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Juventud de Acción Popular

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Las Juventudes de Acción Popular[1]​ (JAP) fueron una organización juvenil española de ideología derechista, primero del partido Acción Popular y, posteriormente, de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).[2]​ Eran conocidos popularmente como los "Camisas verdes".[3]

Historia

La organización fue creada en 1933 como la rama juvenil del partido Acción Popular (AP). Ese mismo año AP pasó a integrarse Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), una coalición política de partidos que se creó para concurrir a las elecciones parlamentarias de 1933. Las juventudes se convirtieron así en la organización juvenil de la CEDA, destacando ya entonces por su papel en la movilización y la agitación. Los excelentes resultados de la CEDA en las elecciones de 1933 auparon a su líder, José María Gil-Robles, en el gran líder de la derecha y también del movimiento juvenil. El fundador de las JAP y primer líder fue José María Valiente Soriano. Después de que este fuera expulsado de la CEDA y las JAP en 1934, fue reemplazado por José María Perez de Laborda.[4]

En abril de 1934 organizaron un acto de concentración en la localidad madrileña de El Escorial, causando una gran sensación entre el público de la época. Por su parte Gil-Robles eligió a un conocido oficial de la Guardia Civil, Lisardo Doval, para que dirigiera el adiestramiento militar de los escuadrones de las JAP.[5]

Durante los años del llamado "Bieno consevador" las JAP provocaron numerosos disturbios y altercados en las calles, creando un ambiente que hiciera justificable la instauración de un régimen autoritario.[6]​ Por ejemplo, en los primeros meses de 1934 emprendieron una campaña de confrontaciones violentas contra miembros de la izquierda, en una acción que no se había visto desde la instauración de la Segunda República en 1931.[7]​ No obstante, hay que señalar que en el periodo de la II República las organizaciones juveniles se caracterizaron por su carácter violento. En este sentido, unas y otras organizaciones escapaban con frecuencia al control de sus respectivos partidos y con su actividad violenta contradecían abiertamente la actividad de estos en el Parlamento.[8]

La derrota de la CEDA en las elecciones de febrero de 1936 dejó a la coalición de derechas inmersa una honda crisis. Muchos de sus jóvenes se vieron entonces defraudados por la política de Gil-Robles durante los años anteriores, al considerar que había desperdiciado la ocasión de hacerse con el poder. A lo largo de la primavera siguiente unos 15.000 miembros abandonaron las JAP y pasaron a integrar las filas de la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera.[9][10]​ Paradójicamente, este movimiento de militantes llevó al reforzamiento de la Falange, que en las elecciones de febrero había cosechado un rotundo fracaso y que además se había visto muy debilitada por la acción policial contra sus locales o por las detenciones de militantes. Poco antes del comienzo de la Guerra civil las JAP todavía tenían en sus filas a unos 12.000 miembros.[11]​ Las JAP dejaron de existir efectivamente en abril de 1937, tras la introducción del Decreto de Unificación.

Características

Los miembros JAP llevaban una indumentaria compuesta por camisas verdes y empleaban un saludo que imitaba el saludo fascista al elevar el brazo hasta la mitad para arriba.[12]​ La ambigüedad del saludo casaba muy bien con la ambigüedad política e ideológica de la CEDA.[13]

Buena parte de sus miembros eran estudiantes, mientras que otros muchos procedían de los sectores obreros.[7]​ En los actos públicos, las juventudes mostraron una clara inclinación e influencia fascistas,[7]​ inspirados por los movimientos juveniles de la Alemania nazi y la Italia fascista.[14]​ Defendían el empleo de métodos autoritarios y en última instancia, la instauración de un estado corporativo.[15]

Véase también

Referencias

  1. Brian D. Bunk (2007). Ghosts of Passion: Martyrdom, Gender, and the Origins of the Spanish Civil War, pág. 212
  2. Julián Casanova (2010). The Spanish Republic and Civil War, Cambridge University Press, pág. 70
  3. Edouard de Blaye (1976). Franco and the Politics of Spain, Penguin Books, pág. 27
  4. Julius Ruiz (2014). The 'Red Terror' and the Spanish Civil War, pág. 16
  5. Paul Preston (2011). El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después, pág. 122
  6. Paul Preston (2006). The Spanish Civil War: Reaction, Revolution & Revenge, HarperCollins, pág. 89
  7. a b c Julián Casanova (2010). The Spanish Republic and Civil War, Cambridge University Press, pág. 111
  8. Julio Gil Pecharromán (1996). José Antonio. Retrato de un visionario. Ediciones Temas de hoy, Madrid, pág. 233
  9. Antony Beevor (2005). The Battle for Spain, pág. 45
  10. Helen Graham (2014). War and Its Shadow: Spain's Civil War in Europe's Long Twentieth Century, pág. 32
  11. Hugh Thomas (2007). The Spanish Civil War, Phoenix editions, pág. 141
  12. Stanley G. Payne (1961). Falange: a history of Spanish fascism, Stanford University Press, pág. 70
  13. Stanley G. Payne (1999). Fascism in Spain, 1923–1977, pág. 46
  14. Stanley G. Payne (1999). Fascism in Spain, 1923–1977, pág. 48
  15. Burnett Bolloten (1991). The Spanish Civil War: Revolution and Counterrevolution, University of North Carolina Press, pp. 16-17