga Regionalista

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Lliga Regionalista
Presidente Bartolomé Robert
Líder Francesc Cambó
Fundación 1901
Disolución 1936  [1]
Ideología Derecha, catalanismo, conservadurismo, democracia cristiana, liberalismo, monarquismo
Partidos
creadores
Centre Nacional Català
Unió Regionalista
Sede Barcelona
País España
1 Tras el inicio de la Guerra Civil Española.

La Liga Regionalista (en catalán Lliga Regionalista) fue un partido político de Cataluña, nacido en abril de 1901 como resultado de la fusión del Centre Nacional Català y la Unió Regionalista, y que se consolidó gracias al triunfo de la candidatura de los «cuatro presidentes» en las elecciones de mayo de 1901. Esta candidatura estaba formada por Sebastià Torres, Albert Rusiñol i Prats, Bartomeu Robert y Lluís Domènech i Montaner. Desarrolló un papel protagonista en Cataluña hasta la proclamación de la Segunda República Española en 1931 cuando la hegemonía del nacionalismo catalán pasó a Esquerra Republicana de Cataluña.

De ideología conservadora y catalanista, su principal logro fue, gracias a Prat de la Riba, la creación de la Mancomunidad de Cataluña el 6 de abril de 1914, concedida por Dato. En sus filas militaron políticos que ejercieron cargos de poder como Juan Ventosa Calvell, Enric Prat de la Riba, Francesc Cambó, Luis Ferrer-Vidal y Soler o Ramon d'Abadal i Calderó.

Su portavoz fue el diario La Veu de Catalunya.

Historia

Participación en el gobierno de salvación nacional

Con la crisis de la monarquía y a través de Francesc Cambó la Lliga acepta participar en el gobierno de España en noviembre de 1917. Ramon d'Abadal i Calderó, nuevo presidente, impulsó la extensión del ideario federativo por el resto de España, alcanzando un cierto eco en la Comunidad Valenciana, Aragón, Galicia, el País Vasco y las Islas Baleares. Junto con Juan Ventosa Calvell, Pedro Rahola y Francesc Cambó organizaró reuniones y conferencias para predicar el regionalismo y obtener apoyo a la política de la Lliga. Sin embargo, los resultados de las elecciones de 1918 reflejarán poco apoyo fuera de Cataluña, y una nueva crisis de gobierno entre Santiago Alba y Cambó, entonces Ministro de Fomento, apartó al partido del poder, devolviéndolo a la oposición, donde cooperará en el movimiento a favor de autonomía de Cataluña en noviembre de 1918. Tres de sus miembros figuraron en la comisión que redactó un proyecto de estatuto que fue entregado al gobierno, lo que provocó una nueva crisis.

Cambó intentó mantener la Liga al margen de la pugna entre la izquierda catalanista y la monarquía (suya es la famosa frase Monarquía? República? Catalunya!), pero las revueltas obreras que culminaron con la huelga de La Canadiense (febrero-marzo de 1919) y la aparición de la Unión Monárquica Nacional, fundada y presidida por Alfonso Sala y Argemí, que quería ganarse el apoyo de los elementos conservadores de la Liga, lo dejaron en una posición muy difícil. A pesar de ello y de la crisis industrial de los años veinte, volvió a ganar las elecciones de 1920, 1921 y 1922. Después del desastre de Annual en 1921 Francesc Cambó fue nombrado Ministro de Finanzas de un nuevo gobierno. Esto, sin embargo, provocó que en junio de 1922 se escindiera el sector más nacionalista, que formó Acción Catalana, restándole muchos votos en las elecciones provinciales de junio de 1923, pese al hundimiento de la Unión Monárquica Nacional de Sala.

Viendo en ello una liquidación de la política iniciada por Cánovas y una garantía contra el problema obrero, la Lliga observó con simpatía el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923. Pero cuando Primo mostró sus intenciones reales, el partido intentó entregar una protesta a Alfonso XIII, siendo posteriormente ilegalizado (como el resto de partidos políticos españoles). Sus centros fueron disueltos o clausurados, y el diario La Veu de Catalunya sometido a la censura previa impuesta a la prensa.

Pérdida de la hegemonía en Cataluña

La caída de la dictadura en enero de 1930 le permitió volver a la escena, pero la enfermedad de Francesc Cambó y la gran popularidad alcanzada por Francesc Macià, fundador de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), le restaron efectividad. Se reestructura el partido, renovándose la estrategia, centrada en las tesis de Cambó en su libro Por la concordia (1930; escrito en 1927). La Lliga participó, a través de Juan Ventosa Calvell (finanzas), en el último gobierno de la monarquía. Pero los resultados de las elecciones del 12 de abril de 1931, con victoria de ERC y el exilio de Alfonso XIII los obligó a cambiar de táctica. Ramon d'Abadal i Calderó ofreció su apoyo a Macià en la lucha por la autonomía catalana y aceptó el cambio de régimen. En las elecciones constituyentes de 1931 sólo obtuvo tres diputados.[1]

La Lliga colaboró en el plebiscito a favor del Estatuto de agosto de 1931, y se aprovechó electoralmente del hundimiento de Lerroux y de las divisiones en Acción Catalana para mejorar posiciones en las elecciones al primer Parlamento de Cataluña, agrupando los sectores conservadores y siendo la primera fuerza de oposición con 16 parlamentarios. En 1933 cambió su nombre por el de Lliga Catalana.[2]

En las elecciones parlamentarias de 1933, la Liga mejoró notablemente sus posiciones alcanzando los 30 diputados,[3]​ superando a ERC por primera vez en la etapa republicana. Ello le permitió desempeñar un papel en la gobernación de la República en sintonía con la CEDA de José María Gil-Robles, aunque con un talante más dialogante marcado por la vuelta al parlamento de Francesc Cambó. En las elecciones municipales catalanas de 1934 no consiguió superar a ERC. La fracasada Revolución de 1934 y la proclamación del Estado Catalán en octubre de 1934 por el presidente Lluís Companys supusieron la suspensión de la autonomía catalana por el gobierno republicano. La Liga participó en un "Consell de la Generalitat" designado por el gobierno central hasta que las elecciones parlamentarias de febrero de 1936 supusieron la restauración de Companys al frente de la Generalidad de Cataluña. En dichas elecciones la Liga obtuvo unos 23 diputados, formando parte del bloque conservador junto con la CEDA de Gil Robles.

El fracaso del golpe militar de julio de 1936 en Barcelona y el consiguiente proceso revolucionario que se vivió, con la formación de milicias armadas de las organizaciones izquierdistas, ocasionó una dura represión sobre los simpatizantes de la Liga, vistos como colaboradores de los sublevados. Dentro del proceso de la Guerra Civil Española, la Liga acabó disolviéndose para integrarse sus militantes dentro del partido único creado por el general Franco.

Referencias

  1. "Memorias" de Diego Martínez Barrio, pag. 43; Editorial Planeta, 1983. ISBN 84-320-5690-1
  2. De la Granja, José Luis; Beramendi, Justo; Anguera, Pere (2001). La España de los nacionalismos y las autonomías. Madrid: Síntesis. p. 128. ISBN 84-7738-918-7. «El esfuerzo para recuperar protagonismo político lo ejemplifica el cambio de nombre en 1933 cuando pasó a llamarse Lliga Catalana, más acorde con la sensibilidad del momento.» 
  3. "Memorias" de Diego Martínez Barrio, pag. 209; Editorial Planeta, 1983

Bibliografía

Enlaces externos